Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Desaparición para expertos" de Holly Jackson, yo solo busco entretener y que más personas conozcan este libro.
Capítulo 38
Se quedaron allí sentados, en silencio. Bella escuchó algo escondido tras el silencio, un murmullo imperceptible en sus oídos.
Nada de lo que habían encontrado podía demostrar lo contrario.
Hacía cuatro años, en un artículo del Kilton Mail sobre los precios de las casas, Stanley había mencionado que tenía veinticinco años, lo que lo coloca en el rango de edad adecuado. No parecía tener perfiles en ninguna red social, lo que marcaba otra casilla. Y estaba esa otra cosa que recordó Bella del pasado domingo por la mañana.
—No siempre reconoce su nombre. La semana pasada dije «Stanley» y no reaccionó. Su compañera dice que le pasa continuamente, que tiene oído selectivo. Pero puede que sea porque no lleva mucho llamándose así, no tanto como con su nombre original.
Y todos estuvieron de acuerdo: eran demasiadas señales, demasiadas coincidencias como para que no fuera cierto. Stanley Forbes era el Niño Brunswick. Se lo dijo a su amigo, Howie Bowers, que luego le dio una puñalada por la espalda y utilizó su secreto para extorsionarlo. Howie se lo reveló a su compañero de celda, que se lo contó a su primo, que se lo dijo a un amigo, que luego publicó el rumor en internet. Y así fue como Layla Mead, sea quien sea, busque lo que busque, descubrió que el Niño Brunswick vivía en Little Kilton.
—¿Y qué quiere decir esto? —dijo Harry rasgando el denso silencio.
—Si Layla consiguió reducir a dos los sospechosos a ser el Niño Brunswick—dijo Edward contando con los dedos— y envió a Jamie a confrontarse con ambos aquella noche… Eso significa que fue Stanley con quien se reunió en la granja antes de su desaparición. Lo que quiere decir…
—Lo que quiere decir que Stanley sabe qué le pasó a Jamie. Fue él quien lo hizo —dijo Bella.
—Pero ¿por qué está involucrado Jamie en todo esto? —preguntó Harry—. Es una locura.
—Eso no lo sabemos, pero ahora mismo no es lo más importante. —Bella se levantó y la escalofriante energía nerviosa le bajó también hasta las piernas—. Lo importante es que encontremos a Jamie. Y para ello necesitamos a Stanley Forbes.
—¿Cuál es el plan? —dijo Edward levantándose también, con un crujido de las rodillas.
—¿Llamamos a la policía? —Harry fue el último en levantarse.
—No me fío de ellos —dijo Bella. Y nunca volvería a hacerlo; mucho menos después de todo el asunto de Mike. No tenían derecho a ser los que decidieran qué estaba bien y qué estaba mal—. Tenemos que entrar en casa de Stanley —añadió—. Si se llevó a Jamie, o —miró a Harry—… lo hirió, las pistas de su paradero estarán allí. Necesitamos que Stanley salga para poder entrar. Esta noche.
—¿Cómo? —preguntó Harry.
Y la idea ya estaba ahí, como si hubiera estado esperando a que Bella la encontrara.
—Vamos a hacernos pasar por Layla Mead —dijo—. Tengo otra tarjeta SIM, la puedo poner en mi teléfono y así no reconocerá mi número. Le enviamos un mensaje como Layla, proponiéndole que nos veamos en la granja esta noche. Ella debió de escribirle la semana pasada, pero se encontró a Jamie en su lugar. Estoy segura de que Stanley quiere conocer a la verdadera Layla, averiguar quién ha descubierto su verdadera identidad y qué es lo que quiere. Irá. Estoy segura.
—Vas a necesitar un teléfono de prepago como el de Sid Prescott un día de estos —dijo Edward—. De acuerdo. Convéncelo para que vaya a la granja y en ese momento, entramos todos en su casa a buscar algo que nos lleve hasta Jamie.
Harry asentía.
—No —dijo Bella parándolos a los dos para que volvieran a prestarle atención—. Todos no. Uno de nosotros tiene que ir a la granja para entretener a Stanley el tiempo suficiente para que los otros puedan buscar bien. Y para avisarles cuando vuelva. —Miró a Edward a los ojos—. Yo lo haré.
—Belly, p… —empezó a decir Edward.
—Sí —lo interrumpió ella—. Yo vigilaré la granja y ustedes dos irán a casa de Stanley. Vive dos puertas más abajo de Sam, en Acres End, ¿no? —Le hizo la pregunta a Harry.
—Sí, sé dónde es.
—Belly —insistió Edward.
—Mi madre llegará pronto —agarró a Edward por el brazo—, así que se tienen que ir. Le diré a mis padres que voy a tu casa, amor. Nos encontraremos a la mitad de Wyvil a las nueve, nos dará tiempo de enviar el mensaje y de prepararnos.
—Vale. —Harry le guiñó un ojo y salió de la habitación.
—¡No le digas nada a tu madre! —gritó Bella a su espalda—. Todavía no. Tenemos que mantener esto en un círculo lo más cerrado posible.
—Entendido. —Dio un paso más—. Vamos, Edward.
—Dame un momento. —Y le hizo un gesto con la barbilla a Harry para indicarle que fuera bajando.
—¿Qué? —Bella miró a su novio conforme se acercaba y su respiración le ondeaba el pelo.
—¿Qué estás haciendo? —dijo con amabilidad, mirándola a los ojos—. ¿Por qué te has ofrecido voluntaria para vigilar? Lo haré yo, princesa. Tú deberías ir a casa de Stanley.
—No —dijo notando cómo se le calentaban las mejillas por estar tan cerca de él—. Harry tiene que ir porque es su hermano. Pero tú también. Es tu segunda oportunidad, ¿te acuerdas? —Se apartó un mechón de pelo que se le había enredado en las pestañas, y Edward le agarró la mano y la presionó contra su cara—. Quiero que lo hagas tú. Encuéntralo, amor. Encuentra a Jamie, ¿vale?
Él le sonrió y la beso durante un instante largo en el que se detuvo el tiempo.
—¿Estás segura? Vas a estar sola…
—Estaré bien —dijo—. Solo voy a vigilar.
—Vale. —Bajó las manos y apoyó la frente sobre la de ella—. Lo vamos a encontrar —susurró—. Todo saldrá bien.
Y, por un momento, Bella se atrevió a creerlo.
Soy Layla.
Nos vemos en la granja a las 11.
:)
Allí estaré.
NOTA:
Ya estamos muy cerca de saber que le paso a Jamie, quiero ver que teorias tienen sobre lo que paso y quien es Layla Mead.
Ya nos estamos acercando al final.
