Notas: Después de borrar todas mis historias de este sitio porque lamentablemente me plagiaron dos de ellas y las publicaron en Amazon, decidí publicar de nuevo únicamente las historias en español que tengo publicadas en Amazon y en AHA en inglés. En particular, de las 16 historias que he escrito hasta ahora, esta es la segunda que más me gusta.
El título está basado en el inmortal verso de Pablo Neruda "Puedo escribir los versos más tristes esta noche..."
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Capítulo 1
Principio de mayo de 1812
En un soleado día de primavera, un gran barco de pasajeros proveniente de América se acercaba rápidamente a la costa de Londres. En la proa había una mujer muy bonita de unos 27 años, con una pequeña niña de tres años, que miraba pensativa el horizonte. Hacía unos 6 años que no volvía a su tierra natal, y si no fuera por las deterioradas relaciones diplomáticas y posible guerra entre Inglaterra y América, probablemente no hubiese vuelto jamás.
Lo cierto es que cuando se fue a América tantos años atrás, su situación era tan diferente... Sin duda ya no era la misma...
1805
Elizabeth miraba con tristeza y vergüenza desde una de las ventanas de la posada de Lambton al Sr. Darcy alejarse en su caballo. No podía culparlo, sabía que su familia estaba arruinada, y ningún caballero en su sano juicio iba a querer asociarse con ella.
Cuando sus tíos volvieron de visitar a unos amigos, y leyeron la carta que Jane les había enviado con los detalles de la fuga de Lydia con Wickham, enseguida salieron rumbo hacia Londres.
Su padre y su tío, contrataron un investigador para tratar de descubrir el paradero de la pareja. Aparentemente no habían ido a Gretna Green, y todo indicaba que estaban en Londres. Una semana después, se enteraron que el cuerpo de Wickham había aparecido flotando en el Támesis. Lamentablemente, no lograron saber el paradero de Lydia. Después de un mes dieron por finalizada la búsqueda. Los investigadores asumían que era probable que Lydia estuviera muerta o que no quisiera ser encontrada.
A partir de ese incidente, la vida en Longbourn cambió profundamente para la familia Bennet. Adonde quiera que iban, Elizabeth y Jane que solían ser respetadas y queridas por los vecinos, eran ahora miradas con censura. Incluso Sir Lucas, pese a ser un hombre afable, había prohibido a su hija Maria verse con Kitty.
Jane era la que estaba más afectada por esta situación, a sus 23 años sentía que las pocas chances que tenía de hacer un buen matrimonio se habían esfumado por completo, y además se estaba acercando a la edad de ser considerada una solterona. Mary que por naturaleza no era muy sociable, se refugió aún más en los sermones y en tocar el piano. Kitty se sentía culpable, ya que no había compartido a tiempo una carta que Lydia le había escrito contándole sobre su romance con el Sr. Wickham. Siendo una jovencita muy ingenua, le había parecido todo muy romántico, y en ningún momento había pasado por su cabeza, que su hermana hiciera semejante imprudencia.
Lizzy era la que estaba más molesta. Le había implorando a su padre que no dejara ir a Lydia a Brighton, pero su padre – como siempre - no quiso tomarse la molestia de decirle que no a su imprudente hija. Ahora, el futuro suyo y el de sus hermanas estaba arruinado, y había muy poco que se pudiera hacer.
La Sra. Bennet estaba la mayoría del día acostada y quejándose de sus nervios, culpando a todos por la desgracia de su familia, menos a ella misma y al Sr. Bennet. El Sr. Bennet por primera vez, desde que se había casado, comenzó a tomar medidas para ahorrar dinero para mejorar la dote de sus hijas. Siempre se había imaginado que sus hijas se iban a casar con un caballero de medianos o altos ingresos, y que, a partir de ese momento, sus hijas ya no serían su responsabilidad, sino la de sus respectivos maridos.
Pero ahora que era probable que eso no ocurriera - y en gran parte era por su culpa – cuando él se muriera, su familia se iba a encontrar en una muy precaria situación. Lo primero que hizo fue vender la colección de libros caros y raros que tenía, junto con todos los objetos valiosos que no pertenecía a la hacienda. El dinero que tenía destinado para sus gastos personales y los de la Sra. Bennet, junto con lo que, recaudado de la venta, lo dividió en 4 partes iguales - dejo a Lydia fuera del testamento - para las dotes de sus hijas. Así, logró recaudar casi 500 libras adicionales para cada una de ellas. Se prometió asimismo esforzarse más para aumentar las ganancias de Longbourn y reducir los gastos.
El hermano menor de la Sra. Gardiner, el Sr. Thompson, era el socio principal del Sr. Gardiner de la empresa importadora 'Gardiner & Asociados'. Era un hombre de unos 35 años que tenía una hija de cuatro años. Su esposa había muerto hacia un año y deseaba casarse de nuevo para que su hija Maddy tuviera una mamá. Al enterarse de la desgracia de la familia Bennet, y como Jane le parecía una joven hermosa, muy dulce y educada, habló con su cuñado y hermana sobre la posibilidad de casarse con ella.
Los Gardiner, invitaron a Jane a Londres, y en menos de dos meses Jane y el Sr. Thompson se casaron. Los dos estaban satisfechos con la unión, Jane quería irse de Longbourn y tener su propia casa, y el Sr. Thompson quería tener una buena esposa y madre para su hija.
Después del casamiento de Jane, Lizzy fue invitada a ir a vivir a casa de los Gardiner. Al poco tiempo, el Sr. Gardiner recibió una carta de su principal socio en América. Lamentablemente, el Sr. Smith estaba muy enfermo, y no sabía hasta cuanto tiempo más iba a poder seguir trabajando. Dado que no tenía hijos varones, y su antiguo aprendiz recientemente había abierto su propio comercio, no había nadie de confianza que pudiera hacerse cargo de sus negocios.
El Sr. Gardiner, al leer la triste noticia, y después de hablarlo detenidamente con su esposa y cuñado, llegaron a la conclusión que era prudente viajar a América, ya que una parte importante de sus ingresos estaban asociados a ese vínculo comercial, que desde hacía unos diez años tenían con el Sr. Smith.
Dado que los Gardiner no tenían hijos, decidieron dejar al Sr. Thompson a cargo de la empresa en Londres e ir ellos a Boston.
Los Gardiner, que sabían que Lizzy disfrutaba inmensamente de conocer lugares nuevos, la invitaron a ir con ellos. Muy agradecida con la invitación, y como acababa de cumplir 21 años, aceptó encantada.
Así, en los primeros días de la primavera de 1806, los Gardiner y Elizabeth partieron hacia Boston en lo que sería una gran aventura que cambiaría por completo la vida de Elizabeth Bennet.
