Sin un Mañana
Capítulo 2: Hogar Ilusorio
Por las calles de Saint Michael
De pronto el mundo (o al menos la ciudad) se había vuelto una auténtica pesadilla para la familia Matsubara. Avanzaban penosamente por las calles de su ciudad natal con los nervios de punta en medio de una aún incipiente y helada oscuridad. Y aunque no había garantías de que si llegaban a su casa todo terminaría ahí por lo menos se notarían más seguras. Por fortuna sus celulares no habían sonado con interferencia ni una sola vez desde que se alejaron del shopping… Pero al rato notaron que la calle frente a ellas estaba derrumbada completamente sin posibilidad de verse hasta el fondo como de si un abismo de tratase… Aquello les cortaba el acceso más rápido hacia su casa… Y aunque lo pensaron desde antes ninguna se atrevía a volver sobre sus pasos e ingresar al shopping en busca de sus autos en los que habían viajado después del mediodía. Aquello quedaba fuera de cuestión… También intentaron más de una vez forzar la puerta de algún auto por el camino pero aunque algunos tenían la llave puesta simplemente no arrancaban al girarla. Pero en uno de esos intentos habían encontrado una tubería de acero oxidada de algo de más de un metro de largo en un asiento trasero así que no fueron todos intentos en vano. Yuuna lideraba el paso que iniciaban por otra calle alumbrando con la linterna del celular mientras que Nanami ya había reemplazado el palo de golf por la tubería que parecía una mejor arma de melé (no le gustaba dejar de lado el palo de golf pero no podía llevar cómodamente ambas armas aunque a esta última se lo dio a Hiyori). De pronto el celular de Yuuna sonó pero no con interferencia como de radio sino con el de llamada habitual de su aparato comunicador. En la pantallita aparecía el nombre de Sawaguchi Mai, una amiga del matrimonio.
– ¿¡Diga!? ¿¡Mai…!?
Se apresuró a contestar Yuuna bastante esperanzada de no estar a solas en un momento en que la ciudad estaba a oscuras, silenciosa y solitaria.
– ¡Yuuna, menos mal que estás bien! ¡Porque estás bien, ¿verdad!?
Mai sonaba como la misma de siempre para alivio de Yuuna.
– Sí, mi familia y yo estamos bien por ahora… Estamos de camino a nuestra casa… ¿pero Reo y vos dónde están? ¿A ustedes también les está pasando… algo extraño…?
– ¡Y que lo digas…! Algo muy raro nos estuvo pasando desde esta tarde cuando…
Y así Mai les iba contando por medio del celular o móvil que cuando volvían de la ciudad vecina de Uminari en la que vacacionaron Reo y ella misma de pronto su auto dejó de funcionar sin razón aparente sufriendo así un accidente de tránsito cerca del centro de Saint Michael… y que cuando despertaron la ciudad estaba cubierta de una espesa neblina, silenciosa y solitaria. Yuuna y Nanami escuchaban con atención el relato de Mai que se parecía al que habían sufrido ellas mismas.
– ¿Tienen alguna idea de lo que nos está pasando…?
Les preguntó finalmente Mai al terminar su relato.
– Pues no, pero no respondiste a mi primera pregunta, Mai. ¿Dónde están ustedes?
– Ah, estamos frente al portón de tu casa ya que era el sitio más cercano que conocíamos cuando pudimos orientarnos mejor… Por cierto, hasta recién nuestros celulares no funcionaban pero ahora funcionan, sí, pero mal; porque marqué todos los números de nuestras otras amigas además del de la policía y de la grúa para nuestro auto pero el móvil no hace nada cuando llamo a esos números.
– ¿Acaso ustedes también se encontraron con… extrañas criaturas…?
Yuuna apretaba el celular con fuerza.
– ¿Extrañas criaturas…? ¿De qué estás hablando, Yuuna? Aunque lo raro es que además de que Saint Michael ahora parece una ciudad fantasmal se hizo de noche de repente…
– No importa, ya estamos cerca de nuestra casa. Aguarden allí y de ser posible estén con la guardia alta con algún arma.
– No creo que nadie vaya a aparecer por aquí y menos algún asaltador…
Le respondía Mai pero Yuuna y Nanami ya no estaban tan seguras de ello. Y aparentemente además de servir de linterna y de "radio" con sus celulares sólo se podían llamar entre ellas… En todo caso ahora debían redoblar el paso junto con Hiyori. Pero un poco más adelante la calle estaba repleta de grandes escombros como si se hubiese derruido un edifico entero a mitad de la calle…
– Mierda, Nanami, sólo nos queda otra calle para no tardarnos tanto en dar un rodeo hacia nuestra casa…
Se quejaba y lamentaba Yuuna. Nanami le puso una mano en el hombro y la besó en la nariz a su esposa:
– Por fortuna estamos a solos tres cuadras. Vamos, no creo que todas las calles estén cortadas.
Yuuna le sonrió para luego volver a ponerse en marcha. Estuvieron atentas a cualquier señal de peligro pero por fortuna nada les impidió el paso tomando otro camino para llegar frente al gran portón de su casa/mansión donde el otro matrimonio las esperaba.
– ¡Yuuna, Nanami! ¡Qué bueno es volver a verlas!
Mai abrazó brevemente a Nanami y le dio un apretón de manos a Yuuna.
– Lo mismo digo, Mai.
Le devolvió el saludo Yuuna que se apuró a abrir con su llave la alta verja del portón y para cuando las cinco estuvieron del otro lado del mismo se apresuró a su vez a volver a cerrarlo con llave. Luego abrió la puerta doble principal de su casa pasando al amplio hall central: todo en el interior de la casa parecía normal y para alivio de todas las luces eléctricas internas de la casona funcionaba al presionar los respectivos interruptores. Lo únicos elementos eléctricos que no se activaban era en verdad todo lo demás: ni los televisores, ni las computadoras, ni el tocadiscos…
– Qué día de locos, gente… Si hubiesen tardado más en volver me habría hecho pis encima de los nervios…
Confesaba Reo sentándose en uno de los sillones dobles de los que disponía el gran hall.
– ¡Reo!
– Eh Mai, no me regañes porque ahora mismo creo que ya tenemos bastantes dramas importantes de los que preocuparnos, ¿no crees?
Le decía Reo y Mai tuvo por esta vez que darle toda la razón. Pero ahora que estaban todas en la relativa seguridad de la mansión Matsubara ninguna sabía muy bien cómo proseguir… Todas se pusieron a discutir sobre la cuestión y cuando a Mai se le ocurrió volver a llamar a sus otras amigas y hasta conocidos no pasaba nada cuando ni marcaba los números ni cuando apretaba el botón de los respectivos números que tenía agendados. Cada una de las otras probó con su propio celular pero a todos les pasaba lo mismo: sólo se podían intercomunicar entre ellas mismas con los móviles. Bueno, esto último ya era algo positivo en medio de tanta incertidumbre…
– No podemos estar encerradas aquí por el resto de nuestras vidas…
Mencionó Reo de forma críptica.
– No sabemos lo que está pasando pero podemos al menos intentar averiguarlo, ¿no es así?
Recalcó Nanami y todas las demás estuvieron de acuerdo. Se pusieron a registrar el interior de la mansión pero todo lucía normal dentro de la misma… Era como si la casa Matsubara se hubiese vuelto de pronto un ancla de normalidad entre tanta locura...
En la sala de juegos del primer piso el televisor pantalla plana, que hasta ese momento no funcionaba, se activó de pronto emitiendo un sonido similar al de la "radio" mostrando de imagen sólo barras de estática... Hiyori fue la primera en notar que la TV se había encendido sola… Sólo ante esa noción la nena largó un ligero chillido retrocediendo dos pasos en la amplia sala pero sin dejar de ver la pantalla blancuzca con rayas negras del televisor… Iba a advertirles a sus mamás y a sus tías pero la pantalla de la TV de pronto mostró la misma imagen que la de aquella extraña pantalla de cine en medio del pasillo del shopping: la de un mar calmo (hasta se escuchaba un oleaje tranquilo). Hiyori no sabía lo que la atraía de aquella escena en movimiento… Pero por raro que pareciera iba perdiendo el miedo avanzando a pasos lentos hacia la TV… Cuando casi tenía la pantalla de la TV al alcance de la mano su madre pelirroja la vio:
– ¿¡Hiyori!?
Nanami la agarró por detrás por los hombros haciendo que su hija reaccionara alejándose ella misma de aquella imagen… Cuando Hiyori volvió a ver la pantalla esta sólo volvía a emitir estática… La nena de cabello largo verde le explicó todo a su madre Nanami y esta ya empezaba a sospechar que había algo que "hipnotizaba" a su hija cuando se le mostraba esa imagen del mar calmo… ¿Pero qué significa aquello…? Cuando Nanami quiso apagar la TV con el control remoto la pantalla se apagó antes de que la pelirroja apretara el botón rojo… Todo esto último lo vieron madre e hija así que acordaron que debían mantenerse lejos de la TV… o de cualquier otra pantalla que pudiera mostrarle "el mar calmo" a la nena. Así estuvieron de acuerdo las otras tres al escuchar todo de parte de Nanami e Hiyori.
Un poco después…
– ¡Ya basta de tantas rarezas!
Casi gritó Reo de enojo cuando terminaron de inspeccionar los tres pisos que poseía la casona Matsubara. En concreto Reo mencionó esto cuando en el segundo piso descubrieron sobre la cama matrimonial de Yuuna y Nanami un mapa de la ciudad de Saint Michael con cuatro indicaciones claramente marcadas. Se trataba de cuatro círculos hechos sobre cuatro localizaciones: el hospital, el cementerio, la sociedad histórica y la plaza pública del centro.
– ¿Tendrá algún sentido… ir hacia alguno de esos sitios…?
Se preguntaba Mai tanto para sí misma como para las demás.
– Nada de lo que nos estuvo pasando en las últimas horas tuvo mayor sentido… así que…
Iba comentando Yuuna pero Reo la interrumpió:
– No lo digas.
– Reo, no seas descortés… y aunque no me termino de creer lo de los "monstruos" por lo menos podemos creer que sí que nos pasa algo extraño.
Mencionó Mai y Reo refunfuñaba en voz baja pues no le quedaba otra más que darle la razón a su novia.
– Es como si alguien quisiera guiarnos hacia esos sitios de la ciudad para… Bueno, no se sabe para qué pero no puede ser algo bueno…
Consideraba en voz alta Nanami.
– Quieres decir que aunque sea muy arriesgado no nos queda de otra más que ir a esos sitios… Pero considerando que estamos incomunicadas y toda le demás gente como que desaparecieron en Saint Michael no nos queda de otra.
Replicaba Mai. Tras deliberar un rato más todas (salvo Reo que se mantenía algo apartada del resto por estar aún más molesta que preocupada) decidieron que bien podrían probar a dirigirse primero a la plaza que era de los cuatro el punto más cercano a la mansión. Reo seguía quejándose en voz baja pero Mai al final la convenció con sabias y amables palabras. Pues bien, las cinco se prepararon para salir de la casona Matsubara poniéndose ropa más abrigada y protectora de la que llevaban, cada una de las adultas se armó con un cuchillo de cocina o de mesa, Yuuna y Mai agarraron las dos únicas linternas que había en la casa y Reo a su vez además agarró el palo de golf que tenía Hiyori. La nena sólo llevaba un bolso mediano y vacío con bordes de zinc pudiendo así causar algo de daño a cualquier monstruo que se le acercara mucho.
De nuevo frente al portón de la mansión…
Ya fuera de la casona Yuuna y Nanami dejaron las luces de enfrente activadas pues no era hora de preocuparse por la factura de luz. Aquello era como tener un faro en medio de toda la penumbra u oscuridad que seguía siendo imperante por las veredas y calles de la ciudad. Luego el quinteto empezó la nada grata caminata hacia la plaza que estaba ubicada a cuatro cuadras de su hogar. Ya antes Yuuna probó el auto del garaje pero aunque giraba la llave el vehículo no arrancaba… Así pues estando a una cuadra y media de la plaza central las "radios" de todas empezaron a sonar con interferencia. Yuuna maldijo pero se apresuró a empuñar su cuchillo de cocina. Mai y Reo estaban consternadas pero atentas ante la llamada de atención de Yuuna:
– Cuidado, algo anda cerca.
– ¿Algo? ¿No querrás decir alguien?
Le preguntaba Reo a Yuuna.
– Shhh, Reo. Se escuchan pasos…
Todas seguían quietas con los nervios de punta mirando en todas direcciones. Frente a las féminas pudieron llegar a alumbrar a un par de maniquíes "desnudos" de mujer pero sin cabeza… Ninguno de los dos maniquíes sostenía arma alguna pero en cambio poseían uñas sumamente largas que parecían ser afiladas tanto en la punta como a los lados.
– No, no puede ser verdad…
Susurraba Reo temblando del miedo y Mai se puso frente a su novia esgrimiendo su palo de golf. Los dos monstruos seguían acercándose lentamente con pasos pesados… Y Yuuna, pensando en que era su deber protegerlas a todas (sobre todo a su esposa e hija) se adelantó a enfrentar a los maniquíes (siendo ellas tantas esquivar a los monstruos sería aún más difícil que pelear). Aunque la propia Yuuna temblaba logró mantener firme el agarre de su tubería oxidada (a la pistola ya no le quedaban balas). Le asestó un impacto a la altura del codo justo a tiempo cuando el maniquí quiso asestar un arañazo a un lateral de la cabeza de Yuuna que terminó por doblarle el brazo izquierdo al monstruo femenino haciendo de paso que este retrocediera un poco. Pero Yuuna no lo dejó reaccionar propinándole más impactos seguidos que lograron hacer caer al primer maniquí. El otro ya estaba peligrosamente muy cerca de Yuuna pero su esposa, con su palo de golf de acero inoxidable le asestó un impacto a un costado de la panza del adefesio cuando éste tenía levantado los dos brazos y con las manos abiertas como queriendo empezar a estrangular a Yuuna. Pero al igual que la rubia la pelirroja no le dejó tiempo para reaccionar al otro maniquí logrando hundirle el costado de la panza (aparentemente estos maniquíes eran huecos por dentro) hasta hacerlo caer. Ambos monstruos se estaban retorciendo en el piso de concreto a mita de la calle pero fueron rematados por el matrimonio con unos impactos más. Yuuna y Nanami respiraban agitadas pues tanto esfuerzo y miedo las dejó con pocas fuerzas de momento. Hiyori se les acercó para abrazarlas a las dos a la vez al ratito para cuando el matrimonio se besó en los cachetes.
– Lo suyo resulta una muy enternecedora escena familiar pero ahora tenemos que seguir avanzando.
Mencionó Mai jalando de la mano aún algo temblorosa de Reo. Así pues, llegaron por fin a una esquina de la plaza (la plaza ocupaba toda la manzana) y además empezaba a "clarear" notándose cada vez menos la oscuridad y más una espesa neblina. Todas se preguntaban cómo era posible que el tiempo transcurriera de forma diferente (o distorsionada) que en su mundo normal… Pero no debían demorarse para empezar a buscar lo que sea que estuviesen buscando en aquella plaza. Y aunque todo estaba calmo y hasta silencioso por lo menos podían ver algo mejor ahora así que desactivaron las luces de sus celulares y linternas. Decidieron no separarse y empezar a buscar desde el centro del sitio (al que ya habían llegado) hasta sus inmediaciones. Tendría que ser algo un tanto llamativo lo que estuviesen buscando aquí… Es decir, claro, en caso de que fuese un objeto… Pero cerca del centro había una fuente mediana en la que algo parecía brillar en un lado de la misma debajo del agua… Mai fue la primera en notarlo pero fue advertida por Nanami de que NO metiera la mano en el agua porque esta estaba electrificada (Nanami había leído un cartel pegado a una estructura enrejada anexa a la fuente que advertía de esto mismo).
– Genial, ¿cómo se supone que recogeremos esa llave? Podría ser lo que buscamos en esta plaza.
Maldijo Mai pero Nanami, revisando mejor la estructura enrejada notó que por el lado trasero no había rejas habiendo una máquina que emitía un murmullo como de motor encendido. Había seis botones (uno rojo grande y los otros cinco del mismo color pero más pequeños todos en hilera). No había anotación alguna de las instrucciones sobre cómo apagar la máquina y desde ya podría ser muy arriesgado tratar de romperla para que dejase de funcionar. Pues bien, se tuvieron que devanar bastante los sesos para tocar en el orden correcto los botones de la máquina eléctrica pero al final lograron resolver el enigma (se dieron cuenta al notar que la máquina dejaba de funcionar). Todo volvía a estar en sumo silencio. Sólo entonces Mai se atrevió a agarrar la llave sumergida. Cuando la tuvo en su poder la examinó con cuidado: tenía grabada en la misma superficie de la llave dos palabras "Jardín Secreto". Entonces Yuuna recordó que había cuatro jardines rodeados de grandes arbustos ubicados en círculo muy bonitos en esta plaza cerca de cada una de las esquinas del lugar. ¿Pero en cuál de las cuatro estarían? Aunque fuese engorroso debían ir todas juntas a revisar cada uno de esos jardines porque era demasiado arriesgado separarse en dos grupos por más que eso les ahorrara tiempo. Pues bien, se dirigieron hacia la esquina por la que habían llegado pero en ese jardín no había nada de interés, fueron a la otra esquina pero tampoco había nada importante y cuando llegaron hasta el tercer jardín nuevamente no había nada que les llamase la atención ahí… Sólo quedaba revisar el último jardín… Pero cuando estuvieron cerca sus "radios" empezaron a sonar con ese ruido con el que ya empezaban a familiarizarse. Delante de ellas había dos perros sin pelo de lengua larga y detrás de ellas un maniquí y uno de esos monstruos que tenían pegados los brazos a las costillas cuyo "rostro" no era más que un montonazo de profundas raspones y heridas cicatrizadas.
– Mierda…
Las cuatro se prepararon para el combate dejando protegida a Hiyori en medio. De nuevo en vez de esperar a ser atacadas Nanami y Yuuna se adelantaron un poco para enfrentar a los perros. Yuuna, la que más poseía destreza le llegó a clavar su cuchillo en el cuello a uno de los perros cuando este le saltaba aunque se lastimó la muñeca en el proceso. Nanami por su parte le partió con su palo de golf el cráneo al otro perro que había venido por ella a morderle las piernas. Mai y Reo apenas podían contra el maniquí y el camisa de fuerza pero el matrimonio Matsubara fue a auxiliarlas tras eliminar a los perros. Yuuna le arrojó su cuchillo al camisa de fuerza con tanta buena suerte que le dio justo en el pecho cuando este lo abría para escupir desde esa parte de su cuerpo un ácido y así el monstruo de camisa de fuerza cayó al piso de concreto contorsionándose furiosamente durante un momento para luego morir desangrado… El otro monstruo-maniquí fue abatido por Mai golpeándole con el palo de golf en las piernas y luego rematado con un palazo en la espalda. Las cuatro estaban agotadas por el esfuerzo y los nervios… Pero apenas pudieron tomarse un respiro se dirigieron sin más demora al último jardín circular y allí sí que había algo un tanto inesperado: en medio del jardín había un cofre mediano grande que estaba cerrado con llave. Mai usó la llave obtenida de la fuente, lo abrió y sacó un pedazo de papel en bastante buen estado que tenía un pentagrama de color verdoso en la parte frontal y en la parte de atrás se alcanzaba a leer un mensaje que decía: "Hasta los ciegos requieren ojos si quieren contemplar el futuro".
– ¿Será esto lo que estábamos buscando…?
Se preguntaba Mai en voz alta mientras les mostraba a las demás el gran pedazo de papel. Pero de pronto Nanami, que ya había terminado de ayudar a revisar la muñeca lastimada de su esposa, notó que Hiyori sacaba el medallón que llevaba consigo desde su desventura en el shopping el cual empezó a emitir una luz verdosa cada vez más potente… y que terminó por volverse un destello que las envolvió y encegueció temporalmente a las cinco... Y luego cuando el destello fue disminuyendo pudieron distinguir que todas estaban de vuelta frente al gran portón de la mansión Matsubara…
– ¿Volvimos a nuestra casa…? ¿Pero cómo es posible…?
Ahora era Yuuna la que se preguntaba lo anterior en voz alta pero ninguna de las otras tenía en claro lo que estaba sucediendo como para responderle.
Fin del Capítulo 2
Saori, Miko y Sahi: Gracias por sus comentarios, buenos lectores yuristas. Espero que este segundo cap también les haya resultado bueno o interesante. Pero les adelanto que un poco más adelante en esta desventura de nuestro quinteto protagonistas habrá algo de Yuri "explícito" (además de lo implícito que ya se leyó xd) y además ya para el final del capítulo que viene dejaré constancia de una "Toma de Decisión" en la que ustedes podrán empezar a ir eligiendo parte del rumbo que tomará esta historia. ¡Saludos, yuristas de corazón!
