Capítulo I: Llamado de emergencia

Suena el telefono

–Aló, ¿Con quién hablo? - Pregunta Shizukuishi, aturdido, pues no esperaba una llamada tan repentina en la madrugada.

–¡Shizuku! soy Takahashi Misaki, quiero comunicarme contigo –tomó un respiro antes de dar la desafortunada noticia– Es sobre tu hijo Hideyuki. Se percibe un corto silencio por un momento a través de la llamada, antes de que Shizukuishi respondiese.

.. ¿Y dónde está él? ¿Tienes alguna idea de dónde pudo haber ido? ¿Sabes algo, Misaki? Necesito saber todo, cualquier pequeño detalle que nos ayude a encontrarlo. Su tono era diferente, trataba de mantenerse tranquilo, pero la desesperación era evidente.

–Shizuku ... lo que voy a decirte, no te va a gustar para nada.

–Lo sé, pero quiero saberlo, necesito saberlo. Por favor, Misaki.

Sonido de hojas de papel siendo arrugadas se escuchan a través del teléfono, Takahashi trataba de encontrar valor suficiente para expresar lo siguiente, sabía perfectamente la frustración que podría sentir su amigo pues la respuesta que iba a dar no sería de mucha ayuda.

–El lugar aún es desconocido, pero todos los patrones indican que fue secuestrado por la Yakuza.

–La mafia Yakuza... Shizukuishi podía sentir cómo la fuerza abandonaba su cuerpo y sus manos, que sostenían el teléfono, se llenaron de temblores.

–¡¿Shizuku?! ¡Qué sucede! ¿Estás bien? –Su tono era preocupado al saber que su amigo estaba temblando de llanto.

-Misaki, Más tarde hablamos de este tema, Quiero mi espacio en este momento... –Shizukuishi estaba al borde de entrar en pánico.

Se cuelga la llamada

–¡¿Shizuku?! ¡Shizuku! – Un desesperado Takahashi intenta llamar a su amigo con urgencia, pues no esperaba tal acción repentina.

–Debe estar enojado, o quizá se confundió y me colgó por error, intentaré llamarlo de nuevo.

–Déjalo así, Misaki. – La voz de Akihiko hace presencia esta vez, para tranquilizar a su pareja.

–¿Cómo voy a dejarlo así? Debe estar devastado en este momento, yo sé que se siente así... porque Hideyuki también fue como un hijo para mí.

Algunas lágrimas se desbordan por las mejillas de Takahashi sin querer, y su voz llega a quebrarse. Era una situación difícil y delicada, pero Akihiko trató de ser lo más firme posible ante la desesperación de su pareja.

–Misaki, no es tu hijo. Si bien es cierto que lo dejaron a tu cuidado, hay límites en la ayuda que puedas brindarles. No es tu responsabilidad lo que pasó con Hideyuki, porque es algo que se escapa de tus manos y eso lo sabe muy bien Shizukuishi.

–¡Ya lo sé! Pero aun así... Aun así... Su tono se escuchaba entrecortado y apagado.

Akihiko se levanta del lugar en donde se encontraba, fingiendo leer un libro, cuando en realidad estaba al tanto de la conversación, esperando el momento preciso para actuar porque sabía lo frágil que era el corazón de su amado.

–Hiciste lo mejor que pudiste, le diste una vida normal a Hideyuki, aunque fue por un breve momento...

Akihiko dijo esas dulces palabras mientras envolvía a Takahashi en un abrazo.

–Usagi...todo esto es mi culpa, no debí dejar que Hideyuki se perdiera. Es mi culpa. Es toda mi culpa.

Takahashi repetía aquellas palabras, su llanto parecía cesar, pero su voz se quebró y rompió en llanto nuevamente.

El corazón de Akihiko era demasiado frágil como para soportar ver a su amado derrumbarse por segunda vez, por un lado, sentía un profundo rechazo ya que desde el primer día tuvo que compartir la atención de Misaki con aquel niño, causando que a veces deseara que pronto se fuese... pero no quería que sucediera de esta manera y por ninguna razón lo desearía sabiendo que la persona quien más amaba sufriría por ello. Así que resignado, sujetó tiernamente aquellos brazos temblorosos, mientras en cortos periodos recogía los cabellos de su pareja, humedecidos por las desbordantes lágrimas.

Lo miró fijamente para decirle con la voz más calmada que pudo encontrar.

–Lo entiendo Misaki, ese niño fue muy especial y ocupó un lugar importante en tu corazón mientras vivía con nosotros, por eso el tema de su desaparición resulta descorazonador para ti y te sientes tan afligido que solo puedes pensar que es tu culpa. Lo entiendo perfectamente, ¡Pero no estás solo! yo estoy aquí contigo y, si dices ser culpable, entonces yo también asumiré parte de esa culpabilidad.

Mientras Akihiko terminaba de calmar a Takahashi, lo manda a dormir pues imaginaba que debía tener los ojos cansados de tanto llorar, sin saber que en la mente de Takahashi aún era un infierno por toda la situación que estaba pasando. Se escuchó sonar el teléfono, mientras veía a Takahashi desaparecer por las escaleras arriba para descansar en su habitación, decide tomar el teléfono que no dejaba de timbrar.

–¿Aló? ¿Se puede saber quién llama a esta hora? –Responde, con un tono algo molesto pues el reloj marcaba casi las 5 de la madrugada, y se preguntaba quién demonios tuvo el atrevimiento de llamarlo en el momento menos apropiado.

Eri llamó a Usami y le preguntó por Misaki y si podían hablar de un asunto importante que no estaba relacionado con los manuscritos. La voz de Eri denotaba seriedad y preocupación mientras respondía.

–Usami, ¿cómo está Misaki? También quería hablar contigo de algo importante, pero no tiene que ver con los manuscritos ni nada relacionado con eso.

–Aikawa... él está pasando por un momento extremadamente difícil debido a Hideyuki, el niño que nos confiaron y que fue secuestrado por la mafia –respondió Akihiko con una voz apagada, reflejando la gravedad de la situación.

–Entiendo. Puedo imaginar lo que Misaki está sintiendo. Cualquier padre se vería afectado en una situación así –dijo Eri con un tono serio y preocupado.

–Sí, es una situación bastante complicada... Pero Aikawa, ¿qué fue lo que querías decirme?

Eri tomó una respiración profunda antes de hablar, consciente de que lo que iba a revelar era alarmante.

–Isaka acaba de informarme algo sumamente preocupante. Parece ser que Ijuuin, el mangaka de Za Kan no solo está involucrado en la desaparición de Hideyuki, sino que también lidera una red de trata de personas, en su mayoría niños. Los indicios que tenemos son muy inquietantes, y siento que es mi responsabilidad informarte de esto –la voz de Eri reflejaba su angustia y determinación.

–¿Qué? ¿Ijuuin ha estado involucrado en actividades ilícitas? –preguntó Akihiko, sorprendido y consternado al mismo tiempo.

Eri asintió con solemnidad, su expresión seria mostraba la gravedad de la situación.

–Sí, hay evidencia que indican que Ijuuin utiliza su influencia y recursos para secuestrar y vender niños. Isaka ha recopilado pruebas contundentes y las ha entregado a las autoridades correspondientes.

Akihiko se sintió aturdido por la revelación. Siempre había sospechado que Kyo tenía secretos y negocios turbios, pero esto era mucho más oscuro y perturbador de lo que hubiera imaginado.

–No puedo creerlo. ¿Cómo hemos podido pasar por alto esto? –se cuestionó en voz alta, sintiendo una mezcla de incredulidad y culpa.

–Es comprensible que no lo hayamos descubierto antes, Usami. A menudo, las personas son hábiles en ocultar sus verdaderas intenciones y pueden engañarnos. Lo importante ahora es actuar rápidamente, asegurarnos de que se haga justicia y encontrar a ese niño lo antes posible.

Akihiko asintió, sintiendo un nudo en la garganta y una determinación ardiente en su interior. Se prometió a sí mismo que haría todo lo posible por proteger a su familia y asegurarse de que Kyo pagara por sus crímenes.

Se puso de pie y se acercó a la ventana, con la mirada perdida en el horizonte mientras reflexionaba sobre todo lo sucedido. Recordó el momento en que conoció a Takahashi, cómo su amor y apoyo mutuo habían sido fundamentales para construir una vida juntos.

La desaparición de Hideyuki y la implicación de Kyo amenazaban con destruir todo lo que habían construido. Akihiko sabía que debía actuar con determinación y valentía para proteger a sus seres queridos, enfrentar a Kyo y a sus cómplices.

–Debemos actuar rápidamente para proteger a Misaki y a nuestros seres queridos. No permitiremos que les hagan más daño –dijo Akihiko, su voz firme y decidida.

–Estoy de acuerdo. ¿Qué podemos hacer? –preguntó Eri , buscando una solución en medio de la angustia.

–Pronto me reuniré con Isaka para recopilar toda la información que podamos sobre Ijuuin y sus asociados. No descansaré hasta encontrar a Hideyuki y asegurarme de que Ijuuin pague por sus crímenes. Gracias por contármelo, Aikawa. Tu apoyo en este momento es inestimable –respondió Akihiko, mostrando su determinación y gratitud.

Eri agradeció la disposición de Akihiko para ayudar a su amigo y asintió, consciente de la peligrosidad de la situación. Ambos sabían que enfrentar a Kyo y su red sería una tarea difícil, pero estaban decididos a hacer todo lo posible por proteger a Misaki y rescatar a Hideyuki.

Después de su conversación con Akihiko, Eri se disculpó por tener que dejar la llamada debido a su abrumadora carga de trabajo en la oficina. Mientras tanto, se sumió en profundos pensamientos, preocupado por la gravedad de la situación y por la seguridad de Misaki tambien de su familia.

Se cuelga la llamada

Akihiko, con su cuerpo cansado y sus ojos entrecerrados por la falta de sueño, se preparaba para finalmente descansar después. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de dejarse caer en el sofá, el timbre de la puerta sonó, rompiendo el silencio de la mañana. Miró el reloj en la mesita de noche y vio que apenas eran las 7 de la mañana.

Con una mezcla de sorpresa y molestia, Akihiko se levantó y se dirigió hacia la puerta, preguntándose quién podría estar tocando a esa hora temprana. Al abrir, se encontró con dos repartidores que sostenían un paquete voluminoso entre sus manos.

–Buenos días, señor Usami. Tenemos un paquete para usted. ¿Podría firmar aquí, por favor? –dijo uno de los repartidores, extendiéndole un dispositivo para la firma.

Akihiko, aún adormilado pero intrigado por el contenido del paquete, firmó rápidamente y tomó el paquete en sus manos. Era de tamaño considerable y llevaba el remitente: "De Shinnosuke Todou para Akihiko Usami". Sabía que Shin había estado colaborando con él en la búsqueda de Hideyuki, por lo que la curiosidad se apoderó de él.

Cerró la puerta y se dirigió al salón, donde abrió el paquete con anticipación. En su interior, encontró una serie de documentos meticulosamente organizados. Eran informes, fotografías y pruebas relacionadas con la desaparición de Hideyuki. Akihiko se sorprendió por la cantidad y la calidad de la información recopilada.

Akihiko se sumergió en la lectura de los documentos, escrutando cada fotografía con atención. Sin embargo, algo llamó poderosamente su atención: el rostro de Shizukuishi en las imágenes. Una sonrisa forzada y una mirada nerviosa eran evidentes en cada una de ellas. Esto despertó un profundo cuestionamiento en Akihiko. ¿Qué razones podrían haber llevado a Shizukuishi a lucir así en esas fotografías? La respuesta a esa pregunta podría explicar el oscuro secreto detrás de su comportamiento.

A medida que Akihiko conectaba los puntos, la verdad se revelaba ante sus ojos. Shizukuishi había sido obligado a llevar adelante el embarazo en contra de su voluntad. Kyo no se preocupó por la estabilidad emocional de Shizukuishi, lo forzó a tener un bebé que nunca deseó y además no brindó el apoyo económico necesario.

La indignación se apoderó de Akihiko mientras murmuraba entre dientes. —¿Qué clase de persona sería capaz de forzar a alguien a tener un bebé en contra de su voluntad? Es inaceptable.

La realidad de la situación le golpeó con fuerza, y la decepción se reflejó en su rostro al darse cuenta de que alguien tan destacado en la industria como Kyo Ijuuin se había convertido en un verdadero monstruo.

En medio de su repudio, Akihiko también tuvo claro que Shizukuishi merecía todo el apoyo y comprensión en ese difícil momento. Los informes también sugerían que Kyo había obligado a Shizukuishi a no abortar, lo cual intensificaba aún más la gravedad de la situación.

Akihiko se levantó de su asiento, con una mezcla de ira y determinación en sus ojos. Estaba decidido a proteger y brindar apoyo a Shizukuishi en este difícil camino. No permitiría que Ijuuin y sus acciones maliciosas quedaran impunes. La verdad había salido a la luz y Akihiko estaba dispuesto a luchar por la justicia, no solo por Hideyuki, sino también por la dignidad y el bienestar de Shizukuishi.

Con cada palabra que pronunciaba, Akihiko expresaba su decepción y repugnancia ante la transformación de Kyo en un ser despreciable. La realidad había sido revelada y ahora debía enfrentar las consecuencias. Su determinación se fortalecía, consciente de que debía tomar medidas drásticas para desenmascarar a Kyo y asegurarse de que nunca más pudiera dañar a nadie más.

Akihiko revivió en su mente aquel encuentro inesperado en el que Shizukuishi había tocado el timbre de su departamento. En ese momento, Akihiko no había sospechado nada fuera de lo común, pero ahora, todo cobraba un nuevo significado. Shizukuishi había buscado hablar con Takahashi, y aunque no había levantado sospechas en Akihiko, algo extraño se había gestado en aquella conversación.

En ese entonces, Shizukuishi llevaba un suéter holgado que disimulaba su vientre hinchado, algo que Akihiko no había percibido como una señal reveladora. Shizukuishi había compartido con Misaki la noticia de que estaba esperando un bebé, pero ahora, a la luz de los documentos y la verdad descubierta, todo tomaba un nuevo matiz.

El recuerdo de aquella conversación se materializó en la mente de Akihiko. Shizukuishi había hablado sobre la enfermedad que afectaba al bebé que esperaba, compartiendo sus preocupaciones y miedos. En aquel momento, Akihiko no había comprendido del todo la profundidad de la situación, pero ahora se daba cuenta de la carga emocional y física que Shizukuishi había llevado en silencio.

La responsabilidad se apoderó de Akihiko al recordar aquella conversación. Se sintió culpable por no haber comprendido plenamente la angustia y el dolor que Shizukuishi había enfrentado. El peso de la verdad descubierta reforzaba su determinación de proteger y apoyar a Shizukuishi en ese momento difícil.

Akihiko se encontraba en un punto de no retorno. Había descubierto la verdad oculta detrás de las sonrisas forzadas y los secretos oscuros. Ahora, estaba decidido a hacer todo lo posible por proteger a aquellos que habían sido víctimas de Kyo y asegurarse de que el verdadero monstruo fuera llevado ante la justicia.

Akihiko se sumergió en la lectura de los otros documentos, sintiendo un nudo en el estómago al descubrir el historial clínico, las fotografías y, especialmente, el documento particular que encontró: el acta de nacimiento de Hideyuki. Sus ojos recorrieron las letras impresas en el papel y su corazón se hundió al leer el nombre de uno de los padres: Ijuuin Kyo. Un escalofrío recorrió su espalda al recordar las palabras que Shizukuishi le había mencionado a Takahashi sobre Kyo.

A medida que procesaba la información, Akihiko comprendió la terrible verdad: Kyo nunca se había ocupado de Hideyuki, y había sido responsable del daño que le había causado a Shizukuishi. El acta de nacimiento dejaba en claro que Hideyuki era un hijo no deseado, una carga que Kyo nunca quiso asumir.

El conflicto entre Akihiko y Kyo no era ajeno. Habían chocado en repetidas ocasiones debido al comportamiento abusivo y pesado de Kyo. Ahora, las piezas comenzaban a encajar. Era evidente que Kyo nunca había asumido su responsabilidad como padre, nunca había brindado el apoyo económico necesario para cubrir los gastos médicos relacionados con la enfermedad de Hideyuki.

Todo tenía sentido ahora, incluso la decisión de Shizukuishi de dar a Hideyuki en adopción. Akihiko recordó fragmentos de una conversación entre Shizukuishi y Takahashi, donde el nombre de Kyo resonaba con amargura y decepción. Era evidente que Shizukuishi había tomado esa difícil decisión para proteger a Hideyuki de un padre ausente e irresponsable.

A medida que Akihiko procesaba la información, una mezcla de dolor, tristeza y enojo se apoderaba de él. No podía creer que Kyo hubiera sido capaz de abandonar a su propio hijo y causar tanto sufrimiento. La determinación se encendió en sus ojos mientras se prometía a sí mismo que haría todo lo posible por encontrar a Hideyuki y asegurarse de que se hiciera justicia.

La historia se volvía más compleja y oscura a cada paso que Akihiko daba en su búsqueda de la verdad. Mientras cerraba los ojos, recordaba las palabras de Shizukuishi y Takahashi, la necesidad de revelar la verdad y proteger a Hideyuki se volvía más intensa. Akihiko sabía que había mucho en juego, estaba dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino para asegurar la seguridad y el bienestar de su familia.

Con las cartas y los documentos en mano, Akihiko se preparó mentalmente para el desafío que tenía por delante. Estaba dispuesto a arriesgarse y enfrentar a Kyo y su red de tráfico para recuperar a Hideyuki y poner fin a sus actividades criminales. La búsqueda de la verdad y la justicia estaba en marcha, y Akihiko estaba decidido a no detenerse hasta lograr su objetivo.

La indignación crecía dentro de Akihiko a medida que asimilaba la magnitud de la corrupción y la injusticia. Pero también despertaba en él una determinación aún mayor para enfrentar este sistema corrupto y asegurarse de que los responsables pagaran por sus crímenes.

Decidió que su próximo paso sería contactar a Ryuichirou y compartir la información recopilada. Juntos, trabajarían para construir un caso sólido contra los implicados en la trata de personas y la corrupción, buscando apoyo en aquellos funcionarios de la justicia que aún no estuvieran corrompidos.

Akihiko guardó los documentos que le envió Shin en un lugar seguro y se levantó de su silla con determinación. Sabía que el camino por delante sería difícil y peligroso, pero estaba dispuesto a arriesgarse por la justicia y por el regreso seguro de Hideyuki.

Akihiko tomó su teléfono y marcó el número de Ryuichirou. Después de unos breves tonos, la voz de Isaka resonó al otro lado de la línea, cargada de seriedad y preocupación.

—Isaka, necesito hablar contigo de algo urgente, comentó Akihiko con un tono decidido en su voz. —He descubierto algo perturbador acerca de Ijuuin. Parece que ha estado manipulando a Shizukuishi y está involucrado en negocios ilícitos, además de la desaparición de Hideyuki.

La voz de Ryuichirou reflejaba su sorpresa al escuchar las revelaciones de Akihiko. —No puedo creer lo que estás diciendo, Usami. Esto es mucho más grave de lo que pensábamos. Cuéntame todo en detalle.

Akihiko compartió con Ryuichirou los oscuros secretos que había descubierto, explicando cómo Kyo había forzado a Shizukuishi a tener al bebé y su falta de responsabilidad hacia Hideyuki. También mencionó los negocios ilícitos en los que Kyo estaba involucrado y la importancia de encontrar pruebas contundentes para llevarlo ante la justicia. Ryuichirou escuchó atentamente, asimilando cada palabra.

—Akihiko, hace unas semanas confisqué el teléfono de Ijuuin. Tuve la oportunidad de sacarlo de sus bolsillos sin que él sospechara. Creo que podría contener información valiosa. Lo guardé en un lugar seguro. No quería tomar medidas drásticas sin tener pruebas sólidas, pero ahora parece que es el momento de usar esa evidencia.

La determinación se apoderó de Akihiko al escuchar las palabras de Ryuchirou. —Eso es exactamente lo que necesitamos, Isaka. Las pruebas son fundamentales para exponer la verdad y asegurarnos de que Ijuuin no escape de la justicia. Necesitamos reunirnos lo antes posible para analizar todo lo que has encontrado en ese teléfono y planificar nuestros próximos pasos. Ryuichirou estuvo de acuerdo.

—Estoy contigo en esto, Akihiko. Es hora de que Ijuuin rinda cuentas por sus acciones. Mañana, en la oficina, nos reuniremos para estudiar detenidamente todo lo relacionado con su teléfono y trazar un plan para enfrentarlo legalmente.

Akihiko agradeció a Ryuichirou por su apoyo incondicional.

—Gracias, Isaka. Tu lealtad y determinación significan mucho para mí en este momento difícil. Juntos, encontraremos la justicia que Hideyuki y Shizukuishi merecen.

Ambos hombres se despidieron, conscientes de la importante misión que tenían por delante. Era el comienzo de una batalla que requeriría valentía, inteligencia y trabajo en equipo para desenmascarar los crímenes de Kyo y proteger a aquellos que habían sufrido a causa de él.

Al día siguiente, Akihiko y Takahashi se encontraron con Isaka en la oficina para discutir el contenido del teléfono confiscado de Kyo. El ambiente estaba cargado de tensión y anticipación. Ryuichirou conectó el celular al proyector, preparado para mostrarles las perturbadoras pruebas que había descubierto.

—Prepárense, anunció Ryuichirou con solemnidad. — Lo que están a punto de ver es extremadamente gráfico y desgarrador.

A medida que las pruebas se proyectaban en la pantalla, una por una, Akihiko y Takahashi quedaron atónitos por lo que se mostraba ante sus ojos. Las llamadas, grabaciones, videos, imágenes y capturas de pantalla revelaban la magnitud de la depravación y crueldad perpetrada por Kyo.

El impacto de aquellas imágenes era abrumador. Akihiko y Takahashi sintieron cómo su estómago se revolvía y un nudo se formaba en sus gargantas. La visión de aquella atrocidad fue demasiado para Takahashi, quien, incapaz de contener su horror y repugnancia, no pudo evitar vomitar de manera violenta. Su cuerpo se retorció involuntariamente, manchando el piso y su ropa.

Ryuchirou rápidamente detuvo la proyección y desvió su mirada, consciente del impacto que las imágenes estaban teniendo en todos ellos. El silencio pesado llenó la habitación mientras intentaban procesar la brutalidad que acababan de presenciar.

Akihiko, con el corazón lleno de angustia y compasión, se acercó a Takahashi y la abrazó con ternura, tratando de consolarlo en medio de su dolor.

—Misaki, estamos juntos en esto. No estás solo. Lo enfrentaremos juntos y aseguraremos que se haga justicia. Te prometo que protegeremos a Hideyuki y a todos los demás que hayan sufrido a causa de este monstruo.

Takahashi se aferró a Akihiko, sintiendo su amor y apoyo en medio de la oscuridad. Sus lágrimas se mezclaron con la angustia, pero sabía que tenían que mantenerse fuertes y luchar por la verdad.

Ryuichirou, respetando su espacio, se acercó con una botella de agua y se la ofreció a Takahashi. —Toma, bebe un poco. Sé que es difícil, pero necesitamos mantener la claridad y la fortaleza para enfrentar lo que viene.

Takahashi asintió con gratitud y tomó un sorbo del agua, tratando de recuperar algo de compostura. Akihiko y él se miraron, decididos a superar esta prueba y hacer todo lo posible para llevar a Kyo ante la justicia y poner fin a su reinado de terror.

Takahashi expresó su deseo de ir a casa, buscando un poco de tranquilidad después de la impactante revelación. Akihiko asintió comprensivamente, y empezo a decir las siguientes palabras:

—Ve tranquilo, Misaki. Necesitas un momento para procesar todo esto. Estaré aquí cuando regreses.

Takahashi se despidió con un gesto de agradecimiento y se dirigió hacia la salida. Akihiko, por su parte, se quedó en la oficina con Ryuichirou para seguir discutiendo sobre el asunto de Kyou.

Akihiko se sentó frente a Ryuichirou, su rostro reflejando una mezcla de confusión y determinación.

—Isaka, no puedo creer lo que hemos descubierto sobre Ijuuin. Nunca imaginé que pudiera ser capaz de tales atrocidades. Pero ahora que sabemos la verdad, debemos asegurarnos de que pague por sus acciones.

Ryuichirou asintió seriamente y procedió a compartir más detalles sobre el despido de Kyo de la editorial Marukawa, revelando información que Akihiko desconocía.

—Los negocios turbios son solo una parte de la razón por la cual lo despedimos, comenzó Ryuichirou. Pero también hubo otros incidentes que demostraron su falta de profesionalismo y comportamiento inaceptable. Ryuichirou continuó relatando los hechos:

—Uno de nuestros empleados se quejó de que Ijuuin hacía chistes de mal gusto sobre sus admiradores. Además, en varias ocasiones llegaba borracho al trabajo y hacía comentarios despectivos sobre sus colegas. Incluso hubo un evento en el que manchó la reputación de la editorial al declarar públicamente que a ti te consideraban un escritor mediocre. Eso provocó un escándalo con los periodistas y, para el colmo, en una ocasión se vomitó sobre papeles importantes debido a su exceso de alcohol.

Akihiko escuchaba atentamente, asimilando la gravedad de las acciones de Kyo y cómo había afectado a la editorial.

—No puedo creer que haya llegado tan lejos con su comportamiento irresponsable y despreciable. Gracias por contarme todos estos detalles, Isaka. Es importante que sepamos todo lo posible sobre él para llevarlo ante la justicia.

Ryuichirou asintió, enfatizando.

—No te preocupes, Usami. Hasta ahora, solo he compartido esta información con mi secretario de confianza. No quiero que el resto de los empleados se enteren del despido de Ijuuin hasta que tengamos más evidencia y podamos actuar de manera adecuada.

Akihiko asintió con gratitud hacia Ryuichirou.

—Gracias por tu discreción, Isaka. Sabemos que tenemos que ser cautelosos y estratégicos en este asunto. Juntos, haremos todo lo posible para desenmascarar a Ijuuin y asegurarnos de que pague por sus crímenes.

Ryuichirou miró a Akihiko y le preguntó con seriedad.

—¿Podemos continuar con la proyección? Necesitamos enfrentar la realidad de lo que ha sucedido.

Akihiko asintió con determinación y respondió.

—Sí, sigamos adelante. Aunque Misaki se haya ido a casa, necesitamos ver todo lo que hay en esos archivos.

La proyección continuó, Akihiko se preparó para enfrentar las imágenes y videos perturbadores que aún estaban por venir. Pero a medida que se desplegaban en la pantalla, algo llamó su atención de manera particular.

Akihiko pudo escuchar las grabaciones, desgarradoras súplicas de ayuda que provenían de la voz de un niño. En lo más profundo de su corazón, sospechaba que ese niño era Hideyuki, y sus sospechas se confirmaron cuando se mostraron los videos.

Las imágenes mostraban a Hideyuki en un estado de desnutrición y maltrato inimaginables. Las heridas eran visibles en su pequeño cuerpo, y cada fotografía que se mostraba confirmaba la insensibilidad de Kyo.

Akihiko escuchó con atención cada audio que se proyectaba, cada palabra pronunciada por Hideyuki era como un eco desgarrador. Era doloroso darse cuenta de que Hideyuki no era más que usado como un objeto para los negocios con fines retorcidos.

En el primer audio, la voz temblorosa de Hideyuki suplicaba ayuda, anhelando volver a casa y escapar de su pesadilla.

En el segundo audio, se escuchaban las despiadadas palabras de los hombres de la Yakuza, anunciando que Hideyuki les pertenece y que, si intenta escapar, no podrá salir con vida.

En el tercer audio, la voz quebrada de Hideyuki revelaba el dolor de ser utilizado como una moneda de cambio por su padre, Kyo. Expresaba su desgarrador sentimiento de no ser amado ni querido.

En el cuarto audio, Hideyuki comenzaba a gritar mientras uno de los hombres de la Yakuza lo regañaba y lanzaba palabras horribles hacia él.

En el quinto, se podía escuchar a Hideyuki hablar sobre el abuso y maltrato que había recibido, revelando la crueldad a la que había sido sometido.

En el sexto y último audio, la voz de Hideyuki se volvía irreconocible mientras expresaba su angustia y dificultad para respirar. Lloraba y suplicaba por escapar de aquel infierno en el que estaba atrapado. Su cuerpo estaba debilitado y no podía más.

Cada uno de esos audios era una prueba desgarradora de los horrores que Hideyuki había soportado, dejando a Akihiko y a Ryuichirou estaban con un profundo sentimiento de tristeza y rabia hacia aquellos que le habían causado tanto sufrimiento.

Con la mirada fija en la pantalla, Akihiko se prometió a sí mismo que haría todo lo posible para desmantelar el oscuro mundo en el que Kyo estaba involucrado y proteger a aquellos que habían sido víctimas de su crueldad.

Pero Akihiko no pudo contener sus emociones por más tiempo. Sus lágrimas comenzaron a fluir sin control, llenando la habitación con el sonido de sus sollozos desgarradores. Su cuerpo se sacudía con la intensidad de su llanto, y todo su ser parecía quebrarse bajo el peso de la angustia.

Entre lágrimas, Akihiko logró articular sus sentimientos más profundos.

—No puedo soportar ver a Hideyuki sufrir de esta manera. Es demasiado doloroso. Quiero que acabe. Quiero que encuentre paz. Su voz estaba entrecortada por la tristeza abrumadora que lo embargaba.

Ryuichirou, conmovido por la expresión de dolor de Akihiko, se acercó a él y colocó una mano reconfortante en su hombro.

—Entiendo tu dolor, Usami. Es comprensible que quieras volver a casa y encontrar algo de paz en este momento. No te preocupes, cuidaremos de todo aquí, dijo con voz suave y compasiva.

Akihiko asintió con gratitud, agradecido por el apoyo y la comprensión de Ryuichirou. Aunque su corazón estaba destrozado, sabía que necesitaba tomar un momento para recuperarse y encontrar la fuerza necesaria para enfrentar todo lo que vendría a continuación.

Con lágrimas en los ojos y una mezcla de tristeza y determinación en su rostro, Akihiko se despidió brevemente de Ryuichirou y se dirigió hacia la salida de la oficina. Mientras se alejaba, sus pensamientos estaban llenos de la imagen de Hideyuki, sufriendo y necesitando desesperadamente ayuda.

Prometiéndose a sí mismo que no descansaría hasta encontrar justicia para su excompañero Shizukuishi, Akihiko se aferró a la esperanza de que algún día podría poner fin al sufrimiento de Hideyuki y traer luz a la oscuridad que los envolvía.

—Akihiko se encontraba en su departamento, abrumado por todo lo que había descubierto. Se dejó caer en el sofá y abrazó con fuerza su oso de peluche, un objeto que siempre le había brindado consuelo en los momentos difíciles. Las lágrimas brotaron de sus ojos una vez más, y el sonido de su llanto llenó la habitación.

—¿Cómo pudo alguien ser tan despiadado? El sufrimiento que causó... a Shizukuishi, a Hideyuki, a todos... Es incomprensible.

Mientras reflexionaba sobre el daño que Kyo había causado, tanto en la vida de las personas involucradas como en la reputación de la editorial Marukawa, Akihiko intentó levantarse. Sin embargo, las emociones abrumadoras que lo invadían resultaron demasiado y terminó colapsando emocionalmente, cayendo de rodillas al suelo.

Horas después, Takahashi llegó al departamento, ya que acabo de ir por el mandado y se encontró con la preocupante escena. Alarmado y sin obtener respuesta de Akihiko, decidió llamar al 119 para pedir ayuda.

Marcó al número de emergencias con las manos temblorosas y llevó el teléfono a su oído, sintiendo la urgencia de explicar la situación con claridad y precisión.

—¡Hola, por favor, necesito ayuda! Mi esposo tuvo un colapso emocional, no responde. Estamos en Kunitachi, Tokio, en nuestro departamento. Por favor, envíen una ambulancia lo antes posible —expresó Takahashi con voz angustiada, luchando por contener el llanto.

—Entendido, señor. Hemos registrado su solicitud y estamos enviando una ambulancia de inmediato. Manténgase en línea y proporcione cualquier información adicional que pueda ser útil. — respondió con un tono calmado.

—¡Gracias! Por favor, apúrense, estamos muy preocupados por él. — agradeció Takahashi

Tras finalizar la llamada, Takahashi se arrodilló junto a Akihiko, tratando de mantener la calma y la esperanza mientras esperaba la llegada de la ambulancia. Sus manos temblaban mientras sostenía el teléfono, sintiendo el peso de la incertidumbre y la preocupación en su pecho.

Orando por la pronta llegada de ayuda y aferrándose a la esperanza de que Akihiko se recuperara, Misaki se preparó para enfrentar los desafíos que aún les esperaban, armado con la determinación de luchar y proteger a su amado esposo en medio de la adversidad.

—Akihiko, por favor, despierta. No puedo perderte también. Estaré aquí contigo, esperando a que te recuperes. Por favor, lucha por nosotros —susurró Takahashi, con la voz entrecortada por la angustia.

El tiempo parecía transcurrir lentamente mientras esperaban la llegada de la ambulancia. Takahashi permaneció al lado de Akihiko, sosteniendo su mano y rezando para que todo saliera bien.

El sonido de las sirenas de la ambulancia se acercaba rápidamente mientras Takahashi se arrodillaba junto a Akihiko, intentando brindarle apoyo y esperando desesperadamente que llegara la ayuda necesaria.

Los paramédicos llegaron rápidamente a la ubicación en Kunitachi y se dirigieron al departamento de Akihiko. Con cuidado, colocaron a Akihiko en una camilla y lo trasladaron a la ambulancia, asegurándose de estabilizar su estado emocional y físico.

Takahashi siguió de cerca a los paramédicos, preocupado y deseando que Akihiko recibiera la atención adecuada. Mientras la ambulancia arrancaba, Takahashi se subió rápidamente en el asiento del acompañante, listo para ir al hospital con él.

Durante el trayecto, los médicos monitorearon constantemente a Akihiko, asegurándose de que estuviera lo más cómodo posible y brindándole el apoyo necesario. Takahashi se aferró a su mano, transmitiéndole un mensaje de apoyo y amor en silencio.

Finalmente, la ambulancia llegó al hospital y Akihiko fue llevado rápidamente a la sala de emergencias. Los médicos y el personal del hospital se ocuparon de su atención, trabajando diligentemente para estabilizarlo emocionalmente y brindarle el cuidado adecuado.

El tiempo parecía detenerse en la sala de espera del hospital mientras Misaki esperaba ansiosamente por noticias sobre el estado de Akihiko. La gravedad de la situación aún pesaba en el ambiente, y la preocupación se reflejaba en el rostro de Takahashi.

Después de un tiempo que se le hizo interminable, finalmente un médico se acercó a Takahashi con una mirada seria en su rostro. Explicó que Akihiko se encontraba fuera de peligro físico, pero que había experimentado una intensa crisis emocional. Los médicos enfatizaron la importancia de darle a Akihiko el espacio y el tiempo necesarios para procesar lo ocurrido.

Takahashi asintió en silencio, tomando en cuenta las palabras del médico. Sabía que Akihiko necesitaba tiempo para sanar y recuperarse emocionalmente de lo que había descubierto sobre Kyo y el sufrimiento de Hideyuki. A pesar de su preocupación y deseo de estar cerca de Akihiko, entendía que respetar su espacio era fundamental en ese momento.

Con un suspiro pesado, Takahashi se levantó de su asiento en la sala de espera y caminó lentamente hacia la habitación donde Akihiko estaba siendo atendido. Miró a través del cristal de la puerta, observando a Akihiko recostado en la cama, rodeado por la tranquilidad del hospital.

Con determinación en sus ojos, Takahashi prometió estar allí para Akihiko, tanto en los momentos de necesidad como en los de alegría. Sabía que el camino hacia la sanación sería largo y difícil, pero estaba dispuesto a recorrerlo junto a él, brindándole todo el apoyo y amor que necesitara.

Este capítulo termina, dejando en suspenso el futuro de Akihiko y Takahashi, pero con la certeza de que juntos enfrentarían cualquier adversidad que se presentara en su camino.

Continuara.