Ojos perdidos en sus hojas, haciendo gestos de pensar. Esos típicos gestos de alzar una ceja, subir la comisura de su labio izquierdo, arrugar su frente, esos gestos alternándose. Trabajaba en sus planos, trabajaba en una nueva idea que estaba en una de sus faces favoritas: La planificación.
Él tenía un proceso, una manera de hacer las cosas. Primero era la idea en su cabeza, una idea que salía al aire y casi podía verla en cuanto la pensaba. Después venía el papel, tan tradicional manera de comenzar sus proyectos, el tomar un lápiz entre sus dedos le ayudaba a dejar fluir mejor sus pensamientos, eso era lo emocionante. Luego venía el pizarrón de tiza que ahora usaba.
Este mini proyecto en el que ahora trabajaba no era la gran cosa, la única dificultad que había era el hacerlo lo suficientemente simple para que cualquier persona pudiera usarlo.
Una mano se mantenía en su cadera en una de las típicas "Senku poses" conocidas por los que trabajaban con él. Y su otra mano con la tiza girando entre sus dedos mientras seguía pensando.Conseguir ciertos materiales y objetos, convertirlos en algo más. Más pasos. El uno llevaba al dos y así seguía el desarrollo.
Esos ojos rojos brillando por la anticipación de saber lo que se venía.
–Hola, ¿en qué trabajas?
Senku se giró rápidamente en cuanto escucho su voz, tensándose un poco al oirla. De inmediato una sonrisa de lado apareció en el rostro del científico.–Leona.
–No me llames así.–Replico ya por inercia y con cansancio a ese apodo. La guerrera no pudo evitar suspirar.–Te traje un té y un bocadillo.–Le menciono al tiempo en que subía la bandeja que llevaba en sus manos dejando ver una taza humeante y un par de onigiris.
Al momento Senku arrugó la nariz y las cejas viendo que fuera de su laboratorio aún rústico, ya se empezaba a ver la luz naranja que indicaba que estaba por atardecer. ¿Tan tarde era? Solo entonces se dio cuenta del tiempo, y viendo la comida que ella dejaba más cerca de él en su escritorio, su estómago rugió indicándole que no había comido desde su rápido desayuno a las 6 de la mañana.
De inmediato Kohaku soltó una risa rápida–Sabía que no habías comido.
Senku debía admitirlo, tenía hambre y sed.
Alargo un brazo hasta alcanzar la taza y dar un sorbo.–Eh estado trabajando en esto–apunto a su pizarrón.
Kohaku ladeó el rostro, él podía estarle mostrando abiertamente su trabajo, pero ella no entendía esos garabatos que él hacía. Los esfuerzos de Senku por enseñarle a leer habían dado algunos frutos, pero aun así sus planos eran incomprensibles para ella.–Pólvora,–solo podía leer un par de palabras–fuego.
–Fuegos artificiales.
–¿Qué son?–pregunto simplemente. A veces entendía y a veces no las ideas de él. Aun así preguntaba. Le gustaba la pasión que demostraba cuando explicaba algo.
–Haré explotar el cielo–se carcajeó el científico con emoción.
Eso no era nuevo para Kohaku, aun así un sonoro–¿QUÉ?–salió de sus labios.
Senku rio divertido–Son luces que se lanzan al cielo y lo iluminan de distintos colores.
Kohaku no podía imaginarlo.–Y qué harían en el cielo además de iluminar?
–Nada.–El científico vio a la chica ladear la cabeza extrañada, él nunca trabajaba por nada–En mi época había temporadas en donde se hacía eso. Lanzar fuegos artificiales al cielo con el único propósito de observarlos. Nunca me interese en ir a verlos.–Aclaro al ver el rostro confundido de ella, el sabía que ella lo conocía y por eso la confusión en la rubia.
–Entonces, ¿por qué?
El científico se encogió de hombros mientras daba un mordisco a su bola de arroz.–Necesito subirles los ánimos a todos.
Está vez Kohaku lo escuchaba más interesada. No entendía nada, pero sabía que daría en el punto si seguía escuchando.
–A las personas de mi época, quiero pensar, que esto pudiera animarles. Además de una pequeña, pequeña–se repitió alzando un dedo, el tenía muy claro que solo sería algo superficial–celebración.
De inmediato los ojos de Kohaku centellaron–¿De verdad?
El de ojos rojos sonrió de lado y asintió–Últimamente todos han estado bajando el ritmo de trabajo. Creo que darles algo que los anime puede ayudar. Igual que a los aldeanos, será nuevo para ustedes–estaba diez billones por ciento seguro de que por lo menos a los aldeanos les gustaría.
Una gota cayó de la nuca de Kohaku–No cambias, ¿verdad?
Y el volvió a reír. Pero no. Había sido una risa seca, si había cambiado. Por lo menos con ella, podía confiarle su verdadera preocupación.–Los ánimos de todos se cayeron en cuanto anuncie la pausa de la des-petrificación.–Se llevó una mano al cuello masajeandolo e intentado hacerlo tronar.
Kohaku miro al piso al recordar el como la gente de la otra época de inmediato se había alzado en cuanto Senku había anunciado "la pausa".
–Pero al final entendieron tus razones–ahora ella a quien quería animar era a él.
Senku asintió–Aun así tengo que darles algo. En el antiguo Egipto ponían música a quienes trabajaban para que fueran más eficientes.
Kohaku alzó una ceja, ¿él de verdad pensaba que ella había entendido eso último?–Bien, solo no te olvides de tus necesidades básicas. No siempre puedo estar atenta a si comiste o de nuevo crees que las ideas llenan también tu estómago.
Senku alzó una mano al aire y la agitó restándole importancia.
Y ella negó con la cabeza. Ay Senku, lo conocía tan bien. Sabía perfectamente que se sentía culpable. Claro que no lo presionaría a hablar de todo lo que ya ella y sus amigos intuían pasaba por su cabeza y de todo lo que no podían imaginar pasaba por ella.–Solo...
En cuanto la escucho hablar Senku dejo de rascarse el oído y la miro expectante aún con su dedo meñique metido en el odio–Eh?
Kohaku suspiro–Solo procura dormir, ¿si?
–Tranquila, Leona. Ya soy más resistente que antes.
Kohaku soltó una leve risa, no quería ofenderlo pero no había podido evitarlo. Ignorando así el como la había llamado.
–Tsk–había chasqueado la lengua el científico.
–Lo siento...–murmuro sintiéndose levemente, muy levemente mal por burlarse de él.
–Bien, suficiente descanso. Volveré a trabajar.
–¿Necesitas que te ayude en algo?–se ofreció la rubia.
Senku regreso a verla pensando si requeriría su ayuda. Medito medio segundo solamente–Solo me ayudaría que te quedarás para mantenerme despierto.–Respondió tomando en cuenta el otro mega proyecto en el que también estaba trabajando.
Kohaku se cruzó de brazos–Eso no. Lo que quiero es que duermas.
Ahora Senku rio algo divertido.–Tan mandona como siempre. Solo el día de ayer no dormí por trabajar en el traje. Esto en cambio es un descanso–apunto a su pizarrón.– Solo comienza a hablarme si vez que cabeceo. Tengo pensado ir a dormir pero más tarde.
Kohaku lo miro no muy convencida–Pero si veo que es muy, muy tarde y no quieres ir a descansar te llevaré cargando.
Y Senku no pudo evitar temblar sabiendo que la amenaza era real.–Trato. Entonces serás mi taza de café
–Como digas.– Murmuró mientras caminaba por el laboratorio de Senku hasta llegar a un pequeño estante con libros que el mismo Senku se había dedicado a escribir.–¿Puedo?–Pregunto alzando la mano antes de tomar uno. Senku asintió y solo entonces ella tomo uno de ellos, por lo menos podría practicar un poco más su lectura. Ya tenía tiempo que se había dado cuenta que leer era muy conveniente.
Primero ojeo la portada: Primeros Recursos naturales. Kohaku frunció el ceño al apenas poder leer eso correctamente.
E inconscientemente Senku la escuchaba leer con algo de dificultad, sonriendo al escuchar que seguía intentando varias veces cuando una palabra no le salía el pronunciarla a la primera.
–El ácido sulf-úrico indispensable para la qui...mica por todas sus pro...piedades–Murmuraba para si pegando mucho el libro a su rostro, como si con eso pudiera leer mejor.–Se usará para... La formi-lacion de otros ácidos.
–Formulación–la corrigió Senku desde donde estaba.
–Formulación–volvió a repetir ella y alcanzó a observar cuando Senku asentía a su pronunciación.
Y Kohaku siguió leyendo con dificultad, y Senku corrigiendo/escuchando la casi incomprensible lectura de ella como si fuera ruido blanco y corregirla a la vez que continuaba trabajando no lo desconcentraba ni un segundo.
–Hmm una página.–murmuro ella.
–Que?–alzo la cabeza Senku al escucharla, había estado mezclando algunos compuestos.
–Ya es algo tarde y apenas leí una página.
–¿Y entendiste algo?–pregunto ya que parte de leer es entender lo que lees.
Ella lo fulminó con la mirada.–Claro que no. Siempre que intento leer tus libros entiendo porque me ves como un gorila rubio.
Y el se carcajeo.–Mas bien una leona rubia muy útil.–Una inevitable imagen de Nala del rey León se cruzó por la mente de Senku, en algún momento tenía que contarle de ella y esa historia.
Volvió a cruzar sus brazos molesta.–Bastardo.–Eso se ganaba por ofrecerse a ayudarlo.
–Termine, Leona. Mañana se podrá usar esto. Y espero que con eso suban los ánimos y trabajen mejor.
Ella volvió a negar con la cabeza.–Bien. Me alegra. Ahora ve a descansar, cerraré por ti.
Y Senku negó con apenas un movimiento de cabeza y ella lo miro extrañada.
–Vamos–le indicó esperándola ya en la puerta.
Salió junto a Senku y lo observó cerrar.
–Te llevaré a tu casa.–Y el científico empezó a caminar dejando a Kohaku un par de pasos detrás de él.
Parpadeo dos veces antes de reaccionar.–¿Espera, qué?– Y dio dos rápidas zancadas hasta posicionarse a un lado de el.
Senku caminaba con las manos en los bolsillos y la mirada imperceptiblemente emocionada hacia el cielo. Tenías que conocerlo muy bien o ser muy observador y experto en lenguaje corporal para no confundir su expresión con absoluta indiferencia.
–No tienes que acompañarme–hablo la rubia ahora a un lado de el.
El científico solo se encogió de hombros.–Ahora estás más cerca así que no hay problema.–Respondió refiriéndose a qué hace poco se habían mudado y habían quedado viviendo cerca uno del otro, y Chrome.
Kohaku continuo en silencio intentando descifrar el porque de repente se había puesto nerviosa.
–¿Cuál es tu color favorito?
Esa pregunta tan salida de la nada logro descolocar un poco a Kohaku.
–Mi color favorito.–repitió casi para comprobar que había escuchado bien.
Eso era algo que realmente la tenía sin cuidado, así que simplemente podía contestar que no tenía uno, o al menos no lo tenía hasta ahora que el preguntaba. Porque era ahora que el metía el cuestionamiento de tener un color favorito en su cabeza y había regresado a mirarla con esos ojos rojos que brillaban como cuando trabajaba apasionada y diligentemente en algo que rápidamente había dado con uno–Rojo...–había sido un suave murmullo al descubrir su color favorito lo que salió de sus labios. Inevitablemente sus mejillas tomaron color al darse cuenta no solo de cuál era sino también del porque ese sería su color favorito.
–Con que rojo...–murmuro Senku sin poder evitar sonreír de lado.
–¿Por qué preguntas eso?
–Llegamos–interrumpió Senku la pregunta que ella había hecho–Nos vemos mañana, Leona.
–No soy una Leona–alcanzo a decir al tiempo en que el se iba. Decidió dejar su pregunta para después, no era algo realmente importante para cuestionar y ella de verdad quería que él ya se fuera a descansar.
–...–...–...–
Los aldeanos y gente despetrificada que había ya estaban reunidos desde hacía un rato agradeciendo ese momento libre. En raras ocasiones el jefe les daba un respiro así que lo aprovecharían.
Comida, bebida, amenas risas. Todo iba bien.
Senku con las manos en las caderas podía divisar a la mayoría de la aldea relajándose. Eso lo tranquilizaba un poco. No quería que su gente se decayera en ánimos por la decisión que se había tomado.
Comprobó el cielo una vez más dándose cuenta de que ya era hora. Solo le hacia falta comprobar algo más para dar la señal y sorprender a todos.
Volvió a recorrer el lugar hasta que la vio e inmediatamente una sonrisa de lado se le escapó.
Camino hacia donde se encontraba Kohaku.
–¡Senku! Esto está delicioso, ¿no quieres?– dijo al momento en que le ofrecía una vaso con alguna bebida de la que se podía oler ligeramente alcohol despidiendo de ella.
Se encogió de hombros, ¿por qué no? Algo de alcohol seguramente le relajaría un poco los músculos.–En efecto, es deliciosa.–Concordo después de probar del vaso de la guerrera.
Kohaku asiento mientras seguía bebiendo.
–Leona, ¿puedes venir conmigo un momento?
De inmediato el ceño de Kohaku se frunció–Que no me digas...
–Que no te diga, Leona–La interrumpió rápidamente al tiempo en que Kohaku guardaba silencio y seguía mirándolo mal.–Solo ven–y la tomo de la mano y comenzó a guiarla.
Kohaku lo siguió apenas un paso tras de él aún tomando su mano, curiosa con respecto a dónde la llevaba.
No tardaron más que un par de minutos hasta que Senku paro y ella termino alzando una ceja–¿Qué hay aquí?
–Aun nada. Pero como este lugar tiene un poco menos de árboles, estamos algo más altos en la superficie de lo que estábamos hace un momento y desde aquí podemos ver a los demás. Entonces, podremos tener una buena visión de ellos y de lo que pasará en el cielo–le explico.
Y ninguno de los dos se molestó en si quiera pensar el porqué aún no soltaba su mano.
–Oh, ¿ya lo vas a hacer?
Senku asintió y dio la señal a Ukyo que estaba al otro lado de la celebración que se libraba.
Solo fueron necesarios un par de minutos.
Minutos en los que Kohaku miraba expectante hacia arriba.
Minutos en los que Senku no logro evitar alternar su mirada del cielo a la expresión de Kohaku, esperando por su reacción.
Y entonces algo de luz roja iluminó el perfil de la chica a un lado de el, tampoco pudo evitar sonreír de lado en cuanto los ojos de ella se abrieron con todo el asombro de alguien que estaba realmente sorprendido.
La boca de Kohaku también se abrió ligeramente formando una o.
–Pero Senku, eso es... ¡Es hermoso! ¡Todos están mirando!–apunto emocionada hacia sus amigos con su mano libre.
Y solo entonces el científico recordó el objetivo de su mini proyecto y se permitió observar a la gente que protegía y sobreexplotaba con trabajo. Todos miraban fascinados el cielo, se escuchaba hasta donde ellos se encontraban sus exclamaciones emocionadas. Senku sintió esas reacciones como una verdadera recompensa de que había hecho bien en planear y decidir darles ese momento. Era diez billones por ciento satisfactorio saber que había hecho algo por ellos.
Se permitió ver el cielo el mismo, de verdad era algo para quedarse un buen rato viendo, admitía.
–Rojo...–Kohaku ya tenía su respuesta a la pregunta que Senku no había respondido. _Así que por eso_... Eso la hizo sonreír.
Colores amarillos, blancos, naranjas y en su mayoría rojos explotando en el cielo.
–Explotaste el cielo, tal como dijiste– Senku regreso a verla, una vez más algo de luz bañaba el perfil de ella, y sus ojos azules adquirían más brillo, se veían incluso algo violetas cuando una luz roja era la que explotaba.–Parece que una vez más me has dejado embelesada.–murmuro Kohaku sin dejar de ver el cielo.
Y una breve risa dejo escapar Senku–Nuestra situación ya no es de emergencia total por lo que tendría sentido que te enamorarás de mi después de todo.–Después de los años de conocerse, después de que lo acompañará al otro lado del mundo, después de que lo acompañará a la luna, después de que lo guiará a la aldea que su padre le dejo, después de estar siempre ahí. Tendría lógica algo tan ilógico como lo era enamorarse.
Y solo después de haber procesado las palabras de él, ella regreso a verlo–¿Qué dijiste?–Casi se le sale un tartamudeo pero logro contenerlo.
–Digo que, lo que antes no tenía lógica, ahora y si se trata de mi Leona, entonces si tiene lógica.
Kohaku se quedó muda.
Y Senku no pudo evitar chasquear la lengua–¿Me vas a hacer decirlo?
Kohaku asintió está vez observándolo a él. Había notado que podía distinguir aún mejor las expresiones del científico con las luces que aún se veían, su corazón martillaba fuertemente, definitivamente esas luces hermosas quedaron en segundo plano.
El ceño de Senku se frunció un poco en cuanto ella asintió, ¿ella quería que le dijera lo obvio? Casi de inmediato una sonrisa de lado se formó en él.
Kohaku tan encantada como estaba no alcanzo a reaccionar con sus súper reflejos al sentir que era jalada por él, pues en ningún momento había dejado de tomar su mano.
Un metro, un segundo.
En un segundo, el apenas metro de distancia que los separaba se acortó en cuanto con la ahora fuerza que no tenía mucho de haber adquirido jalo el cuerpo de ella hacia él.
El menudo cuerpo de ella choco contra el de él, su rostro quedó a la altura de su pecho, una de las manos del científico rodeo la estrecha cintura y la otra al fin libero la mano de ella para esta vez dirigirla al mentón de Kohaku. Fue rápido. Y ella seguía sorprendida por todo lo que estaba pasando, todas las palabras de él se repetían una y otra vez en su cabeza tal cual las había escuchado. Kohaku no podía predecir nada de lo que estaba pasando, y no por eso estaba menos emocionada.
¿Eso que escuchaba la rubia era el sonido de su propio corazón latiendo acelerado?
En comparación al repentino acercamiento que provocó, suavemente levanto su rostro desde su mentón. Y encontró esos ojos azules que por momentos se veían violetas cuando la luz roja los iluminaba.
Kohaku en ningún momento dejo de ver la casi siempre cínica pero en ese momento suave sonrisa de lado de él.
Senku se inclino hacia ella y la beso.
Kohaku pudo sentir plenamente la presión que los labios de él ejercían sobre los de ella. Y apenas unas imperceptibles cosquillas se liberaban desde sus labios. Tan agradable.
Ambos inexpertos continuaron por apenas unos segundos con ese choque de labios y sus ojos cerrados intentado así percibir mejor esa suave sensación.
Kohaku además sentía un cosquilleo en su bajo, vientre, y el rostro terriblemente caliente. Si no se sintiera tan emocionada pensaría que de un momento a otro se había enfermado.
10 segundos.
Cómo siempre la segunda mente de Senku no había podido evitar contar los segundos. Mientras la primera se concentraba en besarla, en sentirla y en sujetarla firmemente ahora tanto de la cintura como de la nuca, como sí no quisiera que ella se le fuera a escapar.
Cortó el beso separándose apenas unos milímetros.
Ninguno de los dos sabía en qué momento el cielo se había apagado.
Aún así Senku alcanzó a percibir con la escasa luz que había donde se encontraban la determinación en la mirada de la Leona.
Se lanzó a besarlo ahora ella, de manera algo brusca pegando sus labios algo más fuerte de lo que él lo había hecho.
Aún con sus labios juntos Senku no pudo evitar que una burlona risa se le escapara, esa era su leona. Tan impulsiva como siempre.
Sin darle tiempo a qué se molestará por reírse de ella masajeo suavemente su nuca sin permitirle separarse de él, y en el momento en que decidió mover suavemente sus labios contra los de ella tuvo que contener lo más que pudo una nueva carcajada al notar la inexperiencia de ella al querer imitarlo.
Senku tampoco había besado antes, pero tenía algo de teoría que simplemente había escuchado sin realmente querer hacerlo en sus tiempos de estudiante mientras se encontraba en el club de ciencias, justo en ese momento agradecía que no lo hubiesen escuchado cuando los corría.
Finalmente el científico se quedó sin aire y necesito romper el beso. Aún algo jadeante se negó a dejar de rodear su cintura.
–Entonces, esto ¿qué significa?
Senku se llevó la palma de su mano a la frente al escucharla. Y no, en ningún momento dejo de rodear su cintura con un brazo.–Leona, ilógica.
Una vena se hincho en la frente de Kohaku al escucharlo.
–Que quiero que seas mi compañera.–Solto después de bufar y rodar los ojos.–Que es ilógico pero no puedo dejar de querer estar contigo y quiero permanecer así y toda esa mierda que seguramente estás pensando también la quiero.–Sí, se había fastidiado un poco que ya y con todo lo que había hecho para declararse, aún así le hiciera decirle todo eso. Ella habia sido la primer razón que había tenido para hacer explotar el cielo.
Por un momento los ojos de Kohaku se aguaron. Pero no duró ni un segundo cuando nuevamente se había lanzado a besarlo.
Él había iniciado el primer beso, pero ella ya había tomado la iniciativa de dos de los 3 que llevaban. Senku solo decidió que después seguiría la cuenta para inclinar el marcador a su favor.
–Eso significa que perdí la apuesta.
–¿QUÉ?–ahora era el turno de Senku de ser a quien sorprendieran.
Y por un momento Kohaku se apenó, apenas ahora comenzaba a pensar que quiza no fuera tan buena idea que él supiera sobre esa apuesta.
–Bueno. Gen me hizo apostar a qué tú serías el primero en declararse.–Con la vista de águila de Kohaku aún en la obscuridad alcanzó a ver cómo la ceja derecha de Senku se alzaba más de lo que era normal en él y comenzaba a temblar.–P-Pero yo le dije que eso era imposible. Cómo tú dices, no tenía ni un milímetro de lógica. Así que apostó conmigo a qué tú te me ibas a declarar primero.–Termino de contarle Kohaku, con cada palabra que había dicho hasta terminar. Su voz iba bajando decibeles hasta terminar susurrando, si no fuera por la cercanía Senku quizá no habría alcanzado a escucharla.
–Con que ni un milímetro de lógica.–ahora Senku ya tenía una vena hinchada en la frente. ¿Que no tenía lógica?–No pude haber sido más obvio, Kohaku–dignarse a llamarla por su nombre solo era para demostrar aun más su fastidio, desde hacía un buen de tiempo que eso era muy obvio. Una vez más bufo. Esa declaración estaba resultando más difícil de lo que se había imaginado.–Ademas, ¿tienes secretos para mí que incluyen a otros hombres?
–¡Ja! El mentalista no cuenta.–Alcanzo a cruzarse de brazos aún desde la posición en la que estaban.
–Mientras solo sea él supongo que es inofensivo.–Con el meñique rasco una de sus orejas superficialmente. De todas formas volvió a sonreír de una manera que a Kohaku se le hizo una de las sonrisas más suaves que había visto en él–Terminaron los fuegos. Deberíamos ir a ver qué dicen.–Esta vez sí le interesaban los comentarios que los demás pudieran tener.
Kohaku asintió y el soltó ahora sí su cintura para casi al instante tomar su mano de una forma tan natural y despreocupada que solo Senku podía hacer. Casi parecía la forma en la que se tomaban las manos para que ella le ayudará a llegar a algún lugar debido a la dificultad para el científico, pero está vez era diferente.
Apenas dieron un par de pasos cuando Kohaku se quedó estática en su lugar.
Senku giró un poco su cuerpo al verla.
–Entonces, ¿Gen gano?–volvió a preguntarle horrorizada.
Senku bufo una vez más–Si, si. El murciélago ganó su tonta apuesta. Yo me declare primero.
–Oh no.
Y solo entonces Senku entendió lo que conlleva que el tramposo mentalista ganara–¿Qué es lo que gano exactamente?
Kohaku trago saliva–Casi todos mis dragos.
Senku no pudo evitar negar con la cabeza, algo aliviado de que solo fuera dinero.
–Y que nuestro primer hijo se llame Gen sí es niño.
–¡¿QUÉ?!–ahora el horrorizado era Senku. Decidido, iría a su laboratorio por algo de ácido sulfúrico.–Ningún hijo mío se llamará así.
Kohaku lo miro con la boca abierta, tan molesto estaba que no se había dado cuenta de lo que implicaba lo que había dicho.
¿Reviews?
Hola:)
Sí alguien llegó a leer esto y se quedo con alguna duda acercca de en qué trabaja Senku y el por qué la pausa de la despetrificacion, eso se quedó así porque tengo pensado en algun momento darle continuación a esto.
Temo que el Senhaku me a dejado emblelesada jajaja.
