Chapter 1
I
─Venga Hermione, tienes que ayudarme. ─Ginny estaba jalando la manga de su túnica mientras le suplicaba. Miró con reproche a la peliroja y después volvió a mirar el hechizo.
─Ginny, ya deberías saber que con estas cosas no se juega. ─El hechizo no solamente parecía complicado, si no que aparte requería de un par de ingredientes que iban a ser muy difíciles de conseguir─. Los hechizos de amor nunca terminan bien, uno no se debe de meter con los sentimientos.
─Pero no es un hechizo de amor, todo lo que hace es señalar tu alma gemela ─Ginny tomó el pedazo de pergamino y prosiguió a leer en voz alta─. "El hilo rojo te une con tu alma gemela destinada. Solamente la persona que ha hecho el hechizo puede ver este hilo rojo, el alma gemela en cuestión no percibe el hechizo. El hechizo de almas no es un hechizo de amor y no se debe considerar como tal". ─La menor de los Weasley miró con ojos suplicantes a su amiga.
Hermione le arrebató el pergamino mientras releía nuevamente, asegurándose de que no hubiera ningún truco escondido ni repercusiones. La última vez que había hecho una poción sin autorización, las cosas habían terminado muy mal— ¿De dónde sacaste esto de todas formas?
─Una chica de Slytherin lo usó y estaba hablando sobre ello en la clase de encantamientos ─Hermione suspiró. Definitivamente nada bueno podía salir de esto si lo había usado una Slytherin─. Entiendo cómo funciona y solo quiero saber si es Harry, por favor.
─¿Y si no lo es? ¿Realmente lo vas a dejar de amar porque un estúpido hechizo te dice que no es el destinado para ti? —preguntó Hermione más duramente de lo que le hubiera gustado.
Ginny no respondió, pero se quedó mirando los mosaicos del baño mientras las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos. Hermione sabía que Ginny había pasado por un evento traumático el año anterior y quizás ser salvada por Harry le había causado una gran impresión y esta era su forma de asegurarse que no fuera un error.
—Ya, ya, no llores. Está bien, lo haré, pero es la primera y última vez que me metes en estos líos ─la peliroja sonrió mientras se limpiaba las lágrimas de sus mejillas y asentía eufóricamente─. Ahora tenemos que ir de compras.
II
─¿Qué haces? ─preguntó Ginny al mismo tiempo que tomaba la mano de Hermione y alejaba el pequeño frasco con líquido rojo de sus labios.
─Además de que he gastado todos mis ahorros en los ingredientes ─le dijo mientras la señalaba con el dedo y con la otra mano se liberaba de su agarre─, no necesito que Ron me regañe si esta cosa no nos ha salido bien. Si no me pasa nada, puedes tomarla tú.
En parte eso era cierto, pero secretamente Hermione también tenía curiosidad. Tomó la mitad de la poción y le pareció que no sabía tan mal como la poción multijugos, eso en sí ya era un gane. Esperó unos segundos, pero no sintió que fuera a enfermarse. Entonces un cosquilleo extraño en su mano le llamó la atención y lo vio: Un hilo rojo delgado se había atado con un moño justo por debajo de su uña en el dedo meñique izquierdo, y la parte libre del hilo continuó creciendo y meciéndose con el aire hasta que desapareció por la puerta del baño.
─¿Cómo te sientes? ─preguntó emocionada la peliroja ─¿Ves algo?
Antes incluso de dejar que Hermione contestara, Ginny supo que sí debía funcionar porque su amiga estaba viendo con la boca abierta en dirección de la puerta. Sin poder contenerse tomó el resto de la poción.
─¡Fabuloso! ─se levantó de un brinco sujetando su mano derecha con la izquierda y levantándola hacia la luz—. No pensé que realmente funcionaría ─volteó a ver a Hermione que seguía sentada viendo a la puerta— ¿Ahora qué?
Hermione se levantó del suelo y se sacudió su falda mientras le quitaba importancia al asunto.
─Pues, ahora ve a ver a quién te une, supongo. Yo tengo clase de Historia de la Magia y dos pergaminos que terminar para la clase de defensa contra las artes obscuras de mañana.
─¿No vas a ver a quién te une? ─preguntó Ginny antes de que su amiga saliera del baño.
─No voy a buscarlo. Supongo que eventualmente me daré cuenta ─dijo finalmente la mayor saliendo por la pesada puerta de madera.
Una vez que estuvo en el pasillo se dio cuenta que su corazón latía rápidamente. "Esto fue una pésima idea" pensó mientras seguía caminando más rápido de lo que le hubiera gustado para disimular. A travesó los edificios uno después de otro sin molestarse siquiera en ver su mano. Total, el hilo atravesaba paredes, el hecho de que no fuera en dirección del hilo no significaba que no estaba en la dirección correcta. Llegó al retrato de la señora Gorda y descubrió que su hilo no entraba a la sala Gryffindor. Por unos segundos se quedó parada sin saber qué hacer.
─¿Quieres entrar o solo has venido a admirarme? ─el retrato preguntó mientras se abanicaba y la miraba aburrida.
─Fortuna major ─dijo lentamente. Cuando el retrato se abrió entró para encontrarse con Harry sentado en una de las mesas frente a la chimenea. Por lo menos su hilo no estaba unido a Harry, eso habría sido una completa fatalidad.
─¿Dónde está Ron? ─preguntó sentándose al lado de su mejor amigo.
─Buenas tardes, Hermione, Ron está en la biblioteca ─le contestó el pelinegro— ¿Estás bien? Parece que hubieras corrido un maratón.
─No es nada. Tengo clases y quería asegurarme de que Ron recordara hacer la tarea para la clase de defensa contra las artes obscuras. ─Era malísima mintiendo, y por la mirada que Harry le estaba dando, su amigo lo sabía, pero no le preguntó nada más.
En ese momento entró Ginny a la sala común, e inmediatamente se ruborizó.
─Buenas tardes, Harry.
─Hola, Ginny.
Cuando el chico había regresado su mirada al pergamino, Ginny señaló su dedo meñique de la mano derecha y después señaló a Harry. Hermione le dio una sonrisa, y después miró con curiosidad detrás de ella donde estaba Ron. No tenía forma de verle ambas manos, pero supo que su hilo rojo no se conectaba a él. No había nada rojo alrededor de ellos flotando. "Entonces ninguno de mis amigos" pensó agradecida. Aunque por supuesto que siempre estaba la posibilidad de que el hechizo no haya funcionado en ella, o que nunca conociera a la persona al final del hilo. Era un mundo bastante grande y técnicamente esa persona podría estar en cualquier lado, no necesariamente en el colegio. Al menos se podía quitar la incertidumbre sobre Ron de encima.
─Tengo que ir a clase, nos vemos después ─se despidió de todos y tomó sus cosas.
Ahora miraba su mano con curiosidad mientras caminaba a su salón de clases. ¿Qué tan lejos estaría esa persona? ¿Cómo sería? ¿Sería un muggle, un mago o un squib? "Quizá es Crookshanks" pensó en broma, pero al girar una esquina se dio cuenta de que el hilo, a pesar de no estar tenso, definitivamente se dirigía justo delante de ella. Nuevamente sintiendo su corazón acelerarse levantó la mirada para encontrarse con Neville Longbottom. "Ok, eso no me lo esperaba". Neville estaba recargado en la pared e intentaba, con una torpeza digna de él, acomodar sus hojas de pergamino dentro de un libro. Hermione maldijo internamente, el cliché de que opuestos se atraían siempre le había parecido una completa estupidez, pero esto era sencillamente ridículo.
─Señor Longbottom, ¿podría encontrar otro lugar dónde estorbar? ─preguntó una voz que cualquier estudiante en Hogwarts reconocería. Apareciendo detrás del estudiante, el profesor lo movió con su libro casi como temiendo tocarlo y Hermione rodó los ojos por la actitud del mayor. "Eh, cuidado con mi alma geme…" el pensamiento se quedó estancado cuando en cámara lenta observó cómo Neville se movía hacia el centro del pasillo y el hilo rojo seguía detrás de él. No solo eso, sino que se elevaba hasta la mano sosteniendo el cuaderno negro y terminaba en un moño en el dedo meñique de dicha mano.
─No, ¡No, no! ─Hermione se llevó las manos a la cara mientas recitaba todas las maldiciones que conocía muggles y de magos en su cabeza. De repente, Neville parecía una mejor opción.
