Capítulo 4

Esclareciendo la situación

A Colmillo le estaba costando aceptar el giro que había dado la situación, ciertamente se alegraba de ver lo feliz que estaba Lucy por reencontrarse con su amigo de la infancia, pero no podía evitar sentirse celoso al verla demostrando afecto hacia alguien más, en especial cuando ese alguien era el chico al que había deseado atacar con gran ahínco por lo ocurrido en la cubierta del barco.

Pero a pesar de ello Colmillo no tenía intención de romper ese momento que para Lucy era como un sueño hecho realidad, pues sabía que desde que la habían llevado lejos de Japón, se imaginó una y otra vez reencontrándose con su preciado amigo.

—No imaginas las ganas que tenía de verte —confesó Lucy, mientras seguía abrazada a Kai.

Kai deseaba poder decirle algo como: Yo también añoraba verte, pero le estaba resultando imposible pronunciar palabra alguna; aún se sentía conmocionado por toda la situación. Ya que después del incendio se había obligado a aceptar que no podría verla u oírla de nuevo; por ello cada vez que un atisbo de esperanza surgía en él, su mente le hacía rememorar el recuerdo de Lucy desvaneciéndose entre el denso humo. Pero ahora ya nada de eso tenía importancia, por lo que dejó escapar un leve suspiro de alivio, pues al menos por ese momento sentía que la vida le estaba devolviendo parte de la felicidad que se le había arrebatado tan abruptamente. Y por unos minutos más, ambos mantuvieron el abrazo, hasta que Lucy fue la primera en comenzar a soltarse, dándole a entender a Kai que ya era momento de deshacer el gesto. Kai por su parte tuvo que forzarse a imitarla, pues parte de si sentía que si la soltaba desaparecería.

Tras deshacer el abrazo Lucy se quedó mirando a Kai con atención, pues le resultaba un tanto extraño verlo con ese cambio de look, en especial cuando la imagen que le proporcionaba ahora distaba mucho de la del niño pequeño, dulce y tímido que guardó en sus memorias por tanto tiempo.

—Supongo… que ambos hemos cambiado mucho con el tiempo —pensó en voz alta, por lo que terminó avergonzándose de sus palabras.

Pero Kai no estaba de acuerdo con ella, pues ante sus ojos, Lucy seguía viéndose casi igual a como él la recordaba: con su cabello de un color amielado que ahora llegaba hasta la mitad de su espalda, su tez clara, y por sobre todo el color azul que decoraba sus ojos. Nunca se lo había dicho, pero el tono zafiro de sus ojos siempre le había gustado; y tras verlos de reojo notó una tenue irritación e hinchazón que indicaban que ella había estado llorando.

Fue entonces que recordó la manera en que le habló cuando se vieron en la cubierta del barco, por lo que dedujo que él había sido el causante de sus lágrimas.

—Yo… te debo una gran disculpa —se apresuró a decir—. Nunca debí hablarte como lo hice…

—Descuida… —Lucy intentó interrumpirlo, pero Kai negó con la cabeza ya que no podría quedarse tranquilo consigo mismo si no se disculpaba apropiadamente con ella.

—Sé que nada de lo que diga justificará la horrible manera en la que te hablé —continuó, sin apartar la mirada de la de ella—, ni mucho menos enmendará lo mal que te hice sentir.

Al escucharlo decir eso, unas cuantas lagrimas escaparon de los ojos de Lucy, y en un gesto espontaneo e inconsciente Kai levantó la mano y con el dorso de la misma hizo un torpe intento por limpiarlas, provocando que el corazón de Lucy se acelerara y sus mejillas se sonrojaran.

Lucy se sintió tan avergonzada que desvió la mirada hacia su derecha, pero esa acción la hizo terminar cruzando miradas con Colmillo.

—Hmm, así que este es tu amigo de la infancia. —Habló por fin Colmillo, con voz profunda, y manteniendo cierto rastro de molestia que solo Kai fue capaz de percibir.

La pobre chica terminó con la cara completamente sonrojada al ser consciente de que su lobuno amigo, los había estado observando en silencio todo ese tiempo.

Kai miró con curiosidad a Colmillo, mientras que Lucy intentaba apaciguar a su desbocado corazón.

—Ajaja… sí —afirmó nerviosa y completamente ruborizada—. ¡Déjenme presentarlos! Colmillo él es Kai, el amigo de quien te he hablado. Y Kai, él se llama Colmillo, ha sido mi aliado y compañero desde hace unos años, pero más que eso Colmillo es mi familia.

—Hmph… —Colmillo no pudo evitar mirar a Kai con cierto desprecio; le resultaba difícil perdonarlo así sin más, pero trataría de disimular su desagrado por el bien de ella.

Había tantas cosas que Kai quería preguntarle a Lucy, pero no quería abrumarla con una repentina oleada de preguntas, por ello decidió que lo mejor que podía hacer era ir aclarando todo poco a poco.

—Muy bien Ray, vuelve allí y no regreses hasta que tengas respuestas —ordenó Tyson antes de sacarlo del camarote y cerrarle la puerta.

—¡Oye! ¡Tyson! ¡Chicos abran la puerta! —exigió Ray, golpeando insistentemente la puerta— ¡Oye Tyson..., esto no es gracioso! —se quejó, y una vez más tocó insistentemente, pero al darse cuenta de que estaba empezando a llamar la atención de los pasajeros que caminaban por el corredor, se sintió terriblemente avergonzado; por ello, no tuvo más remedio que encogerse de hombros, y resignarse a volver al camarote que le correspondía.

Aún tenía su tarjeta de acceso para entrar, pero solo por si acaso, esta vez tocaría la puerta antes de intentar abrirla. Justo estaba por levantar la mano para tocar, cuando Kai abrió la puerta.

—¡Ah...! No, este... yo... —tartamudeó Ray al verlo.

—Ray, deja de balbucear y entra de una vez —exigió Kai.

Ray se paralizó por un momento, pero como no quería que su capitán lo regañara de nuevo, respiró hondo para tomar valor, e ingresó algo dubitativo a la habitación.

Inmediatamente su vista se dirigió hacia la última cama donde Colmillo se hallaba recostado con los ojos cerrados, pero las orejas alertas.

Ray se había quedado tan absorto mirando a Colmillo que no advirtió que ahora Lucy se hallaba a su izquierda, tras salir del baño.

—¿Uhm? —Lucy se sorprendió un poco al ver al recién llegado, aunque lo reconoció de inmediato, tanto por su encuentro de la mañana, como por lo poco que Boris le había dado de información sobre los que serían sus compañeros de equipo; aunque evidentemente Boris había omitido el hecho de que Kai sería uno de ellos.

—¡Ho-Hola! —la saludó nerviosamente Ray, tras percatarse de su presencia—. Lucy, ¿cierto?, lo siento no tuve oportunidad de presentarme antes. Mi nombre es Ray Kon.

—Es un gusto poder conocerte Ray—lo saludó de vuelta ella, manteniendo ese tono formal que acostumbraba usar cuando no estaba muy familiarizada con alguien.

—Espero podamos llevarnos bien —comentó animadamente, tras tenderle la mano.

—Uhm..., igualmente... —dijo algo dubitativa, tras aceptar estrecharle la mano.

—¡Termina de desempacar tus cosas Ray! —ordenó Kai, provocando que el chico se sobresaltara y soltara la mano de Lucy.

Lucy miró extrañada a Kai, pues le resultó curiosa esa repentina actitud tan seria, pero no dijo nada. Por su parte, Colmillo tuvo que reprimir una risita; ya que para él fue evidente que el chico estaba mostrándose celoso.

Ray miró de reojo las camas, y viendo que Kai ya había empezado a desempacar en la que estaba cerca de la puerta, y que la última estaba ocupada por Colmillo, dio por sentado que le tocaría quedarse con la que estaba en medio. Aquello no le agradó mucho, pero tampoco tenía humor como para objetar, y justo cuando estaba por colocar su equipaje en la cama Kai lo detuvo.

—Espera —pidió Kai, intentando mantener un tono tranquilo—, yo me quedaré con la cama de en medio.

Aquello le resultó curioso a Ray, pero no reparó mucho en ello; la verdad es que se sentía aliviado de no tener que quedar en medio de su capitán y Lucy.

—Listo, ya puedes instalarte Ray —confirmó Kai, tras haber tomado desordenadamente las cosas que había sacado previamente de su maleta para cambiarlas a la cama de en medio. Luego dirigió su mirada hacia Lucy y preguntó: —¿Nos vamos?

—Si —respondió ella, distraídamente—. Nos vemos más tarde, Ray. ¡Vámonos Colmillo!

—Ajaja si, nos vemos después —se despidió distraídamente el ojimiel, que seguía desconcertado por toda la situación.

Kai y Lucy aun tenían muchas cosas de que hablar, pero como ninguno había tenido oportunidad de almorzar adecuadamente habían acordado ir a uno de los restaurants disponibles en el crucero; y debido a que el restaurant principal requería una previa reservación ambos convinieron que la mejor opción era ir al que tenía un bufete.

Colmillo caminaba tranquilamente junto a Lucy y aunque trataba de ignorarlo empezaba a resultarle molesto que Kai lo mirara de reojo de tanto en tanto.

—No tienes de que preocuparte —comentó desinteresadamente, tras adivinar lo que Kai estaba pensando—. Nadie, excepto ustedes dos, es capaz de verme en este momento.

Kai se sorprendió ante su afirmación, y un sinfín de preguntas se arremolinaron en su mente. —Uhm… Llevo pensándolo un rato, ¿acaso eres una bestia bit? —se animó a preguntar.

—¡No, no lo soy! —respondió tajante.

—¿Entonces cómo es que puedes hablar y ocultar tu presencia? —La voz de Kai delataba el gran interés que sentía por Colmillo.

Pero en lugar de responderle, Colmillo detuvo su paso y clavó su mirada en la del chico sobresaltándolo un poco.

—¿Por qué te interesa saberlo? —preguntó clavando la mirada en la de Kai.

—So-solo tengo curiosidad —confesó un tanto avergonzado por tener que admitirlo.

—Hmm… —Colmillo no tenía ánimo para responderle, pero ya que él se había delatado solo, sentía que debía darle una breve explicación—. Dejémoslo, en que debido a ciertas circunstancias hice un trato con lo que tú llamas "bestia bit", y gracias a ese trato es que soy capaz de hablar y ocultar mi presencia.

Aquello no consiguió saciar la curiosidad de Kai, pero entendió que Colmillo no le diría nada más por mucho que lo cuestionara.

—Sé que aún hay muchas preguntas que respondernos —comentó Lucy repentinamente, captando la atención de Kai.

—No tenemos que hablar de ello, no si eso te hace sentir incómoda —se apresuró a decir él, tras percatarse de lo tensa que estaba ella.

—Descuida, estoy bien... —le aseguró—, pero admito que me gustaría comer algo antes de que aclaremos las cosas.

Tras terminar de desempacar sus pertenencias, Ray optó por quedarse a descansar un rato en el camarote. Al principio intentó distraerse viendo la tv, pero como no encontró nada interesante para ver, decidió retomar su plan de explorar el barco; y suponiendo que a Tyson, Kenny y Max les agradaría la idea fue a buscarlos para invitarlos a acompañarlo.

Al llegar a la entrada del camarote de sus amigos le resultó extraño lo silencioso que estaba el ambiente, pues conociéndolos, sus risas y su malacostumbrada forma de vociferar se escucharían a varios metros fuera de la habitación.

Llamó a la puerta, pero nadie le respondió, y por lo silencioso que parecía estar todo pensó que quizás sus compañeros ya se habían adelantado para ir a explorar el barco; pero solo por si acaso tocó de nuevo.

De nuevo no obtuvo respuesta, pero extrañamente la puerta se entre abrió.

—¡Hola! ¿Chicos siguen aquí? —preguntó tras empujar la puerta, pero de nuevo no obtuvo respuesta, por lo que terminó entrando al camarote con cierta cautela. Extrañamente el interior estaba en casi total oscuridad. —"¿Estarán dormidos?" —se preguntó al ver que las cortinas estaban cerradas; si ese era el caso no quería despertarlos, por lo que consideró darse vuelta y salir. Pero solo para asegurarse de que sus amigos dormían, entró con cuidado al camarote, y justo cuando estaba acercándose a una de las camas fue tomado por sorpresa.

—¡AHÍ ESTA, A ÉL! —fue todo lo que Ray escuchó antes de ser sujetado por un par de personas que lo obligaron a sentarse en una silla.

—¡Se puede saber, ¿qué rayos tratan de hacer?! —preguntó bastante exasperado por la sorpresiva "bienvenida", pues aun cuando la visibilidad era casi nula, las inconfundibles voces de sus amigos los habían delatado.

—¡Silencio, aquí nosotros hacemos las preguntas! —sentenció Tyson, imitando el tono de voz que usan los policías cuando hacen un interrogatorio.

—Arg... — se quejó Ray, que estaba por protestar, cuando alguien lo deslumbró apuntándole a la cara con una linterna.

—Muy bien Ray, es momento de que confieses —dijo Max con linterna en mano— ¿Qué viste cuando regresaste al camarote?

—Uhmm… —Ray finalmente iba entendiendo la situación.

—¡Oigan chicos! ¿No creen que esto es demasiado? —preguntó Kenny, quien miraba apenado desde un rincón de la habitación.

—¡Silencio Jefe! —protestó Dizzy—. Esto se pone interesante.

—¡QUIEREN DEJARSE DE TONTERÍAS Y SOLTARME YA! —gritó Ray—. Ambos actúan como un par de locos. Si lo que quieren es saber si vi algo "más" entre Kai y Lucy, ¡DE UNA VEZ LES DIGO QUE NO!

Y en cuanto Ray dijo eso, las luces del camarote fueron encendidas, demostrándole que la locura de sus compañeros era peor de lo que había imaginado, pues tanto Max, como Tyson, estaban disfrazados como los famosos detectives Sherlock Holmes y Watson.

—¡Que mal! —dijo con desilusión Max—. Yo pensaba que este testigo nos proporcionaría la información que estábamos buscando.

—Elemental mi querido Max. Dada la situación tendremos que salir a investigar a los sospechosos por nuestra cuenta; solo así obtendremos las respuestas que buscamos —concluyó Tyson.

—Tyson… Será mejor que los dejes en paz! —Le advirtió Ray, pero fue completamente ignorado.

—Yo me encargo de Kai, así que tú habla con Lucy —indicó Tyson con entusiasmo.

—De acuerdo —confirmó Max.

—¡Oigan! Aguarden un momento —exclamó molesto el ojimiel.

—Ray, más tarde podrás sermonearnos todo lo que quieras, ya que ahora tenemos un misterio que resolver —concluyó Tyson ajustando su sombrero de detective.

—¡Chicos esperen! —pidió Ray, pero sus amigos lo ignoraron y se marcharon con gran entusiasmo del camarote.

—¡Vamos Ray! ¿Acaso no te da curiosidad saber qué relación tienen esos dos? —lo cuestionó Dizzy.

—¡Hum…! Solo pienso que no debemos meternos en su vida personal —murmuró, pues la verdad es que él también sentía curiosidad por lo que había pasado.

Kenny quien hasta ese momento había permanecido sentado en una de las camas observando todo en silencio, se puso en pie y se acercó a Ray.

—¡Déjalos Ray! Sabes que es imposible razonar con ellos cuando están tan entusiasmados con algo —expresó Kenny.

—¡Oh, Kenny! yo también quiero jugar al detective Cupido —pidió Dizzy, en tono divertido.

—Ja, ja, muy graciosa Dizzy —se quejó Kenny.

—Arg… ¡Vamos jefe! Será mejor que atrapemos a esos dos, antes de que provoquen la ira de Kai —apremió Ray.

—¿Pasa algo? —preguntó Kai, ante la repentina risita de Lucy.

—Lo siento, es solo que recordé la forma en la que le hablaste a Ray; creí que al ser compañeros de equipo y haber participado en dos campeonatos serían más cercanos.

—La verdad es que no considero a ninguno de ellos como amigos ―confesó―. Tyson y Max pueden ser bastante irritantes, especialmente Tyson; Kenny siempre está ocupado con el análisis de datos y Ray… Bueno, puede decirse que es el más sensato de todos, pero aun así suelo limitar mi trato hacia ellos.

—Entiendo — Lucy sintió un ligero estremecimiento al recordar la interacción que se daba entre los chicos que residían en la abadía, y su expresión cambió por una más seria.

Kai lo notó, pero supuso que se debía a que ella estaba intentando retomar el tema que dejaron a medias, así que tomó la iniciativa para reanudar la conversación.

—Puedo preguntarte ¿cómo fue que escapaste del incendio?...

—Siendo sincera la verdad es que no sé cómo fue que pude escapar; ni siquiera recuerdo que pasó después de que corrí hacía la casa —confesó encogiéndose de hombros—. Yo supongo que mi mente bloqueó mis recuerdos para protegerme de lo que viví esa noche —opinó con desánimo e hizo una pausa, ya que a pesar de que habían pasado años de lo ocurrido, hablar de ello la hacía sumergirse en un remolino de emociones con las que le costaba lidiar, y mientras mantenía la mirada clavada en los elegantes platos que adornaban la mesa comenzó a hablar desordenadamente—. La verdad es que hasta ahora solo he podido hablar de lo que viví, con Colmillo. A mí tía, no parece interesarle mucho lo que ocurre conmigo; supongo que desde que quedé a su cuidado me ha considerado una carga; quizás por ello fue que me mandó a vivir a ese "instituto", para no tener que seguir lidiando conmigo —expresó con amargura.

Kai la miró confuso, pues no recordaba que Lucy hubiera hablado, en el pasado, de algún familiar.

»Yo…, lo siento. Estoy hablando de cosas que no tienen mucho sentido, jeje. Supongo que debería empezar por hablarte de lo que pasó después del incendio… —Lucy cerró los ojos y respiró hondo, dejando escapar el aire con un leve suspiro a fin de liberarse de la tensión que la embargaba—: Para cuando recuperé el conocimiento ya habían pasado algunos días desde el incendio. Fue un poco shockeante despertar y ver que me encontraba en un lugar extraño, pero cuando me di cuenta de que estaba en un cuarto de hospital ingenuamente llegué a pensar que vería a mi mamá aparecer vestida con su bata médica, y que estaría lista para reprocharme el haber sido tan irresponsable como para correr directo a las llamas… pero eso jamás pasó —Lucy sonrió con amargura al recordar aquello—. Me frustré mucho al ver que las enfermeras iban y venían, pero ella no, por ello fui a buscarla… Recuerdo que me las arreglé para escabullirme hasta la entrada de la recepción, pero al oír que algunas enfermeras estaban hablando me escondí: "Es una tragedia lo que pasó con la dra. Novikova-sama y su esposo" "¿Que le diremos a su hija cuando pregunte por ellos?" —Lucy repitió con amargura las palabras que había escuchado en aquel entonces—.En cuanto las oí decir aquello perdí la razón; salí de mi escondite y exigí a gritos que me dijeran que les había pasado a mis padres, pero lo único que conseguí fue que me sometieran y me dieran sedantes para mantenerme bajo control… No sé cuánto tiempo me mantuvieron así, pero para cuando me permitieron recuperar la conciencia, una trabajadora social me informó que pronto me darían el alta médica. Recuerdo que le pregunté por mis padres, pero ella me miró con pesar y negó con la cabeza: "Lo siento pequeña, fuiste la única que pudo salir con vida de ahí". —La voz de Lucy se quebró, por lo que hizo una breve pausa antes de continuar—… Ella me explicó que un familiar de mi madre se había puesto en contacto con el hospital, y en cuanto se terminaran de hacer los arreglos necesarios para llevarme a rusia, me darían el alta; no imaginas lo conmocionante que fue escuchar que sería llevada lejos por alguien a quien ni siquiera conocía. Como no estaba de acuerdo con eso traté de escapar del hospital para ir a buscarte, pero evidentemente nunca lo conseguí… —finalizó con un hilo de voz.

Kai empuñó las manos al escuchar la explicación de Lucy, pues comprendió el cómo su abuelo torció a su conveniencia la verdad de lo ocurrido para manipularlo.

—Todo este tiempo creí que tú también habías muerto —confesó Kai, intentando mantener un tono sereno en su voz, pese a lo frustrado que se sentía—. Cuando vi que corriste a la casa traté de ir detrás de ti, pero un policía logró sujetarme y me lo impidió… Lo último que vi fue como tu casa se colapsaba, mientras el fuego seguía consumiéndola. Después alguien me llevó a la estación de policía, y fue ahí donde mi abuelo fue a buscarme. Me pasé todo el camino de vuelta a la mansión pidiéndole que fuéramos a buscarte a ti y a tus padres, pero solo conseguí hacerlo enfurecer: "¡Nadie ha salido con vida de esa casa, así que deja de pensar en ello!" me gritó, pero yo me rehusé a creer en sus palabras así que intenté escapar en cuanto llegamos a la mansión, pero el chofer logró detenerme, luego mi abuelo me arrastró dentro de la mansión, y me mantuvo confinado en mi habitación por días. Así que todo lo que supe después fue por los comentarios que hacían los miembros del personal de la mansión, y por mi abuelo, quien una y otra vez se jactó de lo ocurrido solo para fastidiarme.

A Lucy le dio un vuelco el corazón al escuchar la explicación de Kai.

—Sabes…, todo este tiempo me había estado preguntado ¿Qué sería lo que te habría dicho tu abuelo? ¿Te habría mentido, o te habría dicho la verdad?, y si te había dicho la verdad, me preguntaba si tú aún me recordabas, ¿o quizás habías elegido olvidarte de mí?

—Yo nunca te olvidé —respondió casi en un susurro, pues más que una respuesta fue como dejar salir un pensamiento.

Lucy no pudo evitar que unas cuantas lágrimas se le escapasen al oír sus palabras.

—Gracias... —dijo con voz ahogada—. En verdad gracias —repitió una vez más con el rostro ya empapado por las lágrimas. Aquella respuesta le había ayudado a cerrar una vieja herida que llevó consigo por largo tiempo.

Kai se paralizó al verla llorar, pues estaba acostumbrado a mantenerse siempre en control de sus emociones, pero ahora se encontraba en una situación que le resultaba bastante irreal, y no estaba seguro de cómo debía reaccionar. Pero para su fortuna o desgracia, Colmillo fue más rápido en actuar, y para reconfortar a Lucy, acercó con delicadeza su hocico al rostro de la joven y le dio un beso, consiguiendo que ella le sonriera y lo abrazara.

—Gracias Colmillo, ya estoy bien —dijo acariciando el suave pelaje del rostro de su lobuno amigo tras recuperar la compostura—… A Colmillo lo conocí poco después de que mi tía me llevase a vivir con ella a una aldea remota de rusia —comentó distraídamente―. Debo confesar que tuvimos un comienzo algo complicado, pero por como resultaron las cosas después, supongo que estábamos destinados a cruzar nuestros caminos —comentó distraídamente, pero se interrumpió al ver que un mesero se aproximaba a su mesa, para ofrecerles alguno de los postres que había disponibles en el carrito de servicio que llevaba consigo.

Kai miró perplejo al hombre que colocaba con cuidado los postres elegidos en la mesa, sin advertir que muy cerca suyo se encontraba Colmillo olfateando con gran interés la bandeja de galletas que había en el carrito.

—Hmph... Ya te lo dije antes mocoso. Nadie puede verme u oírme; no a menos que yo elija mostrarme —comentó divertido, en cuanto el mesero se retiró.

Lucy lo miró con reproche, pues era evidente que Colmillo estaba disfrutando confundir a Kai.