El viaje de nuevo a la aldea comenzó y un silencio puro se instalaba en el grupo que vagaba junto al hanyou. Habían perdido a alguien querido y a pesar de que se tratase de una marioneta según la conclusión del sabio monje, tal hecho, dejo un amargo sabor de boca que ninguno supo como combatir.

Ella vagaba como solía ser su costumbre, en búsqueda de algo o alguien, su miraba estaba fija en un rumbo desconocido hasta que lo encontró, su cabello plata brillaba junto al sol cuando el viento lo hacia bailar, su espalda era ancha como recordaba a la perfección pero luego sus ojos chocaron con el perfil del rostro masculino descubriendo algo diferente en la mirada ambarina.

-Inuyasha - susurro para si misma pero con el tono de voz perfecto para él, quien movió una de sus orejas ante sus palabras, girándose y sorprendiéndose al verla

-Kikyo - dijo vagamente mirándola a lo lejos, entre el gran e infinito muro de naturaleza tras de ella, estaba sola, sus serpientes no se hallaban junto a ella, tenia la vista fija en él y el puño tenso alrededor del arco que llevaba en su mano, el tampoco dio un paso hacia adelante.

Sus amigos estaban junto a el sorprendidos ante la repentina aparición, la miraban desconcertados y esperanzados, o tal vez era solo idea de la experimentada miko que avanzo lentamente al cuarteto frente a ella, encontrándose enseguida con la posible razón de las aturdidas miradas, su reencarnación no estaba.

-¿Donde esta ella? - soltó tan directa como una de sus purificadoras flechas

-Perdida - sorprendentemente fue Shippo quien contestó a su pregunta, enfocando la castaña mirada en él y luego en el hanyou

-¿Kagome se ha perdido? - pregunto incrédula Kikyo

-Estamos en su búsqueda, creemos que alguien la esta manipulando - esta vez fue Miroku quien contesto obteniendo la afilada mirada de la mujer

-Kagome ha obtenido el arco del monte Azusa, precisamente por resistir ante cualquier tipo de manipulación, es imposible que ella esta fuera del cuidado de ustedes y que haya caído en una trampa tal ... - tomo una pausa y observo al hanyou quien la observaba detenidamente silenciándola - ... Inuyasha

-Necesito tu ayuda ... - dijo al fin el hanyou sorprendiendo a la mujer

-¿Qué? ... sabes que no soy del agrado de ella ... - se adelantó Kikyo

-Necesito tu poder espiritual para identificarla - continuo desviando la mirada, sabia que su comentario sonaría terriblemente para ella, quizá la lastimaría al hacerle sentir que solo la usaba por un propósito en concreto, pero llegados a este punto, ella seria la única que podría ayudarlo a encontrar a Kagome.

-Inuyasha...

-Por favor, necesito encontrarla...

Tal suplica calo en el cuerpo de la miko y de sus amigos, había un sentimiento de profunda desesperanza en tales palabras, la mirada ambarina mantenía un dorado apagado y lo sentía aterrado por primera vez, así que sin preámbulos acepto ayudarlo, sus ojos parecieron brillar durante una fracción de segundo.

Entrar a la aldea junto a una nueva miko les daba la esperanza a todos de saberse ayudados por alguien tan poderosa lo era Kikyo, quien se adelanto al monje, al kitsune y a la exterminadora para posicionarse junto al peliplata y caminar con él.

-Aquí...hay una presencia fuera de lo normal - susurro la miko quien se juntaba al hanyou, necesitaba moderar el tono de voz que utilizaba, el la miro enfocado y atento.

-¿Que crees que sea Kikyo? - pregunto curioso, el no podía sentir nada y eso lo llenaba de una intriga que mantendría en secreto.

-Algo o alguien ... - comenzó deteniéndose y cerrando los ojos un instante para luego enfocar al hanyou - este lugar esta siendo completamente manipulado Inuyasha

Ante tal confesión todos se miraron sorprendidos entre si, mas sin embargo el hanyou lucia inquieto observando, tratando de analizar su alrededor, intentando buscar un aroma que no existía para un humano normal pero quizá para el podría ser posible.

-Avancemos un poco más, no queremos llamar la atención mas de lo necesario - dijo Kikyo adelantándose unos pasos al saberse observada por varios aldeanos curiosos.

-La señorita Kikyo tiene razón, vamos - acompaño Miroku siguiendo el rumbo de la sacerdotisa con una sensación amarga en su pecho, seguido de sus compañeros.

Kikyo marcaba el rumbo calmo y pausado hacia una dirección en concreto, el hanyou sabia que podía confiar en su increíble habilidad como sacerdotisa manteniéndose cerca de la miko hasta que se detuvieron en un lugar donde Kikyo pudo sentir una fuerte presencia maligna, junto a Miroku quien se posiciono frente a Sango y Shippo.

-Este lugar es peligroso - dijo el monje, Inuyasha parecía desconcertado y Sango lo vio sorprendida, ella tampoco era capaz de sentir ningún tipo de presencia

-Yo puedo verlo pero, no siento nada alrededor de este lugar - respondía frustrado, liberando a Tessaiga, el no era capaz de sentir aquella presencia pero Kikyo y Miroku podían hacerlo y si ellos lo hacían el confiaría, no bajaría la guardia.

-Tampoco siento nada... - susurro Shippo quien estaba en los brazos de una aturdida Sango quien parecía escuchar algo - pero puedo escuchar agua ¿ustedes no?

-Eso si que puedo escucharlo, ¿es una corriente de agua? - interrogaba Sango dudosa pero también alerta

-Es imposible, aunque también puedo escuchar el agua solo existe esta casucha que no parece tener nada importante que entregar - se mofo Inuyasha ante el escenario frente a ellos sin bajar la guardia.

-Él esta bloqueándote Inuyasha - dijo Kikyo de nuevo cargando su arco y apuntando a un punto ciego en la cima de la casa frente a ellos - te enseñaré el camino... - dijo e Inuyasha se preparó ante un posible ataque.

Luego de un breve momento la miko disparo una flecha a un punto invisible para todos menos para los ojos de alguien que dominaba el poder espiritual, una brecha que los liberaría a todos en la aldea del control bajo el que estaban y que los guiaría al paradero de su nuevo enemigo.

Continuará!