Al día siguiente, sobre las 9:30 de la mañana, Darcy salió hacia Hyde Park a las 9:30 con una bolsa de semillas y migas de pan porque sabía que Elizabeth, Isabella y los Gardiner iban a estar allí sobre las 10:00. Cuando llegó al gran estanque, con satisfacción vio que ya estaban allá. Ninguno del grupo se sorprendió al ver a Darcy, y lo saludaron alegremente.
Enseguida, Darcy le dio a Isabella algunas de las semillas, se arrodilló para quedar a la misma altura que ella, y comenzó él mismo a alimentar algunos cisnes.
"Mami, mira. Ese hermoso y amigable cisne está comiendo de la mano del Sr. Darcy. ¿Puedo alimentar a los cisnes como lo está haciendo el Sr. Darcy?"
"No, Bella; pero si deseas puedes acariciar a los cisnes mientras el señor Darcy los alimenta. ¿Te gustaría acariciarlos?"
Isabella asintió y enseguido comenzó a acariciar al cisne que Darcy estaba en ese momento alimentando, mientras conversaba animadamente con él, y miraba embelesada a los otros cisnes acercarse para que también les dieran de comer. Los Gardiner estaban sentados en un banco cercano y sonreían ante la escena; el Sr. Darcy e Isabella parecían padre e hija jugando.
Después de varios minutos, Darcy se quedó sin semillas y migas de pan, e Isabella le comentó a su madre que tenía hambre. Los cinco comenzaron a caminar hacia el carruaje de los Gardiner. Para darle a su sobrina y el Sr. Darcy unos minutos de privacidad, los Gardiner con Isabella caminaban delante.
Elizabeth y Darcy estaban conversando animadamente, cuando vieron a dos mujeres elegantemente vestidas que se acercaban a ellos; a una de ellas ninguno de los dos tenía deseos de volver a verla.
"Señor Darcy, qué agradable sorpresa encontrarlo en Hyde Park. Hace tanto tiempo que no teníamos el gusto de verlo." Caroline Bingley lo saludó con una sonrisa en el rostro; miró a Elizabeth y después de unos instantes la reconoció. Sus ojos se agrandaron por la sorpresa y su boca se abrió sin decir una palabra. La mujer que estaba a su lado – su cuñada – le sonrió a Darcy.
Darcy simplemente asintió con la cabeza y, sin detenerse, siguió caminando junto a Elizabeth. La Señorita Bingley y su cuñada los miraron con incredulidad seguir su camino, mientras otras personas miraban con curiosidad lo que había sucedido. ¡Era la primera vez que un caballero se comportaba tan groseramente con ellas!
Después de alejarse varios pasos de la señorita Bingley, Elizabeth empezó a reír a carcajadas y entre risas le dijo, "Si bien no deseaba tener una conversación con la señorita Bingley, o como quiera que se llame ahora, fuiste grosero con ellos. Se notaba que estaba muy feliz de verte de nuevo."
"Créeme, sería un gran castigo tener que escuchar a esas dos mujeres; un castigo que no estoy dispuesto a tolerar este hermoso día".
Como los Gardiner e Isabella todavía estaban varios pasos por delante de ellos, Elizabeth, con curiosidad le preguntó: "Si mal no recuerdo, hace unos años usted pensaba que la señorita Bingley era más "tolerable" que yo. Dado que soy una mujer muy curiosa, voy a preguntarle, ¿qué sucedió para que usted cambie de idea sobre ella?"
Con un dejo de tristeza, Darcy comenzó a contarle lo que había pasado cinco años atrás con los Bingley...
"Hace unos cinco años, Bingley se casó con una amiga de su hermana Caroline. No pude asistir a la boda, pero cuando regresaban de Scarborough a Londres, pasaron por Pemberley y se quedaron algunos días. El primer día, la Srta. Bingley tuvo una discusión con la señora Reynolds, ya siguió mis órdenes al pie de la letra y les preparó habitaciones en el ala de invitados en lugar del ala familiar." Darcy suspiró y con tristeza agregó, "El segundo día de su visita, estaba trabajando en mi despacho, con la ventana abierta y escuché una conversación entre la señora Bingley y Caroline Bingley burlándose de Anne. Decían que ella era una mujer fea e insignificante cuyos únicos atractivos eran su dote y Rosings. Todavía recuerdo con lujo de detalles esa conversación…"
5 años atrás
"…todavía no puedo creer que un hombre tan guapo, inteligente y rico como el señor Darcy se haya casado con una mujer tan fea, sin gracia e insignificante. Ella ni siquiera asistió a un seminario, no sabe tocar el piano, no habla idiomas, y ni siquiera tuve una temporada en Londres."
"Mi querida Caroline, el señor Darcy se casó con ella porque sabe que va a morir muy pronto. Como dijiste, él es un hombre muy inteligente y a causa de su matrimonio heredó una propiedad que le aporta unas 7.000 libras al año, más su cuantiosa dote. Todo lo que tiene que hacer es esperar un año o tal vez dos para que su esposa muera de una vez por todas. Me imagino que debe estar contando los días para que eso suceda, y mientras tanto, puede tener todas las amantes que desee."
"Si lo pienso de esa manera, tienes razón, Vivianne. Aunque dudo mucho que el señor Darcy tenga una única amante. Al menos nadie lo ha visto nunca con una amante ni escuché ningún rumor al respecto."
"Por favor, Caroline, no seas tan ingenua. Todos los hombres tienen amantes. Hay algunos hombres como el Sr. Darcy que son extremadamente discretos. Hay que tener en cuenta que una dama, como nosotras, no tiene porque tolerar que su marido la importune más de una o dos veces por semana. Para eso es que tienen amantes."
"Aunque en ese entonces opté por no confrontar a esas dos mujeres, ese mismo día tuve una franca conversación con Bingley. Le dijo que debía amonestar a su esposa y a su hermana porque habían tratado mal a mis sirvientes y las había oído hablar despectivamente de mi esposa. Lamentablemente la conversación terminó en una fuerte discusión y nuestra amistad a partir de eses entonces se deterioró por completo. Lo último que supe de Bingley fue que se había enamorado de una joven y empobrecida viuda. Desde hace tres años, ella es su amante y tienen un hijo. Es sabido que Bingley pasa mucho más tiempo con su amante e hijo ilegítimo que con su esposa e hija legítima."
Los ojos de Elizabeth se abrieron muy grandes por la sorpresa y exclamó, "¡Lo que has contado es inaudito! ¡Esas mujeres no tienen decencia! Y el señor Bingley menos aún que ellas. Sabía que era un hombre muy débil, fácilmente manipulable por los demás." Miró fijamente a Darcy.
Darcy se sonrojó y, arrepentido, dijo, "Créeme, una de las cosas que más lamento es mi interferencia entre tu hermana y Bingley."
Elizabeth negó con la cabeza, "Si bien estuve molesta contigo por mucho, desde hace años que estoy convencida que, sin quererlo, le hiciste un gran servicio a Jane. Las mujeres quieren tener al lado de ellas a un hombre que sepa lo que quiere y que no sean tan fácilmente influenciables por otras personas…"
