Uff! Asmodeo contribuye al gemido, a los espasmitos y escalofríos.

Uriel tiene el corazón SÚPER ACCELERADO y tiene que agarrarse de algo. La verdad es que cada vez que hace esto contigo, piensa que es… el mejor sexo posible. Y eso es DIFÍCIL de conseguir. Premio para Uriel.

"¿C-Cómo has aguantado tanto?!"

Aun no... aun no puede contestar, permítele, acaba de aguantarle una maratón al demonio de la lujuria.

Asmodeo... se ríe un poco porque... esta ángel es fantástica.

"W-What?"

"M-Me gustas mucho, Uriel."

—Uhm... —se sonroja igual.

—Y tienes un cuerpo que... —le da otro poquito de lujuria, sin querer y ahí va una réplica, sin querer.

Uhhhh

¡Pues, pues!

Esto es lo que le gusta de ella.

Uuugh

"Eres... insaciable"

"¡NO LO SOY!"

"Tanto como yo."

"Claro que no. No me parezco en NADA a ti."

"Ya, claro. Tanto como te gusto."

—¡No me gustas! ¡Sal de mi cabeza!

"Está bien…" va a salirse un rato.

Ella parpadea con eso, mirando alrededor.

"H-Hola?" Pregunta sintiendo una sensación de vacío.

Nada.

—¿Dónde estás?

La atraviesa de lado a lado

No puedes hacer eso que no se si le das o no otro orgasmito. Se gira alrededor de nuevo.

Uy… es posible.

—¡No se te ocurra meterte en alguien más! —advierte de repente y se imagina metiéndosele a Azrael y haciéndole esto que acaba de hacerle a ella y tiene entre... que le gustaría ver eso y que lo odia.

Se le va a meter dentro de nuevo porque no se puede hablar así.

Oooootro orgasmo. En serio. Luego te preguntas como aguanta. Pues ¡es que no paras de hacerle esto cada tres segundos! Debe tenerlo dormido, ya.

¡Pues es queeee!

—Ugh! Asmodeo!

"Es que no me oyes estando afuera!"

"Necesitamos un cuerpo. Vamos a... vamos a ir por uno." Decide apretando los ojos.

"¿A dónde?"

"Al infierno" se vuelve adentro dónde están todos preparando el exorcismo.

"Sin Lord Belcebú no hay cuerpo." Suelta el "Lord" así medio con sorna.

"Hay más demonios ahí abajo, alguno podrá hacer algo."

"Tienes mucha fe en el infierno... intentémoslo."

—Gabriel —le llama y la verdad, los demás también la miran—. Voy a bajar al infierno a por un cuerpo para Asmodeo.

—¿Qué? No. No puedes bajar al infierno tu sola y poseída, ni siquiera esta Belcebú ahí abajo.

"Como si eso fuera un alivio para alguien."

—I-Íbamos a hacer el exorcismo... —comenta Remiel.

—No vamos a hacer un exorcismo para que salga de mí y posea a uno de vosotros —replica Uriel.

—¿Te ha convencido de esto el demonio? ¿Te está obligando? —pregunta Azrael.

—No. Lo he decidido yo.

—Uriel, no. Esto es peligroso, suficiente tenemos con Miguel encerrada —sigue Gabriel.

—Déjanos sacarte al demonio a nosotros dentro de… terreno consagrado. Consagra la casa, mira… —propone Azrael.

—Y en cuanto salgamos irá a por cualquiera. No podemos recuperar el cielo y ayudar a Miguel estando aquí encerrados.

—Pero ¿y si te hacen algo ahí abajo?

—Tú —Uriel se vuelve a Aamón—. Tú eres un demonio, seguro sabes cómo hacer esto.

Aamón parpadea, tomado por sorpresa con eso.

—Aamón no va a ir al infierno —sentencia Raguel así, por las buenas—. Lo siento, Uri, debe haber otra forma.

—¿Por qué no? Es un demonio, esto es una emergencia.

Raguel mira a Aamón de reojo.

—Porque no me parece una emergencia, él puede quedarse ahí un tiempo.

—Bueno, no eres tú quien para decidir.

Raguel suspira y mira a Aamón.

—La verdad... es que, mal te pese, Gabriel tiene razón. Belcebú es quien aprueba los cuerpos nuevos —asegura el demonio.

"Es que eso temía yo…"

—El infierno no funciona como el cielo, Uri… —le recuerda Raguel con voz conciliadora.

—Pues lo conseguiremos sin aprobación.

—¿Cómo vas a hacer eso? —pregunta Raguel.

—Preguntando. Seguro alguien sabe cómo se hace. Pero si no queréis bajar ninguno...

—Yo te acompaño si quieres —propone Azrael.

—No puedes irte al infierno mientras Leviatán está haciendo quien sabe qué en el cielo —protesta Gabriel.

—Quizás sería lo justo.

—Sí, ya, para lo mucho que controlas a Leviatán quizás seas más útil en el infierno.

—Bueno, pues si vosotros no podéis venir porque vuestros demonios están haciendo cosas raras, me llevo a Sariel y Remiel —propone Uriel.

—Eso… tengan mucho cuidado.

Remiel vacila un poco, pero no quiere acobardarse ahora.

—¡¿A-A-A mí?! —pregunta Sariel que dice que no tiene ni vela en el entierro.

Gabriel aprieta los ojos con todo esto.

—El infierno sigue siendo un lugar peligroso, chicos, ¿y si solo esperáis a que esto termine?

—Tú bajas cada semana.

—Bueno, vosotros dos aun no conocéis siquiera a vuestro demonio, así que no sois responsables de nada —asegura Azrael.

—No, es ella la que sube —replica Gabriel—. E igualmente tenemos inmunidad diplomática cuando está Belcebú. Pero ella no está.

—Y quizás tendrían que ir conociendo a su demonio… puede ser una oportunidad —hace notar Raguel.

—¡Yo no quiero conocer NADA ni a NADIE! ¿No han visto el desastre que está haciendo todo esto? —protesta Sariel tan enfadada.

—P-Pero... —Remiel vacila también.

—De todos modos, aquí nosotros tres no estamos haciendo mucho —sigue Uriel.

—¡Remiel y Sariel estaban rezando! —discute Gabriel.

"Pueden rezar mientras bajan al infierno, de hecho, seguramente lo harán."

—Podemos rezar en el infierno —asegura Uriel, usando el argumento de Asmodeo.

"Ugh, tú no…."

"¿Por qué no?"

"Porque se siente horrible."

"Tal vez debería, entonces."

"Ugh, ¿de verdad? ¿Te digo que no hagas algo y consideras que es lo que hay que hacer? Vale… tal vez no deberíamos tener sexo…"

"Eso sin duda."

"¡Se supone que me tienes que decir lo contrario!"

"Lo diré cuando me interese" sonríe un poquito

"Es decir, las reglas cambian de acuerdo a lo que te convenga" Asmodeo protesta un poquito aunque… ha sonreído y eso es mono.

"Así es."

"Ya veo los problemas de estar con un ángel…"

Ojos en blanco. Asmodeo le da un poquito de lujuria solo como un cariñito y ella aprieta... entre las piernas con eso.

—P-Pero… —protesta Sariel, mirando a Remiel un poco asustada. ¿Ir al infierno ahora? ¡Ni siquiera tienen control del cielo!

Remiel también la mira a ella, nervioso porque esto le da miedo.

—Yo… Uri es que no es que no te quiera ayudar… e-es que…. —sigue Sariel.

Uriel se acerca a ella y la toma de las manos, apretándoselas un poco.

—I-Ir al infierno me da miedo…. Tú porque ya...

—Somos ángeles, Sariel, somos mucho más fuertes que ellos y tenemos a Dios de nuestro lado.

Sariel traga saliva porque eso es verdad.

—Lo siento, a veces la fe flaquea….

—Está bien. Estás perdonada.

—Aun así, pienso que…

—No puedo hacer esto sola.

Sariel se muerde el labio con eso.

—Te ayudaré.

Sonríe y le aprieta las manos, luego mira a Remiel. Sariel mira a Remiel también, suplicante ahora para que los acompañe.

—Es que... antes estabas... ¿estás... bien? —pregunta, nervioso porque la ha visto mientras estaba en mitad de la excitación.

Ella se sonroja UN MONTON.

—¿Eh? ¿Estaba qué? —pregunta Sariel.

—El demonio le estaba haciendo algo —le explica a Sariel, que aprieta los ojos.

—Estaba... estoy bien, no os preocupéis por eso —asegura Uriel.

—¿Segura?

—Sí, sí —sigue sonrojada.

"Sí que te gusta…" le susurra Asmodeo.

—NO! —chilla.

—N-No estás bien. ¿Qué pasa? —pregunta Azrael, asustándose con el grito.

—E-Estoy bien, sí estoy bien.

"Un poco excitadita."

"No."

—Vale, es que como has dicho que sí y luego has gritado no... ¿Aún te peleas con el demonio dentro?

Asiente.

—Bueno, Remi, ¿entonces sí vienes? —pregunta Sariel.

—Ehm... sí. Sí. Vale.

—Menos mal —le sonríe un poquito, asintiendo—. ¿Por dónde vamos a bajar?

"Yo puedo llevarlos… pero mejor bajar por las escaleras."

—Escaleras. Vamos —guía Uriel.

—No sé dónde están las más cercanas.

Uriel les tiende las manos a los dos.

Remiel le toma una, nervioso y ahí va Sariel a tomarla también, tragando saliva.

Uriel desaparece con un rayo.

Que dramático.

Pues... les hace aparecer en las escaleras. Sariel se arregla un poco la ropa y el pelo.

—¿Tendremos que… vestirnos de alguna forma o algo?

—En principio, no.

—¿No deberíamos disfrazarnos de demonios? —pregunta Remiel.

"No sirve de nada disfrazarse de demonio, chicos…"

"Por qué no?"

"Porque SIEMPRE parecen ángeles disfrazados de demonios."

"Pues ayúdanos a no parecerlo."

"¡Pues no es tan fácil!"

"¡Que no va a ser fácil!"

"Ustedes GRITAN ángel a kilómetros."

"¡Solo haz que no lo hagamos!"

"Pues… tendríamos que… Ugh, vale" Uriel chasquea los dedos y va a ENSUCIARLES completamente.

—¡Ugh! ¿Qué es esto? —protesta Remiel.

—Pero ¡¿qué te pasa?! —protesta Uriel con ello también.

—Uuuuughh! —Sariel también, sintiendo TODO… raro.

"Te lo he advertido..."

—¡Porque haces esto! ¡Tú no estás así de... esta capa de... mugre! —protesta ella quitándosela, chasqueando los dedos de nuevo.

"Es que huelen…. "

—Vale, vale. No nos disfracemos —protesta Uriel.

Remiel la mira de reojo y vacila, pero se quita también la mugre.

Sariel… vacila y se la quita, pero no totalmente pensando que eso puede ayudarle.

Remiel se humedece los labios y luego frunce el ceño, pensando.

—Avaricia, ¿no es eso? —chasquea los dedos y la verdad se viste a si mismo con una túnica dorada que ya quisiera la armadura de Miguel.

—Ohhh! Remiel!

—V-Vamos —se sonroja un poco pero no mira a las otras dos, dispuesto a ir delante.

Uriel le mira de arriba abajo y luego mira a Sariel de reojo.

"¿Eso va a funcionar?"

"¿Para… seducir al príncipe de la avaricia?"

"Supongo que ese es su plan, sí. ¿Tienes algún consejo?"

"Sean ustedes mismos y relájense."

"Me refería en concreto para ellos. Sariel es con la pereza."

"Ufff, Belfegor es un DESASTRE. Tendrá que buscarla entre… la basura"

Arruga la nariz y mira a Sariel. Prefiere no decirle eso.

"Mammón es bastante divertido…"

"¿Por?"

"Bueno, a él le gusta ir a la tierra y los humanos… y el dinero y las cosas brillantes. No es la peor idea la capa."

"Puntos para Remiel."

"Belfegor necesita MUCHO… mmm... Motivación. Eso es. No tiene NUNCA motivación alguna. Quizás Sariel pueda darle una motivación en la vida."

—Motivación... —repite Uriel a eso y Asmodeo la hace asentir.

"Tal vez deberíamos encontrar primero al de Remiel y que él nos ayude con el cuerpo." sigue ella interiormente otra vez.

"¿Tantas ganas tienes de que me salga?"

"¡SI!"

"Pues vale, aunque no tengo muchas esperanzas en esto…"

"¿Por qué no?"

"Porque no está Belcebú."

"Pero no es como que ella haga el cuerpo, ¿no? Solo da la autorización."

"Pero el infierno está hecho ahora para que NADA funcione sin toda la burocracia."

"Bueno, pues la autorización la dará otro, no es como que ella sea la única."

"Eso crees, ella ha hecho todo para que sea un cuello de botella."

"Pues algo se podrá hacer. Obliga a quienes hacen los cuerpos a hacerlos."

"Vamos a ver… si lo consigo."

—¿Y qué hacemos entonces u a vez llegamos abajo? —pregunta Sariel.

—Pues entrar, no es como que haya un... nada. En la puerta.

—Antes tenían un perro, pero hace años que ya no —comenta Remiel.

—Ugh… ya, y recuerdo el asunto del perro.

—¿No estará aun en marcha la Urgía? —Remiel se detiene de repente.

—Eh... —Uriel vacila sin tener NI IDEA.

—Queeeeé? No! —Sariel se detiene también—. Vámonos.

—Calma, calma, no tenéis porque hacer nada si es así...

"No va a estar aún la orgia… espero" comenta Asmodeo para Uriel.

—Además, hace mucho rato que nos fuimos, seguro ya acabó —añade.

—La parte buena es que si ya han hecho esto hace poco van a ser menos violentos con nosotros, ¿no? —pregunta Remiel.

—O estarán hambrientos y nos comerán… —asegura Sariel.

—¿C-Comernos? —Remiel se para frente a las puertas de abajo.

—Sari, si alguien intenta comerte, tú le bendices —sentencia Uriel.

—¿L-Le bendigo nada más?

—Sí. Mira... —Uriel abre la puerta, entrando y buscando a uno—. Bendice a ese, ya verás.

—¿Y-Yo? Vale…. Y-Yo te bendigo en el nombre del paaaadre y del hiiiijooo.

El demonio Randomur pega un grito y empieza a soltar palabrotas.

Sariel se asusta con el grito y las palabrotas, chasqueando los dedos y desapareciendo a Randomur.

—¿Lo ves? Somos más fuertes. Vamos.

Remiel traga saliva porque no parece buena idea, mira cómo se ha enfadado el demonio.

—No somos más fuertes, ¡Se ha enfadado un montón! —protesta Sariel.

—¿Y eso qué?

—Puedo desaparecer a uno, pero ¡si es una horda no puedo desaparecerles! ¡Bendecirles no sirve!

—Bueno, entonces desapareces tú.

—M-Mejor no nos separemos —pide Remiel—. ¿A dónde hay que ir?

Sariel mira a Uriel, que vacila con eso...

"¿Asmodeo?"

"Vayan al Gran Salón, empecemos por ahí… a ver si encontramos a Dagón"

—Hay que buscar a Dagón o a alguien de alto rango.

—Hum… y donde buscamos a Dagón?

—Yo no suelo... ir mucho más dentro que la sala del trono, las pocas veces que he venido —explica Remiel.

—Eso. Ahí. Empecemos por ahí —asiente Uriel, sonrojándose un poco porque... no es ahí donde estaban cuando... ugh. No pienses en eso.

Eso, la sala del trono. Sí, sí es.

La verdad, la orgía se ha disipado en como un noventa y cinco por ciento. Aun quedan algunos chicos de Asmodeo rezagados por ahí y lo que hay es el tremendo aire de incomodidad general que queda siempre en el que se pasan unos días sin mirarse a la cara unos a otros.

Así de "ya sé que ayer estaba intentando penetrarte por la oreja mientras alguien me azotaba con un cactus, pero hoy tienes que acabar de rellenarme el estúpido formulario B467, joder."

"Ah, me encanta la atmósfera post-orgia…."

"Está todo el mundo... nadie siquiera nos mira."

"No todos estarán así, pero… sí. Y aún se siente un poco la lujuria en el aire, ¿no la sientes?"

"Uhm... no." Se sonroja porque sí la siente, pero pensaba que era... ehm... él. Y por eso no ha dicho nada.

Remiel camina delante de las dos, guiándolas hacía donde cree que está la sala del trono, aunque... la verdad es que no sabe dónde está, siempre entra por el mismo sitio y se sabe ese caminito. Desde aquí no sabe ir, así que están básicamente vagando de forma errante por los pasillos.

Cada ver que cruzan uno se tensa mucho y se pone muy en guardia, pensando en la imagen de archivo que Gabriel les mostró de Mammón. ¿Qué tal que está detrás de esa planta? ¿Qué tal que ahora sale por esa puerta? ¿Qué tal que se lo encuentra de cara al girar la esquina? ¿Y si está en la sala del trono lamiendo las paredes? No se supone que puedan hacerlo, vio los carteles, pero luego los demonios...

No se le da bien esto de ir a cazar demonios. Ni siquiera ha pensado en qué va a decirle, ni porque se pone así solo por la idea de encontrarle.

Lamiendo las paredes, really?

¡Pues luego los demonios! ¡Si tienen ese cartel, será por algo! Aunque ahora hay algunos carteles que dan bastante miedo... "Trabaja duro y lo conseguirás seguro" con un diamante en purpurina...

Suena a algo que pondría alguien en la puerta de un campo de concentración. Salvo por la purpurina, que en su opinión no sabe si lo empeora.

Lo hace. Belcebú tiene que quitar esos carteles.

Sí, sí que tiene. Antes que alguien tenga pesadillas.

Sariel… venga, no se puede decir que no haya bajado al infierno en los últimos miles años, no, pero la verdad es que ha bajado lo MENOS posible y siempre acompañada de alguien. Nunca, NUNCA ha venido sola (ni ganas). Piensa la verdad que ya deberían hacer algo como un Google maps de ahí.

Ya nos imaginamos a los chicos de Google maps con sus sombreritos de cámaras... En bicicleta. Siempre hay gente dispuesta a hacer trabajo, por el sueldo mínimo, además

Bueno aquí puede que si haya que pagar un poquito más.

Seguro ese sería el plan al principio y todo iría... degradando como siempre. ¿Plus de peligrosidad ni que plus de peligrosidad? Peligroso estar en un escritorio y tener que ser responsable de esto. No bajar ahí a pasear todo el día y sacar tres fotos.

Claro, nada de peligro ir al infierno. NADA.

Estas nuevas generaciones se quejan de todo. Deberían haber visto como era el infierno cuando estaba Aamón.

Es verdad, entonces si hubiera valido la pena, ahora solo de quejan por ser la generación de cristal.

El caso es que aún no hay Google maps, Sariel.