CAPÍTULO XLI
A MI LADO
Ante el eco que la detonación produjo a lo largo de la ciudad, todos aquellos que lo escucharon fueron embargados por un violento escalofrió. Y es que por un instante fue como haber regresado a esos malditos días.
"¿Qué demonios ha sido eso?", escapando a la primera impresión, pálido el rubio cuestiono, luego se asomo por la ventana.
"¿Quien y por qué habrá disparado?", recordando la noche que el pacto fue violado y el combate se reanudo con una extrema crudeza, temerosa la aguamarina cuestiono.
"Imposible saberlo", replico el coronel mientras que de forma nerviosa con los puños arrugaba su pantalón. Recordando la primera vez que piso el campo de batalla, estuvo punto de desvanecerse.
(A pocas calles de ahí)
Abandonando la cama y aún sin despertar por completo, con presura la castaña Lita tomo su arma, la cual preparo para repeler lo que pensó y era un ataque.
"¿Qué haces?", cuestiono Dimitri al ver como el color huía del rostro de su esposa.
"Debo cubrir ese flanco", terriblemente confundida, la mujer se tumbo sobre el piso y luego a rastras se acerco a la ventana, desde donde apunto hacia la oscura distancia.
Ante su desconcertante actuar, el pelinegro camino hacia ella; "Tranquilízate, estas aquí conmigo. La guerra ya termino", con cuidado la despojo de la metralleta. "Vuelve a la cama"
Ubicando que se encontraba en la seguridad de aquella habitación, la mujer rompió a llorar, aferrándose a él con todas sus fuerzas; "Cada noche regreso a esos malditos lugares. Y es que desde que la guerra termino, sueño que estoy en esos bosques, mi arma falla o me quedo sin municiones... a veces soy capturada", no pudiendo tolerarlo, confeso. "Mi vida jamás volverá a ser la de antes, sin embargo no me arrepiento de lo que hice"
Abrazándola, él asintió un poco; "Me pasa lo mismo que a ti... y estoy seguro de que no somos los únicos. Cada uno de nosotros esta condenado a cargar por siempre con sus demonios"
(Del otro lado de la ciudad)
Habiendo sido alcanzado por la infame bala, sobre el suelo y en un charco de sangre yacía un oficial, quien era atendido por otros dos que por ahí caminaban.
"¡Demonios¡, ¿Quién habrá sido el hijo de perra que me hirió?, ahhh", presa de un insoportable dolor, chillo llevándose la mano a su lastimado hombro.
"No te muevas, ya viene la ayuda"
"¡Maldita sea!... durante toda la guerra no me hirieron y ahora que camino por las tranquilas calles, un imbécil lo hizo", a punto de perder la conciencia a consecuencia de la hemorragia, mordió el pañuelo que llevaba en el bolsillo de su abrigo.
"Esa si que es mala suerte", soltando una nerviosa risa, dijo el otro soldado.
Y solo bastaron un par de minutos para que la calle se abarrotara de oficiales armados, los cuales iban y venían en diferentes direcciones.
"¿Qué pasa, coronel?", sin atreverse a mirar por la ventana, temerosa Michiru cuestiono.
"No lo sé, aunque la única explicación que encuentro es que muy seguramente debió ser un ebrio el que hizo ese disparo", lejos de saber que a pocas calles de ahí había un hombre herido, expreso.
"Si, quizás"
"Ve a la cama, iré a investigar que sucede", tomando su fusil, el rubio camino hacia la puerta. "No le abras a nadie"
"No, por favor no me deje sola", nerviosa pidió.
"Solo tardare unos minutos. Además considero de que no tienes de que preocuparte, aquí estas segura. Pero de ser necesario ve y ocultate hasta que yo regrese", él agrego, pero viendo como el color había escapado de sus labios, desistió. "Esta bien, te prometo que no me iré. Ya el día de mañana sabremos que es lo que ocurrió"
"Será mejor que me vaya a dormir, confiando en él ella expreso esperando que decidiera unirsele, cosa que de ante mano sabía que no ocurriría.
"Pondré mas fuego en la chimenea, hace mucho frió", Haruka dijo con tono calmado para que ella se convenciera de que no había nada que temer.
"Buenas noches, coronel"
"Buenas noches", él contesto mientras avivaba el fuego.
(A pocas calles de ahí)
"Con cuidado coloquenlo sobre la mesa de operaciones", Mina ordeno al grupo de soldados que transportaban al herido hombre.
Por su parte el sujeto chillo ante el insoportable dolor.
"¿Cómo te llamas?", cuestiono la medico mientras revisaba sus dilatadas pupilas.
"Digory Alexiévich"
"Soy la cirujano Mizuno, ¿Quieres contarme que sucedió?"
"Iba caminando por la calle cuando de pronto escuche el disparo y sentí este maldito dolor... ¡Demonios!", dijo y luego vociferó un par de altisonantes palabras, cosa que no mortifico a la peliazul, era algo a lo que estando en combate muy pronto se acostumbro.
"¿Bebiste?", fue la pregunta obligada.
"Un poco", respondió y acto seguido del bolsillo de su pantalón extrajo una botella para continuar haciéndolo.
"No, no y no", despojándolo de ella, Mina negó con la cabeza.
"¡Vamos, cariño!. No puedes hacerme esto", Digory rió.
"Si puedo, así que la guardare para cuando estés mejor", colocandola en un cajón, procedió a preparar el instrumental que la cirujano pudiera necesitar.
"¡Va!, pero por favor no vayas a beberla sin mi"
"De acuerdo"
"¿Estas seguro de que no te metiste en problemas?", pensando que en medio de una riña alguien decidió lastimarlo, la peliazul pregunto.
"Por supuesto que no, fui sorprendido por algún idiota que no sabe manejar un arma"
"Al menos el disparo no toco alguna vena o arteria importante, anestesia"
"¿Alguna vez te hirieron?", viendo a la rubia enfermara, el hombre pregunto.
"Y tres veces, la ultima vez a pocos metros de la cancillería", orgullosa por haber participado en la toma, Mina contesto.
"¿Y a ti?", contemplando a la médico, intrigado continuó con el interrogatorio.
Mizuno asintió un poco; "Mientras operaba, una bala se coló dentro de mi tienda y me rozo una pierna"
Ante las palabras de ambas mujeres, el sujeto frunció el entrecejo; "¡Maldita sea!"
"¿A qué viene la queja?", intrigada, la enfermera pregunto.
"A que estando en combate y entre las primeras filas a mi jamás me hirieron... para mi es como si no hubiera peleado y esta noche que hay paz, me ha tocado", riendo un poco señalo.
"Pues luego de esto ya no tendrás que envidiarle nada a los demás", Mizuno dijo.
"Pero..."
"Nadie tiene porque enterarse de que no te hirieron en combate", extrayendo el metal, la cirujano lo coloco sobre la mesa para que él lo viera. "A partir de hoy tendrás una cicatriz que con orgullo podrás presumir"
(Mañana siguiente. Casa de los Kremer)
Despertando luego de pasar una mala noche y pensando que él había salido durante la madrugada para investigar, con presura la aguamarina bajo al primer piso, donde contemplo que el fuego de la chimenea se había extinguido y frente a ella, el rubio hombre estaba entregado al descanso.
"¿Coronel?", en voz baja lo llamo, concluyendo que en el incomodo sillón había pasado la noche completa.
Caminando hacia él, descubrió que además se había quedado dormido con el fusil en las manos, el cual estaba a punto de caer al suelo.
"¡Dioses!, sin duda se quedo aquí, vigilando que nadie entrara", pensó.
"Mi amor", sonriendo y aún profundamente dormido, Haruka murmuro.
Ante esas dulces palabras Michiru también sonrió; "Muy seguramente esta soñando con su esposa", pensó mientras que con cuidado para no despertarlo, le quitaba el arma. Y es que de caer provocaría un sonido hueco que terminaría por interrumpir sus hermosos sueños.
Sintiendo como era despojado del fusil, el hombre frunció el entrecejo y abrió los ojos, aferrando sus manos a él. Cosa que a la aguamarina asusto.
"Coronel... yo...", titubeante, no supo que decir.
"Esta bien", ubicando que se encontraba en casa y no en combate, relajo sus tensos miembros y las duras expresiones de su rostro. "No debiste tomarla, pude haberte herido", preocupado señalo mientras la descargaba y en el bolsillo de su camisa guardaba las balas.
"Estaba a punto de caerse al suelo y yo no quería que su descanso se viera interrumpido", nerviosa dijo en su defensa.
"Entiendo... anoche estaba limpiándolo y sin querer me quede dormido en este sitio", dijo poniéndose de pie, ocultándole de esa forma y en vano el hecho de que decidió pasar ahí la noche al resguardo de su hogar.
"Ya veo", agitada y con una mano en el pecho, trato de respirar profundo.
"¿Estas bien?"
"Si", ella contesto acomodándose el rebelde cabello que caía por su frente.
"¡Demonios!", él murmuro al recordar lo que estaba soñando. Luego se llevo una mano a la confundida cabeza. "Dime una cosa... ¿Me escuchaste hablar?"
Ruborizada, Michiru asintió; "Si, coronel"
"¿Qué... qué dije?", temiendo haber murmurado mas que su nombre, nervioso pregunto.
Michiru volvió a sonreír; "Llamaba a su esposa"
Lleno de extrañeza, Haruka frunció el entrecejo; "¿A mi esposa?"
"Si. Ahora con su permiso, iré a cambiarme de ropa"
Por su parte el rubio negó con la cabeza; "Pero no... no estaba soñando con ella", pensó mientras veía a la mujer alejarse.
(Más tarde, en la clínica)
Sentada detrás de su escritorio, la peliazul trabajaba en el expediente de Digory Alexiévich, el hombre herido de la noche pasada.
"¿Se puede?", desde detrás de la puerta el rubio coronel llamo al mismo tiempo que la abría y echaba un vistazo.
"Adelante", ella replico y poniéndose de pie, hizo el saludo militar.
"Descansa... me informaron que anoche trajeron a esta unidad al hombre que fue herido"
Mizuno señaló el fresco que contenía la bala. "Así es. He ahí la evidencia"
"¿Sobrevivió?"
"Así es, coronel. Por fortuna él ni el proyectil sufrieron grandes daños. Eso me ha llevado a determinar que fue disparado por una de nuestras armas"
"¿Producto de alguna pelea?"
"El oficial refiere que no, que fue sorprendido mientras caminaba por la calle. Eso me hace pensar que se trato de una bala perdida"
"Si, eso debió ser. No te quito mas el tiempo, con tu permiso"
"Espere, ¿Cómo esta ella?"
"Bastante bien, gracias por preguntar", contento Haruka contesto.
(Cerca de ahí)
Pensando en lo ocurrido la noche pasada, avergonzada la castaña limpiaba su arma.
"¿Cómo estas?", cuestiono su esposo.
"Bien", fue su corta respuesta. "Sobre lo que paso anoche... lamento mucho haberte asustado"
"No tienes nada que decir, incluso por un breve instante pensé que de nuevo teníamos que pelear"
"No, eso no volverá a pasar porque después de esta guerra no habrá más", de forma equivocada él replico. Y es que esa fue una guerra que en apariencia termino, porque en la realidad nunca lo hizo...
(En casa de los Kremer)
Ingresando en el recibidor, el rubio dejo sobre el perchero el fusil y el abrigo.
"Ya llegué"
"Coronel, ¿Qué fue lo que sucedió?", aún asustada Michiru cuestiono.
Dejando las raciones sobre la mesa, Haruka se volvió hacia ella; "Nada importante, mujer. Algún ebrio acciono su arma, por fortuna no hubo heridos", mintió para no preocuparla mas de lo que ya estaba.
Ante sus palabras, la aguamarina respiro aliviada. "No creo que sea la única que pensó que un nuevo combate se avecinaba"
"Fue un acto inconsciente de parte del perpetrador. Solo un idiota se atrevería a buscar problemas sabiendo que las calles están llenas de soldados"
"Es cierto... Casi lo olvido, anoche usted quería decirme algo, ¿De qué se trataba?"
Era verdad, él estuvo a punto de sincerarse con ella; "¡Ah, si!. No, no era nada importante"
"Entiendo"
"De verdad quería decirle que la amo, que deseo toda una vida a su lado, sin embargo creo que por una buena razón el disparo no me lo permitió", convencido de que era mejor seguir callándo, de forma equivocada pensó.
"¡Dioses!", de pronto la aguamarina expreso mientras se sujetaba al respaldo del sillón.
"¿Estas bien?", cuestiono él caminando hacia ella para sostenerla.
"Si, solo ha sido un mareo"
"Vamos a la habitación para que te recuestes, iré por la médico. Lo sucedido te ha alterado"
Ante su nerviosismo Michiru rió un poco; "No es necesario, estoy bien. Además ella dijo que era totalmente normal. A menos de que tenga dolor"
"¿Estas segura?"
"Por supuesto"
"Si vuelve a ocurrir iré por ella, ¿De acuerdo?"
"Si, coronel"
"Bien, ahora iré a tomar un ducha", dijo aún no muy convencido, además no quería dejarla sola.
"¿Hay algo más que necesite?"
"Si, que por favor no hagas esfuerzos, si necesitas algo pídemelo"
Ruborizada la aguamarina asintió un poco. "Se hará como usted ordene"
"Bien, no me tardo", deseando poder acariciarla, pero sin atreverse, subió al segundo piso.
(Esa noche)
"Esta noche espero descansar bien", murmuro la aguamarina mientras preparaba las limpias sabanas.
Recostándose, se quedo en silencio, contemplando el alto techo y escuchando como el gélido viento golpeba a su inclemente paso.
"¿Qué serás?", cuestiono deslizando la mano por sobre su pequeño vientre. Luego ante lo absurdo que le resulto su propia pregunta rió un poco; "Si, ya sé que eres un bebé, pero me gustaría mucho saber si eres un niño muy guapo, o una preciosa niña. De esa forma desde ahora podría darte un nombre"
De pronto y sin que él llamara la puerta se abrió; "¿Duermes?", cuestiono desde el umbral.
"No", ella contesto mientras se reincorporaba un poco.
"¿Te importa si paso la noche contigo?... es decir, no quiero que duermas sola. Podrías nece..."
"No, por supuesto que no", ella contesto haciéndole un espacio.
"Gracias", él dijo y luego con cuidado se recosto a su lado. "Creo que luego de lo de anoche estoy más asustado que ella", pensó mientras colocaba los brazos debajo de su cabeza.
Michiru sonrió un poco, posando la mirada en él con verdaderas intenciones de besarlo y de entregarse a él, sin embargo no sería ella quien lo buscara.
"Me alegra mucho que al amanecer mis botas estaran secas y mis pies tibios"
"¿Eh?"
"Los primeros días de invierno en guerra fueron los peores. Las botas se humedecian y teníamos que quitárnoslas constantemente o de lo contrario los pies se nos habrían congelado. En el peor de los casos, muchos llegaron a mostrar miembros ennegrecidos, cosa que no siempre terminaba bien... ¡Ah!, soy un tonto, no debería hablarte de esas cosas tan horribles"
"Esta bien, me gusta escuchar sus historias"
"Casi lo había olvidado. Entre mis pertenencias tengo una especie de diario, quizás algún día te interese leerlo, ¿No?"
"Por supuesto, aunque prefiero escucharlo de sus propios labios"
"Esta bien, entonces voy a hablarte de los amaneceres en..."
Escuchándolo con atención, la aguamarina apoyo la cabeza en la almohada y cerrando los ojos, iba imaginando lo que él le iba relatando...
Notas de autor;
Kaiohmaru; Amy representa lo contrario a Michi. Ella esperaba un hijo del hombre que amaba, Michiru se enamoro de Haruka sobre la marcha y mientras ella esta contenta con su bebé, Amy se siente culpable de no sentir nada hacia su hijo.
Michelle; En medio de su silencio al menos de cuando en cuando se acercan en la intimidad (ya no de forma sexual), eso nos demuestra que Haruka esta arrepentido de lo que hizo. Por su parte Michi se conforma con tenerlo a su lado.
Isavellcota; Ninguno de ellos esta listo para enfrentar una nueva guerra, vemos que aún con la escaces de alimento viven en paz, que era lo que mas añoraban. Amy también es un personaje que se encierra en sus silencios, cosa que la daña.
Kyoky; Ese Haruka no aprende, en lugar de andar con rodeos debería armarse de valor y admitir ante ella lo que siente. Él mismo se niega la oportunidad de volver a ser feliz y a Michi le esta negando todo y la hace sentirse culpable de algo que no debería, pero tampoco es su intención. Creo que Nicolás esta peor que Haruka porque aún y cuando Michi para él representaba todo lo malo, no la abandono. Así es, el bebé de Amy vive y al menos a ella le queda ese consuelo.
