Mechamaru tenía todo calculado de forma fría. Él sabía que si bajaban la cortina todo estaría perdido, así que, aunque pareciera una rata despavorida, debía hacer lo que tenía que hacer. Y esto no era nada más ni nada menos que dejar a su máxima creación en modo automático para huir lejos de ahí. Y no se darían ni cuenta.

Pasó una hora y Mechamaru estaba lejos de la zona de combate, logró escapar sin más y según sus cálculos no debían de ir tras él. Puesto a que quizás aun no descubrían que él no estaba adentro de la creación, por lo pronto sólo quería comprar eso que siempre deseó hacer pero que nunca pudo comprar. Él sabía que en su primer encuentro con Miwa debía impresionarla de la mejor manera, ya que, él vivía pensando en ella día y noche porque estaba enamorado de la chica de cabellos celestes. Entonces, sí, tenía que.

Sin embargo, al llegar a la ciudad todo le impresionó. Y casi lo atropellan, pero nada de eso importó. Necesitaba conseguir esas flores a como de lugar. Entonces, él tenía el dinero necesario para el presente, y cuando vio la florería después de buscarla por varios minutos. Se dio cuenta de que la encargada estaba cerrando, así que intentó hacer lo único que pudo hacer en ese momento.

一Disculpe, sé que está cerrando, ¿pero me podría atender? Es que es urgente 一dijo un afligido Mechamaru con la esperanza de que la señora de edad accediera a su petición.

La señora, que representaba tener entre sus sesenta años, pues su cabello plateado la delataba, se aproximó ante el joven invadiendo su espacio personal y luego sonrió.

一Desde aquí huelo que estás enamorado de una jovencita 一la mujer, detuvo sus acciones y volvió a abrir la floreria一. Pasa.

Mechamaru no dijo nada, pero sólo se sonrojó desviando su mirada, pues estaba en lo cierto.

Mechamaru observó todo el lugar y pudo divisar varias flores con sus respectivos aromas fragantes.

一Y cuéntame, esa jovencita, ¿cómo es?

一Es la mujer más hermosa que he visto. Sólo quiero causarle una buena impresión 一confesó Mechamaru.

El chico creyó que no tenía nada de malo contarle a esa sabia anciana, ya que, se veía a simple vista que era una mujer muy comprensiva.

一Ya veo, en ese caso te recomiendo que le lleves estas flores 一dijo la anciana con un ramo en sus manos.

Dicho arreglo floral contenía rosas celestes, únicas en la vida. La señora le comentó que habían surgido por casualidad y que las mantenía bien cuidadas pues tenía el presentimiento de que alguien vendría por ellas, y desde el momento que vio al joven se dio cuenta de que él era el chico que debía ser dueño de dicho arreglo.

Mechamaru quedó impactado. Luego, tomó el ramo de rosas y lo quedó admirando más de lo usual.

一Estas rosas son perfectas, combinaran mucho con su cabello y estoy seguro de que le encantarán. Muchas gracias, lo llevaré. ¿Cuánto es?

La señora le dijo el precio y Mechamaru le pagó. Así, le agradeció de manera genuina a la anciana por haberle recomendado esas flores y ésta le dijo que no era nada. Así, Mechamaru se fue de ahí, con el ramo en sus manos, caminó por las calles de Japón, e iba feliz y coleando. Estaba tan sereno y en paz que nadie podía perturbar su paz. Estaba en modo ZEN, y eso era algo bueno, ya que sabía que apenas llegara al edificio en donde todos convivían, debía actuar de forma precavida y ojalá sin ser visto por sus compañeros. Así, ese momento llegó, actuó de forma cautelosa, se inmiscuyó como pudo en el instituto y se fue directo a la habitación de Miwa. Eran las cinco de la tarde, a esa hora Miwa siempre estudiaba en su habitación.

Entonces tocó, la puerta, luego cayó en cuenta de que no había preparado lo que le diría cuando lo viera y los nervios lo invadieron. No había forma, cura, medicina ni antídoto que calmara el manojo de nervios que era en ese momento.

Escuchó voces que de seguro eran de Mai y de Miwa acercándose, como no podía ver a Mei, tuvo que hacer algo poco caballeroso, sí, entró a la habitación de ella, sin más.

一Sí, y entonces él me sonrió hoy cuando me lo pillé por accidente y casi desfallezco ahí mismo 一dijo Miwa emocionada.

一Ay, amiga tienes que superar tu amor hacia ese tipo, es muy viejo para ti 一dijo Mai hablándole con la verdad.

一¡Oye! Gojo-sensei no es taaaaaan mayor 一dijo Miwa enfurruñándose.

Mai no dijo nada y sólo se rio debido a su reacción. Después, Mai le dijo que iría a hacer sus deberes y Miwa también. Pero lo que Miwa no esperaba, era que encontrara a un hombre potencialmente guapo en su habitación. Profirió un pequeño chillido, porque no todos los días alguien guapo te está esperando en tu habitación. Entonces, estaba que le pedía el número, pero luego recordó que su seguridad estaba primero, ya que, con facilidad podría ser un psicópata o un bandido y desenvainó su katana.

一¿Quién eres? 一dijo apuntándole a su cuello.

一Soy yo, Miwa 一dijo Mechamaru tocando la katana con sus manos para hacerla a un lado. Luego, le sonrió一. Mechamaru.

Ante tal revelación, Miwa quedó en blanco. Luego una voz exterior habló:

一Miwa, ¿estás bien? Escuché que gritaste 一dijo Mai del otro lado de la puerta.

一Sí, sólo encontré una araña, pero ya la maté 一dijo Miwa saliendo de su trance.

Miwa cayó en cuenta de que el robot en realidad era ese chico. Y no, es que no había forma de creerlo, no podía ser cierto. Y mientras lo analizaba para sus adentros.

一Toma, las compré para ti 一dijo Mechamaru entregándole el ramo de rosas.

Y dicha acción fue suficiente para creer que lo que él le decía era cierto, ya que, su voz, aquella voz lucía muy similar a la de él. Y una voz no se podía falsificar ¿o sí?

Entonces, Miwa aceptó las rosas, pues ya había saliendo de su trance.

一Gracias, están muy bonitas 一dijo Miwa sonrojándose mientras tomaba el ramo. Luego las olió y se dio cuenta de que ese aroma era bastante agradable一. Las dejaré en este recipiente de acá.

Miwa dejó las rosas en un recipiente con agua y se dio cuenta de que quedaron muy bien en su habitación. Sonrió.

Y ese sencillo gesto dejó embobado a Mechamaru, y fue tan así que quedó sin habla. Y Miwa mientras recobraba el hilo de los acontecimientos, habló:

一¿Por qué tienes esa forma? 一dijo Miwa con intriga.

一Prométeme que no se lo dirás a nadie, Miwa 一dijo Mechamaru con seriedad en su rostro.

一Yo, yo te lo prometo 一dijo Miwa viéndolo a los ojos.

Así, ambos se sentaron en la cama y comenzaron a hablar, pero no de la vida claro está. Miwa así, fue cayendo en cuenta de lo que pasaba y no pudo evitar pensar de que era un completo traidor, pero, eso no podía ser posible.

一No es cierto, dime que no es cierto 一dijo Miwa ansiosa.

一Miwa yo…一intentó explicarse el joven muchacho preocupado de poder perder a su amor por esto.

一Eres un traidor.

一Sí, lo soy pero tienes que escucharme 一dijo Mechamaru tomándola de los hombros con el fin de que pudiese explicarle bien como fueron las cosas.

Miwa asintió.

Mechmaru continuó.

一Lo que yo hice fue porque esa era la única forma de poder tener este cuerpo que estás viendo, Miwa. Y yo deseaba esto porque, porque…

Mechamaru hizo una pausa, no era fácil de decir.

一Porque quería impresionarte 一Mechamaru desvió su mirada, alejó sus manos de ella y las posicionó sobre sus piernas.

Miwa quedó marcando ocupado. Después de ciertos minutos reaccionó.

一¿Lo hiciste por mí? ¿Por qué? 一dijo Miwa sin entender nada.

一Sí, lo hice por tu bien y el bien de nuestros compañeros. Tiempos oscuros se acercan 一dijo Mechamaru intentando evadir el tema de su confesión.

Miwa se preocupó y estaba por hablar, cuando Mechamaru se levantó, se armó de valor y le dijo:

一Si tuvieses que escoger entre Gojo-sensei o yo, ¿con quién te quedarías?

No hubo ni una mísera respuesta por parte de Miwa. Luego, el volteó a verla y ella se encontraba acongojada y mirando hacia el suelo.

一El silencio otorga, Miwa 一Mechamaru comenzó a andar dejando a Miwa con el corazón atribulado.

一No, no te vayas Mechamaru 一Miwa intentó detenerlo, pero ya era demasiado tarde. Mechamaru se había ido, hacía quién sabía donde…

To be continued...