Hola! Lamento atrasarme de nuevo con la actualización, pero acá les traigo un nuevo capítulo. Espero lo disfruten C:
Recordatorio: Los recuerdos y/o sueños estarán en letra cursiva.
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Capítulo VI
Los Potters
Salió de la chimenea con la mano del señor Potter estabilizándolo, vió que hacía lo mismo con Harry, cuyo cabello lucía aun más desordenado, parecía que iba a caerse al suelo en cualquier momento.
Tom vió a su alrededor, estaba en una sala, había un mueble grande y de aspecto cómodo y limpio y dos más pequeños a cada lado, en medio de todo, una mesa de madera que brillaba y tenía piezas de cristal con diferentes formas. Los sofás eran de color marrón claro, con cojines verdes y naranjas. Era lindo. Pero Tom lo detestó, porque no era su hogar y nadie le había preguntado si él quería ir con los Potter.
-Bienvenido a la casa Potter, Tom. - Habló el señor Potter, él lo miró. - ¿Qué te parece si te muestro tu habitación? Así puedes instalarte y luego, cuando mi esposa llegue del trabajo, te la presentaré y cenaremos todos juntos.
-Yo puedo mostrarte la casa!- Harry le tomó de la mano, Tom no quería su presencia a su lado en ese momento. De repente Harry no era tan agradable, incluso pensó que finalmente había descubierto cuál era el precio de su amistad. Quizá solo era amable con él por órdenes de su padre.
Pero no retiró la mano, quién sabía cuánto tiempo tendría que vivir con los Potter? No pensaba recibir el mismo trato que en Wools, oh no, Tom sería un niño de oro. Mejor que el propio Harry, si querían tenerlo, bien por ellos, Tom aprovecharía cada segundo.
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Miró el cuarto que el señor Potter le dió, estaba a un lado de la habitación de Harry y las paredes eran de un verde manzana y beige. La cama era enorme, las sábanas limpias y nuevas, había estanterías con juguetes y libros, y una ventana abierta que dejaba entrar el aire fresco. Fuera podía ver un jardín precioso y un cielo azúl. Tom nunca había visto algo tan bonito.
-Te gusta?
Él asintió.
-Hemos comprado algunas prendas para ti, pero iremos pronto a comprar ropa que te guste. Pero esto te servirá hasta entonces. - Abrió el clóset y Tom vió al menos cinco camisas, dos pantalones largos, tres shorts y dos juegos de pijamas. Era más ropa de la que había tenido en toda su vida. Y estaba nueva y limpia. -Y si quieres darte una ducha..
El señor Potter se despidió luego de mostrarle el baño, Harry se quedó con él y lo llevó a su habitación.
-Ya verás, te gustará estar aquí. Mamá y papá son increíbles. Y mi padrino Sirius, es bastante gracioso y me lleva a pasear en su moto voladora.
Tom deseaba que Harry se callara. Su voz chillona, insufrible e incesante le daban dolor de cabeza. Su buen humor era irritante y Tom no estaba de ánimo para jugar o soportarlo.
-Lo pasarás bien aquí, nos vamos a divertir mucho. No será tan malo. Siempre quise que un amigo se quedase a dormir.
Tom se preguntó, no por primera vez, si había algún interruptor para apagar al niño.
Vió como Harry sacaba juguetes y demás cosas.
-Podremos hacer muchas cosas ahora que estás aquí, no es genial?
No, no era genial. No quería jugar con el tonto de Harry. Quería irse de allí, quería ser adulto y que todos dejasen de jugar con su vida.
-No quiero quedarme aquí, ni quiero jugar contigo. Eres insoportable e irritante. Y no soy tu amigo, ni quiero serlo. Quiero ir con mi madre. Cómo podría divertirme cuando mamá me abandonó con unos extraños!? - Lo último no quiso decirlo, salió al natural, Tom sentía su cuerpo caliente y tenso.
La sonrisa de Harry se borró de inmediato. Sus ojos se llenaron de lágrimas y Tom quiso desaparecerlo. No podía ser un niño de oro si el hijo de los Potter y él no se llevaban bien. Pero estaba tan enojado que no importó, siempre podía amenazar a Harry con que no abriera la boca.
No contó con que Harry se fuera corriendo fuera de la habitación antes de poder hacer algo. Diablos. Tom se fue a la suya, esperando pacientemente, o eso trataba de aparentar, sentado en su cama, a que los Potter fuesen a reclamarle por gritarle a su mimado y estúpido hijo. Le recordó a sus tiempos en Wools, en donde siempre era el culpable de todo, aun en las ocasiones en las que simplemente había sido una víctima.
Sintió temor, a pesar de todo, Tom nunca había sido tratado amablemente, ni le habían dado ropa o habitación propia. Y qué si lo devolvían a la señora Bones?
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Lily escuchó unas pisadas fuertes bajar las escaleras y supo que su pequeño Harry estaba en camino, nadie hacía tanto alboroto como él.
-¡Mamá!- llegó llorando a la cocina, de inmediato se alarmó.
-Qué sucede cariño? ¿Te lastimaste?
Harry negó mientras lloraba.
-Qué pasó? ¿Por qué lloras?
-Tom dijo que no quiere ser mi amigo. - Lloró.
Lily lo miró algo triste, aunque aliviada de que los problemas de su hijo no fuesen tan graves.
-¿En serio? Y por qué dijo eso?
-Creo que está enojado conmigo.
-Sí? Y por qué crees que se haya enojado contigo?
-El dijo que no podía estar feliz por estar aquí, que quiere estar con su mamá. Y que no quería jugar conmigo.
Lily sintió pena por el pobre Tom y rabia hacia James, no debió llevar a Harry a San Mungo sin hablarle sobre lo que pasaría. Era un niño, por el amor de Merlín.
-Oh cariño, Tom solo está muy triste y asustado. Imagínate que no te permitieran estar conmigo por mucho tiempo y que tuvieras que vivir con extraños. Tú tampoco tendrías ganas de jugar, ¿no crees?
Harry lo pensó antes de asentir.
-Se enojó porque yo estaba emocionado de que estuviera aquí, pero no estoy feliz de que lo obliguen a estar lejos de su mamá.
Lily suspiró. - Ninguno de nosotros está feliz por eso. Pero, ¿qué te parece si me ayudas a hornear unas galletas de bienvenida? Y luego se las llevas y le explicas lo mismo que me has dicho a mi, eh? Estoy segura de que Tom entenderá que no lo dijiste para herir sus sentimientos.
Harry asintió, mucho más tranquilo.
Lily suspiró profundamente, mientras se levantaba de su posición arrodillada en el suelo.
Pobre niño, Tom Riddle había tenido un inicio difícil en la vida. Miró a su hijo, Harry era demasiado entusiasta, dulce y había heredado de su padre la habilidad de actuar y hablar antes de pensar, por lo que sabía que se metería en muchos problemas en el futuro. Además de ello, tenía un corazón tan grande y frágil que cualquiera podía lastimarlo con lo más mínimo. Esperó que ese no fuera el caso con su nueva amistad con Tom Riddle-Gaunt.
-Sabes mamá? Seré el mejor amigo que Tom tenga jamás.
Lily le sonrió. - Estoy segura que él agradecerá mucho eso.
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Harry subió tiempo después con un plato con una docena de galletas y leche flotando detrás de él gracias a la magia de Lily, se había negado en rotundo a ir acompañado por su madre a dar las disculpas.
Encontró la puerta de la habitación de Tom cerrada y tocó con algo de nerviosismo.
Tom abrió la puerta, con el rostro serio y triste.
-Hola, te traje galletas.
Tom se hizo a un lado y Harry pasó a la habitación. Su baúl estaba intacto y sin abrir a un lado de la cama, las sábanas tan lisas que parecía que ni siquiera se había sentado en ella.
Tom no tocó las galletas que dejó sobre la cama, miró los vasos de leche flotando con curiosidad y luego vió a Harry sin decir nada.
-Lamento haberte hecho sentir mal, no quise decir que es genial que estés aquí cuando te han obligado a separarte de tu mamá. - dijo mientras retorcía sus dedos.
Tom pareció suspirar. -Lamento haberte llamado irritante y estúpido.
Harry se sonrojó. - Oh! Es cierto que soy un poco irritante, descuida.
Tom pareció reprimir las ganas de sonreír, Harry no se aguantó.
-Aunque no me considero estúpido en absoluto, para tu información, soy muy bueno en la escuela. - Se jactó.
-Por qué me tratas bien?
La pregunta sorprendió a Harry, Tom lucía.. confundido, triste.
-Por qué debería tratarte mal?
-Porque yo te traté mal.
-Pero te disculpaste, igual que yo.
-Y eso es todo? Solo con disculparme estás feliz conmigo? - Harry pensó, considerando sus palabras.
-Pues sí.
-¿No te parezco extraño?
Harry sonrió. - Creo que eres interesante, me gusta que hables con las serpientes y eres algo serio, pero está bien. Mamá y papá dicen que tengo demasiada energía, así que está bien. Hacemos un buen equipo, ¿no crees?
Tom sonrió, solo un poquito y tomó una galleta. Harry se alegró.
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Tom no podía creer su buena suerte. Harry había ido a disculparse y además, había hecho sentir a Tom que no estaba tan solo como pensaba. Harry no había cambiado desde su primer encuentro en el cementerio, lo cual no dejaba de extrañarlo, nunca esperó su respuesta luego de que preguntó porqué era tan bueno con él. Harry no pensaba que era un bicho raro como los niños de Wools, ni le tenía miedo y en serio parecía disfrutar pasar el tiempo con él.
Lo había demostrado esa primera vez en el cementerio y en su habitación en San Mungo, llevando un libro de serpientes y en su casa, disculpándose por ser excesivamente entusiasta y causar una explosión emocional en él.
Tom se aferró a Harry como una soga, comió galletas, bebió leche y dejó que Harry hablara interminablemente, era más sencillo que pensar en su madre y en lo traicionado que se sentía.
De alguna forma, estar con Harry le hizo sentir un calorcito en el pecho que le incomodaba, pero no era desagradable. Se dió cuenta de que ya no podía negar que Harry le agradaba, quizá era la primera vez que otra persona además de su madre le agradaba. Pateó a su madre fuera de la ecuación y siguió escuchando a Harry, quién parecía estar entusiasmado hablando sobre Newt Scamander y quién sabe qué más.
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La cena llegó con un nuevo miedo e incomodidad, Tom siguió a Harry escaleras abajo, luego de darse un baño y cambiarse de ropa. La que los Potter le habían dejado era cómoda, nueva y olía bien. Incluso si lo echaban, Tom se llevaría esas cosas.
Harry lo llevó al comedor. La casa de los Potter era.. Luminosa. Había ventanales grandes y mucha claridad, cortinas de color crema oscuro. Muy diferente al ambiente frío y oscuro de la cabaña de los Gaunt.
Una mujer alta y pelirroja estaba poniendo la mesa, Harry le había hablado de ella, quizá demasiado. Se llamaba Lily y era una nacida de muggles, Tom se esforzó mucho por no pensar en ella como una sangre sucia, era un poco hipócrita después de todo, ya que él también lo era. Aquello de alguna forma le gustó, Tom no se sentiría como una paria entre los Potter, siendo Lily Potter una nacida de Muggles y Harry un mestizo, como él. No tendría que aferrarse a un papel para mantener felices a una familia clasista y purista de sangre.
En cambio, solo tendría que tomar el papel de chico bueno, aunque siendo amigo de Harry, eso no sería tan difícil de lograr.
-Oh! Finalmente nos conocemos en persona Tom, Harry y James me han hablado mucho de ti. Espero te hayan gustado las galletas y tu habitación, cariño. - Lily Potter tenía una voz dulce y cariñosa, sus ojos eran del mismo verde que los de Harry y su sonrisa era la misma que adornaba el rostro del niño.
-Un gusto señora, mi nombre es Tom Riddle Gaunt, gracias por recibirme en su hogar.
Lily le sonrió aun más mientras estrechaba su mano.
-Es un placer tenerte aquí, querido. - La mujer se inclinó hasta estar al mismo nivel de él, Tom sintió miedo y nerviosismo. Lo detestó por completo- Puedes vernos como.. tus guardianes, a partir de ahora, puedes confiar en nosotros y, si necesitas algo, solo dilo o pídelo, de acuerdo?- tuvo mucho cuidado con no tocarlo cuando Tom se echó para atrás evitando su mano.
-Sí, gracias señora Potter.
-Puedes decirme Lily, Tom. Señora Potter me hace sentir aun más vieja.
Lily miró a Harry, quién había estado sorpresivamente callado durante su conversación.
-Qué tal si vas y llamas a tu padre? Estará en su estudio.
Harry subió corriendo las escaleras y Tom miró con ansiedad a la señora Potter, qué si planeaba advertirle de no hacerle daño a su hijo?
-Te gusta el pavo al horno, Tom? - preguntó mientras platos y otros utensilios flotaban de la cocina al comedor y se acomodan en la mesa.
-Nunca lo he probado.
Lily asintió, Tom vió que parecía algo triste. Pero luego sonrió.
-Esto te encantará y Harry me ha dicho que eres un fanático del chocolate así que he hecho pudín de chocolate como postre.
Tom se sonrojó, incómodo por la atención.
-Huele muy bien aquí! - El señor Potter bajó de la mano con Harry. De repente Tom se sintió como un extraño, no podía ver cómo él podía encajar entre los Potter, que parecían la familia perfecta de las películas que a veces lograba ver en Wools, cuando eran los días de cine. Aquí no había gritos, ni malos tratos. Los Potter parecían quererse en serio y eso era extraño, sospechoso, Tom no creía que fuese real, quizá era todo una tapadera, quizá fingían ante él hasta que bajara la guardia y solo allí demostraran sus verdaderas intenciones. -Tom! Espero que no te moleste que no me comporté como un buen anfitrión hoy, aunque Harry me ha dicho que ha pasado toda la tarde contigo.
-Así es, no debe preocuparse señor Potter. No quiero ser una molestia.
-Tonterías, ahora eres parte de nuestra familia.
Tom no supo cómo reaccionar a eso, ni siquiera cuando llegó a casa de los Gaunt le habían considerado parte de la familia, su bienvenida estuvo repleta de dolor, miedo y lágrimas. Y luego de eso.. Marvolo Gaunt, porque se negaba a considerarlo su abuelo de ahora en más, nunca lo había visto como un Gaunt, él había tratado en un principio de ser querido, aceptado. Había deseado tanto tener una familia y ahí estaba, personas que eran como él, que hablaban con serpientes, que tenían magia, que compartían su sangre.
Pero Marvolo nunca tuvo una palabra amable, nunca lo llamó nieto, nunca le sonrió con cariño como lo hacían los Potter, sino maliciosamente, de una manera que había asustado a Tom.
Los Potter lo miraban en silencio, al ver que no respondía, no se había dado cuenta de que parecían estar esperando por él.
-Ven Tom, siéntate junto a mí, esta mesa es gigante. - Harry, como caído del cielo, tomó su mano y lo arrastró a la mesa, sentándose a su lado. Sus padres lo siguieron y Tom se concentró en tranquilizar su corazón.
No dijo mucho durante la cena, Harry, de nuevo, era el protagonista de la conversación y él lo agradece, el niño era una buena distracción para que los Potter no le hicieran preguntas.
-¿Quieres más pudín, Tom? - La señora Lily le preguntó, Tom había devorado su pudin con la mayor clase que había podido, a pesar de que estaba delicioso, nunca había comido algo tan delicioso en su vida.
Pero no quería parecer un glotón, nunca había salido bien pedir más o querer más, ni en Wools, ni en la casa Gaunt.
-Estoy bien, gracias señora Lily.
Harry si tomó una segunda ración. Tom evitó verlo.
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Habitación de Lily y James Potter
Más tarde esa noche.
-Viste su mirada al decirle que era parte de la familia?- James suspiró mientras barría su rostro con sus manos. - Parecía perdido, como si nunca..
-Lo sé, pero no debería sorprendernos, sabiendo de dónde viene. Ese hombre, Marvolo.. Era un sádico, un loco maníaco. Ese pobre niño sufrió muchas cosas.
James asintió.
-Tengo algo de miedo, debo confesarlo, siento que es nuestra responsabilidad ayudarlo a sanar.
-Lo es, pero trabajaremos poco a poco. Es solo el primer día, no lo está haciendo tan mal y Harry es un amor, lo ayuda mucho.
James sonrió. - Harry es sorprendente, él y Tom parecen llevarse muy bien.
Lily sonrió. - Así es, deja de preocuparte tanto. Lo haremos bien, Tom estará bien.
Ambos se abrazaron en su cama, con preocupaciones orientadas al niño de cabello y ojos castaño oscuro.
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Tom no podía dormir, tenía el estómago lleno, estaba limpio y la cama era cómoda, las sábanas cálidas. Nunca había estado tan cómodo, aun así, no podía conciliar el sueño. Su mente constantemente volvía a la cabaña Gaunt, a Marvolo y sus ojos llenos de locura, sus palabras serpenteantes y su odio. Recordaba el dolor, los gritos, no podía distinguir si eran de su madre o suyos.
Era la primera vez que dormía sin tomar la poción de sueños sin sueños. Pero siendo de noche y estando sin la protección de su madre, a quién aun detestaba, se sentía desprotegido y asustado. Odiaba sentirse así.
Alguien tocó la puerta y se tensó como la cuerda de un arco. ¿Qué si los Potter planeaban hacerle algo ahora que pensaban que estaba dormido?
-Tom? - La voz de Harry se escuchó del otro lado y él se vió caminando a la puerta y abriéndola. Harry tenía una pijama con dibujos de dragones volando en la tela, era ridículamente infantil.
-Qué pasa?
-Es que.. pensé que no podrías dormir.
-Por qué pensarías eso?
-Pues.. Una vez quise quedarme con mi padrino Sirius en su casa, pero cuando fue la hora de dormir estaba tan asustado y extrañaba tanto a mamá y papá que tuve que despertar al tío Sirius y hacerlo traerme. Pensé que tú te sentirías igual.
Diablos, ¿podría Harry Potter ser aun más pegajoso y considerado? Tom se sintió avergonzado, como un niño tonto como Harry podría adivinar tan bien sus pensamientos? Pero definitivamente no estaba admitiendo frente a Harry que no podía dormir, porque Tom Riddle Gaunt nunca iba a reconocer que tenía miedo frente a alguien más. Menos un niño con pijama de dragones.
-Si tienes pesadillas y no quieres dormir solo no es mi problema, no deberías inventar ese tipo de excusas. - En su lugar, decidió hacer quedar a Harry como un miedoso.
Harry sonrió.
-Entonces.. ¿Puedo dormir aquí?
Tom lo dejó, sorprendido de que Harry admitiera tan abiertamente su miedo a dormir solo y secretamente aliviado de no tener que pasar la noche solo.
Harry se acostó bajo las mantas, Tom hizo lo mismo y se dió cuenta de que de alguna forma la habitación ya no era tan grande o terrorífica como había sido antes. Casi de inmediato cayó en un sueño profundo, agotado por la montaña rusa de emociones que había experimentado en todo el día.
Cuando despertó estaba en su habitación, en el pequeño catre, porque nadie podría considerar el lugar donde dormía una cama, rodeado de paredes oscuras y mohosas, tenía mucho frío y sentía su cuerpo húmedo y pegajoso.
Miró a su alrededor y gritó cuando vió a su madre, a sus pies arrodillada y bañada en sangre, en una posición extraña y antinatural. Su pecho no se movía, Tom se puso de rodillas y se arrastró hacia ella.
-Mamá?- no pudo decir nada más, su garganta parecía estar siendo aplastada. Con su mano movió su hombro, quizá estaba tan cansada que se había quedado dormida así. Pero la sangre.. Había tanta.
Su madre cayó de lado con un golpe sordo ante la incredulidad y horror de Tom, quién no tuvo oportunidad de gritar o asimilar lo que veía, cuando la puerta se abrió y Marvolo Gaunt se asomó por ella.
-Maldito sangre sucia! ¡Tú serás el próximo!
Tom chilló cuando sus manos lo tomaron del brazo, con tanta fuerza que lloró.
-Tú y tu madre squib son la suciedad de esta familia, la mayor desgracia, la deshonra del linaje de Salazar Slytherin. Y yo voy a arreglarlo, voy a limpiar el desastre que tu asquerosa madre hizo.
Tom se retorcía entre su agarre, aterrado, por más que lo intentaba su magia no parecía escucharlo. Estaba totalmente desprotegido.
Gritó cuando fue arrojado al suelo de la sala, miró con terror el cuerpo de su tío Morfin tirado en un charco de sangre, con un hilo de baba corriendo por su boca abierta. Su tío miraba a Tom, con la mirada perdida y balbuceando.
-Por favor! ¡Déjame ir! Prometo que nadie sabrá quién es mi familia, ¡lo prometo! Seré un muggle.
-Tú no eres mi familia, pequeña escoria sangre sucia. ¡Crucio!
Tom chilló mientras sentía como miles de agua de fuego se clavaban en su cuerpo repetidamente.
-Tom!- Despertó al ser sacudido con fuerza y lanzó un golpe a ciegas a quienquiera que estuviese tratando de sujetarlo. Hubo un quejido infantil y Tom finalmente abrió los ojos, estaba en la habitación de la casa de los Potter, con Harry junto a él. No en la casa Gaunt, su abuelo estaba muerto, él había visto su tumba. - Tom?
Sentía que no podía respirar, no podía quedarse allí, qué si Marvolo estaba vivo? Y si iba por su madre?
-Tom! - Harry volvió a sacudirlo y Tom deseó arrojarlo de la cama duramente, tan fuerte que al caer al suelo se rompiera un hueso.
No pudo hacerlo, no cuando Harry se había abrazado a él como un koala.
-Tranquilo, todo está bien. Fue solo una pesadilla - Habló dulcemente y Tom descubrió que estaba temblando. Abrazó a Harry de vuelta, fuerte, pero Harry no se quejó, sino que lo abrazó con la misma intensidad.
Tom se separó cuando sintió que su cuerpo ya no temblaba tanto, no podía ver a Harry a los ojos, no cuando sentía que los suyos estaban plagados de lágrimas que no dejaba caer.
-Estás bien, Tom?- Asintió, no tenía la energía para hablar, estaba seguro que, si decía algo, su voz se iba a quebrar. - No tienes que temer, aquí estás a salvo, lo prometo.
Tom solo miraba fijamente las sábanas, recordando lo que había sucedido en su sueño. De repente, una mano cálida y suave tomó la suya.
-No dejaré que te pase nada, te lo prometo. Aquí te vamos a cuidar.
Tom podría haberse burlado de las palabras de Harry, siendo un niño ingenuo de ocho años que ni siquiera cursaba estudios mágicos aun, pero no surgió de él burlarse. De hecho, se sintió seguro con sus palabras, consolado.
-Y.. Si quieres contarme sobre tus pesadillas, te escucharé, prometo no ser irritante y escuchar.
Tom sintió que una fuente se rompía dentro de él, subió la mirada y vió los ojos enormes y verdes de Harry, ahí solo había honestidad y preocupación, Tom quiso ahogarse en ellos y olvidar los ojos saltones y enloquecidos de Marvolo Gaunt, con todo el odio y repulsión que le dirigía. Luchó contra ello, pero eventualmente Tom se echó a llorar, su cuerpo se sacudía en sollozos y se inclinó para ocultar su rostro en el cuello de Harry, no quería que se escucharán sus sollozos en el resto de la casa. Harry volvió a rodearlo con sus brazos y Tom se ancló a él mientras sentía que el mundo se caía a su alrededor.
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Harry nunca olvidaría la primera noche de Tom en su casa, despertó con los gritos y patadas de Tom y lo sacudió desesperado, demasiado asustado como para correr y buscar a sus padres, hasta que finalmente logró despertarlo. Tom había lucido como un animalito indefenso, temblaba y lo abrazaba con tanta fuerza que le quitaba el aliento.
Harry sentía que su corazón dolía por él, su amigo estaba sufriendo y él ni siquiera sabría, hasta mucho tiempo después, el motivo de sus pesadillas, de su miedo.
Tom lloró mucho esa noche, Harry también, el sonido de su llanto desgarrador lo conmovía tanto que lloraba junto a él. Él sabía que Tom había pasado por algo muy feo, algo malo que lo había dejado en San Mungo. Su abuelo había muerto, incluso. Harry recordaba la tumba del hombre: Marvolo Gaunt. Y Harry imaginó que Tom estaba sufriendo mucho.
Finalmente, tiempo después, Tom se separó, miró su cara, probablemente igual de hinchada y mojada que la suya.
-Por qué estabas llorando? Dime la verdad!- Exigió y Harry sintió una necesidad imperiosa de decir la verdad, como si lo jalaran de su boca antes de pensar.
Harry se limpió los ojos con la manga de su pijama. - Es solo que.. Me siento muy triste cuando alguien a quien quiero está triste.
Tom lo vió de una forma rara, sus ojos brillaban con una expresión que no había visto nunca. Luego el niño suspiró y limpió su rostro de una forma mucho más elegante que él. La emoción en sus ojos había desaparecido.
-Gracias por despertarme, Harry.
-Cuando quieras- le sonrió, no del todo feliz, pero amable.
-Y gracias.. Por tranquilizarme- Tom no lo vió a los ojos cuando lo dijo, pero de igual forma aquel agradecimiento hizo cosas lindas en su estómago y pecho.
-Siempre puedes contar conmigo, ahora somos amigos y compañeros de casa.
Tom le dió una sonrisa genuina esta vez y Harry pensó que se veía mucho más joven al hacerlo.
-Si le cuentas a alguien que me viste llorar, haré que una serpiente te muerda. - dijo en cambio, su rostro pasando de una sonrisa a una expresión asesina en segundos. A Harry le sorprendió, pero no lo asustó, Tom tenía mala cara la mayor parte del tiempo, pero era tranquilo, amable y paciente.
Harry sonrió. - Tu secreto está a salvo conmigo, lo juro.
-Más te vale, Potter.
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Ambos se acostaron a dormir luego de eso, pero Tom era incapaz de cerrar los ojos, no quería soñar y ver de nuevo a Marvolo Gaunt, a su madre muerta o a su tío Morfin agonizando en la sala.
-No puedes dormir?- Harry estaba a su lado, recostado sobre su costado derecho, sus ojos brillando en la oscuridad de la habitación.
-No. - ¿Qué sentido tenía mentir ahora? Harry lo había visto llorar y descomponerse. Además, había usado compulsión en Harry y el niño era de verdad honesto sobre su ofrecida amistad. Tom podía relajarse un poco, solo un poco.
-Fue una pesadilla muy fea, verdad?
Tom pensó que feo era una palabra muy pequeña para los horrores que había vivido hacía tan poco tiempo, pero sabía que Harry era demasiado inocente como para saber la verdad, a pesar de que Tom y él tenían casi la misma edad, Tom había escuchado constantemente en San Mungo que ningún niño debía pasar por esos horrores. Tom pensó que Harry era demasiado dulce y suave como para saber. Y él no quería asustar a Harry, no quería que Harry fuera como él.
Porque Harry era su amigo, Harry lo quería y él deseaba desesperadamente que alguien como Harry lo quisiera. Alguien bueno, tonto y despreocupado. Él quería el amor de Harry y si para eso debía ocultar su lado oscuro, entonces lo haría. Él nunca sabría sobre los horrores en la casa Gaunt.
Con esa decisión tomada, Tom se recostó de medio lado y miró a Harry profundamente.
-No quiero hablar de mis pesadillas, son muy.. feas.
Harry asintió.
-A mi tampoco me gusta recordar cuando tengo pesadillas.
-Tú también tienes pesadillas?- Tom sintió el cuerpo frío, acaso los Potter habían maltratado a Harry alguna vez? Tom sintió una ira caliente y furiosa.
-A veces- Harry se encogió de hombros. - Una vez soñé que me tragó un dragón.
Tom lo miró con la boca abierta, no pudo evitar observar la pijama de dragones del niño.
-Otra vez, soñé que era perseguido por arañas gigantes con mi tío Sirius mientras huiamos en su motocicleta. Fue espantoso.
Tom quiso reír y a la vez se sintió extraño, fuera de lugar. Las pesadillas de Harry eran tontas, infantiles, inocentes. Nada que ver con la realidad, nada que ver con la vida de Tom.
Detestó sentirse de nuevo como un sapo en una pecera, en Wools siempre había sido el niño extraño y ahora con Harry parecía ser lo mismo. Qué si Harry alguna vez se daba cuenta de que Tom y él no tenían nada en común?
-El tío Sirius también tiene pesadillas feas- Harry interrumpió sus pensamientos. - Nunca me cuenta de qué se tratan, pero luego de tenerlas se bebe unos tres vasos de whisky de fuego y no duerme por el resto de la noche. Supongo que tus pesadillas son como las suyas.
Tom no dijo nada. Harry era perspicaz.
-Pero siguen siendo malos sueños, no son reales.
Pero Tom no podía decirle que sus pesadillas estaban inspiradas en su realidad y que incluso su mente era incapaz de retratar los horrores de la realidad tan bien como lo había hecho el Marvolo Gaunt auténtico.
Tom se quedó dormido en algún momento de la noche, abrazado a Harry como una boa constrictor hasta la mañana siguiente.
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Luego de esa noche, Harry golpearía su puerta al irse sus padres a dormir y preguntaría con una sonrisa y ojos de venado si podía pasar a dormir. Tom nunca dijo que no y los Potter mayores fingirían no saber las actividades de los niños.
