Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde uwu.
»Si no puedes volver a amarme...
... Al menos permite que nuestra historia tenga el final que se merece.
El final que nunca tuvo que ser«
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Aomine Daiki corría por las calles desoladas de Kioto. Su traje negro se mecía al ritmo de los firmes pasos que daba. Sus cabellos extrañamente arreglados para la ocasión no se movían de su lugar. Y sus costosos zapatos negros brillaban con intensidad.
Debía darse prisa.
El rostro del moreno se desfiguró luego de oír esas palabras salir de los labios de su mejor amiga.
Eso debía ser irreal, no podía ser cierto. Se negaba a creerlo.
-¿Dónde?- quiso saber Aomine viendo a la peli rosa -¿Dónde va a casarse Ryou? ¿Con quién?-
-No creo que no sea justo decírtelo, Daiki- expreso Momoi para molestia de Aomine.
-¡¿Por qué no?! ¡Tengo el maldito derecho de saber con quién me olvido mi ex marido, Momoi!-
-¡Claro que no lo tienes maldito Ahomine!- grito Satsuki sin importarle el escándalo que ambos estaban haciendo -te recuerdo que Ryou-chan es el menos culpable aquí. Quien tiene la culpa de todo esto eres tú, Aomine. Tú y tus malditas amantes. Piensa en eso antes de exigir algo de lo que no tienes derecho a saber- luego de eso tomo su bolso y salió de la cafetería rápidamente.
De su boca no saldría nada de su mejor amigo.
El moreno gruño. Iba a saber la verdad aun si eso fuera lo último que hiciera.
Un escalofrío recorrió su espalda. Solo esperaba que Imayoshi no fuera tan duro con él.
A las lejanías pudo ver un hermoso templo decorado para una modesta pero hermosa boda.
Ahora que lo recordaba, Ryou siempre soñó con casarse en un templo y no solo por el civil.
Y como siempre, él nunca pudo complacerlo en alguno de sus caprichos.
Gente iba y venía, la comida estaba casi lista. Los invitados llegaban en lujosas limosinas, vestían elegantes y a la moda.
¿Enserio Ryou iba a casarse ahí?
-Me alegro por el joven señorito- exclamo complacida una de las encargadas de dirigir el evento -nunca lo había visto tan feliz desde que conoció al joven Sakurai-san-
-Concuerdo contigo- respondió otra chica -espero que con la presencia del joven Ryou exista más luz y color en el templo, esta familia lo necesita. El joven amo lo necesita, por eso su boda debe ser única- agrego mientras caminaba lejos de Aomine quien había escuchado eso.
Debía impedir esa boda pero... ¿Sera lo correcto?
-Disculpen- llamo a las dos chicas que se sonrojaron al ver a tan buen mozo vestido para la ocasión -estoy buscando la habitación de Sakurai Ryou, soy...- dudo un momento en sus palabras -soy un viejo amigo suyo, me invito a su boda pero quiero personalmente llevarle mi regalo ¿podrían decirme dónde está?-
Definitivamente iba a cambiar todo eso.
-Siga ese pasillo y la última puerta a la izquierda. El amo Ryou estará feliz de ver a un viejo amigo- índico una de las chicas sonriendo al moreno quien después de asentir y agradecer por el dato corrió hasta la puerta para impresión de ambos chicas.
Vaya que si necesitaba ver al castaño.
Aomine se detuvo justo en la puerta, se arregló un poco el cabello y se aseguró que sus zapatos y traje estuvieran alineados y a la perfección.
Solo para el encuentro con el castaño. Ahora que lo pensaba, no había visto a Momoi o alguno de los amigos de Ryou.
Tampoco a Susa o Imayoshi.
¿Acaso ese par le mintieron?
Unas suaves risas se oyeron desde dentro de la habitación poniendo en alerta al moreno. Ambas las identifico como las de su mejor amiga y su ex esposo.
Lentamente abrió la puerta sin hacer mayor ruido del necesario, respiro y después exhaló buscando relajarse un momento.
No lo logro.
El aire que tenía en los pulmones se le fue al momento en que vio a Sakurai Ryou vestido hermosamente con un fino y costoso kimono.
Solo lo mejor para el castaño. Nada por debajo de sus expectativas.
-Iré a ver si tus padres ya han llegado Ryou-chan- informo la peli rosa terminando de arreglar a su mejor amigo. Una pequeña lágrima rodó por la mejilla de Satsuki. Sakurai se veía tan hermoso así. La peli rosa salió en silencio de la habitación por otra puerta sin notar la presencia del moreno.
-Gracias Momoi-san- agradeció el castaño sin apartar la mirada de su figura en el espejo. Sintiéndose solo desvío un momento su mirada y después soltó un suave suspiro, sonrió mientras veía su anillo de compromiso con un bello rubí en el centro. Escucho la puerta principal de la habitación abrirse y cerrarse rápidamente, termino de arreglar el obi de su kimono y después hablo -es de mala suerte ver a la novia antes de la boda, Seijuuro-san-
-Lo mismo dijiste el día de nuestra boda- habló Aomine para impresión y sorpresa de Sakurai quien se había girado y veía a su ex marido entrar a su habitación -según recuerdo, te hice una promesa ¿sabes cuál es?-
-No tiene caso recordar el pasado- respondió Sakurai -¿qué hace aquí Aomine-san? ¿Quién le hablo sobre mi matrimonio?-
-¿Eso importa?-
-A mí si me interesa, Aomine-san- respondió el castaño con el ceño levemente fruncido -con lo que respecta a su pregunta- soltó un suspiro -...si la recuerdo. Para mi desgracia. Pero eso ahora ya no sirve. No desde que me separe de ti-
Golpe bajo para el moreno.
-Te jure que mala suerte o no, tú y yo estaríamos juntos. Fui yo quien te fallo en esa promesa, me disculpó por eso- el castaño alzó la ceja -además... yo-
Ryou le paro en seco -se lo que quiere decir y la respuesta es no- después vio al moreno y su anillo -en un año cambian muchas cosas, Aomine-san. Una de ellas es mi amor por ti. Si hace un año hubieras ido por mi yo...-
-No creí que quisieras que fuera por ti- hablo el moreno acercándose al castaño quien retrocedió -cambie Ryou, te lo juro-
El castaño negó -las personas no combinan. Aomine-san no es la excepción. Como dije, si hubiera venido por mi quizá... y sólo quizá consideraría regresar contigo. Hubiera dado lo que sea con tal de que llegaras y me pidieras perdón, rehacer nuestra vida juntos. Nuestra historia, pero el pasado es algo que no podemos cambiar. Creo que lo sabes-
La puerta nuevamente se abrió y por ella paso Momoi quien estaba impresionada por lo que estaba viendo ¿qué estaba haciendo Aomine ahí?
-Ya es hora Ryou-chan- el castaño asintió y después la peli rosa salió.
-Ya es hora- murmuro el castaño -puedes quedarte si quieres, me gustaría que conocieras a Seijuuro. Es un buen hombre- luego de eso beso la mejilla del peli azul en señal de despedida. Arreglo su kimono y después dejo solo al moreno.
Aomine en la soledad de aquella habitación se permitió llorar con dolor y pena.
Lo había perdido para siempre.
