¿Tristes? Sí. Dudo que realmente que alguien esté feliz por la finalización de la serie.

Sin embargo, ahí es donde entramos nosotros como fandom. La serie solo morirá cuando sea olvidada, es por eso que en nuestros corazones tantas series de antaño siguen con vida, estén o no en emisión.

Fics, fanarts, memes, videos, etc. Todo tiene el mismo objetivo. Es por eso que hoy traigo este nuevo fic, uno un poco... picante. ;)

Ok, es el primer capítulo de un fic que pensé como un one-shot, pero se alargó un poco, no serán muchos capítulos más, pero lo estaré alternando con "Sé lo que hiciste", y esté primer vistazo será solo el preámbulo.

Sin más que decir, Disfrútalo.


¿Se podía decir que estaba sorprendido? Por supuesto que no. Él más que nadie, y sus amigos, por supuesto, conocían de antemano su potencial. Si acaso, podían decir que no esperaban el apabullante resultado. Nunca en toda la historia del Derby volador se había registrado que un equipo fuera completamente eliminado sin poder hacer algo al respecto, y menos aún, que todos hubiesen sido eliminados solo por un jugador, o, en este caso, una jugadora. ¿Había algo que lo pudiera hacer más épico todavía? Sí, que se tratase de la final del campeonato de las islas.

—¿En serio fue así? —Preguntó un poco avergonzada.

—Totalmente, capitana.

—Creo que… no me di cuenta. Espero no haber sido la bravucona del juego —comentó nuevamente, sin dejar de sentir un poco de vergüenza combinada con orgullo de sí misma.

A él le daba un poco de gracia la inocencia con la que se expresaba, pero tampoco le sorprendía eso. Nunca quiso sentirse como la mejor jugadora o la estrella del equipo. Desde los inicios de Las Entrañas Esmeralda, como un equipo formalmente constituido lo dejó ver.

—Bueno, Gus dice que… en los deportes humanos, la mejor… forma de respetar a tu rival es… no darle una sola oportunidad —dijo Hunter, tratando de enaltecer el honor deportivo de su novia, jadeando un poco entre tanto.

Pues claro, no se merecía menos. La flamante capitana del equipo campeón merecía eso y más, y sí, aún tenía planeado más además de solo llevarla sobre su espalda todo el camino a casa.

—Sabes que no tienes por qué hacerlo, lindo —mencionó Willow al notarlo ya un poco agotado—. No es como si no pudiéramos volar con los bastones o… como si yo no pudiera hacerlo.

No era la primera vez que lo hacía, y tampoco podía decirse que Hunter estuviera fuera de forma, era solo que esta vez, el camino era más largo de lo que comúnmente era.

—Tonterías, sabes que lo hago con gusto, aparte, te mereces esto y más, capitana —dijo plenamente confiado de sus palabras y su actitud—. Además, tanto tu como Clover deben estar agotados.

Tenía razón con su palisman. Siempre lo hacía volar a casa solo y para cuando Willow llegaba, ya se encontraba descansando, haya sido un juego difícil o no, mientras, ella siempre llegaba a casa en la espalda de su novio.

—Eres tan lindo, Hunhun —dijo una Willow enternecida por las palabras que acababa de escuchar.

Al mismo tiempo que decía aquello, reforzaba el agarre con el que se sostenía a Hunter, apegando su mejilla con la de él, dándole un tierno beso en la misma, lo cual no dejaba de sonrojar a su novio y haciendo que una, algo tonta, pero tierna sonrisa se dibujara en su rostro.

Fue con esa expresión con la que se mantuvo hasta el momento que casi llegaron a su destino, el cual se trataba del hogar de Hunter, quien después de lo que sucedió hace algunos años, decidió construir su propio hogar, rechazando gentilmente las ofertas de Darius, quien fue el primero que le abrió las puertas de su hogar; de Eda y Lilith, quienes le ofrecieron la casa Búho; incluso los padres de Willow le ofrecieron un hogar, manteniendo sus razones en privado y siendo comprendido por todos.

¿La razón de llevarla ahí?

—Obviamente vamos a celebrar tu victoria, Hierbita —dijo Hunter, llamándola por su apodo—. Prepare una gran cena para ti y el equipo, con tus padres, Darius y nuestros amigos —finalizó orgulloso.

El apodo por el que llamaba a Willow se debía a una divertida confusión durante una visita al mundo humano para la graduación de Luz y Vee, al escuchar el famoso dicho humano de Hierba mala nunca muere, y una confusión en cuanto a la explicación de lo que era la hierba, creyendo que se trataba de una planta que nunca se rendía a florecer y crecer, comparándola con la fortaleza mental y fuerza de voluntad de Willow a sobreponerse a cualquier situación.

—¿Preparaste una cena? ¿Para mí? —Preguntó Willow, avergonzándose y sintiéndose halagada al mismo tiempo.

De la sorpresa, se bajó rápidamente de la espalda de su novio, quien se vio confundido, pero cambió de inmediato su sentir al sentir el confortante abrazo que Willow le dio por detrás.

Hunter tomó las manos de Willow, quien las posaba en el pecho del chico por la naturaleza del abrazo de la bruja de las plantas. Tomó ambas manos y no pudo evitar besarlas. Eran tan suaves y delicadas como fuertes al mismo tiempo.

Así se mantuvieron por algunos minutos hasta que decidieron continuar. Ya no había necesidad de que Hunter la cargara, pues ya no se encontraban lejos de su hogar, siendo que a los pocos minutos de una lenta caminata tomados de las manos lograron llegar, sin embargo, ambos notaron de inmediato, que, en la puerta, algo aguardaba por ellos.

—¿Una nota? —Se preguntó él, quien se apresuró a leerla con detenimiento.

A medida que avanzaba con la nota, su rostro comenzaba a mostrar una notoria confusión, del mismo modo que Willow, aunque un poco menos que él, ya que quien se había esforzado haciendo todos los preparativos para la celebración había sido justamente él, y le molestaba un poco que, a sabiendas, absolutamente todos, habían decidido de último momento no asistir. No esperaba que nadie asistiera a una ocasión especial, ni siquiera los padres de Willow, y menos aún el resto del equipo.

La nota era clara y lo explicaba perfectamente, aunque las razones eran por demás, dudosas, además de que se encontraba firmada por tantas personas que era difícil no pensar que se trataba de algo planeado.

La decepción en el rostro de Hunter era evidente, y la bruja a su lado podía leerlo perfectamente como un libro. Se sintió mal por él y un tanto molesta. Sin embargo, más que centrarse en lo que había planeado, pensó rápido en una manera de hacerlo sentir mejor.

—Lindo, no te sientas mal —dijo reconfortante—. Tal vez no pueda ser lo que planeaste, pero, si lo vez de otra forma, tal vez podamos hacer de esta cena de celebración una cena… romántica —dijo con un tono que por poco superaba los tintes románticos.

Aunque se encontró decepcionado, de inmediato le sonrió a Willow, viéndola a los ojos, le sonrió y dándole la razón, abrió la puerta para que ambos pudieran entrar, evidentemente, dejando que su chica entre primero, desviando por medio segundo, de manera involuntaria, su mirada hacia abajo.

Al entrar, la bruja de los anteojos no pudo evitar enternecerse, cubriendo su boca con ambas manos. Era notoria la dedicación puesta por su novio para ese evento. Una mesa repleta de platillos tanto lugareños como humanos; lindos y extravagantes listones color esmeralda alrededor con detalles en dorado; y, para finalizar, globos flotantes traídos desde el mundo humano con los mismos colores, todos formando la frase "ENTRAÑAS, SON LOS CAMPEONES, CAMPEONES MUNDIALES".

—Entonces… ¿te gusta? —Preguntó él nervioso.

—¿Es una broma? Lo adoro, todos lo habríamos hecho.

Al decir aquello, el ánimo de la gran capitana decayó un momento, pues recordó el como nadie más que ella podría apreciar el esfuerzo que su novio hizo por realizar esa celebración, sin embargo, trató de sacarse esos pensamientos de la cabeza y enfocarse en la felicidad que sentía en ese momento.

Comenzaba a verlo de otro modo, tal vez sonando un poco egoísta, pero si nadie había ido, entonces tomaría la celebración toda para ella.

—Tus padres te dejaron algo de ropa para que tomes una ducha —habló Hunter, interrumpiendo los pensamientos de su novia, quien de manera rápida regresó de sus pensamientos y replicó.

—¿Qué tal si cenamos primero? —Alegó con su dulce sonrisa—. Es decir, Veo que preparaste muchas cosas que se deben comer calientes… Espera, ¿acaso insinúas que huelo mal? —Preguntó avergonzada.

—¡¿Qué?! ¡No, no! ¡Claro que no! —Respondió Hunter de inmediato—. Es solo que pensábamos que es lo que querrías hacer primero. Pe… pero si lo que quieres es comer, está bien por mí —finalizó con una sonrisa algo temerosa. Pensó haber dicho algo que no debía.

Willow lo tomó de la mano para calmar su nerviosismo, y también sonriendo, asintió al ofrecimiento, por lo que ambos se dispusieron a degustar del banquete preparado por él.

Habiendo pasado algunos minutos, se encontraban completamente centrados en su cena y una relajante platica que no iba más allá de lo sucedido hace apenas unas horas.

—Y cuando Luz se fue, de inmediato entró Amity. Pensé que nos desearía suerte igual que ella, pero me pidió hablar un momento a solas —decía entre bocados y con mucha emoción en cada palabra, a las que Hunter prestaba toda la atención, centrándose cada tanto en el movimiento de sus labios—. Esperaba que solo me dijera algo lindo, pero entonces, tomó mis manos y volvió a disculparse.

—¿Por lo mismo de siempre? —Preguntó él.

—¡Sí! —Respondió casi con el ímpetu con el que jugaba—. Es decir, pasó hace años y me lo viene a recordar justo antes del juego final.

—Bueno, no es por defenderla, pero, a veces, hay cosas que por más que nos digan que nos perdonan, es difícil sentirse disculpado —alegó Hunter con algo de seriedad mientras pasaba otro bocado.

—Supongo que sí, pero, es decir, vamos. ¿Cuántas veces se disculpará por lo que pasó cuando éramos niñas? —Cuestionó Willow a Hunter y un poco también a ella misma.

—Mmmm… ¿Cuándo dices que volvieron a ser amigas?

—Algunas semanas después de que conocimos a Luz, ella quemó mis recuerdos y, bueno, conoces la historia —dijo ella relajándose un poco más.

—Ajá… entonces, ¿Cuánto tiempo pasó siendo mala contigo? —Preguntó Hunter con una sonrisa un poco maliciosa.

No era precisamente que quisiera disculpar a Amity, solo quería que comprendiera como debía sentirse cada vez que lo recordaba.

—Pues… 6, o tal vez 7 a… años.

No había caído en cuenta que había sido tanto tiempo. De algún modo, había logrado hacer que los nuevos recuerdos que iba formando con ella, fueran desplazando a los antiguos, esos que ocurrieron en el tiempo que no fueron amigas… o ni siquiera eso.

—Estoy seguro que haber actuado así por tanto tiempo hizo que comenzara a creer que esa era su verdadera identidad. Años de ser una matona no se borran de la noche a la mañana, Hierbita, o al menos, no solo con una disculpa —alegó finalmente el de los mechones rubios.

Willow sonrió discretamente. Le hizo ver otra perspectiva de lo ocurrido con su amiga esa tarde, y se sintió mal por no haber reaccionado como debió hacerlo, aunque no tenía el punto de vista que le acababa de mostrar su novio.

—Creo que tienes razón, Hunhun —alegó Willow sintiendo mucho cariño en ese momento por su amiga de la infancia—. ¿Sabes? Me da curiosidad el cómo lograste ponerme en esa perspectiva —mencionó de nuevo, lanzándole una perspicaz mirada.

—¿Qué puedo decir? Soy del tipo de persona que se pone en los zapatos de los demás —Hunter trató de disimular con una sonrisa bastante nerviosa, pero su novia logró leerlo como un libro inmediatamente.

—Ajá… También lo hiciste, ¿verdad? —Preguntó, aunque ya sabía la respuesta, por la expresión en el rostro de Willow.

Hunter suspiro larga y profundamente.

—Sí, Hierbita —dijo, colocando una expresión llena de culpa y arrepentimiento—. Anoche soñé de nuevo con la primera vez que conocí a Luz y a Eda. ¿Qué… que hubiera pasado de haberlas…? Oh, Titán.

Se le revolvía el estómago solo de pensar en que a punto estuvo de quemarlas vivas en el mar hirviente.

De inmediato, Willow, al ver su reacción, lo abrazó para tranquilizarlo. Él tenía muchos más dilemas internos que Amity, y la de los anteojos lo sabía.

Logró calmarlo, pero evidentemente la cena había terminado, aunque ambos habían comido lo suficiente.

—La cena y la conversación estuvieron increíbles, Hunhun, gracias.

Finalizó plantándole un beso más intenso en la mejilla, al cual este reaccionó, volteándola a ver, con ojos brillantes, enfocándose en sus dulces labios. No era el primero del día, pero sí el primero de la noche. Un beso intenso y duradero, apasionado y lleno de amor.

—Te… te amo —alegó la capitana del equipo campeón, tomando el rostro del de los rubios mechones con ambas manos, y continuando con el cada vez más apasionado beso.

Continuaron así por varios minutos, hasta que el sonido de uno de los relojes de la casa sonó, marcando las 11:00 de la noche, haciéndolos caer en cuenta de lo tarde que era.


Y esté fue el capítulo del semestre así como vamos :'v

Pero bueno, si alguien leyó esto, espero que le haya gustado. Nos vemos en la siguiente ocasíón.