Salvación

Disclaimer: Nada me pertenece.

Esta historia participa en la cuarta edición del Multifandom del foro Alas negras, palabras negras con la tabla tiempo y el prompt morir.

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Jake conoce esa mirada. No es la primera vez que Cyrus lo mira así, igual que lo han mirado Rowan y Olivia. Es la mirada que precede a una orden que debería ser complicada, pero que para él es muy simple: mata.

Jake lleva años trabajando para gente poderosa. Desde el momento en el que Rowan lo eligió se convirtió en un arma, un soldado al servicio de alguien más. Matar es su trabajo y, sin embargo, la orden lo pilla desprevenido.

No debería sorprenderse. Cyrus Been tiene un modus operandi muy claro que consiste en quitarse de en medio a todo aquel que le suponga una molestia y David Rosen lleva mucho tiempo siendo un estorbo para sus planes. Aun así, Jake nunca ha pensado en la posibilidad de que David muera. David es el bueno, el del sombrero blanco imaginario, y Jake siempre se ha permitido creer que eso le serviría como una especie de escudo y que al final saldría airoso.

Sabe que es una estupidez. Precisamente los más inocentes suelen ser los primeros en morir. Él mismo ha matado a muchos. No obstante, siente un peso en el estómago ante la idea de acabar con la vida de David.

Lo recuerda prometiéndole acabar con el B613. Diciéndole que podría librarlo de Rowan y su influencia. No fue la primera persona en prometerle la libertad, pero sí ha sido el único que de verdad ha intentado dársela, el único que no ha pretendido liberarlo de Rowan solo para utilizarlo en su propio beneficio. David ha sido el único que ha mirado a Jake y ha visto un ser humano en lugar de un arma, pero a estas alturas Jake es más arma que ser humano y por eso aunque le duela no duda en acatar la orden que le acaban de dar.

Encuentra a David en su despacho. Lo recibe con tranquilidad, como si fueran viejos amigos. Jake piensa que en otra realidad menos jodida podrían haberlo sido. Le encantaría vivir en esa realidad.

De todos modos se dice a sí mismo que no tiene por qué matarlo. Lo único que Cyrus quiere es que el caso no llegue a los tribunales. Si David se retira podrá seguir viviendo.

Jake se ha preparado para la situación, para las súplicas, las lágrimas, incluso para ver la decepción en la cara de David. No obstante, no está preparado para la furia fría con la que lo mira ni para la calma con la que le dice que lo mate, que no se va a rendir porque él no es un esclavo como lo es el propio Jake.

Jake puede ver que está muerto de miedo, pero aun así lo mira a los ojos, valiente y digno, y espera quieto su final. Sabe que en una pelea contra él no tiene nada que hacer. Jake es un asesino experto mientras que David es de todo menos un hombre de acción.

Es el momento de cumplir su amenaza. Había esperado no tener que hacerlo. Había pensado que David se moriría de miedo y se rendiría. No ha pasado y Jake duda. No quiere matarlo. No quiere acabar con la única persona que lo ha ayudado sin condiciones, con el único que lo ha tratado con humanidad y que ha sido capaz de ver la humanidad que todavía hay en él. No quiere hacerlo cuando sabe que David tiene razón, que su causa es la justa.

No quiere hacerlo y no lo hace. Baja la pistola y se marcha. Deja de ser un esclavo, un arma en manos de otros. Por primera vez deja vivir a alguien a quien le han ordenado matar. Salva a una persona en lugar de condenarla y con ese acto no se salva a sí mismo, pero al menos no sigue condenándose.