Fic chico enmascarado
He puesto este título solo porque eso es lo principal del fic, pero en realidad no había pensado un título para esta historia. Y como la descarté, pues no vi la necesidad de pensar en uno.
La cuestión. ¿De qué iba a ir este fic? Pues un día, regresando a casa desde la escuela con sus amigas, Akari sería secuestrada silenciosamente. Dos hombres aprovecharían que Akari va detrás de ellas para acercársele por detrás y taparle la boca con un pañuelo con una sustancia parecida al cloroformo, para dormirla.
Akari despertaría en una habitación un poco oscura. O sea, habría luz que permitiría ver toda la habitación, de unos 5 por 5 metros, pero no era luz muy potente, aunque se podría ver bien. Akari estaría atada a una silla y con una cinta en la boca. Comprensiblemente asustada, Akari empezaría a sacudirse para romper las cuerdas y a hacer ruidos para que alguien la oyera. En eso, una persona ligeramente más alta que Akari entraría a la habitación. Por el aspecto, se podría deducir que era un chico de la misma edad que Akari, tal vez un poco mayor, que llevaba una máscara, impidiendo ver su cara.
Asustada, a Akari se le empezarían a escapar algunas lágrimas pensando que iba a ser violada, torturada o asesinada. Sin embargo, nada más cerrar la puerta el chico se disculparía. A continuación una idea de cómo podría haber ido ese diálogo:
–Perdóname, mis hombres han sido un poco bruscos. Espero que no te hayan hecho daño. – Akari, aún asustada, se sorprendería un poco. – Siento haberte traído hasta aquí sin tu consentimiento, pero no podía arriesgarme a que dijeras que no.
El chico se acercaría un poco más a Akari, asustándola un poco más. Notando eso, el chico se detendría.
–Tranquila. Entiendo perfectamente que tengas miedo, pero puedas tranquilizarte. No tengo intención de hacerte ningún daño. Todo lo contrario, deseo lo mejor para ti. Jamás haría nada que te hiciera daño, así que siento haber tenido que traerte hasta aquí de esta forma. Akari… – Akari se sorprendería. – Sí, sé tu nombre. Puedes estar tranquila. Te prometo que no te haré ningún daño y que tras un rato te dejaré libre de nuevo, así que no tienes que sufrir por nada. Ahora te quitaré la cinta, pero solo si me prometes que no vas a gritar, ¿de acuerdo? ¿Me lo prometes?
Aún asustada, Akari asentiría, y el chico le quitaría la cinta lentamente, para no hacerle daño. Ya con la cinta fuera, Akari respiraría unas cuantas veces por la boca, pues por el miedo no tenía suficiente aire con el que entraba por la nariz.
–Entiendo que debes tener muchas preguntas, así que adelante, pregunta lo que quieras, que te lo responderé.
Con algo de miedo, Akari habló.
–¿Q-Quién eres? ¿Qué piensas hacerme? ¿Por qué me has traído hasta aquí?
–Tranquila, de una en una. – Diría el chico con un tono ligeramente divertido. – Ya te he dicho que no pienso hacerte ningún daño y después te soltaré. Me llamo Masaru. Tengo 14 años. Te he traído hasta aquí solo para hablar contigo.
–¿S-Sólo para hablar? – Preguntaría Akari extrañada.
–Sí. – Asentiría el chico.
Akari, algo descolocada, hablaría de nuevo.
–¿Puedes desatarme, por favor?
–Ah, claro. Sólo prométeme que no intentarás escapar, ¿de acuerdo?
Akari asentiría. El chico le desataría las manos y las piernas. Aunque Akari tendría la tentación de escapar, pensaba que si lo intentaba, tal vez Masaru se enfadaría y sí que le haría daño. Además de que, aunque no vio los hombres que la secuestraron, sí que podía ver que no era él, por lo que intuyó que esos hombres estarían fuera de la habitación, y que si intentaba escapar la detendrían, así que decidió no arriesgarse y quedarse allí sentada. La chica se frotó sus muñecas con ambas manos.
–Lo siento. ¿Te duele?
–Un poco. Pero estaré bien.
–Lo siento, perdón de nuevo. Pero es que no podía arriesgarme a que dijeras que no.
Algo más calmada, Akari preguntó de nuevo.
–¿De verdad que me has traído hasta aquí solo para hablar?
–Sí. Bueno, al menos esta vez.
–¿Está vez? ¿Qué quieres decir? – Akari empezaría a perder poco a poco el miedo, mostrándose cada vez un poco más contundente en sus preguntas.
–Akari…
–¿Cómo sabes mi nombre? – Preguntó Akari interrumpiendo al chico.
–Ah… Eso es… Porque te he estado observando.
–¿Observando?
–Sí. Sé que suena mal, pero… Espiando.
–¿Espiando? – Exclamó la chica mostrándose algo molesta.
–¡S-Solo cuando estás fuera de casa! ¡No he mirado nada de lo que haces dentro de tu casa! ¡Tu intimidad está garantizada!
Akari empezaría a mostrase algo enfadada.
–¿Por qué? – Preguntaría la chica.
–Akari… ¿No quieres preguntarme por qué llevo una máscara?
Akari cayó en la cuenta entonces.
–Es verdad. ¿Por qué llevas una máscara?
–Eso es… Porque tengo una enorme deformidad en mi cara. – Aquello sorprendió a Akari. – Una deformidad horrible. Tan horrible es, que al nacer, los médicos pensaban que era una herida que me había arrancado media cara y que no sobreviviría. Pero no era así. No era una herida, es que esa era mi cara. No me formé correctamente en el útero… Y salí con esa horrible deformidad. Tan horrible era que no fui a ninguna escuela. Tuve que recibir clases particulares en mi casa, y siempre con una máscara, porque incluso los profesores se asustaban al verme la cara. Nunca he tenido amigos… Lo único que he podido hacer es ver cómo otros niños de mi edad jugaban fuera, con mis hombres grabándolos en secreto, para después reproducir esas imágenes en mi casa. Siempre he querido jugar con otras personas…
Akari empezaría a sentir algo de pena por el chico.
–Esos hombres que dices… ¿Son tus guardaespaldas?
–Sí. – Akari iba a decir algo más, pero Masaru se adelantó. – Sé lo que estás pensando. Si un chico de 14 años tiene guardaespaldas es que su familia tiene mucho dinero como para pagarlos, y que entonces cómo es que no hemos usado ese dinero para pagar una cirugía para arreglarme la cara, ¿verdad? – Akari no dijo nada, pero no hizo falta. – Es cierto, mi familia tiene más dinero que la media, pero no lo suficiente como para pagar una cirugía como esa. No te haces una idea de lo cara que es. Y además, mi deformidad es tan horrible que aunque me hicieran una cirugía, no quedaría del todo bien. Seguiría quedando feo. No tanto como ahora, cierto, pero seguiría siendo feo, por lo que muy probablemente se reirían de mí y se meterían conmigo. Hasta que la tecnología no avance lo suficiente como para que pueda quedar bien, prefiero no operarme. Por suerte, tal vez en unos pocos años ya haya avanzado lo suficiente como para que quede medianamente bien. Y en todo este tiempo hemos ido ahorrando dinero para poder pagarla cuando llegue el momento. – Akari no dijo nada, por lo que Masaru siguió. – En uno de los vídeos que grababan mis hombres en secreto, te grabaron a ti. Cuando te vi… Bueno, me pareciste muy linda.
Eso sonrojó un poco a Akari.
–¿Te… ¿Te parezco linda?
Masaru asintió.
–Sí, me pareces muy linda. Así que les pedí a mis hombres que grabaran más sobre ti. Y las imágenes que grabaron… Akari, no solo eres linda, sino que eres muy simpática y buena chica. Y aun así tus amigas te tratan mal.
–¿Qué? Eso no es verdad, mis amigas no me tratan mal.
–¿Cómo que no? He visto cómo te ignoran, cómo te tratan y cómo te molestan, en especial esa tal Kyouko.
–Bueno, es cierto que Kyouko puede ser molesta a veces, pero es amiga mía. En realidad no lo hace con mala intención.
–¿Ah no? Te molesta y eso le divierte. ¿A ti te parece divertido? – Akari no supo qué decir. – Su forma de divertirse es molestando a una chica tan buena y amable como tú. ¿Te parece esto de buena persona?
–N-no es eso… Es…
Akari no sabía cómo continuar.
–Si ni siquiera se han dado cuenta de qué no estás, Akari.
–¿Eh?
–Hasta que no han llegado delante de tu casa no se han dado cuenta de que no estabas con ellas. – Tras una pausa, Masaru siguió. – No podía soportar ver a esa chica y a las demás tratarte de esa forma. Y quería hablar contigo. Así que… Le pedí a mis hombres que te trajeran hasta aquí. Quería ser tu amigo, y no podía presentarme yo directamente. Tanto como con la máscara como sin ella, hubieras sospechado de mí y te hubieras ido. Y si hubiera enviado a mis hombres a decirte eso, probablemente te hubieras asustado y te hubieras ido. No podía arriesgarme a eso, Akari, por eso te he traído de esta forma, aunque sé que no está bien.
–¿Querías ser mi amigo?
–Sí. – Asintió Masaru. – Estoy seguro que puedo ser mucho mejor amigo para ti que esas chicas. Por eso quiero que nos veamos más veces. Sé que no es la mejor forma de empezar, pero quiero que nos veamos más veces, Akari. Quiero que me veas como un amigo, como alguien en quien puedes confiar. Alguien a quien puedas querer por su forma de ser, no por su aspecto.
Tras unos segundos dudando, Akari hablaría.
–Entenderás que es difícil confiar en alguien que me ha traído hasta aquí en contra de mi voluntad, ¿verdad?
–Lo sé. Pero no había otra forma.
–Estoy segura de que sí. Pero bueno…
–¿Eso significa que estás bien con eso?
–No, no lo estoy. Pero no tengo otra opción, ya que me vas a volver a traer aquí de la misma forma, ¿verdad?
Masaru bajó un poco la cabeza.
–Lo siento.
–¿Por qué no me dices dónde vives?
–No puedo hacer eso. Sé que eres una chica buena, Akari, pero también sé que lo que he hecho llevándote hasta aquí de esta forma está mal. Es un secuestro, aunque no tenga intención de hacerte nada malo ni pedir ningún recate, y sé que todavía no confías en mí. Y no te culpo, te entiendo perfectamente. Por eso, aun sabiendo por qué lo he hecho, el miedo podría hacer que me denunciaras a la policía. Tengo que mantener mi identidad y mi ubicación en secreto hasta que confíes en mí. Hasta que sepa que te sientes segura y cómoda conmigo y tú misma decidas venir a verme. Lo entiendes, ¿verdad? – Akari, algo decepcionada y resignada, asintió. – Tranquila, te prometo que te vas a divertir conmigo. Sé que ahora te puede resultar difícil de creer, pero te prometo que lo pasaremos bien juntos. Ya te lo he dicho, jamás te haría daño.
Akari no sabía si sentirse más tranquila con aquello, ya que, aunque Masaru dijera aquello calmadamente, podría ser perfectamente un psicópata que se volviera yandere si se negaba a verle de nuevo, así que simplemente asintió.
–¿Puedo… Irme a casa ya?
–Está bien. Te dejaremos en el parque cerca de donde te hemos llevado. De nuevo, siento que tenga que ser de esta forma. Espero que pronto podamos vernos de forma normal.
Masaru se dirigió hacia la puerta y la abrió.
–Haruto, puedes pasar. Esta vez déjame hacerlo a mí.
–Sí, Masaru-sama.
El guardaespaldas pondría en un pañuelo un poco de la sustancia parecida al cloroformo y se lo daría a Masaru, que se dirigiría hacia Akari.
–¿E-Esto es cloroformo? – Preguntaría Akari de nuevo un poco asustada.
–Parecido, pero no tiene efectos secundarios. Solo hace que te duermas y ya. De nuevo, siento que tenga que ser así. Pero no te preocupes, no te hará ningún daño. Solo respíralo y ya.
Aunque Akari no se veía muy convencida, Masaru se acercaría a ella, y con cuidado le pondría el pañuelo tapándole la nariz y la boca, apretando suavemente. Akari cerraría los ojos con fuerza, por miedo, notándose claramente tensa, pero en pocos segundos esa tensión desaparecería, viendo también que ahora tenía los ojos cerrados con suavidad, dando a entender que se había dormido, por lo que podrían llevarla al parque.
Akari se despertaría en el parque, preguntándose si todo fue un sueño, pero pronto se daría cuenta que no. Se levantaría y rápidamente se iría a su casa. Cuando sus amigas le preguntaran cómo es que había desaparecido así sin más, les diría que había visto un gatito muy bonito y se lo quedó mirando. Cuando quiso decirles a ellas sobre el gatito, ya las había perdido de vista. Entonces el gatito se fue, y como a ellas ya no las veía, decidió seguir el gatito. A las chicas les extrañaría un poco una actitud así en Akari, pero la creyeron.
Al día siguiente, Akari volvió a ser dormida y llevada de nuevo a la misma habitación. Pasaría lo mismo varias veces durante los próximos meses, y aunque al principio a Akari le molestaba que la trajeran de esa forma, poco a poco lo fue normalizando. Además, Masaru era muy amable con ella. Es cierto que la traía en contra de su voluntad, pero a medida que pasaban los días, iba pasándolo mejor con él, ya que jugaban a varias cosas. Y algunas veces Masaru ayudaba a Akari con sus deberes, puesto que al ser un año mayor, ya sabía esas cosas.
Pasarían varios meses, pero al final Akari terminaría siendo muy buena amiga de Masaru, hasta llegar al punto que, cuando tenían que traerla, ella misma se sentaba en un banco a la espera de que la durmieran y se la llevaran, y se sentía triste cuando tenía que despedirse de él. En ese punto, Masaru creyó que podía decirle su dirección y que fuera a verle ella personalmente, sin que tuvieran que traerla dormida. Akari se sorprendió, porque sería la primera vez, pero se alegró.
Pocos días después, Akari fue a la dirección que Masaru le había dicho, estando un poco lejos de su casa, encontrándose con una casa más grande que la suya, pero que tampoco era una gran mansión. Akari llamó al timbre y le abrieron. Una vez dentro, vio que, efectivamente, la casa era más grande que la suya, pero era bastante simple.
Masaru fue a recibirla, alegrándose de verla, y Akari le dijo eso que se sorprendió por la casa.
–Esperabas una mansión o algo así, ¿verdad? – Akari asentiría. – Ya te lo dije, aunque mi familia tiene más dinero que la media, no es excesivamente rica. Podemos permitirnos una casa más grande que la mayoría, e incluso tener algunos mayordomos o incluso un par de guardaespaldas, pero no somos ricos. Si lo fuéramos habríamos pagado mi cirugía hace tiempo.
–¿Pero no dijiste que querías esperar a que la tecnología avanzara lo suficiente como para poder quedar bien?
–Eso para poder pagarlo con nuestro dinero. Porque con dinero se arregla todo. Por mucho que sea difícil, si pagas lo suficiente habrían hecho lo que hiciera falta para que quedara bien. Si uno de los hijos de las familias más ricas del mundo hubiera salido igual que yo, habrían podido pagar esa operación y las que hicieran falta, y pagar el material que hiciera falta para que el resultado quedara bien. Pero mi familia no es así. Tenemos bastante dinero, sí, pero no lo suficiente como para poder pagar eso. Pero como dije, la tecnología avanza rápidamente, por lo que es probable que en unos años esa tecnología sea más barata, pudiendo estar al alcance de más gente.
Akari entendería, y los dos se dirigirían a la habitación de Masaru. Allí, tras hablar un rato, Masaru diría que si Akari ha ido por su propia voluntad a verlo, es porque confía en él. Akari respondería que claro que confía en él. Que aunque al principio no lo hacía porque eso de traerla contra su voluntad no le gustaba, con el tiempo fue viendo que era buena persona. Masaru diría:
–Me pregunto si dirías lo mismo si conocieras mi verdadero aspecto.
–¡Claro que sí! ¡Eres buena persona, Masaru, y no me importa tu aspecto! ¡Seguiría confiando en ti sin importar cómo seas!
–¿Lo dices en serio?
–¡Claro!
Tras unos segundos, Masaru le preguntaría a Akari se está preparada para verle sin la máscara. Akari se sorprendería, pero con determinación asentiría (de verdad que no tenía intención de hacer un pareado XD)
Masaru se quitaría la cinta de la máscara, detrás de su cabeza, y lentamente bajaría la parte de delante, permitiendo ver finalmente su cara, poniendo Akari una expresión de horror al ver su cara. Era como si un tiburón o un cocodrilo le hubieran arrancado la cara de un mordisco, y después le hubieran prendido fuego a esta, pareciéndose un poco a Dos Caras, solo que con la cara entera en vez de solo en la mitad. Además de eso, el resto de su cabeza no estaba mucho mejor, teniendo también varios bultos y muy poco pelo y muy corto, ya que casi no crecía. Aunque Akari estaría asustada al ver eso, en pocos segundos esa expresión cambiaría de miedo a tristeza y dolor.
–Dios mío…
Akari se sentiría muy mal al ver que un chico tan amable y bueno como Masaru tenía esa deformación tan horrible. Con esa expresión de tristeza y dolor, Akari le preguntaría:
–¿P-Puedo tocarte?
Masaru se sorprendería, pero asentiría. Akari acercaría su mano a su cara y lentamente pasaría la punta de sus dedos por la cara de Masaru, notando todos los bultos que había en esta, y poniendo algo nervioso al chico, pues nunca antes otra persona que no fuera de su familia le había tocado.
–Pobrecito… Qué cruel es la vida. Que alguien tan bueno y amable como tú tenga una deformidad así… Es muy injusto. – Masaru solo asentiría. – Admito que me he asustado un poco. Es cierto que tu cara da miedo… Pero ¿sabes? No me importa. – Eso sorprendió a Masaru. – Ya te lo he dicho, te quiero por cómo eres, no por tu aspecto. Eres un buen chico y una buena persona, y eso no cambiará por tu aspecto.
Masaru me conmovió por esas palabras y se puso a llorar, y Akari lo abrazó. Era la primera vez que una persona de fuera de su familia lo aceptaba con su verdadero aspecto.
La propia Akari admitiría después que eso había sido gracias a que primero se hizo amigo suyo, sin conocer su aspecto. Y que aunque no estuvo bien eso de traerla por la fuerza, ahora se alegró de que lo hiciera, ya que de no haberlo hecho no lo habría conocido, porque tenía razón, si un hombre le hubiera dicho que un chico con una máscara quería ser amigo suyo, o que se hubiera presentado este directamente, se habría ido por resultar sospechoso, y si se hubiera presentado sin la máscara, hubiera salido corriendo de miedo.
–Ya sabes lo que dicen, no hay que juzgar un libro por su portada. – Diría Masaru, haciendo que tanto Akari como él soltaran unas risitas.
No pensé cómo terminaría exactamente la historia, pero la cuestión es que Akari aceptaría a Masaru con su verdadero rostro, aunque le diera miedo, porque le conocía y sabía que era un chico amable y bueno, y no dejaría que su aspecto cambiara la opinión que tenía sobre él. Aunque mientras escribía esto, se me ocurrió un posible final. Repito, no es el final que tenía pensado, ya que no pensé ninguno, sino que se me ocurrió mientras escribía esto, así que no sé si realmente le hubiera dado este final si hubiera hecho la historia. Podéis tomarlo como un posible final, aunque tal vez hubiera tenido otro.
Pues bueno, esta idea es que al cabo de unos cuantos años, ya siendo mayor de edad pero aún joven, finalmente Masaru decide hacerse la cirugía ya que cree que la tecnología ya está lo suficientemente avanzada como para que su cara nueva quede bien. Admite que la cirugía es complicada y que requerirá tiempo para que el tejido nuevo se adapte a su cara, pero le dice que cuando se recupere le escribirá una carta, y Masaru y su familia se van a Estados Unidos, ya que solo un médico muy brillante de allí puede hacer esa cirugía tan complicada.
Pasan casi 6 meses y Akari no recibe nada, temiendo que la cirugía haya salido mal, o incluso que Masaru se haya olvidado de ella. Un día llaman a la puerta de su casa, y al abrir ve a un chico que no conoce.
–Hola, Akari.
Akari se extrañaría.
–¿Eh? ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién eres?
–¿Tanto he cambiado? – Respondería el chico con una sonrisa, sorprendiendo completamente a Akari.
–¿Ma… ¿Masaru?
El chico sonreiría y Akari se abalanzaría sobre él y lo abrazaría con fuerza, incluso escapándosele algunas lágrimas de alegría.
–¡Masaru! ¿Po-Por qué has tardado tanto? – Diría sin contener su alegría.
–La cirugía fue más complicada de lo que se preveía, y hicieron falta varios meses de rehabilitación y de adaptación del nuevo tejido a mi cara, y tenía que seguir en el hospital, no hacer esfuerzos y comer una dieta sana para que las nuevas células crecieran y se fusionaran con mi cabeza. De hecho aún no están unidas del todo, ¿ves? – El chico giraría su cabeza y dejaría ver que en un lado (en ambos, de hecho, pero se lo enseñaría en uno) había como una especie de "raya" cerca de su oreja, yendo de arriba debajo de su cara, como si llevase una máscara pegada a la cara. – Aquí es donde unieron el tejido nuevo con el resto de mi cabeza. Pero me dijeron que en poco más de un mes ya ni se notaría. Ah, y tengo otra detrás, pero esta no se ve por el pelo. ¿Has visto, Akari? Tengo pelo. ¡Pelo de verdad!
Akari sonreiría claramente feliz y volvería a abrazar al chico, alegrándose mucho que de Masaru finalmente pudiera tener esa nueva cara.
Qué hubiera sido de ellos dos lo dejo a vuestra imaginación. Si hubieran seguido siendo solo amigos o si esa amistad hubiera evolucionado en algo más. Vosotros decidís. Eso suponiendo que hubiera hecho ese final, claro, pero repito que se me ocurrió mientras escribía esto, así que no sé si realmente le hubiera dado ese final.
Sea como sea, tanto si ese hubiese sido el final como no, ¿qué os ha parecido? ¿Os hubiera gustado leerla? ¿Os gusta ese posible final, o le daríais otro? De ser así, ¿cuál sería? No dudéis en dejar vuestras opiniones. Comentarios largos son bienvenidos. (Los cortos también, claro, pero quiero decir que no os cortéis XD)
Sí, sé que es una historia un poco rara y se sale de lo normal, cierto, pero se me ocurrió. ¿Por qué la descarté entonces? Pues porque si bien, como habéis podido ver, el principio y la parte en la que Masaru se quita la máscara las tenía muy bien planificadas, el resto no. Básicamente, la historia entera habría sido relleno para ir del punto A (Akari es llevada por la fuerza a conocer a Masaru) al punto B (Akari acepta a Masaru tal y como es). Todo el resto, como digo, habría sido relleno solo para ir de un punto a otro, y básicamente toda la historia habría sido ver como lentamente poco a poco Akari va haciéndose más cercana a Masaru, por lo que mejor os cuento cómo iba a ser la historia y ya está.
Recuero que hay un capítulo de Doraemon parecido, en que un hombre mayor es muy feo, y por eso todos huyen de él, porque creen que es malo, aunque en realidad es buena persona. Debido a que Nobita se desmaya del miedo al verlo, el hombre lo lleva a su casa, y cuando se despierta, pueden hablar y Nobita comprende que lo había juzgado por su aspecto, que aunque le sigue dando miedo, en realidad es buena persona. No recuerdo cómo termina el capítulo, pero sí que recuerdo que por lo menos el grupo de Doraemon y Nobita al final comprenden que ese hombre solo es feo y ya, pero que es buena persona, aunque no sé si logran que los demás vecinos también lo vean así. Lo que sí sé es que termina bien.
Pues en fin, esto es todo. No olvidéis dejar vuestros comentarios, y recordad que si queréis escribir esta historia podéis hacerlo, ya sea igual que como la pensé yo, si queréis cambiarla, o si solo os basáis en esta idea para hacer la historia. Eso sí, si la hacéis, solo os pido que en la descripción o en el primer capítulo indiquéis que la idea original es mía y que os habéis basado en ella para hacer la historia.
Pues esto es todo por el momento. Nos vemos próximamente con más historias descartadas.
