El Hilo Rojo| (Sessho Saku)

Naruto e Inuyasha no me pertenecen.

Son obras de Masashi Kishimoto y Rumiko Takahashi.

Por otro lado, esta historia es de mi autoría y la publicaré en Wattpad, Fanfiction.

Si las ves en otro lado por favor avisa. NO al plagio.

Qué empieza la historia y por favor lea la nota que dejo al final.

¡Disfruta!


Capítulo 10: Lazo

Sesshomaru se encontraba sentado en la cama, a un lado de una durmiente pelirrosa que descansaba ajena a la batalla interna que se estaba llevando a cabo en su interior. Este la observaba con una mirada recargada de profundas y tormentosas emociones.

Tras compartir un último beso en el bosque donde Sakura había demostrado cuan fuerte era en un arrebato de adrenalina y poder, este el tomo en brazos y se la llevo de allí de regreso a la mansión. En algún momento del viaje donde juntos habían surcado los cielos ella había sucumbido al agotamiento y no había despertado desde entonces.

Sabía que estaba bien, tenía la seguridad de ello, más necesitaba recuperar sus fuerzas. Después de todas sus habilidades apenas habían regresado y ella seguramente había agotado sus reservas salvándole. Él aún seguía sorprendido, no terminaba de entender, a pesar de que ella antes de caer rendida por el agotamiento trato de explicarle la su procedencia de su poder antihumano, lo sucedido no dejaba de recordarle que no era parte de su mundo.

Ya no había forma alguna de seguir negando lo que pasaba entre ellos. Lo sucedido solo había logrado que lo reconociera finalmente. Ninguno de los dos había hablado con palabras sus sentimientos.

¿Qué eran las palabras cuando ambos habían demostrado con acciones lo que sentían?

Sesshomaru no podía mentirse más a sí mismo, amaba a esa humana con cada fibra de su ser. La necesitaba como el aire que respiraba.

Acercando su diestra al rostro de la durmiente pelirrosa acaricio su mejilla con suma delicadeza, al sentir la calidez emanar de su piel suave una sensación agradable calma momentáneamente su atormentado corazón.

Deseaba retenerla, deseaba egoístamente que nunca pudiera encontrar como regresarla a su hogar, el deseo ardiente de mantenerla a su lado anhelante fuerte y doloroso en su pecho, porque siendo realista no podía ser. No podía pedirle eso.

Sabía en el fondo que podría conseguir retenerla si se lo proponía, pero quedo horrorizado al darse cuenta de que no se veía capaz de manipularla a hacer lo que él quisiera. De alguna forma quería que ella por sí misma lo volviera a elegir a él, como en el bosque, cuando a pesar de todo, y el peligro, ella regresó a su lado. Pero no se atrevía a hacerse ilusiones con eso.

A pesar de todo no dejaba de ser una humana con raíces de otro mundo.
¿Él podía luchar contra eso?
¿Ella lo elegiría a él por sobre la posibilidad de volver a su mundo con los suyos?

Desde el primer momento todo estaba destinado a ser difícil entre ellos, no eran del mismo mundo, ni siquiera de la misma raza. Ella no viviría ni una décima parte de lo que él viviría, los humanos tenían una esperanza de vida ridículamente corta, algo que nunca le había preocupado pero que ahora lo atormentaba. Incluso si ella lo eligiera él estaría viéndola morir poco a poco, viendo como la muerte la marchitaría hasta robársela en un lapsus de tiempo que para él sería demasiado poco.

Así mismo no le importaría, él la aceptaría en su vida con los brazos abiertos si ella así lo quisiera al sentirse incapaz de rechazar su lazo y los sentimientos que le unían. No era consciente de en qué momento su alma rebelde se quebró y se rindió a lo evidente. Ni siquiera podía culpar al lazo. Él lo había aceptado, pero ellos aún no lo habían sellado realmente, él podía vivir aún sin ella, sintiéndose incompleto y atormentado, pero viviría mientras ella seguiría su vida con los suyos, en su hogar.

Sesshomaru aparto la mano del rostro de la ojijade rompiendo así el contacto físico entre ellos, sintiendo de pronto fría su alma. Poniéndose de pie se acercó al ventanal más cercano y miro hacia afuera sin ver realmente, posando en la media luna su mirada dorada nublada por el pesar que lo acosaba. Se preguntaba como su padre pudo lidiar con eso, ahora realmente podía entenderlo, aunque era demasiado tarde para eso.

Dando una última mirada hacia ella, se retiró de la habitación, sintiendo que se ahogaba y la necesidad de tomar aire fresco.

...


Una pelirrosa se paseaba inquieta de un lado a otro mientras era observada por una anciana que se encontraba en cama.

— ¿Cómo pudiste? ¿Cómo? ¿Por qué permitiste que esto pasara? —Preguntaba la mujer a la tranquila anciana que se limitaba a seguirla con la mirada.

— Lo que el destino cuece es en...

— ¡ES MI HIJA! —Estallo Mebuki ya siendo incapaz de retener sus lágrimas ante la frustración y la furia que le generó la situación en la que se encontró su pequeña. — Es mi niña a la que dejaste cruzar el portal del pozo, es mi pequeña a la que entregaste a ese mundo podrido donde correrá peligro cuando se despierte su verdadera naturaleza... Y no estaré a su lado para contenerla, para explicarle.. .para hacerle entender... protegerla... No fue el destino... fuiste tú la que la hizo venir, fuiste tú la que la guio a un destino incierto. Ubo un motivo por el que yo nunca volví...

— No estaba en tu destino Mebuki... porque encontraste tu destino aquí, donde creciste y conociste el al amor de tu vida, a tu alma gemela y el otro lado de tu lazo.

La pelirrosa, ahora temblorosa, no dijo nada ante aquello y la anciana siguió hablando.

— Yo cuidé de ti cuando llegamos a este mundo, perdí a mis amigos a mi familia, todo lo que conocía y di mi vida por proteger la tuya hasta que pudiste seguir sin mí con los Haruno, así estaba escrito y así debía ser. Tu hija tiene su propio destino ya trazado, no podemos luchar contra eso, así como no se pudo luchar por lo ya pasado.

Con cuidado la mujer se levantó de la cama y camino hacia la pelirrosa que tomo de las manos.
Mebuki pudo sentir en sus propias manos las suaves pero arrugadas y huesudas de la mujer delante de ella.

— Porque... Has envejecido demasiado desde la última vez...

— Las Hadas solemos envejecer mucho más lento y vivir cientos y cientos de años, pero traspasar el portal me robo gran parte de mis poderes, eras demasiado pequeña para que este tomara algo de ti y el peso de la primera apertura recayó en tu madre, Fue su fuente de poder la apertura, pero aún así me trajo secuelas a mí también.

Mebuki bajo la mirada a las manos aún unidas. Incluso ella, que había perdido gran parte de su naturaleza y que algún día moriría como una humana por su propia elección, a pesar de que envejecía un poco más lento que un humano promedio. Le costaba aceptar que aquella mujer que era una madre para ella incluso después de ser adoptada por los Haruno, podía estar cerca de perecer. Era ella lo único que le quedaba de sus raíces y sentía que si la perdía ya no le quedaría nada de ese breve pasado en el que sus padres estaban con ella.

— Nana... —Murmuro con voz temblorosa. La anciana sonrío al escuchar el viejo apodo.

— Mebuki... — La aludida miro el rostro envejecido al escuchar su nombre. — Sakura estará bien, tu hija es fuerte, y ella no está sola, se volverán a encontrar te lo prometido.

La pelirrosa pudo reconocer el reflejo en la mirada de su Nana cuando el espíritu de la videncia la poseyó.

La heredera de las razas trazara su propio camino... —Declaro la anciana con una voz que no era suya mirándola sin verla realmente. — Una flor y un demonio... Un lazo irrompible, un destino conjunto... Los guardianes son la clave.

Tras esas últimas palabras los ojos de la anciana volvieron a ser normales y cálidos, una sonrisa se formó en sus labios en clara señal de que nuevamente no se daba cuenta de que había sido controlado por una entidad mística que la usaba como canal debido a su casi extinta naturaleza mágica. Mebuki jamás olvidaría que fue en uno de esos transes que su Nana le dejo saber dónde debía estar el día en el que su camino se encontró con el de Kisashi.

— Lamento mucho el motivo por el que nos volvemos a ver Mebuki-Chan... Pero me hace feliz verte, aunque sea una última vez. — La pelirrosa sonrío con nostalgia al esta llamarla así y negó suave con la cabeza apretando ligeramente las manos envejecidas en una muestra de afecto.

— No digas eso, prometo que cuando termine esto y tenga a mi hija de regreso en casa te vendré a ver más seguido. — A pasar de sentir seguridad en sus palabras un extraño sentimiento de pesar se instaló en su pecho, el cual fue incluso más pesado cuando la vieja Hada negoció la cabeza. — ¿Nana? — Su voz tembló cuando de pronto el cuerpo de la mujer comenzó a despedir un resplandor puro de un color blanco.

— ¿Recuerdas lo que te conté sobre las hadas cuando eras pequeña? — Mebuki había escuchado incontables cuentos del mundo que la vio nacer, de su familia, sobre las razas y la romántica, pero trágica historia de sus padres. Sin embargo, ella no necesito indagar mucho en su memoria para saber a qué se refería la mujer. Gruesas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y deslizarse por sus mejillas al entender lo que estaba a punto de suceder.

— Cuando el ciclo de un Hada llega a su fin... — Comenzó la anciana por ella.

— Su cuerpo se vuelve polvo de estrella... — Recito Mebuki con voz llorosa y temblorosa reteniendo inútilmente las lágrimas. — Su espíritu puro se libera y... y surca el cielo de regreso a casa...

La mujer se inclinaba sonriente y con su diestra secó una de las mejillas de la pelirrosa.

— No llores por mí, ya es mi hora de volver a casa... Mebuki-Chan, si es cierto que perdí toda aquella noche... pero por ti lo volvería a padecer, fue un honor proteger a mi princesa.

Mebuki Haruno abraza a la anciana sintiendo su calidez materna una última vez antes de que esta se desvaneciera entre sus brazos en un hermoso conjunto de pequeñas luces que se coló por la ventana perdiéndose en el cielo nocturno. Dejando atrás a una princesa desconsolada.

...


— Nana... ¿Me cuentas un cuento? — Una pequeña pelirrosa de ojos celestes se encontró ya lista para ir a dormir.

— ¿Un cuento? — Cuestiono la hermosa mujer de largos cabellos dorados. Aquella se sentó en la cama a un lado de la pelirrosa desarmando las dos coletas que amarraban su cabello rosa para luego comenzar a cepillarlo. — Veamos... ¿Hay alguno en especial que quieras escuchar?

— El de mamá y papá, nunca me quieres contar como termina... — Para la pequeña no se le paso por alto la indecisión de su Nana, a pesar de su corta edad Mebuki era una niña extremadamente inteligente y vivaz, ella entendía que no había un felices por siempre en esa historia, no siendo que sus padres no estaban a su lado. Aun así, ella necesitaba saber el final del cuento, entender porque estaban en ese mundo tan distinto al de los cuentos de su Nana, la cual nunca trato de ocultarle que ellas no eran originariamente de allí.

— Tengo seis años, soy una niña grande — Insistió la pelirrosa ante el silencio de su Nana que para su indignación se largó a reír.

— Bien... bien, niña grande metete a la cama. — La mujer se recostó a un lado de la pelirrosa acariciando los cabellos de esta tras cubrirla con las mantas. — Recuérdame por donde quedamos la última vez.

— Mamá, la sacerdotisa y tú huyeron a la cueva de la montaña.

— Cierto... ''Los demonios masacraron a todos los seres que habitaban aquel lugar diezmando a las razas puras. La Reina Yakami al ver que estaban perdiendo tomo la decisión más dura que jamás hubiera deseado tener que tomar. . . Ella tomo a su pequeña ya una joven Hada que era la nana de su hija y con la Sacerdotisa sagrada, las tres fueron hacia la cueva de la montaña en el centro de la isla Oki que funcionaba como un santuario natural...''

''Tras una larga lucha, Midoriko se dio cuenta de que no podría destruir a todos los demonios y antes de ser devorada por las fauces del monstruo que combatía, utilizó las últimas energías que quedaban en ella para matar a ambos y crear de esta manera la perla. de Shikon, que emergió de su pecho. Ella reunió las almas de todos los yōkai que se encontraron en el momento y los purificaron, sellando a todos en la pureza de su corazón.

La reina agradeció de corazón el sacrificio de la sacerdotisa, pero a pesar de este el ritual no estaba completo y pronto aparecieron nuevos demonios que amenazaron sus vidas. Fue entonces que un joven guerrero, el cual era el hermano menor de Midoriko llego a la cueva, dolido por la pérdida de su hermana y decidido a terminar su misión en su nombre, se enfrentó a los demonios que estaban llegando, regalándole a Yakami el tiempo que le hizo falta para completar su sacrificio.

Despidiéndose de su pequeña Mebuki con la promesa de que algún día se volverían a encontrar en una mejor vida, doto a las tres almas nobles que le ayudaron a proteger a su hija con un don. El Hada sabría guiar a las personas y su vida sería plena, el joven guerrero tendría una oportunidad de seguir su vida, Midoriko no moriría, su alma seguiría luchando dentro de la perla hasta que pudiera librarla.

Con sus últimas fuerzas abrió el portal hacia un nuevo mundo, el cual permanecería sellado hasta que el destino dictara lo contrario.''


Perdido completamente en sus pensamientos. Así se encontró Jaken a su amo bonito, decidió ir a verle al no saber nada de él desde el día anterior cuando se encerró en su despacho y no volvió a salir con la clara orden de no ser molestado, más que para avisarle si Sakura despertaba. en algún momento.

Durante la desaparición de la humana su amo no había sido el mismo. Para ser franco, desde su llegada a ese mundo su amo bonito no volvió a ser lo que era, lo había visto perderse de sí mismo poco a poco. Sin embargo, fue cuando se la llevaron que se derrumbaron todas las barreras y apariencias que el gran demonio había levantado para disimular que le sucedía. No era secreto para él que Sakura, por loco e irónico que fuera, sea la compañera destinada del Gran Lord. También debía admitirse que lo sucedido con la pelirrosa le había afectado a él igualmente.

La mujer había logrado medirse en sus vidas, se había ganado de alguna forma sus afectos y Jaken se había visto realmente preocupado por ella tanto como por su amo. Por lo mismo había sentido felicidad de verlos regresar juntos ya salvo.

Pero ahora… lo veía pensativo, y aunque no cualquiera podría notarlo le sabía preocupado.

— ¿Qué quieres Jaken?

La seca y seria voz de su amo lo saco de sus propios pensamientos.

— Me preguntaba si no quisiera comer algo, lo que quiera mi amo bonito yo se lo traeré.

Sesshomaru se le quedó mirando por un momento que se le hizo eterno al pequeño demonio verde.

Ante la ausencia de respuesta, pero viendo que este parecía tampoco querer echarlo. Jaken se acercó donde su amo estaba sentado y se puso de rodillas frente a él, sentándose y quedándose allí, solo haciéndole compañía.

— Ella no se puede quedar aquí. Hay que encontrar la forma de regresarla a su hogar.

Jaken no mostró sorpresa ante esa declaración.

— Si se queda solo estará en peligro, lo que es… —El peliblanco entrecerró los ojos y se negó a decir lo que pasaba por su mente en ese momento. — Si se corre la voz y tengo la seguridad de que ya lo ha hecho… será el punto de deseo de cuanto ser deseoso de poder se le cruce. — Sesshomaru sabía que de alguna forma si Naraku llegaba a enterarse de hasta qué punto era especial la pelirrosa la querría para algo más que solo conseguir que él cediera a ayudar en sus trastornados aviones.

— Amo bonito no lo permitiremos…

— No lo permitiré — Aseguró el peliblanco. Pero, aunque odiaba profundamente admitirlo él no podía garantizar del todo la protección de la mujer, como ya había quedado probado al ser secuestrada desde su propio jardín. El solo pensar en ello le hacía arder de furia y su deseo de volver a matar a todos los que tuvieron algo que ver en aquel suceso le desbocaba.

— Ella ahora puede defenderse…

Acotó Jaken y el demonio le miro intensamente mientras le daba la razón en eso, el que ella recuperara sus habilidades era algo a favor de su protección y Sesshomaru ya no cometería el error de sobreprotegerla, de negarse a que se armara, ella ya había demostrado que era una guerrilla más que digna.

— Le contará amo bonito… sobre eso que les une… — Jaken supo en el acto que no debía tocar el tema. La mirada de su amo era fulminante y si pudiera matar con solo verle, sin dudas ya sería un cadáver.

No sabe que le atrae de mi… —Le escucho decir para su gran sorpresa tras un prolongado silencio. — No me conoce realmente. Si lo hiciera realmente no dudaría en irse bien lejos, soy un asesino natural, despiadado, corrompido y maligno… ella está muy lejos de ser así o de entender ni siquiera mi naturaleza. Pero estoy hecho para atraerla, para gustarle, esto… lo que nos une, se escapa completamente de su control incluso juega con su libre albedrío. Ella no es de aquí, no somos ni de la misma raza ni siquiera del mismo mundo, si decidiera retenerla la privaría de todo lo que conoce de todo lo que ama. Lo que ella tiene en su interior, lo que la hace especial y atractiva para el resto de los nuestros la pone en peligro potencial cada día que permanezca aquí. Si le pidiera que se quede, si ella lo aceptara perdería absolutamente todo.

— Pero amo bonito tiene que darle la oportunidad de saber, de entender, de ser ella la que decide lo qué…

—No, Jaken. Es una orden y morirás si dices algo al respecto… no lo dudes.

...


—Mmm… — Sakura se revolvió bajo las sábanas con pereza. Cuando finalmente despertó y reconoció la habitación en al que se encontraba se quedó mirando el techo fijamente, en su mente se fueron acomodando los recuerdos de los sucesos pasados junto con su lucidez.

Pronto se puso a pensar en cómo estaría todo en el cuartel de los Shinsengumi, se sintió preocupada, fue por su culpa el que les hubieran atacado y violado la seguridad de su hogar. Sentía su mente desbordada de pensamientos.
Cuando ya no pudo evitar pensar en lo que más le preocupaba se giró de lado y se hizo bolita abrazando sus rodillas apretando sus piernas contra su pecho. ¿Ahora que haría?
Ya no podía ignorar lo obvio, ella de alguna forma se había enamorado de Sesshomaru, el gran demonio.

De alguna forma él parecía corresponderla y de solo pensarlo su corazón palpitaba fuerte en su pecho, pero la preocupación sobre su incierto destino no le dejaba disfrutar ni un poco la emoción que luchaba por embriagarla tanto como el deseo de verle en ese momento.

Enamorarse no estaba en sus aviones, volver a casa, esa debía ser su única meta desde que llegó a ese lugar tras atravesar el pozo. ¿Y ahora qué? ¿Qué sucedería? ¿Qué debía esperar de él y sus intenciones para con ella? ¿Qué deseaba ella con todo eso?

Sakura no quería llorar pero la aflicción la abordo fuerte y duro y un gran nudo en su pecho se había firmado al entender que no podía amar al demonio, ella no era de allí ella tenía un hogar, amigos y una familia… toda una vida y realidad a la que volver.

No importaba que tanto lo pesaba no había una solución a su predicamento, porque incluso si por algún motivo no lograra volver a su mundo… El era un demonio, un ser casi inmortal que viviría por cientos y cientos de años ¿Qué oportunidad real tendría ella? allí? Así usara su ahora recuperado chakra como su maestra para verse joven por el resto de su vida, esta de todas las formas sería muy corta… ridículamente corta. ¿Cómo podría él interesarse en ella así? Tal vez solo había sido algo por el fulgor de la batalla… tal vez él no la veía como ella a él… Descartó esa idea tan pronto como la terminó de formular en su mente. Ella sabía bien que el orgulloso, terco despiadado y serio demonio no se rebajaría en su vida a tener un acercamiento semejante a ella si no lo quisiera realmente.

Cansada de darle vueltas a lo mismo sin una solución salió de la cama sintiendo sus miembros entumecidos, claramente llevaba mucho rato allí postrada. A paso se acerco a la tina natural de su habitación y sacándose la bata de fina y delicada tela blanca que había estado usando para cubrir su desnudez, se sumergió en el agua por un largo tiempo. Agradeciendo aquella fuente natural de agua caliente para recuperarse sin tener que usar solo su chakra.


Fue cuando ya volvió a envolverse en su bata cuando alguien entró en su habitación. Sin llamar, seguramente creyendo que seguiría durmiendo.

— ¡Señorita Sakura! — La pelirrosa vio a Mimi dejar caer al suelo aquello que llevaba en las manos y correr hacia ella con su bonito rostro conmocionado. Una vez llego a ella se dejó caer sobre sus rodillas y el tomo por la tela de la bata gimoteando lo feliz que era de verla bien y despierta al fin.

Emocionada por la reacción emotiva de la joven demonio Sakura se agacho hasta estar a la altura de la joven, a quien tomo de las manos con calidez regalándole una sonrisa.

— Estoy bien Mimi, gracias por estar aquí. — El afecto de la chica hacia ella era notorio y real, siendo que Sakura contaba con tan pocas personas de su confianza allí no dejaba de agradecer a la chica que fuera así con ella. El demonio parecía estar a punto de saltar a sus brazos cuando alguien más ingresaba a la habitación.

— Niña tonta, no ves que la estas agobiando, vamos ve por ropa limpia y comida, debe estar muriendo de hambre. — La voz chillona de Jaken se hizo escuchar en la habitación por sobre el gimoteo de la demonio que alarmada enseguida se puso de pie y se retiró de la habitación tras juntar lo que había dejado caer y hacer una reverencia.

— Jaken… —Jaken y Sakura se miraron por un momento y ella le observó ir hasta el buró y sacar una toalla, para entonces acercarse a la pelirrosa que aún estaba de rodillas en el suelo. Posicionado detrás de ella cubrió sus rosados y mojados cabellos y comenzó a secarlos de una forma increíblemente afectuosa.

— Me hace feliz que estés a salvo humana… — Si ella no le conociera creería que era indiferente, pero logró detectar un leve rompimiento en la voz del demonio. Aquello la emoción más de lo que esperaba y dejando que la toalla cubriera su cabeza se giro y observa al demonio a la cara, este no podía simular sus emociones y ella le sonrío con sus ojos aguados al entender y ver reflejado en su rostro y mirada. Lo que el demonio no le decía. — Siento mucho haberte preocupado Jaken…


Durante el desayuno Jaken y Mimi se quedaron con ella hablando de todo un poco, Mimi había sido reprendida por Jaken varias veces por haber ido de boca pero este también lo hacia por momentos, dejando saber a Sakura sobre el estado de Sesshomaru en su ausencia. más de lo que estaba segura que el peliblanco querría que ella supiera.

Sakura se había encontrado impactada ante aquel nuevo conocimiento, si bien algo en su interior lo daba como lógico, ella no se había esperado que su secuestro hubiera sido tan importante para Sesshomaru, si ellos no exageraban el demonio había dado vuelta el mundo por encontrarla, habían caído ciudades, sin proponérselo incluso el demonio había dominado territorios que ahora eran de sus dominios en su travesía por dar con ella.

Todo eso solo confirmaba lo que ya sospechaba y que aun se negaba en parte, y era el que de alguna forma aquel gran demonio parte de la realeza de su raza le correspondía, sentía tanto por ella como ella por él. La mezcla de emociones le robó el gran apetito que había demostrado tener y ya no pudo terminar de comer debido a la preocupación.

Jaken que se dio cuenta de su aflicción a pesar de no entender de donde vendría le propuso que fuera a dar un paseo por el jardín. Seshomaru no se encontraba en el palacio, tareas diplomáticas le habían obligado a salir por un breve momento pero ya habían enviado un mensajero a avisar que ella había despertado tal como indico que se hiciera si se daba el caso por lo que dejaría todo por ir donde ella, aunque eso ultimo Jaken se lo reservo.

Sakura se había llevado una gran sorpresa cuando Mimi le acerco la ropa, lejos de ser un vestido le mostró un conjunto de un Kimono corto blanco y rojo con un discreto diseño de hojas y unas calzas negras que ella veía y sentía familiares, puesto que aquel El atuendo podría ser tranquilamente algo que usaría en su mundo.

— Lord Sesshomaru mando a hacer ropas especiales para usted— Explicaba con emoción la demonio. — En su ausencia, se usaron las ropas con las que llegaron al palacio la primera vez, en si son ropajes cortos y cómodos, creo que el amo desea que te sientas cómodo.

Sakura no terminó de procesar todo lo que significaba aquel gesto para con ella y el detalle no poco importante de que hiciera aquello durante su secuestro, denotando que él estaba muy seguro de lograr encontrarla. Cuando Mimi se acercó a ella tendiéndole unos amarres y bolsillos con kunais y shurikens.

Se sintió tonta, pero creía que podía ponerse a llorar en ese momento, mientras se vestía con aquellos ropajes y acomodaba sus armas revisando un detalle que tenía. Durante su ausencia Sesshomaru había decidido cumplir con su palabra de darle armas para que ella pudiera protegerse a si misma, incluso había conseguido ropas en las que además de verso bien podría sentirse más cómoda ya gusto. ¿Por qué se la estaba haciendo tan difícil? ¿Cómo no sentirte enamorada ahora más que nunca?

Mas tarde cuando al fin estuvo sola en los jardines, después de pasar por pasillos y pasillos siendo reverenciada por cada sirviente que se cruzó de una forma tan servil que no recordaba haber sentido antes del secuestro y que de alguna forma logro agobiarla. Se dejó llevar una vez más por sus pensamientos. Mas temprano que tarde debería hablar con Sesshomaru, pero la sola idea de que podría suceder la impacientaba, pero las ganas de verlo pronto le aturdían… ¿Qué le pasaba?

No llego a pensar demasiado en eso cuando sintió salir de la nada una presencia detrás de suyo. Con toda la rapidez pero ligereza que su condición de ninja le dotó se volvió sobre sus pies para quedar cara a cara con una de las personas más bellas y exóticas que había podido ver.

….


No tuvo que ser adivina para saber que la mujer de larga cabellera blanca era familiar de Sessomaru. La hermosa demonio era dotada por un aura de majestuosidad envidiable e impactante. El demonio aristócrata le miraba de una forma que le alarmaba debido a que no podía leerla, no podía por más que intentara descifrar sus intenciones hacia ella y el motivo de porque se presentaba ante ella.

La observo acercarse lentamente a ella cortando la distancia que las separaba hasta estar lo suficientemente cerca para ver que ambos median lo mismo, a diferencia de Seshomaru que les sacaba una cabeza y media cuanto menos.

Sakura pronto se dio cuenta de que la mujer no se acercaba a ella de forma amenazante y sabía que ese sentir provenía de ella, de alguna forma ella hacía que supiera que no venía con ánimos de atacarla de alguna forma. Con esto Sakura entendió cuán poderosa podría ser esa mujer.

— Eh… yo… — Comenzó a decir la pelirrosa pero la peliblanca la corta — Humana se quien eres… mi nombre es Inu No Kami, soy la madre de Sesshomaru.

Aquello sorprendió en pequeña medida a Sakura, al saber que solo tenía un hermano medio humano había medio adivinado por todo y el parecido que aquella era su madre. De todas formas, lo joven que se veía no dejaba de sorprenderle. La muestra y recordatorio de lo insignificantemente corta que era la vida humana en comparación agrando ese nudo en su pecho que la había tenido tan afligida. Verla era el recordatorio perfecto de porque no podía siquiera pensar en estar al lado de Sesshomaru, no era digna.

— Deberías dejar de pensar tanto. — Las palabras de la mujer la sacaron de forma automática de sus pensamientos atormentados. — El destino sabe acomodar las cosas tal y como deben ser, tal y donde deben estar.

Sakura sintió que en ese momento ella podía leerle el alma, pero no podía ser ¿no? ¿A caso ella podía saber que pasaba por su mente? ¿Ese podría ser su poder demoniaco?

— ¿Por qué me dice eso? ¿Qué quiere decir?

— Solo eso, el tiempo se encargará de acomodar las piezas que ahora no están en su lugar. — La peliblanca se escuchaba sabia, su forma fría pero apacible le recordaba mucho a su hijo. Mientras hablaba el tomo de una mano y ante su mirada le coloco una sencilla pulsera de piedras en formas de esferas, todas eran preciosas y blancas menos una, una de ellas era negra y tenía el grabado de una flor de cerezo en ella. — Llévala siempre contigo.

— ¿Por qué…?

— Salvaste la vida de mi hijo. — Fue la cortante y sencilla respuesta.

— Él la mía, más veces de las que podría contar desde que nos conocemos.

La mujer de largos cabellos blancos sonoro por un muy breve momento, tan breve que Sakura juraría que se lo pudo haber imaginado. No llegó a decir algo cuando la vio apartar la mirada de ella por primera vez desde que se encontraron, para observar por encima de su hombro. Un momento después Sakura también fue consciente de la presencia que se presentó en el jardín a sus espaldas.

-Hijo...

— Madre...


Continuará…

….


Lo sé, lo sé, justo ahora lo vengo a dejar y si me temo que sí.

Pude seguirlo, pero decidió que como introducción a la nueva etapa de la historia (Una donde ahora ambos protagonistas aceptan que les pasa y empiezan a enfrentar los problemas que esto conlleva) está bien.

Lo que pasamos…
Pues, llegamos a la conclusión del cuento, entendimos un poco más el contexto de la anciana y la madre de Sakura aunque hay más para contar de ese lado.
Sasuke y Naruto tendrán un papel importante para la trama más adelante así que esperemos ese reencuentro en algún momento, se vienen encuentros con otros personajes conocidos que se han estado haciendo esperar y que prometen.
Y no faltará mucho lío romántico y acción por doquier eso lo puedo asegurar.

Les pido desde ya mil disculpas por las demoras en la actualización pero que decirles. Me pasa ser pobre, me pasa no tener tiempo, me pasan bajos y desanimo y literal me pasa la vida por arriba no es que no quiera dedicarme mas a este hobbie que amo.

Gracias por seguir allí leyendo y tomándose el tiempo de comentar porque no saben lo mucho que me animan. Si a pesar de todo sigo por aquí es por ustedes así que gracias.

¡Hasta el próximo capítulo!