08 | Batalla de fuego

Castillo Jurgens

Todos se encontraban reunidos alrededor del plato de entrenamiento personal del alemán, el cual se encontraba en el ala oeste de aquel gótico Castillo, aquella habitación donde yacía el equipo japonés era enorme, únicamente era iluminada por el escaso fuego de las antorchas. Sin embargo, podía sentirse la imponente presencia del espíritu sagrado del mayor, rodeándolos.

Una vez que el bicolor procede a acercarse al plato de batalla, el centurión lo sigue aduciendo que él sería el árbitro, la ojiazul quería decir algo para detener aquel absurdo desafío pero se vió interrumpida por la prominente voz del escocés, quien se posicionaba al otro extremo del plato portando la armadura de su familia.

— Como podrán ver, soy un caballero. — espetó tomando el hacha que usaba como lanzador para clavarlo en el pavimento — Yo también desciendo de la realeza y luchó por el honor de mi familia.

Ante lo dicho, el escocés procede a sacar un colgante plateado de su cuello, al observarlo, la europea no pudo evitar tensarse, conocía perfectamente aquel emblemático símbolo.

— Esta es la bestia bit de mi Clan, el poderoso lagarto Salamalyon.

— Una salamandra — Se burló el bicolor

Concéntrate, Kai. Pensó la europea apretando con fuerza sus prendas, conocía el nivel de batalla del ruso japonés pero sobre todo conocía el del escocés, por lo que no podía evitar tensarse.

— Johnny... — susurró observando fijamente al gladiador de Glasgow.

Al inicio, la batalla estaba sumamente reñida, ambos blades se mantenían cabeza a cabeza en cada golpe, lo cual irritaba al escocés, quién quería finalizar rápidamente con aquel encuentro. Sin embargo, el capitán del equipo japonés estaba dándole más dificultades de lo que esperaba.

— Esta batalla podría durar mucho tiempo — meditó el francés

— Yo lo dudo mucho, Oliver — espetó con seriedad el mayor, el cuál tenía la mirada fija en su rival, quien lo observaba con la misma intensidad. Le enseñaría a aquel proletario a no burlarse de él — Es hora de terminar con esta batalla. SALAMALYON!

Los Bladebreakers observaban con sorpresa como un imponente lagarto emergía del blade del escocés, este era de gran tamaño y poseía gran agilidad en sus movimientos. Por lo que al recabar en el poder de aquel espíritu sagrado, el bicolor procede a invocar a su fénix para hacerle frente al peligroso lagarto del europeo, quién no duda en colisionar con ferocidad contra su rival, era claro que ninguno retrocedería, ambos espíritus sagrados habían comenzado una intensa lucha, fuego contra fuego. Dranzer lanzaba poderosas llamaradas desde el cielo para deshacerse de aquella salamandra pero esta logra contener el ataque, como si se alimentara del poder del fénix.

— Quieres jugar rudo, eh — se burló Johnny, observando como su espíritu sagrado recuperaba energía con la flama del fénix — ¡Prepárate! ¡SALAMALYON!

Al escucharlo, el poderoso lagarto procede a re-direccionar aquella intensa llamarada hacía su oponente, quien en un intento por evadir sus propias llamas, no se percata de la proximidad de la salamandra, el cual en un veloz movimiento logra colgarse de su rival, enrollando su cola en el cuello del fénix, quien no puede deshacerse de su agarré. El calor de la batalla cada vez se incrementaba más, provocando que ambas bestia bit hagan uso de sus poderosas llamas para doblegar al otro. Era una batalla de resistencia, ¿quién podría resistir más tiempo la flama del otro? Este intenso calor provocaba que la temperatura subiera considerablemente, asemejándose a un horno, después de todo ambos espíritus sagrados se basaban en el fuego.

— ¿Listo para rendirte, Kai? — cuestionó Johnny

— Nunca.

La ojiazul estaba atónita, recabando en cómo el escocés luchaba con mayor fiereza de lo usual.

— Bien, entonces te liquidaré al estilo antiguo. SALAMALYON!

El escocés estaba aniquilando la defensa del fénix, cuyas llamaradas no parecían tener efecto alguno sobre la salamandra, quién por el contrario parecía recobrar energía, logrando impactar a su rival con un letal giro de fuego, provocando que el fénix salga disparado del estadio, dejando atónito al ruso japonés, quien no esperaba tal resultado, menos contra el escocés.

— Dranzer de Kai es historia! — exclamó animado el italiano, quien parecía disfrutar de aquella humillante derrota o al menos es lo que daba a entender su expresión corporal — Tú eres el ganador Johnny!

— Kai... — susurró preocupada la ojiazul

El bicolor estaba enojado, no podía aceptar haber perdido de esa manera, menos contra aquel arrogante sujeto, quien lo observa con superioridad.

— Bueno, Kai. — acotó con semblante serio — Todo ha terminado, pero luchaste con valentía y por eso te respeto guerrero. Sin embargo... — endurece su mirada — esto es un juego de inteligencia, también de fortaleza; y no la tienes.

Tras lo dicho, el escocés se limitó a pasarle de largo, humillando con este acto a su rival, quien no pudo evitar dejar escapar un fuerte gruñido, sin duda el gladiador había actuado con mayor rudeza de lo habitual, por lo que aquella impetuosa actitud no pasó desapercibida para el heredero de los Jurgens, quien lo observa interrogante.

Una vez fuera del ala oeste, el escocés se dirige rumbo al estacionamiento, internamente no podía evitar recriminarse por no contenerse en su batalla contra el capitán del equipo japonés, nuevamente había cedido ante su impulsividad. Necesitaba calmarse y poner en orden sus pensamientos, por ello había decidido marcharse a Glasgow. Sin embargo, al llegar al pasadizo principal fue interceptado por el mayordomo de la familia.

— Joven Johnny, ¿va a pasar la noche aquí?

— No. Por favor, que traigan mi auto.

Antes que el mayordomo pudiera retirarse a cumplir la orden, es detenido por la voz del alemán, quien le ordena que no cumpla el pedido del escocés, a lo cual este asiente y tras una reverencia procede a retirarse dejando atrás a un interrogante escocés.

— Es mejor que te quedes, Johnny — demandó el alemán, siendo secundado por Oliver y Enrique, quienes se hallaban expectantes a su lado.

— ¿Cuál es la razón? No quiero quedarme — espetó

— Para iniciar, podrías darnos una explicación — dijo con seriedad — por qué lo perseguiste con tanta fuerza?

Aquello tensó al escocés.

"¿Por qué? "

Era obvio la razón.

"Aria Tornatore"

Lo había enervado que Hiwatari hubiera captado la atención de la ojiazul. Sin embargo, no podía decir eso. No frente a Oliver y Enrique al menos.

— Johnny. — el alemán requería una respuesta.

—...Quería hacerlo. — dijo cruzando sus brazos

— Perdón? — cuestionó sin entender

El escocés no pudo evitar dar un resoplido, era consciente que no era lo que el mayor quería oír pero tampoco era una mentira.

— Supongo que en ese momento pensé que era necesario — se cruzó de brazos, en verdad trataba de ser lo más sincero que podía — no es gran cosa.

— Yo diría que estaba presumiendo — intervino con reproche Oliver — o quizás estaba celoso.

El escocés lo observó con notorio enfado provocando que el francés deje escapar un cansado suspiro.

— Me refiero a que temía que un blader desconocido llegará y lo derrotara — aclaró con naturalidad — en verdad es típico de Johnny, siempre presume delante de todos, en especial de Aria.

— ¡Eso no es verdad! — protestó

— Siempre actúas así cuando se trata de ella — acusó Enrique

— Creo que aquí podrías aprender una gran lección — sentenció Oliver, tratando de corregir el actuar de su temperamental compañero. Sin embargo, cuando pretendía decir algo más, se detiene al recabar en la presencia de una iracunda europea, quien se dirigirse hacía ellos.

— Podrías explicarme qué significó eso? — cuestionó colocándose frente al escocés, en evidente indignación.

— Los dejaremos a solas — sentenció Robert, procediendo a alejarse del pasillo para darles mayor privacidad. Sin embargo, el italiano no parecía seguro

— Es mejor dejarlos — intervino Oliver llevándose al Centurión con ellos.

Una vez que los tres se marcharon, la europea procede a increparle sobre su actitud, aduciendo que había actuado con más rudeza de lo habitual.

— ¿Te enoja que haya derrotado a tu amiguito? — inquirió con notorio enfado

— No tenías que hacerlo de esa manera. — defendió

El escocés la observó enojado, ¿acaso tanto le importaba el proletario? No podía evitar sentir un incómodo calor en su pecho.

— ¿Preferías que me venciera? — cuestionó con recelo

— No he dicho eso. — aclaró — No podría dejar de apoyarte — acotó dejando escapar un profundo suspiro — No dudo de ti, Johnny. Conozco tu fuerza, en ningún momento pensé que perderías.

Ante lo dicho, el escocés no pudo evitar relajar sus facciones.

— Aria... — esbozó intentando apaciguar la situación. Sin embargo, se vio interrumpido por la voz de la europea.

— Eres mejor que esto — alegó esbozando una cálida sonrisa, aduciendo que no debía ser tan competitivo — No tienes que tomarlo tan en serio.

El escocés no pudo evitar hacer un chasquido cruzando nuevamente sus brazos ante aquel inminente regaño, era tan temperamental, aunque aquella conducta le hacía gracia a la ojiazul.

— Tienes Agallas — esbozó acariciando su mejilla con afecto — Es lo que me agrada de ti, Johnny.

Dicho esto, la europea procedió a marcharse dejando atrás a un ruborizado escocés.

1:00 AM

Aquella noche, el alemán había permitido al equipo japonés permanecer en el castillo, después de todo era demasiado tarde para que se retiraran a las oficinas de la BBA. Por lo que una vez que se hubieron instalado en la habitación de huéspedes, no tardaron en quedar profundamente dormidos, salvo por una persona.

Kai Hiwatari

El bicolor se encontraba caminando entre la frondosa vegetación que rodeaba la parte interna de aquel gótico Castillo, estuvo la mayor parte de la oscura noche tratando de deshacerse de su frustración, su orgullo estaba herido por su derrota. Sin embargo, cuando creyó por fin haber conciliado el sueño y poder retornar a las habitaciones, un bello cántico logra llamar su atención, este provenía de un oscuro corredor.

Ritorna, ritorna,

Ritorna ai cieli,

spirito errante

(spirito errante).

Retorna, retorna

Retorna al cielo

Espíritu errante

(Espíritu errante)

No era una eminencia en música clásica, pero podía distinguir que se trataba de ópera italiana. Por lo que, al adentrarse en aquella penumbra, aquel cántico se intensificó, se sorprendió al recabar en la presencia de la europea, quien portaba un pijama de fina seda, cuyos colores asemejaban la profundidad del océano, se encontraba recostada en uno de los palcos que decoraban el castillo, interpretando un fragmento de ópera, parecía absorta en aquella melodía.

Come chi non vede piú il cielo

Guardami

ha il cuore nelle tenebre;

Ascoltami

come chi contempla

Proteggimi

la notte eterna...

Liberami!

Como quien ya no ve el cielo

Mírame

Tu corazón está en tinieblas;

Escúchame

Como quien contempla

Protegeme

La noche eterna...

¡Libérame!

El bicolor no pudo evitar recabar en que esta era la primera vez que la escuchaba cantar, no podía negar que poseía una melodiosa voz, lograba transmitir tranquilidad o al menos era lo que sentía, pues una vez que culminó con aquel cántico, pudo sentir como su enojo se hubo apaciguado. Cuando la europea logra percatarse de la presencia del mayor, no puede evitar sorprenderse, aduciendo que no esperaba encontrarlo despierto, menos en ese lugar.

— Parece que ninguno puede dormir. — recalcó el bicolor

— Me estabas escuchando?

El mayor se limitó a responder con un escueto "uhm", lo que fue tomado como una afirmación por parte de la europea.

— Se llama "La Noche Eterna" — expresó observando con anhelo la luna, recordando que aquella canción era la que alguna vez le cantó a aquel pelirrojo de gélidos orbes ártico. Por momentos se preguntaba qué sería de aquel enigmático chico, ¿estaría bien? Nunca pudo presentarse apropiadamente, agradecía que haya sido su escudo en aquel pueblo cuyas vidas eran precarias, con el tiempo supo que las condiciones en aquel lugar habían mejorado, en verdad deseaba que aquel chico estuviera bien y que de alguna forma aquella canción llegara a él. No entendía por qué tras varias años volvía a pensar en el pelirrojo, pero tras conocer al bicolor, sus sueños con aquel pelirrojo de orbes ártico habían aumentado.

Algo en su mirada le hacía recordarlo...

— ¿Qué te mantiene despierto? — preguntó con curiosidad la europea

El mayor no pudo evitar recordar el enfado que sintió por su batalla contra el escocés, a lo que la ojiazul procede a disculparse por su actuar, reconociendo que no había actuado de buena manera.

— Johnny actúa rudo, pero tiene buen corazón — admitió, dispuesta a volver a su habitación, aduciendo que el frío de la madrugada era peligroso, por lo que no le recomendaba permanecer demasiado tiempo en aquel palco — Descansa, Kai.

Dicho esto, la europea procede a abandonar el lugar, perdiéndose entre los oscuros pasadizos. Sin embargo, a lo largo del trayecto se detiene al chocar con la figura de alguien, se trataba del escocés, quien la observaba interrogante, dado la hora era extraño encontrarla despierta. Sin embargo, al dirigir sus intensos orbes púrpura al pasadizo del que provenía, pudo percatarse de la presencia del bicolor, quien caminaba hasta desaparecer entre la penumbra.

— Te llevas demasiado bien con el proletario — acotó con recelo, aduciendo que relacionarse con él manchará su reputación — No es correcto que estés a solas con un aficionado.

— ¿El gladiador de Glasgow está celoso? — preguntó a modo de juego provocando que el escocés desviara la mirada malhumorado, ocultando un tenue rubor sobre sus pómulos.

— Sólo no vuelvas a cantar para él.— espetó dejando atrás a una expectante ojiazul, quien ahora corroboraba que el escocés había dejado la comodidad de su habitación al oír su voz

Continuará…