Fic
Historias de Albert y Candy
Presenta
El Príncipe y yo
Por Mayra Exitosa
En el castillo, luego de la explicación y del nombre actual de la princesa, las conversaciones cambiaron, el rostro del príncipe Albert, estaba a favor de quienes vinieron a la reclamación, se confirmaron varios asuntos que contenían dudas, entre ellos la aclaración de que nadie los había acusado de secuestro, sino que había una sospecha personal por parte del príncipe antes de recuperar su memoria que al sentirse perseguido y no encontrar a su esposa pensó que la habían secuestrado por la forma en que fueron descritas las personas que vivían en el vecindario donde ellos estaban residiendo así que se habían marchado en autos llevándose sin aviso alguno a Candy, por lo que con su pérdida de memoria, corroboraba que estaba siendo perseguido por algunos hombres, que estos se habían llevado a su mujer.
- ¿no te avisaron que se la llevaban, hijo? - No padre, por eso con lo agobiado que me sentí comencé a ver escenas en mi mente y… así pude recordar un poco a donde pudieran haber llevado a mi… mujer. Macuche confirmaba que ella tampoco deseaba irse y que regresaron a buscarlo, ignorando en todo momento de quien se trataba, ninguno estaba anunciando sus identidades, ni siquiera lo habían hecho con su alteza la princesa, por lo que, ella ignoraba su posición en el reinado de Cabernet.
Detallaron algunas situaciones que acababan de transcurrir, el demacrado rostro del príncipe William, asegurando que en el puerto se encontraba la documentación de registro donde venía ingresando a puerto dentro del barco, Candy supuestamente arribó, más no la ha visto en todos esos días en la que continúan la búsqueda. La interrupción de unos hombres a la sala hizo que Albert se pusiera de pie, como estaba Macuche con una evidente desconfianza que no finalizaba, este hizo hablar al hombre frente a todos, para que no hubiera mal interpretaciones.
- Su alteza, una dama nos visita, dice que tiene información de la joven norteamericana rubia de ojos verdes. - hágala pasar. El hombre asombrado cuestionaba al ver a todas esas personas, pues el rey estaba rodeado de muchos de los hombres con título y condecorados, anexados a los visitantes extranjeros, cuestionaba- ¿aquí señor? - Si, ellos también desean saber qué es lo que está sucediendo con mi prometida. Al decir esto último, el ministro de inmediato tomo el asunto con seriedad, pues estaba asegurando que la princesa ya era prometida del príncipe William Albert, por lo que el abuso de confianza en el tema de convivencia marital se podía difuminar, y este esperaba a saber las noticias que ingresaban para tocar ese sensible tema.
Con intensas reverencias, evidenciando una cabellera colmada en color blanco asegurando que la señora era mayor, nerviosa y temblando de sus manos mostraba una prenda olvidada de la joven en su casa, luego contaba como la había conocido, desde que la vio en la calle caminando sola frente a su hogar se encontraba sola, triste y pronto viajaría a buscar a su familia en… un lugar lejano… de muchos días de viaje… dijo ser mmm Cabernet, ella se había comprado un boleto y era norteamericana hablaba un inglés muy distinto al del acostumbrado, aseguraba que casi no había dormido, no portaba suficiente dinero y le había regalado una canastilla de alimentos al haber comprado un boleto de tercera clase en el barco de hacía ya muchos días se había marchado. Mencionaba que durante la noche que paso en su casa ella estaba llorando, incluso llevaba el cuento que había visto en sus manos.
La mujer entregaba la prenda fue reconocida por Albert y este la ajustaba hasta olerla, asegurándose que todavía conservaba su perfume.
Para Macuche asegurarse bien lo que había escuchado al darse cuenta que la princesa ya había ido rumbo a Cabernet y que irían a buscar pruebas de su registro en el barco, lo hacía sentir satisfecho, si ella iba a su país nadie podría volver a extraerla de aquel lugar, así tuviera el título de Rey o príncipe, pues el padre de la joven no iba a permitir que ella saliera de su castillo. Mientras que el ministro estaba asegurando que la anulación con el reino de Austral era evidente, incluso que si había una unión matrimonial quien se beneficiaría de todo sería Cabernet, por lo que estaba en una posición dócil y tranquila, más las palabras del detective principal, fueron tajantes y retadoras, metiéndolos en varios problemas en reiteradas ocasiones, buscando venganza contra Johnson al haberles humillado y robado a su princesa en sus propias narices, esto más que el hecho, era la ingenuidad en la que ellos habían permitido escapar y que su misma princesa se había burlado de ellos, puesto que la joven no fue extraída de su vigilancia, sino de su apoyo al ayudar a escapar para encontrar a Albert, a quien ella desconocía como un príncipe de Sajonia y que, quizás había averiguado en su breve estancia en el reinado ignorando como todos, que la anulación del matrimonio con la princesa de austral, ya era una realidad.
- Su majestad, me atrevo a sostener que se nos puede dar acceso al registro de viajeros de los barcos, más no podemos olvidar que tenemos pruebas de la ofensa de Johnson y sus hombres, así que por no tener como llevar a nuestra princesa de regreso y con la seguridad de que la localicemos y que todo esto no sea una información actuada perfectamente, le solicito a los tres hombres responsables del secuestro de nuestra princesa, en garantía hasta que la y verifiquemos que llegue a Cabernet, así como ver a nuestro rey.
El rey William sabía que ese hombre no tenía planes considerados para Johnson y no podía darles a sus hombres en calidad de presos políticos, más sin esperarlo el príncipe William Albert fue quien intervino.
- Señor Detective Macuche, usted no se encuentra en posición para realizar dichas peticiones, de hecho, sería el ministro el único autorizado a hablar y dirigirse exclusivamente a mi padre, por lo que le devolveré en respuesta, que no se llevará usted a los tres hombres, solo a uno de ellos y no en calidad de preso, sino con mi autorización, porque sus intereses son los míos, así mismo solicito al ministro de relaciones exteriores aquí presente, una audiencia con el rey Rupert de Cabernet, para trasladarme a su reino y unirme en la búsqueda de mi prometida para hacer legal mi petición ante sus padres.
El ministro se le caía la pluma al mismo tiempo que la quijada quedaba en evidencia de asombro, al escuchar la respuesta del Príncipe William IX. Johnson lo miraba con media sonrisa, sabía que estaba solicitando que fuera solo él al Cabernet, pues no lo dejaría solo, más le estaba buscando que no fuera preso, sino libre para encontrar a su prometida y darle la certeza de que él no había sido el culpable de su desaparición, ya que ninguno de los otros hombres podía hacer nada sin una orden directa.
El rey no quería exponer a su hijo de nuevo, más si su mujer había escapado de Sajonia tenía un motivo y el único que podía resolverlo adecuadamente era él, al reconocerla de entre todas las mujeres del país, pues por más que deseara detenerlo, la evidencia arrojaba que se había marchado y aun deteniendo a la mujer que había entregado las pruebas de su estadía en su hogar, donde todavía en un cubículo permanecía la anciana, asegurando que no mentía y que podían ir a su hogar a verificar lo que había dicho. Lo cual al final no fue necesario y si fue llevada hasta su casa con una recompensa por su información.
En Dinamarca, luego de varias paradas del camión, agotada por el largo viaje, detenida en una sección alta desde donde podía ver los terrenos fríos de la temporada, e se anunciaba que desde ahí iniciaba las tierras de Cabernet, más el chofer del camión continuaba bajando mercancía y ella caminaba para estirar los músculos viendo los alrededores. Una niña corría con su hermano jugando y para Candy fue un recuerdo de cuando ella se encontraba en el hogar de Pony, la niña reía y corría mientras el rubio iba tras ella persiguiéndola sin poderle dar alcance.
- Espera Romina, te alcanzare. - ¡no! no lo harás. Las frases en idioma danés no eran comprendidas del todo por Candy, más se lo imaginaba al escuchar las risas burlonas de la pequeña que no se detenía y continuaba corriendo hasta tropezar y caerse rodando por la pendiente hacia abajo. Candy al ver como el hermano se asustaba gritando ella se bajaba corriendo en línea recta para alcanzar a la niña sin poder detenerse ella también resbalaba, y llegaba a trompicones hasta la parte baja. - ¿estás bien? La niña lloraba con sus rodillas y rostro raspado, mientras ella la tomaba en sus brazos, pero no le entendían el idioma. El hermanito había desaparecido, tardando en volver con ayuda, la rubia le cuido, sonriendo y en silencio, al notar que la niña no hablaba inglés, solo hizo señas de curarle, con lo poco que portaba en su abrigo.
El padre de la niña por fin llegaba y vio a la joven con su hija en sus brazos. - ¡Romina! ¿te encuentras bien? Fue entonces que Candy habló en ingles y el padre medio comprendió y le respondía, - ¡es mi hija, gracias! - La vi caer y su hija fue a pedir ayuda. El hombre vio como su zapatilla estaba rota, sus medias y vestido humedecido, notando que ella había bajado igual que su hija, con velocidad y sin medir las consecuencias.
La niña lloraba dolida por los raspones y Candy le aseguraba que era enfermera y que solo requería un estuche de primeros auxilios, a lo que el hombre la ayudaba, notando que por ser pequeña podía subir a ambas solo que por seguridad subiría a una por una. Candy notaba que al subir el camión ya no estaba en el comercio estacionado y notaba que ya estaba obscureciendo, fue hasta el negocio, cojeando por el tacón roto. El hombre encargado, le entregaba su maleta, porque no podía tardar más tiempo para continuar con la ruta de reparto. - ¡gracias!
El padre de la pequeña hablando en su forma el idioma, le ofreció ayuda y le dijo que la llevaría a donde fuera necesario, pero sería después de currar a su hija. Ya que en esos lugares no había medico cercano. Al llegar a la casa de los niños, el hombre era rubio, robusto y con barba. Tocaba el claxon de la camioneta, y salía una mujer mayor, quien apenas caminaba. Por la forma en la que hablaban Candy asumía que debía ser su madre o alguien de la familia, puesto que el niño corrió hasta sus brazos, mientras Bernard llevaba a su hija en brazos y Candy continuaba cojeando con su maleta. El hombre sirvió de traductor en las presentaciones, asegurando que ella era una extranjera y que había perdido su camión por ayudar a su hija en su rescate de la loma donde estaba el centro comercial, que fue hasta donde los niños habían llegado por jugar.
La casa estaba retirada del centro del pueblo donde el camión había bajado mercancías, por lo que el padre sancionaba a los niños por irse tan lejos de su oficina en el trabajo, mientras regresaban a casa donde estaba su abuela. Candy esperó a tener el botiquín donde curó con gasas y vendas a la pequeña, luego se atendió a si misma. La abuela le trajo ropa seca y zapatillas con una sonrisa, a lo que Candy se lo agradecía, pues no traía zapatos para frío y los que llevaba puestos eran los únicos.
La abuela también intentó hablar inglés disculpándose porque casi no lo practicaban seguido, debido a que viven en las orillas del reinado de Cabernet. El hombre estaba contento porque su hija no tenía ninguna fractura que lo obligara a buscar un médico, Candy le había asegurado que solo eran golpes y que ella había visto y vivido la caída, logrando así saber que no se encontró con ninguna piedra que la golpeara o le hiciera un daño mayor.
- Bernard, le preare una habitación a la señorita ya es muy noche para que la lleves y esta lloviendo, ya no salgas esta noche. Mañana podrás llevarla a la ciudad. - Si, se lo diré. Candy acepto la invitación, la exagerada cena y habitación calidad incluso ropa que le brindaron para que estuviera cómoda esa noche. La madre de los niños había tenido un accidente hacia varios años y ya no estaba en casa, la abuela era la madre de Ania, quien era suegra de Bernard y le ayudaba a cuidar de los niños en casa, solo que por ir a clases se regresaban con su padre al salir de su trabajo, ya que era constructor.
Albert por su parte continuaba en una dinámica conversación para viajar a Cabernet y buscar a Candy, mientras que Johnson saldría junto al personal que mostraba evidencia de odio por haberles ganado a la joven y haberla extraviado en su trayecto. Este se preparaba para salir, mientras que el rey convencía a su hijo de esperar a que se le diera la cita con el Rey Rupert y no salir junto a Johnson, a lo que le príncipe insistía en irse junto a este, ya que no podía dejar el cuidado de su mujer a nadie que no fuera él.
Continuará...
Gracias por continuar leyendo y comentado las historias que escribo, esperemos sea de su entera satisfacción.
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Sinceramente,
Un Abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
