Generaciones Doradas
Capítulo 10
Pánmizos, Caminos de la República, 13 de Enero, 10:00
El poderoso chillido del metal y roca al romperse bajo el poder desencadenado por el Patriarca para liberar a Prometeo hizo que el águila que devoraba diariamente los intestinos del titán girara sobre sí misma y cambiara el rumbo hacia ellos. Creada por el mismo Zeus para castigar al inmortal de por vida, su magia era enorme y su cosmos rivalizaba con el de las más poderosas criaturas pero nunca necesitó usarlas porque su sólo tamaño hacia que nada se atreviera a amenazar su liderazgo de los cielos. Con largas alas emplumadas en tonos marrones, garras de acero y pico dorado y duro como la roca, Aetós era la reina de los cielos y no iba a permitir que su presa predilecta se le escapara… por eso voló mientras buscaba su energía y en cuanto dio con ella se lanzó con todo a por él. (1)
Justo a tiempo para evitar que desapareciera por el portal hecho por Alma de Géminis, sus garras estuvieron a punto de atravesar el pecho de Kiki y Fran, que por suerte para ellos se pudieron lanzar a un lateral y evitar la ofensiva. En cuanto giraron sobre ellos se encontraron con la enorme bestia, que aleteó algo torpe para levantarse y poder remontar el vuelo. Seiya de Sagitario no se lo pensó y se rodeó de su cosmos, que concentró en su puño mientras sus ojos brillaban con intensidad.
-¡Trueno atómico!
Y la descarga de energía golpeó en las alas de Aetós, pero ésta ni se inmutó e incluso hizo que el cosmos del chico saliera despedido por el aire y se perdiera en lo alto. Sin embargo eso no detuvo a Alma para ella también atacar.
-¡Explosión de galaxias! -el descomunal poder desplegado levantó el aire e hizo que la tierra misma retumbara- ¡Muere, mala bestia!
Aetós salió despedida tras recibir en el pecho el ataque de Alma, voló cientos de metros antes de empezar a rodar por el suelo de mala manera y detenerse con torpeza por su enorme tamaño. Estaba tan cerca de ellos cuando se desencadenó el golpe que ni pudo defenderse por no tener el tiempo suficiente para volver a interponer sus alas, y sin embargo sólo unas pocas líneas de sangre manchaban las plumas blancas de esa parte de su cuerpo. Dio un poderoso chillido antes de empezar a remontar en el aire para tomar altura, Seiya comprendió qué era lo que pretendía cuando notó que su cosmos se centraba en el pico, que fue abriendo; por eso desplegó las alas de Sagitario y se impulsó de un gran salto con su arco listo para ser utilizado.
Se cruzaron en el aire y la bestia trató de atravesar con su pico al dorado, que se removió en el aire con agilidad y se colgó de su cuello; aprovechó su arco para pasarlo por delante de su cuello y tiró con firmeza para gobernar sobre su voluntad como si fuera su jinete; claro está ella se quiso zafar de él y comenzó a girar sobre sí misma con las alas curvadas pero Seiya se mantenía firme en el sitio antes de dar con una de las paredes de energía de Kiki, contra la que se golpeó por ir demasiado deprisa para poder modificar su rumbo antes de estamparse de lleno. Eso permitió a Seiya golpear su cabeza con el puño y, de un fuerte movimiento y ahorcándola con sus piernas, tomó su arco; pero antes de poder hacer nada Aetós volvió a girar sobre su cuerpo y ahora sí le hizo caer al vacio.
El dorado no llegó a acabar en el suelo pero sí tuvo que reponerse y cargó su arco, dispuesto a lanzarle una flecha cuando una nueva descarga de energía llegó desde el suelo… sin embargo no era ni de Kiki ni de Alma, esta era mucho más poderosa que la de cualquiera de ellos. Giró su rostro y vio a Prometeo rodeado de su cosmos, puños apretados y cara de pocos amigos antes de volver a desencadenar uno de sus golpes de energía. Acertó este último y logró desestabilizar al monstruo, que pareció caer unos instantes antes de aletear y abrir el pico para devolver la descarga, y que fue directo a por todos los demás.
Antes de que nadie interviniera Kiki se colocó por delante y alzó su muro de cristal, sonrió al notar que Mónica, aunque de forma inconsciente, lo potenciaba y le otorgaba un tono celeste tan hermoso que casi deseo poder perderse en su espectáculo lumínico; sin embargo no se permitió ese lujo y cuando terminó el ataque él mismo lo retiró e invocó su Extinción de la luz estelar, que alcanzó el pico de Aetós justo cuando lo abría nuevamente para repetir la acción.
Dio un nuevo chillido de molestia y procedió a poner por delante las garras antes de volver a caer sobre ellos, esa vez fue Fran el que quiso intervenir para agarrarla por las zarpas, de hecho logró detener durante unos instantes el envite antes de ser arrastrado; Seiya intervino, cargó su arco con una flecha de energía y el cosmos de él, Kiki y Alma se concentró en su punta, en cuanto la lanzó cruzó el aire y se dirigió de inmediato a la cabeza, que atravesó de lado a lado tras lo cual la flecha quedó firmemente clavada en el césped.
Recorrieron unas cuantas decenas de metros antes de frenar plenamente el movimiento de inercia que desplazaba a ambos a toda velocidad. El chico casi se ve aplastado por el enorme peso de Aetós; de su herida manaba sangre a borbotones y caía a lo largo de la cabeza y por el agujero hasta manchar ropa y césped casi por igual…. Sin embargo pudo sobreponerse al hacer arder su cosmos lo suficiente como para enviar desde sus manos desnudas una explosión de energía que acabó por romper las garras de la bestia, frenar el avance de su cadáver y de paso sentir cómo su poder recorría su organismo desde el pecho hasta las manos. Dio un fuerte grito y se dejó caer a la hierba, necesitó ser ayudado por su hermana y Kiki para poder sacar plenamente las piernas de bajo el poderoso pico del águila, no evitaron que Prometeo le propinara una buena patada mientras le gruñía con bastante molestia… y sin embargo suspiró.
-Será mejor que nos vayamos, antes de que echen en falta a este bichejo… -murmuró, serio-. Además, es posible que lo volvamos a ver si se regenera.
-¿Podría tener ese poder?
A la pregunta de Kiki, él asintió.
-Lleva comiendo de mi carne siglos… no me extrañaría que haya asimilado de alguna forma ese poder, nunca se sabe con el monstruo de Zeus.
-Volvamos a casa, sí…
Kiki les teletransportó al lado de las puertas de vuelta al Santuario ahora que ya carecía de todo sentido ocultarse por su uso del cosmos… sólo esperaba no tener que volver en un tiempo y así no correr el riesgo de tener que luchar contra algún nuevo monstruo.
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Puerto de Civitavecchia, área metropolitana de Roma, 13 de enero, 11h.
Según salió del coche Shaka se envolvió en una brillante luz dorada; la armadura de Virgo protegió de nuevo su cuerpo tras elevar su cosmos y solicitar de nuevo su protección para enfrentar lo que quiera que estaba perturbando la paz de la ciudad… Lo que quiera que había llegado a las costas en forma de oleaje era de un poder inmenso, él sólo había sentido algo similar cuando estuvo en presencia de dioses, y aún así este cosmos superaba al de los Olímpicos con los que en su día se batió en duelo. Sin embargo no se echó atrás y avanzó hacia el frente con valentía hasta llegar a una playa.
Estaba totalmente vacía salvo por algún que otro restaurante a pie de mar pero que evacuó en cuanto vieron la gran masa de agua – que resultó ser puro cosmos – aproximarse, por lo que en una amplia extensión donde antes había gente haciendo deporte o con mascotas ahora sólo quedaba un gran hombretón. Shaka se le acercó con precaución, comprobó que estaba revisando los alrededores con la vista pero sin reparar en ningún momento en su presencia aunque se notaba perfectamente la molestia en sus ojos… y ese hombre no era Poseidón, recordaba su energía cuando intentó matar a Atenea durante la Guerra Santa previa a la de Hades y ésta que notaba ahora era muy superior.
-¿Necesita algo?
-Sólo saber de su intención -al caballero le sorprendió el tratamiento así que lo siguió-. Mucha gente estuvo en peligro por su llegada.
-No lo estarían si respetaran la costa… -gruñó- El mar está infestado de… algo que no sé qué es ni entiendo de dónde viene - le lanzó entonces restos de plástico y Shaka suspiró un poco, pero antes de que pudiera decir nada el otro habló-. ¡Los humanos estáis llenando mis océanos de basura, y eso no lo pienso tolerar!
Y alzó sus manos con violencia; un torbellino de agua emergió del mar y se dirigió directo hacia las casas: el litoral era una larga línea de casas bajas unifamiliares y hoteles al fondo y se extendía hacia el horizonte más allá de lo que la vista humana permitía. El caballero iba a interponerse para defender a los civiles cuando sintió otro cosmos similar al suyo y vio cómo el resplandor dorado de una esfera de luz impactó contra el agua, haciendo que perdiera su majestuosidad y se precipitara al suelo como la lluvia; sus ojos coincidieron con los de Shun de Virgo, aunque sin sus protecciones por motivos evidentes.
-¿Otra mosca que se atreve a molestar al Océano? -el titán gruñó- En ese caso… os mostraré mi verdadera fuerza…
Sus ojos se iluminaron y su energía cambió de pronto de naturaleza pero no de inmensidad: normalmente el cosmos se sentía como una sensación cálida en la piel, era similar al Sol acariciando el rostro de uno incluso cuando era de un temible enemigo; sin embargo ahora podían notar los poderes del enemigo en lo más profundo de su alma de una manera casi mágica y no tan física como otras veces, aunque se sorprendieron de casi poder asir su energía.
-Creo que no es necesario llegar a ese punto… -murmuró Shaka- Tu energía es inmensa, ¿quién eres?
-Océano… ¡titán primordial de las aguas! -de un gesto creo desde la nada un tridente- ¡Y esto que sentís es el dunamis, la energía de la creación misma! ¡Mucho más poderosa que vuestro cosmos! (2)
Los dorados no tenían que jurarlo, esquivaron una intensa ráfaga de esa fuerza desconocida para ellos y giraron sobre sí mismos mientras ésta chocó contra un muro de energía que elevó Shun para defender la zona… precisamente instantes después escucharon las sirenas de coches de policía llegar, por suerte para todos decidieron que ayudaban más evacuando que intentando nada contra aquella gente tan rara que soltaba luces por las manos.
-Si no para, tendremos que detenerle nosotros -exclamó Shun-. Las cosas han cambiado mucho desde que no recorre el mundo.
Océano asintió y volvió a enarbolar su tridente.
-El humano de este cuerpo me lo ha explicado -les dijo-. Sin embargo está de acuerdo en que los mortales deben comprender sobre sus acciones… debió ser por eso que volví… ¡Así que os enseñaré a respetar a la naturaleza!
De sus dedos salieron largos hilos de dunamis que se enroscaron en los cuerpos de ellos antes de que pudieran hacer nada; sin embargo Shaka se teletransportó detrás de Océano y le abrazó por detrás para desatar un fuerte fogonazo de cosmos desde sus manos, Shun tampoco se quedó atrás e hizo estallar su cosmos y ejecutó un poderoso Ohm que voló directamente hacia el pecho del titán, que aguantó fácilmente el ataque. Giró sobre sí mismo y tomó a Shaka de la cabellera, le lanzó contra el suelo y le ahorcó con la mano desnuda hasta que el otro cayó sobre él con los pies por delante, aterrizó en su antebrazo y logró hacer que soltara a su compañero; en cuanto tocó el suelo le dio una poderosa patada en el lateral y elevó su cosmos para ejecutar su mayor ataque.
-¡Tesoro del cielo!
Y los ojos de Océano brillaron unos segundos antes de perder su color; sin embargo eso no detuvo su cólera y enganchó fácilmente de nuevo a Shun antes de lanzar por los aires a Shaka con una gran ola de pura energía, éste acabó estrellándose contra unos árboles del paseo marítimo mientras el otro aguantaba los puños del titán. Sin embargo el más joven se revolvió y le propinó una nueva descarga de cosmos en el estómago, donde apoyó la palma de su diestra y desencadenó esa energía; fue entonces que se rodeó de sus poderes para volver a ejecutar su ataque… pero Océano le vio venir y con su tridente se dispuso a atravesar su pecho, el sonido del metal chocar contra el metal precedió a que pudieran ver la brillante armadura de Virgo proteger a Shun.
-¡Ese trozo de chatarra no te defenderá para siempre de mi cólera! -el titán brilló en puro dunamis- ¡Te sumergiré bajo las aguas!
Una enorme ola se elevó tras ellos e incluso por encima de casas y hoteles; había casi que tumbarse en el suelo para poder contemplar toda su envergadura, lo que implicaba que el nivel del mar bajara varias decenas de metros… Shaka contempló ese espectáculo con cierto miedo y comprendió que necesitarían de mucha ayuda para poder hacer frente a esa fuerza de la naturaleza. Alzó su cosmos y llamó a los demás mientras se concentraba para atacar a Océano justo cuando este descendió sus manos y los miles de litros de agua cayeron como un torrente sobre ellos… hubieran acabado ahogados de no ser por unas cadenas que se enroscaron en torno a ellos.
Y es que la intervención providencial de Mónica salvó a Shaka de perecer ahogado, Shun gracias a la armadura de Virgo se convirtió en un meteoro que pudo luchar contra la gran fuerza de Océano pero no el otro, que empapado tosió con ganas para liberar su cuerpo del líquido que tragó; el agua que había desencadenado chocó contra unas paredes de energía cuya usuaria no reconocía pero que el titán pudo reconocer, a su lado estaba y Prometeo en el paseo marítimo, sonrió al ver al segundo.
-¡Por fin alguien que me es conocido! -exclamó- Estaré contigo en cuanto me deshaga de todos estos mortales, son un peligro para el ambiente.
-Precisamente vengo a pedir clemencia -el otro se le aproximó tranquilo-. Sé que los hombres son destructivos, pero no creo que merezcan tu cólera.
-¡Mira cómo tienen la costa! -gruñó, las corrientes no dejaban de golpear las paredes de energía de Mónica- ¡Y mira toda la basura que tiran al agua! ¡La humanidad merece un castigo!
En ese momento intervino ella.
-La humanidad tiene a su protectora -le explicó, alzando su cosmos-. No permitiré que mates inocentes.
Océano se fijó en ella, las cadenas de sus antebrazos le llevaron a un Shaka que parecía irse recuperando de la conmoción; y de ella manaban precisamente lo único que impedía que toda la línea del litoral hubiera quedado arrasada. Sin embargo también era palpable para él su debilidad, aunque la curiosidad fue mayor.
-¿Cómo te llamas?
-Soy Mónica… una diosa, la protectora de la Tierra -su pelo incluso danzaba con su cosmos-. Baja tu tridente… ¿Eres Poseidón?
Y el titán se rio a carcajadas antes de negar, ella se sonrojó un poco y ahogó u grito cuando él la rodeó en dunamis y la atrajo hasta él, Prometeo también corrió en su dirección y el cosmos ardiente de los dorados se fue aproximando al notar el peligro de su diosa.
-¡No me compares con ese inútil, pude notarle encerrado en una vasija en pleno Atlántico! -exclamó-. Tuve oportunidad de hablar algo con él, se quejaba constantemente de una tal Atenea… ¿eres tú?
-No, yo soy Mónica, ¿recuerdas? -y los ojos de ella brillaron- ¡Será mejor que dejes esto si no quieres acabar como Poseidón!
El cielo y la tierra temblaron mientras la energía de ella se desencadenaba; la piel de su espalda ardía mientras el tatuaje en ella brillaba de forma intermitente hasta apagarse y los poderes de la chica se dejaban sentir, casi era líquido de lo denso que se volvió y Océano debió reconocer que aquello era increíble aunque no se dejó amilanar: tomó su tridente y la quiso empalar con él, pero la chica esquivó el envite y lanzó la punta de las cadenas de Andrómeda hacia su cuello, en torno al que se enroscó; a lo largo de éstas se desencadenó un intenso relámpago pero el titán alzó su energía y se transformó en agua antes de aparecer detrás de ella dispuesto a abrazarla para aplastar su delgado cuerpo.
-¡Pues tendrás que derrotarme, muchacha!-exclamó- Tu poder es enorme… ¡pero el mío es mayor!
Y sin embargo las cadenas protegieron a su ama y alejaron a Océano de ella tras golpearle repetidamente en el estómago, Prometeo tampoco se quedó quieto y unas llamas se enroscaron en torno a sus piernas y brazos, éstas últimas tiraron de tal manera que quedaban pegados contra la espalda de Océano; una flecha dorada surcó el aire y se clavó en la pierna del titán justo cuando más ataques de cosmos de varios de los dorados – y que se colocaron en círculo estratégicamente – se aproximaban contra él… y sin embargo la diosa detuvo los ataques de un solo gesto de mano, sus ojos brillaban mientras su cosmos desatado lo llenaba todo.
-Mis poderes nacen de mi amor al hombre -murmuró-. Pero sé cuando un combate está perdido… y tú ya has sido derrotado.
Océano la miró a los ojos, los poderes de la diosa curaron su ceguera producto del Tesoro del cielo y hasta retiró la flecha dorada de Sagitario pero no el fuego de Prometeo, que ahora sí, sentía en ella a una diosa… pero se desmayó instantes después, tuvo que recogerla para que no acabara contra el suelo y, en cuanto eso sucedió, las paredes de energía desaparecieron y los ataques de los dorados impactaron en el titán, que también terminó malherido y con icor manando de las heridas y cortes.
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Santuario de Atenea, Templo Principal. 14 de Enero, 12h.
El Patriarca reaccionó rápido y en cuanto vio que su diosa se desplomaba se teletransportó para llevarla a casa y dio las instrucciones para inmovilizar a Océano por si seguía con malas intenciones mientras Arturo se encargaba de poner orden por el puerto y hablaba con las autoridades para calmar los ánimos; la ayuda de Prometeo fue fundamental para que la ciudadanía se olvidara de aquellas cuestiones y que todo registro en vídeo desapareciera antes de que se difundiera por la red mundial, así que por suerte para todos eso no pasaría de una anécdota… al menos en el mudo humano.
Según apareció Kiki con ella en brazos la empezó a tratar, con ayuda de Raki e incluso Mu y Saga, éste último como mayor de su generación y responsable de todos tenía bastantes conocimientos y se limitó a entrar por el Santuario sin que nadie se cuestionara las cosas… la única orden que acató fue la del Patriarca cuando le dijo que atendiera a Océano en cuanto vieron que ella estaría bien, así que fue al cuarto de al lado para ayudar con la recuperación de Océano, siempre bien atado con las poderosas cadenas de Andrómeda y cueros con el símbolo de la diosa para que quedara apropiadamente impedido de todo movimiento o acción contra ellos. Por él le hubieran encerrado en alguna ánfora, pero Prometeo se negó y prefería tenerlo de aliado a enemigo ahora que la diosa estaba fuera de combate, cuando recuperó la fuerza se lo llevaron a un sitio mejor para la tranquilidad de Saga.
Fran permaneció fuera sin hacer nada para no molestar a nadie junto al resto de dorados, sólo faltaba Shaka por haber ido con Severo para ayudar con el ataque de ansiedad de Carlo, tuvieron que llevarle a urgencias aprovechando la conmoción y que médicos calmaran su nerviosismo… de esta forma en cuanto estuvo más o menos recuperado también fueron al Santuario para descansar antes de volver a casa, al chico no paraba de sorprenderle cómo habían pasado de estar en Italia a, segundos después, aparecer en Grecia y encima en un lugar en apariencia mágico.
-No sé si lo notaste durante la pelea -Prometeo tenía una taza de café en las manos-, pero el cosmos de Mónica hirvió justo mientras el tatuaje de su espalda parpadeaba hasta apagarse del todo, poco después acabó inconsciente.
-Sí, lo hice -comentó-. ¿Qué crees que sea?
-Pienso que es algo que limita sus poderes, por eso no fue hasta que se apagó que ella liberó todo su poder plenamente -Kiki sonrió algo-. Pero el esfuerzo casi la mata, necesitamos removérselo antes que otra cosa por seguridad de todos.
-Y lo mismo sucede con Fran… -el otro asintió- Por eso su cosmos no era todo lo que podía ser, y por eso tenían molestias… ¿quién se lo pudo haber puesto?
-Se lo tendríamos que preguntar a su madre -Prometeo bebió algo de su bebida-. Metis… sin duda debe ser ella, pero tiene que estar bien escondida para no ser descubierta.
-En cualquier caso ella sola ha demostrado su divinidad -Kiki golpeó suavemente la mesa-. Ese poder ha debido desatar muchas cosas ahí fuera…
El otro asintió, iba a hablar cuando escucharon unos pasos y vieron a la joven acompañada de su hermano, que le servía de bastón humano.
-¿Cómo está? -se levantaron para retirar un par de sillas para que se sentaran- ¿Pudiste descansar bien?
-Más o menos… -reconoció ella- Siento como si me hubieran dado una paliza…
Se dejó caer en el asiento con cansancio y recogió el café y tostada que le habían preparado con ganas, notó que tenía generosos trozos de ambrosía a lo largo del pan. El Patriarca le sonreía como un padre satisfecho mientras se limitaba a esperar a que metiera algo al estómago, sólo entonces decidió hablar.
-¿Tienes recuerdo de lo que pasó? -al asentir Mónica, él siguió- Fue increíble… digno de una diosa, ni sé cómo has desatado tanto poder.
Ella entonces le mostró la piel, llevaba un suéter por encima pero al arremangarse vieron costras a lo largo de su cuerpo y alguna que otra quemadura, las habían visto antes y ahora tenían que decir que estaban bastante mejor.
-Minutos después de acabar empezaste a sangrar y estabas febril, Hyoga y Camus tuvieron que enfriarte como pudieron antes de atenderte mejor -ella bajó el rostro avergonzada-. Tanto poder fue demasiado y tu cuerpo simplemente colapsó -Mónica empezó a llorar y tembló, Kiki se limitó a tomar con suavidad su mano y la acarició con cierta ternura-. Lo hiciste genial, en serio… no tienes de qué avergonzarte.
-Casi se muere… no sé si debamos seguir aquí -intervino Fran-. Yo…
-Tu miedo es normal, pero infundado -Kiki incluso alzó algo su energía, pero se dominó, no sería justo-. Sois dioses, inmortales y eternos… sin embargo no sois invulnerable, esta es la prueba, pero por vuestra naturaleza sois mucho más resistentes que alguien ordinario.
-Piensa también que no usáis un cuerpo prestado -intervino Prometeo entonces-. Cuando aprendáis a usar vuestro poder y estéis acostumbrados todo irá mejor… es como cuando un niño respira por primera vez al nacer, al principio es doloroso pero luego es lo más natural del mundo.
-Tengo agujetas en partes del cuerpo que ni sabía que tenía -se quejó ella-. Sin embargo… me siento más liviana que antes, y mirad.
Giró sobre sí misma un poco y se subió la ropa para que pudieran ver parte de su espalda; el tatuaje que venía exhibiendo había perdido varios tonos y ahora se encontraba considerablemente difuminado cuando, hasta no hace mucho, era de un poderoso negro azabache que le daba un aspecto de ser reciente pese a llevar toda la vida con él.
-Desataste tanto poder que simplemente no pudo contenerlo -explicó Prometeo-. Ha perdido fuerza y por eso está desteñido, ahora te tendría que ser más fácil usar tus poderes, por eso te sientes más liviana.
-¿Y ese tipo con el que luché? -recordó ella- ¿Dónde está, sobrevivió? Recuerdo que perdió la vista y todo…
-Está perfectamente, de hecho estamos en… proceso de parlamentar, Severo está con él ahora vuelta a Italia.
Prometeo suspiró, decir eso era ser muy generoso pero preferían ser optimistas ante ella antes de reconocer que seguía amenazando con destruir al mundo si la humanidad seguía en sus treces de usar los mares como vertedero.
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Cercanías de Roma, 14 de Enero, 11:30
Las clases se desarrollaron con normalidad en el colegio para Bianca hasta la llegada del recreo, momento en que volvió a su despacho para preparar unas dinámicas que quería hacer con su curso cuando vio a Folken charlando con algunas de sus compañeras tras las verjas; éste la saludó afable cuando se acercó y le dio un par de besos en las mejillas antes de alejarlo de aquellas mujeres – que parecían más contentas de lo habitual por tenerle allí – y se lo llevó hacia el interior del edificio para charlar más tranquilamente.
-Llegaste temprano para nuestra reunión -comentó ella, sonriendo-. ¿También sentiste la lucha, entonces?
Éste asintió, si bien no participó por no verse lo bastante seguro para ello.
-Diría que incluso estando en la otra punta del mundo podría haberla notado -reconoció, algo nervioso-. Y si el primer enemigo ha aparecido nos tendremos que dar prisas.
-Estoy de acuerdo -reconoció, subieron las escaleras para llegar a la planta adecuada y recorrieron un corredor-. Pasa.
Era un despacho no muy amplio, con varias estanterías, posters en las paredes blancas, una ventana bien decorada con bellas plantas floradas y un ordenador de sobremesa; cada uno se colocó en una de las sillas y Folken se limitó a suspirar.
-Creo que tenemos que entrenar, todos -ella le miró con interés-. No es algo que me llame, el pelear, pero… tampoco quiero ser una carga para nadie.
-No lo eres, te lo prometo -le sonrió-. No sabemos qué dios eres, pero sí que eres un tipo demasiado bueno, y eso es lo más importante -tuvo que bajar el volumen para decir eso-, además, ayuda tener ya al ejército de Severo listo.
-Todos parecen bastante sanos -apuntó Folken, ella empezó a teclear en su ordenador-. Y sus armaduras son preciosas… me gustaría una así, aunque sea decorativa.
-Severo me contó que cada dios tiene una -él la miró con interés-. Puede que si llamas a la tuya nos de pistas de quién eres.
-Océano desde luego no lo sabe -suspiró-. Nos está costando tenerle controlado…
La sola presencia del titán descontroló la villa al completo y sus alrededores, hasta el clima se vio afectado y los tres se veían en dificultades, pese a la ayuda de los dorados y Pandora, para tener a Océano en condiciones de seguridad. Sin embargo era lo que debían hacer, si lo tenían de aliado en algún momento sería de gran ayuda, pero si se rebelaba en algún momento… preferían no pensar en ello de todas formas.
-¿Vas a ir al bar de Carlo luego?
-Sí, pasaré a por comida para todos -ella rebuscó en su bolso entonces-. Pero tranquila, invito yo.
-Pero…
-Vosotros me estáis dejando descansar en casa, es lo mínimo -explicó-. De todas forma ayudo también en su bar, entraré después de la comida a sustituirle un rato para entrenar.
Y es que fue sorprendente la escena por la que descubrieron la verdadera naturaleza del chico…
Severo y Carlo se ocultaron detrás de unos contenedores al ver cómo Shaka se disponía a luchar contra el desconocido. Para el segundo era increíble lo que veía y sin embargo era plenamente consciente de que todo era totalmente real y nada estaba influyendo en su percepción de la realidad. Podía incluso apreciar aquella sustancia que rodeaba a los protagonistas del evento y sentirlas aún sin entender su naturaleza real, pero Severo en un momento dado le agarró de la ropa y tiró de él cuando una descarga de energía perdida voló contra ellos; esquivaron así el golpe pero se quedaron en una mala posición para otros muchos que venían, habían rebotado en una de las paredes de energía de Mónica y eran incontrolables, a éstas había que sumar los restos del agua que Océano invocó anteriormente.
-Sev… ¿qué sucede? ¿Qué son esas luces de colores?
-Creo… que ése de ahí es un dios cabreado, por algún motivo -explicó-. Ya lo siento, que tengas que participar en esto…
-¿Cómo que un dios?
Severo elevó su cosmos entonces y éste resonó con el de Carlo, que también se elevó un poco en respuesta, cosa que sorprendió a ambos; del cielo cayó una brillante estrella violeta que ascendió desde el horizonte cercano y volvió a tierra a su altura, tras un estallido de energía el cuerpo de Carlo se vio protegido por una armadura oscura alada: casco con tres cuernos protegía su cabeza, largas hombreras dejaban caer una capa negra hasta sus pies y una hermosa pechera con motivos draconianos defendía la parte superior del cuerpo imitando las escamas de una bestia, protecciones recorrían sus muslos y piernas y las alas estaban coronadas por sendos ganchos.
-Sí… un dios -murmuró Severo-. Tú pareces ser…
-Radamanthys de Wyvern -Carlo pestañeó un poco y suspiró-. Me duele la cabeza…
-Tranquilo -Severo le tomó los hombros-. Mírame a los ojos.
El otro obedeció y los cosmos de ambos volvieron a sincronizarse, cuestión que pareció calmar al hombre.
-Ese nombre que dije… ¿lo reconoces?
-Sí… -Severo acarició sus hombres- Eres… uno de los jueces del Inframundo.
Fin del Flashback.
-En cualquier caso no hacía falta -le recordó Bianca-. Ya que vas por allí te doy la lista de la compra, ten…
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Casa de Severo, cercanías de Roma, 14 de enero, 14:00h
La organización en la villa debía ser perfecta para poder alimentar a un grupo tan enorme de personas aún cuando buena parte descansaba en los Elíseos, a los que accedían a través del portal situado en la parte inferior del edificio. Allí estaban todos los Caballeros y nuevo espectros comiendo, sólo faltaba el propio Severo y Pandora por estar trabajando en la empresa del primero desde primera hora del día. Sin embargo tuvieron que hacer un descanso para supervisar el acto de presentación de los diferentes soldados de su ejército según despertaban su cosmos, iban cayendo uno a uno y en pocas horas desde la jornada previa estaban ya la totalidad de los ciento ocho hombres y mujeres.
-¡Llegué!
Justo cuando ella colocaba la mesa apareció Folken con bastantes bolsas en la mano, fue ayudado por Severo justo cuando un retumbar de energía señaló el enésimo intento por parte de Océano de quitarse las cadenas que le rodeaban.
-Joder, incluso truena…
Folken se limitó a entregarle las cosas a la mujer y se encaminó entonces hacia el Inframundo, pese a estar allí el cosmos del titán salía y llenaba todo el ambiente así que allí se dirigió. Lo colocaron entre unas columna y bien atado para que no se escapara, a una distancia prudencial de donde estaban los demás… él no tardó demasiado en llegar a donde estaba el otro, al que miró a los ojos.
-¡¿No se supone que soy un invitado!? ¡Liberadme, maldita sea!
-Lo haremos cuando calmes tu ímpetu -señaló Folken-. No queremos luchar pero tampoco que hagas de nuevo un destrozo.
Los ojos de él brillaron un poco y las cadenas parecieron responder a sus intenciones, pues dejaron de apretar con tanta intensidad.
-No quiero un destrozo… ahora hablo como Alexis ahora, yo… soy el humano de este cuerpo -Folken le miró con sorpresa-. Él no es de mal fondo, os lo garantizo.
-¿Te deja consciente?
-Sí -el otro vio verdad en su mirada-. Lo veo todo, la otra vez… sólo estaba demasiado cabreado con el mundo.
-¿Estás bien?
-Sí… las cadenas me van liberando, Océano sigue enfadado pero eventualmente se le pasará -Folken asintió-. ¿También tienes un dios dentro?
-Yo lo soy, es decir… es complicado.
El otro se dio cuenta que lo dijo con mucha alegría y suspiró, aunque empezó a recordar sus obligaciones laborales y rebuscó entre sus bolsillos por el móvil, seguro que tenían que estar preocupados. El otro le observó revisar el aparato mientras le ayudaba a salir de la zona y a caminar por Elíseos de vuelta a casa, se sorprendía de verle tan tranquilo en esos momentos… puede que simplemente aceptara su destino con acritud.
-Sí que se lio por nuestra culpa… -murmuró Alexis- Han suspendido muchas actividades, incluida la nuestra, sólo han preguntado si estamos todo bien.
-Por cierto -giró cuando notó la mano del otro en el hombro-. Puedes contar con nosotros… el mundo actual es diferente al que conoció Océano, necesitará ayuda para adaptarse.
Los ojos del otro volvieron a brillar y se limitó a asentir como única respuesta… Ahora a solas después del otro desaparecer en un intenso resplandor azulado se dio permiso para pensar en las cosas, necesitaba pensar y con tanta gente alrededor no tenía la oportunidad… después de comer se daría ese tiempo.
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Bar de Carlo, cercanías de Roma, 14 de enero, 17:15h.
El medio día resultó ser atareado pero Folken se las apañó para sacar todo adelante y Carlo pudo ir a casa de Severo y él quedarse custodiando el frente, iba todo como acostumbraba con los clientes de siempre hasta que uno por uno fue saliendo… en un momento dado quedó vacío pero rápidamente llegó un hombre que al chico le resultó algo familiar pero no llegó a decir nada. Estaba vestido con un elegante traje de chaqueta, algo mayor tenía el pelo largo con barba recortada, un parche al ojo y un hermoso bastón de madera con motivos de aves, una capa protegía su cuerpo del frío y a pesar de su aspecto mayor se sentó en uno de los taburetes con agilidad.
-¿Qué va a querer, caballero?
-Me gustaría una jarra de cerveza, gracias -Folken asintió y se puso a ello mientras el hombre se acomodaba y esperaba con paciencia a ser servido; en cuanto tuvo la bebida le dio un corto sorbo para humedecer los labios y tamborileó-. ¿Te encuentras bien? Vi en las noticias lo de aquella… cosa que salió del mar.
-Sí, claro -respondió, sonriendo-. Aquí estoy trabajando, ¿no?
-Lo decía por lo que hizo ese titán -comentó-. Es realmente poderoso, sin duda.
Folken le miró con interés en ese momento.
-¿Cómo dice?
-No te hagas el estúpido conmigo, muchacho -el extraño le miró directamente a los ojos, su ojo brillaba suavemente-. Sabes perfectamente de lo que hablo.
Folken elevó su cosmos por instinto a la vez que el otro lo hacía, golpeó la mesa con la jarra mientras ponía una sonrisa divertida.
-Sé lo que soy, pero no… quién soy -murmuró-. Creo que tú sí que lo sabes, ¿verdad?
Se había colocado de tal manera que podía ver al otro directamente, cara a cara; como toda respuesta éste asintió y bebió un poco más.
-Así es… -murmuró- Pero dime… ¿qué haces aquí?
-Los cuervos no me gustan -explicó-. Y por mi casa empezaba a haber demasiados… ¿tienes algo que ver?
El otro iba a responder cuando por la puerta entró Milo. El dorado se limitó a mirar al anciano con cierto escepticismo pero éste se limitó a beber de la jarra y luego le encaró.
-El escorpión celestial ha vuelto… Aún tienes el suave olor de los muertos en tu cosmos -luego miró a Folken-. A él se le nota más aún.
-¿Quién eres, anciano? -Milo encendió su cosmos, Antares se conjuró en su dedo índice- ¿Y cómo sabes esas cosas?
De un gesto del mayor salió volando por la puerta igual que entró, y encaró al otro; el cosmos de éste se había encendido, era de un tono plateado pero nada agresivo pese a lo que estaba sucediendo.
-Baldr, tú no eres un guerrero -le espetó el viejo-. Nunca has usado la violencia pero aún así tu poder es inmenso… digno hijo del AllFather.
-Odín… no iré a Asgard si esa es tu orden -Folken salió de la barra y se colocó a su altura, el mayor sonrió con diversión ahora que él parecía ir despertando-. No es mi hogar y si el instinto me marca no ir le haré caso.
Pero el otro soltó una poderosa carcajada mientras negaba y golpeaba el suelo con su bastón, su agarre brilló hasta convertirse en la punta de una lanza de madera y hierro con símbolos rúnicos a lo largo del mago… los cuervos que antes llegaron ahora salieron a toda velocidad mientras Folken se limitaba a cruzarse de brazos.
-No sólo no puedes negarte, es que yo mismo te llevaré a la fuerza si no lo haces por las buenas, muchacho.
-¿A qué le temes?
Odín dejó a un lado la lanza y la apoyó en la pared, sabía perfectamente lo que él estaba haciendo y no iba a dejarse pillar.
-El mundo de lo dioses está pasando por una nueva etapa de cambio, igual que pasó en la era mitológica -explicó-. Y no me gusta el cambio, me gusta el orden y concierto, y que hayas vuelto es señal de todo lo contrario.
Folken iba a responder cuando el ojo del otro brilló con intensidad, uno de los cuervos voló directo hasta su pecho y lo golpeó con fuerza; en ese instante desapareció en el aire y Odín recogió su lanza y acabó con la cerveza que reposaba en el fondo. Notó un punzante dolor en la espalda y casi se atraganta, cuando se giró sin entender qué acababa de pasar se encontró que en la pared había varios agujeros en la pared, de ellos aún manaba algo del cosmos de su atacante. Salió del bar y Milo daba pequeñas vueltas con cara arrogante y su energía ardiendo, en cuanto le vio volvió a atacar pero en esa ocasión Odín no se lo puso tan sencillo: giró sobre sí mismo esquivando los hilos de luz y de un suave gesto grandes hiedras pasaron a enrollarse en el cuerpo del dorado, que gruñó un poco del dolor… pero no se dejó amedrentar.
Se movió a la velocidad de la luz y se colocó justo frente a Odín, éste le quiso golpear con el puño pero se defendió con el antebrazo y Milo, con su mano rodeada de sus poderes, quiso hundirla en el pecho del mayor. Este se deshizo en una nube de bruma y apareció, lanza en mano, detrás de él y le enganchó de tal manera que ahora era sujetado por la propia arma.
-De esta no te libras, muchacho -le espetó-. Te mostraré mis poderes mágicos aquí y ahora, chaval.
Comenzó a murmurar en una lengua que él identificó como algo antiguo así que no le dio oportunidad, por lo que le enganchó desde atrás y logró hacer que diera una voltereta en el aire, de hecho cayó como un saco de patatas contra el suelo; una vez liberado le dio una poderosa patada a la lanza pero ésta, lejos de partir, reverberó y se empezó a mover en solitario para atacarle, Odín empezó a reírse al ver su cara de pánico por casi quedar empalado en varias ocasiones.
-Se llama Gugnir -se levantó con cierta parsimonia, la lanza se había clavado en una pared cuando él saltó a un lado para esquivarla pero se desenterró y siguió con la persecución-. Está viva, como otras muchas armas… igual que vuestras armaduras.
-Si tuviera mi armadura otro gallo cantaría, capullo -exclamó Milo-. ¡Aguja Escarlata!
Odín esquivó varios de los ataques de él pero le acertó uno de ellos, frunció suavemente el ceño y aunque el veneno de Escorpio empezaba a recorrer su organismo no sería tan grave como con un mortal ordinario.
-Llámala en ese caso, adelante -alzó la mano y la lanza voló directa hacia él-. Esperaré lo que necesites… hice bien en llamaros en su día.
Milo sonrió con diversión y su cosmos se incendió; una estrella fugaz le alcanzó y la armadura de Escorpio protegió su cuerpo, de inmediato Odín notó que los poderes de él se elevó hasta el infinito y golpeó el suelo con el mango de su lanza sonriendo; la enarboló y lanzó directa al pecho de él, Milo usó su Aguja Escarlata para golpear la punta con fuerza en un movimiento de giro, de tal manera que modificó su trayectoria; y de inmediato lanzó su ataque contra el dios.
Éste se volvió a deshacer en niebla y apareció detrás del otro, murmuró unas palabras y se formó una nube de tormenta en los cielos, y aunque Milo lo vio venir fue golpeado por un poderoso relámpago tan veloz que ni pudo esquivarlo. Odín se le aproximó y recuperó a Gugnir, se disponía a empalarle con ella cuando sintió el cosmos de otra persona detrás de ellos… cuando se giró dio con Bianca.
-Señorita… -sabiendo que el otro estaba inconsciente, la recibió con una suave reverencia-. Lamento el espectáculo, este mortal no causará más problemas a los dioses.
-Ese mortal es uno de los guerreros de la diosa protectora de la Tierra -explicó, la sola presencia del otro hacia que su cosmos brillara suavemente-. No la quieres de enemiga.
-Sentí sus poderes ayer mismo, sí… -murmuró- Aún así mis intenciones son sólo para uno de los míos, ahora quería honrar a este hombre con un puesto en Valhalla.
-¿Eres un dios del norte?
-Sí, así es -Odín retiró su lanza en ese momento-. ¿Cuáles son tus intenciones?
-Sólo quiero vivir en paz, pero estoy dispuesta a protegerla a través de la guerra.
Odín soltó una suave carcajada y se limitó a desaparecer en el aire, sólo entonces Bianca se permitió acercarse hasta Milo y le tomó en brazos… fue entonces que se acordó de un conversación que tuvo la noche anterior con Severo así que encendió su cosmos nuevamente y colocó las manos sobre el cuerpo del dorado, instantes después la propia armadura brilló y se lo llevó en un meteoro… Instantes después apareció en la puerta del templo de Sagitario justo en el momento en que el cosmos de Esther de Ofiuco ardió por primera vez cuando el puño de Seiya golpeó la pared tras ella en pleno combate cuerpo a cuerpo de entrenamiento.
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(1) Literalmente, águila en griego.
(2) Aparece en los mangas de la serie de la titanomaquia.
Los diálogos escritos en cursiva que se muestran son para reflejar las comunicaciones vía cosmos. Aquellos que son con la letra normal, son hablando la lengua común que corresponda. Los nombres de las técnicas están también en cursiva.
