Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Desaparición para expertos" de Holly Jackson, yo solo busco entretener y que más personas conozcan este libro.


Capítulo 33

Bella se quedó sentada en el coche a mitad de Tudor Lane, un poco más arriba de su casa para que nadie la viera. Tenía los pulgares sobre el teléfono y reprodujo el audio una vez más.

—«Mike, en una fiesta destroyer de marzo de 2012, ¿drogaste y violaste a Tatum Prescott?».

—«¿Qué? No, claro que no, joder».

—«¡MIKE! Ni se te ocurra mentirme o te juro por Dios que te arruino la vida. ¿Echaste Rohypnol en la bebida de Tatum y luego tuviste sexo con ella?».

—«Sí, pero, o sea… No fue una violación. Ella no dijo que no».

—«Porque tú la drogaste, asqueroso yonqui violador. No tienes ni idea de lo que hiciste».

Le pitaron los oídos intentando expulsar la voz de Mike y escuchar la suya. El bien y el mal no importaban. En esa situación solo había ganadores. Y él solo ganaría si ella se lo permitía. Eso era la justicia.

Así que lo hizo.

Pulsó el botón para subir la grabación de esa llamada a su página web y lo publicó en la cuenta de Twitter del pódcast. Junto al audio, subió una publicación que decía: «Última actualización del juicio de Mike Newton. Me da igual lo que crea el jurado, es culpable».

Listo, se acabó.

No había vuelta atrás. Esta era ella, y no pasaba nada.

Soltó el teléfono en el asiento del copiloto, agarró el bote de pintura que había cogido del garaje y se metió la brocha en el bolsillo trasero. Abrió la puerta para coger la última herramienta: el martillo de su padre. Y salió en silencio del coche.

Subió la carretera andando, pasó por delante de una casa, de dos, de tres, de cuatro, y se paró delante de la de los Newton, deslumbrante con su puerta pintada de blanco. Estaban todos fuera, en su elegante cena en el Savoy. Y Bella estaba aquí, frente a su casa vacía.

Subió el camino, pasó por delante del roble y se paró ante la puerta. Dejó el bote de pintura en el suelo y usó la parte de atrás del martillo para hacer palanca y abrir la tapa. Estaba lleno por la mitad, hundió la brocha en la pintura verde mate y escurrió el exceso.

No había vuelta atrás. Respiro hondo, dio un paso hacia delante y presionó la brocha contra la puerta. Empezó desde arriba del todo, bajando y subiendo, agachándose para coger más pintura cuando las líneas se secaban.

Las letras eran irregulares y goteaban, expandiéndose desde la puerta hasta los ladrillos claros que había a cada lado. Volvió a repasarlas, dejándolas más profundas y más oscuras y, cuando terminó, tiró la brocha, que dejó una pequeña salpicadura de pintura en el camino al caer. Recogió el martillo y le dio vueltas entre los dedos, sintiendo bien el peso en las manos.

Se dirigió hacia el lado izquierdo de la casa. Preparó el brazo y echó hacia atrás el martillo. Luego realizó un movimiento hacia la ventana.

Se rompió. Los pequeños cristales se dispersaron por dentro y por fuera de la casa, como purpurina, como lluvia cubriendo sus deportivas. Aflojó la mano sobre el mango y escuchó el crujido de los cristales bajo sus pies mientras se acercaba a la siguiente ventana. Cogió impulso y la golpeó. El ruido del vidrio roto se perdió entre la lluvia. Y otra ventana. Con el primer impulso, se resquebraja; con el segundo, explota. Pasó por la puerta y por las palabras que había escrito, hacia la ventana del otro lado. Una. Dos. Tres. Hasta que las seis ventanas de la fachada frontal quedaron completamente destrozadas. Abiertas.

Expuestas.

Bella notaba la respiración acelerada en su pecho, le dolía el brazo mientras desandaba el camino hacia la calle. Tenía el pelo aplastado y empapado, goteándole por la cara mientras miraba la destrucción. Su destrucción.

Pintadas por toda la fachada, en el mismo color verde bosque que el nuevo cobertizo de los Swan, las palabras:

VIOLADOR

TE ATRAPARE

Bella las leyó una y otra vez; observó lo que había hecho.

Y buscó, en lo más profundo de su ser, bajo su piel, pero no lo encontró. El grito ya no estaba ahí, esperándola. Lo había vencido.


¿Puedes salir?

Le escribió con las gotas de lluvia golpeando contra la pantalla, que ya no reconocía su dedo.

«Leído», apareció bajo el mensaje unos segundos más tarde.

Miró desde fuera cómo se encendía la luz detrás de la ventana de la habitación de Edward, y la cortina se movió durante tan solo un segundo.

Bella siguió el progreso cuando se encendió la luz del descansillo en la ventana del medio y luego la luz del recibidor, que brillaba a través del cristal de la puerta. La silueta de Edward se dirigía hacia ella.

Se abrió la puerta y él se quedó de pie a contraluz, con una camiseta blanca y un pantalón de chándal. La miró, luego miró la lluvia, y salió, con los pies descalzos chapoteando por el camino.

—Qué noche más agradable —dijo entornando los ojos para evitar las gotas que le caían por la cara.

—Lo siento, amor. —Bella lo miró con el pelo empapado—. Siento haberlo pagado todo contigo.

—No pasa nada, Belly —dijo él.

—Sí que pasa. —Negó con la cabeza—. No tenía derecho a enfadarme contigo. Creo que estaba enfadada conmigo, más que nada. Y no solo por todo lo que ha pasado hoy. O sea, sí, es por eso, pero también porque he estado mintiéndome a mí misma bastante tiempo, intentando separarme de aquella persona que se obsesionó con encontrar al asesino de Sid Prescott. He intentado convencer a todo el mundo de que esa no era yo, para así poder creérmelo yo también. Pero ahora creo que sí soy yo. Y puede que sea egoísta, y una mentirosa e irresponsable y obsesiva, pero me parece bien hacer cosas malas cuando soy yo quien las hace, y puede que sea hipócrita y que nada de eso sea bueno, pero me sienta bien. Me siento yo misma, y espero que te parezca bien porque… yo también te amo.

Apenas había terminado de hablar cuando Edward ya le había puesto una mano en la cara, agarrándole la mejilla, apartándole con el pulgar la lluvia de la boca.

Movió el dedo hacia abajo y le levantó la barbilla para besarla. Un beso largo y apasionado, con las caras mojadas, ambos intentando no sonreír.

Sin embargo, la sonrisa terminó apareciendo, y Edward le contestó:

—Tenías que haberme preguntado. Sé perfectamente quién eres, princesa. Y me encanta. Y te amo. Ah, por cierto. Yo te lo he dicho primero.

—Sí, enfadado —dijo Bella.

—Solo porque soy un chico melancólico y misterioso. —Frunció los labios y puso una mirada muy seria.

—Eh, Edward.

—Dime, Eh, Belly.

—Tengo que contarte algo. Algo que acabo de hacer.

—¿Qué has hecho? —Se puso serio de verdad—. Belly, ¿qué has hecho?


NOTA:

I'm so sick of running as fast as I can, wondering if I'd get there quicker If I was a man, and I'm so sick of them coming at me again, 'cause if I was a man, then I'd be the man.

Me encanta que Bella haya ido a vandalizar la casa de Mike.

Edward y Bella se reconciliaron, amo a este Edward, es todo una green flag.