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Disclaimer:

Los personajes de SAINT SEIYA no me pertenecen.

Yo soy fan de los Caballeros del Zodiaco desde los 9 años,

y es por este amor de fan que escribo y no para ganar dinero;

también escribo para hacerte pasar un rato agradable,

a ti estimado lector,

que pasas a leer mi divagación.

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EL REGALO DE CUMPLEAÑOS

- Con cuidado, Seiya. –

- ¡Pero si ya estoy bien! -

Seiya da un pequeño paseo por los asoleados jardines del hospital.

La última batalla había sido la más aguerrida de todas, pero todo había terminado.

Ahora Seiya disfruta de los cálidos rayos del sol, tras un largo confinamiento en la cama, con la mejor compañía que pudiese pedir.

Seiya ya sale corriendo con todo y muletas, pero su hermana Seika se lo impide.

- Camina más despacio, Seiya, o puedes recaer. –

- Pero si fue sólo un rasguño. -

Seika lo alcanza y lo aferra con firmeza del brazo, o se le escapa.

De tener las fuerzas suficientes, Seiya se llevaría arrastrando a su hermana.

- Seiya es el único que puede decir que, ser atravesado por una espada, fue sólo un rasguño. –

Hay alguien más que llega a cuidar del impetuoso Seiya.

Ikki, Shiryu, Hyoga y Shun han ido tras su amigo.

- Pero es verdad. – dice Seiya a la defensiva – Ya me siento bien. –

- Seguro. – dice Hyoga con una sonrisa traviesa; sus manos las lleva tras su espalda.

- ¡Tú sí eres un amigo, amigo Hyoga! – dice Seiya con alegría al sentirse apoyado por al menos uno de los que se dicen sus amigos.

- Ya estás bien como para darle un abrazo a alguien que te ha extrañado mucho. –

Hyoga revela lo que trae oculto tras su espalda.

Es un gatito de felpa, rechoncho, de piel azul, nariz roja y sin orejas y que sonríe a más no poder.

- ¡Doraemon! –

Seiya va a tomar a su muñeco de peluche de las manos de Hyoga, pero Hyoga retrocede unos pasos.

- ¡Doraemon! –

Seiya sigue avanzado con ayuda de las muletas, a duras penas, pero súper feliz.

Hyoga vuelve a retroceder.

- ¿Qué haces? – Seiya detiene su "veloz" carrera por tener a su pequeño amigo afelpado.

- Si lo quieres, tienes que quitármelo. –

Seiya capta la broma que le está jugando su "amigo".

- ¡Hyoga! – y reinicia su camino lo más rápido que puede…

Pero un niño que gatea iría más de prisa que él.

- ¡A que no puedes quitármelo! –

Hyoga, hasta eso, camina despacio.

Seika mira con grandes ojos el potencial peligro que corre su hermanito, pero es tal su asombro que un amigo de él le haga sufrir de esa manera, que sencillamente se queda pasmada.

- Hyoga, yo creo… -

Shun va a pedirle a Hyoga que deje de molestar a Seiya, pero antes de que pueda decir que lo que hace no está bien, Ikki y Shiryu se unen a la broma.

- ¡Acá Hyoga, – le grita Ikki – que estoy libre! –

- ¡Va! –

Hyoga arroja al muñeco de peluche a Ikki por sobre la cabeza de Seiya.

Seiya se ve obligado a cambiar de rumbo, cual caracol que lleva su casa a rastras.

- ¡Ja! – se mofa Seiya – Van a ver que conmigo no pueden. – imprime más velocidad a sus pasos, dejando ver esa tenacidad que los Dioses han llegado a temer.

Ikki no se mueve, así que Seiya llega con él, pero…

- ¡Atrápalo, Shiryu! – Ikki arroja el muñeco de peluche a Shiryu, quien lo atrapa sin mayor problema.

- ¡No temas, Doraemon, que yo te salvaré de estos malvados Oni! -

Ahora Seiya va a intentar arrebatarle a Shiryu su muñeco de peluche.

Lo que va a descubrir Seiya, es que salvar al mundo de malvados Dioses, es muy diferente a salvar a tu adorado muñeco de peluche de tus malvados amigos.

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Hay detalles que ya no recuerdo del anime, aunque también debo decir que hay detalles que nunca se aclararon como el cómo le hizo Seika para llegar a Grecia, pero espero que así como planteo que pasaron los hechos, te haya gustado.

No escribí mucho sobre el muñeco de peluche de Seiya porque este fic fue mera presentación. Doraemon va a aparecer en otros fics n.n

Muchas gracias por leer y por tus comentarios.

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