Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "Venganza para Victimas" de Holly Jackson, yo solo busco entretener y que más personas conozcan este libro.
Capitulo 2
Los pies de Bella dejaron de moverse. Ella no les había dado la orden, fue como algo primitivo, una certeza tácita de que dar un solo paso más sería estar demasiado cerca de él.
—Por aquí, Bella —dijo Tom sacando una silla justo en frente de Mike, haciéndole un gesto para que se sentara.
Junto al chico, frente a Tom, estaba Marcus Lestrange, el mismo abogado que lo había representado en el juicio. La última vez que Bella había estado cara a cara con este hombre había sido en el estrado; llevaba ese mismo traje mientras él la acosaba con su voz cortante. Bella también lo odiaba a él, pero ese sentimiento había desaparecido y ahora estaba incluido en el desprecio que sentía por la persona sentada enfrente de ella. Solo los separaba el ancho de la mesa.
—Bueno, hola a todos —dijo Aro muy alegre mientras se sentaba en su silla: en el extremo de la mesa, entre las dos partes—. Vamos a obviar las presentaciones. Mi papel como mediador es ayudaros a conseguir un acuerdo aceptable para ambas partes. Mi único interés es que todo el mundo quede contento, ¿de acuerdo?
Evidentemente, Aro no había analizado con detenimiento la sala.
—El objetivo de la mediación es, básicamente, evitar una litigación. Un juicio es demasiado engorroso y muy caro para todas las personas involucradas, por eso siempre es mejor intentar conseguir un acuerdo antes de presentar una demanda.
Sonrió, primero hacia el lado de Bella, luego hacia el de Mike. La misma sonrisa para todos.
—Si no conseguimos llegar a un acuerdo, el señor Newton y su abogado tienen la intención de denunciar a la señorita Swan-Black por un tuit y una entrada de un blog, ambos publicados el 3 de mayo de este año, que, según afirman, consistía en un archivo de audio con una declaración difamatoria. —Aro miró sus notas—. El señor Lestrange, en nombre del denunciante, el señor Newton, afirma que dicha declaración tuvo efectos muy graves en su cliente, tanto en términos de salud mental como de daños irreparables a su reputación. Esto ha provocado, por consiguiente, complicaciones financieras por las que pide una compensación.
Bella cerró los puños sobre sus piernas, con los nudillos sobresaliéndole de la piel como la columna vertebral de un animal prehistórico. No sabía si iba a ser capaz de escuchar todo eso. Joder, cuánto le iba a costar. Pero respiró y lo intentó, por su padre y por Tom, y por el pobre Aro.
Mike tenía enfrente la irritante botellita de agua, por supuesto. De plástico azul oscuro con una boquilla de goma. No era la primera vez que Bella lo veía con ella. Resulta que, en un pueblo tan pequeño como Little Kilton, las rutas para correr tendían a converger. Bella había llegado a pensar que Mike se cruzaba con ella a propósito. Y siempre con la puñetera botella azul.
Mike la vio mirar la botella. Él la cogió, apretó para sacar la boquilla y le dio un sorbo largo y escandaloso, sin apartar la vista de ella ni un segundo.
Aro se aflojó un poco la corbata.
—Señor Lestrenge, si le parece, puede empezar con su alegato inicial.
—Por supuesto —dijo este, revolviendo sus papeles, y con una voz tan cortante como la recordaba Bella—. Mi cliente ha sufrido muchísimo desde la afirmación difamatoria que la señorita Swan-Black publicó la noche del 3 de mayo, en gran parte debido a que la señorita Swan-Black tiene una gran presencia en internet, con más de trescientos mil seguidores en aquel momento. Mi cliente tiene una educación de nivel superior en una universidad de renombre, lo que lo convierte en un candidato muy atractivo para empleos de alto rango.
Mike volvió a dar un sorbo de agua, como si lo hiciera para enfatizar la observación.
—Sin embargo, en estos últimos meses, al señor Newton le ha costado mucho encontrar un trabajo al nivel de lo que se merece. Esto está directamente relacionado con los daños a su reputación infligidos por las difamaciones de la señorita Swan-Black. Como consecuencia, mi cliente se ve obligado a vivir con sus padres, porque no logra encontrar un puesto apropiado y, por lo tanto, no puede permitirse un alquiler en Londres.
«Jo, pobre violador en serie», pensó Bella, pronunciando esas palabras con los ojos.
—Pero mi cliente no ha sido el único afectado —continuó Lestrange—. Sus padres, el señor y la señora Newton, también han sufrido este estrés y han tenido que salir del país para quedarse una temporada en su segunda vivienda, en Florencia. La misma noche que la señorita Swan-Black publicó la declaración difamatoria, alguien atacó su casa y escribió en la fachada: «VIOLADOR TE ATRAPARE».
—Señor Lestrange —interrumpió Tom—. Espero que no esté sugiriendo que mi clienta tuvo algo que ver con ese vandalismo. La policía ni siquiera se planteó que estuviera relacionada.
—En absoluto, señor Rosier. —Lestrange hizo un gesto con la cabeza—. Solo lo he mencionado porque se puede suponer que hay una conexión entre las declaraciones de la señorita Swan-Black y el vandalismo, ya que tuvo lugar en las horas que siguieron a dicha publicación. A causa de ello, la familia Newton no se siente segura en su propia casa y han tenido que colocar cámaras de seguridad en la puerta. Espero que esto sirva para explicar no solo las dificultades económicas que ha sufrido el señor Newton, sino también el extremo dolor y sufrimiento de él y de su familia con motivo de las malvadas declaraciones de la señorita Swan-Black.
—¿Malvadas? —intervino Bella, notando cómo se le calentaban las mejillas—. Lo llamé violador, cosa que es, así que…
—Señor Rosier —ladró Lestrange levantando la voz—. Le sugiero que aconseje a su clienta que no abra la boca y que le recuerde que, si hace alguna declaración difamatoria, podría clasificarse como calumnia.
Aro levantó las manos.
—Sí, sí. Vamos a respirar todos. Señorita Swan-Black, su parte tendrá la oportunidad de hablar más tarde. —Se volvió a aflojar la corbata.
—Tranquila, Bella, yo me encargo —le dijo Tom en voz baja.
—Le recordaré a la señorita Swan-Black —dijo Lestrange sin mirarla a ella, sino a Tom— que hace cuatro meses mi cliente se enfrentó a un juicio en los tribunales de Crown y fue declarado inocente de todos los cargos. Y esa prueba demuestra que su declaración del 3 de mayo fue, en efecto, difamatoria.
—Dicho todo esto —intervino Roger, revolviendo él también sus papeles—, una declaración solo puede ser difamatoria si se presenta como un hecho. El tuit de mi clienta dice lo siguiente: «Última actualización del juicio de Mike Newton. Me da igual lo que crea el jurado, es culpable». —Carraspeó—. La frase «Me da igual» hace que la declaración que la sigue sea subjetiva, una opinión, no un hecho…
—¡No me venga con esas! —interrumpió Lestrange—. ¿Pretende recurrir al privilegio de opinión? ¿En serio? ¡Por favor! La declaración se realizó claramente como un hecho, y el archivo de audio se presentó como auténtico.
—Es que lo es —dijo Bella—. ¿Quiere oírlo?
—Bella, por favor…
—Señor Rosier…
—Es evidente que está manipulado. —Mike habló por primera vez, exasperadamente tranquilo, cruzando los brazos. Miraba fijamente al mediador—. Yo ni siquiera hablo así.
—¿Así cómo? ¿Cómo un violador? —lo espetó Bella.
—SEÑOR ROSIER…
—Bella…
—¡Bueno! —Aro se puso de pie—. Vamos a calmarnos un poco. Todos tendremos oportunidad de hablar. Recuerden que estamos aquí para que todos queden contentos con el resultado. Señor Lestrange, ¿podría explicarnos cuáles son los daños que su cliente busca compensar?
Lestrange inclinó la cabeza y sacó una hoja del final del montón.
—En cuanto a los perjuicios especiales, teniendo en cuenta que mi cliente debería haber estado trabajando estos últimos cuatro meses con un salario mensual de alguien con su posición, es decir, al menos tres mil libras, la pérdida económica sería de doce mil libras.
Mike volvió a beber de su botella y el agua le bajó por la garganta. A Bella le habría encantado agarrar la puta botella y estampársela en la cara. Si va a haber sangre en sus manos, que sea de él.
—Por supuesto, al dolor y la angustia mental que mi cliente y su familia han sufrido no se le puede poner un precio. Sin embargo, creemos que una cantidad de ocho mil libras sería adecuada, aumentando el total a veinte mil libras esterlinas.
—Eso es ridículo —dijo Tom negando con la cabeza—. Mi clienta tiene dieciocho años.
—No he terminado, señor Rosier. —Lestrange sonrió con ironía y se lamió un dedo para pasar la hoja—. Aun así, mi cliente opina que el sufrimiento continuo está relacionado con que la declaración difamatoria no se ha retractado y nadie le ha pedido disculpas, algo que, para él, tendría más valor que cualquier cantidad de dinero.
—La señorita Swan-Black eliminó la publicación hace meses, cuando enviaron la primera carta de demanda —aclaró Tom.
—Señor Rosier, por favor —respondió Lestrange. Como Bella tuviera que escucharlo decir «por favor» así una vez más, igual también le daba un golpe a él—. Borrar el tuit no mitiga los daños a su reputación. Por eso, nuestra propuesta es la siguiente: que la señorita Swan-Black publique un comunicado, en la misma cuenta pública, en el que se retracte de la declaración difamatoria inicial y se disculpe por cualquier daño que sus palabras puedan haberle causado a mi cliente. Además, y este es el punto más importante, así que presten mucha atención, en este comunicado deberá admitir que manipuló el archivo de audio en cuestión y que mi cliente nunca dijo esas palabras.
—Y una mierda.
—Bella…
—Señorita Swan-Black —suplicó Aro, peleándose con su corbata como si cada vez la tuviera más apretada.
—Ignoraré el arrebato de su clienta, señor Turner —dijo Lestrange—. Si se cumplen estas peticiones, aplicaremos un descuento, por así decirlo, a la cantidad por daños, dejándolos en diez mil libras.
—Bueno, es un buen comienzo. —Aro asintió en un intento de volver a recuperar el control—. Señor Rosier, ¿le gustaría responder a la propuesta?
—Gracias, señor Vulturi —dijo Tom, tomando la palabra—. La suma sigue siendo demasiado alta. Supone usted mucho con respecto al posible estado de empleabilidad de su cliente. A mí no me parece un candidato especialmente destacable, sobre todo, tal como está el mercado laboral. Mi clienta solo tiene dieciocho años. Sus únicos ingresos son los que recibe por la publicidad en su podcast de crímenes reales, y empieza la universidad en unas semanas, momento en el que contraerá una gran deuda para pagarse los estudios. Teniendo todo esto en cuenta, la petición no es razonable.
—Está bien. Siete mil —dijo Lestrange entornando los ojos.
—Cinco mil —propuso Tom.
Lestrange miró rápidamente a Mike, que asintió sin ganas, encorvándose en la silla.
—De acuerdo, nos parece bien —aceptó Lestrange—, junto con la retracción y la disculpa.
—Estupendo, parece que estamos avanzando. —Aro sonrió con cautela—. Señor Rosier, señorita Swan-Black, ¿podrían dar su opinión sobre las condiciones?
—Bueno —empezó a decir Tom—, creo que…
—No hay trato —lo cortó Bella alejando la silla de la mesa, haciendo chirriar las patas contra el suelo pulido.
—Bella. —Tom se giró antes de que ella se pusiera de pie—. ¿Por qué no lo hablamos y…?
—No pienso retractarme ni decir que el audio estaba manipulado, porque es mentira. Es un violador. Prefiero morirme antes que pedirte disculpas. —Le enseñó los dientes a Mike mientras la ira le trepaba por la espalda, cubriéndole toda la piel.
—¡SEÑOR ROSIER! ¡Controle a su clienta, por favor! —Lestrange descargó un golpe sobre la mesa.
Aro dio una palmada, sin saber muy qué hacer.
Bella se puso de pie.
—Esto es lo que pasa, Mike —pronunció su nombre escupiendo, como si fuera incapaz de retenerlo en la lengua—. Yo tengo la mejor defensa: la verdad. Así que, adelante, pon una demanda si te atreves. Nos veremos en los tribunales. Y ya sabes cómo funciona, ¿no? Para demostrar si lo que dije es verdad, tendremos que repetir el juicio por las violaciones. Con los mismos testigos, los mismos testimonios de las víctimas, las mismas pruebas. No habrá cargos criminales, pero al menos todo el mundo sabrá lo que eres. Un violador.
—Señorita Swan-Black.
—Bella…
Colocó las manos sobre la mesa y se inclinó hacia delante, perforando a Mike con una mirada ardiente. Ojalá pudiera prenderle fuego, quemarle la cara bajo la atenta mirada de ella.
—¿De verdad te ves capaz de conseguirlo una segunda vez? ¿Convencer a otro jurado de doce personas de que no eres un monstruo?
Él le devolvió la mirada.
—Te has vuelto loca —se burló.
—Puede ser. Yo que tú tendría mucho miedo.
—¡Bueno! —Aro se puso de pie dando una palmada—. A lo mejor deberíamos hacer un descanso y tomarnos un té con unas galletas.
—Yo me voy —dijo Bella, colocándose la mochila sobre el hombro y abriendo la puerta con tanta fuerza que chocó con la pared.
—Señorita Swan-Black, por favor, vuelva. —La voz desesperada de Aro la siguió hasta el pasillo.
También unos pasos.
Bella se dio la vuelta.
Solo era Tom metiendo los papeles en el maletín.
—Bella —dijo con la respiración entrecortada—. Creo que deberíamos…
—No voy a negociar con él.
—¡Esperen un momento! —El ladrido de Lestrange inundó el pasillo a medida que intentaba alcanzarlos apresuradamente—. Solo será un minuto, por favor —dijo recolocándose el pelo gris—. No vamos a presentar la demanda hasta dentro de un mes o así, ¿de acuerdo? Evitar el juicio es lo mejor para todos. Tómense unas semanas para pensarlo, cuando las cosas estén un poco más calmadas. —Miró a Bella.
—No necesito pensar nada —aseguró ella.
—Por favor… —Lestrange rebuscó en el bolsillo de la chaqueta y sacó dos tarjetas de visita de color mármol—. Ahí está mi número de teléfono — dijo, dándole una a Tom y otra a ella—. Piénselo y, si cambia de opinión, llámeme a cualquier hora.
—No lo haré —dijo cogiendo la tarjeta a regañadientes y metiéndosela en el bolsillo.
Marcus Lestrange la analizó durante unos instantes, con las cejas bajas, casi con preocupación. Bella le sostuvo la mirada, apartarla sería dejarlo ganar.
—Y, si me permite un consejo —añadió Lestrange—, puede aceptarlo o no, pero he visto a mucha gente metida en una espiral de autodestrucción. He representado a muchos, de hecho. Al final, solo conseguirá hacerles daño a todos los que la rodean, y a sí misma. No podrá evitarlo. Le recomiendo que recapacite antes de perderlo todo.
—Gracias por el consejo imparcial, señor Lestrange —siseó Bella—. Pero parece que me ha subestimado. Estaría dispuesta a perderlo todo y a destruirme si eso significara que también le destrozo la vida a su cliente. Creo que es justo. Que tenga un buen día.
Le lanzó una sonrisa dulce y ácida y se dio la vuelta. Aceleró el paso. El ruido de los zapatos iba al mismo ritmo que los latidos de su corazón. Y ahí, justo detrás de los latidos, bajo las capas de músculos y tendones, estaban los seis disparos.
NOTA:
Hola a todos, les traigo el siguiente libro de Asesinato para principiantes.
Les advierto que este libro es más oscuro que los anteriores y un poco más doloroso que leer, porque Bella tiene un trauma muy grande y no sabe como quitarselo, Edward es el rayo de sol de su vida.
Nos leemos después.
