Mansión Tornatore

En el gran comedor, dos jóvenes de rubia cabellera evitaban cruzar palabras, únicamente se limitaban a acabar con lo que yacía en su plato o contestar de forma breve a Oliver que pese a sus esfuerzos por aligerar el momento, el ambiente seguía manteniéndose tenso, ciertamente no era la primera vez que ambos tenían diferencias pero nada que preocupara antes al Francés.

— Será un largo día... — admitió Oliver

La ojiazul aún recordaba el incidente con su blade.

" Serenity no es inferior a Amphilyon — espetó — Odio estar bajo tu sombra"

Aquel día desafío a su hermano por el lugar de Serenity en la familia. Si lo vencía, su sirena dejaría de ser considerada como una bestia bit secundaria, pero Enrique afirmaba que no estaba al mismo nivel de Amphilyon, aquel reto era una pérdida de tiempo. No obstante, había aceptado luchar con el fin de demostrarle que no era rival, que no debía intentar cambiar las cosas. Sin embargo, durante la batalla, el rubio perdió el control, no esperaba que la europea le sostuviera por tanto tiempo aquel enfrentamiento, por lo que producto del enojo había desatado todo su poder contra su blade, destrozándolo e impactándola contra el pavimento en el proceso.

— Señorita Aria — anunció el mayordomo captando la atención de todos en la mesa — el chofer está listo para llevarla donde lo solicitó.

— Gracias. Peterswooth —dijo poniéndose de pie sorprendiendo a los presentes.

— No vendrás con nosotros? — preguntó con sorpresa Oliver, recibiendo una negativa por parte de la ojiazul, quien se había puesto de pie dispuesta a retirarse.

— Iré por mi cuenta.

Ante lo dicho, Enrique no pudo evitar mostrarse enfadado, entendía que por su disputa no entablaran conversación o que ignorara su presencia. Sin embargo, esperaba que aquello en algún momento se le pasará, retomando así su trato habitual, pero aquella notoria preferencia que mostraba hacía los Bladebreakers había sobrepasado el límite.

— Había decidido no decir nada sobre tu "ayuda" a Tyson, pero esto es demasiado. — espetó con enfado

— Soy libre de entrenar con quien desee. — esbozó dándole la espalda en claro desinterés

— Tanto es tu deseo por que me derrote un aficionado? — cuestionó indignado aproximándose a la menor, quien, al percatarse de su acción, procede a encararlo — Por eso entrenas con él, ¿no?

— Suficiente — intervino Oliver colocándose entre ambos para posteriormente dirigir una expectante mirada hacía la ojiazul — Aria... Has actuado extraño desde la llegada de esos chicos. ¿Lo ocurrido ayer, fue?

— Era un favor a un... Amigo.

Dudó en lo último, ciertamente le agrada el líder de los Bladebreakers pero no podía asegurar que tuvieran una amistad. Sin embargo, no sabía de qué otra manera referirse a él.

— Piensas como ese equipo, ¿eh? — regañó Enrique

— Podrías aprender algo de ellos — afirmó

—Aria, son unos aficionados — intervino nuevamente Oliver tratando de razonar con la europea

— Yo no los subestimaría,Oliver. — dicho esto, la rubia procede a abandonar la habitación.

RUSIA

Abadía Valkov

En un oscuro despacho, un hombre de púrpura cabellera se encontraba manteniendo una charla a través de un monitor con un hombre de largos cabellos platinados y sonrisa torcida, era acerca del torneo ruso, pronto recibirían a los campeones del torneo americano y asiático, entre otros equipos.

—Cómo van los preparativos, Boris?

— Como lo planeó, Señor. Mandé una invitación a equipos cuyas bestias bit son fuertes — dijo señalado un monitor donde se reproducen pequeños vídeos de las bestias bit de dos equipos, seguido por un cuadro estadístico — Todo está yendo conforme a lo planeado.

— Qué me dices sobre Black Dranzer?

— Estará listo para su llegada, Señor Voltaire — esbozó una sonrisa torcida — llevará a Biovolt a la gloria.

Tras unos minutos ambos hombres se despiden. Sin embargo, Boris se limitaba a observar una de las pantallas que daban hacía el cuarto de pruebas donde se terminarían las mejoras a Black Dranzer.

Pronto su dueño llegaría.

— El chico que escapó de la abadía.

Kai Hiwatari

ITALIA

Dentro de la réplica del Coliseo Romano, Enrique había invocado a Amphilyon para que liquide a su rival, ciertamente la maniobrabilidad del japonés había mejorado pues lo había ayudado a esquivar a la imponente Hydra, provocando que Amphilyon choque contra su otra cabeza repetidas veces ocasionando que ambas peleen entre sí, ante esto, Enrique sin dudar recrimina a Amphilyon. Aquella falla era inaceptable para el rubio, aduciendo que lo encerraría en el calabozo si no obedecía sus órdenes.

— Hacer que las cabezas se ataquen fue algo inteligente — reconoció la ojiazul, quien en esta ocasión había optado por sentarse al lado de los Bladebreakers para observar la batalla, lo cual extrañó al bicolor.

— No apoyaras a tu hermano? — cuestionó fijando sus orbes carmesí en el otro extremo del coliseo, donde se hallaba un muy serio Oliver observando el combate.

— No se vería bien hacerlo — respondió con tranquilidad para posteriormente esbozar una sonrisa maliciosa — no cuando deseo que Tyson sea el vencedor.

Aquello provocó que el ruso japonés mostrara un gesto arrogante, era evidente que esta batalla era un ajuste de cuentas entre ambos hermanos, el orgullo de ambos Tornatore estaba puesto en el resultado de esta batalla. Ellos sólo eran piezas de su juego de ajedrez. Sin embargo, él también estaba en el juego, pues tanto la europea como él tenían un mismo objetivo, la derrota del Centurión de Roma.

A medida que avanzaba el encuentro, el japonés comenzó a recuperar terreno en la pelea, provocando que el rubio perdiera los estribos, arremetiendo con crueles palabras a su espíritu sagrado, el cual se encontraba atacando a su otra cabeza.

— Yo soy tu amo! Obedece! — bramó atrayendo la atención de la imponente Hydra, que voltea a ver fijamente a su portador, su mirada había cambiado tornándose amenazante, ya no era la misma que en un inicio.

Ante lo ocurrido, el japonés intentó aprovechar el descuido de Amphilyon para llamar a su bestia bit y atacar, pero la Hydra lo esquivó con rapidez para dirigir su poderoso ataque a un estupefacto Enrique, dándole una violenta embestida, logrando estamparlo bruscamente contra el rocoso suelo.

— Enrique! —exclamaron alarmados los europeos

— Oye que estás haciendo?! Yo no soy el enemigo.— exclamó iracundo el italiano

El rubio había perdido el control sobre Amphilyon, oficialmente la Hydra había dejado de responder a sus ordenes. Ya no lo veía como su portador, sinó como un enemigo.

Uno con el que acabaría.

Al notar que la furiosa Hydra pretendía atacar nuevamente al Centurión, los europeos tratan de descender al centro del coliseo para auxiliar a su hermano y compañero. Sin embargo, son detenidos por la prominente voz de Enrique.

— Atrás! No vengan! — ordenó impidiendo que bajaran, no deseaba que alguno saliera herido.

— Enrique! — exclamó la rubia al divisar como un furioso Amphilyon se aproximaba al Centurión, por lo que rápidamente se dispuso a saltar a su lado para ayudarlo pero fue detenida por la firme voz del mayor

— No te muevas o podría atacarte a ti también, Aria!

La europea hizo caso omiso de sus palabras, apuntando su blade hacía un furioso Amphilyon, pero fue detenida por el bicolor, quien la sujeta con firmeza del brazo, aduciendo que llamar la atención de la Hydra no hará que deje de atacar a Enrique.

— Hey! Mantenla fuera de esto — pidió el rubio tratando de ponerse de pie con dificultad, en su cabeza no cabía la idea de haber perdido el dominio sobre su Hydra, pero era un hecho irrefutable y tenía que afrontarlo, después de todo él era la futura cabeza de la familia Tornatore — Yo me metí en esta situación, encontraré la manera de salir de esto.

Ante lo dicho, el rubio volteó a ver a Amphilyon, quien se acercaba peligrosamente hacía él. Aquel espíritu sagrado que por siglos había servido con lealtad al clan Tornatore, hoy lo observaba como un enemigo, en su fiera mirada podía distinguirse que no dudaría en aniquilarlo. Por otra parte, el francés trataba de evaluar qué hacer para ayudar a su amigo, pero una fuerte voz logra sacarlo de sus pensamientos. Se trataba del bicolor, quien ahora se encontraba corriendo tras una impetuosa europea, quien se dirigía rumbo a los pasillos, aduciendo que si no podían intervenir en el combate, existía una forma de sacar al Centurión del centro de la batalla.

— Amphilyon retrocede! — ordenó el rubio. Sin embargo, no podía razonar con una bestia bit fuera de control, por lo que no le quedó otra opción que esquivar una de las cabezas de su Hydra, cubriéndose con su escudo — Por última vez, RETROCEDE O TE ENCERRARÉ!

Ante lo dicho, Amphilyon se abalanzó con gran furia sobre su portador, con la intención de clavar sus afilados colmillos sobre aquel brazo con el que blandía su espada, pero fue interceptado por la imponente figura de un dragón azulado, el japonés había logrado invocar a su bestia bit para detener a la descontrolada Hydra.

Por otro lado, entre los engorrosos pasajes que componían aquel laberinto del Coliseo, el ruso japonés se encontraba persiguiendo a una obstinada ojiazul, quien se dirigía a la celda que separaba el laberinto del plato de batalla, su intención era abrir la reja desde fuera, pues está no cedería desde dentro hasta que hubiera un vencedor.

— Detente! — bramó sujetándola con fuerza del brazo.

— Suéltame!

— Necesitas un plan — acotó con severidad

— Mi hermano está en riesgo! — espetó aduciendo que no había tiempo para diseñar un plan, no cuando Amphilyon buscaba acabar con él, esto provocó que el bicolor dejé escapar un hondo suspiro.

— No te separes — espetó poniéndose frente a ella sacando su blade, dada la situación dudaba que la ojiazul pudiera actuar de forma lógica — Permanece atrás.

La europea quiso decir algo pero un fuerte impacto, seguido por el sonoro grito del Centurión los hizo dirigirse a toda prisa a la reja que los separaba del plato de batalla, en el interior podía distinguirse a un adolorido rubio sostener su brazo, el cual se encontraba sangrando, ante esto el bicolor procede a abrir aquella reja, permitiendo que la europea pueda dirigirse hacía el Centurión, quien yacía retorciéndose en el pavimento.

— Enrique! — exclamó tratando de ayudarlo a sentarse, su preocupación era palpable — Estás bien? — preguntó al divisar la sangre en su brazo, no había duda, aquellas heridas eran producto de los afilados colmillos de la Hydra

— Sí, no te pre...

CUIDADO!

El prominente grito del ruso japonés hizo reaccionar al Centurión, percatándose que Amphilyon estaba por atacarlos, por lo que rápidamente procedió a tomar su escudo interponiéndose para cubrir a su hermana, quien se negaba a apartarse de él. Sin embargo, cuando Amphilyon estaba apunto de clavar sus colmillos sobre el Centurión, un extraño resplandor emerge del blade de la europea, se trataba de un aura turquesa que los mantenía protegidos de la iracunda Hydra, quien no dejaba de embestir aquel halo que los cubría, el cual, poco a poco iba tomando la forma de una sirena.

— Serenity... — susurró el Centurión al divisar como aquella pequeña figura le hacía frente a su imponente Hydra

El bicolor estaba sorprendido por lo visto. Aquel extraño manto no sólo los estaba protegiendo de la ira de Amphilyon, lo retenía hasta alejarlo y llevarlo nuevamente al centro del estadio donde es atacado nuevamente por el espíritu sagrado del japonés. Una vez que Amphilyon pudo reaccionar, atacó a aquel dragón azulado, clavando sus afilados colmillos en su yugular, por lo que para liberarse de aquel agarre, el de gorra realiza una maniobra, ordenando a su bestia bit que se eleve por el cielo, esta obedece llevándose consigo a la imponente Hydra. Sin embargo, una vez que estuvieron a una altura considerable, provoca que está caiga, estrellándose abruptamente contra el suelo, pero esto no bastaría para sacarlo del juego.

— Es muy fuerte — admitió Tyson

Al descender, el Japón ordena a su espíritu sagrado hacer uso de su tormenta fantasma, provocando una explosión de luz entre ambas deidades, quienes colisionan entre sí. Aquello provocó un grito de preocupación por parte de los presentes que observaban atónitos la escena.

Dragoon había vencido.

— Gané — susurró un muy agitado Tyson

En otro extremo del estadio, el Centurión de Roma observa con atónito la escena.

Había perdido.

— Te encuentras bien? — preguntó la europea posando su celeste mirada en las heridas del mayor

— Estoy bien — esbozó tomando su mano para tranquilizarla. Ciertamente, le dolía más su orgullo que aquellas heridas — Tú, estás lastimada?

La europea negó, procediendo a ayudar al rubio a ponerse de pie. Sin embargo, era tanto el cúmulo de emociones, que al estar frente a frente, es rodeado por los brazos de la ojiazul en un inesperado abrazo.

— Aria? — susurró con sorpresa

— No vuelvas a preocuparme así... — reclamó recargando su frente en la pechera de su armadura, si bien estaba a favor de la derrota del Centurión, no deseaba que este fuera herido — me asustaste mucho...

Aquello provocó una suave sonrisa en el rubio, quien procedió a regresar aquel cálido contacto.

— Lo siento — se disculpó bajando sus profundos orbes zafiro hasta el blade turquesa de la europea, reconociendo su fuerza al hacerle frente a la iracunda Hydra — ...Gracias por la ayuda.

La ojiazul quiso decir algo pero fue interrumpida por la alegre voz del francés, quien se aproximaba hacia ellos.

— Veo que se reconciliaron — acotó señalando aquel abrazo entre ambos, por lo que al verse a los ojos, ambos Tornatore recordaron que estaban enemistados, al recabar en ello, no pudieron evitar mostrarse avergonzados

—Lo lamento...— esbozó un muy avergonzado Enrique — Por todo, Aria.

—...Yo también. — reconoció aduciendo que no debieron llegar tan lejos

— Todo como siempre?

— Hasta que volvamos a pelear — bromeó la europea

Una vez fuera del Coliseo, el francés procedió a felicitar al equipo japonés, reconociendo su valor al salvar a Aria y Enrique. Odiaba admitirlo pero aquellos chicos eran buenos, dominar a Amphilyon era toda una proeza. Si bien el Centurión no estaba acostumbrado a perder una batalla, reconocía la victoria del japonés.

— Esta no es una situación que me agrade — admitió con disconformidad el rubio

— No esperes que llore por ti — acotó Oliver aproximándose a los Bladebreakers, en especial al de gorra, quien según su criterio había ganado el derecho de conocer al más poderoso de los cuatro representantes de Europa.

— No serás el mejor si no puedes vencer a Robert, el campeón de Europa.

— No olvides a Johnny — acotó la ojiazul.

— Johnny? — preguntó Tyson

— Es el campeón de Reino Unido. — esbozó una cálida sonrisa al recordar al temperamental escocés — Dudo que acepte una batalla, pero es muy fuerte.

Dicho esto, el equipo japonés decide retornar a su hotel, habían acordado que en tres días, Oliver los llevaría en su helicóptero privado al castillo de la familia Jurgens. Tras lo ocurrido con Amphilyon era lo mínimo que podían hacer como agradecimiento. Sin embargo, antes que pudieran retirarse, el bicolor fue detenido por la cálida voz de la ojiazul.

— Kai, espera! — pidió llamando la atención del mayor, quien giró su rostro observándola expectante.

— ...Lamento no haberte escuchado. — se disculpó refiriéndose a haber ignorado sus palabras acerca de permanecer a su lado. De no ser por su advertencia, no habría podido invocar a tiempo a su sirena — Amphilyon nos hubiera atacado.

— Eres más fuerte de lo que creí.— admitió con parsimonia para posteriormente retirarse junto a equipo. Sin embargo, un pensamiento hacia eco en su interior «Pudo contener a Amphilyon»

Una vez que el equipo japonés abandonó el lugar, la europea procede a acercarse a Oliver y Enrique, quienes comentaban acerca de la extraña fuerza de los Bladebrakers.

— Kai es el más fuerte de su equipo. — reconoció con admiración la europea

— Johnny se pondrá celoso — bromeó el francés provocando que un fuerte rubor se apoderara de los pómulos de la ojiazul. No era la primera vez que decía algo similar acerca del escocés, pese a que solo eran amigos.

Continuará...