Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Desaparición para expertos" de Holly Jackson, yo solo busco entretener y que más personas conozcan este libro.


Capítulo 34

VIERNES

6 DÍAS DESAPARECIDO

Sonó el despertador en la mesilla de noche de Bella.

Bostezó y sacó un pie del edredón. Luego se acordó de que estaba expulsada, así que volvió a meter el pie y se inclinó para apagar la alarma.

Pero incluso medio dormida, vio el mensaje que le esperaba en la pantalla.

Recibido hacía siete minutos, de Rose Parkinson.

Hola, soy Rose. Tengo que enseñarte algo.

Es sobre Jamie. De Layla Mead.

Todavía no se le habían despegado los ojos, pero Bella se incorporó de un salto y se quitó el edredón de encima de una patada. Sus jeans todavía estaban húmedos de la noche anterior, pero se los puso con una camiseta blanca de la cesta de la ropa sucia; seguro que se podía usar una vez más.

Estaba peleándose para desenredarse el pelo cuando entró su madre para despedirse antes de irse a trabajar.

—Voy a llevar a Jake al colegio —dijo.

—Vale. —Bella hizo una mueca cuando el cepillo se quedó atrapado en un nudo—. Que tengas un buen día.

—Este fin de semana tenemos que hablar en condiciones sobre lo que te está pasando. —Su madre tenía una mirada severa, pero se esforzó en que su voz no lo fuese—. Ya sé que sientes mucha presión, pero acordamos que no sería como la última vez.

—Nada de presión. Ya no —aseguró Bella consiguiendo deshacer el enredo—. Y siento mucho que me hayan expulsado.

No lo sentía. Para nada. En lo que a ella respectaba, Sam se lo merecía. Pero si eso era lo que su madre quería escuchar para dejarla en paz, pues mentiría. Su madre tenía buenas intenciones, Bella lo sabía, pero ahora mismo solo servían para molestarla.

—No pasa nada, cariño —dijo—. Sé que el veredicto ha debido de afectarte mucho. Y todo lo que está pasando con Jamie Potter. Igual te conviene quedarte hoy en casa, estudiar un poco. Disfrutar de algo de normalidad.

—Vale, lo intentaré.

Bella esperó, escuchando desde la puerta de su habitación cómo su madre le decía a Jake que se pusiera los zapatos al derecho y metiéndole prisa para salir.

El motor del coche, las ruedas sobre la carretera. Les dio una ventaja de tres minutos y se fue.


La cara de Rose apareció por la rendija, con los ojos hinchados y el pelo castaño peinado hacia atrás, con marcas de haberse pasado los dedos por él.

—Ah, eres tú —dijo abriendo por completo la puerta.

—He leído tu mensaje —dijo Bella con el pecho encogido al ver la mirada triste de Rose.

—Sí. —Rose dio un paso hacia atrás—. Creo que… Creo que deberías entrar.

Le hizo unas señas a Bella para que pasara antes de cerrar la puerta y guiarla por el pasillo hasta la cocina. Lo más lejos que Bella había llegado en esa casa.

Rose se sentó a la pequeña mesa de la cocina, ofreciéndole a su invitada un asiento en frente. Ella se sentó incómoda en el borde. El ambiente de la estancia se tensaba cada vez más.

Rose se aclaró la garganta y se frotó un ojo.

—Mi hermano me ha contado algo esta mañana. Me ha dicho que anoche vandalizaron la casa de Mike Newton, y que alguien escribió «Violador» en la puerta.

—Ah…, ¿en serio? —dijo Bella tragando con fuerza.

—Sí. Pero, por lo visto, no saben quién ha sido. No hubo ningún testigo ni nada.

—Vaya… qué… qué lástima. —Bella tosió.

Rose la miró fijamente. Había algo diferente, algo nuevo en su mirada. Y Bella sabía que se había percatado.

Y, de pronto, pasó algo; Rose alcanzó la mano de Bella desde el otro lado de la mesa. La agarró con fuerza.

—Y he visto que has subido el audio —dijo moviendo su mano sobre la de Bella—. Vas a tener problemas por eso, ¿verdad?

—Seguramente.

—Conozco esa sensación —dijo Rose—. La ira. Como si quisieras prenderle fuego al mundo y ver cómo arde.

—Sí, algo así.

Rose le apretó aún más la mano y luego la soltó, dejando la suya apoyada sobre la mesa.

—Creo que tú y yo nos parecemos mucho. Antes no lo pensaba. Quería odiarte, y lo hice. También detesté así a Sid Prescott; durante un tiempo sentía que era lo único que tenía. Y ¿sabes por qué quería odiarte tanto? Además de porque eres un coñazo. —Golpeó la mesa con los dedos—. Porque escuché tu pódcast y me hizo no odiar a Sid tanto. De hecho, me dio pena, así que te odié a ti aún más, si cabe. Sin embargo, creo que llevo todo este tiempo odiando a quien no debía. —Sorbió por la nariz con una pequeña sonrisa—. Tú no estás mal.

—Gracias —dijo Bella.

La sonrisa de Rose se fue desvaneciendo poco a poco, hasta que desapareció.

—Y tenías razón. —Rose empezó a pellizcarse las uñas—. Sobre Luke.

—¿Tu novio?

—Ya no lo es. Aunque él todavía no lo sabe. —Se rio, pero sin alegría.

—¿En qué tenía razón?

—En lo que viste cuando le preguntaste dónde estuvo la noche que desapareció Jamie. Luke dijo que estuvo toda la noche solo en casa. —Hizo una pausa—. Estaba mintiendo, tú tenías razón.

—¿Le has preguntado dónde estuvo? —quiso saber Bella.

—No. A Luke no le gusta que le hagan preguntas. —Rose se movió incómoda en la silla—. Pero después de que Jamie no viniera y de que ignorara todas mis llamadas, fui a casa de Luke a verlo. Él no estaba allí. Y su coche tampoco.

—¿A qué hora fue eso?

—A medianoche, más o menos. Luego volví a casa.

—¿Y no sabes dónde estaba Luke? —Bella se inclinó hacia delante con los codos sobre la mesa.

—Ahora sí. —Rose cogió su teléfono y lo dejó sobre la mesa—. Anoche estuve pensando en lo que dijiste ayer de que era posible que Luke tuviese algo que ver con la desaparición de Jamie. Así que le miré el teléfono mientras dormía. Me metí en su WhatsApp y ha estado hablando con una chica. —Se volvió a reír, con una risa pequeña y vacía—. Se llama Layla Mead.

Bella notó cómo ese nombre se arrastraba sobre su piel, trepaba por su espalda, saltando de vértebra en vértebra.

—Me dijiste que Jamie también había hablado con ella —continuó Rose—. He estado hasta las cuatro de la mañana escuchando los dos episodios. No sabes quién es Layla, pero Luke sí. —Se pasó la mano por el pelo—. La noche que desapareció Jamie fue a conocerla.

—¿En serio?

—Eso es lo que decía el mensaje. Llevaban varias semanas hablando. He leído todos los mensajes. Por lo visto se conocieron en Tinder, minipunto para mí. Y los mensajes son, ya sabes, muy explícitos. Otro minipunto para mí. Pero no se conocieron hasta el viernes por la noche. Mira. —Desbloqueó su teléfono y abrió la galería de fotos—. Hice dos capturas de pantalla y me las mandé. Ya había pensado en enseñártelas porque, no sé…, así volverías y yo no estaría sola. Y cuando me enteré de lo de la casa de Mike fue cuando decidí escribirte. Mira.

—Le pasó el teléfono a Bella.

Esta leyó la primera captura de pantalla: los mensajes de Luke a la derecha y los de Layla a la izquierda.

He estado pensando en ti…

¿Sí? Yo también en ti.

Espero que nada bueno :)

Ya me conoces.

No, pero me gustaría.

No quiero esperar más. ¿Quedamos esta

noche?

Vale, ¿dónde?

En el aparcamiento de Lodge Wood.

A Bella se le cortó la respiración con el último mensaje de Layla. El aparcamiento de Lodge Wood; su equipo de búsqueda lo inspeccionó el miércoles, entraba dentro de su zona.

Miró rápidamente a Rose antes de pasar a la segunda captura.

¿Un aparcamiento?

No llevaré mucha ropa…

¿Cuándo?

Ahora.

Luego, diez minutos después, a las 23.58:

¿Vienes?

Estoy llegando.

Y, mucho más tarde, a las 00.41, un mensaje de Luke:

¿Qué cojones? Te voy a matar.

Bella miró a Rose.

—Lo sé —dijo asintiendo—. No hay más mensajes de ninguno de los dos. Pero sabe quién es Layla. ¿Crees que está relacionada con Jamie?

—Sí —aseguró Bella pasándole a Rose el teléfono sobre la mesa—. Creo que está muy relacionada con Jamie.

—Necesito que lo encuentres —suplicó Rose con un temblor en el labio que no había visto antes, y los ojos brillantes—. Jamie es… muy importante para mí. Y necesito que esté bien.

Ahora fue Bella quien estiró el brazo hasta el otro lado de la mesa y agarró la mano de Rose, acariciándole los nudillos con el pulgar.

—Estoy haciendo todo lo que puedo.