La luz entró por la pequeña abertura que hacían un par de cortinas y la cual daba de lleno en el rostro de la persona que yacía dormida.

La aludida frunció el ceño y comenzó a despertar poco a poco. Finalmente se incorporó sentándose con calma para luego estirarse.

Se levantó y abrió las cortinas para dejar pasar completamente los rayos de sol a su habitación pero sobre todo, dejando ver que su cuerpo estaba completamente desnudo.

Abrió las puertas que daban a su balcón y salió un poco para estirarse mejor sin importarle que alguien le viera sin ropa.

-Buenos días querida-saludó una señora de avanzada edad que iba pasando con amabilidad a la chica

-Buenos días señora Saito-saludó levantando la mano mientras le sonreía

-Tus pechos se ven firmes cielo, es bueno que les des un baño de sol

-Gracias, usted también se ve muy conservaba-alagó a la mujer quien rió dulcemente por el cumplido mientras continuaba su camino

-Eres tan linda querida. Bueno, debo irme ya que tengo cosas por hacer

-En un momento más iré a ayudarle-mencionó despidiéndose de la amable mujer quien sonrió asintiendo para tomar su camino

Sin más volvió a entrar a la habitación para alistarse.


Al terminarse de vestir, bajó las escaleras dirigiéndose a la cocina a desayunar. Observó que su padre le dejó una nota donde decía que requería de irse temprano ya que había asuntos por atender.

Vio que estaba todo listo y procedió a comer sin más.

Al terminar, lavó lo usado, tomó sus llaves y fue directo a la casa de la señora Saito.

Afortunadamente vivía a unas cuantas casa y sin llamar, entró buscando a la mujer.

-Señora Saito, estoy aquí-dijo con voz alta para que la escuchara

-Sube querida, estoy en mi habitación-anunció y la chica subió tranquilamente

Al entrar vio a la mujer desnuda en el colchón acostada boca abajo teniendo varios frascos de crema alrededor.

-Muy bien, déjeme preparar algunas cosas-de su bolso sacó unos guantes negros y algunas cremas más que dejó cerca suyo

Con calma se colocó los guantes para luego mezclar algunas de las cremas en sus manos y frotarlas.

Comenzó a masajear la espalda de la mujer con movimientos certeros pero suaves lo que provocó que suspiraba con relajación.

Continuó con sus brazos hasta llegar a los pechos de la señora los cuales masajeó con cuidado mientras estiraba un poco los pezones.

-Tus manos son mágicas querida. Me tratas con mucho cariño-suspiró con una sonrisa en su rostro

-Sólo lo mejor para mi vecina favorita-sonrió de lado mientras torcía un poco los pezones logrando sacarle un gemido

Siguió con su trabajo dejando en paz los pechos de la mujer para darle masaje a sus piernas.

Destensó con maestría cada parte de su cuerpo y llegó a la parte de sus nalgas.

-Son tan lindas-le da una pequeña nalgada provocando un sobresalto en la mujer-aquí también estoy viendo que está tenso-deslizó sus manos entre las mismas y hundió sus dedos en la vagina de la mayor moviéndolos sin ninguna prisa

Con su mano libre busca algo en su bolso hasta dar con un enorme dildo doble el cual con una agilidad asombrosa se lo coloca en su vagina.

Lubricó suficiente el artefacto y retiró sus dedos de la mujer bajo ella.

-Muy bien señora Saito, espero no romperla porque me gusta ser ruda-alineó el dildo en la abertura

Sin esperar la respuesta de la mayor, se introdujo de un solo golpe provocando que la mujer gritara entre el dolor y el placer. Comenzó a moverse dentro de ella de manera ruda y violenta.

Mientras maltrataba la vagina de la anciana, el teléfono de la chica comenzó a sonar.

Tomó el teléfono y vio que era su padre a lo cual contestó y puso en altavoz para tomar la cadera de la mujer e ir mas profundo.

-Hola papi

-Hola cariño, llamé para saber cómo estas- escucha un tipo de chapoteo desde el otro lado de la línea-¿Estás ocupada?

-No, sólo me estoy cogiendo a la señora Saito luego de su sesión semanal de masajes-sacó el pene falso de la señora de su vagina y lo acomodó en el ano de la misma entrando igual de brusco en ella provocando que la mujer gritara

-Trata bien a la señora Saito. No vayas a lastimarla- suspira pesadamente-No entraste en ella por el ano, ¿verdad?

-Claro que no papi, sé que a ella no le gusta-le jala del cabello para llegar aún más profundo

-Izuku, no le jales el cabello ni entres en ella por medio de su ano- regañó al saber que por los ruidos de la mujer hizo exactamente lo que no hiciera

-Pero a ella le encanta, no es mi culpa que se vuelva una perra golosa cuando se lo hago-se sienta en la orilla de la cama y la hace sentarse llegando aún más profundo de su entrada golpeando salvajemente en su interior

Tomó sus pechos con rudeza y los estrujó sin cuidado alguno.

-Izuku, termina con el sufrimiento de la señora Saito

-Lo que ordenes papi-estimuló el clitoris de la mayor y en pocos minutos logró que la mujer se corriera y cayera exhausta

-Bien, pero la próxima vez haz lo que te digo y no hagas esas cosas aunque ella te las pida

-De acuerdo, no hay problema

-Debo irme, hay una reunión en unos cuantos minutos

-Claro, nos vemos en la cena-cuelga y acomoda a la señora Saito para que descanse

Deja algunas cosas para aliviar los malestares de la anciana y sale de casa.


Realizó los quehaceres del hogar y al terminar observó el reloj de pared. Suspiró pesadamente y con una sonrisa se dirigió a la cocina.

Su padre seguramente se le olvidó llevar comida.

Se puso manos a la obra para prepararle varios platillos.

Varios minutos después, acomodó cada cosa realizada en recipientes y los guardó en una bolsa térmica.

Tomó las llaves de la harley davidson de su progenitor y salió rumbo a su trabajo.


El ronronear de la motocicleta se dejó escuchar en el estacionamiento de la empresa. Al llegar, parqueó el vehículo de forma perfecta y acomodó la comida para llevarla sin problema.

Se retiró el casco para luego dirigirse al acensor.

Presionó el botón del último piso directamente y subió sin mayor problema.

Luego de un tiempo dentro del mismo, se detuvo en el piso indicado y salió con calma hacia la oficina de su padre.

-Buenos días señorita Shimura. Me temo que no va a poder pasar si el señor Shimura no da el pase-comentó una chica de cabello rosa quien le sonrió con falsedad

La peliverde sólo rodó los ojos e ignoró a la chica pasando de largo e ignorando sus gritos de no pasar.

-Cállate Mina, sabes perfectamente que ella tiene acceso ilimitado sin importar la hora a la que venga-le reprendió una chica de cabello rubio mirándole con desaprobación-si le llega a decir que diario le estás negando el pase, el jefe te despedirá para luego colgarte de las tetas falsas que te cargas-sin más se fue en dirección donde pasó la peliverde

Dejando a la pelirrosa con la rabieta.