Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Desaparición para expertos" de Holly Jackson, yo solo busco entretener y que más personas conozcan este libro.


Capítulo 35

Edward estaba nervioso, se movía mucho, agitando el aire a su lado mientras andaban.

—¿Cuánto miedo daba el tío este, Belly? —preguntó metiendo la mano en el bolsillo de la chaqueta de Bella.

—Bastante —respondió ella.

—Y es un traficante de drogas.

—Creo que es más que eso —dijo ella mientras doblaban la esquina de Beacon Close.

—Joder —soltó Edward—. El jefe de Howie. ¿A este también lo vamos a chantajear?

Bella se encogió de hombros y le hizo una mueca.

—Lo que haga falta, amor.

—Chachi. Guay —dijo Edward—. Me encanta ese nuevo lema, cubre todos los frentes. Sí. Genial. Está todo bien. ¿Qué casa es?

—El número trece. —Bella señaló la casa con el BMW aparcado fuera.

—¿Trece? —Edward la miró con los ojos entornados—. Fantástico. Otra buena señal, claro que sí.

—Venga ya, bebé—dijo Bella intentando no sonreír, dándole un par de palmaditas en la espalda cuando subían por el camino en el que estaba el coche, el mismo que habían perseguido el miércoles por la noche.

Bella lo miró y luego miró a Edward, después apretó el dedo contra el timbre. El sonido era agudo y punzante.

—Estoy seguro de que todo el mundo teme el día en el que Bella Swan-Black llame a su puerta —susurró Edward.

La puerta se abrió de golpe y Luke Eaton apareció frente a ellos, con las mismas bermudas negras y una camiseta gris que resaltaba contra los colores de los tatuajes que subían por la pálida piel de su cuello.

—Hola. Otra vez —dijo malhumorado—. ¿Qué te pasa ahora?

—Tenemos que hacerte unas preguntas sobre Jamie Potter —respondió Bella estirándose todo lo que pudo.

—Qué lástima —soltó Luke rascándose una pierna con el pie contrario—. No me gustan nada las preguntas.

Golpeó la puerta con firmeza.

—No, pe… —dijo Bella, pero era demasiado tarde. La puerta dio un portazo antes de que le diera tiempo a pronunciar las palabras—. ¡Mierda! —gritó muy alto y con ganas de darle un puñetazo a la madera.

—Ya sabía yo que no iba a hablar… —Pero la voz de Edward se apagó cuando vio a Bella en cuclillas, apretando los dedos contra el buzón para mantenerlo abierto—. ¿Qué estás haciendo?

Acercó más la cara y gritó por la pequeña apertura rectangular.

—¡Sé que Jamie te debía dinero cuando desapareció! ¡Si hablas con nosotros, te daré las novecientas libras que te debe!

Se levantó dejando que el buzón se cerrara con un golpe metálico. Edward la miró enfadado, vocalizando:

—¿Qué?

Pero Bella no tenía tiempo para responder, porque Luke estaba abriendo de nuevo la puerta, moviendo la mandíbula mientras preparaba una respuesta.

—¿Todo el dinero? —preguntó chasqueando la lengua.

—Sí. —La palabra salió de ella como un soplido, pero firme—. Las novecientas. Te las daré la semana que viene.

—En efectivo —puntualizó él mirándola a los ojos.

—Sí, como quieras —Bella asintió—. A finales de la semana que viene.

—De acuerdo. —Abrió por completo la puerta—. Trato hecho, Sherlock.

Bella entró en el rellano y sintió a Edward detrás de ella cuando Luke cerró la puerta, encerrándolos a los tres en el pasillo demasiado estrecho. Luke pasó delante de ellos y golpeó a Bella con el brazo, no sabría decir si intencionadamente o no.

—Aquí me tienes —dijo mirando hacia atrás, invitándolos a entrar en la cocina.

Había cuatro sillas, pero ninguno se sentó. Luke se apoyó sobre la encimera, con las rodillas dobladas y despreocupado, y los brazos tatuados abiertos, dejando caer todo el peso sobre ellos. Bella y Edward se quedaron de pie, juntos, en la entrada, con los dedos de los pies en la cocina y los talones en el pasillo.

Luke abrió la boca para hablar, pero Bella no podía permitirle tomar el mando, así que se apresuró a formular la primera pregunta.

—¿Por qué te debe Jamie novecientas libras?

Luke dejó caer la cabeza hacia delante y sonrió pasándose la lengua por los dientes.

—¿Está relacionado con drogas? ¿Te compró…?

—No —respondió Luke—. Jamie me debía novecientas libras porque yo le había dejado novecientas libras. Acudió a mí hace un tiempo, desesperado por que le prestara dinero. Supongo que Rose le diría que a veces lo hago. Así que lo ayudé, con un interés enorme, por supuesto —añadió con una risa sombría—. Le dije que le daría una paliza si no me lo devolvía a tiempo, y va el desgraciado y desaparece. Porque ha desaparecido, ¿no?

—¿Te dijo para qué necesitaba el dinero? —preguntó Edward.

Luke lo miró.

—No le pregunto a la gente sus mierdas porque no me interesan.

Pero Bella estaba más preocupada por el cuándo que por el por qué. ¿La amenaza de Luke había sido más fuerte de lo que estaba dando a entender, algo que Jamie hubiera considerado de vida o muerte? ¿Le pidió a su padre dinero e intentó robar en la oficina de la madre de Bella porque temía lo que Luke pudiera hacerle si no le devolvía el dinero a tiempo?

—¿Cuándo te pidió Jamie la pasta? —preguntó Bella.

—No sé. —Luke se encogió de hombros y se pasó la lengua por los dientes otra vez.

Bella trazó la línea temporal en su cabeza.

—¿Fue el lunes 9? ¿El martes 10? ¿Antes?

—No, después —aseguró Luke—. Estoy bastante seguro de era viernes, así que sería hace exactamente tres semanas. Oficialmente, ya se le ha pasado el plazo de devolución.

Bella recolocó las piezas en su cabeza: no, Jamie acudió a él después de haber hablado con su padre y de intentar robar la tarjeta de crédito. Así que ese debió de ser su último recurso, y la situación de vida o muerte era otra cosa. Miró a Edward y, por el movimiento rápido de sus ojos, supo que él estaba pensando lo mismo.

—De acuerdo —dijo Bella—. Ahora tengo que preguntarte sobre Layla Mead.

—Por supuesto —se rio.

¿Qué le hacía tanta gracia?

—Quedaste con Layla el viernes pasado, a eso de la medianoche.

—Así es —respondió.

Por un segundo pareció que lo había pillado por sorpresa, luego empezó a golpear los dedos contra la encimera, descompasando el corazón de Bella.

—Y sabes quién es de verdad.

—Exacto.

—¿Quién es? —dijo Bella con voz desesperada, exponiéndose por completo.

Luke sonrió enseñando demasiado los dientes.

—Layla Mead es Jamie.