Red Velvet
Capítulo 112: Cambio
…
No importaba nada más.
Solo ella, solo ellas, juntas.
Ruby la observó, sonriendo, brillante, como siempre, tan pero tan brillante. Las luces del lugar eran intensas, podía ver cada destello en sus ojos plateados. Estaba enamorada de esos ojos, de ese cuerpo, de esa sonrisa, de esa mujer, de todo su ser.
Antes, le sorprendía, como poco a poco, cada día que la veía, cada día que la conocía más, que descubría cada centímetro de su existencia, se sentía aún más atraída, atraída de todas las formas posibles. Era para ella, quería que Ruby fuese para ella, desde el comienzo. Y por supuesto que tuvo dudas, muchas, demasiadas, sin siquiera entender cómo era posible que pudiese sentir algo tan fuerte por una mujer cuando jamás tuvo la más mínima idea de que aquella podía ser una posibilidad.
No, la Weiss de hace años jamás hubiese creído que terminaría encontrando a su persona, a su alma gemela, a su compañera de vida, mucho menos imaginaría que terminaría siendo una mujer, que terminaría así de enloquecida por una mujer. No, su yo del pasado se impresionaría, pensaría que era una broma, nada más, e incluso le sorprendería, siendo algo tan extraño para ella, un tabú más.
Empezó a saber que esas cosas existían por Coco, pero siempre le avergonzaba, porque Coco nunca hablaba de sentimientos, era más de la acción, y eso, sin importar de quien fuese, de quien proviniese, siempre le causaría vergüenza.
Ahora ya no era así.
En su niñez cambió con la muerte, en su adolescencia cambió ante su rebeldía, en su adultez cambió a causa del accidente que la marcó, y ahora cambiaba de nuevo.
Cambiaba, día a día, y le gustaba cambiar, le gustaba conocer cosas de sí misma que creyó inexistentes.
Y amaba que Ruby la ayudase en ese camino.
Que la acompañase.
Y eso quería para su futuro.
Ruby soltó una risa, sus miradas manteniéndose unidas durante momentos eternos. Pudo ver cierta vergüenza en su rostro, sus mejillas rojas, y probablemente las suyas estuviesen iguales. Era un gran paso, lo sabía, pero Ruby no parecía molesta, no, solo avergonzada, porque era claro que habían llamado la atención de más de alguien. Pero las manos ajenas no la soltaban, así como ella no soltaba a Ruby, aun entrelazadas, unidas, sin querer separarse.
Pero en algún momento alguien iba a destruir aquel momento.
"Quien diría que mi inocente decisión iba a convertirlas en pareja."
¿Qué?
No reconoció la voz de aquella persona, si les hablaba a ellas o no, pero logró oírla, la persona parecía de estar lo suficientemente cerca para lograrlo, la música aun sonando fuerte, a pesar de que su interés en Ruby lograse anular todo su alrededor.
Fue Ruby quien reconoció la voz, o al menos reaccionó, girando el rostro, buscando a la dueña de la voz, emocionada, así que hizo lo mismo, llevada por la curiosidad.
No iba a mentir, pero lo primero que vio, fueron las orejas.
Y ahí, logró reconocerla, sumado a la expresión de Ruby, animada.
Era Velvet.
Nunca le había visto el rostro, así que no la podría reconocer, pero ahí, ya era imposible no saberlo. Esta las estaba observando, sonriéndoles, sus ojos eran oscuros, pero estaban brillantes también entre todas las luces. Se veía una mujer agradable, o sea, lo era, pero jamás le había dado un rostro, y le pareció impresionante el verla así, ahí.
Y si, ahora que lo tenía en cuenta, fue Velvet quien escogió a Ruby para ella, y ahora quería preguntarle porqué.
Escuchó la risa de Coco antes de que ninguna pudiese decir nada más, esta apareciendo atrás de Velvet, sujetándola de los hombros, sonriéndoles.
"Vaya espectáculo que dieron, si querían llamar la atención, lo lograron."
Oh.
Se obligó a cerrar los ojos, sin querer ver a Coco a la cara, que esta le decía muchas cosas sin decirle nada, solo con su mirada, con su expresión, y se vio sintiéndose roja, demasiado. No fue capaz de soltar a Ruby, sabiendo que se iba a avergonzar aún más al hacer aquel movimiento.
Pero sus brazos se movieron, las manos de Ruby liberándola, separándolas, pero no era para huir de ella, ni para alejarse, no, Ruby mantuvo sus manos en las suyas, sujetándola, y ahí recién abrió los ojos, mirando a su mujer, quien la miraba, sonriendo, de buen ánimo, luciendo más tranquila sabiendo que estaba rodeada, rodeada pero de personas que confiaba y no solo extraños, lo que la hacía sentir más cómoda, y eso le causaba ternura.
"Velvet tomó la mejor decisión."
No supo si Ruby lo dijo lo suficientemente fuerte para que la mujer a su lado lo escuchase o no, pero ella lo escuchó, y los plateados la miraban fijamente, tan hermosos, que se vio una vez más hipnotizada en esos ojos.
Si, creía lo mismo.
Nunca hubiese cambiado de no ser por eso.
De no ser por Ruby.
Una pequeña decisión dio curso a toda esa historia.
Se vio sonriendo también, siendo embargada por aquella emoción en Ruby, en su rostro, en su voz, llena de felicidad, de ánimo, como el cachorro adorable que era, y le era imposible mantenerse sin expresión cuando la veía así. Simplemente sonreía, simplemente se sentía feliz.
Se vio asintiendo, dándole una mirada a Velvet, quien parecía divertida mirándolas.
"Te lo agradezco."
Obviamente ya le había agradecido a Coco por darle todos esos empujones durante ese tiempo, pero si, Velvet también había participado, y había cuidado a Ruby durante todo el tiempo que trabajó en el Red Velvet, así que estaba también agradecida por eso. Todo quien había cuidado de Ruby, de su mujer, merecía su agradecimiento.
Cuando volvió a mirar a Ruby, esta parecía de nuevo ligeramente avergonzada, y no se aguantó y llevó las manos hacia sus mejillas, estas enrojecidas, siempre cálidas, y las sujetó, y notó como esta se puso aún más roja, no podía evitar avergonzarla cada vez que tenía la oportunidad, ya que Ruby hacía exactamente lo mismo con ella.
"Que haría yo sin esta mujer."
Moriría, estaba segura de eso.
Desaparecería de ese mundo, o estaría muerta por dentro, permanentemente miserable, cayendo al vacío ante la más mínima cosa, siendo engullida por el agujero que tragó a toda su familia.
Si estaba ahí, en ese lugar, en ese momento de su vida, sonriendo, era por Ruby.
Ruby le daba felicidad, hacía de toda su existencia una felicidad constante, como la amaba.
Pero de nuevo, aquel momento se rompió.
Por Yang.
Esta se acercó, casi corriendo, sujetando a Ruby por los hombros, y esta se removió, liberándose de su agarre, pero sin poder escaparse del de su hermana, esta usando toda su fuerza.
"¿Ya se acabó el recreo?"
Yang parecía feliz, demasiado, completamente hiperactiva en ese momento, el ejercicio haciéndole ganar energías, tal y como le ocurría a Ruby, ambas siendo hermanas, al fin y al cabo. Le causó gracia como Ruby se retorció, ambas, Yang y Ruby, habían dejado sus chaquetas de cuero en la sala vip, así que tenían los hombros descubiertos.
"Estas sudada, suéltame, que asco."
Y sí que Yang lo estaba, pero a esta no le importaba, claramente haciéndolo para molestar a Ruby, quien hacia gestos de asco con su rostro.
Esas dos, vaya idiotas eran.
Notó como Blake estaba ahora a su lado, silente como siempre, escurridiza, pero notaba como parecía divertida, riéndose de lo que Yang hacía. No sabía por qué, pero estaba empezando a creer que Yang hacía cosas estúpidas solamente para hacer reír a Blake, y no le sorprendería, porque Ruby había hecho lo mismo por ella ya varias veces.
Coco soltó una carcajada, divertida, y la conocía, demasiado, llevaban muchos años conociéndose, pero ahora la notaba diferente, más genuina, y creía que Velvet en la ecuación era la causa.
Todas cambiaban, ¿No?
Cambiaban por alguien más.
El amor las cambiaba, y la idea le causaba alivio.
No estaba sola en eso.
"Voy a pedir que nos traigan algunas bebidas para refrescarnos."
Coco lo decía más por Yang, ya que notó como esta le dio una sonrisa cómplice. Ella misma se moría por refrescarse, había bailado bastante, durante un buen rato, y luego vino la vergüenza de tener a Ruby pegada a su cuerpo, así como el calor que eso le provocaba, y sabía que se estaba deshidratando.
Y honestamente, quería huir de la pista de baile pronto.
Comenzaron a subir las escaleras, y ya ahí arriba se excusó para ir al tocador, Ruby mirándola, sin querer separarse de ella, pero le hizo un gesto para que se calmase, no se iba a ir por mucho tiempo, pero era peligroso ir juntas, ya se conocían.
Podrían quedarse ahí dentro por horas.
Honestamente, tampoco quería separarse del grupo, sintiéndole algo vulnerable. Sabía que más de alguien debía mirarla, y no estaba lista para mirar a nadie a los ojos por ahora, al final, había salido del closet en un lugar así de público.
Si, eso no ayudaba a su reputación, en lo absoluto.
Se vio sonriendo.
Así le gustaba.
Por suerte, el baño de ahí arriba era más privado que el del primer piso, y en ese momento, aceptaba sus privilegios con gusto, aunque quizás el baño general tampoco estaría tan repleto como de costumbre, Coco siendo más selectiva con la gente que dejó entrar esta vez, o más bien, a quienes no dejó entrar, así se evitaba gente indeseable ahí dentro. Estaba segura de que no tendría un encuentro horroroso una vez más.
Ya cuando salió del cubículo, se topó a Yang en los lavamanos, esta lavándose las manos, así como echándose agua en la nuca, refrescándose de manera más literal.
Se posicionó al lado de Yang, lavándose las manos, y hubo un momento incómodo en ese momento. Sabía que tenía que decirle algo, quería decirle algo, sentía que era lo correcto, pero se vio sin palabras. Estaba segura de que los ojos lilas de Yang la estaban mirando, pero no fue capaz de mirarla de vuelta.
Esta había sido agradable, si, a pesar del absoluto miedo que le provocaba. No fue nada más que agradable, aceptándola a pesar de haber hecho sufrir a su hermana menor, a pesar de arrebatársela de su lado, y ahora, lo hacía de nuevo.
Pero no quería que las cosas se quedasen así, al final, eran familia, y era cosa de tiempo para que los lazos fuesen públicos, para que la gente indagase más en Ruby, en sus raíces, y en algún momento sabrían que Yang era su hermana, y luego sabrían que la misma Ruby estuvo en un lugar así.
Una cosa era conocer personas de ese ambiente, pero otra muy diferente era ser familia.
Y ella estaría preparada para eso.
Yang era muy diferente a Ruby, y al mismo tiempo muy similar, pero estaba segura de que tanto su padre como su hermano quedarían perplejos de ver a una mujer como Yang, aunque de solo imaginar sus caras, ansiaba una reunión familiar pronto. Sería gracioso.
Notó de reojo como la mujer a su lado dejó las manos en el mesón del lavamanos, usando tanta fuerza, con intención o no, que todo el mueble tembló, ella sintiéndolo.
Si, esa mujer era intimidante.
"Ahora que ustedes dos serán una pareja pública, entenderé que quieras ignorarme o eliminarme del camino para mantener la reputación de ambas."
Para su sorpresa, la voz de Yang sonó suave, despacio, como un susurro, y no creía que hubiese nadie más ahí adentro aparte de ambas, pero le sorprendió el cuidado que tuvo, muy contrastante con su personalidad, con su apariencia. Por Ruby, haría lo que sea, de eso estaba segura.
Eso tenían en común.
Entendía el punto de Yang, por supuesto que lo hacía, al final, esta seguía siendo una acompañante, y probablemente lo seguiría siendo por mucho tiempo más. Le decía eso, por la misma razón por la que ella evitó ser vista con Ruby, para que no la relacionaran al mundo de la prostitución.
Se vio apretando los puños.
Ahora le molestaba que así fuese, que tuviesen que negar a una parte de su familia por la mera reputación, para mantenerse en lo alto, para que no se le cerraran las puertas y que terminasen siendo la escoria de la sociedad.
No era justo.
¿Por qué tenían que desligarse de la poca familia que les quedaba? No, no era justo para nada. No quería que así fuese. Ella tomó la horrible decisión de marginar su propia felicidad para mantener su reputación intachable, y se arrepintió cada segundo, sobre todo ahora, ahora más que nunca. Perdió a Ruby, se sintió miserable al perderla, todos los avances que logró, todos los cambios que hizo en cuanto a su persona se fueron en picada, y volvió a ser la Schnee que la hacía sentir tan infeliz, tan miserable.
Ahora, Yang se ofrecía a perder a Ruby, a alejarse de su única familia solamente para no ser un factor de riesgo que les pudiese arruinar las carreras.
Y ella, habiendo perdido a una hermana, lo entendía, entendía ese dolor.
"Me enteré hace una semana que mi hermana había muerto en una misión en el desierto."
No miró a Yang, su vista fija en el lavamanos, obligándose a mantenerse firme al hablar, a mantenerse firme y no llorar.
No iba a llorar más, se lo prometió a Winter.
Yang, a diferencia de ella, no se contuvo, se le acercó, y sintió la mano de esta en su hombro, sujetándola firme. Escuchó como esta iba a decir algo, pero no supo que decir, cerrando la boca.
No necesitaba oír nada, no necesitaba palabras de apoyo ni condolencias.
No tenía sentido seguir sufriendo por lo ocurrido, seguir derramando lagrimas por el árbol caído, ya había llorado, ya había sufrido, ya había tenido su duelo, y debía ser fuerte, siempre fuerte, y ahora, siempre que pensaba en Winter, se sentía más fuerte.
Su hermana siempre la acompañaría, siempre.
Sabía lo que se sentía que alguien te quitase a tu familia, y no iba a hacer lo mismo, no iba a hacer lo que tanto odiaba.
Se giró, mirando a Yang, esta soltándola ante su movimiento abrupto. Era una mujer grande, imponente, pero con su rostro sorprendido ya no parecía tan intimidante.
"Sé lo que se siente perder a alguien de tu familia, entiendo la situación de ustedes mejor que nadie, así que puedes estar segura de que jamás voy a hacer que ustedes dos se separen, no voy a hacerlas pasar por eso."
Nunca, jamás.
Yang asintió por inercia, pero de inmediato negó, habiendo respondido de manera inconsciente. Esta se puso tensa, su rostro ahora teñido en pánico, dejando esa expresión despreocupada.
"Pero… ¿Y la reputación de ambas? Se que esto puede arruinarles la vida, tú eres la cabeza de una compañía, y Ruby ahora tiene su propio negocio."
Se vio rodando los ojos.
Hace unos años, si, habría estado de acuerdo, ¿Pero ahora?
Le importaba una mierda.
"¿Pero y qué? ¿Qué nos van a hacer? ¿Me van a despedir de mi propia compañía? Quizás Ruby lo tenga más difícil, tenga más problemas, ¿Y qué? La contrataré a ella, problema solucionado. A alguien le molestará, sí, mis acciones puedes incluso bajar, sí, pero creeme que ni ella ni yo nos vamos a morir de hambre, no voy a permitir que eso ocurra. Aunque suceda algo y me termine quedando sin mi compañía, con todo el dinero que tengo ahorrado puedo darle una buena vida a tu hermana, a mi familia, a ti."
Yang abrió la boca, pero no pudo decirle nada.
Y era así.
No tenía miedo, ya no tenía miedo, solo le importaba su propia felicidad, de una vez por todas se iba a asegurar de ser feliz, y si su familia la aceptaba, entonces sería aún más feliz, si mantenía a sus familias unidas sería aún más feliz, y si tenía a sus amigas, pues aún mejor, pero si perdía todo lo demás, ya no le importaba.
Si Ruby y Yang pudieron llegar a convertirse en las personas que eran en la actualidad luego de haberlo perdido todo, entonces ella también podría lograrlo.
Porque necesitaba a Ruby para ser feliz, y lo demás ya era opcional.
"Hemos perdido a muchos familiares para arruinar aún más la situación en la que estamos, creeme que lo único que me importa en este momento es asegurar nuestra felicidad, todo lo demás carece de importancia. Tu eres parte de mi familia, y ahora, en este momento, quiero disfrutar lo que tengo, merecemos eso."
Porque en cualquier momento, la muerte llegaría.
Y ya sentía culpa por lo que pasó con su hermana, por todo lo que no hizo, por todo lo que hizo mal, por todo lo que no dijo, incluso a veces sentía eso acerca de su madre, por no haberla ayudado, así como su padre sentía esa misma culpa, así como su hermano, ya que al final, cuando se pierde todo, solo queda la culpa, y no quería sentir eso de nuevo, no quería que nadie más lo sintiese.
Iba a disfrutar la vida que tenían, manteniéndose unidos, en contacto, confiando los unos con los otros, para que no ocurriese de nuevo. No quería volver a verse ajena a las personas que quería, alejándose, porque antes, eso solía hacer, como un mecanismo de defensa, pero no, había aprendido a la fuerza que ese no era el camino correcto.
No con las personas que quería.
Yang finalmente salió de su estupor, asintiendo. Aun parecía preocupada, pero no tanto como en un principio.
Era difícil oír eso, lo sabía, porque debía recordarle lo que le pasó, lo que perdió.
Pero quería que estuviesen en la misma página, siguiendo el camino correcto.
Cambiando, pero para bien, para mejor.
Yang terminó sonriéndole, la mueca luciendo como la de Ruby, esa mueca que solía poner cuando parecía tener ganas de reírse, pero esta era aún más burlesca, aún más molesta, y se vio apretando los labios, esperando pacientemente que le llegase lo que sea que le iba a llegar, que le iba a molestar probablemente.
Una relación normal con tu cuñada.
Yang abrió la boca, y escuchó la puerta del baño abriéndose, así que ambas se quedaron en silencio, temiendo que alguien ajeno entrase, y pudiese oír su conversación privada. Y si, no tenía miedo de que se supiese la verdad, pero tampoco era la idea el andar divulgándolo por su propia boca y complicarles la vida a todos.
Pero se relajó cuando vio que era Coco quien había abierto la puerta, esta asomándose, mirando hacia adentro, buscándolas, y no veía sus ojos con los lentes, pero si notó su mueca, y también sabía que lo que sea que Coco le iba a decir la iba a hacer enojar.
"Sabía que te gustaba Ruby, pero al parecer tienes una debilidad por las mujeres tatuadas."
Oh por favor.
Se vio soltando un bufido, notando como Yang soltaba una carcajada.
No, no en un millón de años.
Sintió la mano de Yang de nuevo en su hombro, presionando con fuerza, y de nuevo agradecía que estuviese saludable, o ese agarre la rompería en pedazos.
"No digas eso, Weiss es prácticamente mi hermana menor."
A pesar del buen ánimo de Yang, y a pesar de la cierta nostalgia y alegría que la frase le causó, no pudo evitar enfocarse en lo más obvio de eso. Se soltó del agarre de la manera más eficiente que pudo, girándose para enfrentar a la rubia.
"Te recuerdo que soy mayor que tú."
A esta altura, Coco las estaba mirando como si fuesen un espectáculo para su deleite, cruzándose de brazos, sonriendo.
Si, si, muy divertido.
Los ojos lilas de Yang la miraron con sorpresa, para luego cambiar su expresión a una pensativa, y finalmente soltó una risa, volviendo a acercarse, abrazándola por los hombros con uno de sus brazos, y si, estaban húmedos, no por favor.
"Eres más bajita que yo, así que, por ahora, soy la mayor."
Se intentó liberar del agarre, pero ahí ya no pudo, y si, sabía algunas técnicas de defensa propia, pero tampoco quería lastimar a la mujer que era su cuñada, a la que llamó familia hace unos pocos momentos atrás, así que solo bufó y se removió, esperando que Yang la soltase, pero no, sus intentos fallidos no hicieron nada más que animar a Yang a poner más fuerza en su agarre solamente para hacerla enojar.
Iba a sacarla de su lista familiar luego de esto.
Escuchó a Coco reír, lo que la hizo enojar aún más.
"Suéltame, voy a gritar."
Notó como Yang se detuvo al escuchar su amenaza, pero a pesar de eso continuó prácticamente de inmediato, ahora además intentó hacerle cosquillas.
Oh no, eso era imperdonable.
Así que gritó, manteniéndolo constante durante varios segundos, al final, era una cantante, podía hacerlo.
No pasó mucho para escuchar la puerta del baño abriéndose, así como escuchó las pisadas apresuradas, y luego escuchó a Coco soltar un chillido al ser empujada por la estampida que entró al baño, dígase, Ruby. La quitó de en medio rápidamente.
Se calló de inmediato cuando la vio entrar, ignorando por un momento las acciones molestas que Yang estaba haciendo en su contra, atraída por la mujer que entraba, y en igual parte riéndose por dentro al ver a Coco perder la estabilidad por un momento, cosa que nunca había visto que ocurriese, y bien merecido, por reírse y no ayudarla.
Solo Ruby la salvaría, su heroína como siempre.
Ruby se quedó unos momentos ahí, mirando la escena, digiriéndola, hasta que frunció el ceño, apuntando a su hermana.
"¡Con mi chica no!"
Ruby dio un grito de guerra, inflando el pecho, corrió hacia Yang, tirándose encima de esta como una bala, colgándose del cuello de la rubia, rodeándola, haciéndole una llave, y ahí recién los brazos de Yang la soltaron, obligándose a agarrarse de los brazos de Ruby que planeaban estrangularla, aunque dudaba que fuese capaz, Yang no estaba en lo absoluto molesta con el ataque.
Ruby era fuerte, pero no podía contra Yang.
Bueno, quien sabe, quizás si pelease en serio podría ser una opción, pero ambas parecían hasta divertidas, riendo, a pesar de hacerse cierto daño físico.
Si, vaya par de idiotas.
Pero eran su familia, y así las quería.
Capitulo siguiente: Felicidad.
N/A: Ah, qué lindo todo, sé que no paro de hacerlo, pero me encanta remarcar lo diferente que es Weiss en comparación con los primeros capítulos, ciertamente ha habido un gran cambio, por algo el nombre del capítulo. Y cambios para bien, así que me puedo quedar tranquila sabiendo que esta Weiss ha encontrado la felicidad y ha escapado de la vida miserable en la que yo misma la metí, teehee.
Nos leemos pronto.
