Guardian
Capítulo 14
Fraude.
Viernes por la mañana.
Otro día, otro despertar.
Sakura se levantó perezosamente de la cama, y casi sin muchas ganas de levantarse, pero esto era más que nada derivado a su condición actual, de la cual apenas se había enterado dos días atrás.
—Vamos bebé… mamá debe trabajar. —musitó con una sonrisa en el rostro, mientras acariciaba su vientre con amor. —Prometo darte todo lo que quieres si me permites despertar.
Con la promesa quedada en el aire, se salió a tientas de la cama y caminó dando largos bostezos hasta el baño donde tomó una ducha rápida para quitarse lo somnoliento.
Después de la refrescante ducha, finalmente se encontraba activa y de un muy buen humor que comió alegremente su desayuno, para posteriormente tomarse sus respectivas vitaminas que le ayudarían a que su bebé naciera sano.
Desde el día en que se enteró que iba a ser mamá se propuso a que haría su mejor esfuerzo para que su embarazo llegara tranquilamente al término y, aunque si le había pesado un poco la noticia, no fue hasta el día siguiente, es decir el jueves, que finalmente procesó todo como debía de ser.
Sasuke ya no estaba, fue lo primero que se mentalizó, así que la responsabilidad de su bebé recaía completamente en ella, y no le pesaba, pues ya amaba a su bebé tanto como seguía amando al padre.
—Hagamos sentir orgulloso a papá, bebé.
Sonriendo para sí misma, terminó de escribir sus síntomas del día en el diario que le había dado Ino, el cual dejó después sobre la mesa del lavabo del baño.
Se arregló un poco el cabello, y viéndose así misma lista en el espejo, se retiró del departamento pues alguien ya esperaba por ella afuera.
.
.
—¡Hey Sakura! —saludó Kiba desde su camioneta, y Akamaru que, estaba en el asiento trasero, ladró dándole los buenos días también.
—¿En serio así será todo los días? —sonrió Sakura apenada, subiendo a la camioneta en la parte del copiloto.
—Órdenes de la jefa… no queremos que el bebé se canse ¿verdad?
Sakura sólo sonrió apenada, recordando cómo el día anterior le había platicado a su jefa y Kiba el mal día que había tenido en la estación de policía, pero que se tornó completamente diferente cuando le dieron la noticia de su embarazo.
Recordó cómo su jefa se puso histérica y de inmediato le hizo un mil de preguntas sobre su salud, mientras que Kiba no se podía creer que la "pequeña" Sakura se convertiría en madre. Ambos hermanos Inuzuka muy amablemente se comprometieron a que no la dejarían pasar por ese proceso sola, y le brindaron todo su apoyo y cariño, empezando con no dejarla moverse sola por la ciudad.
—Creo que exageran un poco. —opinó Sakura. —aunque por la mañana no me molesta tanto, me da la oportunidad de levantarme un poco más tarde.
—Sí, aunque ahora soy yo el que debe madrugar. —comentó Kiba, dando una risita.
—Oh… lo siento.
—¡No, no, no!… no lo digo con mala intención, lo importante es que el bebé llegue sano y salvo ¿verdad?
—¡Sí! Aunque hoy es viernes Kiba, no es necesario que me lleves de vuelta, lo digo en serio, es decir, no estoy inválida tampoco.
—Jejeje… entiendo, pero a la que se lo debemos hacer ver es a mi hermanita…
—No te preocupes, yo me encargo de eso…
Sonrió la veterinaria con genuina felicidad en su rostro, pensando que una parte de ella por fin volvía a estar en paz.
.
.
El día estaba transcurriendo con normalidad en la veterinaria de los Inuzuka, Sakura se estaba encargando de hacer unas consultas como siempre y apenas se despedía de unos clientes, cuando una llamada (que no esperaba) hizo sonar a su teléfono.
—Es el abogado Nara. —musitó angustiada al ver el nombre en la pantalla, pues con el abogado no se sabía que podía llegar a pasar. —Sí, diga… habla Sakura…
—Buen día, doctora, espero no ser inoportuno.
—No, para nada… Mmm… ¿cómo está? ¿A… qué debo su llamada? —cuestionó titubeante.
—Yo estoy bien, gracias por preguntar, y pues de la llamada es porque le tengo buenas noticias.
El corazón de Sakura saltó de emoción al escuchar aquella frase.
—No sé cómo ni porqué… pero el seguro parece que dio por terminada la investigación, le devolverá lo correspondiente del seguro de vida del Sr. Uchiha al 100%
Sakura de la emoción hasta sintió que el estómago se le revolvió, pero todo debido al alivio que sintió.
—Esas… esas…son buenas noticias…—sonrió.
—Sí, lo son… ahora para finalizar con el trámite y eso, sólo debemos acudir a llenar y presentar una información en el banco de esa aseguradora. ¿tiene tiempo hoy? se debe hacer en el banco Nacional de Konoha, el que queda en el centro. ¿sabe dónde está?
—Sí, sí puedo ir… y sí, sé… donde está ese banco —musitó Sakura nostálgica. —Sasuke-kun tenía unos conocidos ahí…
—Ah… cierto, él trabajaba para ese banco…—comentó el Nara precavidamente. — en fin Sakura, entonces concretemos la cita, entre más rápido hagamos esto, más rápido le devolverán su dinero. ¿Cree que nos podríamos encontrar en una hora?
Sakura vio al reloj, viendo que pasaban un poco de las 10 de la mañana.
—Sí, seguro… ahora estoy en el trabajo, pero ya me encamino para allá…
—Muy bien, aquí la espero. Nos vemos.
Terminando con la llamaba, Sakura se llevó las manos a la boca, sintiéndose realmente aliviada que las cosas se estuvieran arreglando antes de lo esperado, como si alguien estuviera interviniendo para que ella ni su bebé pasaran por más angustias. Estaba muy feliz.
—Es como si papá nos estuviera cuidando desde el cielo, ¿no crees bebé?
Acarició su vientre con amor, ignorante de que Sasuke seguía procurándola, aunque no precisamente desde el cielo, sino desde un lugar un poco más cercano.
.
.
.
Distrito Shinsekai.
—¡¿por qué demoran tanto?! Casi es medio día. —se quejó el fantasma de Sasuke, caminando de un lado a otro en el departamento de los Uzumaki.
—Ay, no seas exagerado… apenas son las 10:30, además tú eres el que no se apareció en toda la madrugada y de repente apareces dando órdenes… —se quejó Naruto, mientras ayudaba a su esposa a colocarse la peluca rubia de largos rizos que tendría que llevar.
—Ya te dije que estaba arreglando algunas cosas ¡Date prisa!
—Ush… si, allá vamos, jefe…
—Naruto-kun…—nombró Hinata nerviosa, al terminar de colocarse unos lentes de contacto de color azul. —¿Así está bien?
Su marido la vio con asombro.
—¡Wow! Sí… Hinata… te ves hermosa.
—¿eso crees? —respondió esta apenada, jugando tímidamente con sus dedos índices.
—¡Claro! ¡Sí tuviéramos una hija creo se vería así como te ves en este momento! —opinó este sonriente. —Muy guapa ¿no crees? Me gustaría tener una hija algún día.
La muchacha enrojeció por tremendo comentario y llevó sus manos a las mejillas.
Mientras que Sasuke sólo rodó los ojos con fastidio.
—ay… como eres de quejumbroso… escuché tu bufido…
—No fue nada. ¡Ya Usuratonkachi! Ve al grano y cámbiate que se hace cada vez más tarde…
—Sí, sí… lo sé… ya voy, dattebayo… yo sólo me pondré esta peluca negra y… ¡eh mira Hinata! Así se vería Boruto si hubiera heredado tu cabello negro. ¿no crees?
—Naruto-kun… que cosas dices. —respondió está apenada.
Sasuke lanzó otro bufido desesperado, pero ya que, no podía hacer nada y romper con la dinámica de coqueteo de esos dos. Aunque su imaginación también voló momentáneamente al tratar de descifrar como se vería una niña con el mismo perfil de Sakura pero con su cabello y ojos negros como los de él, o en todo caso un niño con sus facciones pero con el particular cabello rosado y ojos verdes de su amada.
—Sasuke… no. —se auto regañó así mismo sacudiéndose. —Enfócate en la realidad.
—¿Eh? ¿Qué dijiste? —preguntó Naruto, percibiendo su balbuceo.
—Nada, tonto… ¿ya están listos?
—Más que listos… ¿no nos estás viendo?
Al reparar en la pregunta, el Uchiha prestó atención al clarividente y su esposa y la verdad se sorprendió pues si parecían dos personas completamente diferentes, en especial la chica, de Naruto sólo por las singulares marcas que tenía el rostro probablemente sería reconocible, pero dudaba que alguien en el banco al que irían lo conociera.
—Bien, entonces en marcha… vámonos.
—Claro… pero antes, Hinata…—se volvió Naruto a su esposa. — ¿Boruto y Hanabi?
—Ambos duermen todavía, fue bueno que Hanabi no fuera a la escuela hoy, así cuidará de Boruto y también estará fuera de peligro al menos este fin de semana.
—Descuiden, si todo sale bien, no tendrán de que preocuparse. —prometió Sasuke.
Naruto, sin repetir aquel mensaje, sólo asintió confiando en las palabras de su "amigo" fantasma y comenzando con parte del plan, los tres salieron en dirección al banco nacional de Konoha.
.
.
.
—Ay… como odio el centro de la ciudad, hay demasiada gente caminando como idiota. —se quejó Naruto mientras esquivaba a las personas.
—Usuratonkachi… ¿te puedes callar por unos minutos? —se quejó Sasuke fastidiado, pues Naruto era como tener a un perico en el hombro.
—¡No puedo! Creo que estoy un poco nervioso… y conforme más nos acercamos más tenso me pongo. —admitió este, viendo el edificio bancario a unos cuantos pasos.
—Tranquilo, yo te diré lo que debes de decir, sólo no hables de más… ¿de acuerdo?
—Ok.
—Repasemos… en la práctica, tu esposa es la que debe dar los datos, pero ella no se lo sabe del todo así que tú la ayudarás… ¿está bien?
—Sí.
—Bien, pues veamos si es cierto… ve con el ejecutivo a cargo de los turnos. Dile que vienen a abrir una cuenta nueva.
Tragando saliva, Naruto y Hinata se prepararon para las actuaciones de sus vidas, haciendo como primer paso lo indicado por el Uchiha.
Después de que les dieron un turno y esperar a que el ejecutivo atendiera a otras dos personas, finalmente pasaron con una persona de escritorio, una mujer algo mayor que a perspectiva de los Uzumaki se veía "buena onda".
—¿En qué puedo ayudarlos? —preguntó la ejecutiva una vez que los "clientes" se sentaron frente a ella.
—Dile que tu esposa viene a llenar el formulario de cuenta nueva. —respondió Sasuke casi susurrante.
—Eh… ah… mi… mi esposa viene a llenar un formulario de cuenta nueva, dattebayo—repitió este entre dientes.
—¿Saben el número de cuenta? —preguntó la mujer dirigiéndose a Hinata.
—Eh… sí, ¿mi amor? —se dirigió esta a Naruto.
—Sí, claro… —sonrió este nervioso. —Es que ella no se lo sabe… eh…
—3354432778—indicó Sasuke rápidamente.
—3…3…4…5
—¡No tarado!
—¡Ah!
—Va de nuevo…355443
—Va de nuevo… 3…5…5…4…3…4
—¡No!
—¡Digo no! Ay perdón… no soy bueno con los números tal vez si los dijera más lento. —insinuó este gruñendo.
La ejecutiva sólo se le quedó viendo extraño.
—Que tonto eres… otra vez… 335…
—335… —repitió Naruto, escuchando atentamente. —443-27-28… ah sí ese mero…
—¿A nombre de quién está la cuenta? —preguntó la señora, queriendo verificar datos.
—Naruto… sigue ella…
—Ah, sí… mi amor… —insinuó Naruto, ahora viendo a su esposa.
—¡Oh! Sí… Hikari… Mi..Machigai. —corrigió esta rápidamente.
Sasuke rodó los ojos pensando que esos eran el uno para el otro, los dos eran igual de bobos.
—¿No le hicieron llenar y firmar el formulario cuando abrió la cuenta?
—Es que… —se adelantó Naruto a responder.
—No, tonto… deja que ella hable. —indicó Sasuke, pues se supone que ya habían planeado lo que tenían que decir.
—Digo… mi amor… —le cedió Naruto la palabra a su esposa.
Hinata nerviosa, tragó saliva.
—Ah… es que el Sr. Kabuto Yakushi me hizo el favor de abrirla por teléfono y me pidió que viniera el día de hoy.
La señora sólo asintió y siguió validando los datos en la computadora, mientras que Hinata suspiró aliviada.
—¿Cómo lo estamos haciendo? —preguntó Naruto entre dientes.
—Van bien, no se distraigan…
— Bien, entonces sólo firme esto. —indicó la señora, pasándole un formulario y una pluma.
—Ok… —musitó Hinata nerviosa pues ahora llegaba el momento de poner su falsa firma, y casi al principio que ponía su firma con su verdadero nombre. —Aquí está…
—Ahora, Naruto, dile que mande esa forma al tercer piso porque tienen que hacer una transacción.
—Eh… sí, eh… señorita, ¿puede mandarla al tercer piso? Es que necesitamos hacer una transición.
—¿Una qué? —se confundió la mujer.
Sasuke rodó los ojos.
—Sólo dile que los mande al tercer piso…. Tarado.
—Nada, usted me entiende… sólo mándelos al tercer piso.
—De acuerdo. —accedió esta extrañada, pues hasta el final vio que ese tipo era bastante extraño.
.
.
—¿y ahora que sigue Sasuke? Esta parte del plan no me quedó clara. —preguntó Naruto mientras avanzaban en el ascensor.
—Vas a preguntar por el Sr. Ebisu… es un tipo que no es muy astuto en cuestiones sociales, trabajé con él por dos años y en esos dos años insistió en que yo me llamaba Shinosuke.
—Ja… que idiota, pero ¡¿y eso qué tiene que ver?!
—Necesitamos a alguien que no recuerde absolutamente nada después de esto, en caso de que lleguen a preguntar y ese Naruto, es Ebisu, así que así va el cuento… —indicó Sasuke al ras que salían del elevador. —Vas a decir que necesitas hablar con él, si te preguntan que de dónde lo conoces, dile que fue en la fiesta de año nuevo de hace dos años, Ebisu se puso tan ebrio que pudo haber estado hablando con el mismísimo presidente de la nación y ni cuenta se habría dado.
—Ok, ok… entiendo.
—Naruto-kun… ¿qué…
—Descuida Hinata, tengo todo esto bajo control. —indicó Naruto con seguridad, yendo hacia donde estaba el guardia del piso. —Oiga señor.
—¿Sí?
—Vengo a hablar con el Sr. Ebisu. —indicó este con seguridad, hacia donde Sasuke le indicó estaba el sujeto.
—¿Tiene cita? —replicó el guardia con desconfianza.
—No, vengo aquí por placer. —respondió este sarcásticamente.
—Tonto… —regañó Sasuke dándole un pequeño empujón.
—Digo, no… —se quejó este entre dientes. —Perdón… él nos conoce… —se señaló así mismo y a Hinata. —Dígale que somos los Machigai, que venimos a verlo.
Con una cara de desconfianza, el guardia fue hasta donde estaba el nombrado Ebisu y dio el mensaje, sin embargo Sasuke y los Uzumaki vieron como este aparentemente negaba conocerlos.
—¿Puede confirmar de dónde son exactamente? —cuestionó el guardia al regresar con ellos.
—¡¿cómo?! ¿No se acuerda de nosotros?! —exclamó Naruto ofendido. —Dígale que coincidimos en la fiesta de año nuevo de hace dos años, que bebimos a no más poder, mientras sonaban las campanas y todos nos abrazábamos y…
Otro empujón por parte de Sasuke lo hizo parar, tampoco era para que exagerara.
—¿Se siente bien? —preguntó el guardia extrañado con esa reacción.
—Ay, es que tengo gases. —explicó Naruto con una mano en el estómago. —Demasiados frijoles, creo.
El hombre lo vio con asco, y en seguida fue a dar la otra parte del mensaje. Enseguida, quienes esperaban vieron que aparentemente el hombre por fin "recordó" de donde los conocía y los hizo seguir.
—Sr. Y Sra. Machigai… que gusto. —saludó el hombre cordialmente.
—El gusto es nuestro, cuanto tiempo ¿no? —jugó Naruto.
El hombre, que realmente no se acordaba de sus clientes, fingió también con él.
—Claro… ha… pasado tiempo. —rio nerviosamente.
—Seguro…
—Pregúntale que cómo le fue con las cuentas de los Aburame —se burló Sasuke, viendo que ese tipo no cambiaba.
—¿cómo le fue con las cuentas de los Aburame? —se burló Naruto igualmente.
—Eh… ¿los Aburame? Sí… eh… fue… un buen negocio.
—Ya lo creo que sí.
—ya lo creo que sí.
—Shino Aburame es un muy buen cliente.
—sí, muy inteligente.
—Sí, ella es muy inteligente.
—Es él. —corrigió Sasuke.
—Digo él. —rio Naruto.
—Claro… él…—rio igualmente Ebisu, sin dejar de sentir incomodidad pues seguía sin recordar a la pareja. —¿Y en qué puedo ayudarlos?
—Dile que tu esposa viene a cerrar una cuenta.
—Claro, mi esposa viene a cerrar una cuenta…
—¿Tiene el número de cuenta?
—Sí, se lo digo yo… porque ella no se la sabe de memoria. —rio Naruto. —Eh…
—335-443-2778—indicó Sasuke más pausado.
Naruto lo repitió al pie de la letra.
—¿Lo hice bien?
—Sí.
Y mientras ellos cuchicheaban, el ejecutivo Ebisu que buscaba la información de la cuenta no pudo evitar abrir los ojos con espanto al ver el monto acumulado.
—Sr. Y Sra. Machigai…—nombró lentamente. —¿Quieren retirar de nuestro banco 110,000,000 de ryos?
—¿¡110,000,000 de ryos!? —exclamó Naruto sorprendido.
Igual Hinata se quedó con la boca abierta, no sabía que se trataba de tanto dinero.
—¿Es correcto?
—No sean idiotas, digan que sí…. digan que sí…
—Mi amor… —canturreó Naruto sin creerlo. —Sí… sí…
—Sí… sí. —repitió igualmente Hinata.
—Cálmense los dos.
—Ok… ¿y en que denominación quieren retirarlo? —preguntó Ebisu.
—En billetes de 1000 y 2000 estaría bien.
Sasuke golpeó el asiento de Naruto, mientras que Ebisu se le quedó viendo con extrañeza, tratando de descifrar si estaba bromeando.
—Baboso, dile que en un cheque de caja.
—Ay, no se crea… lo queremos en un cheque de caja. —rio Naruto.
—Ok, entonces para hacer esta transacción solamente debo validar su información con su ID.
—Claro… mi amor. —llamó Naruto nuevamente a su esposa.
Esta, aun nerviosa, comenzó a esculcar rápidamente en su bolsa (pañalera) pues no tenía otra, y como no encontraba su cartera sacó todo el contenido de la bolsa, dejando ver pañales, sonajas y otras cosas de bebé.
Sasuke estaba que se quería dar de topes con la pared, al ver al par de tontos, hasta que finalmente se tranquilizó cuando Hinata encontró su identificación (falsa) y se la entregó a su excompañero de trabajo.
El banquero, procesó toda la información y no encontró nada de malo en la licencia de conducir que había presentado la chica como identificación y se retiró momentáneamente para hacer el correspondiente proceso.
—Sasuke… ¡¿Por qué no nos dijiste que era tanto dinero? —exclamó el emocionado Naruto.
—Cálmate…—fue lo único que respondió Sasuke, mientras observaba el reloj, casi iba a ser medio día, y se imaginaba que para ese entonces Kabuto ni siquiera estaba enterado de lo que estaban haciendo.
Tal vez no debía, pero si sintió una pequeña satisfacción interna al joder sus operaciones ilícitas. En pocas palabras se había vengado.
—Bien, Sra. Machigai, para finalizar con el trámite sólo tiene que firmar los formularios.
—Sí, claro…
Sasuke sintió alivio al ver que pronto todo terminaría tal cual lo había planeado; sin embargo, de repente un destello de luz por los ascensores llamó su atención y de haber estado vivo hubiera sentido que perdía el aliento, pues de los ascensores estaba saliendo su Sakura, acompañada del abogada Nara.
—Mierda… ¿qué hace aquí? ¿será acaso que ya la llamaron del seguro?
La verdad es que no esperó que sus movimientos nocturnos hubieran dado resultados tan rápido, pero si Sakura estaba ahí debía ser por lo del seguro, además de que la notó realmente feliz, con un extraño brillo en el rostro que jamás le había visto. Se veía muy hermosa.
—No… Sasuke… concéntrate. —se sacudió, al percatarse que tanto su amada como su abogado caminaban hacia donde Naruto y su esposa estaban, y con el escándalo que el rubio estaba haciendo al contar la falsa historia de dónde provenía el dinero, probablemente Sakura se daría cuenta de que estaba ahí y podría malinterpretarlo. —Naruto vete despidiendo, nos vamos. —advirtió este, alejándose rápidamente del matrimonio para dirigirse hacia donde estaba Sakura.
.
.
—Sí, al principio puede ser difícil y también fastidioso, pero mi esposa y yo estamos muy felices con nuestro hijo… espero que para usted…
Quien sabe que tanto le iba diciendo el Nara a su novia, más Sasuke no le importó aquello y para impedir que siguieran avanzando hizo caer un montón de papeles de un escritorio que estaba cerca de ellos.
—Pero… ¿qué…
Viendo que tanto Sakura y el abogado no se explicaban aquel acontecimiento y que entre ambos se ponían a recoger lo que había caído, fue que regresó con Naruto para apurarlo e irse.
—Que extraño, no hay ninguna ventana abierta.
—No se preocupe, Sakura… yo me encargo, no se agache tanto...
Sakura sólo rio, viendo que en definitiva parecía que todos los hombres pensaban que estar embarazada era como estar inválida, pero a insistencia del Nara, dejó que él recogiera todo, cuando en eso…
—¡Ah! Ya voy… dattebayo.
—¿Dattebayo?
Reconoció Sakura esa palabra, así como esa voz, e intrigada, observó hacia donde lo había escuchado; sin embargo, al dar con el origen sólo vio como dos personas se marchaban apuradas del lugar de un tipo que conocía por Sasuke, y que casi iban corriendo hasta los ascensores.
Pensando en cierta persona, la intrigada Sakura se dirigió rápidamente hacia los ascensores para confirmar si no se estaba equivocando.
.
.
—¡Ah, ya voy dattebayo! ¿Por qué la prisa?
—Sakura está aquí ¡muévete! —ordenó Sasuke, empujando tanto la silla de Hinata como la de Naruto para que los dos se levantaran.
La chica espantada por el brusco movimiento, y Naruto espantado tanto por el movimiento como por lo que Sasuke dijo, miró a su alrededor y rápidamente se topó con la cabeza rosada de la Haruno.
—Ay, mierda… nos vemos Sr. Ebisu, adiosito… que le vaya bien con sus cuentas. —se despidió rápidamente Naruto, jalando a Hinata con él.
—¿Qué pasa Naruto-kun?
—Ahorita te explico. —respondió el rubio, entrando rápidamente al ascensor, al igual que Sasuke, sin embargo, antes de que las puertas se cerraran los tres alcanzaron a ver a la mujer de cabello rosa que no se dieron cuenta que los seguía. —Mierda… ¿se habrá dado cuenta?
—No sé… —gruñó Sasuke. —Sakura es muy lista… espero que no te haya reconocido con esa estúpida peluca… aunque con el escándalo que hacías…
Naruto tragó saliva.
—¿Quién era ella? ¿Acaso ella es…? —intuyó Hinata al ver la expresión de su marido,
—Sí, era Sakura… la novia de Sasuke.
La Uzumaki ahogó un grito preocupado.
—Tranquilos, sigamos… lo mejor es retirarnos de aquí… —ordenó Sasuke.
.
.
Mientras tanto en el banco, cuando las puertas del ascensor se cerraron, Sakura ya no pudo hacer nada, aunque de lo poco que vio, notó que el tipo del ascensor tenía el cabello negro, aunque el rostro (lo que alcanzó a ver) se le hizo particularmente conocido.
—Tal vez se lo tiñó, pero sólo hay una forma de averiguarlo…
Con decisión, fue hasta el escritorio de Ebisu, quien aún confundido con la reciente transacción, acomodaba los papeles que constataban el cierre de la cuenta.
—¿Sr. Ebisu?
—Eh… sí. —el hombre no la reconoció.
—Soy Sakura, Sakura Haruno… la novia de Sasuke. —indicó ella, para hacer al hombre recordar.
—Ah, sí… claro, Sakura y Sasuke Uchiha… ¿en qué le puedo ayudar?
—El sujeto que acaba de atender… ¿quién era? Disculpe… es que se me hizo conocido…
—Sólo un cliente que vino con su esposa a cerrar una cuenta.
—¿Su nombre era Naruto Uzumaki?
—¿Uzumaki? No, era el Sr. Y Sra. Machigai. ¿por qué pregunta?
Sin embargo, Sakura sólo negó con la cabeza, completamente confundida pues podría jurar que ese sujeto a quien había visto era Naruto Uzumaki, además de esa forma extraña de expresarse, sin embargo, ahora se presentaba con otro nombre.
¿sería que ese tipo había hecho un fraude de nuevo o solamente se trataba de una persona diferente?
.
.
Pasado el susto que sufrieron en el banco, y deshacerse tanto de las pelucas así como de los lentes de contacto en el caso de Hinata, el matrimonio Uzumaki se permitió caminar libremente por las calles del centro.
—Ya no hay que preocuparnos de nada Hinata, tenemos el dinero suficiente para darnos vida de reyes. —balbuceaba Naruto, yendo abrazado con su esposa. —Tenemos dinero para mandar a Boruto a la Universidad, y hasta a Hanabi… compraremos una nueva casa, o mejor un edificio ¿qué te parece?
—Bueno… yo quisiera...
—Oye Naruto… —interrumpió Sasuke. —Deja de decir tonterías y mejor saca el cheque.
—Es cierto, buena idea. —sacó Naruto el cheque de su cartera. —Hinata guarda el cheque en tus bubis.
—¡¿Qué? —gritoneó esta enrojecida.
—No idiota, mejor dile a tu mujer que lo endose.
—¡¿Qué? El idiota eres tú Sasuke, ¿no ves que si lo endosa y se pierde y alguien lo encuentra lo puede cobrar?
—Hmph… pero yo nunca te dije que ese dinero iba a ser de ustedes. —aclaró este bajándolo de su nube.
—¿Qué?
—Naruto, me mataron por descubrir esas cuentas, ¿Qué crees que les pueden llegar a hacer si descubren que ustedes tienen ese dinero?
—Pero…
—Tienes que deshacerte de él… ¿no es así? —intuyó Hinata al ver la expresión de su marido.
—Ay… ¿y qué se supone que debemos hacer? —fue lo único que replicó este, dándole de cierta forma la razón a su mujer.
—Hmph…—Sasuke esbozó una sonrisita.
—¿Te estás riendo verdad?
—Algo… ¿ves a esas monjas?
El Uzumaki observó a su alrededor, viendo que cerca de donde estaban había una iglesia y a las afueras de esta había unas monjitas pidiendo limosna.
—Ay, no Sasuke… me muero ¡son 110,000,000 de ryos! Nunca volveremos a ver esta cifra en nuestras vidas.
—Sólo haz lo correcto Usuratonkachi, por tu familia, la cual sé que sacarás adelante con tu propio esfuerzo.
—Ush… eres un idiota.
—Es lo mejor Naruto-kun… estaremos bien. —persuadió igualmente Hinata, acariciando gentilmente su brazo.
Naruto berreó antes de decidirse.
—Está bien, Hinata… endósalo… y entrégaselo a esas viejas que no tienen para calzones.
—Claro. —acató esta con una sonrisa, firmando el cheque por el reverso para posteriormente ir a entregarlo.
En el momento en que Naruto vio como su mujer se lo daba a las monjas, ganas no le faltaron para ir a arrebatárselo, pero su conciencia no se lo permitió, más eso no evitó que siguiera haciendo berrinches hasta que su esposa llegó nuevamente con ellos.
—Listo…
—Ok, ya vámonos… —dijo este decepcionado.
—Tranquilo, Naruto… piensa que… los dos se irán al cielo. —se burló Sasuke.
—Ay… ya, vete al diablo, Sasuke… vete a descansar en paz o yo qué sé, vámonos Hinata. —se despidió este molesto.
—¡Recuerda! ¡Te vas a ir al cielo! —le gritó Sasuke burlonamente, viendo como el Uzumaki a lo lejos sólo alzaba el dedo medio.
Sasuke suspiró. Su plan había concluido, ahora solo quedaba regocijarse con lo que había hecho, así que le haría una visita a su no muy estimado amigo Kabuto.
Quería estar presente cuando su amigo viera que su "pequeño" negocio se había ido a la mierda.
.
.
Más tarde…
—¿Por qué? ¿Por qué? —gritó Kabuto, sin comprender por qué la cuenta que había abierto estaba ahora cerrada. —La revisé hace una hora y estaba abierta… ¿qué pasó? Tiene que ser un error.
Pensando que se trataba de una falla en su equipo, fue a revisar en otra computadora; sin embargo el resultado fue el mismo.
"CUENTA CERRADA"
Y del dinero no había rastro. Estaba a pocas horas de que la transacción se hiciera de acuerdo con lo indicado, pero sin dinero y la cuenta cerrada ¿cómo?
—maldita sea… ¿qué hago? ¿qué hago? —comenzó a hiperventilarse y a sudar en frío.—¿Por qué a mí? ¿Por qué a mí?
—Porque es lo que te mereces…
Continuará.
Si bien me va a este fic le quedarían como otros dos o tres capítulos para el final.
Gracias a los que lo leen.
Saludos.
03 de septiembre
