LÍNEAS DEL TIEMPO
16
LÍNEA 1
Candy y Anthony bailaban una pieza en el restaurante, mientras ahora eran Annie y Archie quienes los miraban desde el rincón de la mesa que ocupaban.
-¿Todavía dudas que es Anthony? – Preguntó Archie a Annie, mientras besaba su mano con delicadeza. Annie se sonrojaba y suspiraba por la emoción que sentía en su piel al sentir la calidez de los labios de Archie. Annie negó a la pregunta de su prometido.
-No… y me alegra que haya vuelto a su vida. – Dijo Annie segura de que aquel joven era el indicado para su hermana.
-También yo estoy feliz. – Dijo Archie suspirando, besando una vez más la mano de su amada Annie. – Sin embargo Stear no está tan feliz de este encuentro. – Dijo de nuevo el elegante joven Cornwell al recordar a su hermano y a su tío.
-¿Stear? – Preguntó Annie confundida.
-Stear aún está enamorado de Candy. – Confesó Archie a su prometida, quien abrió los ojos sorprendida por aquella revelación.
-¿Y Patty? – Preguntó Annie para saber qué había sucedido con la Patty de la tercera línea del tiempo.
-Stear y Anthony no fueron a estudiar al San Pablo, por consiguiente jamás se conocieron. – Dijo Archie quien sabía la historia por parte de los chicos. – Los tres se quedaron en Lakewood después de la muerte de Candy y la tía abuela, y al parecer al tío abuelo no le preocupaba mucho la educación de ellos. – Dijo de nuevo explicando a su novia el motivo por el cual los tres seguían amando a Candy.
-Archie… - Lo llamó Annie con cierta pena por querer saber qué había sucedido entre la Annie y el Archie de esa línea del tiempo.
-Dime… - Le respondió Archie mientras besaba su mano para seguir a lo largo de su brazo hasta alcanzar su hombro. La piel de Annie se erizó y Archie sonrió complacido.
-¿Qué sucedió entre Annie y Archie? – Preguntó para sorpresa del gatito, quien se imaginaba que Annie le preguntaría algo referente a los rubios o referente a ellos, no a sus "ellos" de otra línea del tiempo.
-Annie fue a estudiar al San Pablo y regresó enamorada de otro. – Respondió Archie con cierta incomodidad al recordar lo que sabía de su amada damita.
-¿De quién? – Preguntó Annie confundida, no podía creer que ella se fijara en otra persona que no fuese su amado y elegante Archivald Cornwell.
-De Terry Grandchester. – Dijo Archie soltando la mano de Annie como si fuese su Annie la que se hubiera enamorado de él.
-¿De Terry Grandchester? – Preguntó Annie sorprendida por la respuesta de su prometido. – Pero si él da miedo. – Dijo Annie segura que eso era lo que le provocaba Terry a ella.
-Pues al parecer a tu contraparte no le da nada de miedo. – Dijo Archie incómodo por imaginarse a su prometida junto al rebelde. Annie sonrió con travesura al ver la expresión de su rostro.
-Me alegra saber que aquí si me amas… - Le dijo Annie acariciando su rostro con ternura, buscando sus ojos para que se encontrara con su mirada y decirle de esa forma lo mucho que lo amaba y lo feliz que la hacía.
-Te amo Annie… - Le dijo en un suspiro, acercándose a ella para besar sus labios con total ternura y devoción.
Anthony y Candy miraban la escena desde lejos y una sonrojada Candy desviaba su mirada a los ojos de Anthony, quien le sonreía por la pena que veía reflejada en sus rostros.
-Es lo normal entre dos personas que se aman. – Le dijo Anthony para hacerla sentir un poco menos incómoda.
-Ellos se aman de verdad. – Dijo Candy intentando concentrarse en los pasos de baile. Anthony sonrió por la turbación de la pecosa, algo le decía que su incomodidad no era por la demostración de amor y afecto que se efectuaba en la mesa, sino por el deseo que también ella tenía contenido dentro de su ser, y no se equivocaba, ya que la rubia se sentía muy ansiosa por la cercanía del rubio con ella.
Anthony se acercó aún más a ella y la estrechó delicadamente de la cintura para después apoyar su mejilla a la de ella y continuar con el suave vaivén de la música que escuchaban, sintiendo como el corazón de la rubia se aceleraba y como un ligero temblor se presentaba en su cuerpo. Anthony no dijo nada más y Candy se dejó llevar por el ritmo lento y pausado de su baile, mientras un remolino de mariposas volaban en su vientre espantadas por las emociones de la rubia.
-¿Qué vamos a hacer con Patty? – Preguntó Annie a Archie.
-¡Es verdad, lo había olvidado! – Dijo Archie sorprendido.
-¿Qué pasó? – Preguntó Anthony quien venía junto a Candy una vez que la orquesta había dejado de tocar.
-No sabemos qué es lo que pasará con Patty. – Respondió Annie al rubio.
-¿Con Patty? – Preguntó Anthony confundido, él tampoco sabía quién era Patricia O´Brian.
-Patty era la novia de Stear. – Dijo Candy también preocupada por ella.
-Es verdad, lo había olvidado. – Dijo el rubio mientras apartaba la silla para que la ocupara la pecosa y después colocarse junto a ella. - ¿Qué es lo que sucede? – Preguntó Anthony a Archie para saber exactamente el motivo de su preocupación.
-Nuestra boda es dentro de pocas semanas. – Dijo Archie explicando el motivo de su preocupación. – Y Patty nos ha confirmado que asistirá a la ceremonia. – Dijo de nuevo para comprendiera por qué estaban tan preocupados por ella.
-Algo habías dicho en el hotel. - Dijo Anthony ahora comprendiendo su preocupación. Archie asintió.
-Ella verá a Stear. – Dijo Candy preocupada. Annie asintió.
-Pienso que decirle a la señorita que Stear perdió la memoria es lo mejor. – Dijo Anthony pensando en la reacción de la joven al ver a su primo y que este no supiera ni quien era.
-Es lo que pienso yo también. – Dijo Archie convencido de ello.
-Pero tenemos que prepararla antes de que llegue. – Dijo Candy segura de que así debían ser las cosas.
-Creo que es mejor decirle en persona que escribirle una carta o hacerle una llamada. – Dijo Archie seguro que una noticia como esa no era fácil de digerir y mucho menos si la tía abuela aún no estaba enterada de la llegada de sus "nietos" a la ciudad.
-Eso es verdad. – Dijo Anthony estando de acuerdo con su ahora primo.
-Entonces en cuanto llegue Annie y yo la recibiremos y le hablaremos al respecto. – Dijo Archie seguro. Patty llegaría unos días antes para la boda y así tendría tiempo de aceptar la idea de que su hermano no había muerto en la guerra, pero que si había perdido la memoria debido al accidente aéreo que había sufrido. Annie asintió estando de acuerdo a lo que decía su prometido.
La noche había avanzado de manera rápida para los cuatro jóvenes quienes se resistían a reconocer que ya era hora de irse a sus casas. Anthony al igual que Archie, se levantó de su asiento para retirar la silla de Candy y que pudiera levantarse, tomó su mano para ayudarla a ponerse de pie y ella le sonrió tímida y con un nuevo rubor en su rostro. Annie y Archie se hicieron los desentendidos y salieron primero del lugar, dejando a los dos rubios solos que los seguían sin apuro por el corredor que los llevaba a la salida del elegante lugar.
-Es una hermosa noche. – Dijo Candy observando las estrellas en el cielo, frotando sus brazos en señal de que estaba algo fresca la noche. Anthony de inmediato se quitó su saco y lo colocó sobre los hombros de la joven quien se sorprendió por el gesto.
-Eres mucho más hermosa tú que la noche. – Le dijo al oído al momento de que le colocó el saco. Candy sintió que el aire abandonaba sus pulmones por la cercanía del rubio, había sentido en su oído el calor de su aliento y eso hizo que su piel se erizara repentinamente. Candy lo miró con un brillo muy especial en sus ojos y Anthony le sonrió feliz por su reacción, le gustaba halagarla, le gustaba deleitarse con sus gestos tímidos e inocentes, era como volver a ver el rostro de la joven que había sido en el pasado.
-Gracias… - Dijo Candy apenada mientras Anthony abría la puerta del vehículo para que lo abordara. Anthony hizo una reverencia y la ayudó a sentarse en el asiento trasero, pero cuando él iba a rodear el auto para subirse en el mismo sitio que había llegado, Archie le ganaba ayudándole a subir a su novia en su lugar.
-De nada. – Le dijo Archie al rubio, guiñando un ojo para indicarle que debía irse detrás con la rubia. Candy sintió un vuelco en su corazón al ver que Anthony se subía por el lado contrario a su lado.
-Creo que los novios quieren ir juntos. – Dijo como excusa para que la rubia no se sintiera acosada por él.
-Creo que sí. – Dijo Candy con cierta pena. Archie comenzó el regreso hacia la mansión de Annie y cuando llegaron se bajó del auto y como el total caballero que fue educado ayudó a bajar a Annie.
-Anthony, por favor te pido que lleves a Candy al departamento y después vuelvas por mí. – Dijo Archie en un intento por hacer que los rubios estuviesen sin la presencia de ellos. Archie guiñó un ojo a Anthony y este asintió, comprendiendo que lo estaba ayudando pero que al mismo tiempo él aprovecharía para estar con Annie un momento a solas.
-Está bien, pero pórtate bien. – Le dijo Anthony a Archie con un tono entre agradecido y burlón.
-Lo mismo te digo a ti. – Dijo Archie para pena de Candy, quien de inmediato se puso de todos colores mientras Anthony la ayudaba a cambiarse de lugar.
El automóvil de Stear comenzó la salida del jardín de los Britter para ir en dirección al Magnolia y dejar a la rubia para que pudiera descansar. El silencio se apoderó de la joven pareja, ambos sumidos en sus pensamientos, cada uno con sus miedos y temores, sin embargo la compañía que tenían en ese momento era aquella que justamente anhelaban.
-¿Tienes frío? – Preguntó Anthony al ser consciente que la noche comenzaba a enfriar más.
-Un poco. – Dijo Candy intentando resguardarse del frío en el saco que le había dado el rubio. Anthony le sonrió y tomó su mano para intentar calentarla con la propia. Candy se sonrojó y un calor inesperado recorrió su brazo hasta llegar al latido de su corazón, el cual comenzó a bombear con mayor fuerza provocando que ese calor se alojara en cada rincón de su cuerpo.
-¿Mejor? – Preguntó Anthony como si hubiese sido testigo de la sangre que había hecho correr despavorida por las venas de la rubia.
-Mejor. – Respondió Candy con la misma timidez que sentía por reaccionar de esa manera. Jamás pensó que el regreso de Anthony fuese tan intenso en su corazón, ya que al saberse verdaderamente enamorada de Terry le había hecho dudar de los sentimientos que un día había tenido por el rubio, al considerar que aquel amor era tan solo una ilusión entre dos niños pequeños que apenas despertaban a ese sentimiento tan puro que los había unido, sin embargo aquel rubio que estaba junto a ella le estaba demostrando que de haber seguido juntos su amor jamás hubiese permitido la entrada de otra persona en su corazón.
-Hemos llegado. – Dijo Anthony cuando estacionó el auto frente a la puerta del Magnolia.
-Hemos llegado… - Dijo Candy con una sonrisa. Anthony no podía dejar de observarla, le parecía imposible que su dulce Candy estuviera frente a él.
-Sigo creyendo que todo esto es un sueño. – Le dijo sincero, mientras Candy lo miraba con esa mirada brillante e intensa que él la hacía desprender. – No puedo creer que estés frente a mí Candy, cuando muchas noches rogué y pedí que me llevaran a tu lado. – Dijo acercándose un poco más a ella para acariciar su rostro con verdadera ternura. Candy parecía que se le había olvidado cómo respirar al sentir la calidez del aliento de Anthony muy cerca de ella. Deseó cerrar los ojos y dejarse llevar por fin por ese primer beso que nunca había sucedido entre ellos, pero sus temores aún lo impedían.
-Yo también rogaba volver a mirar tus ojos… - Le dijo mirando fijamente sus bellos azules. Anthony la miraba esperanzado. – Deseaba tanto volver a escuchar tu voz. – Le decía con la voz quebrada por la emoción. – Sentir el contacto de tus manos… - Decía sin detener su confesión de sus deseos truncados tantos años. Anthony acarició su rostro con ambas manos.
-Mi Dulce Candy… - Le dijo acercándose a su rostro para besar su mejilla con delicadeza, haciendo un simple roce con sus labios, un roce que provocó que Candy ahora sí cerrara sus ojos y temblara de la emoción. La rubia abrió los ojos para jalar un poco de aire, el cual necesitaba de pronto desesperadamente.
-Mi tierno príncipe… - Le dijo Candy dejándose llevar por el sonido de su voz y sus dulces caricias.
Anthony comenzó a besar el rostro de Candy de la misma forma como había dado el primer beso, de manera lenta, tierna, cálida, apenas tocando la blanca y suave piel de la enfermera, quien deseaba tanto catar sus labios por primera vez.
-Si este es un sueño no quiero despertar… - Dijo Anthony juntando su frente con la de ella, uniendo sus alientos que se mezclaban con el frío de la noche. – Necesito seguir soñando que estás a mi lado, necesito sentirte siempre conmigo… - Le decía realmente a ella, deseando que las cosas entre ellos funcionaran como lo deseaba.
Anthony sabía que Candy no era esa Candy que había perdido en el pasado, y Candy sabía que Anthony no era ese tierno Anthony que ella había perdido y que le había dejado un profundo trauma en su corazón, sin embargo sus corazones estaban conectados como si realmente fuesen la misma persona a la que tenían frente a ellos. Su corazón les hablaba, su corazón les respondía que realmente eran ellos su alma gemela que había regresado a reclamar lo que les pertenecía.
-Creo que es hora de que entres. – Le dijo Anthony a Candy una vez que sintió que volvió a temblar por el frío.
-Ya es tarde. – Dijo Candy un tanto decepcionada por no haberse atrevido a besarlo, no comprendía qué la detenía de hacerlo si antes no se había detenido a mostrar de esa manera su afecto al rebelde actor.
Anthony bajó del vehículo y con el corazón acelerado y la frustración en su vientre abrió la portezuela del auto para extender su mano y ayudarla a bajar.
-Muchas gracias por traerme. – Le dijo Candy con una linda sonrisa.
-Al contrario. – Le dijo Anthony sin soltar su mano, atrayéndola a sus labios para besarla en el dorso una vez más. – Gracias a ti por haber hecho de esta noche la mejor noche de mi vida. – Le dijo sincero, tenía años que no había tenido una noche tan especial como esa, tal vez la última vivida era la noche antes del fatal accidente. Candy lo miró y quedó sin palabras. Un recuerdo que aún lastimaba llegó a su mente una vez más.
Caminaron hasta la entrada de la pensión y caballerosamente Anthony le ayudo a Candy a abrir la puerta otorgándole la llave para que ella la resguardara.
-Buenas noches Anthony. – Le dijo Candy sin poder dejar de mirarlo.
.Buenas noches Candy. – Le dijo Anthony tomando ambas manos para besarlas con ahínco una vez más. – Descansa. – Le dijo guiñando un ojo a la rubia, una costumbre que él tenía con su dulce Candy. Candy sonrió y recordó que él hacía lo mismo cuando se despedían en la mansión de las rosas, sin embargo este gesto lo hacía de lejos y no tan cerca de ella como esta vez.
Candy se dio la vuelta para entrar a la pensión y Anthony se quedaba de pie frente a la puerta para asegurarse que entrara segura, cuando de pronto la rubia se giró sobre sus talones y tomando el saco con una de sus manos caminó de nuevo hasta él con la intención de devolverlo y evitar que él sintiera frío.
-Quédatelo. – Le dijo Anthony al adivinar sus intenciones. Candy le sonrió y a pesar de la disposición del rubio se acercó a él y le dio un rápido beso en la mejilla, tal fue la rapidez del movimiento de Candy que aquel beso quedó estampado en la comisura de los labios de Anthony unos milímetros más y hubiera probado por primera vez la calidez de su boca.
Candy no fue consciente de lo que había hecho hasta que corría emocionada al interior del departamento, su nerviosismo era tal que no se detuvo hasta que cerró la puerta de su departamento. Se sentía feliz, se sentía en las nubes, había estado a punto de besar al chico que le había robado el corazón siendo una niña y eso le provocaba una inmensa emoción y una gran felicidad en su pecho que no podía explicar a nadie más lo que sentía.
-Anthony… - Decía con una gran sonrisa y la respiración agitada, sus mejillas estaban totalmente rojas por la emoción de aquel intento de beso.
Anthony se quedó de pie en el mismo lugar en el que lo habían besado acariciando el lugar del impacto, saboreando con su lengua aquel espacio húmedo que había quedado muy cerca de sus labios, deseando haberse movido un poco para poder atraparla con su boca.
-¡Eres un tonto Anthony! – Se regañó a sí mismo por no haberse decidido a besar sus labios por primera vez, aunque para él sería su segunda vez, ya que la boca de Candy no se le había negado la noche antes de la cacería del zorro.
Anthony esperó recargado en el auto hasta que vio que la luz del departamento de Candy se encendió, pudo observar la silueta de la rubia caminar a través de su ventana y eso lo hizo sonreír. Candy se asomó a la ventana para ver si su príncipe continuaba en ese lugar, para su sorpresa Anthony continuaba ahí mirando fijamente hasta donde ella estaba. Saludó con su mano para volver a desearle buenas noches y Anthony hizo lo mismo, lanzando un beso al aire para corresponder de ese modo al que lo había tomado por sorpresa.
-Buenas noches… - Dijo Candy muy quedito para no importunar a los vecinos, que de seguro ya estaban muy al pendiente de su llegada.
-Buenas noches pecosa, dulces sueños. – Le dijo Anthony de la misma manera que ella le había hablado, para después subirse al auto y dirigirse hasta la mansión de los Britter a recoger a su primo una vez que su dulce niña había apagado la luz.
Archie por su lado estaba junto a su novia en el jardín, habían decidido caminar un momento en lo que Anthony llegaba por él.
-¿Crees que pueda llegar sin problema? – Preguntó Annie para hacer un poco de plática mientras se abrazaba a sí misma por el frío de la noche.
-Anthony es un chico muy listo. – Dijo Archie seguro de que no se perdería. Abrazó a su novia al ver que esta se moría de frío. – Ven, vamos para que entres. – Le dijo sintiendo pena por haberla hecho caminar en el jardín. Annie le sonrió agradecida.
Caminaron hasta la entrada de la mansión tomados de la mano, con miradas tiernas y sonrisas cargadas de ilusión, ilusión no solo por su pronta boda, sino por haber visto a Candy y a Anthony tan felices entre ellos, por haber visto algo que creían jamás sucedería.
-Es hora de que entres damita. – Le dijo acercándose a ella para darle un beso en los labios. Annie cerró sus ojos para recibir aquella tan anhelada caricia.
-Buenas noches Archie. – Dijo la ojiazul con una sonrisa, sin embargo no se apartaba de él. Archie le sonrió cómplice porque sabía que quería nuevamente un beso.
Archie comenzó a besar nuevamente los labios de su prometida, haciendo cada vez más intenso el beso, profundizando por primera vez aquella caricia entre los dos. Annie con los ojos cerrados se abrazaba más fuerte al cuello de su novio, quien la acercaba a él por la cintura, aferrándola a su cuerpo, comenzando a sentir por primera vez las delicadas formas de la joven sobre sus formas masculinas.
-Archie… creo que debemos parar. – Le dijo Annie apenada al sentir que sus caricias habían subido un poco de tono, tal vez un tono rosa sin llegar al rojo, pero para la ojiazul era algo verdaderamente nuevo y atrevido.
-No tiene nada de malo Annie… - Le decía Archie a su prometida pensando que en la otra línea del tiempo hasta vivían juntos sin estar casados. Archie besó ahora su cuello, Annie gemía el nombre de su novio intentando detenerlo. – Pronto nos vamos a casar… - Le decía intentando continuar un poco más con sus caricias. Annie dejó de pelear un poco al sentir que su cuerpo se estremecía víctima de aquel contacto.
-Archieee… - Decía Annie al sentir que una de las manos del elegante joven soltó su cintura y se movía hacia sus senos.
-Annie… - Le decía sin dejar de besar su cuello y acariciar de manera sugestiva su seno, el cual se amoldaba a la perfección en la palma de su mano.
Archie cerró los ojos con fuerza para poder detener sus caricias, era la primera vez que se descontrolaba de esa manera con su novia, diciéndose a sí mismo que era normal entre dos personas que se amaban, sin embargo la cordura llegó a él al pensar ofenderle.
-Lo siento damita… - Le dijo besando de nuevo sus labios y tomando la distancia conveniente para indicar que la respetaba. – No quise hacerte sentir incómoda. – Le dijo realmente apenado. Annie sonrió con timidez, le daba pena aceptar que también lo había disfrutado.
-Jamás me habías besado de esa forma... – Dijo Annie con un brillo muy especial en sus ojos. Archie sonrió aún más avergonzado.
-Te prometo que… - Dijo Archie de nuevo, sin embargo Annie lo calló con un beso en los labios para evitar que hablara. Le daba pena decirle que ella también le había gustado aquel arranque de pasión que le había demostrado, pero en un impulso recordando la despedida de Candy y Terry en el tren le animó a hacerlo.
Archie guardó silencio y volvió a unirse al cuerpo de su novia, disfrutando el cálido contacto que le proporcionaba la unión de sus pechos, la aferró a sí con fuerza pero deteniendo sus impulsos para no volver a tocar más de lo debido, faltaba muy poco para la boda y por ende para la noche de bodas y debía esperar solo un poco más, debía ser paciente para poder descubrir qué había más allá de la lujosa fiesta y concentrarse de lleno en las emociones que ella le provocaba con su cercanía.
La luz de automóvil iluminó el camino hacia la mansión y los jóvenes enamorados se separaron para evitar ser vistos por el rubio.
-Descansa damita. – Le dijo besando su boca por última vez esa noche. Annie asintió y entró sigilosamente a la mansión.
-Te amo Archie… - Le dijo Annie con el rostro aún encendido por la pasión del momento. Archie sonrió enamorado.
-Y yo a ti Annie… te amo… - Le dijo Archie agradecido por la confianza que le había demostrado momentos atrás, cuando a pesar de haberse atrevido a tocarla, ella confió en que podría controlarse una segunda vez.
Archie caminó hasta el automóvil una vez que Annie había entrado a la mansión, esperando que no tuviera problemas con sus padres por haber esperado tanto para entrar al interior de la mansión.
-Pensé que te habías perdido. – Le dijo Archie a su primo una vez que se sentó en el lado del copiloto.
-Y yo pensé que había interrumpido algo. – Dijo Anthony con una sonrisa traviesa a su primo. Archie se puso totalmente colorado al haberle advertido que había sido descubierto. Anthony comenzó a reír al ver el bochorno en su rostro. - Tranquilo Archie es normal entre dos enamorados demostrarse su amor. – Dijo Anthony, dirigiendo el auto a la salida de la mansión.
-Creo que no podré esperar hasta lo boda. – Dijo Archie mirando hacia el cielo, sintiéndose algo impaciente por la noche de bodas. Anthony lo miró unos segundos y después volvió a poner su mirada sobre el camino.
-Un caballero siempre debe respetar a su dama hasta el final. - Le dijo con tranquilidad. Archie lo miró apenado.
-Lo siento, es que jamás me imaginé que llegaría a amar tanto a Annie… es una chica tierna… dulce… y lo mejor de todo es que me ama… - Dijo Archie enumerando algunas de las muchas cualidades de la muchacha que había descubierto a lo largo del tiempo que había pasado a su lado.
-Y yo jamás pensé verte enamorado de otra chica que no fuera Candy. – Dijo Anthony con una gran sonrisa, podía apreciarse en su tranquilidad que no se sentía amenazado por el dolor que su primo cargaba cuando Candy vivía. Archie sonrió con nostalgia.
-Tengo que reconocer que Candy fue mi primera ilusión. – Dijo Archie mirando al frente del camino, sin mirar a Anthony quien conducía sin inmutarse a la revelación de su primo. – Pero solo fue eso… una ilusión… ella jamás me amó, como te amó a ti y a… – Dijo deteniéndose de pronto, no había medido sus palabras y tarde había captado que Anthony aún no sabía que Candy había amado a Terry Grandchester, alguien que para él en su línea del tiempo era enamorado de Annie Britter y en la línea del tiempo del inventor mayor era un personaje extraño al que le gustaba incomodarlo. Anthony lo miró rápidamente al escuchar lo que había dicho y que se había detenido en su confesión.
-¿Hay alguien en la vida de Candy? – Preguntó Anthony intentando aparentar tranquilidad, sin embargo su corazón latía acelerado, había sentido una punzada en su pecho al escuchar que además de Anthony ella había amado o amaba a alguien más. Archie bajó su mirada apenado por haber hablado de más, de pronto recordó a Stear.
-Lo siento, de pronto me sentí imprudente como Stear. – Dijo Archie apenado por haber hablado de más.
-Para nosotros Archie siempre fue el imprudente. – Dijo Anthony con una sonrisa de lado. Archie lo miró realmente apenado por sus palabras y este soltó un suspiro largo y profundo. – No te preocupes Archie, era de esperarse… ella me perdió hace muchos años… - Dijo refiriéndose a Anthony como a él mismo, seña que comenzaba a acoplarse a ese tiempo. Archie suspiró igual de profundo que él.
-Candy es una chica con mucho brillo. – Dijo Archie recordando que su tío también le había dado una encomienda, encomienda que le había sido difícil cumplir con la aparición de Anthony, ya que él sabía que Candy había adorado a su primo y difícilmente la había visto sonreír y mirar a alguien como lo miraba a él. Anthony asintió.
-Es algo nato en ella. –Dijo Anthony con madurez, sin embargo su madurez no le calmaba el agitar de su pecho.
Anthony se estacionó afuera del hotel en el cual se hospedaba para después apagar el stearmóvil y extender las llaves a Archie, quien era el propietario desde que su hermano se había ido a la guerra.
-Hay cosas que yo no puedo decirte Anthony. – Dijo Archie con culpa, sabía que lo había preocupado y que había revelado algo que solo le concernía a Candy, sin embargo se había emocionado tanto con su plática que no midió lo que decía.
-Lo entiendo. – Le decía Anthony sincero, sabía bien que era algo que no le correspondía decir a su primo, sin embargo comenzó a cuestionarse si existía alguien en la vida de la pecosa, ¿Cómo era que había correspondido tan libremente a su cortejo? Porque era evidente que a ella no le había molestado su cercanía y Candy no era el tipo de muchacha que aceptaría el galanteo de otro joven por más amigo de la infancia que hubiese sido, estando enamorada o comprometida con otro. Aquel pensamiento era lo que lo hacía mantener la "calma" que aparentaba frente a Archie. Anthony siempre había sido de pensar antes de actuar y aunque con Candy le costaba trabajo hacerlo sabía que más que nunca era necesario actuar racionalmente. Archie se sentía muy mal por él, sabía que aunque no lo demostrara estaba sufriendo en el fondo.
-Lo único que puedo decirte es que todo terminó muy mal entre ellos. – Le dijo Archie para que Anthony supiera que Candy no tenía relación alguna con nadie más, porque no la tenía, la petición de su tío había sido negada una y otra vez y eso convertía a esa relación en una relación filial-legal nada más, una relación que Candy se había esforzado por mantener para no perder la amistad que la había unido con Albert desde niña. Anthony lo miró agradecido por aclarar ese punto.
-Solo dime una cosa. – Le dijo Anthony a su primo, quien lo miró asintiendo seguro que lo haría. – ¿Quién es él? – Preguntó con curiosidad, quería saber el nombre de la persona de la cual se había enamorado Candy, no por morbo sino por si por alguna extraña razón se encontraba con él. Había descubierto que el mundo en el que se movían era muy pequeño y que las casualidades podrían ocurrir en cualquier momento.
-Terry Grandchester. – Respondió Archie ante la sorpresa de Anthony, ya que ese nombre para él en su línea del tiempo no era muy importante, sin embargo para Archie si lo había sido y en esta línea suponía que él era el que iba a competir con él. Anthony miró fijamente a su primo.
-¿Terry Grandchester? – Preguntó Anthony sorprendido. Archie asintió.
-El mismo que en tú línea del tiempo enamoró a Annie. – Dijo Archie con cierta incomodidad, no sabía por qué suponerlo con Annie le revolvía el estómago. Anthony se mantuvo un momento en silencio para después abrir la puerta del auto. - No. – Le dijo Archie antes de que lo hiciera. – Mejor llévame a la mansión y tú quédate con el automóvil, lo puedes necesitar mañana. – Le dijo Archie a su primo, quien lo miró un tanto confundido ya que no tenía planes de salir por la mañana, lo único que tenía que hacer era esperar a Stear.
-No creo que tenga vueltas que dar. – Dijo Anthony seguro de ello.
-Podrías ir por Candy para llevarla al hospital. – Dijo Archie con una sonrisa, abriendo una posibilidad al rubio para que continuara con el cortejo que había iniciado con Candy. Anthony sonrió agradecido por aquella idea que le había dado, ya que él solo había pensado en ir a recogerla al final de su jornada.
-Me parece una excelente idea. – Dijo Anthony agradecido con Archie quien le sonrió de regreso animándolo a que no se desanimara con Candy.
Anthony llevó a Archie hasta la mansión de los Andrew y para sorpresa de Archie no tuvo ningún problema en llegar hasta ahí, haciéndolo notar con una expresión hacia el rubio.
-Yo también viví en Chicago, no lo olvides. – Le dijo Anthony a Archie.
-Es verdad, a veces lo olvido. – Dijo Archie con una sonrisa. – ¿Tú Chicago es igual que este? – Preguntó Archie con curiosidad.
-Muchos lugares grandes son los mismos, lo que cambian son los locales más pequeños, las casas, algunos comercios, pero los hospitales, hoteles y la mansión Andrew se ubican en los mismos puntos, solo tienen alguna variación en la fachada o en el paisaje. – Dijo admirando la mansión con detenimiento.
-¿Extrañas tú lugar? – Preguntó Archie al ver que Anthony observaba todo a su alrededor.
-Extraño más la presencia de la tía abuela. – Dijo Anthony sincero, ya que para él Lakewood representaba a su madre y a Candy, y Chicago representaba a la vieja Elroy.
-Creo que cuando conozcas a la de aquí no pensarás igual. – Dijo Archie con cierta gracia, intentando hacerlo olvidar esa sensación de nostalgia que se veía en sus ojos.
-Aún tenemos que pensar en lo que le vamos a decir. – Dijo Anthony pensativo. – Hoy por poco nos descubre primero el padre de la señorita Britter. – Dijo recordando a Archie lo que había sucedido cuando pasaron a recoger a Annie, sin embargo la confusión del padre de ella y el apuro que llevaba los había salvado del algo que no habían pensado y que debían de ser más cuidadosos ya que la vieja Elroy podría enterarse por otro medio de la presencia de Anthony y Stear.
-Es verdad Anthony, tenemos que ver qué le vamos a decir a la tía abuela, ya que ella no es ninguna tonta. – Dijo Archie bajándose del automóvil. – Te prometo que también buscaré la manera de hacerlo. – Le dijo de nuevo, estirándose por el cansancio.
-Descansa. – Le dijo Anthony con una sonrisa. Archie rodeó el auto para darle un fuerte abrazo y Anthony correspondió con ganas el gesto.
-Hasta mañana. – Dijo Archie moviendo su mano en señal de despedida, mientras Anthony salía de la propiedad de los Andrew en dirección del hotel en el cual seguía hospedado.
Llegó hasta la entrada principal del hotel el cual no era muy lujoso, pero tampoco modesto, lo cual hacía que estuviera abierto las veinticuatro horas del día. Se dirigió a la entrada principal con todos sus pensamientos en la noche que acaba de pasar, tenía tantas cosas en la cabeza que debía discernir que no se dio cuenta que chocó con una joven que llegaba precisamente a esa hora de la noche.
-Disculpe usted. – Le dijo avergonzado por haberla hecho casi caer al piso, tomándola entre sus brazos para evitar la caída. La joven se puso colorada por tan repentino suceso.
-No se preocupe estoy bien. – Le respondió con timidez la dama que lo veía fijamente, apartándose de él como si aquel contacto repentino le quemara.
-Venía distraído y no me di cuenta, una vez más me disculpo. – Le dijo Anthony como el caballero que era. La joven se mostró más relajada, su sonrojo ya había descendido dirigiéndole una linda sonrisa. - ¿Puedo ayudarle con su maleta? – Preguntó al ver que por la hora no había un botones que la auxiliara.
-No es necesario. – Dijo la joven quien intentó cargar la valija, sin embargo Anthony la tomó para ayudarla hasta el mostrador del hotel.
-Es usted muy amable. – Le dijo la joven agradeciéndole el gesto con una sonrisa.
-Al contrario, es lo menos que debo hacer por mi distracción. – Dijo Anthony educadamente. El encargado del hotel apareció para atender a la joven y llamar al botones para que la acompañara a su habitación. Anthony se despidió de ella con una reverencia y un leve beso en el dorso de su mano.
La joven había quedado sorprendida con el aspecto de Anthony, su corazón había latido acelerado desde el momento que había chocado con él y no sabía el motivo por el cual le recordaba a su viejo amor.
Continuará…
