SANTUARIO
En el interior de la cámara patriarcal, los caballeros dorados se encontraban escuchando las palabras del sumo pontífice quien aducía tener una resolución respecto al guardián del deciavo templo, en ese momento las puertas de la cámara fueron abiertas dando paso al mayor de los gemelos quien sujetaba a un iracundo escorpión, atrás de ellos se encontraba el caballero de Libra ingresando al lado de un abatido peliaqua, quien tenía los ojos hinchados. Al verlo, el Capricornio inconscientemente trató de acercarse pero fue detenido rápidamente por Deathmask y Afrodita, quienes aducian que no era el momento de aproximarse al Omega, no mientras Shion no diera su veredicto, por lo que lo único que podía hacer era guardar silencio. Ignoraba lo ocurrido pero a juzgar por la triste mirada del peliaqua era evidente que había tenido un enfrentamiento con el escorpión, el cual no dejaba de observarlo.
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Una acalorada discusión se había producido entre los Santos de Escorpio y Acuario, quien había procedido a relatar lo ocurrido en los dominios de la diosa Ilitia, lugar donde fueron atacados por la aparición de presencias anómalas, en especial la de un enigmático encapuchado, quien lo había forzado a ingerir un extraño líquido, desconocía el contenido pero aquello había acelerado su celo, escuchar esto alteró terriblemente al escorpión.
— Milo no te pediré que lo entiendas.
— No lo haré — espetó con dolor el escorpión, negándose a perder a su Omega. — ¡NO TE PIENSO PERDER!
Ante los potentes gritos, los Santos de Libra y géminis ingresaron inmediatamente a aquel recinto, observando con asombro como parte del cuerpo del Omega era zarandeado contra las columnas por un enervado escorpión.
El ambiente era tenso en la cámara del patriarca, quien al notar la aprensiva mirada que dirigían algunos caballeros sobre el guardián de la deciava casa, procedió a explicar lo ocurrido en las lejanas tierras de Chasis, aduciendo que el alfa no había cometido una falta, por esa razón no podría ser juzgado. Quizás el lazo que había formado con el Omega no se había dado en condiciones normales. Sin embargo, no había sido producto de la fuerza, por esa razón las normas del Santuario seguirían su curso. Había meditado mucho en su resolución, dada las circunstancias el alfa no merecía la ejecución. Podría romper su lazo marcando a otro Omega pero hasta donde tenía entendido, el Capricornio no tenía interés en ningún Omega en particular, había rechazado a varios Santos de plata, por lo que no lo consideraba una opción. Debían mantener su lazo.
— No se romperá el vínculo. — dictaminó el patriarca provocando la atónita mirada de los presentes
Ante lo dicho, Milo y Aioria no tardaron en objetar aduciendo que aquel veredicto era injusto, dada las circunstancias entendían que el patriarca no tomaran represalias contra el Capricornio. Sin embargo, que dictaminara mantener un lazo era una atrocidad.
Tres vidas se destruían.
— Athena podría romper el lazo — sugirió el guardián de Libra tratando de encontrar otra solución, pero sólo recibió una negativa por parte del patriarca, quien aducía que si Athena intervenía podría crear otra Guerra Santa pero esta vez contra la Diosa Hera. Por otra parte, Athena tampoco podía pedirle a Zeus intervenir, Hera tenía potestad absoluta sobre los Omegas, en especial sobre su vínculo, aquello era un regalo de la diosa.
— Los lazos son un pacto que no pueden ser rotos ni por la misma Athena. — espetó el patriarca presionando con amarga impotencia aquel trono donde yacía sentado.
— Pero patriarca! — replicó Aioria
— ¡Su santidad! — objetó Milo.
El sumo pontífice los calló, comprendía perfectamente lo que implicaba su decisión. Sin embargo, no parecía tener otro camino, por mucho que lo había meditado, todo lo llevaba a la misma resolución.
— Shura y Camus deben respetar su lazo. — lo había dictaminando, el Santo de hielo respetaría el vínculo que formó con el guardián del deciavo templo, ambos tenían un fuerte sentido del deber por lo que no dudaba que acatarían sus órdenes. Sin embargo, no pudo evitar desviar la mirada hacia el peliaqua cuyos orbes trataban a toda costa de evitar al heleno.
— Así será, patriarca... — respondieron ambos Santos
Esto había detonado la indignación de un iracundo Escorpión, quien no dudó en clavar una dura mirada sobre el aguador. Acaso aceptaría tan fácilmente la resolución del patriarca? Eran destinados, acaso no lucharían por su relación?, el actuar del galo lo enloquecía.
— ¡No lo acepto! — espetó el heleno
El patriarca quiso decir algo pero fue abruptamente interrumpido por el potente grito del Escorpión, quien alterado se colocó frente al Omega en busca de una explicación.
— ¿Estás dispuesto a aceptarlo?
— Milo...
—¡¿ES LO QUE QUIERES CAMUS?!
El peliaqua calló, desviando la mirada con dolor, aquello era algo que no deseaba pero no tenía otro camino, no sin que Athena o el Santuario se vieran perjudicados.
— ¡RESPONDE! — bramó
Cuando el alfa intentó tomar con brusquedad al peliaqua, fue detenido por el violento agarre del Capricornio, quien lo sujeta del brazo.
— No permitiré que lastimes a mí Omega. — advirtió observándolo amenazante
"Su Omega"
Aquellas palabras le dolieron hondamente al escorpión, su corazón no aguantaba ver a Camus ser el Omega del Capricornio, quien únicamente se limitó a marcharse llevándose al peliaqua de aquel lugar. A medida que ambos se alejaban de la habitación, Saga contenía a un embravecido alfa de ir tras ellos.
TIERRAS DE CHASIS
Las sacerdotisas observaban preocupadas a su diosa, la cual estaba acompañada por la Reina del Olimpo, quien observaba con severidad los escombros de lo que una vez fueron los dominios de la diosa Ilitia, esto sin duda era una clara ofensa a los dioses.
— Debemos tomar medidas. — dictaminó Hera
— Madre...
— Tus dominios no son lo único que corre peligro — advirtió con severidad la diosa, si bien Ilitia no era partidaria de la violencia, debía recurrir a Athena para la protección de Chasis. Sin embargo, tras el atentado a su templo ninguno de sus guerreros se encontraba en condiciones para realizar una expedición hasta el Santuario, por lo que Hera decide ofrecer a su mejor guerrero y escolta. Un fornido alfa de cortos cabellos azabache y penetrantes orbes zafiro, los cuales sólo acentuaban más la palidez de su piel.
— Aloes de Silfos a su servicio. — dijo de manera educada inclinándose ante la diosa Ilitia, quien lo observaba con inquietud, por lo que recordaba aquel alfa no sólo era el mejor guerrero de su madre, también era el más leal. Después de todo era el único mortal al que Hera le otorgó la inmortalidad de un dios.
— Aloes irá a informar al Santuario sobre otros ataques ocurridos.
Aquello sorprendió notablemente a la diosa Ilitia, quien no pudo evitar fijar sus profundos orbes plateados en el alfa, no tenía un buen presentimiento.
— Profanaron otros templos? — preguntó obteniendo un asentimiento por parte de su madre.
— El último ataque fue en Tracia. — informó el alfa refiriéndose a los dominios del dios de la guerra.
— Mi hijo te espera, Aloes. — ordenó Hera.
El azabache asintió procediendo a retirarse, debía visitar aquellos templos saqueados si quería informar al Santuario, por lo que tenía entendido habían hurtado elixires del templo de Ares, sumado al de Afrodita era peligroso.
Alguien estaba amenazando a los dioses.
— Esto no es bueno — advirtió con preocupación la diosa Ilitia
— Zeus tampoco se encuentra tranquilo — acotó Hera, cuyo tono de voz fue tornándose cada vez más grave — Athenea debe hacer su trabajo. Es la protectora de la tierra.
En el interior del templo de la urna, un incómodo silencio se había formado entre dos caballeros. Por medio de su lazo, el Capricornio podía sentir todo lo que afectaba a su compañero, en especial lo ocurrido con el Escorpión, entendía la furia de heleno pero al sentir el dolor del Omega no pudo evitar intervenir llevándoselo de aquel lugar.
Sentía el dolor de Camus.
— Lo lamento... — esbozó el mayor
El peliaqua era testigo de la genuina afectación del alfa, era claro que se refería a su vínculo pero sobre todo a la resolución del patriarca y lo que esto implicaba.
— Yo te lo pedí, Shura. — respondió tocando su marca de unión, aquel vínculo que debió ser hecho por Milo, ahora pertenecía a otro alfa.
Al guardián de Capricornio.
El alfa sabía que tenía mucho de qué hablar con el peliaqua pero no era el momento, en especial cuando se trataba de las normas del Santuario, las cuales dictaminaban que al formar un lazo, ambos podían decidir vivir juntos y realizar guardias en sus respectivos templos. Generalmente era el alfa el que se mudaba a los dominios del Omega con el fin de procurar su comodidad, como era el caso de Dohko, quien hacía guardia en el templo de Libra para posteriormente partir a la sala del patriarca. Sin embargo, existían excepciones donde el Omega prefería instalarse en los dominios del alfa, como era el caso de Aioros quien custodiaba el templo de Sagitario pero vivía en Géminis con Saga. Pensando en ello, el Capricornio había decidido darle su espacio al peliaqua, vivirían separados.
Al menos por un tiempo.
— Puedes permanecer en Acuario...
El peliaqua lo observó con desconcierto, sabía lo que se estipulaba respecto a los lazos formados.
— No tenemos que vivir juntos si no lo deseas. — aclaró dirigiéndose a la salida de acuario. No sabía cómo dirigirse a él, era su Omega pero no lo sentía como tal. — Si necesitas algo estaré en mi templo.
El alfa se marchó hasta perderse entre los oscuros pabellones, siendo seguido por la mirada del Omega, quien poco a poco se iba quebrando hasta que amargas lágrimas comenzaron a emerger de sus ojos.
— Perdón... — sollozó hasta caer de rodillas sobre el frio suelo — perdón, Milo.
Aquella noche el omega lloró hasta desahogar su dolor, un triste llanto era lo único que se escuchaba en el templo de la urna, pero no era el único afectado. En la casa de Escorpio, el heleno compartía el mismo sentimiento, destrozando todo a su paso hasta caer rendido sobre uno de los escalones.
— Camus... — sollozó sujetando con dolor los restos de un elegante portarretrato, en el cual yacía una fotografía de ambos celebrando el cumpleaños de su discípulo.
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Había perdido a su Omega. A su destinado.
Continuará...
Algunos puntos:
?Shura y Camus deben mantener su vínculo Alfa-Omega.
?El Santuario tiene un nuevo enemigo
?Han hurtado elixires del templo de Ilitia, Ares y Afrodita, pero con qué fin?
?Qué problemas traerá la resolución de Shion?
