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Portada de libro favorita
EL DRAGON ROJO
Los largos dedos de la pianista acariciaron el lomo de los libros con la sutileza con la que acostumbraba tocar las teclas del piano. Tarareando atravesó el largo corredor de la librería, los altos libreros llenos de títulos que jamás leería le hacían tener la melancólica sensación de estar desperdiciando su vida. "Tantos libros, tan poco tiempo".
Al salir del estrecho pasadizo se encontró con los títulos más nuevos exhibidos en la mesa de centro, Haruka rodeó el mueble con paso lento leyendo cada título con detenimiento cuando uno de ellos le asaltó. El libro no era nuevo, ni famoso y tampoco podía considerarse un clásico o incluso un éxito, pero era un libro que conocía, identificaría ese volumen donde fuera tan solo por su portada, la consideraba única. Se trataba de la edición del 2005 de "La Historiadora" de Elizabeth Kostova. El heráldico dragón rojo sobre el fondo negro en la tapa suave le atraía como un imán, no importaba en qué librería o biblioteca estuviese, sus ojos siempre viajaban a él.
Haruka tomó el libro entre sus manos, las yemas de sus dedos delinearon la silueta del dragón con nostálgico afecto. Al abrirlo, el correr de las páginas desprendió su distintivo aroma, cerrando los ojos lo aspiró profundo. De los pequeños detalles el olor a libro nuevo era uno de sus favoritos, pero no sólo eso, también disfrutaba del tacto de las hojas, la composición de los párrafos y los miles de caracteres impresos dando forma a la idea. Se podía decir que amaba los libros tanto como su amiga Ami, quizá más. Era una lástima que el formato físico estuviera cayendo en desuso, odiaba leer en pantallas.
Haruka suspiró, pensar que 698 páginas fueron utilizadas en la impresión de ese libro le causó pesar, lamentó el número de árboles talados, sin embargo; a su parecer, la portada, era lo único rescatable.
—Creí que ya tenías ese libro —dijo Michiru que apareció de pronto a su lado.
Haruka abrió los ojos con una leve sorpresa y una breve sonrisa.
—Debe gustarte mucho, ¿es bueno? —Preguntó la aguamarina.
La rubia resopló negando.
—Es de lo peor que he leído.
—¿Tan malo es? —Dijo Michiru con asombro.
Haruka se hundió en hombros con resignación.
—Cuestión de enfoques.
—Y entonces…
Michiru no comprendía su interés, en cada sitio donde hubiese libros, Haruka se detenía a mirar ese mismo libro admirándolo con misteriosa fascinación, como si ese objeto tuviese cierto encanto que la arrastraba irremediablemente a él. Si bien conocía el gusto de Haruka por la letra escrita, ¿qué tenía esa en particular? Sobre todo, ahora que sabía que la historia no era digna de leerse.
—Me gusta la portada —dijo Haruka como leyendo su mente, como queriendo acallar la maraña de deducciones apresuradas que se notaba se había creado, y que habían salido a relucir en su expresivo rostro—. Y me gusta el olor de sus páginas —agregó.
—¿Compraste el libro por eso? —Preguntó Michiru con incredulidad.
—Sólo míralo, la portada es hermosa. A simple vista lo primero que piensas es en Hannibal, pero no, porque ese "Dragón rojo" es más bien sobre la pintura…
—"El gran dragón rojo y la mujer revestida de sol".
—Así es.
—Ok, de acuerdo —dijo Michiru—, pero, ¿qué lo hace diferente de los demás? Te he visto mirándolo en cada librería en la que hemos estado.
—Te aseguro que no lo busco, él me encuentra.
—¿No es eso algo extraño?
—No lo sé, supongo, tantos libros, ¿no?
—Y… ¿por qué lo leíste?
—Recomendación.
—¿Ah sí? ¿Y cuál fue el argumento que te convenció para leerlo?
—Digo, y cito —dijo la rubia con mirada baja sosteniendo el libro—: "La historia de amor que presenta es mucho más loable que la de Twilight".
Michiru parpadeó un par de veces antes de desternillarse de risa.
—¿Cómo? Pero si ni siquiera te gusta el vampirismo, ¡lo odias!
—¡Lo sé! Es una narrativa histórica sobre Vlad Tepes, alias, "El conde Drácula" —entrecomilló con los dedos.
Michiru continuó riendo.
—No es posible que leyeras eso —dijo cubriendo sus labios con el puño.
—Y con lo que me encanta la historia —dijo la rubia con sarcasmo—, sólo… no sé, confié en su buen gusto.
—Debió ser alguien importante para ti.
—Como cualquiera que me recomienda un libro —dijo Haruka asintiendo—. Digo, que le haya gustado yo, es prueba de su buen gusto, ¿quién pensaría lo contrario?
Michiru alzó la ceja.
—Esa persona fue… algo así como mi primera novia.
Michiru enmudeció de golpe, la novedad le cayó como balde de agua fría.
—Creí que yo era la primera —dijo desconcertada y un tanto molesta.
—Dije que fue algo "así", no que fuera verdad.
Michiru no supo si indagar más o si lo sentiría como invasión, se notaba que Haruka no tenía interés en compartir la historia completa, así que prefirió callar, o al menos, por ahora.
—Entiendo —dijo bajando la mirada al libro—. Entonces ella te lo recomendó.
—Sí, las cosas no terminaron bien, así que con lo malo que es este libro, creo que esta fue su venganza, sabía que lo leería completo así no me gustara. Página tras página la pasé buscando aquello "loable" pero sólo fue… un martirio.
—Tal vez no —dijo Michiru arrebatando el libro de sus manos y lo abrió al azar, sus ojos escanearon la hoja con rapidez—. Quizá no supiste dónde buscar, mira.
La aguamarina señaló una cita en el libro:
"Todavía le echaba de menos cada día a veces cada hora".
Por un segundo Haruka dudó que eso fuera lo que quiso decir, pero al no estar segura no dijo nada, mientras tanto, Michiru continuó hojeando y cada vez que encontró algo, lo leyó en voz alta:
—"Lamenté no enviarle lo que de verdad era suyo. Pero se había quedado tanto de mí... Tal vez era justo que yo me quedara con eso". "Hay personas que permanecen grabadas en la memoria con mucha más definición tras un breve encuentro que otras a las que ves cada día…" "…pensé con cierta nostalgia en las conversaciones que podríamos compartir si las circunstancias fueran diferentes". "Supe en aquel instante que, pasara lo que pasara, nunca podría volver…" "La incertidumbre es casi peor que el dolor…" "Fue la utilización del plural lo que conmovió mi corazón". Pues qué le habrás hecho… —dijo Michiru interrumpiendo la lectura—, pero creo que esta es sin duda la peor: "Me di cuenta de que me gustaban más las historias verdaderas que las imaginarias".
Haruka tosió y carraspeó aclarando su garganta.
—Bien, bien, bueno, basta de mensajes codificados —dijo—, si eso fue lo que quiso decir, no lo noté, al fin y al cabo, es algo que fue, pasó, es historia antigua.
—"… la historia debería prepararnos para comprender el presente antes que para escapar de él". —Continuó citando Michiru—. "El pasado es muy útil, pero sólo cuando puede enseñarnos algo acerca del presente. El Presente es lo que cuenta".
Haruka entornó los ojos.
—De acuerdo, eso es todo —dijo la rubia arrancando el libro de manos de la aguamarina y lo dejó en la mesa—, ¿tienes el libro que querías?
—Ehm, sí —dijo.
—Vamos, es tarde —Haruka la llevó a toda prisa hacia la salida.
—Pero, eh… ok —dijo Michiru dejándose arrastrar—. Ok, ok, está bien, deja de empujar.
—Y dime, ¿qué libro compraste?
Michiru oteó de reojo hacia la tienda, y con un gesto muy suyo, echó su cabello hacia atrás con vanidosa arrogancia.
—"Somebody's watching" —respondió.
—¿Ah sí? ¿Qué ese no era un fanfiction?
—Ese es "Fifty shades of Grey".
—Ah, el de Christian Dior.
—Ese es un diseñador, Haruka a veces puedes ser tan Mina, ¿segura que no son familia? Ambas son rubias.
Haruka sonrió hundiendo los dedos en el largo de su flequillo.
—No sé qué me ofende más, que me dijeras rubia tonta, o Mina.
—Yo no dije nada —dijo Michiru ocultando una risilla tras sus nudillos.
La campanilla de la puerta sonó tras de ellas al salir.
En el interior de la librería alguien las observó desde de la ventana, el par de chicas discutían entre risas alejándose de la tienda. La chica de negro y esmalte rojo arrastró los dedos por los libros sobre las mesas en dirección a la de centro, con lentitud rodeó el mueble y se detuvo ante aquel libro. Haciendo a un lado los títulos que llevaba sostuvo el del dragón con ambas manos, las páginas volaron abriéndose solas como retornando al lugar acostumbrado.
"Te protegería de cualquier infierno que intentara acercarse a ti".
Leyó y lo cerró de golpe.
—Kaioh, Michiru.
La chica esbozó una sonrisa fría y calculadora. Seguido de eso, arrojó un par de libros en el mostrador.
—¿"Personajes desesperados"? —Preguntó el obeso hipster en la registradora al ver el libro de Paula Fox—. ¿Quién te lo recomendó? ¿Ginevere Beck?
—No —dijo la pelirroja mirándolo directamente a los ojos, levantó el otro libro y lo puso en su cara—. Joe, Goldberg.
"Hidden bodies" de Caroline Kepnes era el título.
—¡Ja! —Exclamó el sujeto con sarcasmo conociendo bien la referencia.
—¡Ja! —Respondió ella con una sonrisa, tomó la bolsa con el par de libros y arrugando la nariz, con otra sonrisa fingida, salió de la tienda. Andando de prisa por la calle de pronto pensó que le enseñaría a Michiru Kaioh, lo que es, "The dark face of love".
"Te protegeré de cualquier infierno… Tenoh-Haruka …"
