Capítulo XXX: 14 de Diciembre, 2003
Con la Navidad aproximándose en un par de semanas, había mucho trabajo que hacer, y Frankie sentía que estaba más ocupado que antes, no sólo tenía que leer y memorizar el guión del episodio especial de Navidad para la próxima semana, sino que también debía estudiar, hacer repasos para sus exámenes finales de la escuela en casa y también ayudar a su madre y hermana con los preparativos de la cena de Nochebuena. Además, este año algunos familiares de su madre iban a venir a casa por lo que tuvieron que preparar unas cuantas invitaciones más de lo pensado originalmente, enviar algunas tarjetas navideñas, además de aumentar la cantidad de comida para esa noche.
Ahora Frankie y Cristina estaban en la mesa de la cocina trabajando en las tarjetas de navidad y los sobres con las invitaciones mientras su mamá estaba ocupada guardando los comestibles extras cuando, en eso, una pregunta que rondaba por la cabeza de Frankie le vino a la mente desde que empezaron a trabajar temprano esa mañana.
-¿Mamá?-dijo Frankie llamando su atención.
-¿Sí? ¿qué pasa, cariño?-la mujer detuvo su tarea para observar a su hijo-antes de que se me olvide, ¿recordaste preparar la invitación para la tía Christy?-
-No te preocupes por eso. Ya lo hice, mamá-dijo Cristina.
-Bien, porque no quiero llamarla para decirle lo de la cena a última hora como pasó el año pasado- dijo, luego volvió su atención a su hijo-ahora, ¿qué tienes que decirme, Frankie?-
-Más que decirlo, necesito preguntarte algo-dijo Frankie, se quedó en silencio por un momento pensando en cómo su mamá tomaría su pregunta y también estaba tratando de mantenerse tranquilo, después de un largo minuto, volvió a hablar-ya que mencionaste las invitaciones para la fiesta de Nochebuena, me preguntaba si... ¿recordaste comprar una tarjeta para... bueno, ya sabes, para papá?-ahora era el turno de que su madre y su hermana se quedaran calladas ante tales palabras, ambas se miraron constantemente sin tener idea de qué responderle-¿qué? ¿por qué se miran así? ¿dije algo malo?-
-Frankie, eh... cariño, no creo que sea buena idea que tu padre venga aquí-habló finalmente su madre con algo de duda en la voz pero segura de sus palabras. Ella no quería que ese hombre desalmado y sin corazón que decidió abandonarlo todo se acercara a su casa y mucho menos a sus hijos, ya que no habían quedado en muy buenos términos luego del divorcio-sabes que después de... después de que tu padre y yo nos separamos que no quiero volver a verlo-
-¿Qué?-dijo Frankie-pero... mamá, es... ¡es Navidad! él merece venir sólo por una vez, es hora de olvidar y perdonar-
-Frankie, si mamá no quiere invitar a papá a la cena de Nochebuena es su decisión-le dijo Cristina-además, no está en la voluntad de mamá perdonarlo, sólo Dios puede decidir si merece ser perdonado o no-
-No puedo creer que mi mamá no haya querido invitar a mi papá a la cena de navidad con nosotros-le dijo Frankie a su novio, ambos estaban en su camerino charlando y matando el tiempo mientras Bryan y Jane junto con James filmaban la secuencia inicial del especial de navidad-digo, aunque ella aún guarde rencor, se supone que por estas fechas se nos da la oportunidad de olvidar todo lo malo y perdonar, pero este no es el caso-desvió la mirada por un momento de lo que sea que estuviera concentrada en esa habitación para ver a Justin-¿o me equivoco?-
-Bueno, la verdad es que no sabría qué decirte o cómo ayudarte con eso porque bueno, ya sabes que mi familia no celebra la Navidad-contestó Justin-qué irónico ¿no? porque ahora mismo tengo que hacer un especial de Navidad para la serie. Pero, volviendo al otro tema, tengo que deducir que ella tiene sus razones para no querer que tu padre esté contigo-
-Aun así, no es justo. Creí que al menos se acordaría de invitarlo o intentaría convencerlo de que viniera-le dijo Frankie-pero sí, puede que tengas razón, es su decisión si quiere invitarlo o no y yo debo respetarla-
-Así se habla-dijo Justin sintiéndose un poco orgulloso de su novio-puede que no sepa muy bien como ayudarte con esto pero de una cosa estoy seguro-
-¿De qué?
-Si alguna vez llego a ver a ese desgraciado, no dudes de que le voy a dar una paliza de tu parte-replicó Justin pero Frankie se limitó a observarlo con una expresión de horror.
-Ni te molestes en hacer eso, no será necesario, no quiero que te metas en problemas con él por mí-dijo Frankie queriendo hacer cambiar de opinión a su novio.
-De acuerdo, no voy a golpearlo. Pero le voy a dar el regaño de su vida por abandonar a un chico tan increíble y especial como lo eres tú-aquellas palabras hicieron que Frankie se sonrojara un poco y una sonrisa apareció en el rostro de Justin-eres tan lindo cuando te avergüenzas, me dan ganas de besarte-
-Oh ¡cállate!-exclamó Frankie aún avergonzado dándole un pequeño codazo a su novio, aunque no lo hizo intencionalmente ni demasiado fuerte.
-¿Por qué? lo digo en serio. Cuando estás avergonzado tienes ese sonrojo particular en la cara que nada ni nadie puede provocar, y eso es lo que te hace ver tan tierno-comentó Justin, eso solo empeoró la situación y el sonrojo de Frankie se incrementó aún más-¿ves? ¡ahí está otra vez!-añadió para luego reírse a carcajadas, lo que avergonzó aún más a Frankie-supongo que cumplí mi propósito, ya puedo morir feliz-
-¡Oye! ¡no te vayas aún! tienes mucho que hacer antes de morir-le dijo Frankie.
-Tranquilo, estaba bromeando, no pienso morirme aún. Tal vez pase algún día, pero no ahora-contestó Justin mirando a su novio con una dulce sonrisa en su rostro, Frankie correspondió la sonrisa, se miraron fijamente en silencio, poco a poco se fueron acercando el uno al otro y cuando estaban a punto de besarse, se escucharon unos fuertes golpes en la puerta del camerino de Frankie que los obligaron a separarse.
-Odio cuando pasa eso-murmuró Frankie molesto-porque eso significa que ya no puedo pasar tiempo contigo-
-No importa, ve a ver qué quieren, no creo que sea algo grave-le dijo Justin, Frankie no contestó, se levantó del sofá y fue a abrir la puerta de su camerino, al abrirla se encontró con uno de los asistentes del staff de producción.
-¿Qué es lo que quieres?-le preguntó el joven actor.
-Eh, chicos. Tienen que salir de ahí pero ya, Jane y Bryan ya terminaron de filmar la secuencia de apertura, ahora tenemos que seguir con el resto del episodio-le contestó el chico que había ido a buscarlos.
-Ok, enseguida vamos-le respondió Frankie.
El chico se dio la vuelta y se alejó del camerino para ir a decirle al director que Frankie y Justin ya estaban listos, en cuanto lo vio salir, Frankie cerró la puerta, se volteó para regresar al sofá a seguir hablando con Justin, pero casi se sobresalta al ver a su novio de pie frente a él.
-¿Qué quería?-le preguntó.
-Eh... me dijo que tenemos que salir porque debemos seguir trabajando en el episodio, y además Jane y Bryan ya terminaron de rodar la secuencia de apertura-le contestó Frankie.
-Bien, ¿qué estamos esperando? tenemos que ir ya-dijo Justin quien sin pensarlo tomó la mano de Frankie, salieron ambos del camerino y se dirigieron a la casa Wilkerson para filmar el episodio.
Era un frío día de invierno en la casa Wilkerson, Malcolm, Reese y Dewey estaban sentados en la mesa de la cocina cada uno haciendo sus cosas cuando Lois pasó junto a ellos cargando un cesto con ropa limpia el cual colocó en la encimera de la cocina para comenzar a planchar. Dewey leía un cómic, Malcolm hacía sus tareas escolares y Reese comía sobras de pizza, en eso Dewey dejó de mirar el cómic para mirar a su hermano mayor sentado junto a él.
-No te muevas-dijo Dewey mientras levantaba la mano, Reese lo miró confundido pero sus dudas se confirmaron cuando el niño le dio un golpe en la frente-¿lo entendiste?-
-¿Entender qué?-preguntó Reese, Dewey no contestó y siguió leyendo su cómic mientras Reese sacaba un block de notas y un papel y comenzaba a anotar algo en éste.
-Faltan tres semanas para Navidad y Reese está posponiendo golpear a Dewey hasta después de las fiestas-explicó Malcolm mientras observaba a la cámara, se dio la vuelta para cuando Hal entró en la cocina.
-Bueno, ¿adivinen qué? tengo dos semanas de vacaciones forzadas sin paga-le dijo Hal a Lois mientras caminaba hacia ella.
-¿Qué?-preguntó Lois con un tono de voz incrédulo.
-Con los problemas de gobierno de la empresa, enviaron a todos a sus casas hasta año nuevo-dijo Hal-creemos que es solo para que los miembros de la junta puedan triturar documentos en paz-
Tras decir esto, Hal se dirigió a la mesa de la cocina mientras Lois seguía mirándolo atónita.
-¿Dos semanas sin paga? ¿en Navidad?-dijo Lois dejando a un lado su planchado de ropa para tomar asiento en la mesa de la cocina.
-Eso significa que no habrá regalos-dijo Reese alarmado mientras tomaba su bloc de notas-dos de diciembre, se negó a comer un sándwich de mocos-enfadado le dio un puñetazo a Dewey en el brazo haciendo que el niño se quejara de dolor.
-Sé que esto vino en un mal momento, pero creo que tengo un plan que nos hará ganar suficiente dinero para salir de esta-le dijo Hal a su familia colocando las manos en el respaldo de la silla-voy a vender árboles de Navidad-
-¿Qué?-dijo Malcolm.
-En la universidad, vendía árboles de Navidad cada diciembre con mi compañero de habitación Victor-le dijo Hal a sus hijos mientras tomaba asiento.
-Pensé que vendía cajas de cable ilegal-dijo Lois.
-Para pagar los árboles de Navidad-continuó Hal-hicimos una fortuna. Miren, ya hablé con un proveedor, tenemos suficiente para comprar ciento treinta árboles a quince dólares cada uno, ah, y Ed de la oficina me dejará usar su terreno baldío gratis-
-¿En serio?-dijo Lois observando a su esposo con una mirada poco sorprendida.
-Si los vendemos a seis dólares el metro, eso supone una renta media de cuarenta y cinco dólares por árbol. Lois, podemos sacar más de dos mil seiscientos dólares-
-Bueno, si crees que funcionará-dijo Lois poco impresionada.
-Hey, Reese y yo tenemos algo de dinero ahorrado-dijo Malcolm queriendo aportar una idea-si nos apuntamos en esto, podemos conseguir doscientos árboles. Ganaríamos cuatro mil dólares"
-¿Pondrían su propio dinero?-preguntó Hal un poco asombrado.
-Claro-respondió Malcolm.
-Yo iba a invertir el mío con ese general nigeriano que me ha estado enviando correos electrónicos, pero, hey, esto es de la familia-dijo Reese.
-¿En serio?-dijo Hal, aún sin poder creer lo que sus hijos le decían-¿ustedes chicos realmente harían negocios con su padre?-Malcolm y Reese asintieron, y Hal se emocionó-nunca imaginé que algo así fuera posible-
-Papá...
-Cuando era niño, le supliqué a mi papá que iniciara un negocio conmigo muchas veces, pero nunca respondía el intercomunicador. Y ahora ustedes quieren entrar en el negocio conmigo-Hal sollozó mientras abrazaba a sus hijos-¡será como un supermercado coreano!-
-¿Sabes, Dewey? tienes veinte dólares en tu alcancía-le dijo Lois a Dewey en voz baja.
-Creo que ya lo tienen cubierto, mamá-le dijo Dewey a su mamá esperando que ella estuviera de acuerdo con él para poder librarse de esa tarea pero al notar la mirada que Lois le dirigía, cambió de opinión-de acuerdo. Me apunto-
Hal continúo llorando mientras Dewey se unía al abrazo con su padre y hermanos.
Mientras tanto, en Nuevo México, en el Grotto, Francis y Piama ayudan a Otto y Gretchen a decorar el lobby y el árbol de Navidad.
-Será extraño no estar con nuestras familias en Navidad-le dijo Piama a su esposo mientras lo ayudaba a colocar los adornos en el árbol.
-Ya lo sé. Se siente... ¡genial!-dijo Francis con un tono de voz aliviado mientras Piama sonreía ante la idea, dándole la razón-es como si toda la fealdad y agitación que siempre relacionas con la Navidad se esfumara-
-Mein familia, por fin están aquí. Todo el camino desde Stuttgart-exclamó Otto que estaba tan nervioso y emocionado como Gretchen, Francis y Piama se giraron para mirar a la familia de su jefe llegar al rancho.
-No empaques tu ropa pesada, no hace frío en el desierto-dijo una mujer llamada Gertie a quien parecía ser su esposo llamado Hans.
-Me muero de frío-dijo Hans con tono irritado mientras colocaba el equipaje en el suelo del lobby. Francis y Piama dejaron de sonreír al ver a la pareja discutiendo.
-Deja de quejarte. Tengo dos hijos, no necesito un tercero-dijo Gertie.
-Oh, vamos, ustedes dos-dijo Gretchen mientras ella y Otto se acercaban a sus familiares-ya están aquí. Sólo disfruten-
-Oh, se me olvidaba. Todo tiene que ser perfecto con Gretchen-comentó Hans enfatizando el nombre de la mujer.
-No le alces la voz a Gretchen-Otto regañó a Hans-cualquiera que no sea alcohólico, lo acusas de perfeccionista-
Pronto todos empezaron a gritar sin parar, Francis y Piama se miraron dándose cuenta de que no importaba donde estuvieran, las disputas familiares siempre tendrían lugar a su alrededor.
Por otro lado, Hal, Malcolm, Reese y Dewey estaban en el terreno que su compañero de trabajo les había prestado, colocando todos los árboles para la venta. Bueno, sólo Malcolm y Reese estaban descargando los árboles del camión y colocándolos en la parte trasera del terreno mientras Hal trabajaba en un cartel para su venta de árboles de Navidad.
-"Hal e Hijos" eso significa que tú también eres parte de esto, Jamie. Estoy muy feliz y orgulloso de todos y cada uno de ustedes, y sólo quiero asegurarme de que no lo arruinen. Tendremos muchos recuerdos preciosos juntos, siempre y cuando no cedan a sus peores instintos y hagan algo realmente estúpido. Los quiero mucho y voy a seguir queriéndolos.
-Papá, deja de preocuparte. Podemos hacerlo-le aseguró Malcolm-con lo que gastamos en los árboles y el alquiler del camión, tendremos beneficios una vez que vendamos el árbol sesenta y siete-
-Entonces vendamos ese árbol primero-dijo Reese.
-¿Para qué son esas herramientas?-preguntó Dewey señalando un rincón no muy lejos de ellos.
-Déjenme mostrarles-dijo Hal mientras caminaba hacia una máquina de cortar-estas son para armar los árboles. Primero usas la sierra radial para cortar una pulgada de la parte inferior del tronco. Luego usas esta pistola de clavos para clavar el soporte del árbol...-esconde la pistola de clavos detrás de la espalda-otra vez, estoy tan orgulloso de ustedes chicos y no quiero perder este sentimiento-
En el Lucky Aide, los adornos también estaban colocados mientras sonaba música navideña por los altavoces. Lois estaba ensamblando un muñeco de nieve mientras que Craig estaba sentado en una silla con un yeso alrededor de su pie derecho mirándola.
-No sé por qué no me dejas ayudarte con eso-dijo Craig mientras Lois terminaba de colocar la cabeza del muñeco de nieve.
-Craig, realmente no quieres-dijo Lois.
-¿Por qué no?
-Porque cada vez que entras en contacto conmigo y con mi familia, te pasa algo horrible. Ya no puedo lidiar con la culpa.
-No sé de qué estás hablando-dijo Craig fingiendo ignorancia.
-Vamos, si no fuera por nosotros, todavía tendrías todos tus dientes, no te estremecerías cada vez que ves un ventilador de techo, tu auto nunca se habría llenado de abejas-dijo Lois.
-Coincidencias-contestó Craig mientras se encogía de hombros.
-Craig, te rompiste el pie buscando un número de teléfono para mí-le recordó Lois.
-Por favor, Lois, es Navidad-suplicó Craig.
-Ten-accedió Lois mientras le daba una caja al corpulento hombre-quizás puedas esponjar el algodón de la barba de Santa Claus-
-Gracias-Craig abre la caja-¡ow!-una ardilla quien mordió la mano de Craig sale corriendo de la caja. Lois mira a la ardilla huir y luego a Craig que sostiene su mano herida mientras solloza de dolor.
-Bueno, me gustaría poder decir que estoy sorprendida.
-Bien. Ya está todo listo-dijo Hal mientras ataba un árbol de Navidad al techo de un auto.
-Señor, ¿este árbol está muerto?-le preguntó una niña dentro del coche.
-Pues claro que no. Nos hemos asegurado de hacer una herida en la base del árbol para que pueda absorber agua. Así, tu árbol está suspendido en un mundo de tinieblas entre la vida y la muerte, esperando a que abras tus regalos-respondió Hal riéndose y dándole un toque en la nariz a la niña. Se alejó y se acerca a Malcolm que era el encargado de recibir el dinero de las ventas-¿cuántos árboles hemos vendido?-
-Quince-respondió Malcolm.
-¿Quince? no estamos ni cerca del árbol sesenta y siete. No lo entiendo, estamos en una buena ubicación, tenemos árboles muy vistosos...
-Perdone, ¿cuánto cuestan sus árboles?-preguntó un hombre a Hal interrumpiendo su conversación con Malcolm.
-Seis dólares el metro.
-Ah.
-¿Qué?
-Bueno, la iglesia de San Marcos, a la vuelta de la esquina, rebajó sus árboles a cinco dólares el metro, pero tienen filas tan largas que pensé en probar con ustedes-dijo el hombre para luego alejarse. Hal frunció el ceño y se volvió hacia Malcolm.
-¿Crees que esa iglesia intenta subestimarnos? no nos ven ofreciendo la misa a mitad de precio.
-¿Por qué no bajamos el precio de nuestros árboles? como a, no sé, ¿cuatro con cincuenta el metro?-sugirió Malcolm-entonces tendremos un promedio de treinta y un dólares por árbol y aún tendremos tres mil cuatrocientos cincuenta y siete dólares de ganancia, seremos redituables para, espera, el árbol noventa y uno-
-¿Árbol noventa y uno?
-Árbol noventa y uno
De repente, Hal tuvo una idea y corrió a la entrada del lote donde estaba el cartel y cambió el precio, pronto una multitud de personas se reunió en la venta. Hal y Malcolm se paseaban por el lote mostrando a la gente qué árboles estaban en mejor estado para comprar, mientras Reese ataba un árbol de Navidad al capó de un auto.
-Es costumbre atar el árbol al techo-le dijo el hombre que había comprado el árbol cuando se da cuenta de su error.
-Es costumbre darle propina a quien lo ató-le dijo Reese, el hombre rodó los ojos y volvió a entrar en su auto.
-Ese fue el árbol setenta y nueve, estamos muy cerca-les dijo Hal a Malcolm y Dewey mientras lo anotaba en un papel, lo dejó en la mesa y acercó a Malcolm y Reese una vez más en un abrazo-chicos, los quiero a todos-miró a Malcolm-pero aún más a este chico...-se ríe incapaz de terminar la frase.
En el Lucky Aide, Lois y algunos de los empleados del turno nocturno estaban reunidos en el pasillo de artículos de limpieza viendo a un paramédico atender la mano herida de Craig.
-Es sólo una pequeña mordida, ¿verdad?-preguntó Lois al paramédico con un tono de voz preocupado-¿se va a poner bien?-
-Oh, absolutamente. Por supuesto, tendrá que vacunarse contra la rabia-dijo el paramédico después de terminar de vendar la mano de Craig.
-¿Vacunas?
-Cinco inyecciones, justo en la barriga-dijo uno de los empleados de Lucky Aide llamado Ethan-tuve que ponérmelas cuando me mordió un zorrillo hace unos años. Cuando me clavaron la primera aguja de diez centímetros en el estómago, sentí como si me dispararan en las tripas. Para cuando sacaron la última aguja, estaba en el suelo, sujetando la pata de una silla y llorando como un bebé-Craig miró al hombre con la boca abierta y una expresión de temor en su rostro-los marines me entrenaron para lidiar con el dolor, pero... nunca nada comparado a eso-
-O pueden intentar atrapar a la ardilla y llevarla a control animal-les sugirió el paramédico intentando darles una solución alternativa-si confirman que no tiene rabia, pueden evitar las vacunas-añadió mientras le daba una palmada en el brazo a Craig.
-No, voy a tener que tomar las vacunas-dijo Craig-de lo contrario, Lois no podrá comprobar su punto-
-Craig, escúchame. Te estoy haciendo esta promesa: voy a encontrar esa ardilla y llevarla a control animal y demostrar que no tiene rabia, por lo que no tendrás que ponerte esas vacunas-dijo Lois mientras colocaba una mano en el hombro del corpulento hombre-no vas a sufrir nunca más por haberme conocido ¿entendido?-
-Estás encima de mi pie-habló Craig con un ligero dolor en la voz.
-Oh, lo siento-se disculpó Lois, poniéndose de pie y dando un paso hacia atrás.
De vuelta en el Grotto, los familiares de Otto siguen discutiendo entre sí en el lobby gritándose palabras en alemán mientras Francis observa la pelea desde la recepción. Piama entra y se acerca a él.
-¿Siguen con lo mismo?-preguntó la joven mientras también observaba la discusión.
-Sí. Es fascinante. He tenido la misma discusión un millón de veces con mi madre. Ahora mismo ella va a decir: "No me hables en ese tono" y entonces él va a empezar a gritar-le dice Francis a su esposa mientras Gertie grita en alemán a Hans que también grita en alemán-ahora la figura paterna intenta hacer las paces-Otto se acerca a ellos también hablando en alemán-y le cortan la cabeza-Gertie grita en alemán hacia Otto-oh, esta es buena-Gretchen grita en alemán, lo que aumenta aún más sus discusiones-son como una versión primitiva de mi familia. Da un paso a tu izquierda-
-¿Por qué?-preguntó Piama, Francis la empuja a un lado antes de que un jarrón se estrelle contra la pared-que espeluznante-
Por otro lado, en la venta de árboles de Navidad, Hal estaba completando otra transacción con un cliente mientras Malcolm y Reese liquidaban los árboles y Dewey tomaba notas en el papel donde su padre escribía previamente cuántos árboles habían vendido ya.
-Bien, tiene cambio de siete dólares, ¿verdad?-le dijo Hal a la mujer mientras se acercaba a Jamie y sacaba algo de dinero de debajo de su ropa-uno, dos y cinco. Escondí los billetes grandes donde nadie va a ir tras ellos-la mujer le dio las gracias y se marchó mientras Hal se acercaba a sus hijos-bien, con ese es, uh, ¡el árbol ochenta y nueve! chicos estamos tan cerca que puedo sentirlo-tomó el árbol y se dirigió a ayudar a la mujer a amarrarlo en su auto pero se topa con el Padre McCluskey y el Padre Murphy de la Iglesia de San Marcos.
-¿Son ustedes los que intentan entrometerse en la bendita iglesia?-preguntó.
-Lo siento, ¿qué dijiste?-preguntó Hal incapaz de comprender la pregunta del Padre.
-Somos de San Marcos, a la vuelta de la esquina. Nos están subestimando y no nos gusta. Así que tienen que parar-le dijo el Padre Murphy.
-Queremos que cierre su lote y se vaya. Ahora-dijo el padre McCluskey.
-Durante esta temporada sagrada, es mejor darle a nuestro Salvador Celestial lo que quiere-dijo el Padre Murphy.
-Quizá le interese saber que está tratando con un grupo de paganos impíos. Llévense sus historias de fantasmas a otra parte-dijo Reese.
-Les daremos veinte minutos para desalojar, sino tomaremos el asunto en nuestras propias manos-los amenaza el Padre McCluskey, después de eso, él y el Padre Murphy se alejaron del lote.
-¿Qué se supone que significa eso?-preguntó Hal.
-No te preocupes por eso, papá. Son pastores ¿qué van a hacer?-dijo Reese restando importancia a su amenaza.
Más tarde, un montón de vagabundos fueron enviados a la venta de árboles de Navidad asustando a los clientes que quedaban, los cuales se metían en sus autos o salían del lote. Hal observaba esto sin entender lo que pasaba, hasta que vio a uno de los vagabundos llamado Luther hablando con los clientes.
-Disculpe. Este es mi árbol-le dijo Luther al hombre que estaba a punto de comprar el árbol-ya lo he marcado, si sabe a lo que me refiero-
-¿Qué...? esperen, ¡no!-dijo Hal tratando de impedir que se alejaran sin éxito-¿qué diablos creen que están haciendo?-le preguntó a Luther.
-El padre McCluskey les manda saludos-se limitó a contestar Luther.
-¿De qué estás hablando?
-Se pasó por el comedor comunitario y sugirió que viniéramos aquí a compartir la magia.
-Qué niño más lindo ¿quieres unos dulces caseros?-le preguntó un hombre a Jamie.
-¡Papá, todos se están yendo!-dijo Malcolm mientras él y Reese miraban como los clientes huían.
-Miren... lo que sea que San Marcos les esté dando; ¡lo duplicaremos!-le dijo Hal a Luther en un intento de convencerlo a él y al resto de los vagabundos de abandonar el lote de árboles de Navidad.
-¿Pueden duplicar la salvación eterna?-preguntó Luther.
-Sí puedo.
-Qué gracioso eres.
-¿Así que vendes árboles de Navidad?-le preguntó uno de los vagabundos a Hal-yo solía vender árboles de Navidad-
Al final, Malcolm, Reese, Dewey, Jamie y Hal tuvieron que abandonar el lote que el compañero de trabajo de Hal les había prestado, conducen el camión por toda la ciudad intentando encontrar otro lugar donde colocar los árboles de Navidad que no pudieron vender por culpa de los vagabundos pero no tienen éxito.
-¿Tuvieron suerte?-preguntó Dewey a sus hermanos esperándolos dentro del camión.
-¿Qué crees? nadie nos va a dejar poner nuestros árboles-contestó Malcolm decepcionado.
-Increíble. Uno pensaría que un cementerio estaría dispuesto a cualquier cosa que alivianara el ambiente-dijo Hal.
-Oye, ¿por qué no conducimos y vendemos los árboles en el camión?-preguntó Malcolm, Hal sólo le dirigió una mirada de incredulidad-tenemos que tener en cuenta el precio de la gasolina, veamos, seis millas por galón, con la gasolina vendiéndose a dos...-
-Malcolm, ¿por qué no dejas descansar un poco lo de ser un genio?-lo interrumpió Hal-estábamos tan cerca, ochenta y nueve árboles. A sólo dos árboles de ser redituables. La historia de mi vida. Haga lo que haga, me esfuerce lo que me esfuerce, siempre me faltan dos árboles-
-Deberíamos venderlos en nuestro jardín-sugirió Reese.
-Reese, este es un problema serio ¿podrías por favor...?-dijo Hal pero de repente se detuvo apenas tuvo una realización-oh, dios mío. Eso no fue estúpido. Reese, ¡tu amor por tu padre ha enfocado tu mente como un láser!-se ríe entre dientes y volvió su mirada a Malcolm-dale el gorro-
Malcolm se quitó el gorro de Santa de la cabeza y de mala gana se lo entregó a Reese.
De vuelta en el Lucky Aide, Lois reclutó a algunos de los empleados del turno nocturno para capturar a la ardilla que había mordido la mano de Craig.
-Gente, hay una ardilla en algún lugar de la tienda. Es muy ágil, escurridiza y posiblemente rabiosa, pero la atraparemos. Tenemos que hacerlo-les dijo Lois en un intento de motivarlos.
-Tengo un mal presentimiento sobre esto, Lois-dijo Ethan-ha estado demasiado tranquilo por mucho tiempo-el resto de los empleados asintieron concordando con sus palabras-está planeando algo-
-Sí, bueno, he traído refuerzos, Ethan-dijo Lois dirigiendo su mirada hacia los vagabundos que antes estaban en el lote de la venta de árboles de navidad-gracias por ayudar, chicos-
-No hay problema-dijeron todos.
-Nuestro último trabajo terminó temprano, así que teníamos algo de tiempo libre-dijo Luther.
-Muy bien, hagamos esto-les dijo Lois a todos.
Pronto, los empleados del Lucky Aide y los vagabundos se prepararon para atrapar a la ardilla usando algunos objetos de la tienda mientras Lois miraba a lo lejos con unos binoculares y les daba instrucciones.
-¡Todos son geniales!-exclamó Craig sintiéndose conmovido-¡siento haberme comido sus almuerzos de la nevera!-
-Estás ahí fuera-murmuró Lois mientras bajaba los binoculares de sus ojos y miraba a su alrededor-sé que estáis ahí fuera-
Ethan caminaba por un pasillo cuando pudo escuchar un crujido, miró hacia abajo encontrando algunas cáscaras de maní en el piso, tomó algunas con sus manos y las acercó a su nariz para percibir el olor a ardilla, luego se incorporó y se encontró con la ardilla masticando y sentada en uno de los anaqueles, Ethan grita llamando la atención de Lois y Luther y espantando a la ardilla.
-¡Pasillo doce! ¡se dirige a la caja registradora!-dijo Luther a los empleados y a los demás vagabundos, pronto todos empezaron a correr hacia el pasillo intentando atrapar a la ardilla.
-¡Que no se escape!-dijo Lois.
-¡Está por allí!-exclamó Craig señalando desde su silla, en lo que veía a la ardilla correr detrás de él -esperen ¡se dirige a la puerta principal! cuidado, ¡tiene una mirada asesina en los ojos y una bonita cola esponjosa!-
La ardilla bajó de un salto de una caja y aterrizó en la alfombra de la puerta principal, abriéndose automáticamente pero cuando estaba a punto de cruzar la puerta, Lois atrapó a la ardilla con una cesta de plástico y le pone un pie encima para evitar que escape.
-Jaque mate, ardilla.
En el jardín delantero de la casa de Wilkerson, Hal, Reese, Malcolm y Dewey continuaron con su venta de árboles de Navidad vendiéndolos a la gente de su vecindario.
-Entonces, a tres dólares con cincuenta el metro, ¿el árbol redituable es...?-le preguntó Hal a Malcolm mientras lo sujetaba por los hombros.
-El ciento doce-respondió Malcolm.
-Ciento doce es el árbol redituable-dijo Hal-díganlo conmigo, chicos-dijeron al unísono-ciento doce es el árbol redituable-
Después de eso, Hal sigue con su venta hasta que uno de los vecinos se acercó al jardín delantero de la familia.
-¿Hal?
-Oh, hola, Phil. Feliz Navidad-lo saludó Hal mientras continúa guardando el dinero que había ganado con la venta de árboles de Navidad.
-¿Qué demonios haces aquí?-preguntó Phil-no tienes permiso para hacer esto. Saca estos árboles de tu jardín-
-Phil, por favor. Yo...-dijo Hal, volvió la mirada hacia sus hijos y se alejó un poco de ellos-mira, sé que esto parece un poco inusual pero estoy en una especie de aprieto. Me despidieron y estoy sin dinero-Phil sólo lo miró en silencio-¡vamos, es Navidad!-
-No me importa. Te odio y siempre te odiaré-le dijo Phil.
-Phil, ¿por qué no tomas un árbol? la casa invita. Ten-dijo Hal mientras tomaba un árbol y lo colocaba frente a su vecino.
-¿Me lo regalas?
-Incluso lo podaré si quieres.
-No, no. Está bien-dijo Phil mientras tomaba el árbol y se alejaba.
-Entonces, ¿tenemos un acuerdo aquí?
-Sí, tenemos un acuerdo.
-Saque estos árboles de aquí-le dijo un agente de policía a Hal que se presentó en el jardín delantero de la casa acompañado de Phil después de que intentara sobornarlo con un árbol de Navidad gratis-hemos recibido una denuncia y usted no tiene permiso-
-Y tiene demasiados cubos de basura-le dijo Phil al oficial-eso es una infracción sancionable, ¿no?-
-No puede quejarse ¡lo soborné con un árbol!-gritó Hal mientras señalaba a Phil.
-Señor, no puede tener un negocio en su jardín delantero sin un permiso.
-Oficial, hemos invertido todo nuestro dinero en esto. Sólo tenemos que vender un árbol más para cubrir gastos. Eso es todo lo que pido. Un árbol. Sólo déjeme vender un árbol ¿tiene un árbol?
-Con permiso-dijo Reese mientras cargaba un árbol, se detuvo al ver al oficial de policía.
-Tú.
-¡Nunca estuve en ese show de perros!-dijo Reese antes de que pudiera dejar hablar al oficial-¿y de dónde sacaría un chico de preparatoria un arpón, de todos modos?-
-¿Este es tu hijo?-le preguntó el policía a Hal.
-Uh, depende de lo que quiera decir con "hijo"-contestó Hal mientras señalaba a Reese.
-Tienes media hora para sacar cada uno de esos árboles de tu jardín-le ordenó el policía con un tono de voz enfadado.
-¡Hemos perdido nuestro camión; no tenemos un lugar para ponerlos!-explicó Hal.
-Ese no es mi problema. Sácalos o pasarás la Navidad en una cárcel.
En el Grotto, Otto, Gretchen y sus familiares siguen discutiendo mientras Francis y Piama están en el lobby mirando la pelea.
-No puedo soportarlo. Los gritos, los altercados... me hacen sentir tan... nostálgico-comentó Francis.
-A mí también. Mi mamá solía sujetar la garganta de mi papá de esa manera-dijo Piama, justo en ese momento, Otto salió de la pelea y se colocó al lado de Francis y Piama.
-¡Los repudio a todos! ¡a todos! nunca creí que me avergonzaría ser alemán-gritó Otto ahora en español, se alejó del vestíbulo mientras la discusión continuaba, Piama suspiró y no pudo evitar sentirse un poco nostálgica.
Hal y el oficial de policía caminaron de regreso al jardín delantero de la casa, viendo que para cuando llegaron los árboles de navidad ya no estaban.
-¿Ves? ya se han ido todos-le dijo Hal al oficial quien miró a su alrededor-¿estás feliz ahora?-
-Solo recuerda, estaré patrullando esta cuadra cada quince minutos-le advirtió el oficial de policía a Hal-feliz navidad-
Se alejó mientras Hal le lanzaba una mirada despectiva.
-"Feliz Navidad"-lo imitó Hal de forma burlona mientras volvía a entrar en la casa la cual, efectivamente, tanto la sala de estar como la cocina y el baño estaban repletos del resto de árboles de Navidad sin vender haciendo que a Hal le costara un poco moverse por ahí, pero se las arregló para apartar algunos de los árboles y ver a sus hijos de pie en el centro de aquel bosque improvisado dentro de la casa.
-Quiero que compres mi parte-dijo Dewey mirando a su padre con cara de decepción.
-No, Dewey, esto es sólo un contratiempo temporal-le explicó Hal.
-Si crees eso, entonces cómprame.
-Se acabó, papá-dijo Reese admitiendo su derrota.
-¿Se acabó? ¡sólo nos queda un árbol!-les dijo Hal.
-Papá, no podemos recuperar el camión, no podemos usar el jardín delantero, la policía nos vigila. Acéptalo, perdimos-dijo Malcolm viendo que ya no tenían opciones.
-Así que van a dejar que un poco de realidad los detenga, ¿es eso? chicos, déjenme decirles algo. La única forma en la que he conseguido atravesar mi miserable vida con una pizca de autoestima es viviendo en negación. Si me hubiera dejado vencer por el fracaso, habría renunciado después de tener un hijo. Sólo hay que seguir esperando un milagro, y si un milagro no va a llegar en Navidad, ¿entonces cuándo va a llegar?-suena el timbre y Hal jadea un poco-¡¿lo ven?! ¡ahí está! ¡nuestro milagro de Navidad! ¡lo sabía!-rápidamente se abrió paso entre los árboles y se dirigió a la puerta principal, abrió la puerta viendo a un hombre de pie en el umbral.
-Hola, mi hijo encontró este gato ¿es suyo?-le preguntó el hombre a Hal mostrando una foto de un gato blanco y negro con ojos amarillos.
-¿Le gustaría comprar un árbol de Navidad por diez dólares?-preguntó Hal.
-No, ya tenemos un árbol.
-Tienes que ayudarme. Acabo de sacar a mis hijos del borde de la desesperación y los he convencido de que la vida vale la pena. Si te vas sin darme diez dólares, entonces su futuro no valdrá nada. Ahora, necesito desesperadamente enseñarles el valor de la perseverancia, y usted puede ayudarme-suplicó Hal con voz desesperada pero tranquila mientras salía de la casa y se acercaba al hombre.
-No creo que...-dijo el hombre pero Hal lo interrumpe.
-Te lameré los zapatos ¿has visto alguna vez a alguien hacer eso? yo no. Eso tiene que valer diez dólares. Incluso...
-Ten, toma el dinero-dijo el hombre mientras sacaba un billete de diez dólares y se lo daba a Hal, éste tomó el dinero, rápidamente tomó un árbol cerca de la entrada principal y se lo entregó al hombre.
-Llévalo hasta la acera lo más lejos que puedas-le dijo Hal, luego dijo en voz alta-un placer hacer negocios con usted, señor-volvió a entrar en la casa y se acercó a sus hijos-¿ven lo que pasa cuando creen, chicos? ¡somos redituables!-
Todos empezaron a celebrar mientras saltaban alrededor del bosque de pinos improvisado dentro de su casa. Justo en ese momento, Lois llegó a la casa con Craig sentado en el asiento del copiloto junto a ella y aparcó la van delante del garaje.
-Voy a hacer una parada para traer la jaula del hámster de Dewey-le dijo Lois a Craig después de aparcar la van-esa ardilla está mordisqueando la caja-
-¿Realmente tienen que matarla para saber si tiene rabia?-preguntó Craig.
-¿Quieres que te pongan las vacunas?-preguntó Lois con un tono de voz serio.
-Espérame en el cielo-le dijo Craig a la ardilla que estaba dentro de la caja de cartón. Le entregó la caja a Lois, ambos salieron de la van y entraron a la casa por la puerta del jardín trasero solo para encontrar un bosque de pinos rodeándola.
-Cariño, ¿eres tú?-dijo Hal a través de los árboles.
-¿Qué está pasando aquí?-preguntó Lois mientras Hal se acercaba abriéndose paso rápidamente entre los pinos.
-Buenas noticias ¡Lo logramos!-anunció mientras caminaba fuera de los árboles con Malcolm, Reese y Dewey-obtuvimos ganancias-
-¿En serio? ¿cuánto?
-Los números no son importantes. Una ganancia es una ganancia.
-Oye, mira. Una ardilla-dijo Dewey mirando al suelo.
-¿Qué?-Lois miró hacia abajo y vio a la ardilla en el suelo alfombrado, levantó la caja de cartón donde estaba sólo para descubrir que había sido mordisqueada desde una de las esquinas, vio a la ardilla correr hacia el bosque de pinos.
-Ahí se va.
-La Ardilla, se ha ido-dijo Craig quien sentía que estaba a punto de colapsar ahí mismo.
-Craig, la atraparemos-dijo Lois tomando al corpulento hombre por los hombros. Una vez más reclutó a los vagabundos que la ayudaron a atrapar a la ardilla en el Lucky Aide-muy bien, este es el trato. Esta vez, son diez dólares cada uno y un artículo del botiquín-
-Va a ser difícil, amigos. Ahora estamos en su terreno-dijo Luther al resto de los vagabundos, tras esto, todos se separan y comienzan a buscar a la ardilla por el improvisado bosque de pinos.
Por otro lado, Francis y Piama fueron a Alaska a pasar la Navidad con su familia, ahora ambos estaban sentados juntos en el alfeizar de la ventana con tazas de chocolate caliente en las manos.
-Gracias por pasar la Navidad con mi familia-le dijo Piama a Francis.
-Y el año que viene la pasaremos con mi familia-le dijo Francis-el matrimonio se basa en compromisos-
-¿Crees que esta casa es una pocilga? ya está, ¡ahora es una pocilga!-gritó una mujer desde la distancia.
-¡Oh, eres muy valiente cuando no tengo la pierna atada!-le gritó un hombre.
-Están llevándose toda la diversión-protesto Francis al oír como se estaba produciendo otra discusión familiar-deberíamos participar-le dijo a su esposa.
-Hagámoslo-dijo ella, ambos se levantaron del alfeizar de la ventana y fueron a unirse a la discusión.
-¿Sabes? me siento mal por Gretchen y Otto-dijo Francis-espero no haber empeorado las cosas-
Lo que no sabían es que Gretchen y Otto habían dejado a sus familiares en el rancho y se habían ido a pasar la Navidad con Lois, Hal, Malcolm, Reese, Dewey y Jamie a su casa. Ahora estaban reunidos en una pequeña mesa en la cocina abriendo regalos y tomando un poco de ponche de huevo.
-Gracias por recibirnos-dijo Otto-es agradable estar con una familia que se lleva bien. Vaya, sí que se han lucido esta Navidad-
-Si, bueno...-dijo Hal.
-¡Hasta en el baño es Navidad!-exclamó Gretchen emocionada.
-Para ser Navidad, esta ha sido bastante agradable... nada se incendió, no hubo arrestos y, demonios, hasta hicimos una ganancia-le contó Malcolm a la audiencia mientras sostenía en alto un centavo.
Aunque la cámara estuviera apagada hacía tiempo y el episodio ya hubiera concluido, simplemente no les importaba, todos la estaban pasando tan bien juntos hablando o bebiendo ponche de huevo (con excepción de Erik quien andaba entretenido jugando con su nueva consola portátil) como para darse cuenta de ese detalle. Además, no prestaron atención a la televisión de la sala de estar que estaba emitiendo las últimas noticias de la noche y luego iba a dar paso al pronóstico del clima de los próximos días sobre California, tampoco notaron que un viento frío comenzó a soplar sacudiendo las ramas de los árboles en el exterior, pero luego de una hora, una densa tormenta de nieve apareció junto con el viento frío, y para cuando eso sucedió, todos se estaban preparando para regresar a sus casas. Bryan fue el primero del grupo de actores dentro de la casa quien acababa de ponerse el abrigo y se preparaba para salir.
-Bueno, nos vemos luego, chicos-dijo Bryan mientras caminaba hacia la puerta principal, la abrió solo para encontrarse con una fría brisa y nieve golpeando su rostro, por lo que rápidamente la cerró y recargó su espalda en ella con una expresión de asombro en su rostro.
-¿Qué pasó? ¿no estabas a punto de irte a casa?-preguntó Jane tras ver a su compañero de escena cerrar la puerta de forma tan brusca.
-Puede que no me vayas a creer pero... hay una tormenta de nieve ahí fuera-le dijo Bryan mientras se sacudía la nieve de la ropa para evitar resfriarse.
-¿Qué?-dijo Jane con una mueca de incredulidad.
-¿Estás seguro de eso? no hay tormentas de nieve en este estado-le aseguró Kenneth.
-Te estoy diciendo la verdad, estaba a punto de salir cuando sentí una brisa fría que me golpeó en la cara-explicó Bryan pero sus compañeros lo miraron incrédulos-miren, si no me creen entonces vean por las ventanas o asómense por las puertas y van a comprobar que lo que digo es cierto-
Todos se separaron y fueron a verificar si lo que Bryan les decía era verdad, Frankie y Justin miraron por la ventana de la cocina, mientras que Katherine, Jane y Kenneth lo hacían por las ventanas de la sala mientras apartaban algunos árboles del interior de la casa para poder ver mejor el exterior. Efectivamente, sus dudas se confirmaron cuando vieron como la calle y las aceras empezaban a cubrirse de una capa de nieve algo densa, al igual que los tejados de algunas de las casas de los alrededores.
-¡Chicos, chicos!-dijo Erik acercándose a ellos, ya no estaba jugando con su consola portátil-tal vez quieran venir a la sala y ver las noticias, están hablando de una tormenta de nieve en este momento-
Tan rápido como pudieron (porque tuvieron que empujar los árboles para abrirse paso por la casa) el resto de los actores llegaron a la sala de estar y miraron a la pantalla del televisor donde seguían transmitiendo las noticias.
-Las comunidades de la Costa Oeste y del Noreste están lidiando con una gran nevada, fuertes vientos, cortes de electricidad y peligrosas condiciones en las carreteras debido a una serie de tormentas que azotan los lados opuestos de los -anunció el meteorólogo a través de la pantalla del televisor-algunas alertas siguen vigentes en el Noreste mientras la nieve sigue cayendo pero la mayoría son para zonas del Oeste mientras una poderosa tormenta está provocando fuertes nevadas en las zonas más bajas, incluyendo las áreas de Portland y Seattle. Por otra parte, en el sur de California, algunos residentes de las comunidades montañosas se quedaron varados, ya que las carreteras cubiertas de nieve se volvieron demasiado peligrosas para circular... oh, espera, se calcula que los fuertes vientos y las nevadas no disminuirían hasta primera hora de la mañana-
Tras oír eso, se quedaron en silencio un momento, mirándose unos a otros esperando oír algún comentario, una queja o algo, hasta que Jane decidió hablar para romper la tensa atmósfera de la sala.
-Bueno, parece que vamos a estar varados aquí por un tiempo-dijo Jane-así que, primero lo primero, deberíamos llamar a nuestras familias para decirles que no podremos volver a casa hasta mañana temprano-
-Sí, es lo más sensato en situaciones como esta-dijo Bryan dándole la razón a su compañera.
-También creo que deberíamos organizarnos para dormir si vamos a pasar la noche aquí-sugirió Jane-así que ¿cómo vamos a dormir aquí esta noche? porque solo hay dos espacios para dormir y seguramente muchos de ustedes querrán estar solos o acompañados en caso de que tengan pareja-
-Bueno, yo puedo dormir en el baño. He practicado y puedo dormir perfectamente en la bañera aunque sea pequeña-dijo Erik.
-Kenneth y yo podemos dormir en la sala-ofreció Katherine.
-Nosotros iremos a dormir al suelo del garaje y podemos quitar el colchón de la cama grande para estar más cómodos-sugirió Justin que estaba junto a Frankie, muchos de los actores allí presentes lo miraron con un poco de recelo pero lo pasaron por alto, llegando a la conclusión de que siendo amigos tan cercanos era obvio que preferirían compartir un lugar juntos para pasar la noche.
-Entonces, sólo quedamos Jane y yo, así que compartiremos la habitación principal-dijo Bryan.
-Que así sea, y ya que estamos organizados, vamos a buscar mantas, sábanas, almohadas, lo que necesitemos para pasar la noche más cómodos y descansar un poco-propuso Kenneth.
Dicho y hecho, todos se dirigieron a las únicas dos habitaciones de la casa para revisar armarios y cajones en busca de mantas, sábanas y cobertores extra con los que protegerse del frío del exterior, aunque la casa estaba cálida por dentro, era probable que el agradable clima interno no duraría toda la noche por lo que era necesario estar bien abrigados. Justin y Frankie mientras tanto se encargaron de mover el colchón de la cama grande de la habitación que compartían con Erik durante las grabaciones y lo trasladaron al garaje que, por suerte, estaba vacío, sólo había algunas herramientas, cajas y otros objetos que no habían sido utilizados, objetos que apartaron para colocar mejor el colchón en el suelo. Una vez hecho esto, volvieron a la casa por unas mantas y un par de almohadas para poder dormir más cómodos, Justin estaba a mitad del pasillo siguiendo a su novio hasta la habitación principal cuando, en eso, decidió caminar de regreso a la cocina, tomó un par de vasos de plástico y los llenó hasta la mitad con el ponche de huevo que había sobrado y que nadie se había atrevido a consumir, supuso que tal vez eso los ayudaría a entrar un poco en calor, sobre todo con lo que tenía pensado para esa noche.
Volvió al garaje donde Frankie ya lo esperaba con la "cama" a medio tender, con la mano libre cerró la puerta tras de sí mientras su novio lo observaba con el ceño fruncido y un semblante serio.
-¿Dónde estabas? tuve que llevarlo todo yo solo-le dijo Frankie con un tono de voz algo molesto.
-Iba hacia la habitación contigo, amor. Pero volví a la cocina por esto-le contestó Justin mientras le entregaba uno de los vasos de ponche de huevo al chico que tenía en frente y que lo miraba desconfiado-¿qué? ¿no quieres? no me mires así, no le eché nada raro, lo traje para mantenernos en calor-Frankie siguió mirándolo con sospecha, para ese momento, Justin comenzó a pensar que su novio se acababa de transformar en Lois-ok, ya que no me crees ¿quieres que lo beba frente a ti para que veas que no estoy mintiendo?-
-No, no. Está bien, ya me convenciste, lo acepto-dijo Frankie quien sin dudarlo mucho tomó el vaso de plástico en la mano de su novio para luego volver a elevar su mirada hacia él "gracias" ambos se dirigieron al colchón en el suelo y se sentaron juntos en uno de los bordes, sin que él se diera cuenta, Justin sacó del interior de su sudadera lo que parecía ser una petaca, la abrió y puso un poco del líquido que había en su interior en los vasos de plástico; desafortunadamente, esa acción no pasó desapercibida para Frankie-oye, espera ¿qué crees que estás haciendo? ¿acaso... acaso echaste alcohol en el ponche?-
-¿Y? ¿cuál es el problema con eso? nos ayudará a entrar más rápido en calor-contestó Justin inocentemente-además, lo tomé del gabinete de licores de mi papá, nunca sabrá que desapareció- Frankie no habló, tomó un sorbo del ponche de huevo y sonrió mientras el calor se esparcía por su cuerpo, entonces vio a su novio acercar la petaca una vez más al vaso de plástico-¿quieres más?-
-Por supuesto-respondió Frankie mientras Justin vertía un poco más de ron dentro del vaso de ponche de huevo-¿puedes poner un poco más? por favor-
-¿Estás seguro? no sé, después de lo que vi en el episodio de Acción de Gracias, apenas puedes aguantar unas latas de cerveza-dijo Justin un poco inseguro, pero Frankie le miró suplicante.
-Por favor, amor, pon un poco más. Te prometo que intentaré soportarlo-dijo Frankie con voz suplicante. Justin no pudo evitarlo y echó un poco más de ron, llenando el vaso de ponche de huevo hasta la mitad mientras él mismo echaba un poco más en su propio vaso para igualar la medida de su novio.
-¿Quieres más?-preguntó Justin.
-No, con esto ya estoy bien-contestó Frankie mientras se llevaba el vaso una vez más a los labios y tomaba otro sorbo de ponche de huevo, saboreando la felicidad de compartir esa bebida con el chico que amaba-¿estás empezando a entrar en calor?-
-Sí, de a poco, pero sí-dijo Justin-¿y tú?-
-Opino lo mismo.
-Ten-Justin tomó una de las mantas que cubrían el colchón en el que iban a dormir y la envolvió alrededor de sí mismos-¿así está mejor?-
-Un poco-contestó Frankie mientras aferraba uno de los extremos de la manta con su mano libre en un intento de arroparla más alrededor de su cuerpo.
-¿Hay algo más que pueda hacer por ti?
-Abrázame, por favor-Justin estiró su brazo libre, colocándolo alrededor del hombro de Frankie por debajo de la manta y lo acercó a su pecho, inspirando profundamente su aroma mientras se reconfortaba con los latidos de su corazón, apreciando cada uno más que el anterior. Con su mano trazó círculos alrededor de la espalda de Frankie en un intento de calentarlo un poco más, Frankie por el contrario apoyó su cabeza contra el hombro de su novio, dando suaves suspiros a las caricias que Justin le daba en la espalda, luego bajó su mano hacia la parte baja de su espalda, bajó más hasta llegar a sus glúteos-¿qué dem...?-al darse cuenta de lo que Justin estaba haciendo, Frankie levantó la cabeza y volvió a mirar el rostro de su novio con un destello de sospecha en sus ojos azul plateado-bueno, eso será suficiente calentamiento por ahora-se alejó y Justin retiró su brazo, sus ojos se desviaron de nuevo a la mano que estaba sujetando su vaso con ponche de huevo.
-Creo que necesito añadir más ron, ¿quieres un poco más?-preguntó Justin mientras buscaba la petaca de su padre dentro de su sudadera.
-No, estoy bien-dijo Frankie justo cuando Justin abrió la petaca y vertió un poco más de ron en su vaso, estaba a punto de volver a guardar la petaca dentro de su sudadera pero en lugar de eso la dejó a un lado por si la necesitaba para lo que tenía previsto hacer esa noche. El viento y la nieve sacudían el techo y las ventanas de la casa, lo mismo ocurría con la ventana de la puerta del garaje, pero a Frankie y Justin poco les podía importar eso, probablemente porque ambos estaban en su propia burbuja, sentados en un colchón cubierto con mantas, ni siquiera se dieron cuenta cuando la electricidad empezó a fallar, y la luz a parpadear continuamente-parece que la tormenta debió cortar un cable de electricidad de la calle-comentó al ver como la luz del garaje seguía parpadeando.
-Sí, eso parece-coincidió Justin mientras observaba la luz, pero se aburrió al instante y desvió la mirada hacia su novio-¿quieres saber algo?-
-¿Qué?
-Eres todo lo que tengo, Frankie. De hecho, eres la única persona que me importa-dijo Justin-no sé qué haría sin ti-
-¿Bromeas? ¿qué te hizo pensar eso?-preguntó Frankie incapaz de creer lo que su novio decía, tal vez porque probablemente estaba empezando a embriagarse-bien sabes que eso no es cierto ¿y tu familia? ¿y tus demás amigos? ¿ellos no importan?-
-¡Claro que me importan! p-pero no quiero hablar de ellos... ¡tú eres todo lo que me queda! ¡la única persona que sé que nunca me abandonará!-pronunció Justin mientras apoyaba la cabeza en la curvatura del hombro de Frankie y dejaba salir unos sollozos-no como lo hizo Brittany...-
-¿Qué?-exclamó Frankie, quien puso una expresión de asombro al oír aquello, parpadeó un par de veces para salir de su trance y volvió a mirar a su novio, quien elevó su rostro, sonrojado y húmedo por las lágrimas, hacia él.
-¿Qué?
-¿C-cómo que Brittany te abandonó?-dijo Frankie sacudiendo la cabeza en señal de negación-todo este tiempo creí que se había ido porque renunció al contrato ¿qué pasó entre ustedes dos? ¡háblame!-
-Frankie... yo... prométeme... prométeme que nunca me dejarás, nunca me abandonarás como lo hizo ella-murmuró Justin entre sollozos-¡nunca! ¡prométemelo! quiero estar contigo el resto de mi vida-añadió antes de recargarse aún más contra el cuerpo de su novio dándole un abrazo mientras comenzaba a sollozar otra vez para consternación de Frankie, quien sin dudarlo tomó su rostro entre sus manos y le secó las lágrimas con cuidado, luego dirigió su mirada al vaso que sostenía en su mano libre.
-Eh... de acuerdo, creo que ya bebiste demasiado ponche por hoy-dijo Frankie apartando suavemente a su novio de él, intentó quitarle el vaso de plástico de la mano, pero Justin se resistió.
-¡No! ¡déjalo!-gritó Justin mientras Frankie seguía intentando alcanzar el vaso.
-Justin, lo digo en serio, tienes que dejar de beber-dijo Frankie mientras sujetaba las muñecas de su novio, derramando accidentalmente parte del ponche de huevo al suelo del garaje-no te hace nada bien seguir bebiendo así-
-¡No me importa! necesito seguir bebiendo porque... porque si no lo hago... si no lo hago yo... nunca podré hacer lo que tengo en mente.
-¿Ahora por qué lloras? ¿de qué estás hablando? Justin, solo dices tonterías-dijo Frankie-por favor déjame ayudarte, dejemos el vaso a un lado y trata de despejarte un poco-
-¡Te dije que no necesito eso!-exclamó Justin casi gritando mientras tomaba otro sorbo de su ponche de huevo mezclado con ron-ahí está...-miró el vaso de Frankie que estaba intacto desde que añadió el ron de la petaca no hacía mucho-tal vez... tal vez tú también deberías tomar otro trago-
-N-no, está bien. Así estoy bien-dijo Frankie pero Justin no pensaba dejar las cosas así.
-Vamos, sólo un poco más-insistió Justin mientras acercaba el vaso de su novio a la abertura de la petaca-un poco más no te hará daño, amor mío-
-Oh, está bien, sólo porque tu lo dices. Supongo que podría soportar un poco más-dijo Frankie, Justin sólo sonrió al ver que estaba de acuerdo y sirvió un poco más de ron en el vaso. Ambos pasaron otro rato hablando de cosas al azar que surgían en sus mentes mientras continuaban bebiendo, bueno, sólo Justin bebía el ponche de huevo como si fuera la cosa más normal del mundo mientras que Frankie daba algunos sorbos a su vaso, con miedo de quedar completamente ebrio. Al ver esto, Justin decidió que debía darle un poco de impulso a su novio para que ambos pudieran beber al mismo ritmo, así que, de vez en cuando, se atrevía a poner la bebida en los labios de Frankie para apresurarlo a beber, casi se ahogó con el contenido de su vaso, lo que hizo que Justin se riera en voz alta, aquello parecía ser la escena más graciosa para el chico de ojos verdes-hey ¡no te burles de mí! casi me muero-Frankie lo miró con una ligero semblante fruncido, no encontraba lo divertido a casi ahogarse con su propia bebida-creí que esto sabría mejor, nunca me imaginé que sería tan fuerte-
-Por supuesto que va a ser fuerte, es ron, Frankie. No es agua embotellada ni sidra de manzana-le señaló Justin-además, tienes que admitir que muy en el fondo te gustó ¿no es así?-colocó las palmas de su novio entre su rostro-nadie tiene que saber sobre esto, ¿cómo puedes decirle no a esta cara?-
Luego de pensarlo por un par de minutos, Frankie no dio respuesta alguna, simplemente soltó un fuerte suspiro, y es que en parte, Justin tenía razón en lo que dijo, ¿cuándo le dijo no a lo que proponía? no podía hacerlo, mucho menos si lo observaba con esa mirada de súplica, que era una de las muchas razones por las que había caído ante él.
Puede que tal vez se debía al ponche mezclado con el alcohol robado que ambos estaban bebiendo para mantenerse en calor por el frío extremo que hacía afuera, o por el hecho de que estaban sentados en un colchón en el suelo de un garaje, rodeados de unas mantas y se sentía aún mejor cuando hacía frío. Pero no podían negar que desde que terminó la grabación de ese especial navideño que se sentían un poco hambrientos de contacto y habían estado esperando a que la jornada de trabajo terminara para poder estar así: juntos y completamente a solas, con el resto de sus compañeros de trabajo ocupados en sus propios asuntos esa noche, ya sea preparándose para ir a dormir o queriendo comunicarse con sus familias para decirles que no iban a poder volver a casa hasta mañana por el frío y la fuerte tormenta que se avecinaba, algo un poco inusual en esa zona de Estados Unidos.
Nuevamente Frankie y Justin se encontraban acurrucados bajo las mantas, con la diferencia de que ahora estaban completamente enredados debajo de ellas, ambos chicos se miraban con sus rostros sonrojados producto del alcohol invadiendo sus cuerpos, se reían entre sí sin ninguna explicación y compartían algunos besos o se toqueteaban.
Ambos parecían haber descubierto otro mundo, un terreno totalmente nuevo e inexplorado.
Por lo que Frankie podía recordar, nunca habían hecho nada más allá de tener algunas sesiones de besos y ligeros toques en el cuerpo del otro, porque masturbarse mutuamente aquella vez viendo una película erótica no contaba, no habían formalizado su actual relación cuando eso sucedió, todavía seguían en la zona de amistad y aquello solo lo vieron como la excusa de "un amigo ayudando a otro amigo".
En eso, Justin se apartó un poco de su novio y lo miró de arriba abajo, lo que incomodó un poco a Frankie.
-¿Qué pasa?-preguntó Frankie sacando a su novio de su trance.
-Quítate esto-Justin simplemente respondió, sin pensarlo siquiera, bajó sus manos hacia el borde de los pantalones de Frankie, se los quitó y se acomodó de forma tal que quedó a horcajadas sobre él.
-¿Q-qué? J-Justin... espera... ¡espera!-exclamó Frankie deteniendo las acciones de su novio-¿q-qué estás haciendo?-preguntó un poco preocupado.
-¿No es obvio? te voy a dar mi regalo de Navidad por adelantado-respondió Justin mientras deslizaba una de sus manos debajo de la ropa interior de su novio alcanzando su miembro ya semi-erecto. Frankie lo miró un tanto confundido; no obstante, cayó en cuenta de que su mejor amigo no tenía por costumbre festejar la Navidad porque tanto él como su familia eran judíos, sin embargo, le pareció lindo de su parte que nunca estaba demás regalar algo para esa fecha, incluso si no formabas parte de ella, eso por poco lo hizo sonreír y pudo sentir una cálida y familiar sensación invadir su cuerpo.
-P-pero, la Navidad no llegará hasta dentro de dos semanas y...-dijo Frankie, sin embargo; sus palabras murieron en su garganta, cerró los ojos y jadeó cuando Justin tomó ambos penes en su mano y los frotó para crear una masturbación conjunta-¡joder, Justin!-gimió, Justin miró a su novio con una sonrisa perversa mientras acariciaba la longitud de ambos miembros, frotando cada parte sensible y venosa de su piel mientras su mano libre se deslizaba sobre los músculos en el abdomen de Frankie, éste último enfocó su mirada azul plateada y se le hizo agua la boca cuando el líquido preseminal comenzó a formarse en la punta.
Se sentía caliente, como si quisiera quitarse el resto de su ropa hasta quedar completamente desnudo pero no lo haría, al menos no esa noche, esa noche tenía que ser especial y única ¿y qué mejor manera de hacerlo que estar a punto de hacer el amor por primera vez en su vida con uno de los chicos más atractivos del momento? y que, casualmente, no sólo era su mejor amigo, sino también su novio. Frankie se entregó a la sensación de los dedos de Justin alrededor de su pene, era diferente a la última vez que se tocaron de esta manera y más diferente de lo que pensaba que sería, pero era una sensación agradable, así que dejó que su novio fuera a un ritmo más cómodo.
Una ola de calor golpeó la boca de su estómago, estaba claro que habían visto sus erecciones antes y habían tocado el miembro del otro pero esto se sentía mucho más… íntimo de lo habitual, Frankie no pudo evitar suspirar de placer, su cuerpo se derritió bajo el colchón, los dedos de Justin se movían ligeramente, masajeando la piel pero evitando los puntos sensibles que hacían que su novio se volviera loco y su mente se nublara; no obstante, la gota que derramó el vaso fue cuando la mano de Justin dejó de frotar sus penes y los apretó ligeramente.
-Dios, Frankie, estás tan desesperado-se burló Justin reanudando sus caricias en ambos penes "se siente bien ¿verdad?-
-¡C-cállate!-dijo Frankie entre jadeos-deja de provocarme y v-ve más rápido-
-¿Eh? ¿qué dijiste?-preguntó Justin continuando con su burla-creo que no te oí bien, ¿podrías repetirlo?-
-Tu mano. Mueve tu mano más rápido-Frankie más o menos suplicó comenzando a impacientarse-quiero sentirme bien...-
-Entonces ayúdame, tengo una idea-dijo Justin, yendo hacia el centro del colchón, jalando a su novio hacia él, luego envolvió su mano alrededor de ambas erecciones y comenzó a frotarlas al mismo tiempo. Frankie se cubrió la boca con una mano para acallar sus gemidos, se sentía bien, adictivo, y completamente diferente a todo lo que hubieran hecho antes, Justin movía la mano sobre sus penes casi con la misma velocidad que aquella vez en la que se masturbaron mutuamente, de vez en cuando se quitaba la mano de la boca para dejar escapar pequeños sonidos incoherentes, bajó la mirada hacia sus penes, viendo como la mano de su novio se ponía resbaladiza por el líquido preseminal, así que bajó su mano libre y le dio el mismo tratamiento al pene de Justin, luego apretó su mano alrededor de la base ganándose un gemido de su parte-¡aaah! ¡maldición, Frankie! eres muy bueno en esto, no te atrevas a parar-
-¿Quién lo diría? a juzgar por el efecto que estoy teniendo en ti, eso me demuestra que de verdad te gusta esto, ¿no es así, Justin?-preguntó Frankie mientras continuaba acariciando el pene de su novio.
-S-sí, ¡aah!... Frankie... ¡mhngh!-el intento de hablar de Justin se amortiguó apenas comenzó a respirar pesadamente, sintió como la mano de su novio recorría su erección haciéndolo casi saltar del colchón, la ligera sensación de cosquilleo hizo que un escalofrío le recorriera la espina dorsal, de vez en cuando, Frankie repetía los movimientos hasta que Justin empezó a impacientarse, tanto que apenas podía evitar mover sus caderas contra Frankie para aliviar un poco su pene, el cual ya se estaba poniendo duro y firme-eres tan provocador, juro que voy a matarte si no te apresuras-
-Oye, relájate, cariño. Si no quiero apresurarme es porque quiero tomarme mi tiempo para disfrutarte-Frankie se limitó a responder sin dejar de masajear el pene de su novio, dejándolo más resbaladizo y húmedo-además tenemos toda la noche para hacerlo, ¿o me equivoco?-
Justin volvió a gemir, rogando por un contacto más profundo, contacto que, por supuesto, Frankie no pensaba darle. No iba a darle esa satisfacción, en su lugar, se concentró en darle a su novio placer lento, moderado pero también tortuoso, pasaron algunos minutos antes de que Justin decidiera que ya había tenido suficiente, así que se lanzó sobre Frankie una vez más presionando su pecho contra el suyo.
-No me malinterpretes, lo estás haciendo bien-le dijo Justin a su novio antes de que pudiera decir algo respecto al repentino movimiento-pero creo que es hora de recordarte que yo soy el que manda aquí, quiero ser yo el que te haga sentir bien, el único que pueda tocarte de esta forma-
Frankie se resistió por un momento antes de ceder a las palabras de su novio, sus labios se unieron en otro beso al tiempo que Justin se colocaba encima del otro chico, Frankie luchó por un segundo, porque a pesar de ser un poco más bajo de estatura que su novio no significaba que tuviera que ser el pasivo, pero después de unos segundos, se relajó y correspondió sus besos. Los labios de Justin estaban agrietados, pero a pesar de eso eran suaves y flexibles, y encajaban perfectamente contra los suyos, como si estuvieran hechos para estar unidos desde la primera vez que se conocieron, después de un momento, Frankie sintió la lengua de su novio tratando de entrar en su boca, se resistió por segunda vez antes de abrir la boca a regañadientes y aceptarla, sintiendo el órgano húmedo y caliente traspasar sus labios, explorar el interior de su boca y después de eso... se perdió.
Los dos jóvenes continuaron con su ardiente sesión de besos, sus penes tan excitados como les era posible. La boca de Justin sabía a alcohol mezclado con azúcar, probablemente por el ponche de huevo que ambos habían bebido no hacía mucho. Por desgracia, la hora de tomar aire llegó, de modo que cuando tuvieron que separarse, cada uno estaba jadeando.
Justin se quitó la sudadera junto con su camiseta por encima de la cabeza, revelando su torso el cual Frankie había visto innumerables veces antes, salió de su trance cuando comenzó a quitarle el resto de su ropa, le quitó la chaqueta, luego la camiseta mostrando un torso menos definido que el del menor. Desde la primera vez que se vieron, Justin siempre había pensado que Frankie era algo lindo con su cabello castaño, contextura delgada y ojos azul-plateado, pero con el paso de los años, sus cuerpos comenzaron a desarrollar la nitidez de su adolescencia, no obstante, Frankie no se quedaba atrás y eso realmente comenzó a incomodar a Justin, a causa de eso todos comenzaron a fijarse aún más en el físico de su mejor amigo, pero solo él lo encontraba hipnotizante a sus ojos y todo eso lo quería solo para él.
Y ahora, por fin iba a hacerlo, por fin iba a poseer el cuerpo de su mejor amigo ahora novio, solo para demostrar que quien quisiera poner su mirada sobre él, descubriría que ya pertenecía a alguien, aunque nunca supieran que se trataba de Justin.
Besó suavemente los labios de Frankie, luego sus mejillas, su cuello. Pasó sus labios por su suave piel, besó sus hombros, su clavícula y su pecho hasta llegar a sus pezones. Cuando Justin rozó con los labios el sensible nódulo, Frankie se estremeció y Justin sacó la lengua y lamió la hinchada protuberancia. Apretó los labios en torno a éste y chupó suavemente la tierna carne mientras masajeaba los suaves muslos sin vello de Frankie, el otro chico se retorció incontrolablemente mientras cosquilleos de estimulación ondulaban por sus pezones hinchados y su pecho.
Justin bajó lentamente, besó el vientre liso y plano de Frankie y le pasó la lengua por el ombligo, haciendo que volviera a retorcerse. Hizo una pausa para saborear la esencia de sus calientes y sudorosos testículos antes de jugar con ellos, recorrió con sus labios el sensible interior de sus muslos volviendo loco al chico.
-¡Mierda!-jadeó Frankie, Justin lo miró con una leve sonrisa de satisfacción dibujada en su rostro mientras se movía hacia la nuez inferior de Frankie y la tomaba en su boca. Succionó suavemente, atrayéndola hacia su boca, la chupó y la hizo rodar contra su lengua, y luego dejó que se deslizara fuera de su boca, hizo el mismo tratamiento con la otra nuez de Frankie. Para ese entonces, el pene de Frankie se contraía y ansiaba atención, sacando la lengua, Justin recorrió a lo largo de la erección de Frankie y luego pasó sobre la ranura de la punta como si estuviera lamiendo un helado. El miembro de Frankie goteaba líquido preseminal y Justin pasó su lengua por la punta y levantó la cabeza, dando lugar a que el pegajoso gel transparente se extendiera entre la punta del pene de Frankie y los labios de Justin. Luego bajó la boca, siguiendo la pegajosa línea hacia abajo, colocó los labios sobre la punta que goteaba, los frunció y succionó el delicioso líquido transparente.
-Te gusta esto ¿verdad Frankie?-preguntó Justin una vez que se apartó de la punta del pene de su novio. Frankie no podía hablar, estaba jadeando, y la presión ya acumulada en su cuerpo no lo estaba ayudando mucho.
-Sí... sí, Dios, Justin-pronunció Frankie entre jadeos mientras observaba a su novio-por favor... sigue haciendo eso... por favor...-
-Como quieras.
Entonces todo pensamiento consciente abandonó la mente de Frankie cuando sintió la cabeza de Justin hundirse en su entrepierna.
¡Le estaba haciendo una mamada!
Por muy placentero que fuera, una parte de él quería detener a Justin y dejar las cosas así, pero esa parte de él no estaba a cargo de sus decisiones en este momento, así que se dejó caer hacia atrás permitiendo que las olas de placer ondearan por su cuerpo. Sin pensarlo, Frankie llevó su mano a sus pezones y los pellizcó, sintiendo una nueva clase de placer recorrer su cuerpo. Gemidos salieron de sus labios mientras su novio lo complacía, momentos después su semen brotó de su pene a la boca de Justin, su semen caliente rápidamente llenó esa cavidad y se desbordó por las comisuras de los labios de Justin. Chorro tras chorro seguían brotando de sus hinchados testículos y Frankie gimió y suspiró de placer al tiempo que su pene expulsaba su esencia.
Justin tragó la cremosa sustancia ávida y repetidamente con deleite mientras inhalaba y exhalaba a fondo por el esfuerzo y con placer el almizcle de los testículos sudorosos de Frankie, llenándole los pulmones. Esperó hasta que el pene de Frankie dejara de gotear, Justin apretó los labios sobre el órgano aún rígido justo debajo de su barbilla y succionó profundamente, sacando lo que quedaba de su orgasmo.
Frankie pudo sentir como su cuerpo temblaba y sus piernas se volvían gelatina por el erotismo, la repentina sensación y la idea de tener al chico que tanto amaba succionando su pene como si ya lo hubiera hecho antes. Justin, en cambio, cerró los ojos por el placer de haber excitado a su novio, ambos chicos permanecieron así hasta que Justin vació por completo el pene de Frankie, éste miró al mayor y éste último se inclinó y lo atrajo hacia sí, se besaron y pudo saborear semen, su semen, en la boca de Justin, el beso se tornó feroz con el paso de los segundos, pasó su lengua a lo largo de la de su novio, por sus dientes, probando su semen fresco y pegajoso en ellos, también deslizó su lengua por el espeso líquido que se aferraba en el interior de las mejillas de Justin, deleitándose con el sabor de su propia esencia, su pene se despertó una vez más ante la idea de lamer los restos de su propio orgasmo de la boca del menor.
Sus cuellos se torcieron a medida que se besaban repetida y apasionadamente, presionaron sus cuerpos desnudos mientras sus penes semi-erectos y húmedos, aún palpitantes de placer, se rozaban entre sí.
Se acariciaron el cuerpo desnudo, pasando los dedos por el cabello húmedo y jugueteando con los pezones y muslos del otro.
Frankie continuó besando el cuello de su novio, su pecho, lamió y succionó sus pezones otra vez erectos, el actor sintió el pene de Justin rozar su abdomen mientras comenzaba a ponerse completamente erecto, deslizó su lengua por el centro del pecho de Justin hasta su ombligo y bajó hasta la maraña de vello púbico, quería seguir bajando hasta su pene doliente de deseo pero sabía que no debía sobre estimularlo.
En vez de eso, Frankie se apartó de Justin para poder separar sus piernas y se arrodilló entre ellas, su pene estaba ahora duro de nuevo al igual que el de Frankie.
-¿Justin?-susurró Frankie, llamando la atención de su novio.
-¿Sí?-contestó Justin mirándolo a la cara.
-¿Me vas a follar?
-No, no voy a follarte-contestó Justin-lo que voy a hacer va más allá de un simple "follar", Frankie. Voy a hacerte el amor, voy a hacer todo lo que quieras-
Frankie no pudo evitar sonrojarse ante tales palabras. Pero reaccionó tras un breve segundo.
-Entonces quiero que me hagas el amor. Quiero sentir tu pene palpitando dentro de mi cuerpo, llenándome con tu esencia de amor.
-Claro-dijo Justin, cerrando la distancia y besándole una vez más-lo que tú quieras-añadió en cuanto se separaron, después de eso, buscó la petaca, la abrió y tomó un trago de ron de su interior, la arrojó al notar que ya estaba vacía. Luego tomó una almohada y la colocó debajo de las caderas de Frankie, separó sus piernas y se posicionó entre ellas, sin ninguna preparación previa, la punta del miembro de Justin se acomodó contra la entrada de Frankie, de algún modo, Frankie se sintió diferente esta vez, lo que estaban a punto de hacer no era impulsado por la lujuria ni para satisfacer un deseo sexual. Esto no tenía nada que ver con tener sexo o un simple polvo, era más significativo que eso, estaban a punto de unirse como dos amantes, no como dos adolescentes desesperados y excitados, estaban a punto de unirse por el amor que sentían el uno hacia el otro.
Esa era toda la diferencia del mundo.
Tomando unas cuantas inhalaciones y exhalaciones para calmarse, Justin presionó sus caderas hacia delante, y Frankie inhaló profundamente mientras contraía los músculos de su estómago, la punta de su pene se introdujo en su entrada mientras Justin ejercía presión con cuidado, ambos soltaron obscenidades de diferentes tipos apenas la punta presionó en su interior, fue sólo un poco, pero Frankie pudo sentir como sus entrañas se desgarraban. Debía estar escrito en su cara porque Justin hizo una pausa, mirándolo con preocupación.
-¿Me detengo?-preguntó, Frankie negó rápidamente con la cabeza no queriendo retrasar más ese acto.
-No soy de cristal, Justin. Sólo muévete, amor-le dijo Frankie, Justin accedió ahora con nuevos ánimos, bajó la guardia y ambos chicos gruñeron y se tensaron mientras comenzaban a unirse.
Lentamente, Frankie sintió que el miembro de Justin comenzaba a penetrar su cuerpo, sintiendo ese duro y grueso trozo de carne moviéndose dentro y fuera de él, se estremeció y jadeó por el placer de ser penetrado y el placer de ser marcado por su novio. Justin también gruñía y jadeaba, y los sonidos que salían de la boca de su novio lo hacían estremecerse de placer.
-Joder, qué bien te sientes... qué bien se siente esto-dijo Justin sin aliento mientras entraba y salía torpemente de la entrada de Frankie.
Frankie no podía responder ni pensar, su mente comenzaba a nublarse, Justin gimió y se topó con los ojos de su novio, embistiendo contra su trasero. El sonido de las nalgadas invadió el garaje mientras a Frankie le costaba mantenerse en sus cinco sentidos, aquello se sentía tan... íntimo, con los ojos siempre fijos en Justin mientras lo follaba con ansia, buscando el estrecho calor de sus paredes internas. Gimió conforme el miembro de Justin rozaba un punto oculto en su interior que hizo que la mente de Frankie diera vueltas, no era capaz de razonar, en lo único que podía concentrarse era en hacer sentir bien a su novio.
Por otra parte, Katherine acababa de salir de la habitación principal tras dejar una manta más para Jane y Bryan, cerró cuidadosamente la puerta tras de sí y caminó por el pasillo dispuesta a seguir entregando las mantas que había encontrado cuando, en eso, se topó con Kenneth quien se había levantado del sofá donde dormía para ir al baño.
-¿Qué haces todavía despierta? ¿no puedes dormir?-preguntó el hombre a su compañera de escena.
-Ahora en un rato me voy a dormir, pero resulta que estaba revisando otra vez los armarios de la habitación principal y encontré algunas mantas extra para repartir a quien las necesite-contestó Katherine-y ya que estás aquí, ten-le entregó un par de mantas-toma una más y llévasela a Erik que está en el baño. Yo saldré y le llevaré otra manta a Justin y Frankie que están durmiendo en el garaje-
-Claro. No hay problema-dijo Kenneth aceptando la manta que la mujer le entregaba-gracias, buenas noches, Kath-
-Buenas noches, Kenny. Descansa un poco-le dijo ella, después de eso, el hombre se dirigió al baño, ella salió de la casa por la puerta del lavadero y se dirigió al garaje, una vez allí, golpeó el cristal de la ventana de la puerta para llamar la atención de los dos chicos que estaban ahí dentro pero no obtuvo respuesta. Entonces volvió a intentarlo con un poco más de insistencia obteniendo de nuevo el mismo resultado, lo que le hizo pensar que tal vez ya estaban dormidos-¿Justin? ¿Frankie? chicos, encontré…-
Tan pronto como abrió la puerta del garaje para entrar a dejarles la manta que había sobrado, Katherine se detuvo en el umbral de la puerta viendo algo que la dejó un poco asombrada: a pesar de la falta de luz en la habitación, pudo ver a Justin y Frankie acostados en el colchón colocado en el medio del piso, ambos estaban desnudos y vio como Justin colocaba su mano en la parte baja de la espalda de Frankie, haciendo que se inclinara un poco hacia atrás, apenas se sentó hacia arriba lo llevó con él mientras las manos de Frankie se aferraban rápidamente a sus hombros para que no se cayera sobre el colchón, ahora estaban pecho contra pecho y Frankie estaba en el regazo de su novio, completamente sentado sobre su pene. Como una pequeña prueba, Frankie movió sus caderas hacia arriba y lentamente volvió a introducir el miembro de Justin en su interior, Justin inhaló y exhaló profunda y lentamente, concentrándose en el placer de tener su pene rodeado de piel caliente y húmeda, la piel caliente y húmeda de su amado.
Rápidamente, Katherine se apartó de allí, cerró la puerta tras de sí mientras se llevaba una mano a la boca en un intento de salir de su asombro, tras un breve instante lo consiguió y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Viendo que los chicos no iban a necesitar la manta sobrante, volvió a la casa y entró a la sala donde Kenneth ya estaba de vuelta en su lugar en el sofá.
-Parece que no te tomo mucho tiempo-comentó Kenneth una vez que vio a su compañera preparándose para dormir.
-Frankie y Justin están bien-se limitó a decir Katherine mientras se metía en el colchón individual que había colocado previamente en el suelo alfombrado de la sala. Kenneth la miró con una ceja arqueada en señal de confusión.
-¿Eh? ¿qué? ¿qué quieres decir?
-Fui a llevarles la manta que sobraba y los vi muy... juntos, por así decirlo-contestó ella-no quise molestarlos-
-Oh, de acuerdo-dijo Kenneth-suerte para ellos, ¿no?-
-Supuse que no la necesitaban, después de todo, se estaban calentando bastante bien-comentó Katherine, a lo que Kenneth casi se sonrojó de vergüenza al captar el doble sentido en la frase de su compañera de trabajo-¿sabes? no estoy muy de acuerdo con lo que hacen, pero por lo que vi, es evidente que se aman mucho y son libres de tomar sus propias decisiones. Es bueno saber que son felices así-
-Me alegro por ellos-dijo Kenneth, quien volvió a acomodarse en el sofá para dormir, no sin antes volver su mirada a la ventana-hablando de eso, parece que la tormenta continúa-
-Bueno, vamos a dormir y tal vez se calme mañana por la mañana-dijo Katherine-buenas noches, Kenneth-
-Buenas noches, Kath. Que duermas bien.
Tal como dijo Katherine, en cuanto salió la luz de la mañana al día siguiente, el viento frío se calmó ligeramente y la tormenta de nieve se disipó, pero a pesar de todo, tanto la calle como los árboles, los arbustos y los techos de las casas seguían cubiertos de capas de nieve.
En el garaje de la casa Wilkerson, dos chicos en particular dormían acurrucados en el colchón que habían colocado en el suelo la noche anterior, con la mitad de sus cuerpos desnudos cubiertos con mantas, dejando sólo al descubierto sus pechos. Frankie fue el primero en despertarse, tenía un ligero dolor de cabeza, y la luz del día que se filtraba por la persiana de la pequeña ventana de la puerta del garaje le molestaba, así que cerró los párpados un momento y luego los abrió, esperó a que sus ojos se acostumbraran a la luz, y miró a su alrededor, dándose cuenta de que allí, en ese mismo colchón, acostado a su lado y abrazado a él, estaba Justin, pero lo que más le impactó fue el hecho de que ambos estaban desnudos. Inmediatamente las imágenes de lo vivido la noche anterior vinieron a la mente del actor, recordó que estaba sentado en ese mismo colchón con su novio, recordó también que habían estado bebiendo ponche de huevo mezclado con alcohol, no hasta el punto de embriagarse pero habían bebido lo suficiente como para desinhibirse.
Entonces lo siguiente que recordó fue lo mucho que había disfrutado hacer el amor con su novio y pensar en ello, hizo que su corazón latiera con fuerza dentro de su pecho mientras un sonrojo aparecía en su rostro, no podía creerlo, anoche Justin y él se habían unido en un solo ser, había perdido su virginidad con el chico que más amaba en este mundo, simplemente lo sentía como un sueño, era algo que aún no terminaba de creer y le tomaría un buen tiempo asimilarlo.
-Ngh...-Frankie salió de sus pensamientos apenas escuchó un gemido provenir de su novio quien se apartó lentamente para incorporarse, pudo verlo estirarse mientras se restregaba un ojo en un intento por quitarse el cansancio de la cara, luego dirigió su mirada hacia él y le dedicó una pequeña sonrisa-buenos días, amor-
-Buenos días a ti también, encanto-contestó Frankie correspondiendo a la sonrisa de Justin-¿qué tal dormiste?-
-Genial, más sabiendo que estabas aquí conmigo-dijo Justin, tales palabras hicieron que Frankie se sonrojara ligeramente mientras en su mente repasaba todos los acontecimientos de la noche anterior-así que... ¿te gustó el regalo de Navidad que te di anoche?-
-Claro, me encantó. Fue genial, estuviste perfecto-dijo Frankie-¿crees que pueda devolverte el favor?-
-Sí, claro. ¿Por qué no?-dijo Justin-pero tendrá que ser otro día, no creo que pueda aguantar otra ronda después de lo de anoche-
-¡Oh, vamos! ¿ya perdiste la virginidad anoche y ahora te cansas?-preguntó Frankie en tono burlón, haciendo reír a ambos, después de un par de minutos, ambos se calmaron-¿no crees que deberíamos regresar? seguramente los demás ya están despiertos, y no queremos preocuparlos-
-Sí, vamos-contestó Justin-pero primero, busquemos nuestra ropa y vistámonos, no podemos volver a entrar así-luego de decir eso, Justin se levantó del colchón y fue a recoger su ropa que estaba esparcida por el suelo desde la noche anterior, Frankie no pudo evitar sonrojarse un poco cuando el trasero de Justin se hizo claramente visible y rebotaba con cada paso que daba, pero rápidamente salió de su propia vergüenza y comenzó a levantarse del colchón para buscar su propia ropa. Lastimosamente, cuando apenas quiso levantarse, pudo sentir un agudo dolor proveniente de su espalda baja y dio un quejido que llamó la atención de su novio-Frankie, ¿qué te pasa? ¿estás bien?-preguntó mientras se acercaba al otro chico llevando parte de su ropa con un brazo y tomando la cara de Frankie con su mano libre.
-No, me duelen las caderas horriblemente-respondió Frankie-supongo que me costará un poco volver a moverme y salir del colchón-
-Siento que te hayas hecho daño, amor. Veo que anoche me dejé llevar un poco-admitió Justin mientras besaba la frente de su novio, pero Frankie le miró con el ceño fruncido.
-¿Y de quién es la culpa que terminara así en primer lugar?-preguntó Frankie molesto-tú fuiste el que me embriagó anoche, si mal no recuerdo-
-Fue enteramente tuya sinceramente, porque decidiste seguirme la corriente y embriagarte tú también-contestó Justin de manera burlona, esa respuesta solo hizo que Frankie se molestara más-no me mires así, te diré algo, buscaré tu ropa para que puedas vestirte, con eso podemos decir que estamos a mano-
Nuevamente Justin se alejó y comenzó a deambular por el garaje buscando el resto de su ropa y la de su novio, Frankie no pudo evitar dar un pequeño gruñido ante las palabras de su amado.
Más tarde, luego de volver con el resto de sus compañeros, tomar un rápido pero llenador desayuno reunidos en la cocina, Frankie estaba de nuevo en su habitación, acostado boca arriba en su cama mientras en su mente pensaba y repasaba las imágenes de lo que él y Justin hicieron la noche anterior. El sonrojo que se dibujó en su rostro al ver el trasero de Justin rebotando a cada paso que daba en el garaje mientras buscaba su ropa volvió a su rostro pero esta vez en un tono más intenso, aunque por otro lado, no pudo evitar sentirse feliz, a pesar de que su novio no celebraba la Navidad se había tomado la molestia de darle el mejor regalo de todos: su profundo afecto y su virginidad, y eso era algo que Frankie siempre recordaría. Es más, estaba deseoso de agradecerle a Justin por haberle hecho tan maravilloso regalo, sólo rogaba que no tuviera que esperar demasiado para hacerlo.
