Iba camino al aula de pociones, quería preguntarle a su amigo por la tarea de historia, pues había usado de nuevo esa hora para dormir.
Pero, una vez frente al aula, no entro de inmediato. Ya había tenido una experiencia incómoda cuando encontró a su amigo a punto de besarse con su novia, así que esta vez, tuvo la idea de escuchar un poco, antes de terminar de abrir la puerta, para saber más o menos qué situación había allí dentro, y no interrumpir como la vez anterior.
Afinó su oído. Y se pegó lo más que pudo a la puerta entreabierta.
—Claro que si te cabe, mira no es tan grande — Escucho decir a su amigo.
—Tú lo ves así porque eres más alto, yo soy más chiquita, no me va a caber.— Le respondió una voz femenina.
—Solo un poco más... Anda, abre, di haaa…— Su voz sonaba insistente.
—Que no, no voy a poder. — Se quejaba la chica.
—Solo has el intento. — Escucho de nuevo a su amigo y luego un poco de movimiento.
—¡Oye no!, no trates de meterlo completo. —
—Pero si es pequeño. —
—Si, pero hace rato, trate y no me cupo. —
—Pero inténtalo de nuevo… Anda… Por mí.— Y volvió a escuchar más movimientos.
—No, no, para…— Se quejaba la chica.
Ivy se había quedado en shock escuchando toda la escena, pero, oír que su amigo iba a obligar a su novia, a quien sabe que, no lo iba a permitir.
Entró al salón con premura y varita en mano, apuntando. Para encontrarse con una escena nada que ver.
Page estaba sosteniendo entre sus dedos un cupcake pequeñito, decorado con crema. Ambos tenía la misma crema por la cara y había una caja enorme de color rosado que aún tenía muchos cupcakes.
Ivy entendió todo al segundo siguiente. Se sintió estúpida, en ese momento descubrió, que no era bueno escuchar conversaciones tras las puertas.
