Sin un Mañana

Capítulo 1: Descenso al Infierno

Aquella tarde de sábado en un shopping

– Hiyori, despierta; amor… ¿cómo es que te quedaste dormida tan rápido…?

Le preguntaba Matsubara Yuuna mientras movía con su suave mano el bracito a su hija de diez años que estaba sentada con los brazos sobre la mesa de aquel restaurante. Hiyori se frotó los párpados con los nudillos para luego agarrar a "Robbie el Conejo", su peluche preferido.

– Es que de pronto noté que me pesaban la cabeza y los ojos…

– ¿Y todo eso mientras yo sólo me ausenté un minuto para ir al baño? Bueno, no importa…Ya nos vamos para nuestra casa.

Habló feliz y sonriente a su hija Hiyori, quien no contestó a su madre, sino que sólo le agarró de una mano empezando la madre y la hija a caminar hacia la salida del restaurante. Una vez que salieron al pasillo principal del shopping pasaron por la puerta doble que daba al hall central del sitio que presentaba las dos escaleras automáticas a sus respectivos lados del gran pasillo donde ya debería estar Oda Nanami, la esposa de Yuuna, dejando su tienda ropa del shopping a cargo de una empleada. Pero había dos cosas que le parecían raras sobre todo a Yuuna…

Una era que la puerta de la tienda de ropa de marcas finas estaba abierta de par en par y que no había nadie más en la zona central del shopping… De hecho, no se oía ruido alguno… Yuuna afianzó el agarre con la mano que sujetaba a Hiyori, pero sin ser brusca justo al momento de entrar en la tienda de ropa altas marcas donde trabajaba su esposa como administradora principal.

– ¿Hola? ¿Nanami…?

No hubo respuesta alguna y todo seguía en un silencio sepulcral. Un sentimiento de intranquilidad comenzó a recorrer todo su cuerpo, y fue en suma desagradable.

– Quizás esté en la trastienda…

Murmuró Yuuna y hacia allí se dirigió tirando con suavidad de la mano de Hiyori, pero el pasillo interior que conectaba la tienda de ropa con otras tiendas del shopping; estaba lúgubre pues había pocas luces encendidas. Hiyori se apretó contra el cuerpo de su madre haciendo ella misma una murmuración:

– Mami, tengo miedo…

La niña a pesar de ser tan pequeña, también notaba el ambiente, extrañamente tranquilo…inquietante. La falta de voces y el ruido del centro comercial generaban esa tensión que solo aumentaba con el tiempo.

– Tranquila, Hiyori, no pasa nada malo…

Pero la propia Yuuna no estaba segura de que fuese así. ¿Dónde estaba toda la gente que hasta hace unos minutos atiborraba el shopping? Yuuna entonces volvió hacia el interior de la tienda de ropa para marcar el número de Nanami en su celular, pero este ya no emitía sonido ni se activaba ni siquiera la pantalla principal.

Probó a apagarlo y encenderlo varias veces, pero seguía como totalmente sin señal y sin batería. Aquello no podía estar pasándole porque recordaba bien haberlo cargado al máximo por el mediodía antes de viajar al shopping en su auto con Hiyori para ver la película animada de "Hotel Transilvania 5" para luego reunirse con la otra madre de Hiyori tras comer en un bar o restaurante al terminar Nanami su turno en la tienda de ropa para volver las tres juntas a su casa…

– Mierda…

Murmuró Yuuna. Eso no pintaba bien ¿Cómo se suponía que encontraría a Nanami ahora? Debía revisar bien el lugar ¿Y sí Nanami no estaba? ¿Y sí…había desaparecido? Su corazón se agitó preocupado, pero tuvo que controlarse pues tenía a su hija a su lado, además por la situación, era mejor actuar con cautela.

– ¿Mami…? ¿Dónde está mi otra mamá…?

La voz de la pequeña casi se quebraba con la pregunta, incapaz de controlar sus emociones, aunque su madre tampoco supiera como manejar mejor la situación para poder tranquilizarla.

– No te preocupes, seguro la encontraremos, Hiyori. Vamos, busquémosla un poco más.

Cuando volvieron al centro del hall de entrada del shopping sólo se oían levemente sus propios pasos sobre el piso de cerámica. Pero Yuuna ya empezaba a molestarse con la situación así que decidió salir del sitio con Hiyori pero al intentar abrir la puerta esta no se movía ni ápice: estaba firmemente cerrada.

– Esto ya se está poniendo bastante raro…

Yuuna ya empezaba a tener tanto miedo como Hiyori. Esta última era la que ahora apretaba más fuerte el agarre de la mano de su madre. De pronto el celular de Yuuna se activó con su sonido de recibiendo de llamadas habitual pero aquel ruido casi hizo que Yuuna soltara un gritito. La rubia se apresuró a contestar si bien por el susto casi se le cae el celular pero al ver que la llamada era de Nanami se esperanzó…

– ¿¡Hola!? ¿¡Nanami!?

No pudo ocultar la alegría en su voz al saber que era su esposa quien le llamaba.

– ¡Yuuna-San…! ¡Qué bueno es saber que estás bien…! Es decir, porque estás bien junto a Hiyori, ¿no?

Su esposa se escuchaba igual exaltada y preocupada.

– Sí, Nanami, las dos estamos bien… ¿pero dónde estás vos? Es que algo raro está pasando en el shopping…

– Lo sé, yo estaba en la trastienda hace un sólo un rato, pero de alguna forma que no recuerdo bien aparecí en el tercer piso del shopping… Concretamente estoy en el pasillo de las salas de cine pero no puedo salir del mismo porque todas las puertas están cerradas… Y bueno, quizás podría forzar alguna cerradura, pero aquello no quedaría muy elegante…

No sabía si era el mejor momento para preocuparse por eso, pero quería actuar correcto a pesar de la tan extraña situación.

– Creo que tendrías que hacer eso mismo desde ya, Nanami. Algo no me gusta de lo que nos está pasando…

Yuuna le habló con firmeza y decidida, lo más importante es que estuvieran las tres juntas… no podía estar sin sus personas más importantes, su deber era cuidarlas.

– Bien, lo intentaré y en todo caso luego pagaremos por lo que rompamos, ¿ok?

Aun con duda, la chica haría lo que su esposa le pedía, también deseaba estar al lado de ellas cuanto antes… ya después verían como arreglaban los problemas que pudieran causar.

– Yo ya estoy subiendo hacia el tercer piso, Nanami. Mientras haz lo que puedas para salir de ahí hacia las escaleras automáticas.

Las féminas ya estaban prestas a hacer eso mismo, pero cuando Yuuna e Hiyori llegaron al tercer piso justo por la parte que daba a las salas de cine; en la que ellas mismas habían estado hace casi sólo una hora; había un rastro de sangre por la parte de afuera del lado del pasillo central que daba hacia el baño de mujeres…

El terror que inundó a Yuuna, al cual no pudo darle un nombre, ese rastro de sangre no auguraba nada bueno, y no pudo evitar que Hiyori lo viera, no podía imaginar el miedo que a su pequeña hija le inundaba. Pese a todo, Yuuna se hizo de valor, y se acercó a la puerta doble que daba al pasillo de las salas de cine para ir por su esposa, y gritarle a Nanami que por fortuna alcanzó a escucharla y Nanami por su parte ya estaba tratando de usar un alambre curvado como una ganzúa para abrir la cerradura…

– Yuuna-San, creo que ya casi la estoy por abrir… No te quedes pegada a la puerta o podrías recibir un porrazo…

Le decía Nanami a Yuuna mientras giraba la "ganzúa" sosteniendo su celular entre el hombro y el cuello.

*Clac*

– ¡Ya está!

Mencionó triunfalmente Nanami. Abrió la puerta sin problema para rápidamente reunirse con su familia.

– ¡Nanami, qué bueno que estás bien!

Las esposas se abrazaron sonriendo ampliamente, pero aquellas sonrisas no le duraron demasiado porque, aunque Nanami le empezó a hablar a Yuuna y a Hiyori ninguna de las tres se podía oír por el sonido atronador de unas sirenas de bomberos que le retumbaron por unos segundos acaparando cualquier pensamiento que hubiera en sus cráneos…

No sólo se trataba de ese ruido atronador sino de que todo a su alrededor estaba como cambiando rápidamente frente a sus ojos… El shopping pasaba de estar en verdad en su versión neblinosa a la de pesadilla… El horror hizo que Yuuna hiciera upa rápidamente a Hiyori y con la otra mano agarrara la de Nanami para salir huyendo por las escaleras que también estaban cambiando o mutando pasando a ser de metal platinado a uno oxidado… Sólo cuando recorrieron el segundo tramo de las escaleras llegando hasta el hall central del sitio notaron pese a le escasa luz que había a una extraña criatura incrustada en toda lo largo de las puertas principales de entrada/salida del shopping.

Donde se encontraba la puerta doble central el monstruo poseía tres cabezas humanoides muy grandes completamente rapadas y rojizas cada una con una boca del todo circular con dientes irregulares… El monstruo tricéfalo emitía de sus bocas sólo un ligero ruido gutural… Cuando Yuuna, adelantándose un poco dejando en manos de Nanami a Hiyori, le apuntó con la linterna de su celular pudo ver todo lo antes descripto de aquella horrorosa criatura.

– ¿Es… un monstruo…? ¿¡Qué está pasando…!?

Era una completa locura ¿En qué momento había pasado eso? ¿En qué momento esa criatura apareció? ¿Acaso había perdido la razón?

Yuuna retrocediendo y ya al lado de su familia no se lo podía creer…pero al ver en su esposa y su hija el mismo terror que le hacía temblar de la cabeza a los pies, supo que era real, y que las tres lo estaban viviendo.

Hiyori temblaba y lagrimeaba, pero trataba de hacer el esfuerzo de no gritar del horror que notaba…

Nanami estaba anonadada de la impresión sin poder salirle palabra de momento…

Yuuna las abrazó a ambas, y se quedaron en el abrazo segundos que parecieron eternos, tratando de darles el confort que ella misma buscaba…no sabía lo que sucedía, pero se encargaría de proteger a su familia, pasara lo que pasara.

Era evidente que quedándose ahí paradas no iban a lograr nada positivo y como además ese monstruo obstruía con su horrorosa existencia la salida principal del shopping a Yuuna, pese al miedo, se le ocurrió que debían ir a buscar otra salida del gran edificio… Por lo menos parecía que el monstruo estaba como anclado a las puertas y a la pared así que no corrían peligro inmediato siempre que se mantuviesen alejadas de ese gran adefesio.

– Vayámonos para otra parte… Resulta obvio que… por ahí no podremos pasar...

Dijo Yuuna, pero Nanami sabía que algo andaba demasiado mal y se encontraban muy indefensas, debían encontrar la forma de no verse tan expuestas y vulnerables.

– No me gusta para nada la idea, pero si tuviésemos algún arma de fuego quizás…

Nunca pensó que se verían en la necesidad de algo así, después de todo Nihon es un lugar seguro, difícilmente peligroso para necesitar un arma. Yuuna pensó que de cierta forma su esposa tenía razón.

– Sí, podría ser, Nanami… Pero por ahora es mejor no averiguarlo…

Así pues, la familia retrocedió más aún hasta llegar cerca de la fuente de agua (que en esta versión de pesadilla del shopping estaba manchada con sangre seca) no muy lejos de la tienda de ropa de Nanami. Decidieron mantenerse juntas para estar más seguras… Yuuna iba a delante con la linterna de su celular alumbrando seguidas muy de cerca por su esposa e hija.

– Hace un rato mi celular estaba como averiado… pero ahora funciona… Al menos la linterna sí que funciona al igual que para recibir llamadas…

El ambiente era sombrío, no parecía que hubiera algo de qué hablar, aun así Yuuna mencionó eso, para desaparecer un poco el silencio que reinaba alrededor. Nanami replicó que a su celular le pasaba casi lo mismo pero que prefería de momento mantenerlo apagado para no gastar la betería. Ya con la linterna de Yuuna veían bastante bien… Tras pasar una trastienda de una regalería y llegar hasta una zona parecida a la principal en la que debería haber clientes deambulando por el sitio Yuuna intentó abrir y luego forzar la puerta doble que era la trasera del shopping pero notó que la cerradura estaba soldada.

– Esto no nos puede estar pasando…

Suspiró con fuerza ante la desesperación que comenzaba a llegarle, pero lo disimuló muy bien…no quería que Hiyori y Nanami se preocuparan más de la cuenta.

De repente los celulares de Yuuna y Nanami empezaron a emitir ruidos extraños como si se trataran de anticuadas radios averiadas de antaño.

Yuuna supuso que esta no era una buena señal y cuánta razón tenía… pues un poco después vieron que a ambos lados de las féminas se iban oyendo sonidos de pasos pesados y ruidos guturales…

Se trataba de que a su izquierda y derecha se les iban acercando unos humanoides sin rostro que poseían los brazos pegados fuertemente a sus costillas y que además se retorcían furiosamente a cada rato…

Hiyori largó un chillido apenas Nanami activó su propia linterna desde el celular alumbrando al monstruo que venía desde su izquierda… Las dos féminas mayores no tenían ninguna clase de arma así que sólo les quedaba huir… Nanami cargó a Hiyori y salieron corriendo hacia las escaleras que ya no eran automáticas hacia el segundo piso del edificio.

Ya en el segundo piso los ruidos extraños de sus celulares dejaron de emitirse… Eso por más que les pareciera extraño a la pareja ya se daban cuenta por qué era que se daba así que sus celulares ahora también cumplían con la función de avisarles si había algún monstruo cerca. Pero ahora mismo debían concentrarse en buscar algo que les sirviera a ambas de arma (sea un arma de cuerpo a cuerpo o una de fuego).

Y justo tuvieron la "buena suerte" de estar frente a una tienda de deportes… Pasaron por la puerta oxidada que se abrió sin resistencia donde hallaron unos palos de golf tanto de madera como de acero inoxidable… Eligieron llevarse dos de estos últimos y ya cada una con un arma precaria (pero arma, al fin y al cabo) se notaron un poco más seguras. Pero aquello era sólo un alivio temporal porque si querían salir del shopping sospechaban que tenían que matar al monstruo "pared" que obstruía la salida del edificio… Aunque nada aseguraba que la puerta principal no estuviese soldada como pasaba con la trasera…

¿Pero quién es y qué eran los integrantes de esta familia? Matsubara Yuuna y Oda Nanami se habían casado hacía ya diez años a sus 25 y adoptado a Hiyori hace tres, o sea, cuando la pequeña tenía 7 años. De cabello medio largo verdoso, ojos también verdes, de carita lisa y de tamaño promedio para su edad le gustaba vestir pantalones largos y no polleras (faldas). La joven familia vivía en la ciudad de tamaño mediano de Saint Michael en una casona tan grande que casi parecía una mansión.

Yuuna era médica y directora del hospital principal de la ciudad y Nanami era modista. Hasta ahora nunca les había pasado nada fuera de lo normal a la joven familia Matsubara… pero por desgracia parecía que de pronto habían descendido a un Infierno del que no estaban ni remotamente seguras de cómo salir.

¿Pero acaso tenía sentido plantearse por qué les pasaba todo esto? Quizás sí pero el matrimonio prefería preguntárselo con seriedad en un momento en que no estuviesen tan a la defensiva...

De repente Yuuna, sin estar muy segura, recordó aquella puerta del lado exterior del baño del tercer piso que estaba ensangrentada antes de que el shopping se tornara oscuro y peligroso. ¿Tendría algún sentido ver dentro del baño de mujeres…?

Por alguna razón no se le ocurría algo mejor que hacer dada la situación… Yuuna propuso ir de nuevo al sitio. Si bien la sangre podía ser de una persona, también podría ser la sangre de algún monstruo, y lo que sea que dañara a este monstruo, podría aún estar ahí, así que hasta allí se dirigieron, de verdad esperaba que fuera lo segundo y no lo primero… Ya una vez frente a la puerta del baño de mujeres Yuuna abrió con lentitud la puerta y adentro además la oscuridad, la humedad y el óxido estaba toda la superficie del mismo repleta de manchas de sangre como si hubiese habido una matanza ahí dentro.

Pero al menos no se veía ningún cadáver ni pedazo de carne tirado por allí… Yuuna fue la única que entró a ese pestilente baño dejando advertidas a Nanami y a Hiyori que se mantuviesen frente a la puerta en guardia por si sucedía algo inesperado.

La rubia observó ayudada por el haz de luz de la linterna que no había espejo alguno pegado a la pared… pero mucho más interesante es que sobre uno de los inodoros en los cubículos (la tapa del inodoro estaba cerrada) había una pistola apenas un poco manchada de sangre. Yuuna la agarró con cuidado y volvió sobre sus pasos con su esposa e hija.

La matriarca le mostró a las otras dos lo que había encontrado, Nanami jamás habían agarrado y menos usado un arma de fuego, Yuuna tuvo cierta experiencia, hacía mucho tiempo, en una pequeña práctica de tirar a dianas de metal, pero había sido hace mucho tiempo, esperaba recordar lo necesario…porque lo necesitaban y mucho…con un solo cartucho de balas no podrían hacer mucho contra ese monstruo que estaba anclado en la entrada del shopping.

El matrimonio se había quedado de momento sin más ideas… ¿O acaso serviría de algo buscar alguna salida al azar por este sitio siniestrado…? Parecía que no les quedaba más remedio que hacer eso mismo…

Caminando siempre estando en alerta y con los nervios de punta llegaron hasta la parte exterior del bar del tercero piso donde las mesas y sillas estaban todas derruidas por el óxido. Pero avanzando un poco más sus celulares volvieron a sonar con interferencia.

Ambas agarraron firmes sus palos de acero de golf estando seguras de que había algún monstruo cerca y no se equivocaban: más adelante pudieron distinguir en medio del gran pasillo que daba a otra área del shopping a una jauría de perros (alcanzaban a ver o a distinguir por lo menos a cuatro) de lengua larga, sin pelo, repletos de cicatrices y que devoraban el cadáver de lo que parecía ser uno de esos monstruos que tenían una camisa de fuerza de piel enrollada al cuerpo… Nanami y Yuuna se debatían si luchar contra ese cuarteto de perros monstruosos o volver sobre sus pasos porque no iban a poder eludirlos ni pasar por el pasillo aunque fuese amplio sin advertirles a esos perros de su presencia…

– Nanami, sostenme el palo de golf…

– ¿Qué quieres hacer, Yuuna?

– No sé si sea lo más conveniente, pero voy a dispararle a esos perros… y si no los mato quizás huyan…

Aunque a la propia Yuuna aquello no le parecía la mejor idea debían arriesgarse porque podría haber alguna clase de salida más allá de donde estaba la jauría de perros… Ya que al final del pasillo se veía algo que emitía una luz muy diferente a la mera oscuridad que asolaba todo el sitio.

Yuuna apuntó como pudo y para su fortuna el tiro le impactó en la cabeza al perro más cercano… Pero claro que los otros perros, ya advertidos, dejaron de manducar el cadáver para acercársela a su agresora, aunque lo extraño era que no corrían, sino que sólo caminaban hacia Yuuna… Pero la rubia le apuntó y disparó contra otro perro dándole esta vez en el lomo…

El perro se quedó tirado sobre el piso de metal oxidado gruñendo y pataleando y sólo recién entonces los otros dos perros empezaron a correr hacia Yuuna. Nanami auxilió a su esposa dándole un palazo a uno de esos monstruos cuadrúpedos cuando éste saltaba para derribar a la matriarca Matsubara.

Al otro perro le había dado en el cuello, pero había tenido que gatillar tres veces para acertarle el tiro casi mortal… Casi porque el perro seguía lánguido ahí tirado sobre el óxido… Nanami lo remató al darle otro palazo en la cabeza… En cuanto al perro que faltaba Nanami lo remató de la misma forma que al anterior.

Entonces la pareja se tomó su tiempo para recuperar algo de energía…Nanami y Hiyori se acercaron a Yuuna y descansaron sobre una pared antes de poder continuar. Las emociones eran muchas… ¿Esto sería un sitio de pesadilla? ¿Acaso debían enfrentar a esas extrañas bestias constantemente? ¿Podrían realmente escapar? Yuuna sin embargo, no iba a rendirse, debía encontrar una forma, debía haber una manera, de poder volver a sus vidas.

Decidieron continuar, poniéndose en marcha, caminaron por el pasillo, hasta que se acercaron a esa extraña luz que antes apenas alcanzaban a distinguir y se dirigieron en esa dirección. Siguieron por el pasillo hasta estar cerca de una luz azulada bastante intensa que provenía de un gran espejo rectangular que obstruía el paso en su totalidad… El matrimonio se detuvo a observar que una especie de sol azulado iluminaba un mar calmo pero que estaba en ligero movimiento (como el mar mismo). Nanami y Yuuna no se explicaban este extraño fenómeno… Quizás era sólo una pantalla de cine bastante particular… o algo así… En todo caso las adultas notaron que la mirada de Hiyori era sumamente o del todo atenta ante aquella ¿ilusión óptica?

– Mamis… algo… o alguien... me está llamando… a través de este espejo…

Mencionó Hiyori en su tono de voz normal pero cuando la nena se iba acercando para tocar con la palma de la mano la superficie "del espejo" Yuuna lo evitó… Algo no le gustaba de toda esta escena y decidió rápidamente apartar a Hiyori de esa pantalla… Cuando estaba en medio de ello Yuuna pateó sin querer un medallón con un pentagrama azulado dibujado en su superficie que estaba ahí tirado cerca del "espejo"…

Nanami lo notó, lo levantó para examinarlo y aunque el pentagrama en azul le pareció tan curioso como el gran espejo o pantalla decidió que lo mejor era guardarlo.

– No sé si podría servirnos de algo pero creo que lo mejor es tenerlo.

Dijo Nanami.

– Deambular no nos está ayudando en nada… Quizás tendríamos que volver a la entrada donde estaba ese monstruo de tres cabezas. Quizás con un poco de suerte ya no esté ahí…

Replicó Yuuna y Nanami estaba de acuerdo. Así pues volvieron sobre sus pasos, bajaron por dos tramos de escaleras oxidadas pero para su desgracia el monstruo tricéfalo seguía ahí mismo. Nanami tuvo la intuición de acercarse un poco para "mostrarle" al monstruo (que igual parecía que no tenía ojos) el medallón… La pelirroja lo sostuvo al objeto redondo apuntando hacia el monstruo pero no había reacción alguna por parte del mismo.

– No puede ser… ¿Qué nos queda…? ¿Qué tenemos que hacer para escapar de aquí…?

Nanami tuvo un principio de lagrimeo mientras retrocedía pero sin darle la espalda al adefesio pegado a la pared. Entonces Hiyori fue la primera en consolarla…

– Mamis, todo lo que nos está pasando es… tan raro… ¿pero me permites ver mejor ese medallón…?

– Claro, toma… ¿Eh…?

Apenas Hiyori agarró el medallón este resonaba con una extraña aura azulada y aunque el monstruo tricéfalo estaba a unos veinte metros de ellas empezó por primera vez a rugir…

– Hiyori, ¿crees que puedas acercarte un poco más a ese monstruo mientras me agarras de la mano… y en la otra llevas ese medallón…?

Le preguntaba Nanami a su hija que no era ninguna tonta. Ya ambas al parecer sabían lo que tenían que hacer. Una vez que estuvieron a menos de diez metros del monstruo Hiyori empuñó hacia adelante el medallón cuya aura azul era ahora más grande… El monstruo volvió a rugir esta vez con mayor fuerza para luego sus cabezas caer inertes… El tricéfalo ya estaba muerto…

Y una vez que el monstruo fue asesinado por la extraña aura se oyó brevemente aquella sirena de bomberos… y todo en el shopping había vuelto como a la normalidad… Pues aunque ya era de noche todas las luces del edificio estaban activadas… pero seguía estando todo despoblado como si en todo Saint Michael sólo existieran ellas tres…

– Todo esto es tan…sorprendentemente siniestro…

Mencionó Yuuna y Nanami le agarró de una mano a su esposa e hija animándolas a salir del shopping. Y así lo hicieron pero sobre la vereda del exterior notaron que todo estaba a oscuras y que había una espesa niebla… por lo que aún con sus linternas apenas podían llegar a ver a dos metros y medio de distancia.

– Algo me dice que esta situación siniestra que padecemos… aún no termina…

Decía Nanami apretando fuerte las manos que tenía agarradas de su esposa e hija mientras caminaban siguiendo en estado de alerta hacia su hogar…

Fin del Capítulo 1