Serie: Naruto

Autor: Leah

Advertencias: Sexo explícito.


Memoria de Él

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Su única mano recorrió suavemente la cadera generosa mientras la miraba, recostado como estaba en aquel suelo de madera, completamente tumbado, entregado y dejando que la chica arriba suya se diera totalmente en el gusto usándolo a su antojo.

Sonrió, un poco divertido igual, porque al final del día al inicio ella era tan… vergonzosa, no es que él fuera perfecto, claro, había tenido sus propios problemas, pero una vez agarró la onda francamente dejarse llevar por lo que sentía y ansiaba había sido muy fácil, completamente.

Pero Sakura había tardado mucho más, se sonrojaba cuando veía su propia erección causada por culpa de ella, le ponía esos ojitos tímidos y avergonzados al abrirle las piernas, aún si su entrada estaba completamente mojada, incluso más de una vez se intentaba cubrir la boca para atorar los gemidos y jadeos que se le querían salir cuando disfrutaba algo.

Pero ahora… bueno, ahora estaba arriba suyo, montándolo con sentones suficientes fuertes como para tener claro que muchos otros ya se habrían venido sin aguantarla.

La chica tenía fuerza después de todo, entrenamiento ninja tras suyo, y francamente el subir y bajar de sus tetas era hipnótico, la forma en que esos pezones rosados que coronaban las puntas se encontraban rugosos, llamativos y pidiendo a gritos ser jalados lo tenían medio idiota.

Nunca tuvo especial predilección por los pechos grandes o pequeños, francamente lo que le importaba era que a él le interesaran, y definitivamente los de ella, los de Sakura, tenía la capacidad de dejarlo medio bobo pensando en eran hermosos, sexys y apetecibles, con ese movimiento que hacían cuando ella estaba arriba suyo, con el hecho de que la chica siempre reaccionaba si él los tocaba o jalaba, con la honestidad de que realmente disfrutaba hasta de correr sobre ellos.

Entonces, nunca estuvo muy de acuerdo con los problemas de la chica por su delantera.

Por supuesto ahora mismo estaba seguro de que Sakura ni recordaba sus propios traumas, demasiado entretenida en montarlo, en subir por completo y luego bajar de golpe de una forma tan ruda que hasta fue difícil no gruñir, podía sentir perfectamente como esas paredes húmedas y cálidas lo aprisionaban por completo, detonando el propio placer de la chica.

No ayudó que la mujer se inclinara, agarrando su única mano y dejándola sobre su cabeza, evitándole el manosearla a su gusto mientras seguía arriba suyo brincándole.

Nunca fue tampoco bueno para dejarse dominar, por nadie, era demasiado orgulloso para eso, incluso en simples cosas mundanas el perfeccionismo del que hacía gala estaba presente, y en cosas como la cama mismamente, siempre había disfrutado de dominar a la chica arriba suyo, no solo porque ella lo disfrutaba también, si no porque había morbo en tener bajo suyo rogando por más a criatura más dulce y linda que su Sakura.

Por supuesto a veces la chica se dejaba llevar, ¿y quien era él para negarle el gusto?, Sakura ya era completamente sincera con él en qué cosas le gustaban, como que fuera dominante y brusco, que en ocasiones la pusiera sumisa, el morbo de ser atrapados en lugares raros, incluso lo tentaba con usar clones…. Y de vez en cuando le gustaba domarlo, desnudarlo y prácticamente cogérselo hasta cansarse, como precisamente ahora hacía en esta cabañita rustica que habían encontrado.

Y en realidad lo disfrutaba también, tenerla arriba suyo, dándole sentones fuertes, con sus brazos pequeños sujetando el suyo, gimiendo gustosa y disfrutando de llevar el mando.

Si, había morbo en verla usarlo para satisfacerse.

Morbo que se incrementó cuando ella misma empezó a mover su cadera en pequeños círculos, mordiéndose los labios mientras le miraba, sacando su pene después por completo de nuevo… y bajo, de golpe, tanto que sintió muy bien como sus paredes se contraían fuerte, llevándolo también a un orgasmo que le hizo tirar la cabeza hacia atrás, disfrutando de llenarla por completo.

No se movió, dejando que ella se diera en el gusto todavía, no había drama, como fuera iba a disfrutarlo, y claro que lo disfrutó, especialmente cuando la chica dejó de montarlo para gatear más abajo, metiéndose su erección en la boca por completo.

Cuando intentó llevar la mano a su cabeza fue que ella se la apartó, dejándole en claro aún que quien iba a mandar esta vez, y solo sonrió, separando más sus piernas para darle espacio, dejando que lo degustara como quería, pues una parte de si mismo hasta se llegó a preguntar cuantas veces en la adolescencia la mujer frente suyo llegó a desear hacer este tipo de cosas.

Quizá si se hubiera quedado en la aldea, en una realidad más normal, hubiera querido más pronto que tarde cumplirle lo que deseara, después de todo no podía negar que también había llegado a pensar en ella así más de una vez.

O incluso sin la aldea, si se hubieran llegado a encontrar en situaciones más privadas…

El pensamiento quedó de lado cuando sintió perfectamente esa boca malvada chuparlo hasta el fondo, de una forma tan directa y gustosa que no pudo más que gruñir, cerrar los ojos y hacer la mano puño para evitar la tentación de tocarla.

Verla sonreír divertida y excitada aún con la verga en la boca hizo que hasta deseara crear algún clon nada más para ver como lo recibía por detrás, pero pronto la idea la pudo desechar cuando la vio subirse, acomodándose esta vez de espaldas a sí mismo.

Su sharingan se activó en el mismo segundo en que vio como ella misma movía su cadera en pequeños círculos y se auto penetraba por su zona anal, lento, marcando el ritmo, usando la humedad de ambos a su favor, acomodándose así misma y acoplándose para que no le doliera.

Condenada mujer, definitivamente quería darse en el guste con él de todas las formas.

¿Le molestó? Absolutamente no, mucho menos cuando Sakura al fin se acostumbró como para empezar a moverse y sintió esa estreches mayor, peor cuando se acomodó lo mejor posible para poder disfrutar mejor de la visión de ese bonito trasero bailando arriba suyo con la misma fuerza de antes, si, no tenía predilección especial por los pechos, pero si uno empezaba a hablar de la retaguardia, de ese bonito trasero en forma de corazón que le estaba haciendo correrse…

Ese bonito trasero en forma de corazón era especialmente el culpable de que no tuviera problema alguno en que Sakura lo usara a su antojo.

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Despertar al otro día con la chica al lado suyo, acurrucada y usando sus capas de mantas fue hasta divertido, no tanto por el lugar en si mismo, si no por la expresión de puchero que le tiró, pidiéndole que le diera algunos besitos, con esa cara suya que ponía para manipularlo.

Y la beso, porque en realidad siempre sería fácil dejarse llevar por ella, solo debía asegurarse de que realmente no se enterara de ese simple hecho.