Antes de comenzar me gustaría agradecer a los usuarios "carlos29" y "Luna taicho" por haber leído los anterior capítulos y haber dejado sus comentarios, me hace muy feliz que les haya gustado, también agradezco a las personitas que deciden darle una oportunidad a esta historia.
Sin más que decir, espero que les guste este nuevo capítulo.
Diario de una extraña Hechicera y el Héroe del Escudo
Capítulo 3: Fortalecimiento sin límites
—Vaya, ¿qué… qué es esto? —preguntó mi escudero, asombrado. Lo que sea que fueren esas cosas que brillaban en el interior expuesto de esos dos perros gigantes empezaron a flotar y se dirigieron a nosotros. Esos destellos lentamente se nos acercaron hasta posarse con gentileza en nuestras manos, en un primer momento no pudimos vislumbrar lo que eran, pero por fortuna, lo supimos casi al instante —¡Eva, mira lo que apareció! —.
Naofumi quiso llamar mi atención al percatarse de lo que sostenía: una especie de medallón de plata con extrañas inscripciones grabadas y una pequeña gema roja en el centro. En mi caso, poseía una insólita llave dorada con una forma algo similar a la punta de mi bastón, conformada también por materiales que parecían ser oro y marfil.
Tanto mi escudero como yo nos vimos confundidos, hasta que un pitido y un mensaje emergente en nuestros propios menús nos llamaron la atención.
Esto es lo que vio Naofumi en su panel:
Símbolo del Defensor aguerrido
Rareza: Mítico
Descripción: Medallón que permite al Héroe del escudo (Iwatani Naofumi) acceder a una amplia gama de nuevas habilidades, tanto pasivas como activas, pertenecientes a varias clases guerreras. Además, desbloquea el uso de armas (a una mano) de daño directo para que el héroe pueda usar dichas habilidades de una manera más eficiente. Sin embargo, el poder de este artefacto está incompleto, se recomienda al usuario seguir aumentando su propio nivel para mejorarlo por completo.
A continuación se detallan las armas que el héroe puede utilizar:
-Espada corta
-Hacha
-Maza
-Mayal
-Vara de clérigo
Se recomienda encarecidamente conseguir una o varias de las armas listadas anteriormente para poder desbloquear el potencial de este accesorio.
AVISO: El medallón se ha ligado permanentemente al Héroe del Escudo (Iwatani Naofumi). No se le permite el uso indebido y sin previa autorización a otro individuo que no sea el propietario.
—Santo cielo, esto… ¡Esto es increíble! Un momento… ¿D-De verdad está pasando esto? ¿Es en serio que ahora… podré utilizar otras armas? —se preguntó en voz alta el pelinegro, con emociones que mezclaban la incertidumbre con una gran alegría, queriendo fijarse si en otro lado afirmaba que ahora él sería capaz de hacerlo, pero no encontró nada.
Claramente yo escuché sus palabras, y una expresión de felicidad se hizo presente en mi rostro, me sentía satisfecha al ver que él obtenía lo que se merecía, al menos en parte ya que no podía leer lo que le mostraban. Después, volví mi atención a mi panel de información para descubrir lo que era mi objeto.
Llave catalizadora de Hechicera magna
Rareza: Mítica
Descripción: Llave que perfecciona e incrementa la potencia de todos los hechizos existentes de la Heroína hechicera (Evangeline Stalsfeldt). Sin embargo, el poder de este artefacto está incompleto, se recomienda seguir subiendo de nivel para mejorarlo. Parece ser que la llave fue creada para abrir algún tipo de grimorio en específico...
AVISO: Este objeto se ha ligado permanentemente a la Heroína hechicera (Evangeline Stalsfeldt). Solo la usuaria designada puede desbloquear todo el potencial de este artefacto.
Había recibido un objeto muy interesante, sin duda. Por supuesto, como la mayoría de mis habilidades anteriores, éste ítem estaba incompleto, y algo me decía que ese grimorio mencionado tenía que ser la respuesta, es un alivio que no tenga que andar buscándolo en este vasto mundo, solo debía enfocarme en aumentar mi nivel y listo.
—¿Todo está bien, Eva? —me preguntó Naofumi mientras se acercaba a mí.
—Todo está perfecto, Naofumi —le respondí con mi sonrisa usual. Él parece alegrarse a la vez que sonrojarse, pero en esta ocasión él no apartó el rostro.
—Wow, eso es… ¿una llave? —él vuelve a interrogar, viéndose algo confundido.
—Así es. Una llave que funciona como catalizador para mis poderes, mejora e incrementa la potencia de todos mis hechizos —le contesté al momento en que le enseñaba el objeto, a lo que Naofumi exhibió un rostro anonadado que me hizo reír —Aunque aun no sé con exactitud qué significa. Oh, y la llave no funciona a su máxima capacidad, se me mencionó algo de un grimorio para que esté completa. ¿Y tú, Naofumi? ¿Qué recibiste? —
—Una especie de medallón que me permite usar armas y habilidades de otros guerreros, pero no sé bien a qué se refiere y tampoco me fijé qué habilidades he recibido —me responde mientras mostraba dicho medallón, el cual tenía el tamaño perfecto para caber en su palma —Seguramente lo haga luego, aunque de lo que estoy completamente confiado es que es algo increíble —expresó luego, orgulloso de sí mismo.
—¡Eso es maravilloso! Te felicito, realmente te mereces todo este progreso, Naofumi —le dije, también emocionada y feliz por el avance que él estaba teniendo. Mi querido escudero nota mi sonrisa, y quizás también por mis ojos o por otro detalle en mi rostro, él se quedó embobado viéndome por varios segundos, hasta que se percata de ello lo que causa que otra vez aparte su enrojecido rostro.
—O-Oh vamos Eva, no merezco todas estas cosas tan geniales que me están ocurriendo, además es gracias a ti que he llegado hasta aquí. Estoy… muy feliz de haberte conocido —comenta él mientras intentaba encararme con sus pómulos ahora levemente ruborizados.
—Awww Naofumi, tú siempre tan modesto… —le dije mientras negaba y le sonreía —Si ya te dije muchas veces que esto es mérito tuyo, yo tan solo te he dado un pequeño empujoncito, luego tú hiciste el resto contigo mismo —.
—Tú eres la que siempre es modesta, Eva. A pesar de que no podamos estar en un grupo, siempre hiciste lo posible para ayudarme en todo, desde fortalecerme hasta darme los materiales que ocupé en el escudo y explicarme varias cosas que no entendía. Sin contar que eres increíble, tienes un gran dominio de la magia, puedo notar tu gran poder que contrasta con la humildad con la que siempre te comportas. Eres asombrosa —.
Él se quedó observándome por otros segundos, como si me admirara pero también como si estuviera esperando algo de mi parte, por un momento él pareció sorprenderse por eso pero luego se recompone. Por mi parte, le devolví mi usual mirada y expresión alegre.
—Tú también eres asombroso, Naofumi. Ya lo he dicho varias veces, pero lo repito una vez más… es un placer para mí el poder ayudarte —con aquel comentario, el pobre de mi escudero no sabía donde meterse de lo avergonzado que estaba —Ahora ven, tenemos que seguir extrayendo los minerales, luego ocuparnos de los cuerpos de estos monstruos y por último salir de la cueva, solo tenemos un par de horas hasta que anochezca completamente… de hecho, creo que convocaré varias esferas de luz para que iluminen el lugar, ya que está bastante oscuro por aquí —.
Acto seguido, materializo dichas esferas de luz, unas siete en total, eran pequeñas pero iluminaban muy bien y en una zona amplia.
—S-Sí, entendido —fue lo que me respondió, al parecer con ligera tristeza en su rostro —"C-Casi lo arruino todo diciéndole a Eva palabras que no quería decir en ese momento. E-Espero no haberme expresado mal… ¿o sí lo hice? No, no lo hice, pero... ¿se habrá dado cuenta de mis intenciones? Ella es inteligente, quizás sí se dio cuenta… Oh por Dios, Naofumi, ¿en qué pensabas? ¿Que después de esta pelea que tuvieron te le podrías declarar? ¡Si ni siquiera es un escenario perfecto para que eso ocurra! Podremos estar juntos, pero es como si ella fuera inalcanzable para mí. Rayos… mejor me callo y me calmo" —.
Con eso dicho, nos pusimos a picar otra vez (y ahora sin ninguna interrupción) las paredes de la cueva. Naofumi consiguió extraer exitosamente siete unidades de hierro y seis de cobre, mientras que yo solo alcancé a sacar una unidad, todas las demás acababan hechas trizas.
—Esa habilidad de tu escudo sí que es buena, logras sacarlos de manera perfecta. En cambio mira lo que hice —dije entre risas mientras sostenía los trozos de los minerales que destruí accidentalmente.
—Pues… yo creo que los has sacado muy bien, todavía pueden ser ocupados —comenta Naofumi mientras se rascaba la cabeza.
—¿Tú crees? —le pregunto y él asiente.
—Bien. Haremos lo mismo de siempre, ¿no? —.
—Así es. Permíteme, los absorberé y luego te daré a ti todo cuanto necesites —contesté, y cuando él extendió sus manos hacia mí yo los acaricié levemente cuando depositaba los materiales, hecho que causa que mi pobre escudero se pusiera muy nervioso.
—"¡M-Mierda! L-Las manos de Eva… son suaves" —.
Él se dio la vuelta con rapidez para evitar que viera su rubor, y por mi parte solo solté una inaudible risita para después absorber el hierro, el cobre y el carbón. Naturalmente, terminado el proceso le entregué a Naofumi la cantidad que el escudo le pedía por cada material y así él pudo absorberlos.
Escudo de hierro desbloqueado
Bonificación bloqueada: Defensa +3
Escudo de cobre desbloqueado
Bonificación bloqueada: Defensa +2
Escudo de carbón desbloqueado
Bonificación bloqueada: Minería +1
—He logrado desbloquear tres escudos más, Eva. Los primeros dos tienen estadísticas de defensa y el tercero solo una bonificación de un punto a la minería —anunció Naofumi.
—Eso es muy bueno, ya tienes más elementos para defender apropiadamente. Después, y solo si tú quieres, me podrás mostrar esos escudos. Yo también te mostraré varias de mis habilidades, como un intercambio justo, ¿qué te parece? —le pregunté.
—¡C-Claro que sí, Eva! —me responde Naofumi, visiblemente emocionado —P-Pero igual te los hubiera mostrado sin que tú hicieras lo mismo para mí, no tengo problema en hacerlo —.
—Lo sé, pero me gusta ser justa —comenté, encogiéndome de hombros, como si fuera algo normal —Ahora debemos tratar los cadáveres de los perros monstruosos —dije luego, señalando los cuerpos regados en el suelo.
—Sí, tratemos de hacerlo rápido, no quisiera quedarme a pasar la noche aquí —comentó él, rascándose la cabeza de nuevo y un poco avergonzado de decir eso por el miedo.
—Podemos estar bien con la luz que puedo conjurar, pero concuerdo contigo, yo también quiero pasar la noche en una cama calentita ubicada en una agradable habitación —fue lo que comenté de mi parte. Ambos nos reímos por eso y luego nos acercamos a los cuerpos sin vida de esos perros feroces.
—Mmmmm, ¿cómo podríamos cortarlos…? ¡Oh, es cierto! ¡Eva, tus globos! —exclamó mi escudero, pero al instante reprimió una carcajada porque se acordó de la chistosa escena de antes en la que no conseguía hacerlos reaccionar.
—Sé lo que pensaste, Naofumi… y sí, es muy gracioso lo que sucedió —comenté, primero aparentando molestia pero cambiando rápidamente mi semblante para reírme con él —Gracias por recordármelo, pero ellos desaparecieron hace unos cuantos minutos, voy a tener que examinarlos luego porque la invocación tiene un determinado tiempo de enfriamiento... —le hablaba, pero me callé abruptamente al ver algo en el panel informativo.
—¿Qué sucede? —preguntó mi escudero, dejando atrás las risas y viéndose algo preocupado.
—No, es solo que… como dije, la habilidad de invocación tiene un enfriamiento de unos 30 minutos, pero se ha refrescado el contador automáticamente —respondí, luego observo la llave y veo que la gema en el centro de las alas brillaba tenuemente, ¿podría ser que los efectos ya empezaron a aplicarse?
Decidí probar la invocación de nuevo, saco otros cuatro globos, iguales a los de antes, pero lo que sucedió a continuación nos dejó a Naofumi y a mí pasmados: los globos brillaron con fuerza, luego se mezclaron en uno solo que pareció brillar con otros colores por unos pocos segundos, hasta que el fulgor desaparece, dejando tras de sí una criatura similar pero con una complexión algo más grande y dos brazos que sobresalían de su cuerpo el cual, por cierto, ya no tenía tanto aspecto de globo.
¡Invocación: Globo a evolucionado a Luchador Globo!
¡Luchador globo ha alcanzado el nivel 20!
Descripción: Invocación centrada en el ataque a corta distancia. Algo lento pero con gran fuerza y una defensa media, es capaz de aguantar varios ataques de enemigos de nivel alto, y sus contundentes golpes pueden hacer retroceder y aturdir a los enemigos. Puede ser eficaz contra enemigos con una gran defensa.
Limitación temporal: solo se puede invocar 1 unidad de este ser en batalla. Ésta limitación puede ser removida automáticamente al subir de nivel. El nivel del actual ser invocado puede seguir siendo afinado con los anteriores métodos, sin embargo, para que pueda evolucionar es necesario que el usuario mejore la Llave catalizadora de Hechicera magna.
Esas fueron las palabras que aparecieron en esa ventana emergente.
—Asi que ha sido mejorado, ¿eh? —dije en voz alta, sin dejar de leer mi panel de información.
—¿El globo… ha mejorado? O ha evolucionado, por lo que parece. Esto me recuerda un poco a un juego de captura de monstruos en mi mundo, aunque nunca le presté la debida atención… —comentó Naofumi, agachándose para examinar al globo luchador mientras éste solo le devolvía una seria mirada.
—Sí, creo que ése sería el término adecuado, evolucionar. Y siendo breve con lo que leí, ahora es capaz de luchar cuerpo a cuerpo, puede aguantar bastante, sus golpes son fuertes y parece ser eficaz contra enemigos con alta defensa. Oh, y puede hacerlos retroceder o aturdirlos —contesté, un poco sorprendida de lo que podía hacer ese pequeño.
—¡Genial! ¿Pero todavía podrá ser capaz de destrozar los cuerpos de los perros? —.
—Creería que sí, aun tiene sus colmillos. De igual manera yo puedo hacer que mi bastón tenga una hoja mágica en la punta que podría servir como cuchillo de cazador —.
—Pero… es tu bastón, ¿estará bien que lo ocupes en eso? —.
—Tranquilo, por algo tengo esa habilidad, así que estará todo bien —.
—Si tú lo dices. Es que… me preocupa que afecte en algo a su apariencia —.
—Oh no, no te preocupes por eso, parece ser que estas armas son, de alguna manera, indestructibles y su forma no parece ser modificada por fuerzas externas. Al menos eso es lo que me di cuenta después de estar probando y luchando en estos días —.
—¿Es así? Vaya, que bueno que me lo has dicho, aunque sí que es cierto que mi escudo no se vio afectado por la cantidad de golpes que recibió, sigue igual de intacto —comentó Naofumi, ahora bastante sorprendido.
—Por algo son llamadas "Armas Sagradas", ¿no crees? —pregunté, levantando las cejas e insinuando que era algo obvio.
—Sí, así es —contestó mi escudero con una risa.
—Bueno, basta de charlas. Ahora, globo luchador… ¡Ataca! —exclamé mientras le señalaba a mi invocación que tenía que ir a despedazar los cadáveres. El globo solo se gira un momento y luego vuelve a observarme, inclinando su cabeza como si no hubiera entendido mi orden. Naofumi entonces intenta reprimir otra risotada, ya que fue bastante gracioso el accionar de este ser, admito que también para mí lo fue —Uh… esto es extraño, quizás los comandos volvieron a cambiar, mmmm pero no puedo ocupar otros minutos para leer lo que dice, así que… ¡Destroza esos cuerpos! —exclamé, esta vez cambiando mi orden en un intento esperanzado de que sí haga lo que le dije.
—¡Hm! ¡Hm! —dijo el globo con sus fauces cerradas, asintiendo y yendo entre saltitos hacia el cadáver, luego tomándolo con firmeza con sus brazos y empezando a masticar, desgarrando la piel y carne de los huesos.
—¿A-Acaba… de hablar? —pregunta un atónito Naofumi.
—Yo no diría que habló, creo que solo emitió un sonido levemente comprensible. Cuando termine de hacer su trabajo podría intentar hacer que hable. También parece que ahora entiende órdenes más complejas, pero las más simples no, voy a tener que leer las instrucciones luego —.
Ambos nos quedamos ahí por un momento, esperando que el globo termine de hacer jirones los restos, aunque tuve que asistirlo un poco usando mi bastón como cuchillo, ya que se estaba tardando demasiado. Tanto Naofumi como yo absorbimos los materiales, pero él fue el que consiguió lo más interesante, sobretodo un escudo en particular, el cual tenía dos cabezas del perro negro que nos atacó y el cual le otorgaba una habilidad pasiva de detección de enemigos en las cercanías, sin contar que esas dos cabezas adquirían vida y podían morder a los enemigos. Por mi parte, absorbí rápidamente lo que quedó de los cuerpos, solo para que no haya un basurero cuando salgamos de aquí, y al terminar empezamos a caminar presurosos en dirección a la salida. Subimos fácilmente con mi magia al largo y estrecho pasillo de piedra que nos mandaría al exterior.
—Y bien, ¿qué querrás hacer ahora, Eva? —.
—Mmmm, pues… realmente no lo sé, quizás quedarme un día más en Riyute solo para venir a esta cueva y entrenar un poco con las nuevas magias que obtuve —
—Esa es una buena idea, ¿podría acompañarte? Yo también tengo que probar a profundidad todo esto que me otorgó el medallón —
—Claro que sí, Naofumi, eso ni lo tendrías que preguntar después de todo el tiempo que ya llevamos juntos —le contesté, él solo se ríe con nerviosismo.
—E-Es que no quisiera incomodarte, puede que necesites espacio para practicar tus hechizos y demás —.
—Es cierto, pero ambos vimos que el lugar de antes es bastante amplio, podremos entrenar los dos sin complicaciones —.
—De acuerdo —.
Él y yo terminamos saliendo de aquella cueva con nuestros objetivos actuales completados, ya había caído la noche y parecía que habían más enemigos de lo usual en los alrededores, pero no había problema, mí luz guía y mi globo luchador seguían manifestados, además Naofumi traía el escudo de perro de dos cabezas y yo estaba atenta a todo movimiento, estábamos más que preparados para luchar. Y así lo hicimos, eliminamos unos cuantos enemigos en nuestro paso hacia la aldea, para nuestra fortuna no eran fuerte aunque sí algo problemáticos: unos cuantos huevos vivos aparte de hongos, mariposas y puercoespines. No hace falta mencionar que recogimos sus materiales y terminamos llegando a Riyute sin darnos cuenta. Como era de esperar, el mercader había partido hace rato, por lo que resolvimos ir a buscar dos habitaciones en el único hostal del pueblo. Le dije a Naofumi que no había problema en que alquiláramos solo una habitación, pero él insistió en que estuviéramos cada uno en la suya propia.
—Lo lamento mucho, solo tenemos una habitación disponible con una cama para una persona —se disculpó una mujer de casi tercera edad, lo decía en serio ya que no noté malicia en su semblante.
—Oh, vaya suerte... Eva, ¿tú qué piensas? —me pregunta Naofumi mientras se gira hacia mí.
—Yo no tengo ningún problema —le contesto, encogiéndome de hombros.
—¿Cuánto cuesta? —él le pregunta a la mujer.
—50 monedas de cobre por noche —responde ella.
—Muy bien, entonces la aceptamos —Naofumi acepta mientras le da la cantidad especificada.
—Gracias, es por aquí, síganme —.
Naturalmente, seguimos a la mujer unos pocos metros hasta nuestra habitación. Era algo sencilla, pero tenía lo necesario para pasar una noche sin contratiempos.
—Si necesitan cualquier cosa pueden avisarme directamente a mí, después de todo soy la propietaria. Puedo ofrecerles, quizás, ¿un baño? —pregunta ella cuando nos dejó en la habitación.
—¿Cuánto cuesta? —esta vez yo se lo pregunté.
—Una moneda de plata —.
Era un poco más caro, pero considerando el esfuerzo que habría detrás de la preparación lo acepté.
—Eso está bien, creo que yo tomaré uno. ¿Y tú, Naofumi? —le pregunté a mi escudero mientras me giraba hacia él.
—¿E-Eh? Bueno, yo… estoy bien —.
—¿Estás seguro? Mira que mañana tendremos un día ajetreado, casi como hoy, nos conviene estar bien aseados —.
—Uh… d-de acuerdo, tú ganas Eva. Yo también querré un baño —.
—Serán entonces dos baños. Muchas gracias —le pedí a la propietaria y le pagué de antemano las dos monedas de plata.
—Gracias a usted, señorita. Les avisaré ni bien estén listos —agradece la señora mientras asentía para después retirarse.
—No era necesario, Eva. Estoy bien —Naofumi me reclamó, algo sonrojado.
—Claro que era necesario. Te he dicho que puedes pedirme lo que necesites, Naofumi —.
—Pero tu dinero… —.
—Ya te he dicho también que no debes preocuparte por eso. Además, con todo lo que hiciste este dinero ya pasó a ser tuyo también, y no te lo puedo negar —.
Naofumi se sorprendió pero luego pareció mostrarse reacio.
—No, el dinero era tuyo originalmente, y sigue perteneciéndote. ¡Me estás ayudando un montón, Eva, y no estoy haciendo nada para pagártelo! —.
—Claro que me lo estás pagando, con que te pongas fuerte y sigas siendo feliz ya es más que suficiente para mí, no tengo otro interés, no quiero que me pagues con dinero o con otra cosa —.
Cuando dije eso, el avergonzado rostro de Naofumi cambió a uno de gran sorpresa, parece que no se esperaba que dijera algo como eso.
—Oh, claro… n-no hay otro interés, s-sí lo sé, Eva. Después de todo solo te interesa ayudarme —.
Naofumi se rascó la nuca, estaba algo nervioso pero su rostro demostraba más tristeza que otro sentimiento.
—Iré afuera un momento, te dejaré a solas para que te puedas cambiar, ¿sí? —expresé.
—Claro, sí —.
Decidí salir un rato, ya que sentí el aura deprimente de mi escudero, también quería preguntarle a la propietaria acerca de lo que hablaba la gente de por aquí, a lo mejor podíamos empezar a resolver tareas que los aldeanos necesitaran para una buena paga.
Luego de que yo me vaya, Naofumi se sentó en el borde de la cama, con un rostro acongojado.
—"Lo sabía, sabía que ella no sentía nada por mí, desde que dijo que no le interesa nada más que solo ayudarme y verme feliz, pero… ¿por qué entonces se comporta de esa forma tan amable conmigo? Seguro así ya es su personalidad y yo solo lo estoy malinterpretando… ¿Lo estoy malinterpretando? ¿Estoy pensando cosas que no son? Es lo más probable, nunca en mi vida he tenido cerca a una chica que mostrara este tipo de afecto hacia mí, por eso me es muy raro, entonces… ¿qué debo hacer? ¿Quizás desistir de hacer algún avance? ¿Esperar por alguna señal más, por si Evangeline realmente me ve como algo más que un amigo o compañero? Sería lo más sensato, pero es que… cada vez que veo su sonrisa mi corazón late con fuerza y solo pienso en besarla" —.
Naofumi, ahora con sus pómulos enrojecidos, se debatía internamente en su próximo movimiento conmigo, quería esperar a que el tiempo lo decida, pero sus sentimientos por mí eran cada vez más fuertes y no le permitirían prolongar su confesión por mucho tiempo, así que… ¿cuál era la elección correcta?
Fui a mi encuentro con la propietaria pero no la encontré en la recepción, seguramente todavía estaba preparando nuestros baños así que resolví observar un rato el paisaje nocturno. Afuera estaba bastante oscuro a excepción de unas cuantas linternas de velas y aceite que estaban colgadas fuera de las casas, afortunadamente mi visión animal me permitía ver perfectamente en la oscuridad pero también podía alternarla con una visión humana normal, lo cual tenía sus ventajas como el ver el panorama como era, iluminado con esas fuentes de luz y también con la propia luz natural de la luna.
—Ah, como me encantan estos paisajes —susurré, cerrando los ojos y concentrándome en el gentil viento que acariciaba mi piel. Aquel escenario, en ese preciso instante, era tan tranquilo y agradable que quise guardarlo en mis memorias. Luego, abro los ojos de nuevo y contemplo, en silencio, lo que ocurría a mi alrededor, luego escucho algunos ruidos en el interior de la posada y regreso al interior, encontrándome con la mujer que nos atendía.
—¡Oh, señorita! Su baño y el del joven estarán listos en unos veinte minutos —anuncia la propietaria.
—Gracias. Por cierto, ¿ha escuchado algún rumor últimamente? —le pregunté.
—¿Rumor? ¿Qué quiere saber exactamente? —.
—Alguna noticia de la capital o de la gente de por aquí —.
—Pues he oído noticias de que invocaron hace unos cinco días a los héroes sagrados en Melromarc, y que uno más había aparecido con ellos, una mujer que al parecer es una hechicera, aunque a partir de allí lo que dicen son cosas bastante extrañas, como que el del escudo y la nueva heroína son malvados, o violadores… perdón, tengo que disculparme con usted, no son más que rumores, los cuales tienden a tergiversarse demasiado, por favor haga caso omiso a lo que dije antes —.
—No se preocupe, en eso le doy la razón, los rumores son solo rumores hasta que se confirme su veracidad —comenté y ella asintió, compartiendo mi pensamiento.
—Con respecto a lo que sucede aquí en nuestro pueblo, bueno, en realidad sí hay un problema con los cultivos y los monstruos de la zona, varias Ratas terribles han estado comiéndoselos, y la gente no puede hacerles frente porque son monstruos bastante violentos. Si saldrá de nuevo le recomiendo que tenga mucho cuidado —comentó la mujer, viéndose preocupada.
—Ya veo. Muy bien, así lo haré —fue lo único que dije al respecto para no entrometerme demasiado.
—Señorita, ¿me permite preguntarle algo? —.
—Claro —.
—¿Usted y el joven son aventureros? —.
—Podría decirse que sí, empezamos hace unas semanas con este viaje, venimos desde lejos y decidimos parar un momento en esta aldea para descansar y recargar fuerzas —le contesté, claramente con una mentira.
—Conque es así. Bueno, si les interesa encargarse del problema en nuestra aldea lo pueden hablar con el gobernador, su casa comunal está a pocos metros, en donde se celebran algunas reuniones para discutir el estado del pueblo —.
—Nos lo pensaremos, gracias por comunicármelo —.
Después de eso me encaminé a nuestra habitación, golpeando levemente la puerta antes de entrar.
—¿Eva? ¿Eres tú? —la voz de Naofumi sonó del otro lado.
—Sí, soy yo, ¿puedo entrar? —.
—Claro —.
—Oh, pensé que te habías cambiado —expresé, viendo que seguía con su armadura puesta.
—Ah sí, este… lo siento, es que me perdí en mis pensamientos y se me pasó por alto —
—No hay problema —le dije, encogiéndome de hombros —He hablado con la mujer de este hostal, me avisó que el baño estará listo en unos cuantos minutos más. También me comunicó que tienen un problema con unos monstruos que atacan sus plantaciones, podríamos encargarnos de eso así obtenemos una fuente adicional de ingresos, claro está si a ti te parece bien —le comenté mientras me acercaba a él.
—Ah, eh… creo que sí, estaría bien, Eva —me responde, parecía no tener muchas ganas.
—¿Sucede algo? ¿Te encuentras mal? —le pregunté, dejando de obviar su estado.
—¿Eh? N-No no, no es nada, creo que es solo el cansancio —fue lo que Naofumi contestó, mirando hacia otro lado. Sé que era exactamente lo contrario, pero no lo molestaré más.
—De acuerdo. Oh, ¿sabes?, parece que la gente de por aquí todavía no conoce nuestra verdadera identidad como héroes invocados, podemos aprovechar esa ventaja para pasar desapercibidos, causar una buena impresión en este pueblo y así tener su apoyo, eso nos vendrá bien para después —le susurré.
—Claro —es lo único que respondió el pelinegro, sin mirarme y todavía con aquel tono lastimero en su voz.
Entendí de inmediato que no quería hablar mucho, así que lo dejé en paz. Unos minutos después, la mujer que nos atendió vino a avisarnos de que nuestro baño estaba listo, así que Naofumi fue el primero en ir y luego le seguí, ambos decidimos que nos cambiaríamos dentro de la habitación del baño.
—"Creo que no debí comportarme así con ella, es que… rayos, me siento mal, ¿qué habrá querido decir exactamente Eva con aquello que dijo antes? 'Solo me importa que estés fuerte y feliz, no me interesa otra cosa', ¿significa que me ve solo como un amigo o compañero? ¡Ay no! ¿¡Por qué tuve que empezar a tener estos sentimientos hacia ella?! ¡Si ni siquiera me ha dado una señal clara de que le gusto! ¡Eres un tonto por creerte cosas que no son verdad, Naofumi! ¡Tienes que dejar de serlo! Pero... ¿cómo se supone que actúe frente a ella desde ahora? ¿Fingiré que todo sigue normal y que no hay nada más que una bonita amistad? Eso me dolerá… ¡No! ¡No me dolerá nada, si no hay nada entre nosotros más que eso, una bonita amistad! Tengo que grabármelo a fuego en mi mente y seguir actuando como antes, pero eso sí, seré paciente y contendré estos sentimientos, todo seguirá bien. Sí, así será" —.
Naofumi pensaba aquello con intensidad mientras estaba sumergido en una tina de madera, colmada de agua tibia.
—"Sé que Naofumi está enamorado de mí, me he dado cuenta desde hace rato. ¿Está bien que tenga esos sentimientos hacia mí? Depende de si es lo correcto para él. ¿Puedo culparlo por ello? No, después de todo he actuado de forma muy amable y cercana con él y por eso a veces los humanos tienden a pensar que es amor sentimental o carnal, cuando en realidad se trata de amor compasivo. Por mi parte, realmente quiero que él se vuelva muy fuerte para poder proteger a muchas de las personas de este mundo, y que pueda encontrar a una mujer que lo haga muy feliz por siempre, es lo que más me importa en este momento, o acaso… ¿podría ser yo esa mujer con la que él tiene que estar para lograrlo? Yo puedo amarlo, no tengo problema en hacerlo, Naofumi es apuesto, amable y quiere hacer las cosas bien… ¿pero es lo que realmente nos conviene? Además, él necesita crecer como persona y yo entorpecería ese crecimiento… ¿O podría potenciarlo? ¿Y si mejor… dejo de pensarlo tanto y se lo encargo todo al universo? Así solo me enfoco en nuestra relación actual, ya veremos cómo evoluciona esto, si en un romance, amistad… o separación" —.
Eso era lo que pensaba mientras me mantenía inmóvil en la tina, sumergida hasta el cuello en el agua tibia. Después de varios minutos salgo y me restriego el cuerpo con el jabón y por último procedo a lavarme con el agua que tenía a mi disposición. Terminado todo el proceso, me seco y me pongo la misma ropa de antes, considerando seriamente esta vez que debíamos comprar ropa nueva una vez volvamos a Melromarc, luego vuelvo a la habitación, golpeando antes la puerta para saber si podía entrar, y al no escuchar a Naofumi adentro procedí a entrar. Minutos después, Naofumi llama a la puerta.
—Adelante —respondí mientras intentaba hacer que mi cabello se viera bien.
Naofumi entró, pero se había quedado unos instantes observándome, a la luz de las velas y mientras yo intentaba hacer que se secara un poco más mi cabello.
—Hola Naofumi, ¿qué tal el baño? —le pregunté mientras giraba mi cabeza hacia él, exhibiendo mi sonrisa de siempre.
—¡Ah, e-este…! Estuvo muy bien —respondió, levemente sonrojado y rascándose la cabeza —¿Y tú? ¿Terminaste de bañarte? —.
—Claro —.
—Perfecto —.
Yo solo le sonreí ante aquel comentario, luego él entra a la habitación en silencio mientras yo lo observaba.
—Naofumi, quería preguntarte algo que acabo de recodar, es sobre lo de mañana. ¿Aceptaremos el trabajo que nos encomienden? Podría ser una buena oportunidad para probar más de nuestros poderes —.
—Ah, eh… Creo que eso estaría muy bien, Eva —me responde.
—De acuerdo, así será entonces —comenté mientras asentía.
—E-Eva, y-yo también quisiera decirte algo, si no hay problema —Naofumi dijo repentinamente mientras se rascaba el mentón, se veía algo incómodo.
—Claro, tú dime —.
—P-Perdóname… por haber actuado frío antes, no era mi intención —.
—Oh, ¿por eso? No hay necesidad de que te disculpes porque no estoy molesta, Naofumi. Sé que estás agotado, hemos pasado por mucho hoy por lo que tienes bastante que procesar, estoy consciente de que no está siendo fácil para ti. Quien tiene que disculparse soy yo por si dije algo que no te hizo sentir bien, debes saber que tampoco es mi intención hacerlo —le contesté y él negó con la cabeza.
—No no, no has dicho nada malo, yo solo lo malinterpreté, es todo —.
Lo único que hice ante ese comentario es mostrarle mi usual sonrisa calmada, luego observo de reojo la hora.
—Creo que se está haciendo bastante tarde como para que sigamos hablando, ¿te parece si lo continuamos mañana? —pregunté, a lo que mi escudero responde afirmativamente con la cabeza —Ahora, ¿quieres cambiarte tú primero o lo hago yo? —.
—Ha-Hazlo tú primero, Eva. Yo esperaré, no hay problema —responde mi escudero, dándose la vuelta inmediatamente al decir aquello.
Yo me reí y procedo a quitarme el vestido y quedarme con mi sostén sin tirantes y mi culotte, luego me ubico a un lado de la cama para replicar varias pieles de los perros y dejarlas bien ubicadas, como si fueran una cama improvisada. Naofumi se percató del leve ruido que hacía y se giró instintivamente para ver qué hacia, pero en eso se topa con la maravillosa vista que le ofrecí de mi trasero y mi vagina ligeramente marcada en mi culotte. Naturalmente, el pene de mi escudero ya empezó a erguirse con fuerza, a lo que el pobre de Naofumi se dio la vuelta rápidamente, furiosamente intentando calmar a su amiguito y sus cochinos pensamientos.
—¿Q-Q-Qué estás haciendo, Eva? —me preguntó él.
Noté que su voz temblaba, por lo que esta vez yo me di la vuelta y lo miré para ver si estaba bien, al parecer sí que lo estaba, aunque se me hizo gracioso el ver cómo se movía en su lugar.
—Estoy preparando esta cama improvisada de pieles de perro, estaré meditando aquí mientras tú duermes —.
—¡N-No puedo permitir eso, quiero que tú duermas en la cama mientras yo duermo en el suelo sobre las pieles! —exclamó mi escudero, sin darse la vuelta.
—¿Quieres que te recuerde la última vez que dormiste en el suelo y despertaste con dolores? —.
—E-Eso era sobre la tierra, además fueron dolores leves que pudieron ser tratados fácilmente con la poción curativa —.
—¿Y quieres que te recuerde también que yo puedo pasar mucho tiempo sin dormir sin que eso afecte a mi salud? —.
—¡N-No me importa! Y-Yo quiero... que duermas en la cama, prefiero que tú estés cómoda —.
—No, yo prefiero que tú estés más cómodo. Sigues siendo humano, Naofumi, no descuides tanto tu salud o no podrás proteger a los que te importan —.
Hubo un momento de silencio cuando expresé aquel comentario.
—Ya lo estoy haciendo, por eso te pido que tú tomes la cama, quiero cuidarte como forma de agradecerte por lo que has hecho por mí. Por favor acepta mi petición, Eva —me contestó, aun sin darse la vuelta por completo, aunque sí mirándome de reojo.
Yo ya estaba intuyendo en que la discusión se alargaría innecesariamente sin que ambos lleguemos a nada, así que se me ocurrió la única solución viable.
—¿Qué te parece que nos turnemos para dormir en cada lugar? Primero uno dormirá en la cama y el otro puede dormir o hacer lo que quiera durante un par de horas, luego cambiamos posiciones y listo —.
—Eso... me parece muy bien. ¡Pero tú dormirás primero en la cama, Eva! No aceptaré un no por respuesta y no discutiré más —.
—De acuerdo, de acuerdo —dije mientras reía, con las manos en alto en señal de rendición.
—Bien, p-puedes acostarte ahora, yo me cambiaré por aquí sin molestarte —dice Naofumi, dejándome la cama y rodeándome, todo sin mirarme directamente. Luego me acuesto y me tapo con las sábanas, mirando hacia el lado contrario en el que estaba mi escudero así él podría cambiarse sin problemas, lo cual hizo rápidamente para que al final se acostara en la cama de pieles, al menos ahora estaba más cómodo que cuando durmió en el bosque. Durante 3 horas estuvimos así hasta que decidimos cambiar, Naofumi se acostó en la cama y yo, en cambio, medité, tal como lo dije antes. Durante esas 3 horas mantuve mis ojos cerrados, sumergiendo mi consciencia en el silencio de la habitación.
Noté que habían pasado poco más de 3 horas ya que, de un momento a otro, empiezo a escuchar pisadas junto a otros sonidos del exterior, como por ejemplo el trinar de pájaros mañaneros, los inquilinos del hostal así como algunos pueblerinos se estaban movilizando, entonces decido que era momento de hacerlo también.
—"6 y media de la mañana, hmmmm… mejor dejaré que Naofumi duerma un poco más. Mientras tanto, ¿qué podría hacer yo?" —me pregunté mientras miraba la hora en el panel, hoy ya es el sexto día desde que vine a este mundo, o mejor dicho, desde que vinimos a este mundo, y muchas cosas han pasado. Ahora, en Riyute, solo nos quedaba ocuparnos de ese problema que estaba aquejando a los habitantes de este lugar, unos monstruos llamados Ratas terribles estaban comiéndose las plantaciones de esta gente, ¿cómo se verán? Su apariencia seguramente será la de una clásica rata, pero de alguna manera viéndose más feroz, ya veremos con qué nos encontramos.
Empecé a tener un poco de hambre, se me ocurrió la idea de pedirle un plato a la propietaria, o ir a la cantina y comprar uno allí también, así lo puedo absorber, luego lo replico y ya tendríamos el desayuno listo con la comida que obtuve de la cantina de Melromarc, que sería más como un almuerzo, también podía juntar las carnes de puercoespín y usapil que cociné antes. Ya estaba decidido, así que me visto y salgo de la habitación en busca de la mujer, a quien afortunadamente encontré a la brevedad, luego le pregunté a qué hora abría la cantina.
—Dentro de una hora, señorita. ¿Está queriendo desayunar con rapidez? Si es así yo podría prepararles algo sencillo —.
La mujer se ofreció a cocinarme un desayuno sencillo, realmente aprecié ese bondadoso gesto, pero inmediatamente me negué, moviendo también mi cabeza hacía ambos lados.
—Oh no no no, no la molestaremos más de lo necesario, no se preocupe —.
—No es molestia, puedo hacerlo en unos minutos —expresó ella, encogiéndose de hombros.
Ante su insistencia decidí aceptar, no sin antes proponerle algo distinto.
—Lo acepto pero solo si me permite comprarle los platos, es que podríamos necesitarlo para cuando querramos comer en campo abierto —.
—No se preocupe, señorita, puede tomarlos sin pagarme nada, esto corre por cuenta de la casa —.
—¿… Segura? No tengo problema en pagarle —.
—Insisto, por favor acéptelo —.
—Muy bien, lo haré. Muchas gracias —.
—A usted. Y no se preocupe, yo le avisaré cuando esté listo —.
—Es usted muy amable —.
—Es un placer —.
La calidez que me transmitió aquella mujer me pareció muy adorable, me pregunté si toda la gente en este pueblo sería igual de amable mientras volvía al cuarto. Todavía faltaba algo de tiempo para despertar a Naofumi y para que la mujer del hostal venga, así que solo aproveché a relajarme, sentándome en el suelo, mientras practicaba un poco el dominio de los elementos que tenía a mi disposición. Varios orbes se manifestaron y empezaron a flotar a mi alrededor, cada uno correspondía a dichos elementos que puedo controlar casi a la perfección: agua, viento, tierra, fuego, luz, oscuridad y rayo eran los que ya poseía y ahora se me agregaron el hielo, el magma y la arena. Por supuesto, el primer elemento que supe manipular ni bien llegué a este mundo era la propia energía mágica, yo lo llamo Éter, con el que pude derrotar a los globos.
—"Ahora que lo pienso bien, no he usado estos elementos en ningún momento desde que los adquirí, más allá del viento y el fuego cuando nos enfrentamos a los perros monstruosos, pero esos fueron hechizos leves, si tuviera que pelear más en serio, usando la mayoría de los hechizos que aprendí, bueno… creo que sería todo un espectáculo" —pensé mientras los 11 orbes giraban a mi alrededor. La manipulación de aquellos elementos daban lugar a un sinfín de hechizos que los involucraban, como por ejemplo, generar ciertos ataques o defenderte con ellos, lo que era igual a tener cientos y cientos de habilidades que, si quisieras informarte de su funcionamiento, tardarías mucho tiempo en hacerlo. Aunque, al ser una hechicera convocada, poseo cierto nivel de conocimiento nato de los mencionados hechizos, así que parte del trabajo estaba completado. Luego pensé en lo que mencionó Naofumi acerca de los efectos de su medallón, ¿cómo serán sus habilidades ahora que puede utilizar otras armas? Sin contar que puede usar las destrezas de otros guerreros, no tengo dudas de que eso lo convertiría en un héroe muy competente. Ya sé que estoy hablando de antemano y sin saber exactamente lo que es, por eso me esperaré para emitir un juicio adecuado.
En ese momento alguien llama a la puerta, me percaté de que era la mujer, quien me traía el desayuno, aunque antes de abrirle hice desaparecer todos los orbes y al final me dispuse a atenderla. Traía ambas manos ocupadas con una bandeja de madera y dentro de ella dos platos del mismo material que traían nuestros desayunos.
—Aquí tiene, señorita. Que le aproveche —dice ella, entregándome la comida.
—Así será. Le reitero mis agradecimientos —contesté con mi semblante amistoso, y luego procedo a cerrar la puerta.
Aquel desayuno se veía y olía apetitoso, consistía en varias tiras de carne con un poco de arroz y huevo revuelto, aunque la porción del huevo era mayor. Pruebo uno de los platos y me pareció algo muy rico, luego absorbo el segundo, en conjunto con el plato que quedó vacío, para después poder replicarlo en cantidad, lo único que faltaba era la bebida, pero no debíamos ser quisquillosos, además de eso nos podríamos ocupar después. Justo en ese momento Naofumi empezó a despertarse.
—Mmmmm… uhh… —murmuró mi escudero, revolviéndose un par de veces en la cama hasta que se levanta para poder sentarse, tallarse los ojos y finalmente mirarme.
—Buenos días —lo saludo con aquella sonrisa habitual en mi rostro.
—B-Buenos… días, Eva —él me devuelve el saludo —Oh… ése es un delicioso aroma, ¿trajiste comida? —pregunta luego, al parecer el hambre ya lo estaba atacando.
—Así es, la dueña de la posada se ofreció a prepararnos un desayuno completamente gratis, ella ciertamente es una muy buena mujer. Mira, es éste —respondí, replicando otro plato con la comida que yo consumí hace unos momentos.
—¡Mmmmm, huele bien! —exclamó mi escudero, intentando que no se le escurra la saliva.
—Tómalo, es para ti, puede ser tu desayuno. Yo ya comí —.
—G-Gracias, Eva. Oh, pero… —
—¿Los cubiertos? Puedes comer con las manos, yo lo hice así y luego me las lavé con mis poderes de agua —le interrumpo mientras le muestro un orbe de agua, como antes. Naofumi solo se queda atónito por unos segundos, pensando acerca de las posibilidades, quiso expresar su desacuerdo pero al notar mi férrea actitud solo le quedó soltar un suspiro de derrota.
—De acuerdo, comeré con las manos. Aun así debo decirte que no me parece correcto —.
—Tranquilo, el agua que manipulo es completamente limpia, te lo aseguro —.
—Confío en ti, Eva, es solo que… bueno, se me hace demasiado que hasta tengas que lavarme las manos —.
—Oh por favor, ya te dije que no es problema para mí el hacerlo —comenté mientras alzaba una ceja y lo miraba con molestia fingida, para después cambiar inmediatamente mi semblante —Vamos, come de una vez, hoy vamos a estar muy ocupados así que te necesito con todas las energías posibles —.
Naofumi se rió por mi repentino cambio de humor y aceptó mi pedido, comiendo ávidamente con las manos. Cuando terminó, levantó ambas y yo creé una esfera de agua, la cual parecía ser un montón de olas enbravecidas de diminuto tamaño. Dicha esfera engulle las manos de Naofumi, y el frenético movimiento interno fue el encargado de remover la suciedad en sus dedos. El proceso no duró mucho, apenas un par de minutos, y cuando finalicé hice desaparecer el agua, aunque las manos de mi escudero permanecieron mojadas.
—¡Y listo! Aunque ahora tendrás que secarte las manos... oh espera, también puedo hacerlo por ti —comenté como si fuera algo normal.
—¿E-Eh? ¡No Eva, déjame hacerlo por mí mismo! —reclamó Naofumi.
—Oh vamos, al menos que sea por esta vez, ¿sí? También servirá para que veas más de mis poderes —.
—Uh… bien, de acuerdo, ¡pero solo por esta vez! —él aceptó a regañadientes.
—Gracias —le agradecí mientras reía, y ahora convoqué una esfera de aire alrededor de las manos de Naofumi, las cuales fueron secándose progresivamente.
—Ahora sí, está todo terminado —anuncié, satisfecha mientras colocaba mis manos en mi cadera.
—Eso… sí que fue impresionante. Vaya forma de limpiarse las manos, cada vez me sorprendes más, Eva —expresó, anonadado —Pero eso sí, te pediré que no vuelvas a hacerlo, por favor. Puedo limpiarme las manos perfectamente y con normalidad por mi cuenta—.
Naofumi me mira seriamente y cruzado de brazos mientras me lo ordenaba.
—Gracias por el halago, Naofumi. Y… no te preocupes, no lo volveré a hacer —le dije, simulando estar triste pero cambiando inmediatamente dos segundos después antes de que él se disculpara —¡Es una broma, es una broma! No lo volveré a hacer, te lo prometo. Deberé de mostrarte más de mis poderes de otra forma entonces —.
—Eres todo un caso, Eva —comenta él con cierto tono incómodo —Bueno, ¿qué se supone que haremos hoy? ¿Iremos a ver el problema de la gente de Riyute? —me pregunta luego.
—Sí, para eso primero iremos a la casa comunal del gobernador y hablaremos personalmente con él —.
—¿Me dijiste que esto te lo informó la dueña de la posada? —.
—Así es, aunque no me dijo nada de un pago. No es que lo quiera, pero tenemos que mantener un flujo estable de ingresos, así que tendremos que pedir una paga —.
—Sí, eso lo entiendo. A mí tampoco me gusta, pero debemos hacerlo —.
—Bien, me alegra oírlo. Entonces me cambiaré y saldremos en unos cuantos minutos —.
—Te sigo —.
Ambos nos preparamos con rapidez y salimos del hostal, la propietaria nos preguntó si nos retirábamos del pueblo a lo que le respondimos que iríamos a hablar con el gobernador por el trabajo y ella se alegró mucho, tanto que nos dijo que nos dejaría quedarnos una noche más en su posada sin pagarle nada, lo que por supuesto aceptamos, parecía que esas Ratas terribles sí que estaban causando estragos, así que nos encaminamos velozmente hacia aquel edificio y pedimos hablar directamente con el gobernador por ese tema.
—Oh, que alegría, gracias por querer aceptar este encargo —el hombre nos agradeció con calidez.
—Entonces, cuéntenos más acerca de estos monstruos —pide mi escudero.
—Sí, se llaman Ratas terribles, son monstruos grandes parecidos a ratas, son bastante violentos y tienen un gran tamaño, como el de un niño de 8 años —.
—Ciertamente son grandes —comenté.
—Así es, han atacado nuestras plantaciones hace poco más de una semana, intentamos repelerlos pero hubieron un par de heridos, los cuales afortunadamente se están recuperando. Hemos descubierto que las Ratas terribles se han estado escondiendo en una madriguera a un par de kilómetros de la aldea, estan allí desde hace bastante tiempo, no sabemos desde cuando ni de dónde han venido ya que no son monstruos autóctonos de esta zona, lo que sí creemos es que vinieron con las olas. Afortunadamente solo saben atacar por las noches, y solo cuando las plantas están maduras, pero igualmente no dejamos ningún animal fuera, ya que los que vagaban por los alrededores han desaparecido —agregó el gobernador.
—¿Atacaron a los animales salvajes de las cercanías? —pregunté.
—Sí, o al menos eso creemos, quizás solo los ahuyentaron ya que no encontramos cadáveres. Igualmente, son un problema, no podemos plantar nada porque enseguida vienen y lo destrozan todo —.
—Son monstruos extraños —comentó mi escudero, con el ceño fruncido y una mano en su mentón.
Por su parte, el gobernador esperaba, en silencio pero impaciente, nuestra respuesta.
—Muy bien, nos encargaremos de esto… pero solo si nos pagan por adelantado —expresó Naofumi tajantemente, aparentando seriedad. Ya había manifestado que no quería hacerlo, pero debía si queríamos conseguir dinero y progresar.
—Seguro, lo entiendo, joven, podríamos hacerlo pero... ¿tendremos una garantía de que completarán el trabajo? Sabrán disculparme pero no puedo arriesgarme en perder más dinero, hemos tenido suficiente con otros aventureros que dijeron que lo harían si le pagábamos antes, pero terminaron estafándonos y largándose de que pudiésemos hacer algo —.
El hombre tenía razón, no podíamos exigirle la paga de antemano y que confíen en nosotros cuando éramos completos desconocidos, eso sumado a que lamentablemente traicionaron su confianza antes, había un importante obstáculo frente a nosotros.
—¿Nadie más vino a asistirlos? ¿Qué pasa con los caballeros del reino? ¿Ya dieron aviso a las autoridades? —pregunté.
—Lo hicimos, pero por alguna razón nadie de la capital ha venido. Realmente es una lástima, creo que este problema no es demasiado importante para el reino —respondió el hombre.
Tanto Naofumi como yo soltamos un pesado suspiro, de seguro él también pensó que era algo lamentable, la gente del reino debía cuidar a los de la periferia, ya que en parte dependen de ellos.
—Le propongo algo: que tal si nos paga un 30 por ciento ahora, y cuando completemos el trabajo le traeremos los restos de estos monstruos como prueba y entonces nos pagará lo que falta —le propuso Naofumi luego de pensarlo un momento.
—Hmmm… bueno, eso ahora se oye más conveniente. Sí, me parece mejor, tenemos un acuerdo, joven —responde el hombre, entregándonos luego 24 monedas de plata. El total iban a ser 80 monedas de plata, era poco pero lo dejamos pasar debido a la situación de la aldea —Si necesitan cualquier otra cosa no duden en hacérmelo saber, por favor —.
—Estaremos bien, gracias —le dije y entonces nos marchamos.
—No puedo creer que ese tipo, el rey, haga caso omiso de lo que pasa en esta aldea, ¿es que acaso se puede ser más basura? —se pregunta mi escudero en voz alta, con el enojo creciendo dentro de él.
—Tranquilo, Naofumi, no dejes que te afecte incluso en la lejanía. Terminaremos este trabajo primero, luego cuando volvamos a encontrarnos con él, que eso seguro pasará, le plantaremos cara y le diremos acerca de esto —le dije, queriendo que apacigüe sus sentimientos.
Naofumi me miró, ya más calmado, con una sonrisa esperanzada, luego parece percatarse de algo ya que su expresión cambió.
—Espera un momento, Eva. ¿Cómo haremos para saber dónde están estos monstruos? Nos olvidamos de preguntarle al gobernador la ubicación exacta —él me cuestiona mientras caminábamos por la aldea, acercándonos a las antiguas plantaciones.
—No hay problema, yo lo tengo cubierto, ¿recuerdas que te quería mostrar más de lo que yo era capaz? Bueno, ésta es la oportunidad perfecta. Los puedo rastrear debido a varios factores: tengo algo de experiencia de caza, soy semi-humana por lo que mis sentidos están muy agudizados, pertenezco a la raza zorruna por lo que tengo cierta afinidad con la naturaleza, y no olvidemos que tengo mis poderes. En resumen, no tendremos ningún problema en encontrarlos antes del mediodía —.
Naofumi me miró estupefacto y luego sonrió, parecía estar sintiendo orgullo por mí.
—Entonces te seguiré sin chistar, tendré mi escudo en alto por las dudas cuando entremos en el bosque —.
—Eso me parece muy bien —.
Había una zona delimitada por una cerca donde estuvieron las plantaciones, entramos allí y contemplamos el lugar, en el que ahora solo quedaban algunos restos carcomidos por los insectos y los hongos. Yo me agaché y examiné con cuidado el suelo hasta que noté ligeras marcas en el suelo que parecieron ser pisadas de un animal grande.
—Bingo —dije en voz alta, extendiendo mi mano y tomando un poco de la tierra de ese punto, moviéndola entre mis dedos y luego olisqueándola por unos segundos.
—¿Eva? Encontraste algo, ¿verdad? —pregunta Naofumi, un poco extrañado, a lo que le respondo únicamente con un asentimiento.
—Humedad, como era de esperar la lluvia ha arrastrado parte de la evidencia, por suerte la tierra todavía está impregnada del olor de estas ratas. A juzgar por el tamaño reducido de estas huellas, si tomamos en cuenta el tiempo que ha transcurrido más la lluvia y el viento, la profundidad tuvo que haber alcanzado, por lo menos, 2 centímetros, quizás un poco más. No hay que olvidar que el jefe de la aldea nos dijo que tienen un tamaño de un niño humano de 8 años entonces podríamos suponer que su peso es de alrededor de 30 kilogramos, peso que distribuirían equitativamente entre sus 4 patas, generando la presión suficiente para dejar estas marcas. A eso le sumamos la suposición de que no comen carne, podrían ser muchas frutas y verduras entonces su grasa corporal no debería ser exagerada, aquí se demuestra que su velocidad al moverse es rápida, menor que la de un puercoespín pero se le acercaría —explicaba mientras observaba la escena en general.
El silencio fue lo que siguió a mi explicación. No hace falta mencionar que Naofumi lucía atónito.
—¿E-Estás segura… de todo eso, Eva? —preguntó después de salir de su estupor.
—Claro, completamente segura. Además estoy percibiendo el olor de estos monstruos, si seguimos en la dirección a la que estoy mirando ahora, sin duda encontraremos su escondite —respondí.
—¡Va-Vaya, eres como toda una cazadora experta! —.
—Te agradezco el halago, pero tan solo soy una aficionada. Lo poco que sé lo aprendí de mi abuelo, un brujo con una maestría excepcional en la caza y una gran destreza tanto en combate cuerpo a cuerpo como a distancia —.
—¿U-Un brujo? ¿T-Tenias como abuelo a un brujo? ¡Eso es increíble! Parece que eras parte de una familia bastante interesante, creo yo —exclamó mi escudero mientras me levantaba y veía que le sonreía.
—Así es, esperemos que se dé el día en que se puedan conocer, creo que ambos se llevarían bastante bien, le gusta hablar de la fauna monstruosa y le puedes contar lo que sabes de este mundo —comenté. Naofumi asintió alegre, le gustaba esa idea.
Luego de eso, abandonamos el pueblo y nos adentramos en el bosque, yendo hacia el sur. Tanto Naofumi como yo estábamos alerta, el silencio claramente era extraño, me imaginé aquel lugar siendo bien ocupado por otros animales, lo cual encajaba a la perfección, como ya nos mencionó el gobernador, no habían cadáveres, ni siquiera restos de hace días o semanas, incluso mi olfato me confirmaba que los animales en realidad huyeron.
—¿Qué piensas, Eva? —la pregunta de mi escudero me saca de mis pensamientos.
—Estaba intentando encontrar la explicación al por qué de la ausencia de animales en este lugar, y todo parece indicar que terminaron huyeron. No hay ningún rastro de cadáveres ni olor a descomposición, ni siquiera signos de luchas, todo luce muy "normal"—.
—Sí, eso lo entiendo, y sí, era lo más probable —comentó él —¿Y ahora hacia dónde? —.
—Seguiremos derecho, el olor se está intensificando, también percibo débiles movimientos en la lejanía, ¿tu escudo de perro no te alertó? —.
—No, no ha saltado la alarma, entonces las ratas deberían estar escondidas por ahora, ¿verdad? —
—Es lo más probable. Sigamos —.
Así, nuestro andar progresivamente nos llevó hasta una pequeña cueva, tenía un tamaño que sobrepasaba por poco la altura de Naofumi.
—Definitivamente es aquí, el rastro de olor se dirige al interior y parece intensificarse más allá —le avisé a mi escudero.
—Esto no me gusta, no parece que haya mucho espacio por donde moverse, si tenemos que pelear la tendremos difícil —expresó Naofumi, preocupado mientras veía las dimensiones del lugar.
—Entonces ven, primero deja que potencie tus estadísticas y luego entraremos —comenté mientras le mandaba una solicitud de grupo, y tal como habíamos hecho antes, apliqué varios buffs a mi escudero.
—Perfecto, pero yo iré primero, Eva —.
—Bien, yo estaré ubicada en medio y al final estará mi luchador globo —y tras decir eso, invoco a aquel globo para que nos cuidé desde atrás —Protege la retaguardia de nuestra formación, ¿entendido? —le ordeno a mi ser invocado.
—¡Hm! ¡Hm! —bufó el globo mientras asentía con energías y de manera cómica fue girándose mecánicamente para vigilar nuestros puntos ciegos.
—Luchar a tu lado se hace cada vez más divertido, Eva —.
—Yo también lo creo, Naofumi —.
Tras habernos comentado eso entre risas decidimos entrar, preparados ante cualquier eventualidad: Naofumi iba al frente con su escudo en alto, tenía su visión despejada ya que también convoqué un par de esferas de luz para que iluminaran en la zonas delantera y trasera; yo en el medio con mi bastón también en alto, observando como la mancha del olor presente en el aire se iba ensanchando; y por último mi luchador globo, el cual se giraba mecánicamente hacia atrás cada dos por tres.
Pronto, me percaté de que, a tan solo unos metros delante, el olor se ensanchó y disparó en todas direcciones, Naofumi se puso en una postura de defensa férrea cuando se lo hice saber con un débil llamado, creé otra esfera luminosa más brillante y la lancé lejos, lo que vimos a continuación fue impresionante: un lugar amplio y lleno casi en su totalidad por aquellas ratas, las cuales obviamente se dieron cuenta al instante de nuestra presencia, y tras emitir chillidos empezaron a correr rápidamente en nuestra dirección.
—¡Escudo de ataque aéreo! —gritó Naofumi, mandando a volar ese escudo mágico y logrando que impacte de lleno en varias ratas, haciéndolas retroceder varios metros, luego usó su escudo de cabeza de perro para morder a dos y ensañarse a puñetazos con las que se les abalanzaban.
—¡Ve con él, es una orden! —le grité a mi luchador globo, el cual parecía que no quería alejarse de mí.
—¡Hm! ¡Hm! —asintió el ser, y entre saltitos, llegó hasta donde estaba mi escudero y empezó a golpear con tremenda fuerza a las ratas, tanto que algunas explotaban cuando lo hacia. Me sorprendí de lo fuerte que podía llegar a ser este monstruo invocado.
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando oí un chillido cerca de mí, instintivamente me rodeé de una cúpula mágica protectora, causando que los monstruos se dieran de bruces contra ella. Por un instante los observé de cerca, sí que parecían ratas pero tenían un aspecto más atemorizante, sus ojos eran blancos como signo de aparente ceguera, expulsaban espuma por la boca como clara señal de rabia, y sus garras y dientes se veían peligrosamente afiladas, no podrían ser capaces de traspasar una buena armadura pero sí penetrar con facilidad las que tengan materiales ligeros.
Con un fuerte impulso de viento logré quitármelas de encima, luego convoco una lluvia de agujas de hielo que se clavaban directamente en las cabezas y torsos de aquellas bestias pequeñas, luego expulso una andanada de fuego desde mi bastón como si fuera un gran lanzallamas, quemando a una gran parte de nuestros enemigos. A las ratas que querían acercarse por los costados y de forma furtiva las detenía a pocos metros y luego las lanzaba de vuelta con las demás para que fueran consumidas por las llamas.
Por su parte, Naofumi estaba luchando muy bien con sus propias manos, ya hasta parecía que era un experto luchador callejero: lanzaba patadas y puñetazos con bastante habilidad, incluso una rata se quiso tirar sobre él pero la esquivó, la agarró y empezó a usarla como arma para repeler a las demás, aunque claramente solo aguantó dos golpes hasta terminar destrozada casi por completo.
—¡Prisión de escudos! ¡Eva! —gritó repentinamente mi escudero, encerrando varias ratas en una pelota de hierro gigante, conformada por varios escudos y cadenas.
Yo acaté al instante, convocando miles de agujas de hielo alrededor de la prisión, luego Naofumi la hizo desaparecer y yo hice que dichas agujas empalen a los monstruos, resultando en una gran masacre.
—¡Parece que su número disminuye! —exclamó mi escudero, golpeando a un par de ratas que intentaron morderle, a su lado el luchador globo golpeó también a un par, esta vez moviéndose ligeramente más rápido que antes.
—Eso parece… un momento, ¿están retrocediendo? —pregunté mientras veía el actuar de los monstruos, quienes se iban hacia atrás sin dejar de chillar.
De un extremo de la cueva apareció súbitamente una rata, era mucho más grande que las demás, su tamaño podría encajar en las dimensiones de la entrada. Parecía ser la líder, tenía garras más grandes, sus colmillos sobresalían en la parte superior de sus fauces y su pelo era más salvaje. Profirió un chillido de guerra nada más vernos y se lanzó hacia mí con gran velocidad.
—¡Eva! —gritó Naofumi, corriendo para ponerse delante de mí y con su escudo en alto, deteniendo el zarpazo de la bestia pero no sus fauces, las cuales atrapan todo el hombro derecho de mi escudero, y con relativa facilidad lo levanta del suelo.
—¡Naofumi! —grité yo, quise ayudarlo pero las ratas menores intentaron acorralarme por ambos lados —¡Aléjense! —exclamé y levanté ambos brazos, expulsando un estallido de vacío desde las palmas de mis manos, alejando a las bestias y causando que chocaran contra los muros de la cueva. Luego, convoco cuatro puercoespines, y en conjunto con el luchador globo llamaron la atención de las ratas que quedaban vivas. Mientras eso sucedía, la rata gigante había levantado a Naofumi y lo tomó con ambas de sus patas delanteras para, a ver si así podía desmembrarlo.
—¡No te lo dejaré fácil! —exclamó mi escudero, entre dientes, mientras pataleaba e intentaba alejar el agarre de la bestia.
Aprovechando mi ventana de oportunidad, agarro ambas patas delanteras del monstruo gigantesco con látigos de fuego, que quemaron sus extremidades, aunque no contenta con eso decido empalarlas con dos estalactitas de hielo, bastante afiladas. La rata gigante dejó salir un chirrido de dolor y soltó a Naofumi, pero yo lo atrapé en el aire con magia de viento, lo elevé y lo impulsé hacia arriba. Él rápidamente cambió a su escudo de soga y la lanzó al cuello de la bestia para aterrizar en su lomo. Para evitar que el monstruo se moviera mucho, lo atrapé con dos gigantescos tentáculos de agua que emergieron del suelo y mantuvieron a la bestia en su lugar.
—¡Grraaaaa! —Naofumi soltó un rugido mientras cambiaba a su escudo de púa y la ensartó tres veces, dos en cada ojo y la última bien profundo en el cráneo de la bestia. Los chillidos de creciente dolor callaron abruptamente cuando mi escudero dio el último y mortal golpe, saltando para dejar que el cuerpo cayera estrepitosamente al suelo por sí solo.
Las pocas ratas menores que quedaban se alejaban lentamente de nosotros, chillando con miedo sin dejar de mirarnos. Rápidamente conjuré una barrera, tanto en la ruta que llevaba al exterior como en donde había salido la rata gigante, para evitar que escaparan.
—Es mejor que eliminemos a todos estos monstruos ahora —le propuse a Naofumi.
—Sí, así nos ahorraremos más problemas relacionados a ellos en el futuro —me contesta él —¿Quieres encargarte tú o lo hago yo? —.
—Hazlo tú, eres el que necesita la experiencia —.
—Pero ya llegué a nivel 40, no creo que pueda seguir subiendo mientras tenga ese tope. Además, ambos necesitamos experiencia, así que… ¿te parece bien que nos repartamos la mitad? —.
Yo ladeé la cabeza y esbocé una media sonrisa mientras suspiraba.
—De acuerdo, lo haremos así entonces. Eres todo un caso, Naofumi —comenté mientras negaba, suprimiendo mi risa.
—Mira quien lo dice —comentó mi escudero, él sí se rió por mi actitud.
Dicho y hecho, cada uno fue por un lado, aquellos monstruos restantes no tuvieron más opción que pelear aunque supieran que perderían. Naofumi bloqueó el ataque de uno de ellos y lo empujó con fuerza, pero luego lo atrajo hacia sí mismo con su escudo de cuerda y lo azotó contra el suelo, después atrapó a dos con las cabezas de perro de su escudo para golpearlos hasta morir. No lo había mencionado antes, pero ver luchar a Naofumi con tanto fervor, además de que podía cambiar sus escudos al instante, me llenaba de una gran satisfacción. Por mi parte, dejé a uno vivo para absorberlo y desbloquear su invocación, al segundo lo aplasté y trituré con magia de vacío, a otro lo congelé a tal punto que lo hice añicos con una gran roca, y al último lo atrapé en una gran esfera de agua para ahogarlo.
—Listo —anunció Naofumi mientras se acercaba a mí, jadeando y con cierta preocupación en su rostro mientras observa el panorama por unos instantes —¿Sabes, Eva? Creo… que una parte de mí se pregunta si no nos hemos pasado con lo que hicimos aquí, aunque la otra parte me dice que hicimos lo correcto, no sabemos qué hubiera pasado si estos monstruos seguían vivos por más tiempo —.
—Exacto, además recuerda que no eran monstruos comunes y corrientes, el gobernador nos dijo que vinieron con las olas. Puede que hasta ahora no hayan asesinado personas, ¿pero y si su comportamiento cambiaba de la noche a la mañana? Si no sabemos mucho de los monstruos que habitan en este mundo, mucho menos lo sabremos de los que vienen en esas tales olas —comenté.
—Supongo que tienes razón, Eva —dijo Naofumi, un poco más relajado, volviendo la mirada hacia la inmensa cantidad de cadáveres —Bueno, ahora toca deshacernos de todo esto… oh, espera, parece que tengo una notificación —dice luego, abriendo el mensaje que aparecía en la periferia de su visión.
AVISO: El héroe ya ha sobrepasado el límite preestablecido de clase, a partir de ahora los puntos de experiencia conseguidos seguirán acumulándose, pero no obtendrá los niveles correspondientes ni sus efectos hasta que complete la ceremonia de cambio de clase.
—¿Tengo puntos de experiencia acumulados? Veamos —comentó en voz alta, confundido y sorprendido a la vez, fijándose su panel de estadísticas.
Naofumi Iwatani
Clase: Héroe del escudo
Nivel: 40(+7)
—¡Es cierto, he aumentado de nivel! Bueno… sí y no, los niveles están ahí, pero no es que los haya alcanzado realmente, voy a tener que completar esa ceremonia para subir definitivamente de nivel, Eva —.
—Hmmm, ciertamente es un obstáculo para tu crecimiento teniendo en cuenta que debemos hacerlo en Melromarc, y allí somos considerados criminales. ¿Y el medallón que te dice con respecto a esta prohibición? —.
—Déjame ver —.
AVISO: El Símbolo del defensor aguerrido no se ve afectado por las condiciones del Escudo sagrado. El héroe aun puede desbloquear las bonificaciones que otorga el medallón siempre y cuando cumpla de antemano con sus propios requisitos.
—Parece que igualmente obtendré las habilidades que se me mencionaron antes, aunque no sepa aun cuáles sean… —.
—De acuerdo… ¿qué más te decía la primera vez que tomaste el medallón? —le pregunté.
—Aparte de que podía conseguir habilidades variadas, tenía acceso a hachas, mazas, mayales, varas de clérigo y espadas cortas —contestó Naofumi, rascándose una mejilla.
—Entonces puede que sepas más si consigues un arma de esa lista —.
—Podría ser. ¿Y tú, Eva? ¿Has subido de nivel? —.
—De hecho sí, también tengo una notificación a la vista, lo comprobaré —.
Entonces abrí el mensaje y me decía que he alcanzado exitosamente el nivel 59.
—Nivel 59 —comuniqué a mi escudero.
—V-Vaya… ¿desbloqueaste más magias? —pregunta él, atónito.
—Eso parece, pero no lo leeré ahora porque sino estaríamos perdiendo mucho tiempo. Ya nos ocuparemos de todo eso cuando regresemos a Melromarc, por ahora vamos a sacar lo que podamos de los cuerpos de estas ratas y regresaremos a Riyute —.
—Entendido —.
Escudo de piel de Rata terrible desbloqueado
Bonificación bloqueada: Agilidad +3
Escudo de hueso de Rata terrible desbloqueado
Bonificación bloqueada: Defensa +1
Escudo de carne de Rata terrible desbloqueado
Bonificación bloqueada: Cocina +1
Escudo de garra de Rata terrible desbloqueado
Bonificación bloqueada: Ataque +2
Nueva habilidad conseguida: Visión nocturna
Nueva habilidad conseguida: Defensa afilada
—He conseguido varias bonificaciones y un par de habilidades —anunció mi escudero, satisfecho, una vez terminada la adquisición de materiales de su parte. No se preocupó por la cantidad ya que había mucho regado por los alrededores.
—Eso es perfecto. Ahora me encargo yo de limpiar este lugar —dije mientras sostenía el bastón, llevándolo por delante y absorbiendo todo a mi paso como si fuera una aspiradora. No era necesario, pero ya que tenía esta habilidad era mejor aprovecharla y no dejar un basurero por donde anduviésemos. Me aseguré de dejar uno de los cuerpos para llevarlo como prueba.
En ese momento, mis seres invocados se me acercan, tanto el globo luchador como los cuatro puercoespines, y entonces noto el signo de notificación entrante en la periferia de mi visión, la abro y leo lo siguiente:
¡Luchador globo ha subido al nivel 27!
—¡Eva, mira eso! —exclamó Naofumi, llamando mi atención. Él señaló a los puercoespines, quienes empezaron a brillar y luego se juntaron todos en uno solo, tal como pasó con los globos.
¡Puercoespín ha evolucionado a Asesino Puercoespín!
¡Asesino Puercoespin ha subido al nivel 23!
Descripción: Invocación centrada en el ataque a corta distancia. Es increíblemente rápido, su daño de ataque es considerable aunque tiene una muy baja defensa. Casi siempre se ubica por detrás de los enemigos para asestar mortales golpes que ignoran armaduras. También posee un alto índice de daño de sangrado.
Limitación temporal: solo se puede invocar 1 unidad de este ser en batalla. Ésta limitación puede ser removida automáticamente al subir de nivel. El nivel del actual ser invocado puede seguir siendo afinado con los anteriores métodos, sin embargo, para que pueda evolucionar es necesario que el usuario mejore la Llave catalizadora de Hechicera magna.
—Esto es muy interesante —comenté en voz alta, viendo tanto mi panel como el aspecto de mi nueva invocación: pasó a ser un puercoespin ligeramente antropomórfico, erguido en sus dos patas traseras aunque no cambió mucho en estatura. Su cuerpo era casi igual al de antes, solo ahora sostenía dos púas a modo de cuchillas y parte de sus fauces parecían estar cubiertas por un pañuelo.
—Impresionante —dijo mi escudero, sorprendido —Y… ¿qué es? —.
—Aquí me dice que el puercoespin ha evolucionado a este ser llamado Asesino puercoespin, especializado en combate cercano y ubicarse por detrás de los enemigos para efectuar golpes mortales —.
—Genial, estás teniendo invocaciones balanceadas, el luchador globo puede atraer la atención de los enemigos y el asesino puercoespin puede ejecutarlos por detrás —.
—Aun así no es que el globo sea un tanque, podrá resistir pero no tanto, y hay que tener cuidado con el puercoespin, un solo golpe y estará fuera de combate —.
—¿Entonces seguiremos siendo un equipo? —cuestiona repentinamente mi escudero, parecía verse un poco triste.
—¿Pero qué estás preguntando, Naofumi? ¡Por supuesto que seguiremos siendo equipo y por un largo tiempo! No creas que te dejaré de lado solo porque tengo estas invocaciones —le respondí tajantemente mientras él solo se reía con un poco de nerviosismo —Vamos, creo que va siendo hora de que volvamos a la aldea —propuse luego.
—Sí, hagámoslo. Yo llevaré esto —dijo mientras tomaba el cuerpo de la rata desde la cola.
Asentí para finalmente dejar aquel lugar, en el que solo quedó la sangre. Detrás de nosotros venían mis invocaciones, tanto el globo luchador como el recién adquirido puercoespin asesino, quienes nos cuidaban las espaldas, aunque cuando salimos al exterior ellos dos desaparecieron, tal parece que el tiempo de invocación se había terminado. Después de eso solo tuvimos que transitar por donde vinimos hasta regresar a Riyute. Allí, varios aldeanos se percataron no solo de nuestra presencia sino también de que traíamos el cuerpo de esta rata muerta como prueba del trabajo cumplido.
—¿Dónde está el gobernador? —pregunta Naofumi a uno de los pueblerinos.
—E-Está en la casa comunal, pidió que se le avisara en cuanto regresaran, ya fueron a avisarle —respondió un hombre.
—De acuerdo —.
Naofumi y yo intercambiamos miradas, esperamos por unos momentos hasta que el gobernador en persona vino con prisas, viéndose algo agitado pero también contento por nuestro regreso.
—Oh gracias al cielo que han vuelto, temíamos que les hubiese pasado algo —comentó el hombre con alivio en su voz.
—Su problema resultó ser bastante grave, había una rata líder en la madriguera, era un poco más grande que nosotros, y obviamente mucho más fuerte que las demás. Afortunadamente pudimos acabar con ella y con toda la manada, ya no volverán a tener problemas con Ratas terribles nunca más —fue lo que le dije.
—Va-Vaya, es muy bueno escuchar eso, muchas gracias por haberse encargado de este asunto, lamento también el inconveniente con la rata gigante, no teníamos idea de que se estaba escondiendo un monstruo así en ese lugar —se disculpa el hombre, rascándose la cabeza. Sentía genuina pena por la situación.
—No se preocupe por eso, no podemos culparlos ya que nunca podrían haberlo sabido. Y tampoco se preocupe por que le vayamos a cobrar de más por eso —dice Naofumi, luego le muestra el cadáver que traía consigo, a lo que el gobernador asiente satisfecho y sonríe aliviado, luego saca una bolsita de cuero de entre sus ropas.
—Como acordamos, aquí les entrego el resto de la paga por completar el trabajo —expresó el hombre, entregándonos una bolsita de cuero con las 56 monedas de plata que faltaban —Permítanme reiterarles mis agradecimientos, ahora podemos volver a comerciar productos propios y no gastar tanto en los productos que traigan los comerciantes de otros lugares. Por supuesto, también podremos estar más tranquilos por las noches sin miedo a que seamos heridos de gravedad —.
—¿Su sustento económico eran las frutas y verduras que cultivaban aquí y vendían? —le pregunté.
—Así es, al menos eso era antes de que vinieran esos monstruos y alteraran nuestra manera de vivir, obligándonos a comerciar de otras formas y con otros artículos, pero como ya he dicho, podremos volver a vender lo que cultivemos aquí en Riyute —contestó el hombre. Nosotros asentimos e íbamos a retirarnos, pero él nos detuvo —Jóvenes, un momento por favor, la encargada de la posada fue bastante insistente con esto, me dijo que si se quedaban por una noche más ella les daría alojamiento gratis, es una buena costumbre que tiene, dar alojamiento a quienes ayudan en el pueblo, les recomendaría que aceptaran —.
—Oh sí, nos lo había dicho en la mañana, no pensé que fuera a decírselo. Ya aceptamos cuando ella nos lo dijo —le expliqué —De todas maneras no teníamos pensado marcharnos tan rápido, solo será hasta que el mercader ambulante vuelva así le podemos vender un par de materiales extra y luego encaminarnos hacia la ciudad —.
—Muy bien, entonces no los entretengo más —.
Nos despedimos de él y luego nos encaminamos a la taberna con direcciones de la gente que estaba por allí. En eso noto que Naofumi estaba un pelín disconforme.
—No pensé que fueran personas tan amables, se me hace un poco raro —me comentó Naofumi en un susurro, por una razón bien conocida él no confiaba en la amabilidad tanto del gobernador como en los demás pueblerinos.
—¿Raros? ¿Por qué? Yo no noté malicia en ellos, así que puedes estar seguro —.
Naofumi entonces se detiene y me mira, yo le devuelvo una mirada segura.
—A lo mejor sí son buenos de verdad y yo preocupándome por nada —.
—Es muy posible. De momento, relájate y disfruta este golpe de suerte, esto es para que veas también que existe gente buena en este mundo —le dije, mirándolo de reojo.
—Sé que existe gente buena, tú me lo has demostrado —me contestó, observándome con una sonrisa.
—Gracias por el halago, Naofumi, pero yo no cuento. Soy una heroína después de todo, mi deber es ayudarte y ayudar a los demás —.
—¡Claro que cuentas! —exclamó, pero inmediatamente bajó la voz para no llamar más la atención de la gente que caminaba cerca —Por supuesto que cuentas, Eva. Tú fuiste la primera en estar a mi lado cuando todo me fue mal, gracias a ti es que pude volver a confiar en la gente de este mundo… o al menos en la mayoría —.
Naofumi me miraba con cierto brillo en sus ojos y una pequeña sonrisa mientras expresaba esas palabras, además se veía ansioso por algo en particular, ¿acaso quería decirme algo más? Probablemente sean esas palabras que el anhela soltar desde lo más profundo de su corazón, lo que también ocasiona que lo mire con una gran sonrisa, esta vez sentí una extraña paz en mi interior.
—Es un placer haberte ayudado a crecer, Naofumi. Y por supuesto que seguiré haciéndolo encantada, hemos comenzado este viaje juntos y continuaremos haciéndolo juntos —fue lo que dije.
Naofumi se sonrojó y noté que su corazón empezó a palpitar con rapidez, también sus labios estaban temblando, su deseo por decirme aquellas palabras no hacía más que crecer con rapidez, pero… ¿acaso era el momento adecuado? ¿eran las palabras adecuadas? ¿los sentimientos adecuados?
—Ven, comamos ahora que tenemos la oportunidad, después podremos seguir hablando —le propuse mientras entraba al establecimiento, Naofumi se me queda mirando por unos instantes hasta que decide entrar, llevando consigo un rostro muy apenado que luego decide cambiar por uno más animado.
Una vez dentro, comimos unos platillos bastante suculentos por 50 monedas de cobre cada uno, aunque en el momento que estuvimos alimentándonos Naofumi no me dirigió la palabra. No se veía molesto, solo estaba muy pensativo, seguro era por lo que había sucedido momentos atrás así que decidí que lo mejor sería no molestarlo con algo relacionado. Al final, cuando terminamos de comer nos dirigimos hacia la posada, en donde la encargada nos esperaba para recibirnos cálidamente.
—Bienvenidos de nuevo, entonces sí van quedarse por hoy, ¿no es así? —preguntó la mujer.
—Así es —le respondí, confirmando nuevamente nuestra estadía.
—Bien, como les prometí les dejaré el cuarto de antes sin costo alguno, y si quieren un baño se los puedo dejar a mitad de precio —.
—Le pagaremos los baños al precio normal, de verdad que no es un problema para nosotros —le dije.
—Insisto, señorita. Han ayudado mucho al pueblo con lo que hicieron, sé que el gobernador les ha pagado pero no es que me importe, esto lo hago porque quiero, así que por favor acepte —ella reiteró en su propuesta.
—De acuerdo… —no pude hacer más que aceptar su generosidad.
Por su parte, Naofumi no había emitido palabra alguna, tan solo observaba la escena que tenía enfrente, o para ser más exacta, me observaba a mí hasta que me giro hacia él y lo encaro.
—¿En qué piensas? —pregunté repentinamente, sacándolo de su ensimismamiento.
—¡E-Eh… n-no, e-en nada! —me responde con nerviosismo, luego apartando la mirada para finalmente sacudirse la cabeza y volver a mirarme, con más tranquilidad.
—¿No pasa nada malo? —.
—E-Está todo bien, Eva, gracias por preocuparte —.
Podía ver en sus ojos que aun quedaba un atisbo de pena, pero en este momento lo mejor era dejarlo pasar, la propietaria de la posada nos observaba y quería reservarme nuestras discusiones para la privacidad.
—Bueno, pueden pasar a la habitación que ocuparon cuando quieran, la he vuelto a ordenar. Y ya saben, si quieren que les prepare sus baños no duden en avisarme —
—Yo… creo que querré uno —avisó mi escudero.
—Entonces yo también pediré uno, eh… —.
—Gladis, ese es mi nombre, jóvenes —se presentó la mujer.
—Encantada, Gladis. Yo soy Evangeline y él Naofumi —nos presenté mientras mi escudero asentía.
—Un placer. ¿Evangeline? ¿Naofumi? No he oído nunca nombres parecidos —
—A nuestras familias les encantaban los nombres excéntricos —responde Naofumi, adelantándose para mentirle a la mujer.
—Oh bueno, igual me parecen lindos nombres, les quedan a la perfección —comentó ella, sonriéndonos.
—Muchas gracias —respondimos al unísono Naofumi y yo, luego nos miramos ligeramente sorprendidos, luego nos reímos mientras él se mostraba sonrojado.
Después de eso le pagamos los baños a la propietaria y fuimos a la habitación a esperar.
—Meditaré un rato hasta que el baño esté listo, siéntete libre de hacer lo que quieras, Naofumi —le dije mientras preparaba otro montón de pieles y me sentaba sobre ellas.
Hubo un momento de silencio cuando terminé aquellas palabras, vi de reojo a mi escudero y parecía estar absorto en sus pensamientos nuevamente, con el mismo rostro de preocupación de antes.
—¿Naofumi? —lo llamé y otra vez vuelve al presente.
—L-Lo siento, Eva. Sí, me quedaré un rato aquí —.
Poso mi mirada en él y él hace lo mismo conmigo.
—¿En serio está todo bien? —.
—S-Sí, solo… estaba pensando en cosas sin sentido, no es nada —.
—Sabes que puedes decirme lo que sea que te moleste o te inquiete, tampoco quiero que pienses que no me importa, es que respeto tu privacidad —.
—Lo sé, Eva, sé… que te preocupas por mí. Estoy bien, en serio —.
Naofumi me dedicó una sonrisa que claramente era fingida, pude notarlo por su actitud pero no le dije nada, no quería incomodarlo. Por mi parte, le devuelvo una pequeña sonrisa y asintiendo con la cabeza doy finalizada esa conversación. Después de eso cada uno siguió con lo suyo, en silencio, lo cual era extraño dado que siempre nos manteníamos conversando, pero supongo que un poco de silencio de vez en cuando no venia mal.
Más rápido de lo que pensábamos, la propietaria apareció para avisarnos que las tinas ya estaban llenas y listas para ser ocupadas, así que le agradecimos y fuimos a limpiarnos sin perder ni un segundo.
—"¿Qué puedo hacer? Cada vez es más complicado estar junto a Eva, ¿por qué tuve que dejar que mi tonto corazón tenga estos sentimientos por ella? Oh Dios... necesito fuerzas para poder resistir tales sentimientos, no creo poder yo solo, si sigo viendo su cálida sonrisa y su cuerpo tan… tan sexy creo que explotaré" —hablaba Naofumi internamente, pensando en Evangeline, primero su rostro adornado con esa hermosa sonrisa que le brindaba en cada ocasión, luego su mente se fue poniendo más traviesa con las imágenes, la imaginó en su ropa interior mientras lo contemplaba de manera sugerente.
—"Naofumi, has sido tan bueno y has progresado mucho, como recompensa no quisieras… ¿acurrucarte conmigo?" —expresó Evangeline en un tono gentil y muy seductor, acercándose de forma lenta y erótica hacia el héroe del escudo mientras dejaba caer su sostén y revelando así sus enormes pechos desnudos.
—¡No! ¡No! —exclamó Naofumi, sobresaltado y con su pene erecto y palpitando bajo el agua. Su pobre rostro estaba muy enrojecido y su corazón latía a mil por hora, optó por intentar calmarse mientras respiraba lo más profundo que podía y ordenarle mentalmente a su amiguito que se pusiera flácido de nuevo —Mierda… no puedo dejar que esto suceda de nuevo, ¡soy un héroe, maldita sea! Tengo que controlar estos pensamientos o sino caeré en un pozo profundo… —susurró, ofuscado mientras tomaba con fuerza la tina con sus manos —Eva… carajo, siento que mi corazón está apresado por ella —.
El desafortunado Naofumi parecía sentirse en un callejón sin salida con sus sentimientos por su adorable compañera, ¿pero qué podía hacer un joven inexperto en el amor como él con una mujer tan perfecta como Evangeline? Su mente le gritaba que él era nada comparado con ella, pero sus instintos carnales y su corazón le decían que debía dejar de compararse y decirle lo que sentía, pero claro, también estaba el miedo al rechazo, peor aun, ¿qué tal si Evangeline lo rechazaba y además se alejaba de él para siempre? No lo soportaría, era preferible esconder sus sentimientos y permanecer con su compañía, aunque él no sabía que su compañera semihumana sabía de dichos sentimientos.
—Naofumi… —susurré con pena. Mi cuerpo estaba completamente sumergido a excepción de mi cabeza, mi mentón apenas tocaba la superficie.
Una parte de mí se sentía culpable por lo que sucedía, yo era la única causa de que Naofumi se haya enamorado de mí, pero no lamento mis acciones pasadas y tampoco las desharía ya que es lo que ansiaba desde un principio: ayudarlo, aunque eso acarreara esta situación como consecuencia de tal decisión.
—Sí, esto es mejor. No me quejo, después de todo, ¿qué hubiera pasado si elegía no intervenir en el momento en que lo acusaban? Porque ahí es donde todo comienza, ¿Naofumi se habría vuelto malvado? ¿Rencoroso? ¿Indiferente? ¿Tendría la misma progresión de habilidad? ¿Transitaría por los mismos acontecimientos? No hay duda de que todo sería muy distinto, pero aquí estamos y es lo único que importa, y estoy agradecida por lo que nos sucedió y nos sucede —.
Una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro, estaba contenta con las decisiones que había tomado hasta ahora y con las que seguiría tomando, mientras fuesen hechas con el corazón todo estará muy bien.
Después de eso, me tomé cerca de unos cuarenta minutos de más para lavarme adecuadamente, vestirme y salir en dirección a la habitación. Al entrar me encontré a Naofumi sentado en el borde de la cama, uno pensaría que no se ha movido de allí desde que entré a bañarme, pero sé perfectamente que él también se aseó y que ahora se encontraba pensando otra vez en aquello que lo tenía tan intranquilo. Yo me le acerqué un poco y sin que me escuchara, luego procedo a mencionar su nombre suavemente.
—Naofumi —.
Se había sobresaltado cuando dije su nombre, se mostró asustado para después intentar esconder su rostro avergonzado.
—E-Eva… —.
—Lo lamento, no era mi intención asustarte —me disculpé con él.
—No hay problema, yo… estoy muy cansado, creo que deberíamos prepararnos para dormir en un rato —mencionó mi escudero.
—Concuerdo totalmente —respondí a la vez que observaba la cama improvisada hecha por pieles, agachándome para crear un poco más de ellas y acomodarlas para estuvieran mejor.
Mientras tanto, Naofumi me observaba afligido mientras lo hacía, luego se levanta y se acerca a mí para finalmente agacharse y estar a mi misma altura.
—Y-Yo lo hago, Eva. Gracias —.
—Permíteme terminar, Naofumi —.
—No es necesario, yo me encargaré —.
Él insistió pero no con empeño, su mirada parecía tener sentimientos mezclados con el cansancio por lo que decidí no decir nada más y dejarlo. Se notaba que quería dormir allí, naturalmente quise negarme pero no discutiría más con Naofumi, no con lo agotado que lucía. Observé el reloj de mi panel de estadísticas, eran pasadas las ocho, aunque veía que sus párpados querían caer con fuerza, así que sin mediar más palabra conmigo se acostó en el suelo.
—Buenas noches, Eva —me dijo, acostado hacia el lado contrario al que yo me encontraba.
—Buenas noches, Naofumi —.
Lo observé por unos instantes hasta que decido acostarme yo también, no serviría de nada sentir pena si no podía hacer mucho, tan solo cerrar los ojos y descansar para afrontar el nuevo día con energías. Y así, luego de ocho horas, despierto a las 4 y media de la madrugada, era demasiado temprano como para poder hacer algo así que me siento en la cama, dispuesta a leer no solo mis nuevas habilidades sino también a ver lo que tenía en el inventario.
—"Veamos, disponemos de 605 monedas de plata con 40 de cobre, es suficiente dinero para comprar nueva ropa y algo de equipamiento cuando volvamos a Melromarc, sin contar que tengo bastantes unidades de los materiales que sacamos de las ratas terribles, eso lo podemos vender al mercader cuando venga y sacar más ganancias, también en la ciudad podríamos ser capaces de obtener un poco más pero deberemos de buscar otro sitio en donde hacerlo, ya que yo he vendido demasiados materiales en pocos días y a los mismos mercaderes" —pensé con una mano en mi barbilla, analizando las opciones, también podríamos aventurarnos a ir un poco más allá en busca de nuevas ciudades o pueblos, lo que implicaría en un gasto adicional aunque las recompensas lo podrían valer —"De momento llevaremos a cabo lo que pensé antes, después iremos barajando nuevas alternativas conforme vayamos progresando" —.
Ya habiendo zanjado eso me dispongo a informarme más acerca de mis habilidades, que como dije antes, tenía un conocimiento nato pero solo de una parte de ellas, lo demás debía de leerlo. Aunque había algo extraño y es que no encontré ninguna magia nueva señalada en la sección de "Magias", por lo general éstas aparecían con un signo exclamación, aunque ahora no había nada.
—"Qué extraño, juré haber visto algo cuando subí al nivel 59 en la cueva de las ratas, a lo mejor y solo me lo imaginé" —dije mentalmente y con el ceño fruncido, buscando y buscando por si no me salté algo, y en eso una nueva notificación aparece a un lado de mi visión, la abro y me encuentro con lo siguiente:
AVISO: Llave catalizadora de la hechicera magna potencia los actuales hechizos de la heroína. Se recomienda alcanzar el nivel 60 para poder acceder a más mejoras y nuevas magias.
Así que era de ese modo, ¿verdad? Era un poco raro, pero no le di mucha importancia, como mencioné anteriormente la llave aumentaba un poco la potencia de los hechizos, aunque no supe exactamente si añadía algún efecto adicional a los mismos, tendría que estar más atenta en otra ocasión, tanto Naofumi como yo no estábamos teniendo oportunidad para dejar salir a flote todo nuestro potencial, espero que la ola pueda sernos de ayuda con esta cuestión. Por ahora, lo único que podía hacer era jugar con mis poderes, convoqué primero un orbe de oscuridad y la moví por toda la habitación, luego un orbe de luz, después de otros elementos hasta que hubo un carrusel silencioso danzando en la habitación. Intentaba no reírme, era muy gracioso ya que Naofumi seguía dormido y parecía que varios planetas lo orbitaban alrededor. Entonces me sorprendí con lo que generé, decido quedarme callada mientras observaba inmóvil y fascinada ese escenario, realmente quedaba bien como para plasmarlo en una pintura, aunque en ese momento no podía hacer más que guardar esa imagen en mi mente para siempre, seguro en algún momento podría mostrárselo a Naofumi cuando superemos este pequeño inconveniente que surgió entre nosotros.
El tiempo pasó volando, me di cuenta que se hicieron las 7 de la mañana, por lo que resolví vestirme con cuidado para no despertar a mi compañero, luego salgo de la habitación y fui al encuentro con la propietaria, quien iba llegando para ubicarse en la mesa de recepción.
—¡Oh, buenos días señorita! —me saludó la mujer cálidamente.
—Buenos días, quisiera preguntarle algo, si no es mucha molestia —.
—Oh no, no es molestia, por favor pregunte lo que sea —.
—El mercader tiene pensado pasarse por la aldea hoy, ¿verdad? ¿En qué momento llegaría? —.
—Ah, es verdad, el mercader. Sí sí, él tiene que venir hoy y no debe tardar mucho, suele estar en el pueblo alrededor de las 8 de la mañana —.
—Perfecto, gracias —le agradecí y estaba dando media vuelta cuando ella me llama la atención.
—¿No desea saber algo más? Mientras sea algo que sepa le puedo responder, ¿o quizás quiere que le prepare un desayuno a usted y su compañero? —.
—No será necesario, nos marcharemos en un rato. No vamos a causarles más molestias, además estamos apurados, debemos vender algunas de nuestras cosas y dirigirnos rápidamente a Melromarc —le contesté gentilmente.
—¿Van hacia la ciudad? Seguramente tienen algo importante que atender allí —.
—Algo así, aunque solo estaremos de paso —.
—Bien, ¿entonces está segura que no querrán que les prepare algo sencillo como desayuno? —.
—Totalmente segura, de verdad le agradezco de corazón su amabilidad —.
—Fue un placer, querida. Espero que tengan un buen viaje —.
Yo asentí mientras le volvía a agradecer y vuelvo al cuarto para despertar a Naofumi, moviéndolo con suavidad.
—Naofumi, es hora de despertar —le dije, y él se movió un poco para seguir durmiendo. Vuelvo a tocar su hombro y esta vez sí tuvo efecto. Se sentó en la cama de pieles, con la pesadez típica de una persona que recién se levanta por la mañana, para después proceder a tallarse un ojo y luego mirarme.
—Uuh… Buenos días, Eva —me saludó, parecía que ahora se vería más entusiasmado.
—¡Buenos días, es hora de levantarse, dormilón! Son casi las 7 y media de la mañana, el mercader podría venir en un rato así que tenemos que estar preparados —lo saludé con mucho entusiasmo y una gran sonrisa, hecho que nuevamente lo obnubila por unos instantes.
—D-De acuerdo —asintió mi escudero, rascándose la nuca y mirando hacia otro lado. Con algo más de rapidez se levanta y se viste, y en cuarenta minutos ambos estuvimos listos.
—Ya se retiran, ¿verdad? —preguntó la posadera al vernos salir, ligeramente triste, a lo que nosotros asentimos —Bueno, que tengan un buen viaje entonces. No duden de hablar bien de mí allá por donde vayan —pidió luego entre risas.
—Así lo haremos. Muchas gracias por todo —le dije, riendo también, y ambos la saludamos y dejamos aquel acogedor hostal.
Nos encaminamos al centro del pueblo y esperamos por un rato al mercader hasta que vino poco después de las 8, entonces aprovechamos a venderle varios de los materiales que conseguimos recientemente, logrando un total de 47 monedas de plata. Luego, conseguimos que un pueblerino nos llevara a Melromarc en su carreta y le pagamos 2 monedas de plata por las molestias.
—Hemos llegado —dije contenta mientras bajábamos y contemplábamos la gran entrada a la ciudad. Detrás de mí bajaba Naofumi, y luego de agradecerle al hombre que nos trajo entramos a la ciudad —¿Qué te parece si nos pasamos primero por la sastrería, Naofumi? Necesitamos con urgencia ropa nueva —.
—Claro, vayamos allí primero. ¿Y luego qué haremos? —.
—Luego iremos con el hombre de la tienda de armas, allí vas a comprarte… ¡Tu nueva arma! Dijiste que podías empezar a usar armas a una mano, entonces no hay que perder tiempo, aprovechemos esa gran oportunidad —.
—G-Gracias, Eva. De verdad, quisiera comprarme esa arma por mi cuenta… —.
—¡Y lo estás haciendo, ya estás progresando por tu cuenta! ¡Y no me digas nada más! —exclamé, silenciándolo de antemano ya que veía que estaba por abrir la boca para discutir conmigo, luego hice algo que no se lo esperaba: le tomé de las manos. Ya lo hice antes, pero esto lo puso muy nervioso a mi pobre escudero —Ya verás, serás el mejor guerrero que este mundo haya podido conocer, estoy muy segura de ello —.
Naofumi se sonrojó mientras contemplaba mi emocionada mirada, ¿y puede que yo me haya sonrojado también? Creo que sí lo hice, la sola idea de ver a Naofumi luchando valientemente con un hacha y su escudo me parecía algo indudablemente fantástico. Nuestra unión de manos duró unos instantes, los cuales parecieron ser eternos para Naofumi ya que estaba embobado viendo mi rostro, al final lo termino sacando de su ensimismamiento y lo llevo conmigo, casi a rastras. Como acordamos, primero nos pasamos por la sastrería, allí nos atendió una jovencita bastante linda, con un cabello rubio largo atado en una coleta y llevaba gafas, su vestimenta era indudablemente de un encargado en textiles. Al vernos no solo se sorprendió sino que también exhibió una mirada fascinada, más que nada por mí y mi vestido, por eso no dudó en mostrarnos varias vestimentas adecuadas para ambos, y de entre todo Naofumi eligió un conjunto de una camisa gris y un pantalón largo de color negro, por mi parte me llevé un lindo vestido escotado de una sola pieza con una larga falda y mangas cortas con volados. Claro, también nos llevamos un par de prendas íntimas, todo por el módico precio de 50 monedas de plata, en realidad el precio alcanzaba casi el doble pero la modista nos rebajaría los precios de cualquier ropa que quisiéramos comprarle siempre y cuando aceptemos sus dos propuestas: que siempre le compráramos a ella y que yo sea su modelo personal para unos cuantos vestidos de fantasía en los que estuvo trabajando desde hace mucho, algo que yo acepté, por supuesto. Y después de que me tomara las medidas salimos de allí y nos encaminamos a la tienda de armas, donde el herrero nos recibió cálidamente.
—¡Vaya, pero si son mis dos fascinantes clientes héroes! ¿Qué les trae por aquí el día de hoy? —expresó el hombre con una gran sonrisa.
—En realidad tenemos mucho que pedirle, señor… —comencé a decirle.
—¡Oh cierto! En todo este tiempo no les he dicho mi nombre, discúlpenme por eso. Me llamo Orwen, es un placer que ahora nos conozcamos formalmente —el herrero se inclinó levemente mientras se presentaba —Ahora bien, ¿qué puedo hacer por ustedes? ¿Han dicho que tenían mucho para pedirme? —.
—Sí, primero y principal lo más importante… Una buena arma para Naofumi —dije con un tono orgulloso mientras miraba a mi susodicho, quien no tenía donde esconderse de la vergüenza. Ante eso dicho, Orwen no hizo más que abrir bien los ojos.
—Eh, chico… ¿acaso no podías usar otra arma que no fuera ese escudo? Recuerdo lo que pasó el primer día que viniste a mi tienda, intentaste agarrar una pero la rechazaste ni bien la tocaste, ¿en serio ahora puedes usar otra arma? —preguntaba el hombre, confundido a más no poder.
—Técnicamente sí, han pasado muchas cosas estos días, realmente esperamos que me pueda ayudar con eso —responde mi escudero mientras se rascaba la cabeza. Ante esa contestación, Orwen no hizo más que suspirar.
—Ciertamente las armas de los héroes son muy curiosas y capaces de cosas increíbles, dado todo lo que he oído y visto. No indagaré mucho más en eso, después si quieres contarme acerca de eso seré todo oídos, chico Naofumi —.
—P-Por favor, solo llámeme Naofumi —.
—Muy bien, y tú puedes llamarme por mi nombre. Vamos, fijate lo que quieras de lo que hay por aquí, tienes bastante variedad a tu disposición —.
—Para ser más específicos, buscábamos un arma que no sea muy grande, una espada corta o hacha de mano —le expliqué a Orwen.
—Ahora estamos hablando con más claridad, entonces solo díganme cuánto están dispuestos a pagar y les daré algo acorde —.
—¿Podemos conseguir algo decente por 200 monedas de plata? —le pregunté a Orwen.
—Por supuesto, incluso creo que mucho más que decente —respondió el herrero, levantando un pulgar.
—¿Estará bien el precio? —cuestionó mi escudero.
—Claro, conseguiremos algo de buena calidad aunque no sea algo excelente —respondí.
—En eso tiene razón, señorita Evangeline. Miren, les puedo ofrecer esta teniendo en cuenta la clase de Naofumi, sin contar que se vería muy bien usándola —.
Orwen entonces se acerca a un hacha de doble hoja que estaba en exhibición en un mueble y la saca, luego nos la trae ante nosotros.
—¡Pensé lo mismo, un hacha se le vería muy bien a Naofumi! —expresé mientras exhibía una gran sonrisa, me alegró que el herrero y yo pensáramos igual.
—¿Verdad que sí? Le daría un toque amenazador e imponente. Vamos pruébala, Naofumi —insiste Orwen a un muy sonrojado Naofumi, quien me observa unos instantes.
Yo asentí varias veces como para incitarle a que lo haga, una pequeña sonrisita emocionada se dibujó en los labios de mi escudero y entonces decide tomar el arma.
Naofumi se mostró impactado, el arma no fue rechazada por el escudo, además luego de unos segundos algo brilla debajo del escudo, era el símbolo del defensor, lo que también causa que el hacha empezara a brillar con una tenue luz dorada.
—¡Wow! ¡¿Pero qué sucede?! —exclamó Orwen, sorprendido por lo que veían sus ojos.
Ninguno pronunció otra palabra hasta que el pequeño espectáculo terminó, tan solo fue ese débil fulgor dorado alrededor del arma que ahora portaba Naofumi.
¡Hacha doble de mano ha sido registrada exitosamente!
¡Símbolo del defensor aguerrido ha sido activado exitosamente!
Hacha doble de mano ahora posee las siguientes propiedades:
-Indestructible
-Filo eterno
-Singularidad divina
-Único dueño (Iwatani Naofumi)
Ahora el héroe dispone de una gran variedad de habilidades pasivas y activas acordes al tipo de arma equipada. Sin embargo, para poder desbloquear todo el potencial del medallón es necesario que el héroe continúe subiendo de nivel y adquiriendo los otros tipos de armas permitidas.
—Increíble —susurró mi escudero luego de leer los avisos emergentes en su visión.
—Hey Naofumi, ¿qué fue todo eso? —preguntó Orwen, ligeramente consternado.
—Tal parece que el arma se ha registrado para mí y ahora puedo usar muchas habilidades de acuerdo a su tipo, o sea, como hacha. Al menos creo que es eso —respondió Naofumi, observando nuevamente dicha arma, la cual mantenía su antigua apariencia.
—Vaya, ustedes dos sí que son intrigantes… —comentó el herrero mientras ponía una mano en su cabeza —Bueno, entonces serán 200 monedas por esa hacha de plata, iba a costarles 50 monedas de plata adicionales por el encantamiento de limpieza de sangre, pero decidí rebajarlo —.
—Se lo agradezco mucho —le dije al momento de entregarle el dinero.
—Es un placer. ¿Y tú, Evangeline? ¿No querrás nada? ¿Sigues llevando el mismo set de malla de la primera vez? —preguntó Orwen, arqueando una ceja.
—No me creerá pero sí, la sigo utilizando y sigue estando en perfecto estado, es todo gracias a mis hechizos que me cubren por completo y me otorgan una buena defensa —.
—Hmmm ya veo. Eres una hechicera, entonces creo que te conviene más usar una armadura ligera, obviamente que te ofrezca más protección que la que llevas ahora pero que siga siendo fácil de portar, lamentablemente no tengo nada ahora para ti aunque… —.
—¿Aunque? —pregunté curiosa.
—Hay una chica que trabaja con ropa de todo tipo, tiene una personalidad algo… extravagante, ella sabe mucho más cuando se trata de trabajar con ropas ligeras. Podrían hablar con ella, su tienda de sastrería está a unas calles de aquí —me respondió el hombre.
—¿Por las dudas es una chica de cabello rubio y que lleva gafas? Si es así ya hemos hablado con ella, fuimos a su tienda para comprar una que otra prenda de vestir —le expresé.
—¡Ah, así que ya hablaron ella! —exclamó Orwen entre carcajadas —Ustedes dos me están sorprendiendo bastante. Bueno, volviendo al tema, ella parece que estuvo trabajando hace rato en unas prendas similares a armaduras ligeras hechas para magos, me decía "Es porque tengo una corazonada de que las necesitaré luego", por lo que me pidió insistentemente que la ayudara con ciertas partes en las que se llevaba metal y yo accedí —explicó mientras se encogía de hombros —¿Y qué más te dijo? —.
—Que nos rebajaba el precio de toda ropa que quisiéramos adquirir siempre y cuando le compráramos a ella y que también sea su modelo para ropas en las que estuvo trabajando desde hace tiempo, ¿podrían ser esas las ropas que mencionas? —contesté.
—Es muy seguro —dijo Orwen, ahora con las manos en su cadera —Bueno, ¿no querrán nada más? ¿Quizás una nueva armadura para Naofumi? —.
—Mmmmm… la verdad es que mi armadura está bastante bien, al menos por ahora —le responde mi escudero.
—Señor Orwen, a propósito, ¿qué me puede decir de estos? —cuestioné cuando saqué varios huesos de mi inventario. Él abrió un poco los ojos y se puso a investigarlos con su lupa mágica de tasación.
—Huesos de Rata terrible, ¿eh? He oído poco de esas bestias, me sorprende que hayan derrotado a algunas —.
—De hecho acabamos con un nido entero de ellas, estaban cerca de Riyute —revela Naofumi.
—¡¿De Riyute? Por supuesto, por un momento casi lo olvido! Esa gente llevaba tiempo pidiendo asistencia para acabar con esos monstruos pero nadie de por aquí les prestaba atención, menos mal que los han invocado ahora, no sé qué hubiera pasado si estaban un tiempo más sin que los ayuden —comentó el herrero.
—¿Usted como sabía de eso? —interrogó mi escudero.
—Algunos soldados lo comentaron un par de veces cuando vinieron a por suministros, naturalmente les pregunté queriendo saber más pero me dijeron poco más. Ojalá hubiera tenido algo más de poder e influencia aquí para ayudarlos, pero bueno… No me queda más que agradecerles por lo que hicieron por ellos —respondió Orwen.
—¿Tienes a algún conocido allí? —esta vez fui yo la que le preguntó eso.
—El gobernador y yo fuimos amigos por un tiempo, pero de eso hace mucho, igual le sigo teniendo aprecio. Si se pasan por allí díganle que le mando saludos, por favor —pidió Orwen.
—¡Claro! Así lo haremos —contesté con mi típica sonrisa.
—Bueno, ¿y qué quieren hacer con estos huesos? —.
—Queremos saber si son de alguna utilidad, más que nada para la armadura de Naofumi —contesté.
—Mmmmm sí… Sí, creo que podrían servir para añadir un extra de defensa a su armadura, pero nada más que eso, ¿por las dudas tienen sus pieles? —.
—Claro, tome —asentí, dándole varias.
—Ajá, éstas también servirán, puedo añadir otro extra a la agilidad, con esto Naofumi será más rápido y tendrá más defensa con la misma armadura —comentó Orwen con un tono orgulloso y levantando su puño.
—¡Eso es perfecto! Entonces le dejaremos la armadura —.
Naofumi asintió y fue a cambiarse, quedándose con la ropa que había comprado de la modista.
—Pueden regresar mañana por la tarde a por ella, y no se preocupen por el coste, lo haré gratis —avisó Orwen.
—De nuevo se lo agradecemos —dije.
—Muchas gracias —habló Naofumi.
Luego de eso nos despedimos de él y fuimos a la botica, en donde vendimos unas cuantas pociones, después pasamos en donde el mercader general para venderle algunas pieles y huesos de Rata terrible.
—Estábamos queriendo conseguir algún medio de transporte barato que no sea ir en carreta, ¿qué nos recomienda? —le pregunté al mercader.
—Su mejor opción sería comprar un huevo de filorial y criarlo por su cuenta. Ya saben, esas aves que tiran de los carros. Al principio podrá ser algo costoso cuidarlos, pero a la larga termina siendo muy rentable —
—Eso nos podría convenir, ¿qué dices, Naofumi? —me dirigí a mi escudero.
—Sí, creo que estaría bien —fue lo que él me respondió, algo sorprendido.
—¿Y dónde podemos conseguir estos filoriales? —volví a preguntar, esta vez al mercader.
—Tienen a un domador de monstruos a unas cuantas calles de aquí, se aloja en una vistosa campaña, sigan por ese lado y eventualmente lo encontrarán. Él suele vender muchos huevos de filoriales —me contestó, señalándome el camino.
—Bien, muchas gracias —.
Entonces reanudamos la marcha, esta vez rumbo a la tienda del domador de monstruos.
—No sabía que querías conseguir esos monstruos, Eva. ¿Crees que nos los podríamos permitir? Si tenemos en cuenta lo que nos dijo aquel hombre, que son costosos de mantener —me cuestiona mi escudero.
—Sí, creí que nos vendría bien tener un par de esos monstruos como monturas, si los criamos hasta la adultez podremos no solo movernos más rápido sino también comerciar entre los distintos lugares. Piénsalo, es algo que nos vendrá de maravilla, además no te tienes que preocupar por si llegamos a estar quebrados, solo será temporalmente. Ahora tenemos bastante fuerza y sacaremos dinero con facilidad —.
—Cierto, es un muy buen punto el que tienes ahí, Eva. Lo has pensado muy bien —.
—Sí, pero también necesitaré de tu ayuda si queremos comerciar, tienes un toque especial cuando se trata de negocios, Naofumi —.
—Oh bueno, si lo dices así entonces no me puedo negar —.
Entre risas, acabamos llegando rápido a la campaña del domador de monstruos. Ni bien entramos sentí cierto olor nauseabundo, bastante bien escondido para alguien común y corriente pero no para mí, lo que me generó muchas sospechas además de hacerme arrugar la nariz. Naofumi notó esto inmediatamente.
—¡Buenas! ¡Bienvenidos! ¿En qué les puedo ayudar? —pregunta un hombre bajito que apareció súbitamente. Llevaba un gran sombrero en conjunto con unas ropas estrafalarias, en su cara una sonrisa maquiavélica y sus manos estaban juntas, típico de un personaje que pareciera estar amasando un plan maligno, pero su aura solo era la de un típico comerciante queriendo sacar ventaja económica de toda situación —¡Oh, ¿acaso estoy viendo bien? Si son los héroes invocados que han venido a mi tienda! Que gran honor, sí señor —dice luego, Naofumi y yo nos quedamos perplejos.
—Un momento… ¿acaso nos conoce? —cuestionó Naofumi con seriedad, empezando a desconfiar de este hombre.
—Personalmente no, querido héroe, pero… han circulado algunos rumores de ustedes dos en la ciudad —.
—Todo falso, por supuesto —dijo tajantemente mi escudero, con los brazos cruzados.
Por mi parte, lanzaba miradas furtivas hacia la parte de la cual venía el hedor, tuve una corazonada y entonces amplío mis sentidos, dándome cuenta de algo sorprendente. Y como era de esperar, el supuesto domador de monstruos notó mi insistente mirada sobre ese lugar en particular, por lo que se puso frente a mí y de manera autoritaria.
—¿Puedo preguntarles qué es lo que andan buscando aquí, héroes? —preguntó el hombre, un poco más serio.
Naofumi no solo notó ese cambio en el tono del hombre sino también mi mirada, supo al instante que algo no estaba yendo bien, por lo que asintió mentalmente, poniéndose progresivamente más a la defensiva, claro intentando que no se le note demasiado para no alertar al supuesto domador.
—Queremos comprar un par de filoriales —respondió mi escudero con seriedad.
—Oh,.. Sí sí, por supuesto, aquí vendemos bastantes de ellos, sí señor —dice el hombre, trayendo con rapidez una gran canasta con un montón de huevos, así no nos quitaba la vista de encima.
—¿Son estos? —preguntó Naofumi.
—Así es. Se pueden vender filoriales ya criados, pero su costo es más elevado y no puedo garantizar que se lleve bien con su nuevo maestro, por eso es más recomendable criarlos desde su nacimiento —respondió el hombre.
Yo no dejaba de lanzar miradas furtivas hacia aquella parte de donde salía despedido el olor, además mis orejas estaban escuchando muchos ruidos provenientes de aquel sitio: gruñidos, quejidos, varios seres tosiendo, entre otras cosas. Parecía ser un zoológico de extrañas criaturas cautivas en un ambiente hostil.
—¿Qué tiene ahí atrás? —pregunté repentinamente al hombre, él pareció no inmutarse pero sentí que su aura se perturbó, señal de que empezó a ponerse nervioso.
—Solo mercadería variada, señorita —me respondió el domador farsante. Naofumi lo había mirado con mucha seriedad, él le devuelve la mirada y se empezaba a ver más nervioso.
—¿Y por qué estoy oyendo quejidos y lamentos provenientes de allí? Parece como si estuviera teniendo cautivo a alguien —contradije, encarándolo y caminando hacia él.
Naofumi estaba preparado por si este hombre intentaba hacer algo, quien ahora se veía visiblemente nervioso.
—De acuerdo, de acuerdo, no hay por qué ponernos tensos, queridos héroes, menos en un momento como éste —dijo mientras alzaba sus manos, como si se estuviera rindiendo pacíficamente.
—¿Qué es lo que tiene ahí atrás que tiene tan incómoda a mi amiga? Responda por favor, a no ser que quiera que nos pongamos un poco locos —exige mi escudero, viéndose amenazante aun cuando no tenía su armadura.
—No hay necesidad de llegar a tal extremo, querido héroe. Se los diré, es algo que probablemente les pueda venir bien a ambos si están necesitados de ayuda extra —respondió el hombre.
—¿A qué se refiere con eso? —preguntó Naofumi, figurándose lo que podía ser debido a lo que dije.
—Acompáñenme y con gusto se los mostraré, puede que hasta vean algo que les interese —comentó el señor de largo sombrero, causando que mi escudero y yo nos miráramos indecisos, pero luego resolvimos seguirlo, ya que no sentí que fuera una trampa.
Cuando cruzamos el umbral lo supe realmente… un montón de celdas pequeñas cual cubículos, varias apiladas entre sí y algunas tantas cubiertas por largas y gruesas telas. Dentro de dichas celdas habían seres encerrados, muchos eran animales, otros eran semi-humanos y otros que parecían ser casi completamente humanos salvo por pequeños detalles monstruosos que los diferenciaban.
—Esclavitud, ya me parecía —expresé en un tono neutro mientras suspiraba.
—¡¿Esclavos?! —Naofumi casi lo gritó, e inmediatamente se enojó, se veía que no le gustaba tal acto.
—Es comprensible que esté molesta, señorita, después de todo la gran mayoría de los que están encerrados aquí son semi-humanos —comentó el esclavista con la gran sonrisa de antes.
—Tenga cuidado con lo que dice —habló Naofumi, retándolo mientras lo miraba desafiante.
—No es mi intención hacerlo, joven, después de todo es la verdad. El comercio de esclavos semihumanos en este mundo es muy común y tiene una considerable demanda, sí señor —.
Naofumi estaba a punto de gritarle y saltar directo a su cara para destrozarlo, pero lo detuve con un movimiento de mi mano.
—Eva… —.
—Dénos un momento, por favor —le dije al hombre, quien solo nos miraba expectantes, luego me llevo a Naofumi un poco más lejos para que no nos escuche —Por favor no lo hagas, sé que piensas que esto me afecta, pero lo cierto es que no es así. Sí, no niego que me gustaría salvar a todos estos monstruos de su cautiverio, pero ésta no es la manera correcta ni el momento correcto —.
—Pero… ¡podemos hacerlo, aquí y ahora! Somos muy fuertes, Eva, utilicemos este poder para hacer cosas buenas como esta —susurró mi escudero, lo que me hace verlo con ternura.
—Bien, supongamos que los liberamos a todos de la manera que quieres… ¿y luego? ¿Cómo nos haremos cargo de todos estos seres? Porque vamos a tener que cuidarlos hasta que sean propiedad de alguien más o que se puedan cuidar solos —.
Naofumi me observó por unos cuantos segundos, su expresión se fue relajando progresivamente.
—Ahora que lo pienso mejor tienes razón, Eva. Lo siento, yo… casi me dejo llevar por esos tontos sentimientos de justicia y cometo una tontería, parece como si no hubiera aprendido nada en estos días —se disculpó mi escudero, sintiendo enojo ahora por él mismo.
—No te preocupes, tropiezos los cometemos todos —le dije, mirándolo a los ojos con esa misma sonrisa compasiva de antes, algo que causó que él se sonrojara.
—Ahem… ¿héroes? —el esclavista carraspeó su garganta para llamar nuestra atención.
Nosotros nos recompusimos inmediatamente y lo observamos con expresiones neutras.
—Entonces dijiste que estos son esclavos, ¿verdad? —pregunta Naofumi y el hombre asiente —¿Por qué insinuaste que los podríamos necesitar? —.
—A pesar de que no lo parezca este lugar suele ser frecuentado por bastantes personas, cada una es diferente, con sus propias necesidades para contratar un esclavo, me he acostumbrado a ello por lo que he desarrollado cierto sentido para captarlo, por eso creo que ustedes pueden necesitar uno, ¿quizás para llevar sus cosas o… para algo más íntimo? —sugirió aquel hombre.
Naofumi abrió grandes los ojos al escuchar esas atrevidas palabras, casi estaba por saltarle encima al hombre para ahorcarlo pero se contuvo al recordar que yo no querría eso.
—De ninguna manera, no estamos buscando tales cosas. Creo que fue un error venir aquí —expresó mi escudero, dando media vuelta y dispuesto a irse conmigo, pero entonces notó mi estado.
Estaba parada, observando seriamente a otro lado de la tienda de campaña, mis orejas se movían insistentemente mientras mis ojos estaban posados en aquel oscuro pasaje, mis sentidos aun estaban agudizados así que escuché un débil sonido en particular, algo que extrañamente llamó mi atención con creces, así que empecé a caminar en esa dirección pero el esclavista me detiene casi al instante.
—Dudo que quiera ir ahí, señorita, no creo que haya algo bueno para usted en ese sitio —.
—¿Qué más tiene ahí? —exigió saber Naofumi.
—La mercancía más barata aunque en peor calidad, usualmente allí coloco lo que estoy por desechar en los próximos días. Es una lástima pero es normal, sí señor —le responde el hombre.
Naofumi y yo nos miramos por un instante, él lucía más consternado.
—¿Quieres ir, Eva? —me pregunta él.
—Sí, mi intuición me dice que debo fijarme lo que hay en ese lugar —le respondí, mirándolo fijamente y con seguridad.
—De acuerdo. Queremos ir ahí —Naofumi le ordenó al esclavista que lo guiara.
—Muy bien, por aquí por favor —.
Cruzamos otro telar a modo de puerta y el olor se intensificó, realmente allí tenía la "mercancía" de la más baja calidad, como mencionó antes: esclavos enfermos y a punto de morir, incluso otros que parecían estar heridos u otros que no lo estaban a simple vista, por alguna razón estaban allí. Siempre es algo lamentable ver este tipo de escenarios, pero ahora lo que más me importaba era esa fuerza invisible que guiaba mis pasos hacia una celda en particular, tapada en parte por una gruesa tela. De allí salía un débil sonido, alguien tosiendo levemente, removí la lona y entonces la ví... a esa pequeña e indefensa niña de largo cabello marrón y ojos color granate.
Continuará…
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí, estaré poniendo en mi perfil un par de links a imágenes de referencia para las nuevas vestimentas de Naofumi y Evangeline, repito solo de referencia ya que no son exactos.
Nos estaremos leyendo próximamente. Mucha suerte!
