Mediados a fines de mayo 1812

El día era muy hermoso, y junto al lago tres niños pequeños escuchaban embelesados a una niña de unos diez años que estaba leyendo "La Bella y la Bestia". Se sentían las exclamaciones de asombro y algunas preguntas inocentes.

Todo era tan apacible y armonioso, recostado contra un árbol, y con la cabeza de su amada en su regazo, acariciaba su abultado abdomen.

"Esta vez, te prometo que va a ser una niña." risueña le dijo.

"Ummm, la última vez prometiste lo mismo…, no me importaría que fuera otro niño y que tengamos que seguir practicando. Sabes que adoro los niños, pero más te adoro a ti mi hermosa Sra. Darcy" Elizabeth se incorporó y sus labios se tocaron en un tierno beso…

Lamentablemente en ese momento tan precioso, Darcy despertó. Dos días de corrido había tenido el mismo hermoso sueño. Era todo perfecto, era todo un sueño.

Por naturaleza, Darcy era un hombre escéptico, y nunca había creído en premoniciones, pero quizás debía actuar para que esos sueños fueran realidad.

Esa misma mañana, después de pasear por dos horas por Hyde Park con la esperanza de encontrarse nuevamente a Elizabeth, sin éxito, decidió ir a la antigua casa de los Gardiner. Era probable que no vivieran ahí, pero tenía que empezar la búsqueda en algún sitio.

La familia que vivía ahora en esa casa, lo único que sabía era que los Gardiner con una sobrina se habían ido a vivir a América, y desconocían que habían vuelto a Londres. De ahí, fue a la antigua compañía de importación & exportaciones del Sr. Gardiner.

Al llegar al lugar, lo primero que vio que la compañía ahora se llamaba Thompson & Asociados, y se acordó que el apellido de la que antes era Jane Bennet, ahora era Thompson. Decidido, le dio una tarjeta personal a uno de los empleados para que se la diera al Sr. Thompson, y además le dijera que el Sr. Darcy solicitaba verlo.

Unos minutos más tarde, muy curioso el Sr. Thompson hizo pasar a Darcy a su despacho. El Sr. Thompson había escuchado años atrás hablar de Darcy y de su amigo Bingley. Sabía que Bingley había alquilado Netherfield Park, por unos meses había demostrado mucho interés en su esposa y después se había marchado sin despedirse. Dado que había vivido en Lambton hacía varios años, conocía a los Darcy por reputación, pero como frecuentaban círculos sociales muy distintos no había tenido la oportunidad de conocerlos.

Darcy decidido entró al despacho y saludó al Sr. Thompson con un apretón de manos, "Sr. Thompson, disculpe que he venido sin anunciarme. Gracias por recibirme."

"¿En qué puedo ayudarlo, Sr. Darcy? ¿Ha venido por algún negocio en particular?"

"Para ser honesto, hace unos días me encontré en Hyde Park con el Sr, la Sra. Gardiner y su sobrina Elizabeth Harrington," hizo una pausa y ligeramente ruborizado continuo, "hace unos años tuve el placer de conocerlos, y quería invitarlos a cenar a mi casa."

El Sr. Thompson lo miró escéptico, como buen hombre de negocios, se daba cuenta que Darcy estaba nervioso. Dado que su hermana política era una mujer muy bonita, era posible que él interés de ese caballero corriera por ese lado. Era todo muy extraño, pero como no estaban en Londres en ese momento era más fácil dar una respuesta evasiva.

"Los Gardiner y mi cuñada están en Hertfordshire. Regresan la semana próxima. Pero desconozco cuanto tiempo más se van a quedar en Londres. Si desea, le puedo enviar una nota en cuanto regresen."

Darcy asintió y le dio una tarjeta con su dirección.

Esa misma tarde, mientras se aprontaba para ir a la cena en casa de los Matlock, sentía aún muchas dudas sobre lo que debía hacer. En dicha cena como se venía repitiendo desde hacía unos meses, iba nuevamente a tener de compañera de mesa a Lady Victoria. La misma situación, una semana atrás era aceptable e incluso bienvenida; pero hoy prefería evitarla.

Tenía que tomar una decisión: ¿debía seguir adelante con el plan que se había trazado días atrás? o ¿debía perseguir un sueño que quizás nunca se fuera a dar? Era irónico que a sus treinta y cinco años tuviera tantas dudas.

Si era objetivo, y pensaba solo con la cabeza, debía seguir por el camino que se había trazado días atrás: Lady Victoria era una de las mujeres más hermosas que había conocido, además era bien educada, hija de un conde y rica. Había pensado seriamente en cortejarla e incluso en casarse con ella. Pero si cerraba los ojos, no se imaginaba al lado de Lady Victoria, sino que veía claramente la imagen de su hermoso sueño, y el rostro de Elizabeth.

Darcy, contrario a su costumbre, optó por llegar media hora más tarde, justo a la hora en que se iba a servir la cena. Por el momento, quería evitar conversar con Lady Victoria y sus padres hasta estar bien seguro de que es lo que quería. Su tía Lady Matlock, que era muy estricta con los protocolos y horarios, saludo fríamente a su sobrino y lo amonestó por llegar tarde, ya que lo esperaba para recibir a los invitados. Al decir la palabra invitados, Lady Matlock miró puntualmente a Lady Victoria, dándole claramente el mensaje.

Como ya se imaginaba, la tarjeta con su nombre, estaba a la derecha de donde estaba sentada Lady Victoria. Darcy observó a la joven con detenimiento; sin duda estaba tan hermosa como siempre y lo saludó dedicándole una gran sonrisa, pero por algún motivo no le causó el mismo placer que una semana antes. Enseguida que se sentó, muy entusiasmada le dirigió la palabra, "Sr. Darcy, estoy muy contenta de verlo nuevamente." hizo una pausa, y con una sonrisa coqueta agregó, "estaba todos muy preocupada, pensábamos que le habría pasado algo, ya que siempre es tan puntual. Además, considerando que es mi compañero de mesa, su ausencia esta noche para mí habría sido una gran pérdida ya que me gusta que me entretengan con una buena conversación durante la cena."

Darcy se sonrojó ligeramente y se limitó a contestar, "Lamento mucho que se hayan preocupado por mi demora, lamentablemente tuve un percance de último momento, pero por suerte ya lo pude solucionar."

Lady Victoria le sonrío para alentarlo a que siguiera hablando, pero al comprobar que Darcy no iba a decir más nada, se limitó a probar el primer plato que acaban de servir. Después de varios minutos, trató nuevamente de entablar una conversación, "Hoy en la mañana, aprovechando el día soleado, fui con Lady Maria a pasear por Hyde Park, y en uno de los senderos, muy cerca del estanque, a Lady Maria le pareció verlo a usted paseando solo. Pero como estábamos bastante lejos, no podemos afirmar si realmente era usted."

Darcy se ruborizó, ya que efectivamente estaba buscando a Elizabeth, contestó, "Efectivamente, hoy para aprovechar el hermoso día, salí a caminar unos minutos por Hyde Park. Desafortunadamente no tuve el placer de verlas a ustedes."

"¡Qué pena que no sabíamos que ibas a estar en Hyde Park! ¡Con mucho gusto te hubiésemos invitado a pasear con nosotras! Como dice el viejo dicho, 'cuantos más seamos, mejor'. Sin duda es más interesante y divertido caminar acompañado. ¿No le parece?"

Darcy, solo asintió con la cabeza y siguió comiendo. No quería ser grosero, pero tampoco quería invitarla a caminar Hyde Park, y correr el riesgo de encontrarse con Elizabeth. ¡No, definitivamente no era una buena idea!

Unos minutos más tarde, cuando trajeron el postre, Lady Victoria trató por última vez de entablar una conversación, "Esta torta de manzanas con crema está deliciosa. Recuerdo Sr. Darcy que, en la cena en casa de los Swan, me comentó que te encantan las cosas dulces. No te parece que esta combinación es mejor excelente."

"Efectivamente, como dije, me gustan mucho las cosas dulces, y coincido plenamente en que este postre es muy rico."

"Hablando de postres, ¿ha ido últimamente a Gunter's? Confieso que hace días que estoy deseosa de ir. Lady Matlock me dijo que hay un sabor nuevo de 'helado' por tiempo limitado de una fruta exótica de la que todo el mundo está hablando. Lady Matlock me invito a ir mañana con Lady Maria a probar ese helado, dado que a usted le gustan tanto las cosas dulces, si desea puede ir con nosotras."

Darcy sabía que, si aceptaba dicha invitación, iba a ser muy difícil poder evitar entrar en un cortejo y subsecuente matrimonio con Lady Victoria. Sus tíos aprobaban, y querían una alianza con el padre de Lady Victoria. Todos estaban deseosos, y en cierta forma presionándolo para que dé una vez por todas diera el paso final y se declarara. Por otro lado, tampoco quería cerrar la puerta a una posible relación con Lady Victoria, ya que de todas las mujeres que había conocido de la alta sociedad de Londres en el último año, sin duda Lady Victoria era la que reunía todos los requisitos para ser la Sra. Darcy. Finalmente, después de una pausa, le dio una respuesta diplomática, "La invitación es muy tentadora, y sinceramente le agradezco que pensara en mí. Pero, lamentablemente, justo esta semana tengo varias reuniones y compromisos ya agendados desde hace varios días que no puedo cancelar. Espero sinceramente que pasen muy bien en Gunter's y seguro en otra ocasión trataré de ir con ustedes."

Lady Victoria sonrío diplomáticamente, y entendió perfectamente el mensaje, sumado a su extraño cambio de comportamiento días atrás en Hyde Park. El Sr. Darcy tenía dudas y estaba momentáneamente haciéndose a un lado para pensar mejor si quería o no casarse con ella. Si bien no estaba enamorada de Darcy, les había dicho a varias de sus amigas y conocidas, que estaba seguramente que el Sr. Darcy le iba a proponer matrimonio en cualquier momento. Pensaba que, con un poco de ayuda y persuasión de los Matlock, todo volvería a su cauce normal y Darcy finalmente se decidiría. No deseaba tener que volver a tolerar que sus amigas y conocidas la mirarán con lástima, ya que su antiguo prometido había muerto, y además todo Londres sabía que él tenía un amante.

El resto de la noche paso sin grandes incidentes, Lady Victoria a pedido de Lady Matlock tocó el piano, pero para su desilusión, como en otras ocasiones, Darcy no se ofreció a sentarse al lado de ella para dar vuelta las páginas. Al momento de retirarse, Lady Victoria y sus padres, lo saludaron con fría cortesía, y sus tíos los Matlock lo despidieron con visible decepción. Sabía que en cualquier momento Lord Matlock le iba a aconsejar nuevamente sobre las ventajas que tendría si se casaba con Lady Victoria.