Junio inicio como cabría esperarse, con una serie de desafíos inimaginables. Para los alumnos de tercer año, los exámenes comenzarían a penas la primera semana de junio. El lunes por la mañana, Liam se despertó antes de que amaneciera, hizo su hechizo rutinario y se arregló rápidamente. Los días habían vuelto a su azul habitual y todos estaban felices por ello. Liam vio la bonita mañana, pero tenía de que preocuparse. Su primer examen sería de Transformaciones, la profesora Amelia, con un embarazo ya más que notorio, los examinó haciendo que transformará una tetera a una tortuga. Liam respiro aliviado al ver qué en su tercer intento, la tetera se convirtió en tortuga, la profesora le hizo un gesto de aprobación y Liam salió del salón muerto de miedo. Su siguiente examen en el día fue el de Encantamientos, su primera tarea era realizar el hechizo estimulante. Liam le lanzo el hechizo a Jack, quién se rio satisfactoriamente, después Jack le hizo uno a Liam, sin embargo, Liam se cansó un poco de reír. Después tuvieron que realizar hechizos varios, como volver a hacer que una piña bailará sobre la mesa. Cómo Liam no había escogido Aritmancia ni Estudio de Runas Antiguas cómo optativas, termino sus exámenes por ese día.
Pero no hubo descanso, al día siguiente, martes, Liam volvió a preocuparse por los exámenes. Aún que el de Cuidado de Criaturas Mágicas fue bastante sencillo, los alumnos solamente tenían que mantener vivos a unos gusarajos por una hora entera, Emma hablo con Liam durante el examen y al final sus gusarajos siguieron tan babosos como siempre. Para su siguiente examen, de pociones, Liam tuvo que realizar una poción de confusión, pero tal parecía que fuera a él a quien le aplicaron la poción antes de empezar el examen, por qué se tardaba minutos en recordar los pasos, y a veces recordaba que algún paso iba después, justo en el último momento. Al final, Liam realizó la poción, que logro confundir un poco a el profesor Richard. Por la noche, los alumnos tuvieron su examen de Astronomía, que parecía más una clase normal que un examen.
Los exámenes del miércoles llegaron. El primero del día fue de historia de la magia. Un aburrido examen escrito fue puesto en el escritorio de Liam. Cómo siempre, se quejaba del aburrido método de enseñanza del profesor. Cómo fuera, Liam tenía que contestar preguntas de varios temas vistos en clases, y también escribir un resumen de la cacería de brujas. El examen de Herbología no fue tampoco el más emocionante de todos, simplemente tenían que transportar una mandrágora sin desmayarse y realizar con mucha precisión un hechizo seccionador en una planta.
El jueves sería el último día de exámenes. Para empezar, tuvo el examen de defensa contra las artes oscuras. Consistió en una rara carrera de relevos que contenía creaturas vistas en clase. Liam nado en una pequeña piscina y evito a un grindilow, paso por baches que tenían Gorros Rojos dentro, no hacerle caso a un Hinkypunk para seguir avanzando y finalmente, subir por un tronco y enfrentarse a un boggart. A Liam le costó un poco esa parte, el boggart se transformó en una serpiente gigante, Liam reprimió sus deseos de lanzar Flipendo y realizó Riddikulus, el boggart se transformó en una lombriz que cayó al suelo indefensa. Y finalmente, el examen de Adivinación, en el que Liam pudo dar rienda suelta a su imaginación y ver cosas en el humo de la bola de cristal, muchas de ellas, desgracias, con las que la profesora Trelawney sonreía. Después de terminar esa tortuosa hora, Liam salía del salón de Adivinación, la profesora Trelawney no le dijo nada y lo dejo ir tranquilamente. Ahora, lo único que Liam quería hacer era tumbarse en cama, así lo hizo, todo el día, descanso hasta el atardecer, en el que hizo su hechizo rutinario y después volvió a acostarse.
El siguiente día fue libre, Liam se pasó el día junto con sus amigos, paseando por todas partes. Después de que Liam realizará su hechizo rutinario, el, Jack y Emma descansaban bajo un árbol, pero estaban tan cansados de caminar y correr por todos lados que simplemente cerraron sus ojos un momento y se durmieron profundamente. Era de noche cuando Emma despertó, vio a los lados y ahí se encontraban Liam y Jack. No estaban en el mismo lugar en el que se habían dormido.
-Ey, Liam!, ¡Jack! ¡Despierten! – Emma sacudía a los chicos, hasta que finalmente despertaron
-eh? ¿Qué pasa? – dijo Liam
-vamos a comer? – balbuceo Jack
En cuanto Liam recuperó la conciencia, empezó a ver a su alrededor. Había árboles por todas partes, y donde estaban acostados parecía suave, como si de un nido se tratase. Todo estaba oscuro y la luz de la luna apenas iluminaba. También, había un olor desagradable, como si un animal hubiera dejado su comida a medias.
-Lumos! – dijeron los tres chicos, de sus varitas salió una luz y por fin se ilumino aquel lugar
Efectivamente, los chicos estaban sobre lo que parecía ser un nido, con hojas y ramas acomodadas de forma rudimentaria pero efectiva. Liam apunto hacia los lados, unos metros delante de él había una cabra muerta.
-ugh, vámonos de aquí – dijo, totalmente asqueado
-sí, pero… a dónde vamos? – Jack miraba a todas direcciones intentando obtener una ubicación
-no lo sé, no veo mucho, necesito mis lentes, será mejor que nos movamos – suspiro Liam – demonios! Olvide mis lentes en la mesa de noche – dijo palpando su túnica
-y la olvidadiza soy yo – dijo Emma – en fin, vamos
Los chicos salieron de aquel nido. El bosque era muy confuso, no sabían si retrocedían, ni si avanzaban, no sabían a dónde iban. Algo se escuchó detrás de ellos, los tres voltearon y se prepararon para atacar. Una acromantula salió disparada hacia ellos.
-FLIPENDO! – grito Liam y le dio a la acromantula, logro hacerla retroceder, pero el animal se lanzó nuevamente
-Araña Exumain! – grito Jack y la acromantula cayó como un saco de papas
-Lumos! – dijeron Jack y Liam, sus varitas se habían apagado
Probablemente habría más acromantulas por ahí, así que los chicos subieron la guardia. Siguieron caminando y vieron un lago, descubierto y centelleante ante la luz de la luna. Pero algo nuevamente los inquieto, se aproximaba por enfrente. Vieron otra acromantula, caminaba agresivamente por la orilla, la luz de la varita la alertó y la acromantula se lanzó contra ellos. Liam estaba a punto de hacer un hechizo, pero algo salió de entre las sobras y tacleo a la acromantula. La luz de sus varitas se extinguió, pero la luz de la luna iluminaba lo suficiente. Enfrente de ellos, una bestia arremetía contra la acromantula, luchaba contra sus numerosas patas hábilmente. La criatura era grande, de aspecto canino, pero humanoide a la vez, como si un hombre lobo se hubiera atascado en su transformación. Su piel era pálida, sus manos, huesudas y largas, daban zarpazos a la acromantula. Los chicos vieron horrorizados cómo la criatura sostenía a la acromantula y le arrancaba violentamente las patas, la acromantula se retorcía de dolor, pero al parecer, su contrincante no sentía compasión y continuaba atacando. La sangre brotaba por todos lados, más de la acromantula que de la criatura, que apenas tenía unos rasguños en las costillas. Finalmente, la criatura partió uno de los colmillos de la acromantula y se lo clavo con fuerza, la acromantula dejo de moverse. La criatura dio un fuerte gruñido, o más bien, alarido, como si una persona tratara de imitar el aullido del lobo. Después, se abalanzo contra el cuerpo sin vida de la acromantula y empezó a comer. Liam estaba asqueado, aterrorizado, y por demás, quería irse de ese lugar, sus amigos compartían la idea. Con cuidado intentaron caminar lo más lento y silencioso que pudieron. Liam pensaba rápidamente, si la criatura los veía, no tenían ningún hechizo que lanzar, no tenía armas, así que no podía utilizar Expeliarmus, era demasiado grande como para que un Desmaius o un Flipendo funcionaran. Su corazón latía tan rápido y fuerte que fácilmente pudo haber delatado a los chicos. Pero consiguieron apartarse, más adelante los árboles permitían ver la luz de la luna, Liam se tranquilizó un poco. Hasta que, inevitable, escucharon un gruñido detrás de ellos.
-lumos – dijo Emma, volteo, su varita se ilumino, sacudió la varita hacia enfrente y una bolita de luz salió de la varita, iluminando el camino, ahí, estaba la criatura
Les gruño en cuanto la luz tocó su pálida y horrible cara. Liam no sabía qué hacer, estaban perdidos. La criatura hizo nuevamente ese aullido horrible y se abalanzo contra ellos.
-PROTEGO! – grito Liam, la criatura reboto en cuanto choco con el campo invisible que Liam género -FLIPENDO! – conjuro, y un fuerte rayo verde salió, junto con ese atronador sonido y dio de lleno a la criatura, que rodo por el suelo
Más enojada que nunca, la criatura se levantó, estaba bufando y de su hocico salía sangre y espuma. Sus ojos pálidos y aterradores fijaron la vista en Liam. Se volvió a abalanzar
-PROTEGO! – gritaron los tres y la criatura reboto, pero volvió a incorporarse
-DIFINDO! – grito Emma y un gran corte apareció en el hocico del animal, causando un brote de sangre y lamentos
-DESMAIUS! – grito Jack y la criatura fue golpeada salvajemente
Pero la criatura se levantó otra vez, sangrando de el hocico, parecía que no se daba por vencido. Se lanzó y con un zarpazo lanzo a Liam por los aires, Liam noto un dolor agudo en el brazo y costillas, también sintió un líquido caliente chorreando por su brazo, acompañado de un ardor intenso. La criatura lanzo una patada contra Emma y un golpe contra Jack, los tres quedaron derribados. Liam se puso de pie débilmente.
-FLIPENDO! – conjuro y la criatura cayó, se levantó de nuevo y dio un salto en contra de Liam
Liam cayó y la criatura le dio un zarpazo en la cara, noto como de su mejilla brotaba un hilo de sangre. Después las patas del animal golpearon su brazo, Liam grito desgarradoramente al sentir un enorme dolor, acompañado de un ardor en él.
-DIFINDO! DIFINDO! DIFINDO! – grito Emma
En la espalda de la criatura aparecieron tres cortes enormes de los que brotaban sangre a montones. La criatura dio un alarido de dolor y dejo a Liam en paz, para abalanzarse contra la chica. De un zarpazo Emma salió volando hacia atrás, y calló agresivamente, rodó y pego con un árbol. La criatura dio un buen salto hacia ella, pero en el aire algo la derribó. Una agresiva acromantula gigante mordía y golpeaba a la criatura con sus patas. De ambos lados salieron otras dos acromantulas, más pequeñas, que se abalanzaron contra la criatura. Mordían e inyectaban su veneno en el animal, que daba golpes inútiles y aullaba de dolor. Liam no veía nada, tenía la cara hinchada y la oscuridad de la noche hacía que su visión empeorará, no tenía sus lentes consigo. Jack se acercó gateando a él.
-Liam! Liam! ¡¿Estás bien?! – dijo revisando su cuerpo
-no – contesto Liam en tono algo irónico
-vámonos! ¡Tenemos que ir por Emma! – decía Jack mientras ayudaba a Liam a ponerse de pie.
Muy borroso, Liam vio la roja cabellera de su amiga a la distancia. Se apresuró a caminar, pero las piernas le dolían, sus brazos ardían y la cara le dolía. Llegaron rápidamente y alzaron a Emma. Mientras, la criatura sufría, sus brazos eran mallugados y mordidos por las acromantulas. Hasta que finalmente la acromantula gigante le dio un fuerte mordisco en el hocico, arrancando parte de él y dejando al animal inmóvil, gracias a todas las heridas y el veneno. Las acromantulas se dieron la vuelta, vieron a los chicos, Emma, muy débilmente, sostuvo su varita.
-humanos… – dijo una voz femenina grave y desgastada, era la acromantula gigante
-espere! ¡No nos ataque por favor! – suplico Jack
-esta bestia… ustedes también sufrieron sus ataques – dijo la acromantula – mis hijos están furiosos, yo también, está cosa mato a mi hijo mayor, y a varios de sus hermanos
-lo sentimos mucho – suspiro Emma
-ustedes también han sufrido, huelo su sangre, váyanse, les diré a mis hijos que no ataquen, pero no vuelvan – dijo la acromantula y se dio la vuelta – esta bestia a invadido nuestros nidos, pero la matamos, tendremos comida, volveremos a las profundidades del bosque
-por… por eso estaban tan cerca del castillo? – dijo Liam débilmente
-sí, pero nos iremos, avisen a sus humanos, no vuelvan a acercarse a nosotros, y estaremos en paz – dijo la acromantula y camino hacia el bosque, arrastrando el cuerpo sin vida de la criatura, sus hijos la acompañaron
-bien, vámonos – exhaló Emma – quiero ir a la enfermería
-yo también – río Liam débilmente
Los chicos caminaron. Los árboles se hicieron cada vez más a un lado, y el castillo se hizo presente unos minutos después. Liam hubiera dado lo que fuera por qué la enfermería estuviera solo a unos cuantos pasos cerca de la clase de Criaturas Mágicas, aún que esa noche ya estuviera cansado de tanta criatura mágica. Las luces de las antorchas del castillo bailaban de un lado a otro, pero no era lo suficientemente cálido para que Liam se olvidara de ese frío horrible y líquido que recorría su brazo.
-sí? Que pas… – la señorita Longbottom veía a los chicos afuera de su despacho, ya con el pijama puesta – ¡por Helga! ¡¿Y a ustedes que les pasó?!
-cosas – suspiro Liam
-pasen, ya, ya - la señorita Longbottom los empujó suavemente hacia las camillas de la enfermería
Un rato después la señorita Longbottom llego con un montón de líquidos extraños y de sabor desagradable. Después de que su herida del brazo, que era bastante grande, cerrará, la señorita Longbottom le puso una venda, y Liam sintió pena por los pobres elfos que lavarían su túnica ensangrentada. A veces, Liam podía escuchar aquel horrible aullido, y se levantaba en medio de la noche, muy asustado.
Al día siguiente, por la enfermería se apareció Amanda, que Liam no supo como se enteró que estaba ahí, supuso que era alguna de esas habilidades que tenían las mujeres, como encontrar cosas en donde antes no las había, tal como hacia su madre, o tal vez, eso era por qué era una bruja.
-McGonagall me lo dijo – suspiro Amanda, abrazando a Liam
-ense…AUCH! – se quejó Liam cuando Amanda le tocó la costilla
-oye, yo también estoy aquí – gruño Emma al lado
-ah, sí, y a ti que te paso? – Amanda volteo a ver a Emma
-me caí de las escaleras, TU QUE CREES?! – grito Emma
-lo siento – suspiro la chica
-era el Chupacabras – suspiro Liam – tal cual lo describió Sebastián
-pues en su nido había una cabra – dijo Jack, a la izquierda de Liam
-No me la recuerdes – dijo Liam asqueado
Al cabo de unos días, los chicos salieron de la enfermería. La vida en el castillo se había vuelto más tranquila que nunca, con clases de básicamente, nada, y preguntas sobre que le había pasado a Liam en la cara. Mientras tanto, Liam pensaba en todo lo que había pasado en el año, a tan solo unos pocos días de salir. Un sábado, el 15 de junio, la profesora Amelia llamo a Liam a su despacho, muy temprano.
-buenos días – dijo el bostezando después de entrar a el despacho de la profesora, pero adentro no solo estaba la profesora Amelia
-buenos días señor Baker – dijo McGonagall
-oh, directora! – dijo Liam sorprendido
-cómo van sus heridas? – sonrió McGonagall
-ah, bien, ya casi no me duele el brazo – suspiro Liam – eh… que pasa?
-Liam, prepárate, vamos al ministerio – sonrió la profesora Amelia – bueno… ustedes van, yo no
-al minis… por qué?! – dijo Liam preocupado – yo no tuve nada que ver con el Chupacabras! ¡Lo juro! ¡Solo despertamos ahí!
-Jaja, tranquilo Liam, no es por eso – dijo la profesora – vas a sacar un permiso para hacer magia fuera de la escuela
-ah sí? – Liam miro confundido a McGonagall
-claro que sí, tiene que hacer su hechizo todos los días, señor Baker – dijo McGonagall
-ohhh, claro! – río Liam – y cuándo vamos?
-ahora mismo – dijo McGonagall – tiene su varita a la mano, ¿no?
-ahora? ¿Mi varita? Eh… si, si, la tengo – dijo Liam sacando la varita
-bien, acérquese un momento – dijo McGonagall y Liam obedeció – tome mi brazo – Liam lo hizo, muy confundido – bien, nos vemos después, Amelia
-suerte Liam – sonrió la profesora
Antes de que Liam pudiera decir algo, escucho un fuerte estruendo y todo se volvió borroso, una sensación de mareo intenso rodeo a Liam y acto seguido, apareció en un pasillo enorme, con lozas azul oscuro, y un techo azul estrellado. No sabía que había hecho la profesora McGonagall, pero contuvo las ganas de vomitar y sus ganas de quejarse del dolor de las heridas, y miro alrededor.
-En donde estamos? – dijo Liam mareado
-En el ministerio – respondió McGonagall – está bien?
-sí, sí, estoy bien – suspiro Liam y sacudió su cabeza
Enfrente de él, el largo y ancho pasillo continuaba, había chimeneas a ambos lados del pasillo, en los que magos y brujas salían apresuradamente acompañados de llamas verdes, Liam pensó que probablemente vendrían por la red flu. Todos aquellos magos y brujas se formaban en una fila, que daba a una casilla. Enfrente de aquella casilla, Liam pudo ver una fuente, un mago levantaba la varita frente a una bruja, que también lo hacía, a sus lados había un centauro, Un duende, y un elfo doméstico. Liam dudaba un poco de la veracidad de aquella estatua, a excepción del elfo, que miraba a los magos con adulación. Cuando Liam se acercó a aquella fuente, pudo leer una inscripción, "todo lo recaudado por la fuente de los hermanos mágicos será destinado al hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas", Liam no tenía nada de dinero con él, pero si lo hubiera tenido, hubiera tirado algún que otro galeón.
-Vengo con el joven – dijo McGonagall en cuanto llegaron a aquella casilla, que rezaba "seguridad" en un cartel
-aja – dijo un Mago desinteresado, con aspecto de no dormir sus horas – acérquense
Liam obedeció, aquel mago pasó una vara de metal dorada que parecía una antena a los lados de Liam. No paso mucho, pero Liam pensó que aquella vara se chocaría con su cara.
-la varita – dijo el mago y extendió la mano, Liam se quedó quieto – tu varita, niño!
-ah, si – dijo Liam exaltado y saco su varita, se la entregó a el mago
Entonces el mago puso la varita sobre un cachivache que parecía una balanza eléctrica, la cosa no tardó en sacar un pedazo de pergamino que el mago leyó con atención.
-bien, madera de álamo, núcleo de pelo de unicornio, 28 centímetros, es esa su varita? – dijo el mago
-ah… si, si, lo es – dijo Liam confundido
-bien, esto, para mí – dijo el mago guardando el pedazo de pergamino – usted, la varita – dijo y le extendió la varita
-gracias – Liam la tomo
-adelante – dijo el mago y les hizo un gesto
Liam y McGonagall avanzaron, la estatua parecía aún más grande de cerca. Liam podía ver miles de ventanas, todas alrededor de aquella estatua. McGonagall lo condujo a un ascensor, en donde apretó un botón y la puerta se cerró. En el ascensor había varios magos y brujas, todos absortos en su propia vida. Liam miro con curiosidad a uno, un mago alto, de color, y que llevaba consigo una escoba que se sacudía misteriosamente. Una voz femenina y fría anunciaba a las personas de aquel ascensor el nivel en el que estaban, poco a poco los magos y brujas salían en departamentos que Liam poco o nada había oído hablar en su vida.
-Segunda planta, Departamento de Seguridad Mágica, que incluye la Oficina Contra el Uso Indebido de la Magia, el Cuartel general de Aurores y los servicios Administrativos del Wizengamot.
-es aquí, Liam – dijo McGonagall y salió del ascensor, Liam la siguió rápidamente
Liam sí que había oído hablar de la oficina contra el uso indebido de la magia, el padre de Emma trabajaba ahí. Un largo pasillo se extendía, y Liam podía ver ventanas con paisajes soleados y brillantes, se preguntó en dónde estaría el ministerio. Vio una puerta, en donde magos con vestimentas ajustadas entraban, el cuartel general de Aurores, pudo leer Liam. Harry Potter estaba afuera, descolgando la foto de un criminal que Liam nunca había oído.
-Buenos días Potter – dijo McGonagall contenta
-oh, buenos días Minerva – contesto Harry – y… Liam, ¿qué tal? ¿Qué haces aquí? ¿Y qué te paso en la cara?
-eh… bueno… – intento explicar Liam, pero McGonagall lo interrumpió
-Vamos a la oficina contra el uso indebido de la magia – dijo muy orgullosa – vamos a tramitar un permiso para que pueda hacer magia fuera de la escuela
-oh, paso algo de nuevo? – dijo Harry confundido
-sí, que tiene que hacer magia fuera de la escuela – volvió a decir McGonagall orgullosa – Liam está en proceso de volverse un animago, por lo tanto, necesita realizar un importante hechizo todos los días
-un... animago, enserio? – Harry miro impresionado a Liam – genial, suerte Liam
-gracias – sonrió Liam
-bien, nos vamos, adiós – dijo McGonagall contenta y prosiguió su camino
-hasta luego! – dijo Harry
Liam se puso a pensar. Ser Auror sonaba interesante, pero él no se veía a sí mismo como un adulto con barba genial, yendo a pelear contra magos oscuros. Aún a pesar de que fuera el mejor gryffindor en defensa contra las artes oscuras. Siguieron avanzando entre oficinas, hasta que llegaron a la oficina contra el uso indebido de la magia, lo decía en la placa. Entraron, dentro había miles de papeles volando aquí y haya, posándose en escritorios, despegando de otros.
-buenos días – dijo McGonagall frente al escritorio de un mago vestido formalmente
-oh, hola profesora – dijo el mago – digo, buenos días señora, en qué le podemos ayudar
-venimos a tramitar un permiso para uso autorizado de magia para menores de edad – sonrió McGonagall
-ok, ok – anotaba el mago en una ficha – permítame un momento…
-oh, hola Liam – dijo el señor Brown pasando cerca de ellos – que haces aquí?
-disculpe, señor Brown – dijo el mago – quieren tramitar un permiso para uso autorizado de magia para menores de edad
-ah, ya veo – sonrió el señor Brown – no te preocupes, yo me encargo
-oh, enserio? Genial, así evito hablar con ese tonto de Francis – suspiro el mago – aquí tiene – dijo y le extendió la ficha
-bien, Liam, ven conmigo – indico el señor Brown
Liam hizo caso, McGonagall espero. El señor Brown llevo a Liam entre montones de escritorios, en uno de ellos, un mago le dedico una mirada de desaprobación y una bruja le lanzo una mirada de interés. Finalmente, el señor Brown abrió la puerta de una oficina, entraron los dos. La oficina era blanca, con un escritorio de madera común y corriente, una silla de ruedas estaba detrás del escritorio y una de madera al frente. El señor Brown se sentó en la silla de oficina y se recargo.
-bien, Liam, siéntate – sonrió y le hizo un gesto con la mano
-ah, si – dijo Liam tímidamente y se sentó en la silla de madera
-bien, y, dime, tu nombre? – dijo sacando una hoja con algo escrito y con espacios en blanco – Liam Baker, lo sé – río – edad?
-13 años, el próximo mes cumplo 14 – dijo Liam
-el 10 de julio, ¿no? – sonrió el señor Brown y anoto
-sí, si – dijo Liam con una risita nerviosa
- ¿Muy bien, por qué quieres hacer magia fuera de la escuela? – dijo el señor Brown y miro atentamente a Liam
-ah... Bueno, es que tengo que hacer un hechizo todos los días… - explico Liam
-aja… – anoto el señor Brown
-sin excepción, todos los amaneceres y atardeceres – dijo Liam
-y el hechizo es para…
-Ah, es para ser un animago, estoy en… el proceso – Liam río tímidamente
-aja, con que un animago eh – sonrió el señor Brown – bueno, permíteme informar a mi jefe de eso, y recuerda venir cuando logres la transformación, recuerda que ser un animago no registrado te puede ganar un boleto a Azkaban
-Si, lo sé, la profesora Amelia me lo explico – dijo Liam – aún que no se en cuanto tiempo me volveré uno
-sí, es un proceso tardado, pero ey, vas a ser uno de los primeros animagos registrados en el sigo, el segundo, más exactamente – río el señor Brown
-y quién es el primero?
-oh, es un mago, por haya de los 2000 lo hizo, yo todavía trabajaba ahí fuera – sonrió el señor Brown – en fin, entonces… ajá, ya quedó, bien, entonces, déjame firmar aquí y… listo
-listo? – dijo Liam confundido
-sí, oh, déjame sellar esto – dijo y saco de su escritorio un buen sello, dio un gran golpe al papel y un logo rojo del ministerio empezó a brillar – ya, ya está, aquí tienes Liam, felicidades! Estás autorizado para usar magia fuera de la escuela
-enserio?! Gracias – sonrió Liam y tomo el documento
-ah, pero déjame explicarte, tienes permitido hacer magia, pero solo los conjuros que aprendiste en tu primer año, no te preocupes, vamos a pedirle a tus profesores tu temario y lo vamos a registrar, aparte de esos, solo podrás hacer dos a elección y el hechizo para animagos, ¿entendido? – explico el señor Brown
-sí, sí, entiendo – dijo Liam contento
-bien, ten está pluma, anota aquí los dos hechizos por favor – dijo apuntando a dos líneas en blanco, justo debajo de una que estaba llena y decía "encantamientos de primer año"
-Ah… ok, ok – Liam pensó, anoto difundo y Araña Exumain – listo
-perfecto, usa estos hechizos con mucho cuidado y responsabilidad, si te excedes, lo sabremos, así que trata de no hacer tanta magia de todos modos, ok? – sonrió el señor Brown
-claro, no se preocupe – sonrió Liam
-ok, ya estaría entonces, puedes irte – dijo el señor Brown tranquilamente, en ese momento, la puerta de la oficina se abrió
-oye, cariño, tienes el reporte de… - la señora Brown vio a Liam – que haces aquí?
-viene por un permiso – río el señor Brown – bien, hasta luego Liam
-hasta luego – dijo Liam tímidamente y se levantó
-ah, y saluda a Emma de mi parte, dile que se cuide esas heridas, y tú también – sonrió el señor Brown
-claro – río Liam y salió de la oficina
Liam y McGonagall salieron del ministerio. Esta vez, ambos se aparecieron en hogsmeade, ya había pasado un buen tiempo y el día parecía estar en su punto medió. Liam observa su permiso, no sabría cuánto tiempo lo usaría, obviamente hasta los 17, si no es que lograba convertirse en animago antes.
-entonces viste a papá?! – dijo Emma sorprendida viendo el permiso, en el gran comedor
-sí, y también vi a Harry – dijo Liam contento
-bueno, a Harry lo vemos de vez en cuando – suspiro Jack – y como es el ministerio?
-frio – río Liam – y muy grande
-ah, sí, viste el departamento de deportes? – sonrió Emma
-si! Un mago bajo ahí, había un montón de posters de Quidditch – dijo Liam animadamente
-papá siempre me dejaba ir ahí – suspiro Emma nostálgica – genial, viste a mamá?
-sí, cuando salí – respondió Liam – muy guapa y eso
-lo sé – río Emma – me parezco a mamá?
-tienes su pelo – río Jack
La semana avanzo. Los resultados fueron entregados, Liam había pasado satisfactoriamente todas sus materias, con un más que buen resultado en transformaciones y la nota de defensa contra las artes oscuras un poco más baja de lo normal. Pero después de eso, no había mucho que contar, sus heridas poco a poco dejaban de doler, y en general, todo estaba tranquilo. Amanda y Liam pasaban el día juntos, dándose cariño. Emma también pasaba el tiempo con Liam, pero ahora, relativamente menos que antes. Jack disfrutaba de querer a Erika y Erika disfrutaba de querer a Jack. A la mitad de la semana, Raine estaba muy intranquila, y Liam le pregunto por qué.
-no sé qué voy a hacer cuando salgamos de vacaciones – dijo Raine intranquila
-por qué? – pregunto Liam, tomo un poco de jugo, pues estaban en el gran comedor
-es que… no se usar el transporte muggle para ir a mi casa – dijo Raine apenada
-oh! Vaya… - dijo Liam – bueno… no tendría tiempo de explicarte lo suficiente…
-ow… – suspiro Raine cabizbaja
-pero… que te parece si pasas las vacaciones en mi casa? – sonrió Liam
-en tu casa? – Raine miro a Liam emocionada
-sí, bueno, hay un cuarto de visitas disponible… y no sabes ir a tu casa… además estarías muy solita y… bueno, no sé si quieras – dijo Liam apenado
-ay! ¡Por supuesto que quiero huroncito! – dijo Raine contenta – pero… no se si tus padres estén de acuerdo…
-oh, les escribiré, no te preocupes, son muy amables! ¡Seguro que puedes venir! – sonrió Liam
-ay, gracias huroncito! ¡Te quiero, te quiero! – dijo Raine y abrazo a Liam
-Si, yo también – sonrió Liam y palmeó la espalda de Raine – ¡ah! Raine! Raine! ¡Mi costilla! ¡Ah!
Así pasaron los días, Liam recibió una respuesta positiva de sus padres unos dos días antes de que los chicos partieran a casa. El último día en el castillo fue ciertamente retrospectivo. Amanda no quería apartarse de Liam, pero era comprensible, al fin y al cabo, el futuro era incierto, y no sabía si se iría a Ilvermorny. El profesor Forker y la profesora Amelia aprovecharon el día para nombrar a Liam como el padrino de su hija, al final, si adivino. Por la noche, los chicos estaban preparándose para finalmente, ir a el banquete de fin de curso, un año más. El gran comedor brillaba como nunca, después de un año algo turbulento, ese ambiente era altamente emocionante y reflexivo.
-Otro año más, que se nos va como agua entre los dedos – dijo McGonagall finalmente – este año, tuvimos emociones por montón, slytherin obtuvo la copa de Quidditch después de 7 largos años, démosles un fuerte aplauso – así fue, el gran comedor se llenó de aplausos y los de slytherin celebrarán entre ellos – muy bien, también tuvimos alguna que otra dificultad, hubo heridos, curados, y todo tipo de aventuras. Y como siempre, el final de otras, démosles un gran aplauso a sus compañeros de séptimo año, felicidades, ¡generación 2012-2019!
Los alumnos de séptimo grado de todas las casas se levantaron animadamente. Mientras todos los demás alumnos aplaudían y festejaban animadamente, los alumnos de 6to año se miraban nostálgicos unos a otros.
-y ahora, para comenzar el banquete, veamos los puntajes para la copa de las casas – dijo McGonagall contenta – en 4to lugar, gryffindor, con 498 puntos – los de gryffindor aplaudieron desalentados – en tercer lugar, Ravenclaw, con 540 puntos – Ravenclaw no aplaudió más que gryffindor – segundo lugar, Hufflepuf con 560 puntos – Hufflepuf aplaudió animadamente – y, primer lugar, Slytherin, con 630 puntos!
Slytherin volvió a celebrar con emoción, Liam pudo ver la mesa de slytherin desde lejos, Emma celebraba junto a su equipo de Quidditch y junto a Raine.
-y ahora, la decoración! – aplaudió McGonagall y las banderas de el gran comedor cambiaron a verde con la mascota de slytherin en medio – dicho esto, que empiece el banquete!
La comida apareció, a Liam le hubiera gustado cocinar un poco de aquella comida, pero disfruto de comerla. Liam río y recordó momentos del año, recordó el primer día, en el que subió a Butterwing y recorrió los cielos. Sebastián y Sofía recordaron una espantosa clase de pociones, en la que todo el salón tuvo que salir por el fétido olor. Amanda, quién estaba sentada atrás de Liam, le dijo algunas cosas que sus compañeros de Ravenclaw estuvieron muy sorprendidos de oír.
Al final, la cena acabo, los alumnos subieron exhaustos a la sala común por una última vez y fueron a descansar a sus dormitorios. Las cosas de Liam ya estaban hechas, solo faltaba aura, que, a propósito, ya había parido. Los gatitos, acurrucados con su madre en el baúl de Liam, maullaban alegremente cada que Liam se acercaba. Liam había tomado a un gatito, uno naranja, casi como su madre, y se lo daría a Emma, le dijo a aura que no había de preocuparse, pues su hijo estaría relativamente cerca, Aura entendiendo a Liam, acaricio al pequeño y le maulló. La tranquilidad de la noche iba de la mano con la tranquilidad de los alumnos, que se fueron a la cama y finalmente, durmieron. El amanecer saludaba a todos como siempre, Liam no quiso volver a la cama ese día, bajo a la cocina y preparo algo una última vez antes de irse de vacaciones. Tomo la jaula de aura, en la que ya estaban todos los bebés y la propia aura, le dio un poco de salmón a la gata y ella le agradeció con un maullido. Todo el castillo estaba despidiéndose, Liam lo hizo también, le dijo adiós a la profesora Amelia y al profesor Forker. Los chicos esperaban pacientemente a qué un carruaje vacío pasará por ahí, no tuvieron que esperar demasiado. Hogwarts nuevamente se alejaba de los chicos, o más bien, ellos de él. Mientras recorrían el amplio bosque, Liam, Emma y Jack recordaba a aquella criatura, al final, fue alimento de acromantulas. La estación de hogsmeade se hizo visible, y el tren, tan imponente como siempre, estaba esperando a los alumnos.
-bien, listo – suspiro Liam en cuanto termino de acomodar su equipaje, después se tumbó en su asiento – buff
-ya, acomodado – suspiro Emma y se tumbó en el asiento de enfrente al de Liam
En cuanto todos terminaron de acomodar su equipaje, se sentaron a esperar a que el tren se moviera. Lo hizo, después de algún rato, el castillo poco a poco se alejaba.
-otra vez – sonrió Liam viendo desde la ventana el castillo
-por tercera vez – río Jack
-cuarta – le corrigió Raine – ah, quinto año, que cosas me esperan ahí?
-no lo sé – dijo Liam – pero tienes que contárnoslas
-claro jaja – río Raine – pero, no les diré nada de 4to, los dejaré con las ganas
-solo serán unos meses – dijo Emma
-espero estar aquí – suspiro Amanda cabizbaja
-lo estarás – sonrió Liam – todos lo estaremos, por un largo, largo rato
-eso espero – río Amanda
El tren siguió avanzando. Liam veía como los plantíos verdes pasaban de un lado a otro a toda velocidad. Mientras avanzaba el día, los chicos comentaban cosas, hablaban sobre Quidditch, sobre pociones, sobre libros e historias. Liam saco su teléfono en cierta ocasión, Emma y Amanda lo tomaron apresuradamente e intentaron usar alguno de los servicios que habían aprendido en Estudios Muggles, sin embargo, el teléfono de Liam no podía volar al activar el "modo avión". En cierta parte, las chicas abrieron la cámara del celular de Liam, muy confundidas, se tomaron algunas fotos, que Liam guardaría para la posteridad por lo ridículas que eran. Finalmente, Liam les tomo algunas fotos más decentes, con Emma y Amanda como protagonistas, o Jack y Erika, Raine también estaba interesada y Liam le tomo una que otra foto a petición. Amanda también se tomó alguna que otra junto Liam, y algunas fotos de la galería de Liam fueron protagonizadas solo por Amanda, quién, según Liam, se veía esplendida a la luz de la tarde. Después de eso, la señora de los dulces paso, y Liam compro para todos. Las ranas de chocolate se acabaron y los chicos jugaban con las cartas, era especialmente gracioso juntar la de Dumbledore con la carta de Ron Weasley. Liam recordó una cosa, y se levantó rápidamente, tomo la jaula de aura y saco el gatito naranja.
-aquí tienes – sonrió Liam y le entrego a él gatito a Emma
-ay, muchas gracias – dijo Emma contenta, el gatito tembló entre sus manos, pero rápidamente se acostumbró a la compañía de Emma
-pues… se parece a ti – río Jack – aún que él es naranja
-aún recuerdo cuando aura era así de pequeña – sonrió Liam
-yo también – suspiro Jack – sí que arañaba
Poco a poco, el verde paisaje cambiaba a uno moderno, casas se hicieron visibles, edificios y calles iluminadas por el atardecer. Que, por cierto, también ilumino aquel hechizo rutinario de Liam. Pero, tristemente, el tren descendía la velocidad, hasta que los ladrillos de la estación de King's Cross se hicieron visibles. Lentamente, los chicos bajaron de el tren, cruzaron aquel muro y entraron de nuevo al mundo muggle, tan maravilloso para los jóvenes magos, pero tan normal como siempre para Liam y Erika.
-oh, por cierto, Erika – le dijo Liam a la chica antes de que se fuera con sus padres – tienes número de teléfono?
- [sí, claro, puedes anotar?] – sonrió Erika, Liam saco su teléfono y Erika le dictó
-bien, gracias! – dijo Liam contento y guardo su teléfono
- [esperaré tu mensaje!] – dijo Erika contenta y se despidió de los chicos, en especial, de Jack
-así es despedirse? – sollozaba Jack
-si… algo duro, ¿no? – suspiro Liam
Y hablando de Liam y Amanda, los dos se despidieron en cuanto Amanda vio a sus padres. Muy tristes, los dos se abrazaron, alguna lágrima brotó de Liam. A lo lejos, el señor Hill le dirigía una mirada de desaprobación, que Liam tenía muchas ganas de borrar con una buena maldición. Emma se despidió de Liam con un buen beso en la mejilla, que dejó a Liam algo confundido, y a Jack muerto de risa. Pero Jack fue el siguiente, sus padres miraban curiosos un mapa de Londres, con lugares turísticos. Liam se despidió de Jack con un choque de manos, después Jack camino hacia sus padres, y se quedó mirando el mapa otro rato. Detrás de él, Tom se despedía de Dalia, lleno de mimos y de palabras bonitas, se despidieron. Los padres de Liam se encontraban en el lugar habitual, Raine los vio muy emocionada.
-Así que está es la chica – sonrió la madre de Liam
-mucho gusto! Me llamo Raine Fisher – dijo contenta
-un gusto, Raine – saludo la madre de Liam – dejamos el cuarto de visitas listo para ti
-muchas gracias! Prometo no dar problemas – dijo Raine amablemente
-genial, entonces, nos vamos? – dijo el padre de Liam
-vamos! – dijeron Tom y Liam
Los hermanos subieron las cosas a el automóvil, que ahora era un nuevo y flamante Volkswagen. El camino a casa fue de lo más divertido, Liam molesto un rato a Tom arremedando a Dalia, y Tom a su vez arremedo a Amanda. La madre de Liam se sorprendió al descubrir que Liam estaba en proceso de volverse un animago, y lo apoyo sinceramente, pero el padre de Liam pensó que Liam quería domar criaturas mágicas, hasta que Liam le explicó lo que era un animago. Cuando llegaron a casa, la noche ya estaba entrada, Liam le presento la casa a Raine, quién veía todo muy sorprendida, nunca había visto tantos artefactos muggles, ni tampoco había visto agua caliente salir de una ducha. Después de cenar, Liam y Tom jugaron un poco videojuegos, Raine miraba sorprendida, y Liam le enseño a jugar, aprendió relativamente rápido y se divirtió bastante. Liam por fin, subió a su habitación, tan cálida como siempre, se tumbó en su cama y miro al techo, después saco su varita y la vio con atención, sabía que no tardaría en usarla, a la mañana siguiente, pero, aun así, pasaría un rato hasta que aprendiera a hacer hechizos nuevos. Cómo fuera, Liam estaba contento, termino otro año en Hogwarts, y estaba ansioso por ver qué más historias le aguardaban. Dejo la varita en su mesita de noche y se acostó a dormir, ansioso de disfrutar sus vacaciones.
