Lala Lulu: Hola! Terminamos la nosshee, a ver qué tiran sus apuestas entre resacas, sacudones zabrozos y revelaciones. Veremos quién acertó en sus apuestas. ReiDitz dando clases sobre cómo terminar una noche de pintas, Jajaja. El secreto de Serena queda al descubierto ¿Y el de Broly? Amanecer un día antes de la Carrera, acompañemos a nuestros protagonistas en su día de relajación.
¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
"Sí alguna vez jugué al amor en esta vida
Sin quererlo o sin pensarlo
Sí en ese tiempo de mis años inconscientes
Quedó un alguien lastimado
Ya lo he pagado, uoh ya está saldado
Con cada beso y el amor que te estoy dando
Si de repente por ahí miré una flor
Y me dio por arrancarla
Si hubo un amor que sin reservas me dio todo
Y lo di por ignorado
Ya está saldado, uoh, lo estoy pagando
Por cada vez que te acomodo entre mis brazos
Y es contigo con quien duermo
Y me duele la raíz de mis entrañas
Que un beso antes que yo alguien te daba
Me calcino de pensarlo si podré al fin superarlo
Como duele que la luna no te la haya yo enseñado
Que volaste hasta una estrella de otra mano
Y si yo me he equivocado por mi Dios que está saldado
Desde el día en que te tuve y que te amé…" Como Duele, Canción de Luis Miguel.
Capítulo 18
Vegeta y Serena se recuperaban. Los dos ya tienen varios decibeles más bajos. Y le guste o no a Serena, parece que el sexo también es una especie de antídoto para ella. —Dame mis bragas. —Algo enojada le estira la mano para que se las devuelva. Lo ve confundido, eso también la confunde a ella. —"Grrr ¿Pero en qué piensas Serena? Para él esto es una reconciliación…"—Pone los ojos en blanco.
Vegeta se las devuelve, reprime su sonrisita presumida. Es más que seguro que ella querrá volver a hablar de esto. —"¿Por qué no podemos estar bien y ya?"—Piensa con hartazgo, sin embargo, al instante lo piensa con tristeza y eso lo sorprende. Serena de verdad que lo hace sentir tanto y no solo en la piel.
Serena lo ve casi torturándose por dentro, no sabe si es la gloria del post orgasmo, pero no quiere verlo así. —Bueno, no nos preocupemos ahora. —Le acomoda la corbata y plancha su ropa. Le toca la punta de la nariz con su índice y le guiña un ojo muy coqueta.
Vegeta sopla el rostro de Serena para refrescarla, la mira de pies a cabeza para ver que esté impecable. Pasa su pulgar, como si acomodara un poco el maquillaje de sus ojos. —De verdad, no te lo dije porque—
—Ahora no es el momento. —Serena siente a alguien entrando a la cochera, abre la puerta. Son Tarble y Gure, que sacaban su auto y se iban a su casa. —…Qué lástima, la estábamos pasando bien.
—Pues hay que ir a dormir y descansar. —Gure le sonríe, no sabe qué hacían estos dos aquí, solo espera que no hayan discutido. —Hay que estar frescos y al 100% el lunes.
— ¿Escuchaste Vegeta? —Tarble le frunce el ceño y lo señala. Vio a Serena meterse enojada en ésta dirección, espero que no estén peleando.
—Grrr… —Vegeta se cruza de brazos y voltea el rostro.
Serena respira profundamente, no le gustaría que por una discusión Vegeta no esté concentrado y algo le suceda en la pista. —Está todo bien. —Se abraza al brazo de Vegeta.
La mira de lado y Vegeta ve claramente su sonrisa falsa. Se prepara mentalmente para la charla que le espera después de la fiesta.
—Quiero bailar un poco más ¿Y tú? —Serena le habla con dulzura al oído de Vegeta.
Vegeta casi ronronea como un felino ante su tono y su aliento chochando contra su oído. —Encantado. —Responde rozando mejilla con mejilla, mientras aleja su rostro. En el minuto que se acercan a bailar, Vegeta reconoce otra canción. —Me gusta éste DJ…
—Lo sé. —Serena pone el índice en los labios y un pequeño guiño cómplice.
Los dos sonríen y empiezan a bailar.
Bardock estaba afuera, en la acera, esperando el taxi con Milk. Con los brazos cruzados y texteando sin cesar a Lita.
De: Número desconocido
Lita, por favor. Soy Bardock. Contesta, necesito hablar contigo ya mismo.
De: Número desconocido
CONTÉSTAME.
Milk estaba sentada, de brazos cruzados. —Yo ya soy grande, no hace falta Ba—Dock. —Se le traba el habla, lo ve en el teléfono, escribiendo sin parar y muy cabreado. —Espero el coche sola. —Trata de levantarse y se tambalea otra vez. Se cubre la boca, ése mareo casi le saca el estómago.
Bardock rechista, la sostiene y le corre el cabello. —Milk, deja de decir estupideces. Si no hubieras bebido tanto, no estarías en ésta situación. No puedes estar sola. —La sacude un poco.
Milk corre su flequillo, frunce el ceño como si fuera a llorar. —Tan parecido y tan distinto ¿Por qué?
— ¿Kakarotto? —Bardock le pregunta, la ve asentir al borde del llanto. —No Milk, no llores. No estoy enojado, sé que… Pues que nunca has sido así y espero que esto sea algo de una vez y ya. Eres casi como una hija para mí.
Aishh, le dice eso y la culpa empieza a invadirla. Su vista nublada captura una figura familiar a lo lejos. — ¡Hey! Hablando de Roma…
— ¿Qué sucede? —Kakarotto ayuda a su padre a sostener a Milk. —Creí que te estabas divirtiendo. —Dice con una sonrisa, Milk le sonríe también y exhala al cielo. —Wow, demasiada diversión ¿No? —El aliento a alcohol de Milk casi lo tira hacia atrás.
— ¿No dijiste que ibas a hacerle de acompañante? —Bardock regaña a su hijo menor, frunce el ceño porque lo vio dejar de lado a su amiga, en el segundo que un par de mujeres se le acercaron.
—Sí, tranquilo papá, yo la acompaño. —Kakarotto responde serio, la sostiene totalmente en su hombro.
Bardock al fin ve su salida, sostiene un poco su prisa. — ¿En serio? ¿No vas a quedarte a seguir de fiesta? —Se relame un poco por los nervios y lo mira a los ojos.
Kakarotto lo siente alterado. —Sí papá, yo se lo prometí a Milk. —La sostiene, envolviéndola en brazos.
— ¡No hablen como si no estuviera aquí! —Milk reclama, intenta zafarse del agarre de Kakarotto, pero no puede. Ésos brazos son como tenazas y bien lo sabe ella que lo entrena.
—Jajaja, Milk ya basta. Pareces un perro mañoso. —Kakarotto la contiene, la deja hacer pie.
—Está bien. Escríbeme cuando la hayas dejado en su casa. —Bardock le pide y se va en dirección de la esquina.
— ¡¿Papá ya te ibas?! ¿Quieres que compartamos el coche? —Kakarotto le consulta.
— ¡No!—Bardock se exalta, trata de bajar el tono. —Voy… Voy a otra parte, nos vemos. Cuídense. —Dobla la esquina y empieza a llamar a Lita. Pone una mano en su cintura, su pierna tiembla, escucha el tono de espera.
En su habitación, Lita estaba en la oscuridad. Bebía de la botella de vodka, ya casi vacía y tibia. Quemaba su garganta, pero se sentía tan bien, porque parecía calmar el dolor en el centro de su pecho. Toma el teléfono. —Hola. —Contesta cabreada.
— ¡Lita soy Ba!—Bardock queda con la boca abierta, le acaba de cortar. Se muerde la lengua para no maldecirla en voz alta y empeorar las cosas. Vuelve a llamar, se dobla hacia adelante y niega al suelo. Parece que Lita lo ha bloqueado. Pasa directo al contestador. —Lita, escúchame, necesitamos hablar. Perdóname, te lo ruego, hablemos. Todo fue tan…—Se frota la vista y la nuca, las imágenes pasan rápido por su mente, casi produciendo una jaqueca. —Un caos, no pude ver la verdad. Me enteré que fuiste tú quien le presentó una novia a mi hijo ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Por qué no me dijiste antes que no tenías nada con Raditz? Me sentí como la mierda, sentí que lo había traicionado ¡Que los dos la habíamos cagado! —Sacude su puño al aire. —Llámame o iré a buscarte. Si-Si prefieres un tiempo, para que se calmen las cosas, lo voy a tomar. Pero tenemos que hablar ¿Me escuchas? No te vas a librar de mí tan fácil. —Corta y camina en círculos. Ella vive con sus amigas, no puede arriesgarse a aparecer y hacer una escena. Aunque esté enojada con él, sabe que está triste y eso no le gusta. Quiere acercarse, arreglar el desastre. — ¡Mierda, Mierda! —Peina su cabello con ambas manos y sisea solo en la noche, mientras espera que su mente recobre la calma.
La noche iba llegando a su fin, de a poco se despejaba la gente. Mina y Broly compartían un Uber.
—Uff, estoy molida. No sé cómo hace Serena éste trabajo. —Afloja sus tacones y estira un poco sus pies. — Pero mira, ya tengo mi premio apenas llegue a casa. —Le comenta con risitas, le muestra varios números anotados en su teléfono y una botella de champaña cerrada.
— ¿Te conoces con el Corredor de Three Lights? —Broly consulta muy serio.
—Bueno, sí. Cuando mi amiga Serena trabajaba con ellos, pues me lo crucé un par de veces. —Se ruboriza recordando aquellas tardes. —Y tuvimos un par de encuentros casuales. —Parpadea grande al ver el rostro de asco de Broly. —Ay, por favor. Ya sabes cómo es esto, te tiras a alguien y a otra cosa.
Broly la mira sin cambiar los gestos. —Disculpa, sé que es algo que pasa. Pero no lo hace menos desagradable.
— ¿Me estás juzgando porque me acosté con un corredor del equipo rival? —Mina chilla, empuña la botella de champaña. —Yo soy una mujer adulta y si quiero llevarme un tipo a la cama para pasarla bien—
—Simplemente considero el sexo como algo sucio. —Apoya su codo y descansa el mentón en la palma, en tanto mira las luces de la calle pasar por la ventanilla.
—Jajaja ¿No hablas en serio verdad? —Mina no lo cree. —O sea, el placer, el orgasmo. Es uno de los pocos placeres gratis de la vida Jajaja.
—Es denigrante, incómodo y horrible. —Frunce profundo su ceño, sus paredes de acero mentales bloquean con éxito los malos recuerdos. —Con que no seas explícita conmigo respecto a eso, por mí haz lo que se te dé la gana. —Lo pone incómodo pensar que la piel de Mina está "sucia", de haber pasado por la cama de otros hombres.
—Hm, de acuerdo. —Mina imita su postura y mira por la ventanilla. Alejados, en el coche, parece que hay un mar, un océano que los divide. Ella ama el sexo, en todas sus formas y él lo detesta. Mina no quiere decir en voz alta lo que empieza a deducir. —"¿Es posible que Broly nunca haya tenido sexo?"—Se muerde la lengua para no arruinar la calma de la marea. Cada uno de su lado, se ignora.
Desde el taxi, ahí sin pudor del pobre conductor, Rei y Raditz se abrazaban y enredaban en un beso apasionado. Están ebrios, de alcohol y de sí mismos. Entran caminando coordinadamente a la casa, se chocan un poco con el sillón. Se arrojan ahí mismo y hacen ruido.
—Sshhh, Raditz. Tu papá o tu hermano pueden despertarse. —Rei advierte, pero sus manos no pueden detenerse y tironean la camisa de Raditz de adentro de sus pantalones.
—Ya vamos a llegar a la habitación. —Raditz le aprieta el trasero y se la lleva por el pasillo. —Mi papá y Kakarotto se fueron temprano y duermen como troncos. —Susurra mientras caminan sin dejar los besos, aprieta los pechos de Rei, la ve reprimir sus gemidos en la mano. —Mi habitación y la de los demás, es aislada del sonido. —Se muerde el labio inferior y abre la puerta de su cuarto.
Rei parpadea, la vista es hermosa, el espacio es enorme pero sencillo. Cama, escritorio, alfombra, la claridad de la noche entrando por la enorme ventana. — ¿Y qué tal la cama? —Rei se inclina para desabrochar sus zapatos.
Raditz la detiene y empieza a chistarle muy imperativo. —No, no… Déjalos puestos.
Rei se relame ante la idea y ésa mirada lasciva de Raditz. — ¿Quieres que te pise?
— Oh, mujer. —Sonríe de lado en la oscuridad, sube lento por debajo del vestido de Rei, le quita sus bragas. —Debes estar cansada, deja que te atienda. —Con un dedo la tira en la cama, la hace rebotar.
Rei se ríe como una niña, se entrega a lo que Raditz quiera darle y. —Ouuuh, sí… —Una lamida larga aterriza contra su centro. Desde abajo, hasta por encima de su pelvis. Siente las manos del hombre por debajo de su cuerpo, engancha el cierre de su vestido y lo baja. El sonido del broche de su brasier saltando la hace sonreír. — Tu motricidad fina es… Exquisita.
Raditz se acerca a su rostro, se une en un beso. Mete su lengua, dándole de beber su saliva, ahora con los tintes de su aroma femenino. —Jmjmjm, es porque tú eres una mujer fina, delicada. —Le habla y lame su cuello, desde la unión con su hombro hasta su oreja, deja un rastro de saliva, refrescando el calor de su piel. —Qué caliente eres Rei, tan caliente y tan…Mía.
Rei lleva sus manos a sus pectorales, abre la camisa de Raditz. En tanto él continúa el camino de besos por su cuerpo. Atrapa su polla dentro de su bóxer. —Jaja, tú también eres caliente y duro, como el acero. —Sonríe de lado. —Oh sí. —Sus pechos son estimulados con lamidas y pequeñas mordidas a sus pezones. Ella masajea su miembro de arriba, abajo. —Raditz…
Escucha ése pequeño tono de ruego, su ego quiere un poquito más. — ¿Qué Rei? ¿Qué quieres? —Toma sus senos y los presiona fuerte, pellizca sus pezones haciéndola convulsionar de placer.
—Por favor Raditz, hazme el amor. —Rei dice con la voz temblando en su garganta. Lo ve conmocionado, jadeando de deseo, se afloja la corbata. —Chist, Chist… —Le advierte, lo ayuda a quitar su camisa. —Déjate la corbata. —Se muerde su labio inferior, lo ayuda a sacar sus pantalones. Rei se acomoda en el centro de la cama, mira al respaldo. Su mente divaga unos segundos, mientras escanea si no hay rasguños en la madera; evidencia de alguna amante anterior.
Tan bella, con las piernas abiertas y sus tacones presionados contra su colchón, elevando su cadera y dejando su sexo expuesto a la luz. — ¿Hacerte el amor? Jaja, Rei… —Toma un paquete plateado y le pasa una pequeña botella de lubricante. Ella le frunce el ceño, algo confundida. —Sé lo que quieres en verdad, tú quieres el plato fuerte. —Sonríe de lado, jactancioso de lo duro que se siente, de lo listo que está. — Desde que te imaginaste ésa escena sobre el césped. —Se acomoda entre sus piernas, muy sutil, toma la pierna de Rei, de la deja flexionada y hacia arriba. —Y desde que yo te imaginé cogiendo sobre el capó de mi carro. Tenemos pasión acumulada. —Se menea, presionando su glande contra su clítoris.
— ¡Mmh! ¡Ah! Sí, Raditz. —Rei se sostiene con una mano a la almohada y la otra tironea la corbata de Raditz, forzándolo a estrellar sus labios en un beso apasionado y casi violento. —Fornícame. —Ordena con la voz sensual y casi sin aire. — ¡Santo cielo! —Raditz obedece, la penetra hasta el fondo. Lo que en verdad quiso decir fue ¡Maldita sea! Pudo sentirlo hasta la garganta y su pelvis abriéndose ante su invasión. Da una vuelta a la corbata en su mano, le da un pequeño tirón. —Eso, duro, profundo y… Despacio…
Raditz asiente, el agarre de Rei es firme, la presión de sus muslos se aferran a él. Besa la pierna que tiene elevada, se inclina a sus pechos para besarlos. Fuerte la embiste, se retira lento, la deja respirar y de nuevo firme. Mantiene el ritmo, sus miradas se unen. Jamás vio a una mujer así a los ojos, siente dulzura en la mirada de Rei, aun siendo parte de éste cuadro tan caliente y carnal, hay cariño. Desde sus ojos, a todo su cuerpo, Raditz siente algo que nunca sintió antes.
Cada comisura de los músculos de Raditz palpita para darle el empuje duro que agita su cuerpo completo y le saca gemidos casi involuntarios. En la media luz, se ve tan sexy y salvaje, pero sus ojos negros destilan afecto, unión. Rei acerca su mano a su mejilla, lo acaricia. Enreda sus piernas a su cadera, presiona, clavando un poco sus tacones en Raditz. Él toma su mano, lame su palma y succiona sus dedos. Escalofríos los recorren, ya no es importante el orgasmo. Porque en medio de la pasión, sin darse cuenta, hay amor.
Serena toma un taxi con Vegeta, no dice nada cuando lo escucha dar la dirección de su casa. Se recuesta en su hombro y su mente da vueltas de toda la emoción que le provocó éste evento. Recién le cae la realidad en la cara, esto fue tan importante para ella profesionalmente. Un triunfo. —"Gracias…"—Piensa, casi como un rezo, la sonrisa de Darien vuelve a su mente. Va a dejar a Vegeta en su casa, y va a irse a la suya. El día fue largo y quiere compartir toda ésta felicidad con Darien.
Vegeta le acomoda el flequillo, está recostada sobre él. Cree que está dormida, la siente distante. Cuando llegan, él se ofrece para cargarla en brazos, pero Serena se niega y camina junto a él. —Pasa… —Dice con una sonrisa, ve a Tama en el sillón. Ya quiere que Serena note todos los detalles que se pondrán en marcha en el día. Se gira sobre su hombro, la ve ahí parada en la entrada, muy seria. —Mujer ¿Piensas pelear ahora? Vayamos a dormir y después hablamos. Los zapatos te deben estar matando.
Él camina hacia ella, Serena lo esquiva y se niega a entrar. —No quiero discutir. —Muy seria. — Debes descansar, concentrarte en la carrera. —Exhala y se cruza de brazos. —Voy a llamar un Uber para mí.
—Puedo concentrarme aquí contigo. —Vegeta habla con enojo, parece que ella hace oídos sordos.
—Quiero un tiempo. —Serena dice con nervios. — Yo también quisiera pedir un tiempo para estar sola cuando lo necesito. — Serena presiona los labios, se aleja del toque de Vegeta. Siente que le debe tiempo a Darien.
— ¡¿Pero qué más quieres de mí, mujer?! —Vegeta se exaspera, se voltea y empieza a buscar una botella de alcohol con la vista. —Ya te expliqué lo de Launch. —Vuelve la vista a ella, Tama se va por el pasillo.
—No voy a discutir, ya te lo dije. —Mira la hora en su teléfono, se pide un coche. —Debes poner tu mente en la pista, en cualquier momento amanece.
Niega con la cabeza, quiere tenerla, la necesita. Se había ilusionado y ahora esto. — ¿Crees que no me doy cuenta lo que haces? —Vegeta frunce el ceño, levanta el tono. — ¿Por qué no admites que usas lo de Launch como una excusa?
Serena exhala hacia adelante. —En serio que eres un descarado. Fuiste tú quien me mintió ¿Y qué crees? ¿Que teniendo sexo se arregla todo? ¿Que ya te perdone?
—No te vi muy enojada mientras me follabas. —Vegeta la desafía, presiona su puño.
Serena reprime sus instintos por atacar. —Ya, voy a irme. —Le da la espalda y abre la puerta.
—Me alejas. —Vegeta camina hasta ella, la toma de los brazos, casi a punto de sacudirla por lo frustrante. —Me mantienes convenientemente lejos de ti ¿Por qué?—Rechina los dientes, la ve evadiendo la mirada, de la misma forma cuando evade que él se quede a dormir en su casa. — ¡Explícame! ¡No puedes pedirme que la intimidad sólo sea de mi parte! —La ha arrinconado, algo le oculta. — ¡Tú también eres parte de lo nuestro!
Serena se cubre el rostro con las manos. Se siente expuesta, tiembla como un papel. Su corazón se agita por los nervios y las lágrimas. Abre la boca para hablar y las lágrimas caen. —Yo…Yo sé que tú. —Presiona los labios, pero no puede evitar sollozar sin control ¡Maldición! ¡Necesita su toque y todo el placer que le promete quedarse aquí en su cama! Se limpia la nariz con la mano izquierda, ve su dedo anular vacío. Todo esto la hace sentir de nuevo como una mujer infiel, que acaba de ser descubierta. —Sé que me necesitas, pero yo ¡No te necesito! —Lo empuja con todas sus fuerzas, mientras escupe ésa mentira.
Vegeta la suelta, no puede verla así de alterada. Respira duro, desesperado por hacerla quedarse. —Serena. —Insiste en verla a los ojos, pero ella sigue llorando. Trata de evitar su escape sin tocarla. No puede, el llanto de Serena le gana a sus esfuerzos. — ¡Serena!
Serena le azota la puerta, puede ver el coche recién llegando a buscarla. Saca el pecho, siente que hace lo correcto. Darien, Darien… Reza su nombre, como un mantra para alejar a Vegeta. Mira para atrás cuando se abrocha el cinturón y no salió a seguirla. Exhala tranquila. Le dice la dirección al chofer y se va.
Vegeta queda solo. Su orgullo retoma las riendas, se afloja la corbata. — ¡Pues si se quiere ir que se vaya! ¡Mi puta madre! —Se quita la corbata casi ahorcándose, después de todo él también puede necesitar ésa salida en algún momento. — ¡¿Por qué mierda no podemos estar bien y ya?! —Quiere maldecirla, pero no se atreve ni en el pensamiento. Su llanto en ésos ojos puros, sus sollozos de ésa dulce boca, todo parece ser su perdición. —Mujeres, mujeres y sus putos dramas que—Mira de lado a Tama, espiando su rabieta. Se va a la alacena, se sirve ron blanco. —Todo iba bien. —Se baja el vaso completo, siente que quema hasta su vista. Está cansado, y quiere descansar con ella. —Qué estúpido. —Gruñe y en lugar de que sus pensamientos se anestesien con la bebida, parecen mostrarle aún más duro la realidad. Presiona sus manos en la barra y se inclina, gruñe fuerte y enojado. —Debí decirle, debí hacerlo. Grrr... —Aprieta sus manos sobre la barra, casi al punto del dolor. —Si se enojó así… Si algún día sabe lo de Bulma, que no pude siquiera visitar su tumba una vez ¿Va a odiarme no? —Vegeta reflexiona eso y que ella también busca el control en todo esto. Busca su salida al igual que él ¿Pero por qué? No tiene sentido para Serena, tal vez está demasiado cabreada con él y quiere separarse antes de que sea difícil. Cierra los ojos y recuerda el primer bolero. — Tal vez, te fundirías en esta hoguera de mi sangre… Y vivirías aquí, y yo abrazado a ti.
Serena entraba a su casa, se quitaba los zapatos, su llanto había cesado en el instante que se escapó de ahí. Siente un pequeño déjà vu de ése primer beso que tuvo con Vegeta. Se va de puntitas a su cuarto, todo está sumamente silencioso. Entra a su habitación y cierra despacio la puerta. Mira a un lado, a su tocador. —Ay Darien, no sé por dónde empezar. —Se sienta en la pequeña banqueta, se mira al espejo y ahí está el collar que le regaló Vegeta. Se lo cubre con la mano, se lo saca como si fuera un secreto. Lo mete en su cajita de joyas y atrapa de inmediato su sortija de compromiso. —Ajem, como te decía. Estoy tan, tan… Emocionada. No sé si pueda dormir, y eso que estoy agotadísima. Tuve miles de reuniones hasta antes de éste día. —Serena se quita los aretes y empieza a peinarse el cabello en una cola. —… Hablé en primera persona con gente que vi desde lejos contigo. Mano a mano con el equipo alemán y los italianos. Ayyy… —Patalea eufórica, quiere gritar pero no puede. —Todo lo que alguna vez queríamos hacer, lo hice… Tenías razón, si me esforzaba, yo podía llegar muy lejos. —Pasa la mano por las fotos que tiene pegadas, toma la foto en uno de los cuadros. Es Darien con su uniforme de primera división. Lo deja sobre la cama, baja el cierre de su vestido y se imagina las manos de Darien rozando su piel, en tanto la tela cae. Sube sus manos por sus curvas, sobre su brasier, por su cuello hasta su boca. Da una sonrisita al sentir como ayer sus besos, pero el olor, el aroma… Es de otro. —Vegeta. —Abre los ojos enojada. Se prepara para una ducha, así limpiar su piel y su mente de Vegeta. Abre su armario y se elige una camiseta de Darien para usar de pijama.
Y en su puta mierda, ni cuando fue adolescente hizo una estupidez como ésta. Pero si la habitación de Serena todavía tiene la luz prendida, ella seguro está despierta. El subconsciente de Vegeta guarda silencio, lo observa subir a la ventana de la mujer y espera que el resultado no sea una catástrofe. Espía entre las cortinas. —No está. —Habla sosteniéndose por los bordes, mira abajo por moros en la costa. Observa con atención, ahí está su vestido sobre la cama y… — ¿Los zapatos y ropa de otro? —A la mierda la poca prudencia que el quedaba, abre la ventana y se mete. Ve a la puerta abierta del closet, de un lado ropa de Serena, del otro hay ropa y calzado de hombre ¿Qué carajos pasa? La sangre le hierve de rabia ¿Se equivocó con Serena? ¿Ella lo engaña? Sus impulsos le ordenan estallar en furia y su razón le repite que es imposible, pero si es imposible ¡¿Cómo puede ser todas éstas cosas?! Voltea a la cama, la foto del Corredor Chiba lo deja en shock. Luego todas las cosas de él en una mesita de noche. Mira en el espejo de tocador, varias fotos, incluso repetidas. Su ceño de frunce pero de tristeza. —"¿Por qué ella ya no sonríe así?"—La ve tan risueña y feliz. Ahí comprende, levanta la vista con la foto en sus manos. Él ni siquiera estuvo en el velorio de Bulma, no puede ni pensar en ir a ver su tumba, huye del dolor de su muerte. En cambio el dolor de Serena, la ha encerrado en la tumba de Darien.
— ¿Qué haces aquí? —Serena le pregunta con mala cara.
Voltea y ahí está, con aroma a jabón, recién bañada. Tan dulce con ésa camiseta, sin embargo, ésa mirada celeste jamás tuvo tanta furia y fuego contenidos. Traga duro, siente que lo descubrieron cometiendo un crimen. —Yo entré. —Musita y señala la ventana.
Serena exhala enojada, se acerca y le quita de un manotazo la foto. — ¡Nadie te dio permiso de estar aquí! ¡Éste es nuestro lugar! —Se abraza a la foto, como si cubriera la vista de Darien.
La ve temblando, su orgullo se desarma, da un paso hacia ella. —Seren—
— ¡No! ¡Dime qué mierda haces aquí! —Serena sacude su puño, la otra mano aprieta el cuadro al punto del dolor. Su voz se quiebra en un sollozo. — ¡Lárgate de aquí!—Lo golpea con un puño en el pecho, lo empuja afuera. Vegeta acepta cada golpe, pero no se va, se resiste. — ¡No vete! —Llora frustrada. — ¡¿Esto es lo que querías?! ¡¿Verme así?! —Siente que la abraza para contenerla, para darle consuelo. — ¡No! ¡Nunca vas a reemplazarlo! ¡¿Me escuchas nunca?! —Patalea y se sacude. — ¡JAMÁS! ¡NUNCA VAS A REEMPLAZARLO!
Vegeta la contiene, la abraza fuerte desde las espalda, evitando que algunos de los golpes que Serena tira al aire lo impacten. —Sshhh, mujer, tranquila… —La escucha ahogar su llanto entre los gritos, ver el dolor de Serena en carne viva le duele a él también en lo más profundo. En su momento más oscuro no va a dejarla sola. Presiona su mentón contra ella.
— ¡¿Qué sucede?! —Mina abre de lleno la puerta, está con su camisón de dormir. Queda impactada al ver todo. Acerca su mano. —Se- Serena.
Vegeta le niega con la cabeza a Mina, pone una mano por delante. Serena sigue despotricando, suelta una mano y golpea los brazos de Vegeta. —Está bien, está bien…—Su voz es suave, pero firme, tanto como sus brazos que la contienen.
Mina da un paso atrás, mira alrededor, todo lo de Darien está ahí expuesto. Pese a eso, observa a Vegeta dispuesto a entender a su amiga. La ve caer de rodillas, cansada de llorar, gritar y forcejear. Mira al pasillo, le extraña que Lita no se haya despertado. Mira a Vegeta a los ojos y se asienten entre sí.
— ¿Esto es lo que querías? ¿Verme así maldito? —Serena, ya no tiene fuerzas. —Te odio, te odio… —Sigue llorando, siente tanta vergüenza de sí misma, tanta rabia.
Mina se iba por el pasillo, de puntitas trotaba hasta la habitación de Lita. Abría despacio la puerta, y la veía desmayada en la cama, con sus rizos castaños desparramados. —Lita… —Se acerca y la peste a alcohol la azotaba. —Uh, querida… La resaca que vas a enfrentar. —Habla bajito y se va. Espía un poco la habitación de Serena, escucha a Vegeta murmurar algo, no entiende bien, sólo sabe que su tono es suave y tranquilizador. Estira el brazo y les cierra la puerta muy discreta. —Ay amiga, Ay Vegeta… Ustedes ya están perdidos… —Niega con la cabeza y se va a dormir.
Golpes, metales, agitación y bocinas estridentes. Todo son imágenes borrosas, pero el dolor es claro, tan claro. Desde su pecho agitado, a sus pies que corren sin parar. Todo culmina en su vientre y la oscuridad. Sólo queda el olor al asfalto quemado y la gasolina que la marea. Una punzada en la cabeza la comienza a despertar, se siente clavada contra el colchón. Sus ojos pegados de lágrimas secas, viejos recuerdos de su duelo por Darien vuelven. Siente la claridad del día, apenas abre sus ojos. Sus manos están entrelazadas con las de Vegeta, su agarre es firme, como si él detuviera su caída. Enfoca la vista y ahí está él, junto a ella, frente a ella, con los ojos cerrados. Le brotan las lágrimas de nuevo, lo ve removerse y abrir un poco los ojos. —Lo siento… —Susurra con la garganta adolorida, quebrada y resuena su nariz.
Vegeta acerca una mano y limpia sus lágrimas. —Ya pasó. —Se acerca un poco más frente a ella. Ésos ojos azules enrojecidos y su rostro inflamado de tanto llorar, ésta imagen solo hace que Vegeta quiera abrazarla completamente y que todas las balas y destrucción lo toquen a él y no a ella.
Serena razona todo lo que significa el que Vegeta esté aquí. —Perdóname, de verdad… No quería que tuvieras que estar aquí. —Rueda su vista a la habitación, con todas las pertenencias de Darien. —Debes sentirte incómodo. —Esconde la cara en la almohada, retiene unos segundos la respiración.
—Para nada. —Vegeta la toma de la nuca y la hace verlo a los ojos. —Duele, te entiendo.
¡Mierda! Sus ojos negros, tan dulces mirándola, su toque tan delicado, la entereza de estar con ella aquí, sin juzgarla. Serena ahora sólo puede ver perfección en él, todas ésas banderas rojas se han borrado de su mente; es increíble. Vegeta peina su flequillo dorado y deja un beso largo, Serena exhala, no hay erotismo en su toque pero sí la necesidad que acelera su corazón por tenerlo cerca. —Tengo una teoría nueva…
—Hmp ¿Sí? — Vegeta hace una pequeña mueca de lado, exhala suave oliendo su cabello.
—Creo que nos atraemos porque estamos dañados emocionalmente. —Serena traga saliva, intentado aclarar su garganta.
—Basta de querer descifrarme. —Vegeta la aleja un poco y presiona la punta de la nariz de Serena con su índice.
—Llévame Vegeta, llévame contigo. —Pide muy suave, en verdad se muere de la pena por tenerlo en ésta habitación.
Vegeta la abraza completamente, la mano de Serena, con un anillo que nunca le vio antes. Supone… — ¿Estás segura? ¿No prefieres estar aquí? ¿No quieres dormir un rato más?
Serena sigue la vista de Vegeta, esconde su mano. —Eh, sí. —Toma aire al ver que Vegeta busca ver de cerca su sortija. —Yo… No puedo ir a las pistas po-porque. —Serena musita, trata de explicarle.
—Sé muy bien porqué… —Vegeta observa de cerca ése anillo. —Está bien, si nos quedamos. Te dije que te entiendo. —Su gesto se entristece, pero su voz se llena de comprensión. —Muy bonito, buen gusto.
Serena muy incómoda, esconde la mano de nuevo. Frunce un poco el ceño. —Sólo quiero pensar en cosas lindas. —Su mano derecha acaricia la mejilla de Vegeta. —Llévame… —Y así lo hace, se la lleva a su casa. Sólo manotea un par de ropas y un conjunto de ropa interior sencillo. No se queja cuando, al bajar del taxi, Vegeta la carga. Serena se siente flotar al tocar la cama de Vegeta, da una sonrisita pequeña de lado al sentir a ésa bola de pelos ronronear a sus pies. Escucha las cortinas de Vegeta cerrarse.
En su casa, era más práctico tener las cortinas como pantallas que se enrollan. Mira a la cama al cerrar. —"No notó las cortinas nuevas."—Mira al reloj y marca las 7am. Se cambia para dormir, al acostarse, Serena busca su pecho. —Tama… —Regaña al gato con la mirada, lo ve acomodarse en el rincón de los pies, sin molestar. Los ojos de Vegeta se cierran, como si fueran dos puertas de piedra que caen. Siente que pasaron como mil años en pocas horas.
El tic-tac de un reloj. En cada Tic, una imagen quiere hacerse más clara. Otro Tac, y el sonido de su risa, con ésa voz grave, como un ronquido suave la inunda. Ami trata de ver claramente su sueño, un hombre alto, las mangas de una camisa, una mano apoyada contra una baranda. Es una mano grande, la voz gruesa que la hace sentir tan cómoda. Entre risas coquetas se acerca, es tan alto, pero de un saltito estampa un beso en sus labios. A partir de ahí es calor, comodidad, suaves sensaciones que le aceleran el corazón. Gira en la cama y cae. — ¡Auuu! —Ami frunce sus gestos, frota sus ojos. —Son las diez… —Ve un mensaje de Rei. —Haaa…
De: Rei
Duermo afuera ;-) ;-)…
Ami se frota un poco el trasero y el brazo donde amortiguó la caída. Toca sus labios, piensa en su sueño. —Tonta ¿Qué haces? —Se siente de buen humor, tal vez está viendo más a su alrededor. Piensa que sería bueno empezar a salir, ver otros hombres. —Quizás, es porque es el único hombre con el que he hablado. Jaja. —Se sienta y peina su cabello hacia atrás. — ¿Qué vería él en mí? Debe tener esposa y familia… —Piensa mientras se lava los dientes. —Ay, no le pregunté nada sobre él ¿Será correcto? Me da pena, es tan... Caballero y… Correcto. Pfff… —Se enjuaga la boca, sonríe al espejo. —Tonta, ya basta ¿Qué te pasa? —Abre las cortinas de la casa, la arboleda alrededor del templo y el sol la invitan a una buena lectura mañanera.
Se despierta, algo más renovada, extrañamente con la mente en orden, recuerda que es el día clave de Vegeta, que él debe descansar. Escucha su corazón latiendo contra el suyo, está tan dormido que sus brazos están flácidos cuando quiere irse. En el baño, reflexiona un poco sentada en el inodoro. —"Me siento una tonta. Hacerle una escena de ésas en un momento así. Mañana empieza la temporada." —Resopla un poco, mira sus pies descalzos, tuerce sus labios con curiosidad. —"¿Ésta alfombra tan suave es nueva?" —Ve un par de detalles en el baño, una pequeña maceta con flores decorativas y aromáticas. Un pequeño contenedor ovalado y de bambú, con jabones y esponjas de repuesto. Se lava las manos. Algo la distrae, escucha un ruido en la sala. Al espiar, se da cuenta que Vegeta sigue en el quinto sueño y Tama también. Se pone una chaqueta de ejercicios de Vegeta y va a investigar. Su vista se va primero a la cocina, todo normal, hasta que gira a la sala. —¡Aaahh! —Da un salto del susto.
—¡Aaah! —El "intruso" también se asusta, junto a sus ayudantes.
— ¡Serena! —Se escucha y aparece para esconderla detrás de él. La ve con una chaqueta y unos shorts, no es indecente, pero aun así. —No pasa nada… Es Mónaca.
—Lo-Lo siento Señor, le envié mensajes, pero no respondió. —Se inclina a la mitad del cuerpo. —Creí que no habría problemas, si acomodábamos lo que faltaba.
—Mónaca es mi ayuda ocasional en tareas domésticas. —Vegeta le explica. —Vino a terminar de colocar la alfombra. —Mira el reloj, es pasado mediodía. —No creí que se nos haría tan tarde o que no alcanzaría a explicarte…
—Ah, Jajaja. —Serena se rasca la nuca, lo ve a él y sus ayudantes con overoles y gorras. —Lo siento. Mucho gusto, soy Serena.
Mónaca asiente y se agarra la gorra para desviar la mirada. Se le hace extraño ver a una mujer en la casa del Señor Príncipe. —Trabajaremos lo más rápido posible.
—Sí. —Vegeta le asiente y camina con Serena a la habitación. La observa cubriéndose el rostro y lamentándose.
—Qué vergüenza, pobre señor. —Serena peina un poco su cabello enmarañado.
Vegeta se acerca, la toma de las manos. Puede notar todos sus dedos vacíos. —Podías traerlo, no me molestaba…
Serena traga un poco, frunce el ceño un poco incómoda. —No me parece bien que lo tomes así. Siento que te burlas o—Esconde su mano izquierda, envolviéndola con la derecha.
La toma entre sus brazos y la sienta con él en la cama. —Para nada. Como tú dijiste una vez, si necesitas algo para sentirte bien, debes decírmelo ¿Por qué no me crees?
Serena se muerde un poco el interior de su mejilla, frunce sus labios. —Va a sonar mezquino… Pero… ¿No te pone celoso? La otra vez a Sammy o a veces con Kakarotto. —Infla su rostro con enojo.
Vegeta resuena su lengua contra el paladar, se muerde el labio superior. Su orgullo no encuentra salida, menos con ésas mejillas infladas de Serena. —Pues no. —Desvía un poco la mirada, siente las mejillas ardiendo. —Te dio cosas que yo no puedo darte y sé que hay cosas que le diste a él que nunca me darás a mí. —La mira a los ojos.
Serena suspira hacia adentro, se queda clavada en ésa mirada negra. Vegeta le ha dicho la verdad, ha podido ver dentro de su pecho, su corazón hecho cenizas. —A-Aunque, no… Aunque no sienta amor, me gusta estar contigo.
—Lo sé. —Vegeta la toma del mentón, la acerca y se unen en un beso. —A mí también me gusta, me encanta. —Habla, mientras abre la boca para succionar sus labios.
Serena se recuesta lentamente en la cama, el cuerpo de Vegeta se acomoda sobre ella. Le mete la lengua, casi se le sale un gemido. —No, no. Espera, hay gente en la sala. —Le da unas palmaditas para que se detenga, desarman el beso, pero quedan abrazados.
Se recuesta sobre sus pechos, pero presta atención a su respiración y sus latidos. Cierra los ojos, pero no porque tenga sueño, sino porque se siente más cerca de ella después de todo esto. Tan cerca, como nunca estuvo con ninguna. — ¿Está bien que sigamos así? —Pregunta, precavido de que sus defensas salten como un corto circuito. — ¿Sin ponerle etiqueta o título a lo nuestro?
Serena sube sus dedos por la nuca de Vegeta, peina un poco su cabello. Resuena una risita por la nariz. —La prensa se encargó de ponerle título, Jeje. En algún momento, quizás… Más adelante. —Vegeta se endereza para verla cara a cara, unen sus frente y ahí Serena se percata. — ¿Tienes cosas nuevas en la casa? Aaahh, la cama es nueva. —Serena levanta el tono ante su epifanía, se sienta y revisa. — ¡Y tus cortinas! —Señala a las ventanas. —Y en el baño también encontré cosas nuevas. —Pone las manos en la cintura.
Vegeta se ríe con un poco de malicia. —Ésa era una sorpresa que quería darte éste fin de semana. Vístete, tomemos un café y veamos cómo queda la alfombra nueva en la sala.
Serena salta feliz, aplaude muy emocionada. — ¿Seguro que no necesitas quedarte solo para descansar y relajarte? —Pregunta entre risas. — ¡Hey! — La tironea de la muñeca.
—Te necesito a ti. —Vegeta le roba un beso y se va al baño. Los dos están felices por éste avance tan íntimo entre los dos.
Bendito amanecer, mil veces hermoso. Aun con el dolor en sus piernas y las raras sensaciones en todo su cuerpo, Rei está en el cielo. La luz pica su vista, tironea las sábanas a su cabeza y por detrás está Raditz, con sus brazos flácidos envolviéndola con su calor. Intenta estirar la mano. —Ups… —Se queja con una sonrisa ¿En qué momento terminaron los dos atados de la muñeca con la corbata?
Raditz la siente removerse, se da cuenta que están atados. Estira la mano y la ayuda a cubrirse hasta la cabeza. —Grrr… ¿Tienes algo que hacer hoy? —Su voz es casi un ronquido suave.
—Mmm, nya. Nada. —Lloriquea Rei como un capricho.
—Haremos un Brunch entonces, en el balcón, es bonito…
—Sí, sí. El paquete completo por favor. —Rei lo dice como un chiste y se exalta al sentir el miembro de Raditz despertarse. Hasta abre la boca un poco ofendida. —"¿Es insaciable? ¿Un adicto?"
—Jaja, cuidado con lo que deseas… —La envuelve en brazos y la voltea dejándola de frente a él. Entre risas, empiezan a darse pequeños besos.
—Hay que lavarnos los dientes. —Rei es consciente de que lo que bebieron anoche, no eran rosas.
—Bien, voy a espiar en la cocina y te aviso. —Raditz le advierte que no salga, cuando se levanta sus rodillas parecen débiles. —"¡Carajo! ¡Qué mujer!" —Se viste con unos pantalones y camiseta.
Maldita, un millón de veces maldita la noche y éste amanecer de mierda. Bardock se decidió a esperar al otro día, no quiere ir y hacerle un escándalo en la casa. Mejor dicho, teme que lo saque a patadas. Anoche había llegado, se dio una ducha fría y se acostó a dormir. La perra duerme en un rincón y en el momento que se levanta ahí está, vigilante y seria junto a él. Rechista al cielo. —Ya, iremos más tarde, ahora estoy… Estoy jodido. —Se va a la cocina, escucha un tarareo familiar. Una vieja melodía que repetía su difunta esposa…
"Ya sé que no hubo nadie que te diera lo que yo te di
Que nadie te ha cuidado como te cuidé
Por eso comprendo que estás aquí
Pero ha pasado el tiempo y yo también cambié
Si no supiste amar
Ahora te puedes marchar…" Ahora te puedes marchar, Canción de Luis Miguel.
Raditz se voltea a lo que parece un espectro oscuro a sus espaldas. —Papá… ¿Café? ¿O más alcohol?
Bardock presiona los dientes, su ceño se frunce tanto que siente tensa hasta la nuca ¿Tanto se le nota? —Hijo yo… La… La cagué. Maldición ¿Cómo pude cagarla así? —Golpea su puño en el aire.
De inmediato, café caliente y una mirada comprensiva. — ¿Lita verdad? — ¡Bingo! Ésos ojos enrojecidos de su padre se lo confirman.
—Es que creí. O sea yo creía que tú y ella. —Bardock no puede ni decirlo sin sentir la espina de los celos resurgir. —La alejé creyendo que esto era algo prohibido y que te había traicionado. —Esconde el rostro contra la barra, le da tanta rabia.
—Pídele perdón. Tú sabes donde vive. —Raditz le aconseja lo obvio.
— ¿Y si me saca a patadas? —Bardock sabe que se la va a devolver. —No sé. Es mucho drama para mi gusto. Solo tuve un drama en mi vida, con tu madre y luego, pues, todo sobre rieles. —Muerda la tostada con mantequilla y jalea que Raditz le prepara.
—Hmp, tienes dos opciones. Dejas pasar el tiempo o lo resuelves ahora. —Raditz razona el lugar y el momento en el que están. —Mañana es la primera carrera y si no tienes la mente tranquila, no sé si sea conveniente tenerte ahí.
Rei escucha lo que Raditz le cuenta sobre su padre. —… ¿En serio? —Lo ve asentir muy seguro, están comiendo sándwiches de cerdo con té. —Lita… ¡Hmp! Bien escondido se lo tenía. —Pone sus manos en la cintura, levanta su nariz al cielo. — ¡Me lo tenía que haber dicho! ¡Me sentí horrible al pensar que era una traidora!
—Bien, ahora mi padre se decidió a ir por la tarde a su casa. —Raditz toma su teléfono, piensa en cómo rogarle a Lita que le dé tiempo a su padre para explicarse. — Quién sabe qué discutieron o qué se dijeron. Nunca vi a mi padre así. —Parpadea un poco a la pantalla, un mensaje de Kakarotto.
De: Kakarotto
Me quedo en casa de Milk, no se preocupen :-)
Rei lo ve fruncir la mirada, ella también revisa los mensajes de Ami. — ¿Todo bien?
De: Ami
Llegué bien a casa. Nos vemos, avísame cualquier cosa.
—Ah, sí. —Raditz no le da importancia, según escuchó Milk se pasó de copas y casi arma revuelo. Ahora que recuerda, Milk no es de beber. Seguro por eso se salió de control. Sacude un poco la cabeza, mira al paisaje, sentado junto a Rei en la pequeña mesa en el balcón. Ella está con una sudadera, que le queda como un tapado enorme. Su rostro al sol y su cabello negro brillando al sol.
Rei siente muy fija su mirada negra, sus ojos púrpura parpadean en dirección de él. —"Oh, se ve tan guapo. Con ésos pantalones de algodón sencillos y ésa camiseta, tan moreno tomando el sol…"—Sus ojos se unen en un solo sentimiento de bienestar.
El cuerpo le duele, y la cabeza ¡Puf! Quisiera arrancarse la cabeza. — ¡Wácala!—A Milk le asquea su propia saliva. Se voltea en la cama y choca con una enorme sonrisa blanca.
—Puaj, tu aliento es una mierda. —Kakarotto bromea con ella.
— ¿Eh? —Milk trata de parpadear, se acostó con el maquillaje y sus pestañas se pegan entre sí. Tironea las colchas para cubrirse. — ¡¿Qué mierda haces aquí?! —Toma un almohadón y se arroja en la cabeza. — ¡Imbécil! ¡Idiota! ¡Lárgate!
Kakarotto esquiva el proyectil. — ¡Milk basta! ¡Deja de gritar!
Milk se marea, el dolor de cabeza, la luz, todo es un infierno. Kakarotto se acerca para ayudarla. — ¡No me toques! Auch… —La cabeza se le parte en mil pedazos.
—Milk ¿Qué crees que pasó? —Kakarotto le pregunta, muy ofendido. La envuelve en sus brazos, tratando de inmovilizarla.
Milk deja de forcejear y procesa despacio. Mira hacia abajo y sigue con la ropa de anoche. Sus bragas y brasier están en su lugar. Empieza a recordar hacia atrás. —Oh mierda… —Se golpea la cabeza ¿Con qué cara va a estar en el trabajo? ¿Cómo pudo decirle algo así a Serena?
—Bien. Si me prometes que vas a calmarte, voy a soltarte. —Kakarotto le habla suave. —Listo, qué bueno que no te dejé sola. Bebiste muchísimo, bueno, Jeje, más que yo cuand—
Milk le pone una mano en la boca. —Sshhh… —Le pide.
—Sí, cámbiate, voy a hacerte café. —Kakarotto susurra y se va a la cocina. Siente una extraña calidez en casa de Milk, desde que su padre, Ox Satán, murió todo parece igual. —Bueno… No tan igual… —Tiene el infantil pensamiento, de querer ser de nuevo ése niño que jugaba con Milk, a los superhéroes cuando era niños. Siente que desperdició tanto tiempo, que ya no sabe cómo recuperarlo. Con melancolía piensa, en tanto prepara el desayuno.
Milk se mira al espejo ¡Mierda! Su cabello es una maraña, la ropa está arrugada y como no se limpió el maquillaje, parece que tiene el rostro derretido. —Bien, un nuevo bajo nivel… —Pensar que anoche estaba despampanante, se pregunta si a todas las mujeres les pasa lo mismo. Nunca fue una "chica fiestera", como le gustan a Kakarotto. Abre la ducha, su consciencia le demanda agua fría como castigo. Toma aire y se mete.
Kakarotto siente sus pasos detrás, se voltea con una sonrisa. —Bien, primero una aspirina… —Susurra.
Milk la toma junto a un vaso de agua. —Gracias. —Con la voz ronca. — ¿Trajiste ropa para cambiarte? —Lo ve con un pijama común, de pantalón y camiseta.
—Pasé por mi casa y después seguimos camino. —Kakarotto prepara la mesa de té y le sirve café con leche. —Estabas noqueada para ése momento.
Se acerca a sentarse en uno de los almohadones. —Sí… Creo que recuerdo algo. —Milk rechista, el aroma a café la invita a llenar su estómago.
Kakarotto siente el silencio flotar unos momentos. — ¿Te molestó verlos juntos?
— ¿Eh? —Abre los ojos, un poco nerviosa presiona la taza.
—Ya sabes, por Vegeta y Serena. —Desvía la mirada, trata de tomarlo como algo casual.
—No fue por eso, sólo fue el… El alcohol que tomé. —Milk alcanza una porción de pastel, así tiene la boca ocupada y paran ésta cháchara.
— ¿Todavía te gusta Vegeta? —Ahí Kakarotto dispara, de inmediato tiene miedo.
— ¡Cough, cough! —Milk tose, trata de responder, pero primero de no morir ahogada. — ¡Cough, qué! ¡Cough! ¿Qué cosa?
Kakarotto le pasa una botella de agua. —Ya Milk, te lo pregunto cómo amigo. Porque me preocupo por ti…— Su tono se suaviza.
Sus ojos negros parecen preocupados. —Mmh, no. —Milk rechista. —Kakarotto, eso fue hace… Ppfff, siglos. Yo era una niña, tenía 15 años. —Recuerda ése momento, cuando le contó quien era el chico que le gustaba. —El tiempo pasó.
—Hm… —Kakarotto se limita a ver sus expresiones. —"Seguro sigue con ése en la cabeza, a pesar de todo."
—Veré en qué momento disculparme con Serena, recuerdo haber sido muy grosera. —Milk acomoda un mechón de su cabello detrás de la oreja, ahí están los ojos de Kakarotto. Se quedan mirando. Milk es la primera en desviar la vista. — Ajem, hace añares que no pasabas por aquí…
Kakarotto también rompe el contacto. —Sí, me trae recuerdos. Deberíamos reunirnos más seguido ¡Me gustó volver a dormir contigo! —Muy pícaro se ríe.
Milk lo voltea de un almohadazo. — ¡Idiota! ¡Más te vale no haber abusado! ¡Voy a revisar las cámaras de seguridad! —Le ruge, pero los gritos la marean.
—Oye, oye. Ten cuidado. —Kakarotto la ayuda. —Hoy es el día de relajamiento ¿Qué dices si pasamos el día aquí y tonteamos como antes?
Milk levanta una ceja, algo extrañada. — ¿Tontear? ¿Quieres que usemos unas toallas como capa de superhéroes y saltemos del techo? Jajaja.
—Sí, Jajaja todavía recuerdo. Si tu padre no me hubiera atrapado en el aire, me habría roto la cabeza.
—Hmmm… —Milk se acerca y le toca el cabello, revisa bien su cabeza. —Quizás sí te diste un golpe sin que nos diéramos cuenta. —Comparten una sonrisa. Milk acepta pasar el día con él, aunque no sabe de dónde sale todo esto de querer estar junto a ella. —"Tal vez se siente culpable por haberme dejado de lado…"
Lita en su casa intenta no asesinar a quien se cruce, es un ente doloroso que camina por la casa. La cabeza, el cuerpo, su vista. Ni una ducha fría pudo revivirla. Va a buscar un té para aliviar su estómago y algo fresco para comer. Se enoja consigo misma, porque el dolor, en especial el de sus piernas le recuerda a Bardock. Cierra fuerte la vista y las manos de Bardock peinan su piel, su lengua la moja. —Maldita sea. —Escupe con los dientes apretados.
— ¡Buenos dí!—Mina se arrepiente de saludar, toma su chaqueta, su botella de agua y se va en silencio a trotar. —Aishh, tiene una resaca mortal ¡Oh, perdón! —Se choca con alguien.
—Hola Señorita Aino. —Saluda Bardock afuera de la casa. — ¿Lit…Ajem, La Señorita Kino está en casa?
Mina abre los ojos, lo escanea en segundos. —Hola. — Con una chaqueta de cuero, camiseta blanca, unos jeans clásicos. Y Uups… Un pequeño ramo de flores, pequeñas y de varios colores. —Eh, sí. Pero… No sé si está de humor, la resaca la está matando. —Otro semental, pero que ya no es para ella. —"Haaa… Veré si en el parque puedo cazar aunque sea un helado de fresa…"
— ¿Se siente muy mal? ¿No se ha podido levantar? —Bardock preocupado, quizás se le pasó la mano con la intensidad sexual de anoche. —"Maldito bruto necesitado…"—Se castiga internamente.
Lita va a atender la puerta. —Quién… —Abre los ojos, la luz y la imagen de Bardock la queman.
— ¡Lita-Aaah!—Bardock sonrío, pero al instante le cierra la puerta y él la detiene con todas sus fuerzas. — ¡Lita, vine a hablar!
Lita empuja la puerta. — ¡Pues ya escuché suficientes insultos de ti! —Ruge tratando de resistir.
— ¡Escúchame! ¡Por favor! ¡Yo no sabía que nunca estuviste con Raditz! —Pone un pie, manteniendo la puerta abierta, en tanto sigue el forcejeo. — ¡Que le habías presentado a Rei!
A Lita le gustaría sentirse feliz por su amiga, formalizando con Raditz, pero no puede. —Sí, te lo dije y me mandaste a la mierda. No me creíste.
Bardock exhala fuerte. —Perdóname. —Presiona la palma contra la puerta, deja caer el ramo, presiona su talón y la empuja, entrando totalmente.
— ¡Ah! —Lita cae, amortigua la caída con las manos.
Toma el ramo de flores, se acerca rápido a ayudarla. —Lita, quiero hablar…
Lita arde de la rabia, se sacude el agarre de Bardock, su corazón late fuerte con solo tenerlo cerca. —De acuerdo, voy a escucharte. No esperes que te perdone.
—Es mucho más de lo que merezco. —Bardock se rinde al veredicto de Lita. Ella le señala el sillón para sentarse. Su pierna temblorosa delata sus nervios, frota su rodilla para frenarla.
Lita se sirve su té, se sienta, se cruza de brazos y piernas. Pone el rostro de menos amigos que encuentra. —Bien, te escucho…
Mientras eso pasaba, Serena y Vegeta estaban recostados uno junto al otro, en una manta, en el césped junto a la piscina. —… Así que también te arreglan el jardín. —Serena le comenta sobre Mónaca y sus ayudantes.
Vegeta miraba al cielo, el día está tan agradable. —Hm, sí. No siempre alcanzo a hacer todo yo, en verano la hierba crece más rápido.
Serena resuena la nariz, se gira sobre él y se apoya en sus pectorales. —Jajaja, en serio. Se me hace casi imposible verte haciendo tareas del hogar; como lustrar el piso u ocuparte de tu jardín.
Vegeta dibuja una sonrisa, frunce el ceño y la empuja con la punta de la nariz. —Grrr, mujer de poca fe. Si pasaras los días entre semana más seguido por aquí, verías que el baño, es algo de lo que me gusta ocuparme personalmente. Dejar todo bien desinfectado y limpio.
—Jajaja, bueno, quizás ahora sí me convenzas más fácil. Ya quiero verte usando guantes ¿Amarillos o naranja? —Serena se sienta, busca las copas que dejaron de lado, sirve un poco de vino blanco y bebe.
—Uh, amarillos. —Afirma con seguridad, se endereza. Abre un pote de helado.
—Mmm, qué rico. —Serena de inmediato mete su cuchara para probar ésa helada delicia.
—Sí, muy, pero muy rico… Chocolate… Fresas…—Vegeta toma de su copa, su mirada se llena de lascivia. Su mano apoyada cerca de la de Serena, se acerca un poco más. Con ése simple contacto, le transmite el mensaje. —Nunca lo hice al aire libre.
Serena muy ofendida, lo fulmina con la mirada. — ¿Armas una especie de lista con cada una?
—Tú no eres una más, ni cada una… —La recuesta lentamente, deja la cola de su cabello dorado de lado, besa su clavícula, su cuello. Peina despacio su nariz contra la línea de su yugular. Sólo recordar cuando le dijo suyo y que ella era de él, la piel de Vegeta se eriza, al mismo tiempo que su polla se despierta. —Tendré que ver dónde esconder condones aquí. —Murmura como un chiste. —Una maceta, o algo así…
Serena suspira con sus atenciones, se pregunta si es prudente volver a intimar y decirle "Mío", mientras lo hacen. Muerde su labio inferior y dibuja una sonrisa mientras lo escucha. —Jaja, Mmmm, quiero probar ésa cama nueva. —Enreda sus piernas a su cintura.
—Vamos. —Vegeta presiona las rodillas y con cuidado se levanta con ella aferrada. —Oh, lleva el helado. —La inclina para que alcance el pote. —Tengo tantas ideas… —Se relame.
—Sucio… —Serena se queja, pero lleva el helado de todas formas. Se pone roja completa, bien conoce el apetito de Vegeta.
—Y de ahí a la bañera, no te vas a arrepentir… —Vegeta le aprieta el trasero mientras camina a paso firme, le cierra la puerta en la cara a Tama.
Miaaauuu… Se escucha, el felino inclina su cabeza al no recibir respuesta, se va por la terraza de la sala a iniciar uno de sus recorridos vespertinos.
…
Aaaahh, un mini suspenso con el BardLita ¿El viejo zabrozo debió dejar que las cosas se enfríen? Y no lo pude evitar, el #ReiDitz es tan divinooo, desayunito, sol, apapachos… ¡Hasta el próximo viernes!
Saluditos…
Nita-chan84: Hola! Pues aquí cumpliendo como siempre, dando emociones diversas, Jajaja nomás para mantener la cuenta con el terapeuta XD "Doctor, hoy actualizó el fic. Pasó de todo" Jajaja. Gine haciendo *facepalm en su nube del más allá, esperemos le toque el hombro para arreglar tal embrollo. Si no tengo un amanecer como el #ReiDitz no entiendo para qué madrugo todos los días XD Ahí nuestro Raditzito dándole ánimos y pan a su padrecito, amo las interacciones de la familia Son, tanto como amo el Bromance de Bardock y Nappa Jajaja. Y Launch ¿Tiene dos caras? Pues así se deja ver, así que Serena deberá mostrar los dientes y marcar su territorio. Pues aquí parece que la tensión del KakaChi está por todos lados, también planeo escribir su historia, o sea el origen de su "amistad" y cómo se construyeron ésas enormes barreras. Los descubrimientos de Mina sobre Broly, Jajaja, ésa rubia te saca la cartilla genital con el olfato XD Es tremenda. Tanto que a Broly no le agrada mucho en ése sentido, tan opuestos ¿Podrá el amor unirlos? ¿O la zabrozura? Y Ami, ay Ami, Ami… Lindos sueños verdad? Jajaja, por ahí va… Bien parece que ninguno se ha retractado, es más Vergeta se quedó con ella en el momento más difícil ¿Terapia SetSiete? Mmm, Jejeje me tientas, me tientas… Jajaja "te llevaré a casa con mamá". Un beso grande, gracias por tu tiempo.
OhaioIzumikun: Y ahí, todo un caballero un señor el Nappa. El BardLita está en pleno drama y desesperación. Bardock ante todo, había dejado su vida íntima y se concentró en todo lo de sus hijos, imagínate estar interesados en la misma mujer, no poder controlar tus deseos ante una persona prohibida. Es como una tortura en carne viva. Ahí aplausos de pie para el #ReiDitz, Jajaja. Nos quedaba más drama, sin dudarlo Vegeta y Serena dan pasos agigantados de a ratos, casi sin pensarlo, solo guiados por lo que sienten. Esperemos no vayan tan a prisa. Y 17 y Setsuna, recién empieza, ése muchacho es todo un luchador :v . Muchas gracias por tu rw.
