Capítulo VII: "Asma"

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Punto de vista de Sasuke

Pude verlo cuando se volteó para verme un instante como buscando ayuda. Él estaba más rojo que un tomate y su acción hizo que me riese por dentro expresando una sonrisa ladina por fuera. Se sentía tan incómodo, tan inseguro, tan nervioso que sabía que le estaba doliendo el estómago.

Por otro lado, Sakura nos había mirado con curiosidad, celos e intriga. Realmente, ella no entendía nada de lo que estaba pasando y juraría que deseaba preguntarnos con toda su alma, pero algo le decía que no debía hacerme la pregunta a mí y decidió atacar al de respuestas fáciles.

—Naruto—pude oír que lo llamó, aunque su voz sonó baja estando cerca del oído del rubio.

—¿Qué pasa, Sakura? —le preguntó él con una voz no tan baja, pero nerviosa.

—¿Qué fue eso? —le preguntó ella, a lo que Naruto se removió en su asiento y volteó a verme.

Tenía que socorrerlo. Él me lo estaba rogando con la mirada, así que toqué el hombro de Sakura con mi lápiz para que ella se volteara y me viese.

—Deja de hacer preguntas. Luego te explicamos—le dije con la suficiente seriedad para que ella se sintiese intimidada y obedeciera.

Había algo que me estaba inquietando desde hacía un rato. Se sentía como un vacío, pero, que, al mismo tiempo, me daba la sensación de que estaba a punto de llenarse con algo que no iba a gustarme.

—Hola—oí esa voz conocida cerca de mí.

Me sobresalté un poco, pero sin que se notase tanto. Claro, el imbécil no había estado en el salón de clases cuando habíamos llegado de la mano Naruto y yo.

Sai se había sentado a mi lado. Lo vi de reojo y estaba con esa sonrisa que juraría que era una muy falsa.

Los demás contestaron a su saludo. Sabía que él esperaba el mío, así que tuve que hacer algo o haría él algo para fastidiarme.

—¿Qué hay? —dije sin ganas.

—Los vi a lo lejos por el pasillo. ¿Venían de la mano o yo estaba alucinando? —preguntó con curiosidad.

—¿Qué te importa? —lo miré con molestia.

Se quedó con una cara de desagrado después de mi respuesta, pero no dijo más nada, porque el profesor Yamato entró al salón para comenzar a dar la clase. Ya se había demorado bastante, lo cual era extraño, porque él era muy puntual.

—Buenos días, estudiantes. Lamento el retraso, pero la carretera alterna que siempre tomo para venir estaba cerrada por un accidente—nos explicó y supe de lo que hablaba.

Inmediatamente, todos empezaron a comentar entre sí sobre la noticia del accidente. Parecería estúpido que lo hiciesen, porque sólo era un accidente, pero el asunto era que, en Konoha, era una rareza el hecho de que ocurriesen accidentes, y mucho más en esa carretera, lo que me parecía increíblemente extraño a mí también.

Volteé a ver hacia atrás en la fila del medio, donde estaba sentado Deidara junto a Hidan. El tonto parecía no darse cuenta de nada. Más bien, él no sabía nada. Estaba hablando animadamente con su amigo y se reía descaradamente sin importarle que el profesor estuviese en el salón de clases. Parecía que mi hermano todavía no le había dado la noticia de que su novio era el que se había accidentado y estaba muerto. Volteé de nuevo hacia adelante.

Las dos horas de geografía pasaron lentamente, al menos, para mí, porque ya deseaba ir al recreo para estar con Naruto, pero no tenía ganas de dar explicaciones, lo que sería inevitable.

Sonó el timbre del recreo y todos salieron rápidamente, menos los de mi alrededor: Naruto, Sai y Sakura, quieres se quedaron en sus lugares al igual que yo. Esperamos a que todos saliesen, pero yo no me estaba quedando en el salón para explicarles nada. Más bien, porque Naruto no se movía y no iba a dejarlo solo con estos buitres.

—Muy bien. Ahora sí quiero saber qué está pasando—dijo Sakura parándose de su lugar y poniéndose frente a la mesa de Naruto.

—¿Qué quieres saber, Sakura? —pregunté yo intimidándola.

—Primero, quiero saber qué pasó ayer y por qué desapareciste, Naruto—realmente, se veía molesta.

Naruto estaba como asustado y sin saber qué responder. Ella lo intimidaba bastante.

Me puse de pie, caminé lentamente hacia donde estaba Naruto y le tendí mi mano. Él me miró, se sonrojó y se puso aún más nervioso.

—¿Qué te dije? —le pregunté mirándolo serio, recordándole que no debía sentirse intimidado por lo que los demás pensaran o dijeran.

Él tragó duro, tomó mi mano y se puso de pie.

—Bien… Solamente me tomaré la molestia de contarte a ti, Sakura, todo lo que sucedió, porque eres nuestra amiga desde hace mil años y tienes cierto derecho a saberlo—empecé diciendo, pero luego miré a Sai— Y a ti, para que luego no andes fastidiando a Naruto.

—Sasuke, ¿qué sucede? —me dijo ella mirando la mano mía que sostenía la de Naruto mientras él estaba con la cabeza baja.

—Ayer Naruto y yo tuvimos una pelea—le dije y ella no se sorprendió, porque peleas era lo que sobraba entre Naruto y yo—Tuvimos una pelea y por eso Naruto se escapó de la escuela. Gaara lo fue a buscar, ya que es su mejor amigo, pero ya estamos bien—le expliqué sin mucho detalle, dejándola más confundida.

Naruto volteó a verme sabiendo que la información estaba increíblemente resumida y que hasta parecía una mentira. Él creía que yo iba a decirle toda la verdad a estos dos.

—No estoy entendiendo nada de lo que me dices, Sasuke. ¿Por qué van de la mano? —fue directo al punto.

Naruto se sonrojó increíblemente y noté el sudor en su mano, porque mojó la mía.

—Naruto es mi novio. Por eso vamos de la mano. ¿No es eso lo que hacen las parejas? —le pregunté como si fuese lo obvio.

Ella palideció entrando en shock por lo que le había soltado, pero Sai no parecía tan sorprendido, lo que me resultó bastante intrigante. Sakura se sentó en su silla, porque, al parecer, no podía estar en pie.

—¿D-Desde… cu-cuándo…? —tartamudeó su pregunta tratando de respirar con calma.

—No hace mucho en realidad, pero eso no importa—respondí con tranquilidad como si les estuviese contado lo más normal y vano del mundo.

—Vaya. Esto sí que es una sorpresa—dijo Sai sonriendo, pero no parecía tan sorprendido, como mencioné antes.

—Como te dije, tuvimos una pelea de pareja y por eso Naruto se fue de la escuela ayer, pero ya se solucionó todo, ¿verdad, Naruto? —noté cómo se alteró ante eso y me miró encontrándose con mis ojos, lo que hizo que se pusiese más rojo.

—S-Sí… —tartamudeó.

—¿Ya ven? Bien. Eso es todo, Sakura y Sai—les dije metiendo mi mano libre en mi bolsillo.

Por alguna razón Sai estaba especialmente tranquilo. Lo observé un instante antes de que se diese cuenta, porque estaba mirando hacia el piso tratando de procesar algo de información, porque algo más me decía que sabía algunos detalles de todo esto. Nada se me escapaba. Mis ojos eran un radar leyendo a las personas.

Finalmente, él sonrió falsamente.

—Felicidades—nos dijo—No sabía que eran pareja, pero los felicito y les deseo que sean muy felices, pero, de todas formas, ya se les notaba hacía rato que deseaban estar juntos—dijo y eso último me molestó.

Sai salió del salón inmediatamente después de eso, dejándonos a solas con Sakura.

—Sakura…—susurró Naruto.

Ella estaba completamente pálida, sus ojos tenían lágrimas que estaban a punto de salir y tenía una mano apoyada en la frente. Parecía alguien que había recibido la noticia de la muerte de un familiar. Suponía que solamente le había roto toda esperanza de estar conmigo, esperanzas que nunca en la vida le había dado de todas formas.

—Sakura, ¿está todo bien? —le pregunté con algo de interés, porque era mi amiga, aunque fuese muy fastidiosa.

Ella se puso de pie, sonrió levemente, pero con mucha tristeza, y se acercó a nosotros. Lo que siguió me sorprendió muchísimo y me molestó, porque le dio un golpe en la cabeza a Naruto, pero no fue demasiado fuerte.

—¡Oye! —se quejó el rubio, pero hizo silencio con lo que siguió—S-Sakura…—tartamudeó.

Sakura lo estaba abrazando mientras sollozaba.

—¡¿Por qué demonios no me dijiste, Naruto?! —le reprochó comenzando a llorar aún más— ¡Se supone que eres mi amigo y tú solías contármelo todo! ¡¿Por qué me tengo que enterar de esto tan importante así y ahora?!

—Sakura…—dijo mientras sonreía y soltaba mi mano para corresponder a su abrazo.

—La próxima vez, cuéntame las cosas, Naruto—le pidió— ¿Tan mala me crees como para no entenderte o no guardar tus secretos? ¿Qué pensabas que iba a hacer?

—Lo siento, Sakura… Es que tenía miedo de no ser aceptado—le dijo él con unas lágrimas asomándose.

—Yo siempre te aceptaré—le dijo y sonreí internamente—Aunque me hayas robado a Sasuke—le susurró, pero pude oírla.

—¡¿Qué?! —le dijo Naruto nervioso.

—No importa. Ya está—lo tranquilizó—Sé que tú podrás hacerlo muy feliz—le sonrió levemente, pero de forma sincera.

Ella soltó a Naruto y se acercó a mí. Me miró con tristeza y duda. Me mantenía serio y, aunque no me sorprendió su acto siguiente, sí me reconfortó bastante, porque fue acto que me expresaba su aceptación y resignación pacífica: un abrazo.

—Sasuke…—me susurró en el oído y supe que estaba haciendo fuerza para no llorar.

Puse mi mano derecha sobre su cintura, como un leve gesto que indicara que le estaba correspondiendo, para hacer que se quedase tranquila.

—Espero que seas muy feliz…—me dijo y supe que esas palabras eran sinceras.

—Gracias, Sakura—le respondí simplemente y aparté mi mano de ella antes de que me soltara.

Nos quedamos en silencio todos unos interminables segundos hasta que Sakura decidió hablar nuevamente.

—Espero que ambos sean felices—nos sonrió—Se ven bien juntos. Disculpen…—dijo antes de salir del salón de clases.

Supe que iría a llorar al baño o a algún lugar escondida. Necesitaba hacer su duelo sola y sabía que estaría mejor luego de eso.

Naruto y yo nos miramos unos momentos. Él parecía estar más relajado, aliviado y, sobre todo, más contento. Por pura iniciativa él tomó mi mano y me sonrió.

—¿Ya ves? No fue tan complicado—le dije.

—Sí, es que, a veces, me parece más complejo de lo que es, dattebayo—me respondió rascándose la nuca y riendo.

Me acerqué a él y detuve su risa con un beso que estaba deseando darle desde hacía un buen rato, lo que hizo que se sonrojase mucho.

—Con el resto de la escuela y con la gente de la ciudad, que se aguanten si no les gusta. Y tus amigos, los demás, como Shikamaru, Kiba y los otros que no me acuerdo el nombre, si son tus verdaderos amigos, te aceptaran como Sakura y Sai lo hicieron—le dije. Entonces, él sonrió.

Supe que él estaba pensando que sus amigos realmente lo apreciaban, porque, en múltiples ocasiones, se lo habían demostrado, así que supe que él iba a contarles y ellos lo aceptarían.

Luego de eso, estábamos caminando por el pasillo. Nos dirigíamos hacia el patio cuando vimos a lo lejos a Deidara y noté que Naruto se sintió molesto al verlo.

—¿Qué sucede? —le pregunté con curiosidad.

—Debería ir a partirle la cara a ese imbécil por haber entrado a mi cuarto y tratar de jugarme una mala pasada—me dijo apretando sus puños y mostrándome su furia.

Supe que no era una buena idea, además de que el otro le iba a dar una paliza y yo tendría que romperle los huesos, lo que no sería nada genial si después ese idiota iba a recibir una noticia de porquería, así que tenía que detener la impulsividad de Naruto.

—No hagas nada—le dije agarrándolo de la muñeca.

—¿Y por qué no? —me miró con enojo, pero no hacia mí.

Suspiré. Era obvio. Debía contarle para que no hiciera tonterías. No había otra forma, porque Naruto era muy impulsivo y casi nada lo detenía.

—Supongo que tendré que contarte—le dije recargándome en los casilleros del pasillo.

—¿Qué debes contarme, Sasuke? —se puso frente a mí.

—¿Recuerdas el accidente del que todos hablaban en clases, el que mencionó Yamato sensei?

—Sí—me respondió— Pero… ¿qué tiene que ver con que le quiera romper la cara a Deidara?

—El sujeto que tuvo el accidente trabajaba para mi hermano y supimos de su muerte esta mañana. Resulta que ese tipo era el novio de tu archienemigo—le expliqué.

Naruto se sorprendió. Al parecer, no sabía eso o le sorprendió no saber que el otro rubio también era homosexual.

—¿El… novio de… Deidara? —volteó a ver en la dirección donde estaba Deidara haciendo estupideces con sus amigos.

—Sí—le respondí—Pero él aún no sabe que su novio está muerto. Mi hermano se lo dirá más tarde, así que no creo que sea buena idea que reciba tu increíble paliza física y luego una paliza emocional. Perdónalo, al menos, por hoy—reí levemente.

Naruto se puso serio y pensativo.

—Está bien… Creo que me da un poco de pena verlo reírse ahora, porque después, seguramente, va a ponerse muy mal—dijo poniéndose triste él—No me imagino lo que sería eso… —sus ojos se pusieron vidriosos y apretaba los puños—Si a ti… te pasara algo como eso,… yo…—lo detuve.

—Oye—le dije poniendo una mano en su mejilla—Estoy aquí, ¿no? Todavía no planeo morirme, así que deja de pensar en tonterías.

—Sí, tienes razón—me sonrió—Pero, de todas formas, imagino que el novio de Deidara tampoco planeaba morirse en un accidente—volvió a ponerse triste.

Suspiré.

—Naruto, no me va a pasar nada—lo miré a los ojos intentando animarlo.

Se sonrojó bastante y acercó su rostro al mío. Entonces, me dio un corto pero muy cálido beso que no me esperaba para nada viniendo de él y estando en un lugar donde podrían vernos, pero imaginé que él ya estaba aceptando mejor las cosas.

—Bien. Si quieres, vamos con tus amigos, así me presumes—le dije formando una sonrisa ladina en mis labios.

Él se puso aún más rojo.

—S-Sí—tartamudeó.

Comenzamos a caminar hacia el patio para ir a ver a Sakura, Sai, Shikamaru, Choji, Ino, Shino, Kiba, Tenten, Rock Lee, Gaara, Temari, Neji y su prima la tímida de la que nunca me acordaba su nombre, pero sabía que estaba locamente enamorada de Naruto. Qué pena por ella, pero él era mío.

Naruto y yo llegamos con ellos. Aunque le resultó algo difícil contar todo, lo ayudé un poco a dar el anuncio alentándolo y diciendo palabras que él no podía por nerviosismo.

Al final, todos lo tomaron bastante bien, aunque no se esperaban que yo consiguiese nunca una novia o un novio por mi forma de ser, pero que se fueran al Demonio. La única que no se lo había tomado tan bien había sido la rara de la prima de Neji, que se había desmayado en cuanto Naruto les había dicho que era homosexual y que yo era su novio, pero, fuera de eso, todo bien. Solamente se la llevaron a la enfermería y después estuvo mejor, lo aceptó y se quedó bastante tranquila, aunque se la veía bastante decaída. Algún día, lo superaría.

Tuvimos una clase más después del recreo hasta que llegó el segundo descanso, donde me disponía a ir con Naruto a la cafetería para comprarnos un aperitivo de media mañana, pero, en el pasillo, nos interceptó la persona que menos deseaba encontrarme en mi día perfecto.

—Jóvenes—nos dijo parándose frente a nosotros, interrumpiéndonos el caminar.

Naruto puso una cara de asco que era imposible de ignorar mientras que la mía era de fastidio, desagrado y pocas ganas de vivir.

—Orochimaru sensei—le respondí, a lo que Naruto me miró por ello con cara de pocos amigos.

—Uzumaki—se dirigió a Naruto—Su tutora lo ha salvado esta vez, pero, la próxima, no habrá nadie que pueda protegerlo del castigo que deberé imponerle—lo amenazó y me molesté increíblemente, pero no podía hacer mucho, ya que era el maldito director.

—Haga lo que quiera…—le respondió Naruto sin mirarlo y con una cara de enfado que no podía con ella.

—Sasuke—esta vez, se dirigió a mí— ¿Existe la posibilidad de que me acompañes a mi oficina? —me preguntó descaradamente sin importarle la presencia de Naruto, el cual se estaba a punto de poner rojo de furia.

—No—respondí simplemente y noté el alivio de mi rubio.

—Bueno, creo que no me entendiste, muchachito—se cruzó de brazos—Era una orden. No te pregunté si querías o no—me dice sonriendo de esa forma que me daba muchísimo asco.

—¿Cuál es el motivo? —pregunté.

Miré a Naruto. Él estaba con sus manos en los bolsillos de su pantalón, con su cara de enfado y mirando hacia otro lado.

—Uzumaki, te puedes retirar ya—le dijo y Naruto me miró.

—Lo que me tenga que decir puede hacerlo con Naruto aquí. No tengo problemas en que escuche lo que sea—le dije al director y noté que se estaba molestando bastante.

—Uchiha, a mi oficina y solo o una amonestación por desobedecerme—me dijo para después marcharse allí.

Con Naruto nos miramos. Él estaba molesto, con ganas de preguntarme si haría caso al director, porque ambos sabíamos para qué me quería allí. El director se había dado cuenta en menos de dos segundos de que aquel juego estúpido que habíamos comenzado había llegado a su fin y de que Naruto tenía algo que ver.

—Tendré que ir quiera o no—le dije rompiendo el silencio agónico que se había creado.

—Sasuke, no—me dijo y supe que tenía miedo, además de celos y preocupación.

—Escúchame, Naruto—lo miré a los ojos y con seriedad—Nada va a pasar. Le diré que se acabó y que ya no me moleste. Si es necesario, lo amenazaré con mi hermano. Sé que ellos se conocen y que le teme a Itachi, porque, una vez, tuvieron problemas, ¿sí? —puse mi mano sobre su hombro.

—Sasuke…—susurró mi nombre.

—¿Confías en mí? —le pregunté poniendo la mano que tenía en su hombro sobre su mejilla.

—Sí—me respondió poniendo su mano sobre la mía.

—No tardo mucho. Ve a la cafetería y compra un sándwich de tomate y queso para mí—le dije y le entregué un billete para después irme a la oficina de ese tipo.

Fin del punto de vista de Sasuke

Punto de vista de Naruto

Sinceramente, no planeaba hacer lo que Sasuke me había pedido, al menos, no en ese momento. Así que esperé a que él se alejara lo suficiente para seguirlo hasta la oficina y escuchar esa conversación. Necesitaba sacarme de la cabeza algunas preguntas que tenía desde esta mañana.

No era que no confiase en Sasuke. Solamente no confiaba en ese sujeto y podría amenazar a Sasuke con algo de lo sucedido, hacer que me mintiera o algo por el estilo, y no tenía ganas de pasar por algo como eso.

De todas formas, algo no estaba bien en mí desde que él me había confesado su amor. No estaba seguro de aceptar su propuesta, de creerle y que todo fuese color de rosas. Tenía mucho miedo de que fuese mentira y que sólo fuese una especie de… no sabía. La verdad, no sabía nada. Todo era tan repentino y extraño.

Había pensado que podría confiar en Sasuke y creerle, pero… ¿por qué había aceptado tener algo con ese tipo si me amaba locamente a mí? Esa pregunta había estado en mi cabeza desde el momento en el que él me había dicho que me quería, pero me conformé con su respuesta de que solamente había sido un capricho.

¿Y si se había aprovechado de mí? Él había leído mi carta y se había enterado de mis sentimientos, pero… ¿y si se había aprovechado de saber sobre mis sentimientos para manipularme y, entonces, quedarse seguro de que yo no hablaría jamás con nadie sobre lo ocurrido en esa asquerosa oficina? No, Naruto… No debías pensar en eso. ¿Por qué Sasuke me mentiría?

Llegué hasta la puerta y me quedé oyendo todo lo que ocurría dentro. Recién habían comenzado a hablar. Lo único que me desesperaba era que no había posibilidad de ver hacia adentro.

—Bien. ¿Qué quieres? —le preguntó Sasuke.

—¿Qué es lo que ocurre, Sasuke? ¿Por qué este trato repentino y tu cercanía con Uzumaki? —le preguntó ese tipo.

Sentí miedo de las respuestas de Sasuke, pero no sabía por qué. ¿Tan inseguro estaba? ¿Acaso no confiaba en Sasuke? Qué estúpido estaba siendo.

—Eso no debería importarte. No eres nada mío como para que deba estarte respondiendo esas preguntas—le dijo Sasuke en su tono molesto que me encantaba que usase con ese tipo.

—Ya entiendo. ¿Entonces, por qué me dijiste ayer que no era tu novio y que él no te importaba? —le dijo.

¿Que yo no le importaba había dicho? No estaba entendiendo mucho de lo que sucedía, pero mi corazón estaba latiendo muy rápido, además de que temía ser descubierto. No estaba seguro de correr lo suficientemente rápido como para alejarme a tiempo y que no me viesen cuando terminaran de hablar.

—Eso no es de tu incumbencia—le respondió Sasuke.

—Eso explica por qué el niño salió corriendo y llorando e hizo todo ese drama. Tú viniste a mí suplicando que te diese atención y le fuiste infiel a tu noviecito, ¿no? Entonces,… ¿él no te da lo que necesitas? —le preguntó en ese asqueroso tono que intentaba seducir a Sasuke.

Apreté mis puños. Mi sangre había comenzado a hervir y a fluir rápido por mis venas. Quería entrar y patearle el trasero a ese sujeto tan asqueroso.

—Ayer él no era mi novio. Además, si él me importaba o no, tampoco es tu asunto. Si no tienes nada realmente importante que decirme, entonces, adiós—le dijo y pude oír sus pasos acercarse a la puerta y mi corazón se aceleró aún más.

—Espera—le pidió Orochimaru y los pasos de Sasuke se detuvieron.

—¿Qué?

—Entonces, ayer no era tu novio y no te importaba, pero hoy sí. Así, de repente, ya es tu novio y te importa. ¿Acaso tuviste que sacrificarte para que no nos delatara? Qué plan tan brillante—le dijo con sarcasmo y luego rio con malicia.

No podía ser… ¿Eso era verdad? La verdad era que… parecía más lógico que el hecho de que él de repente me hubiese insistido tanto, que me hubiese ido a buscar, que me hubiese rogado y me hubiese declarado su amor así de la noche a la mañana después de haberlo descubierto con ese tipo. ¿Por qué había hecho eso después de esto? ¿Por qué no antes? ¿Qué estaba pasando?

—Y, si así fuese, ¿a ti qué te importa? Te beneficia, ¿no es así? —oí a Sasuke decir eso y me quedé helado.

De repente, sentí cómo mis pies se congelaron, mi corazón parecía detenerse y todo me daba vueltas. Sentía que iba a desmayarme, que el oxígeno me faltaba, y sentía unas inmensas ganas de vomitar. Qué estúpido había sido… Él sólo me estaba utilizando.

—Así que es verdad. Lo estás utilizando, pero… ¿no te parece un plan un poco tonto? —continuaba oyendo esa conversación, que, aunque parecía clavarme mil puñales, deseaba seguir oyendo.

—¿Qué plan? Yo no tengo ningún maldito plan. Naruto no dirá nada si tanto te preocupa y tú no volverás a molestarme—oí a Sasuke decir eso y algo en mí se alivió, pero él no había negado nada de lo anterior y eso me hizo sentir fatal.

—Bien. Diviértete con ese niño mientras puedas—sonó a una amenaza.

—¿Me estás amenazando? —le preguntó Sasuke— Porque, si es así, no tengo miedo de contarle esto a Itachi para ver qué dice. Estoy seguro de que no dirá nada sobre lo que yo hice. Más bien, te culpará a ti por haberme manipulado para estar contigo.

—También deberías contarle que soy culpable de que tú tuviste que usar a otra persona que nos había descubierto y que romperás su corazón—le dijo ese sujeto a modo de burla.

—Sí, también le diré eso. Idiota…—terminó de decir Sasuke antes de que sus pasos se acercaran peligrosamente a la puerta y girara la manecilla.

Yo estaba parado frente a la puerta, sin poder moverme ante todo eso, y me estaba costando respirar. Parecía como si me estuviesen oprimiendo el pecho y los pulmones, impidiendo el paso del aire, y no entendía por qué, pero casi no podía inhalar el aire a mi alrededor y me estaba ahogando.

Sasuke abrió la puerta y sus ojos se abrieron grandemente cuando me vio allí. Parecía que la sangre se le había ido del rostro y estaba increíblemente sorprendido, pero pasó a un semblante de preocupación cuando me vio sujetando mi cuello y haciendo un esfuerzo por poder respirar.

—¿Naruto? —oí a Sasuke decirme mientras se acercaba a mí.

Comencé a toser tratando de respirar, pero no podía. Mi garganta parecía estarse cerrando, ya que el aire no entraba y me estaba mareando, perdiendo las fuerzas, y, de pronto, sentí como si mi cuerpo flotara.

—¡Naruto! —gritó mi nombre cuando colapse cayendo al suelo y todo se oscureció.

Fin del punto de vista de Naruto

Punto de vista de Sasuke

Fui a la oficina de Orochimaru para averiguar sus intenciones. No dudaba que me hubiera estado espiando. Después de todo, había visto a su asistente rondar por el patio cerca de nosotros cuando habíamos estado anunciando a los demás lo de Naruto y yo.

Entré en su oficina y allí estaba. La verdad era que, si sus intenciones eran preguntarme algo sobre lo mío con Naruto, porque tenía más que seguro de que él se había enterado, no tenía ganas de decirle demasiado sobre el tema, porque sabía cómo era este sujeto y podía ser bastante tramposo o llegar a hacerle la vida imposible a mi rubio.

—¿Qué quieres? —le pregunté sin más para que hablara.

—¿Qué es lo que ocurre, Sasuke? ¿Por qué este trato repentino y tu cercanía con Uzumaki? —me preguntó sonriendo de lado.

—Eso no debería importarte. No eres nada mío como para que deba estarte respondiendo esas preguntas—le dije molesto.

¿Qué se creía este sujeto? Sólo por un poco de contacto físico de ayer ya se creía con derecho a saber toda mi vida. Qué pesadilla.

—Ya entiendo. ¿Entonces, por qué me dijiste ayer que no era tu novio y que él no te importaba? —me preguntó con sumo interés con una expresión en su rostro que intentaba ocultar con todas sus fuerzas la preocupación por la situación.

Parecía como si todo se le estuviera saliendo de las manos. ¿Acaso pensaba que podría llegar a tenerme o qué? A este sujeto se le había zafado un tornillo. Lo notaba realmente nervioso y hasta creía que estaba sudando.

—Eso no es de tu incumbencia—le respondí y logré ponerlo aún más nervioso.

—Eso explica por qué el niño salió corriendo y llorando e hizo todo ese drama. Tú viniste a mí suplicando que te diese atención y le fuiste infiel a tu noviecito, ¿no? Entonces,… ¿él no te da lo que necesitas? —me preguntó haciendo un intento de tono seductor que sólo logró darme más asco.

No deseaba contarle demasiado. No quería que Orochimaru pensara que Naruto realmente me importaba y lo mejor tal vez era que pensara que no lo hacía demasiado por el bien de mi rubio. No deseaba que este sujeto le hiciese nada, porque sabía que era capaz. Por Itachi me había enterado de un par de delitos que este sujeto había cometido y había logrado tapar bajo montañas de dinero.

—Ayer él no era mi novio. Además, si él me importaba o no, tampoco es tu asunto. Si no tienes nada realmente importante que decirme, entonces, adiós—le dije y me dirigí hacia la puerta.

—Espera—me pidió y me detuve.

—¿Qué? —pregunté con poca paciencia.

—Entonces, ayer no era tu novio y no te importaba, pero hoy sí. Así, de repente, ya es tu novio y te importa. ¿Acaso tuviste que sacrificarte para que no nos delatara? Qué plan tan brillante—me dijo con sarcasmo y luego rio con malicia.

Al parecer, por mis respuestas anteriores él estaba pensando que se trataba de un incoherente plan mío para que Naruto no abriese la boca. Qué imbécil era este sujeto si pensaba que yo iba a pensar un plan tan tarado como ese y qué poco me conocía. No sería tan retorcido como él como para engañar a una persona de esa forma para mi propio beneficio. Al parecer, pensaba que todos podrían ser igual de inmundos que él.

—Y, si así fuese, ¿a ti qué te importa? Te beneficia, ¿no es así? —le dije siguiéndole ese juego.

Quería desviar la idea de que Naruto me importaba de su cabeza.

—Así que es verdad. Lo estás utilizando, pero… ¿no te parece un plan un poco tonto? —me preguntó y me llevé una mano a la frente.

Me estaba hartando. No tenía ganas de seguir presenciando lo que parecía una escena de celos de un sujeto adulto hacia mi persona y, encima, este tipo pensaba que yo podía formular planes tan idiotas.

—¿Qué plan? Yo no tengo ningún maldito plan. Naruto no dirá nada si tanto te preocupa y tú no volverás a molestarme—le dije y lo primero se me escapó, pero lo segundo que dije logró remontar la mentira.

—Bien. Diviértete con ese niño mientras puedas—sonó a una amenaza cargada de celos y molestia.

—¿Me estás amenazando? —Le pregunte mirándolo a los ojos— Porque, si es así, no tengo miedo de contarle esto a Itachi para ver qué dice. Estoy seguro de que no dirá nada sobre lo que yo hice. Más bien, te culpará a ti por haberme manipulado para estar contigo.

Si tenía que meterlo en problemas con la justicia hasta la médula para que me dejara de molestar y alejarlo de Naruto, lo haría. Sabía que, a partir de ese momento, comenzaría una guerra si este sujeto se daba cuenta de que yo amaba realmente a Naruto y trataría por todos los medios de alejarlo de mí, así tuviese que quitarle la vida a mi rubio. Sí que me había metido en problemas con este sujeto…

Noté el odio en sus ojos, el rencor, la maldad y el sadismo. Al parecer, no me había dado cuenta antes, pero este sujeto me había estado manipulando desde mis inocentes doce o trece años, porque desde hacía ese tiempo que yo me había sentido algo atraído hacia él, comenzando por una curiosidad un poco intensa al principio. No me había dado cuenta de que este tipo estaba obsesionado conmigo y, si eso era realmente así, estaba en problemas, pero no quería meter a mi hermano realmente en este asunto… Él ya tenía demasiados problemas con la empresa como para estarse encargando de mis errores estúpidos de adolescente.

—También deberías contarle que soy culpable de que tú tuviste que usar a otra persona que nos había descubierto y que romperás su corazón—me dijo burlándose de mí y con sus celos a flor de piel.

—Sí, también le diré eso. Idiota…—terminé diciendo mientras me iba hacia la puerta y giré la manecilla.

Al abrir la puerta, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo… Naruto estaba allí parado frente a mí, como si hubiese estado detrás de la puerta antes de que yo la abriese.

Su rostro estaba completamente pálido, su semblante era más parecido al de un cadáver que al de una persona viva y respiraba agitadamente. Mejor dicho, estaba tratando de hacerlo, porque parecía no poder.

—¿Naruto? —le dije acercándome a él.

Se llevó la mano a su cuello mientras veía y oía cómo trataba de respirar, pero todo estaba pasando tan rápido que no alcancé a hacer nada.

No sabía qué estaba pasando y no podía reaccionar. ¿Qué estaba haciendo él atrás de la puerta? ¿Acaso no me había hecho caso y había venido a espiarme? Si era así, entonces,… ¿qué sucedía? ¿Por qué no podía respirar?

No lo sabía con certeza, pero estaba seguro de que, desde que había abierto la puerta hasta que lo había visto en ese estado y me había acercado a él, no habían pasado más de treinta segundos hasta que…

—¡Naruto! —grité su nombre.

Apenas pude reaccionar en esos treinta segundos que habían pasado en cámara lenta delante de mis ojos por la sorpresa de verlo allí. El miedo a que hubiera oído la conversación y el terror que sentía por verlo ahogarse delante de mis ojos sin poder reaccionar por mi mezcla de emociones eran inmensos.

Vi cómo su cuerpo se desplomaba frente a mis ojos y apenas pude llegar a sujetarlo para que no se lastimara al impactar contra el suelo. Me quedé observando su rostro que se había puesto de color morado, al igual que sus labios, y mi desesperación creció mientras mi rostro formaba una expresión de horror.

Estaba arrodillado en el suelo sujetando a mi rubio que estaba completamente inconsciente. Lo único que atiné a hacer fue moverlo un poco con la estúpida esperanza de despertarlo.

—¡Naruto! —volví a gritar su nombre pensando que me oiría y abriría los ojos.

¿Esto era mi culpa? Había estado bien durante toda la mañana hasta ese momento. Por supuesto que era mi culpa. Él había estado detrás de la puerta y sin poder respirar bien. Claro que era mi culpa. Él había oído todo y se había puesto de esta forma.

—Uzumaki—oí la voz de Orochimaru detrás de mí.

Parecía que había pasado más tiempo, pero, desde que había abierto la puerta hasta que el director había pronunciado el apellido de Naruto detrás de mí, sólo había pasado un maldito minuto y nada más que eso. Lo maldije con todas mis fuerzas… ¿Cómo podría demostrar desinterés por Naruto delante de ese sujeto si se estaba muriendo en mis brazos? Quería gritar y llorar por la rabia, la desesperación y la culpa que estaba sintiendo en esos momentos.

—"No te mueras, Naruto,… o moriré contigo"—pensé mientras me ponía de pie con él en mis brazos.

Ignoré al director completamente y me fui con Naruto en mis brazos lo más rápido que podía hasta la enfermería. Abrí a puerta de una patada haciendo pedazos la cerradura. No sabía de dónde me había salido la fuerza, pero, seguramente, era por la increíble adrenalina que recorría todo mi cuerpo.

No vi a la enfermera por ninguna parte al entrar.

—¡ENFERMERA! —grité con todas mis fuerzas y, seguramente, más de media escuela oyó mi voz.

De pronto, la vi entrar por una segunda puerta que, seguramente, daba al depósito de medicamentos y otras cosas.

—¿Qué pasa? —preguntó ella asustada al verme con Naruto en los brazos.

—No respira ¡Haz algo! —le exigí con desesperación.

Coloqué a Naruto sobre la camilla que estaba allí. Ella lo revisó un poco y notó de inmediato lo que sucedía, además de que le expliqué que él había estado agitado y haciendo esfuerzos para respirar. Así que, al parecer, entendió más que yo lo que sucedía y fue por una ampolla para cargar una jeringa, además de que la ayudé a colocar un tubo en el tanque de oxígeno y colocarle la mascarilla a Naruto.

La inyección que le puso la enfermera y el oxígeno hicieron que Naruto recuperara su color normal, además de que había comenzado a respirar después de recibir el medicamento inyectable. Aún no despertaba, pero la enfermera me había dicho que pronto lo haría. También ella me había pedido que llamara a una ambulancia mientras ella hacía lo que podía para que Naruto volviese a respirar. Él debía recibir atención médica más avanzada de inmediato.

La enfermera me había explicado que lo que le había sucedido a Naruto posiblemente se había tratado de un ataque de asma, pero yo no podía entenderlo, porque Naruto no era asmático hasta donde yo supiera y jamás lo había visto así. Tampoco lo había visto nunca con un inhalador en las manos. No podía ser… Resultaba que por mi culpa a ese dobe le había dado asma. Genial… Había enfermado a mi novio en nuestro primer día. Per-fec-to…

Me había relajado bastante al saber que él estaba respirando por lo menos, pero mi cuerpo no dejaba de temblar y todos los amigos de él estaban increíblemente preocupados, asustados y haciéndome un millón de preguntas mientras yo esperaba fuera de la enfermería sentado en el suelo al lado de la puerta. La estúpida enfermera me había echado afuera y no sabía por qué.

Respondí a cada pregunta escuetamente sin ganas de hablar. Sakura también se había puesto muy pesada y se había sentado al lado mío, me había abrazado y, en ese momento, era yo quien deseaba respirar y no podía. Me faltaba el aire, así que me aparté de ella, me puse de pie y me fui al patio ignorando a todos.

Orochimaru no se había aparecido por el lugar. Eso me tenía preocupado, porque se suponía que era el director y debía estar ahí, pero no lo había hecho. Maldito fuera por toda la maldita eternidad.

Notas de autor: ¡Hola! Si te gustó el capítulo, déjame tu comentario y sigue la historia para que el sitio te avise cuándo subo un nuevo capítulo.

¡Nos vemos en el siguiente! ¡DATTEBAYO!