Epilogo
Un año después
Los últimos rayos del sol hacían brillar la pintura del Mustang azul aparcado en la puerta. Hermione colocó un lazo rojo en el techo y se despidió de los hermanos Stover, que habían llevado el coche unos minutos antes.
Después de mirar su regalo de aniversario para Harry, miró hacia la puerta de su casa. Le sorprendía que su marido no hubiera salido para ver quién estaba haciendo tanto ruido.
Hermione entró en el cuarto de estar y vio a Harry delante de la televisión, absorto en una carrera de coches, con Crookshanks dormida a su lado.
- ¿Harry?
Crookshanks movió la cola, pero su marido no reaccionó y se acercó al entender por qué. Estaba profundamente dormido, como sus gemelos de tres meses, Jake y Connor, que Harry se sujetaba en cada brazo.
Hermione sonrió al ver a sus tres hombres.
– Harry, cariño –murmuró, acariciándole la cara–. Despierta, tengo un regalo para ti.
Él suspiró, sin abrir los ojos.
– Eso es lo que dices siempre.
– Y siempre es verdad – dijo ella –. Venga, ven a ver tu regalo.
Hermione tomó a Jake en brazos y esperó que Harry hiciera lo propio con Connor. Luego, emocionada, abrió la puerta y dio un paso atrás...
La expresión de sorpresa que vio en su rostro no tenía precio.
– ¿Ha hecho que reparasen el Mustang? – exclamó.
– Sí – Hermione se puso de puntillas para darle un beso –. Creo que deberías volver al circuito.
No había tenido en una sola carrera en todo el año porque entre la boda y el nacimiento de los gemelos habían estado muy ocupados.
– ¿Estás segura de que eso es lo que quieres? – Harry pasó una mano por el capó, con la misma emoción con que la había tocado a ella la noche anterior –. Tendré que estar fuera de algunas multas de semana.
– No quiero que dejes de hacer algo que te guste tanto.
– Lo que me gusta es ser tu marido y el padre de Jake y Connor.
– Sí, pero también te gustan las carreras y Ron está aburrido porque no tiene competidor.
Harry le pasó un brazo por la cintura y estaban besándose cuando sonó un claxon. Eran Ron y Lavander, que habían ido a quedarse con los niños.
– ¡Eso se hace en el dormitorio! –bromeó Ron.
– Ese es el plan –asintió Hermione, poniendo a Jake en los brazos de Lavander.
– Encantado de veros, chicos. ¿Os quedáis a cenar? – preguntó Harry.
– Se quedan – dijo Hermione – pero nosotros nos vamos a celebrar nuestro aniversario.
- ¿Oh yes? – Harry enarcó una ceja, sorprendido.
– Me vendrá bien practicar un poco. Estoy embarazada – anunció Lavander.
Mientras Harry los felicitaba, Hermione se maravilló de su buena fortuna. Se había casado con su mejor amigo y tenían dos hijos preciosos. La consulta iba de maravilla, Ginny y Draco se casarían en primavera… todo lo que iba mal un año antes se había solucionado. No era perfecto, pero sí maravilloso.
Harry la miró entonces y el brillo de sus ojos encendió una chispa en su interior. Durante veinte años había sido su mejor amigo y eso había sido estupendo, pero iba a ser su marido durante el resto de su vida y eso era sencillamente perfecto.
Bueno y con esto llegamos al final de esta historia... Espero le haya gustado. Saludos
