N/A: Hola!

Si algo puedo decir de este capítulo es que Ed está empezando a agarrar confianza ;)

Espero que disfruten de este capítulo y como siempre muchas gracias a todos los que se toman el tiempo de leer y/o comentar!

Golden


Las siguientes semanas fueron transcurriendo con normalidad en el hogar de Rose. Durante la primera semana, Winry, con ayuda de Rose e incluso de Eddie que le gustaba estar en compañía de ambos rubios, estuvo monitoreando diariamente el estado físico y de salud de Ed, al mismo tiempo que supervisaba los ejercicios que el rubio tenía que realizar para recuperar un nivel de masa muscular adecuado para que su cuerpo pudiera soportar la reinstalación de su puerto del brazo así como la posterior instalación de los miembros de automail en los que Winry estaba trabajando en cada tiempo disponible que tenía ya que no quería perderse ningún detalle de su recuperación además de que estaba limitada a avanzar sólo en determinados componentes de los automail dado que en esos momentos no contaba con toda la maquinaria que tenía en su departamento en Ciudad del Este o en la tienda en la que trabajaba.

Por esta última razón y viendo que la recuperación de Ed iba de maravilla, al comienzo de la segunda semana Winry decidió regresar a Ciudad del Este para terminar de fabricar los nuevos miembros del Ed además de que no podía ausentarse tanto tiempo de manera continua de sus labores puesto que algunos clientes habían comenzado a buscarla llamando al hogar de Rose.

Aunque entendía que Winry tenía una vida que seguir, Ed se sintió un tanto decepcionado de que la rubia tuviera que alejarse de él temporalmente cuando al fin los dos parecían haber encontrado el ritmo de conversación y comodidad que habían tenido hace tantos años atrás pues estaba comenzando a creer que la idea de intentar hacerle saber sus verdaderos sentimientos ya no era descabellada. Así que la sincera preocupación y cariño que emanaba de las palabras de la rubia cuando le pidió a Rose y Eddie que lo siguieran cuidando y apoyando, además de la brillante sonrisa con la que se despidió de él hicieron que Ed se quedara con una agradable calidez en su pecho esperando ansioso su regreso.

Durante la semana de ausencia de Winry, Rose lo estuvo apoyando con sus ejercicios diarios además de continuar alimentándolo sustancialmente como lo había hecho desde que ella y Winry habían definido la dieta apropiada para Ed. El rubio estaba sumamente agradecido por las atenciones de la castaña para con él ya que, a pesar de que en unos días tendría que reanudar sus labores en la escuela, ella dedicaba gran parte de su día en ayudarlo o simplemente en hacerle compañía, compartiendo agradables conversaciones con él, las cuales tendían a volverse aún más divertidas cuando el pequeño Eddie se les unía.

En una ocasión en la que Eddie estaba jugando con sus amigos, Ed le preguntó a Rose si estaba de acuerdo con que le enseñara alquimia a Eddie ya que el niño se había mostrado bastante interesado con la introducción que le había dado pero no quería pasar a temas más complejos si Rose no se sentía cómoda con la idea. Para su sorpresa, Rose le dijo que estaba completamente de acuerdo con ello puesto que quería que su hijo tuviera la posibilidad de hacer las cosas que de verdad disfrutara.

Con la autorización expresa de Rose, Ed le pidió comprar un libro que pudiera servirle a Eddie en esta etapa inicial (el rubio había decidido no salir de la casa hasta que hubiera recuperado completamente su movilidad puesto que no había querido pensar en lo que haría o diría cuando se reencontrara con viejos conocidos), petición a la que Rose accedió por lo que dos días después Eddie continuamente se colaba a la habitación de Ed para preguntarle acerca de los términos que no entendía de su nuevo libro.

Una semana y media después de la partida de Winry, era innegable que Ed había mejorado de manera considerable, por lo que Winry viajó de vuelta a Central llevando los utensilios necesarios para la cirugía y los nuevos automail consigo. Al llegar a casa de Rose, Winry hizo una revisión minuciosa del estado de los músculos y nervios de Ed y concluyó que la cirugía finalmente podía llevarse a cabo. El rubio aún no tenía la misma constitución física que había tenido hace un par de años pero su notable delgadez había desaparecido permitiendo que su cuerpo se encontrara en las condiciones necesarias para soportar el peso de sus automail.

Con ayuda de Rose, Winry hizo los preparativos previos para trasladar a Ed a la clínica del doctor que lo había atendido cuando Rose lo encontró para así poder hacer uso de sus instalaciones. Aprovechando que el doctor no lo identificaba como el alquimista de Acero, Ed estuvo de acuerdo en que era la mejor opción para seguir manteniendo el anonimato.

La mañana de la cirugía Ed y Winry abordaron un taxi con dirección a la clínica. Rose deseaba acompañarlos pero desde hace un par de días había comenzado el nuevo curso escolar por lo que no pudo ir con ellos pero se ofreció a llevarle comida a Ed durante su estadía en la clínica.

Durante el viaje en auto, Ed comenzó a ponerse nervioso. Sabía de primera mano lo dolorosa que era la cirugía de instalación por lo que no estaba precisamente emocionado por ella. Ciertamente estaba emocionado ante la inminente posibilidad de recuperar su movilidad por completo pero la idea de los dolorosos días post-cirugía no era precisamente alentadora.

Notando su nerviosismo, Winry colocó suavemente una mano en la rodilla de Ed. "Tranquilo, Ed. Sé que no es un proceso agradable pero pronto habrás recuperado tu movilidad de siempre."

Ed la miró y colocó su mano sobre la de ella. "Como desearía que hubiera una forma más fácil de hacerlo."

Winry sonrió. "¿Cuándo te han gustado las cosas fáciles?"

Ed no pudo evitar una ligera risa que ayudó a aligerar la tensión que se estaba formando en su cuerpo. "Siempre hay una primera vez ¿no?"

Winry se llevó un dedo de su mano libre a la barbilla y habló en voz baja para que el conductor no la escuchara. "Cuando uno es realmente testarudo y se hace llamar Edward Elric la posibilidad es prácticamente inexistente." Notándolo más tranquilo, agregó. "Sólo piensa que en un par de días ya estarás causando alboroto en todo Central. De lo demás me encargo yo."

Ed le dio un apretón a su mano antes de apartar la suya. "Tratándose de ti sé que no hay nada de lo que tenga que preocuparme respecto a la cirugía y el automail así que será mejor que vayas pensando a dónde te llevaré para compensarte por todo lo que has hecho por mí." Con una sonrisa desvió su mirada a la ventanilla dejando a Winry desconcertada y un tanto sonrojada por el cumplido y el tono con el que había dicho lo último, haciéndolo sonar casi como una especie de cita.

Ese mismo día la cirugía fue llevada sin mayores complicaciones en el proceso. Winry sedó a Ed con los medicamentos más potentes que tenía para hacerle sentir el menor dolor posible. A pesar de que en esta ocasión la cirugía no era tan detallada y delicada como la de la primera vez, la manipulación de nervios estaba involucrada por lo que se trató de una intervención casi igual de dolorosa que la de hace años provocándole gemidos de dolor a Ed a pesar de los medicamentos que estaban recorriendo sus venas.

Una vez concluida la cirugía, la respiración de Ed comenzó a regularizarse y con el paso de las horas la expresión de su rostro se fue relajando hasta que no quedó dudas de que finalmente estaba tomando un merecido descanso. La fiebre causada por la manipulación de sus nervios sumada al extenuante esfuerzo al que su cuerpo en general se vio sometido había dejado una capa de sudor en él por lo que Winry cuidadosamente fue limpiandolo y poniéndole continuamente trapos fríos en la frente para ayudarlo a sentirse mejor.

Mientras Ed estaba inconsciente, Rose fue a la clínica para llevarles comida a ambos aunque, como se temía, el rubio no podría probar bocado ese día pues se pasó el resto del día durmiendo. Ella y Winry platicaron un rato hasta que Rose tuvo que retirarse puesto que había dejado a Eddie en la casa de una vecina para poder ir a ver cómo había salido la intervención quirúrgica.

Al día siguiente, cuando el sol aún no había salido, Ed despertó sintiendo los párpados sumamente pesados indicándole que su cuerpo aún quería seguir durmiendo. Al mover un poco su cuello para ver a su alrededor, el dolor de su puerto del brazo se hizo presente en compañía de la pulsación del de la pierna (aunque también pasó por cirugía el día previo, el puerto de la pierna únicamente fue modificado a comparación del de brazo que tuvo que ser instalado por completo) arrancándole un ligero gemido de dolor.

El sutil ruido que hizo Ed fue más que suficiente para que Winry, quien dormía con sus brazos recargados en la cama del rubio, se despertara.

"Ed…" Se talló los ojos para apartar el sueño. "¿Cómo te sientes?" Se puso de pie y encendió la luz, notando en ese momento la mueca de dolor del rubio, lo que la hizo apresurarse para revisar la bolsa de medicamentos que estaba conectada al brazo de Ed. "Aún quedan sedantes." Suspiró. "Lo siento, pero no puedo darte más hasta que esta bolsa se agote."

Ed asintió con la cabeza entendiendo lo que le decía pero el gesto le trajo más dolor haciéndole soltar otro gemido.

"Tonto." Dijo Winry afectuosamente. "Deja de hacer eso. Al menos por hoy no fuerces el movimiento de tu cuello. Tengo fe en que mañana el dolor ya será completamente tolerable." Salió de la habitación y volvió poco después con una pequeña tina de agua fría y un trapo. "Quisiera hacer más por ti pero no hay más opción que esperar." Dijo con un tono de ligera frustración mientras pasaba el trapo cuidadosamente por la frente del rubio esperando distraerlo de su dolor para que pudiera volver a dormirse.

"No te sientas mal… Tú siempre has hecho más por mí… más de lo que te podrías imaginar." Murmuró Ed con los ojos cerrados.

Winry sonrió. "Duerme, Ed. Pronto estarás mejor." Dijo mientras con una mano pasaba suavemente el trapo por la frente de Ed mientras con la otra cuidadosamente pasaba sus dedos por el cabello del rubio para relajarlo hasta que sintió que la respiración del joven era más tranquila demostrando que se había dormido.


Tres días después, Ed se había recuperado lo suficiente como para volver a casa de Rose. El dolor seguía ahí (sobre todo en su hombro derecho) pero había ido disminuyendo gradualmente hasta convertirse en una pulsación ocasional que, aunque molesta, no era suficiente para mantener más tiempo en la cama a Ed, pues ya estaba ansioso por salir del lugar y comenzar a moverse.

Aprovechando que era fin de semana, Rose y Eddie fueron a verlo para ayudarlo a juntar sus pertenencias y para apoyar a Winry en trasladarlo a él y a los utensilios que la rubia había utilizado de vuelta a la casa, a pesar de las protestas de Ed, quien no quería que se armara tanto alboroto por él.

En cuanto estuvieron de vuelta en la casa, Eddie comenzó a hacerle mil y un preguntas a Ed acerca de la alquimia ya que con la escuela y la cirugía del rubio no había podido avanzar con sus estudios en la materia. Rose trató de disuadir a su hijo pero a Ed le agradó la idea de pasar el día con el niño pues era innegable el gran interés que Eddie estaba desarrollando por la alquimia por lo que una charla y clase con él seguramente sería divertido además de que le ayudaría a concentrarse en otra cosa en lugar del dolor.

Dos días después el dolor había pasado prácticamente al olvido por lo que Winry le realizó un chequeo detallado para comprobar que su cuerpo hubiera aceptado correctamente el nuevo puerto de su hombro y la modificación que se le había hecho en el de la pierna. Encontrando una respuesta favorable, Winry sonrió y le dijo que ya era hora de que le presentara sus nuevos automail. Correspondiendo su sonrisa, Ed levantó un puño al aire y esperó ansiosamente a que Winry trajera sus miembros metálicos. Era tanta su emoción que ni siquiera le prestó atención al dolor y ligero debilitamiento que su instalación trajo consigo.

Tras la instalación de los automail, Winry se quedó a hacerle compañía a Ed para monitorear su estado después de que el rubio probara un poco sus miembros antes de que el agotamiento se lo impidiera. Dado que Rose y Eddie estaban en la escuela, Ed y Winry comenzaron a charlar casualmente hasta que ella sacó el tema de la milicia.

"¿Es que acaso quieres que regrese a la milicia?" Dijo Ed con una mueca tanto por la idea como por la punzada de dolor que tuvo en su hombro.

Winry negó con la cabeza. "No lo digo por eso. Es sólo que estoy segura de que al señor Mustang le dará mucho gusto verte. Y no sólo a él, toda la unidad se pondrá feliz de verte."

Ed suspiró. "Ese bastardo sólo va a querer sacar provecho de mí. Seguramente encontrará la manera de atarme de por vida a la milicia."

"El señor Mustang no haría eso. Ni él ni la señorita Riza. Es más, estoy convencida de que ambos te ayudarán a librarte de la milicia tan pronto como les sea posible. Ya sabes que oficialmente estás declarado como 'Perdido en Acción', así que, en cuanto sepan que estás vivo, la milicia intentará traerte de vuelta. ¿No sería mejor que estuvieras preparado y con apoyo de tu viejo equipo antes de que vuelvas a la vida pública?"

Ed se mordió el labio inferior mientras la miraba fijamente. "¿Cómo puedes confiar tanto en él?"

Winry suspiró. La mirada de Ed le dijo lo que el rubio no se atrevió a agregar a su pregunta. "En un inicio no fue fácil pero el paso del tiempo me ha ayudado a darme cuenta de que en realidad es un buen hombre. Sí, ha cometido errores pero está tratando de ser una persona mejor para no volver a cometerlos."

"Eres demasiado buena para tu propio bien, Win." Dijo Ed con una ligera sonrisa.

Winry rió un poco. "O quizás simplemente no soy exageradamente testaruda como tú." Ed frunció ligeramente el ceño y Winry volvió a reír. "En serio, Ed. Dale una oportunidad. Se ha estado esforzando mucho para poder reintegrarse a la milicia para hacer algo por este país. Eso sin mencionar que todo este tiempo estuvo brindándole todos los recursos que pudo a Al tratando de ayudarlo a encontrarte."

Ed abrió los ojos de par en par. "¿En serio? ¿Qué sacaba de hacerlo?"

Winry rodó los ojos. "Volver a ver a un miembro muy querido de su unidad y, aunque lo nieges, a un querido amigo."

Ed se quedó sin palabras por unos momentos. Después, tras una inhalación profunda, dijo. "Supongo que tienes razón. Me pondré en contacto con él." Una sonrisa ligeramente maliciosa apareció en su rostro. "Bueno, eso siempre y cuando su nueva esposa no lo tenga con la correa muy corta."

"Si quieres yo puedo contactarlo, así no le darás un infarto al pobre al escuchar tu voz de repente."

Aunque la otra posibilidad era tentadora, Ed accedió. "Ok. ¿Crees que pueda venir aquí? Supongo que será mejor no salir mucho hasta que haya hablado con él."

"No creo que tenga ningún problema con ello." Miró el reloj que reposaba en la pared de la habitación. "Es más, se lo pediré a su esposa. ¿Puedes quedarte solo un par de horas?"

Ed quería refunfuñar por el tono de la última pregunta pero algo más había captado su atención. "Espera, ¿eres amiga de su esposa?"

"Obvio." Dijo Winry con una sonrisa. "El señor Mustang se casó con la señorita Riza."

Ed se quedó con la boca abierta.

Tras una risilla, Winry le cerró la boca suavemente con una mano. "No seas exagerado, Ed. Además ya te lo había dicho ¿no?"

"¡Me dijiste que ambos estaban casados, no que se habían casado el uno con el otro! Si de por sí era difícil imaginar al bastardo de Mustang casado es prácticamente imposible siquiera considerar que su esposa sea alguien como Hawkeye."

Winry rodó los ojos. "Qué específico me saliste."

"Pero es que… ¿c-cómo? ¿Hawkeye? Pero… ¿qué le vio a ese bastardo?"

"Ambos han trabajado juntos por varios años así que no es difícil imaginar que en algún punto se hayan enamorado."

"¡Pero Mustang es un mujeriego!"

"Quizás lo fuera pero creeme que el señor Mustang no ha tenido ojos para ninguna otra mujer desde que inició su relación con Riza. Con lo mucho que le costó convencerla después de que él se aislara unos años en el Norte no iba a tirar todo a la basura así como así."

"Oh." Una sonrisa malvada se dibujó en el rostro del rubio. "Entonces tuvo que rogarle ¿cierto?"

"Edward Elric, deja de hacer planes malvados o no verás al señor Mustang pronto."

Ed hizo cara de puchero. "Pero él siempre-"

"Ed." Dijo ella con tono firme.

El rubio se cruzó de brazos. "Bien, me comportaré. ¿Puedes pedirles que vengan?" Winry enarcó una ceja. "¿Por favor?"

Winry sonrió. "Claro." Se acercó a su bolso. Sacó el collar que se había retirado por precaución mientras colocaba el automail para después colgarse el bolso al hombro antes de devolver el collar a su cuello. "Si me voy ahora podré alcanzar a Riza en su hora del almuerzo así que con algo de suerte puede que vengan hoy mismo."

"Vaya, no me vas a dar tiempo para prepararme psicológicamente ¿cierto?"

"¿Quieres que vengan o no?"

"Ya, ya. Ve, me quedaré y esperaré como un niño bueno ¿contenta?"

Winry sonrió y se dirigió a la puerta de la habitación pero fue detenida por la voz de Ed.

"Win."

Ella se volteó y se encontró con el rubio a sólo unos centímetros de ella. A pesar de que sus pasos y su postura todavía eran ligeramente tambaleantes por el tiempo que había pasado sin automail, Ed se las había arreglado para colocarse al lado de ella con una mirada brillante y llena de determinación acompañada de una enorme sonrisa en su rostro.

"Muchas gracias por todo lo que estás haciendo por mí." Levantó su mano de automail a la altura de los rostros de ambos. "Sin duda alguna tu trabajo es excelente. Estos dos son una maravilla y, aunque no me lo creas, trataré de cuidarlos para que no tengas que golpearme con una de tus llaves ahora que estoy mejor porque creo que sólo por eso me he librado en estas semanas." Rió ligeramente.

Winry sonrió sin saber qué decir, sintiéndose desconcertada por las palabras del rubio. Ed le había agradecido en algunas ocasiones en el pasado pero nunca de una manera tan directa, sincera y profunda como ahora además de que nunca le había dicho de frente un elogio tan grande acerca del automail que fabricaba.

"Eres fantástica, Win." Antes de que pudiera reaccionar más allá de un ligero sonrojo, Ed se inclinó y le besó la mejilla haciendo que sus orbes azules se abrieran a más no poder. Al reincorporarse con un casi imperceptible tinte rosado en sus mejillas, Ed agregó con una sonrisa. "Aunque no creas que me he olvidado, tan pronto como arregle mi situación me encargaré de pagarte hasta el último cenz por el automail. Sólo dame un poco de tiempo ¿sí?"

Haciendo un esfuerzo supremo para no llevar una mano a su mejilla para acariciar el lugar en el que los labios de Ed se habían posado, Winry sonrió tímidamente. "No te estoy cobrando."

Ed se encogió de hombros. "Aún así te pagaré."

Sintiendo que su corazón palpitaba intensamente, Winry posó su mano en el pomo de la puerta y dijo. "Ya veremos." Y sin saber por qué, le guiñó un ojo antes de salir de la habitación.

En cuanto escuchó que Winry había salido de la casa, Ed exhaló ruidosamente mientras recargaba ambas manos en la puerta permitiendo que el sonrojo que había controlado hasta cierto punto saliera en todo su esplendor en sincronía con los acelerados latidos de su corazón.

Desde hace tiempo había decidido que quería intentar perseguir otro tipo de relación con Winry, así que ahora que su recuperación estaba más cerca del final podía darse el lujo de acercarse más a la rubia y no sólo limitarse a las agradables conversaciones que habían compartido en los últimos días. El beso que le había robado hace algunos años no había salido a colación pero con el pasar de los días había sentido que, aunque extrañamente había una especie de barrera obstinada que hacía su aparición ocasionalmente entre ellos, su relación había vuelto a lo que había sido hace años e incluso había mejorado.

Aunque lo anterior le daba cierta confianza en lo referente a su relación con Winry, esta vez no quería apresurar las cosas y actuar bajo un impulso como lo había hecho años atrás. Ansiaba volver a probar el sabor de sus labios pero como aún no tenía la certeza de que sus sentimientos eran realmente correspondidos, decidió irse por la segura y sólo darle un beso en la mejilla.

Un paso a la vez… Pensó Ed mientras recargaba su frente en la puerta y cerraba los ojos. Sentía sus mejillas arder ante lo que había hecho pero no por eso su sonrisa de oreja a oreja iba a desaparecer.

Winry, por su parte, hizo su mejor esfuerzo para salir de la casa a un paso normal pues no quería darle alguna señal a Ed de lo mucho que ese simple beso la había agitado por dentro. Cuando salió a la calle anduvo algunos metros hasta estar bajo la sombra de un pequeño árbol, lugar dónde se permitió parar para llevarse una mano al pecho y otra a su mejilla dejando pasar sus dedos por el punto en el que aún podía sentir la calidez y suavidad de los labios del rubio.

Ed… La rubia cerró los ojos concentrándose en la sensación al compás de los acelerados latidos de su corazón. El gesto del joven la había tomado completamente desprevenida tal y como lo había hecho el beso que habían compartido hace años. Aunque en esta ocasión sólo había sido en la mejilla, había llegado a creer que jamás volvería a sentir los labios del rubio y ahora que el suceso se había repetido no pudo evitar la sonrisa que adornó sus labios.

¿Será que todo este tiempo…? Antes de que el pensamiento terminara de tomar forma sacudió su cabeza, forzándose a volver a la realidad. No. No debes pensar en eso, Winry. ¿Todos estos años no te han enseñado nada? Además ¿cómo se te ocurre pensar en él de esa manera en estos momentos? ¿No te estás olvidando de algo?

Suspirando pesadamente, se dio unas ligeras palmaditas en las mejillas y cambió su expresión a una más neutral. Riza era una mujer muy perspicaz por lo que no quería arriesgarse a que le hiciera preguntas que pudieran terminar forzándola a expresar en voz alta cómo un simple gesto de Ed la había dejado tan confundida por unos instantes.