3. Capítulo 3. Voces ocultas.


Mientras Blythe paseaba tranquilamente con sus mascotas, los sonidos de la naturaleza llenaban el aire. De repente, un leve crujido en la maleza la alertó. Volteando, vio a una niña de cabello pelirrojo observándola desde detrás de un árbol.

La niña dio un paso adelante, sus ojos azules llenos de asombro. Blythe, siempre amigable, preguntó con curiosidad: "Hola, ¿quién eres tú?"

"Me llamo Eliza", respondió la niña, su voz llena de calidez.

Blythe sonrió, "Soy Blythe. Es genial encontrarte aquí. ¿Qué haces en esta selva?"

Eliza jugó con un mechón de su cabello mientras respondía, "Mi familia y yo estamos grabando un documental sobre la biodiversidad del lugar. Es realmente fascinante".

Blythe asintió, "¡Eso suena emocionante! Vine aquí con mis mascotas porque gané un concurso. Es una experiencia única estar aquí en la selva con ellos".

Ambas chicas compartieron una sonrisa comprensiva, pero entonces, Eliza pareció notar a las mascotas de Blythe. Sus ojos se agrandaron levemente mientras miraba a cada una de ellas.

Zoe, Russell y los demás la observaban, sus miradas llenas de curiosidad e intriga. Había un aire de reconocimiento, casi como si hubieran sentido algo especial en Eliza.

"Bueno, es genial conocerte, Blythe", dijo Eliza, sacudiendo la sensación y extendiendo su mano. "Espero que tengas una maravillosa aventura aquí".

Blythe estrechó su mano, "Igualmente, Eliza. Cuídate".

Mientras Eliza se alejaba, Russell se inclinó hacia Zoe y susurró, "¿Notaste algo... diferente en esa niña?"

Zoe asintió lentamente, "Sí, es como si tuviera algo raro, algo que no puedo explicar".

Las demás mascotas murmuraron su acuerdo. Blythe, que alcanzó a escuchar los diálogos de sus mascotas, se rió suavemente. "¿Intrigados por una niña de 12 años? Eso es nuevo".

Minka, con una mirada pensativa, sugirió, "Quizás deberías intentar conocerla un poco mejor. Nunca se sabe lo que podríamos descubrir".

Blythe sonrió, "De acuerdo, lo que ustedes digan".


Eliza, con una expresión de curiosidad en su rostro, caminó junto a Darwin, quien balanceaba felizmente su cola. Las sombras del atardecer comenzaban a aparecer entre los árboles, haciendo que la selva tomara una tonalidad dorada.

"Vamos, Darwin. Creo que ambos necesitamos un descanso", dijo Eliza mientras avanzaban hacia el auto.

Darwin, quien había estado comiendo una fruta cercana, le dijo a Eliza "¿Sabes? Esos animales son bastante únicos. Me recordaron un poco a mí".

Al llegar, Eliza encontró a Deborah leyendo una revista sobre moda de la jungla, probablemente soñando con su vida en la civilización. "Deb", comenzó Eliza, "Te sorprenderá lo que acabo de descubrir".

Debbie miró hacia arriba y arqueó una ceja. "¿Qué podría ser tan sorprendente en esta selva aparte de insectos y humedad?"

"Bueno", comenzó Eliza con una sonrisa juguetona, "Me topé con una chica de tu edad, más o menos. Lo interesante es que estaba acompañada de ¡siete mascotas!"

Debbie soltó una risa incrédula. "¿Siete mascotas? ¿En serio? ¿Aquí, en medio de la selva?"

"Sí", respondió Eliza. "Al parecer ganó un concurso y decidió pasar su premio explorando la selva con sus mascotas".

Debbie rodó los ojos, pero su interés estaba picado. "Suena divertido, supongo. Tal vez podamos hacer un documental sobre jóvenes y sus animales en la selva. Papá estaría encantado".

Eliza sonrió, considerando la idea. "Sabes, eso no suena nada mal. Después de todo, no todos los días te encuentras con una chica aventurera acompañada de siete mascotas en plena selva".

Ambas hermanas compartieron una risa, y se quedaron ahí, disfrutando de la tranquilidad del atardecer, emocionadas por las posibilidades del día siguiente.


Al día siguiente, con la habilidad sigilosa que había desarrollado a lo largo de sus aventuras, Eliza y Darwin caminaron de nuevo a donde habían encontrado a las mascotas, y se escondieron detrás de unos arbustos frondosos, escuchando atentamente sus pláticas.

Penny Ling, la oso panda con sueños de ser bailarina de gimnasia rítmica, balanceaba su cuerpo con gracia mientras decía: "¡Este lugar es perfecto para practicar mis rutinas! Tantas mariposas y colores, me inspiran".

Vinnie, el gecko de movimientos rápidos, se deslizaba ágilmente de un lado a otro, practicando sus pasos de baile. "¡Estoy de acuerdo! Este sitio es espectacular. Me pregunto si hay más bailarines por aquí".

Eliza sonrió al escuchar esto, siempre le maravillaba la diversidad de los sueños y personalidades de los animales. "Siento que hay algo mágico en este lugar, algo más allá de lo que vemos. Y espero encontrar más sobre las otras personas que están aquí" expresa Sunil.

Zoe, la perra Cavalier King Spaniel, ladró en acuerdo y con su melodiosa voz añadió: "Si encuentro un buen sitio, podría cantar una de mis canciones. Además, ya oíste a Blythe, nosotros le preguntamos si puede ella saber un poco más sobre esa gente, y ella nos dijo que sí lo que ustedes digan. Confío en ella".

Eliza, al escuchar esto, quedó en shock, "¿Le preguntaron que... qué? ¿Acaso Blythe puede hablar con los animales?" pensó.

Russell, el erizo amante de la lectura, sacó un pequeño libro de su espalda y dijo: "Yo también confío en Blythe. Además, este es un buen lugar para leer un rato".

Minka, la mono araña con talento para el dibujo, esbozó rápidamente el paisaje en su cuaderno, mientras Pepper, la zorrilla con un sentido del humor nato, intentaba hacer reír a todos con sus chistes.

Eliza y Darwin intercambiaron miradas. ¿Blythe podía hablar con animales? Parecía que había encontrado a alguien más con ese don en medio de la selva mexicana.

Antes de ser descubierta, Eliza agarró a Darwin y, con cautela, regresó a su vehículo.

Una vez en seguridad, dijo asombrada y estando impactada: "Darwin, ¡esto es increíble! ¡Al parecer, Blythe puede hablar con animales, igual que yo!"

Darwin asintió con una sonrisa. "Parece que no eres la única especial con ese don". Eliza no lo podía creer.


Esta historia está en progreso. Así que próximamente saldrán más capítulos. Les envío un cordial saludo.