2. Capítulo 2. Encuentro inesperado.
En la tienda, Blythe revisaba cuidadosamente cada boleto de avión, asegurándose de que todos los detalles fueran correctos. Las mascotas, notando el ambiente de anticipación, se inquietaban. Zoe movía su cola incesantemente, y Vinnie trepaba arriba y abajo en su terrario con una energía inusual.
Al ver a Blythe empacar, Mrs. Twombly se acercó, un toque de melancolía en sus ojos. "Vas a hacer falta, querida. Esta tienda no será la misma sin ti, incluso si es solo por unos días".
Blythe sonrió y abrazó a Mrs. Twombly "Te prometo que regresaré con montones de historias. Gracias por cuidar de la tienda mientras no estoy. Significa mucho para mí".
Mrs. Twombly asintió, acariciando a Zoe en su regazo. "Solo asegúrate de cuidarte y disfrutar al máximo". "Lo haré, muchas gracias", responde Blythe.
De esta manera Blythe se va con su papá acompañado del supervisor del trayecto al aeropuerto. "Esta será una experiencia inolvidable papá", dice Blythe con entusiasmo. "Así es Blythey, me alegra que estés feliz y que pasemos juntos esta aventura" responde Mr. Baxter.
Por otro lado, los Thornberrys estaban en pleno proceso de instalación en la selva. Nigel, con su brújula en mano, encontró un lugar despejado rodeado de una densa vegetación, ideal para su campamento y para obtener tomas impresionantes. "Estaremos aquí una semana", anunció. "El tiempo suficiente para capturar la majestuosidad de esta selva en otoño".
Marianne asintió, preparando su cámara y probando diferentes ángulos. Donnie, emocionado, ya había comenzado a trepar árboles y Darwin, el chimpancé, lo seguía de cerca, fascinado por su entorno.
A cierta distancia, Blythe, su papá, y sus mascotas también habían comenzado a establecerse. Con la ayuda del supervisor, habían montado dos amplias tiendas de campaña. Una era para dormir y la otra era un área común donde podían relajarse y compartir. Minka, la mono araña, estaba especialmente emocionada, trepando a los árboles cercanos y observando curiosamente su nuevo entorno.
Dentro de la tienda común, las mascotas comenzaron a explorar y socializar. Russell, el erizo, encontró un rincón acogedor entre algunas almohadas, mientras que Penny Ling, la panda, curioseaba con las bolsas de alimentos.
Esa noche, el sonido de la selva cobró vida. Los Thornberrys y Blythe, aunque estaban a cierta distancia el uno del otro, se encontraban bajo el mismo cielo estrellado, desconociendo la intersección de sus caminos en los próximos días.
Con el crepúsculo pintando tonos rosados y dorados en el cielo, Eliza ató firmemente sus botas y le dio un vistazo a Debbie. "Voy a echar un vistazo alrededor. Tal vez pueda encontrar algún animal raro o incluso una pista para el documental".
Debbie levantó la mirada de su libro, una ceja alzada. "Solo ten cuidado. Y no vayas muy lejos".
Eliza sonrió. "Lo prometo. Solo será una caminata rápida". Con Darwin colgando de su hombro, la joven aventurera siguió un estrecho sendero que serpenteaba a través del denso follaje.
El ambiente de la selva en la noche era mágico. El suave zumbido de los insectos, el lejano canto de las aves nocturnas y el susurro del viento entre las hojas creaban una sinfonía natural. Darwin, intrigado por todos los nuevos olores y sonidos, señalaba ocasionalmente hacia un rincón oscuro o un árbol particular, sus oídos siempre atentos.
Después de caminar durante unos minutos, el par tropezó con dos tiendas de campaña elegantemente montadas en un pequeño claro. Alrededor del campamento había huellas frescas: algunas de humanos y otras, sorprendentemente, de varios animales pequeños.
"Mira eso, Darwin" susurró Eliza, señalando las huellas. "¿Qué crees que significa?"
Darwin frunció el ceño, observando detenidamente. "Definitivamente hay humanos, pero esas otras huellas... parecen de mascotas. Muchas mascotas. ¿Quién traería tantas al medio de la selva?"
Con curiosidad brillando en sus ojos, Eliza respondió, "No tengo idea, pero quiero averiguarlo". Se arrodilló y siguió una de las huellas que conducía más adentro en el bosque.
A medida que avanzaban, los ruidos del murmullo y chirrido de animales en conversación se volvían más audibles.
Pronto, Eliza y Darwin llegaron a un área donde las mascotas estaban socializando. Vieron a Russell en una charla animada con Vinnie, mientras que Minka mostraba orgullosamente sus habilidades de trepar a Penny Ling y Sunil.
Escondiéndose detrás de unos arbustos, Eliza miró fascinada, sacando una pequeña libreta y tomando notas rápidas. Darwin, igualmente intrigado, susurró: "¿Te imaginas todas las historias que estos animales deben tener?"
Eliza asintió, su corazón latiendo de emoción. "Y no puedo esperar para escuchar cada una de ellas".
Eliza y Darwin esperaban ver sólo a unas dos o tres mascotas acompañando a Blythe, pero les asombraba ver que eran varias, como si Blythe tuviera un control muy fácil sobre ellas. Por lo tanto, Eliza y Darwin deciden curiosear e investigar más. Espero que les esté agradando la historia hasta ahora.
