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Los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, la historia es completamente mía

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Kagome se encontraba en una extraña encrucijada. Todo parecía transcurrir con normalidad, pero algo en su interior la hacía sentir que el tiempo avanzaba con agonizante lentitud.

No podía evitar pensar en el próximo encuentro con Sesshomaru, ese pensamiento la llenaba de ansiedad y emoción a partes iguales, ya habían pasado varias lunas desde la partida de su compañero al Este, y aunque había recibido algunas cartas, no sabía si era su emoción lo que hacía que sintiera qué el viaje parecía tomar años o era otra cosa.

Sin embargo, algo extraño estaba sucediendo con su cuerpo. Kagome notaba que solo encontraba paz y calma cuando se entregaba a su apetito voraz. No era simplemente comer; era devorar grandes cantidades de comida lo que la calmaba.

Una vez incluso se había encontrado salivando interiormente por un pedazo de carne cruda mientras hacía inventario en la cocina, asustando a la misma Kagura, qué dijo que los humanos son raros, o simplemente Kagome era un espécimen raro de por si, ya que ambas concordaban en que ese no era un comportamiento usual para los de su especie.

Eso no era lo único, cualquier cosa que se interpusiera en su camino en ese momento la irritaba fácilmente, y sus emociones parecían estar en un constante vaivén desenfrenado, casi parecía costarle más de lo usual mantenerlas en calma.

Un ejemplo claro fue su exagerada reacción la mañana en la que Kagome curaba las heridas de Naraku, una escena que dejó perpleja a la dama de los vientos, a la cual la miko, tuvo que convencer entre lagrimas, las cuales caían por sus mejillas y no podía controlar, qué el semidemonio no le había hecho nada.

Había algo en su interior, algo que la hacía sentir diferente, pero no podía ponerle nombre ni entender qué estaba sucediendo.

La incertidumbre la invadía mientras se preguntaba si todo estaba bien o si había algo más, algo relacionado con su estado físico que no comprendía del todo.

Todo esto jugaba en la mente de la miko mientras devoraba un gran plato de diferentes carnes frente a una antonita Kagura, quien se preguntaba si le había crecido otro estómago.

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No será muy obvio? Jeje