- Inuyasha - preguntó mientras iban sobre el lomo de su padre - ¿Qué ocurre?

- Sólo... es por precaución - miró sobre su hombro

Por suerte, Kirara pudo venir a ayudarnos

Pensó, redirigiendo su vista al frente, mientras el animal, con la sacerdotisa en su espalda, los seguían de cerca

Le dije que quiero estar a su lado

- Suikotsu - murmuró, observando sus rodillas, mientras su lacio pelo se meneaba al son del viento - ¿Realmente has vuelto a ser el mismo ser maligno de la época feudal?

- Esto no esta bien - dijo entre dientes el hanyo

- Inuyasha - frunció el entrecejo ante la voz preocupada de la mujer

El asqueroso aroma de Bankotsu se ha mezclado con el de la familia de Kagome

- Padre - pronunció, sin mirarlo

El youkai emitió un gruñido de afirmación, haciéndole saber que estaba al tanto de lo que ocurría

- Kagome - la miró por sobre su hombro, nuevamente - Necesito que me escuches con atención...


- No se preocupen por los demás - dijo la anciana, sentándose en su escritorio - Yo me encargaré de guardar las apariencias con el director

Los jóvenes asintieron

- Entonces... ¿qué sugiere que hagamos? - preguntó la exterminadora

- No lo sé - respondió con sinceridad - A decir verdad, esta situación se está saliendo de control

- Lo único que sé - intervino el monje - Es que no podemos seguir las órdenes del padre de Inuyasha... será imposible que intentemos mantener las apariencias cuando la situación se está desbordando

- Yo debo encontrar una forma de llegar al otro lado

- Koga...

- Si Ayame no llegó hasta aquí... es porque algo muy grabe ocurrió... ¡no puedo quedarme de brazos cruzados!

- Tienes que calmarte Koga - respondió el castaño - Nada que sea precipitado puede salir bien

- Es fácil para ti decirlo, tú no tienes a nadie en peligro - frunció el entrecejo - Tú me entiendes, ¿verdad? - miró a la mujer - Tú hermano estuvo en las manos de Naraku en la otra vida, sabes lo que es no poder hacer nada por un ser amado

- Bueno... yo...

- Te equivocas Koga - lo miró - Gente muy preciada para mi, está corriendo un grabe peligro mientras Naraku y sus secuaces estén sueltos...

- No ganan nada discutiendo - interrumpió la anciana - Debemos informarle sobre esta situación al señor Taisho, de inmediato

En ese momento, la puerta de la oficina se abrió, provocando que todos observaran

- ¿Izayoi? - se sorprendió la mujer

- Qué bueno que están todos aquí - pronunció, visiblemente preocupada - Necesitamos su ayuda...


Época Feudal

- ¿Midoriko? - la voz del niño se escuchaba temblorosa

La luz que la envolvía comenzó a disiparse, dejando al descubierto su figura. La sacerdotisa de ojos café les dedicó una dulce mirada, al mismo tiempo en que sus labios se curvaban

- Sacerdotisa Moroha - pronunció con una voz que transmitía sabiduría en cada palabra - Te he estado esperando

- Sacerdotisa - hizo una pequeña reverencia, tratando de no ponerse más nerviosa de lo que ya estaba - Bue... bueno... yo - dirigió su mirada al youkai, quién mantenía sus ojos sobre la mujer

- Ha llegado el momento de que logres el equilibrio entre tu poder espiritual y tu aura demoníaca - la miraba fijamente - Puedo percibir que tu naturaleza shinhanyo te ha presentado dificultades para controlar tu mente durante tu transformación Beniyasha, mientras que tus poderes espirituales no fluyen con toda su intensidad

- E... eso creo...

- Eres sólo un cuarto de demonio... por lo que tus poderes espirituales son ampliamente superiores, sin embargo, no has logrado controlarlos...

- Comencé con el entrenamiento hace un par de años, pero... al parecer no he avanzado mucho

- El problema está en tu interior, Moroha - respondió con seriedad - ¿Alguna vez has dudado de tu condición?

- ¿Qué? - se sorprendió

- No eres humana... tampoco demonio... ni siquiera... un hanyo - sonrió - ¿Qué piensas sobre eso?

- Bu... bueno... yo...

No conozco a nadie que este en la misma situación que yo... Towa y Setsuna, al igual que mi padre, son híbridas, sin embargo, sus poderes son superiores y... con gran dificultad... lograron controlar su lado youkai

- Alguna vez... ¿te has sentido inferior? - la joven no respondió - ¿Has deseado sólo quedarte con una parte de ellas?

- No en realidad... nunca lo pensé

Tienes una ventaja sobre Inuyasha

La frase que el demonio le había dicho, luego de su pelea, pasó por su mente

- Tío - lo miró - Tú dijiste que la ventaja que tengo sobre mi padre, es que soy capaz de no atacar a mis amigos, aún cuando mi mente no es consciente de lo que sucede alrededor, cuando utilizo mi labial - redirigió sus orbes castaños a la sacerdotisa - ¿Es por mis poderes espirituales? Ellos... ¿no dejan que mi mente se pierda por completo?

La sacerdotisa sonrió

- Tú maestra llegará en cualquier momento

- ¿Qué? - ella y el zorrito, abrieron sus ojos ampliamente - Pe... pero, yo pensé que tú...

- Cuando ella llegué, deberás regresar

- ¿Hm? - el demonio frunció el entrecejo, mirando por sobre su hombro

- ¿Qué ocurre? - preguntó el niño

- El portal del árbol sagrado - pronunció, sin voltear a verlo - Está siendo derribado


- Kohaku - preguntó el niño que se sentaba a su lado en clases - ¿Qué te ocurre?

- ¿He? - lo miró, mientras se dirigían hacía la puerta de la institución - ¿Me hablaste?

- A eso me refiero... es como si... no estuvieras aquí

- Lo... lo siento - redirigió sus orbes castaños al suelo - No me he sentido bien

Desde la noche en la que esa cosa apareció... no he recuperado la paz y... aunque mi hermana intentó explicarme lo que sucede, hasta que no recupere la memoria...

Elevó su cabeza, al mismo tiempo en que la secuencia vivida, la noche anterior, aparecía en su mente

- ¿Kohaku? - la castaña ingresó a la habitación del niño, el cual se encontraba acostado, mirando el techo

- Hermana - se sentó - ¿Dónde estabas? - notó que los ojos de la mujer comenzaron a humedecerse, sin apartar la mirada de él - ¿Qué... que te ocurre?

- ¡Kohaku! - se sentó a su lado, abrazándolo fuertemente - ¡Realmente eres tú!

El niño se quedó sin palabras, sin embargo, correspondió el gesto de la joven

- ¿A que te refieres? - logró pronunciar, luego de un par de minutos

El cuerpo de la exterminadora se tensó, al darse cuenta de que, con mucha probabilidad, había cometido un error

- Yo... - se alejo - Kohaku... ¿recuerdas lo que te dije, sobre nuestra vida anterior? - el niño asintió - Bueno... la he recordado

- ¿Qué? - abrió sus ojos de par en par

Sango... ella, ha recordado todo, sin embargo... yo no he logrado hacerlo y, supongo que debe ser por el miedo que siento al pensar en aquella vida... el momento en el que maté a mis padres... ese ser al que llaman Naraku

Miró por sobre su hombro, al mismo tiempo en que un escalofrió recorría su espalda, llenando su cuerpo con aquella sensación: estaba siendo observado