Esto ocurre después de los eventos de Decay of Angels, una disculpa si no encaja del todo bien con los eventos canónicos.
Advertencia: A veces los personajes actúan fuera de lo normal.
Aclaraciones: Estos son pensamientos. "Estos son susurros". "Estos son argumentos".
– Capítulo 3 –
Sentimientos Encontrados
"Repíteme porque hacemos esto, Jinko"
Rodó los ojos sin poderlo evitar. Akutagawa podía ser un verdadero dolor en el trasero cuando se lo proponía.
"Porque me dijiste que antes solías entrenar con Dazai-san, entonces haremos lo mismo"
"Sigo sin ver el punto…"
Se quitó la playera para quedar en una camiseta blanca sin mangas perfecta para el clima, la mañana había estado bien pero pronto empezaría a hacer calor.
Akutagawa le miró un segundo antes de apartar su rostro en dirección a los dormitorios de la agencia, cruzándose de brazos al percatarse de dos personas cuya presencia no había notado antes.
"Tenemos espectadores…"
"Ohh eso, no te preocupes -se estiró hasta tocar la punta de sus dedos desnudos, escuchando tronar su columna mientras ignora las risitas de Naomi y Yosano desde el balcón del segundo piso- concéntrate solo en mí y estarás bien"
Le guiño un ojo juguetón y Akutagawa murmuró una obscenidad que solo alcanzó a oír gracias a su audición de tigre.
"Dijimos que nada de insultos -le regaño- eso incluye la obscenidad que dijiste"
"Si mamá~ -le respondió Akutagawa a regañadientes, quitándose el abrigo y doblándolo tranquilamente- también dijiste que nada de usar nuestras habilidades. ¿Qué entrenaremos entonces?"
Tarareó mientras hacía unas cuantas sentadillas.
"Condición y pelea cuerpo a cuerpo. Soy bueno en eso y tú malo, así que me pareció buena idea"
"Ohm~ entonces tú supones que no sé pelear cuerpo a cuerpo"
"No digo que no sepas pelear… -se giró para verle y su frase se quedó a medias. Akutagawa, estirando su pulcra camisa blanca por sobre su cabeza se había llevado de refilón la camiseta de tela delgada que vestía debajo, dejando a la vista su abdomen plano y dejándolo por un momento con la mente en blanco- solo digo que soy…"
"La edad le sienta bien a Akutagawa-kun"
Escucho el susurro que una dijo a la otra y algo en su interior crépito dándole la razón.
"…mejor"
Para cuando Akutagawa logró sacarse su camisa y cubrir su abdomen él ya se encontraba mirando el piso en medio de un desplante, preguntándose si alguna vez había visto al chico sin su abrigo y su camisa manga larga; y más importante aún…
¿Alguna vez ha visto con sus propios ojos la tersa piel de su cuerpo? No. No lo recuerda.
Akutagawa sin decirle nada comenzó a calentar, estirando sus brazos, haciendo tronar sus huesos, preparando sus músculos. Y él no puede evitar detenerse para verlo detenidamente.
Cada movimiento es…
Elegante. Meticuloso. Tan perfecto como el movimiento de una hoja en el viento. Es tan hipnótico de ver, que siente que podría quedarse toda la tarde haciéndolo sin problemas.
"¿Qué tanto me ves, Jinko?"
"¿Eh?"
Akutagawa le mira de brazos cruzados, con sus ojos grises fijos en los suyos. Parecía haber terminado de calentar hace un rato y se sintió estúpido al haber sido atrapado observándolo tan descaradamente.
"Solo me quedé pensando"
"Si, en esos hombros desnudos"
Escuchó el susurro entre las chicas, haciéndolo sonrojar. ¡Él no estaba viendo su piel desnuda!
Pero cuando Akutagawa se giró rodando los ojos para terminar de acomodar su ropa y zapatos, dejando también su reloj sobre la camisa pulcramente doblada, no pudo evitar mirar su espalda marcada bajo la tela gris y si, observar también esos hombros desnudos…
"¡Te lo dije!"
Gruñó ante el susurro, mirando a las dos chismosas y recibiendo grandes sonrisas de regreso. Comenzaba a lamentar el momento en que aceptó tenerlas como espectadoras. ¿Aunque qué más podía hacer? Ellas también vivían ahí.
Se puso en posición de ataque cuando Akutagawa se giró nuevamente hacia él listo para empezar su entrenamiento.
"Bueno ¿Comenzamos? -sonrió confianzudo, seguro de su superioridad en esta actividad- si soy muy rudo contigo solo tienes que decirlo y me detendré"
Akutagawa le sonrió con coquetería, adoptando la misma postura que él.
"Lo mismo va para ti también, tigre"
Se lanzó al ataque, dispuesto a someterlo en un movimiento rápido, pero un susurro lascivo casi le hizo tropezar.
"Oh vamos, consigan una habitación…"
Tosió molesto, ajustando su peso hacia su izquierda en medio de la carrera para tomarlo desprevenido, pero casi como si Akutagawa lo hubiese visto venir tomó su brazo y le hizo una llave, tumbándolo sin esfuerzo alguno en el suelo.
Las risitas no se hicieron esperar.
"Cómo… -Akutagawa de pie a su lado sonrió- supiste…"
"Pareces olvidar que soy uno de los líderes de la Port Mafia -Akutagawa le ofreció una mano ayudándolo a levantarse, completamente rebosante de egolatría ante su pequeña victoria- y que fui entrenado por dos de los mejores líderes que ha tenido la mafia alguna vez"
Se separó lo suficiente, con las mejillas arreboladas y la espalda ligeramente dolorida ante la caída. Hace tanto que no peleaban entre ellos de manera tan seria que había sido fácil subestimarlo.
"Me descuidé"
Error que no volvería a cometer.
"Claro que lo hizo, se dejó guiar por el hecho de que tiene más masa muscular. Yo no lo entrene así -giró su cabeza para ver a Kunikida de brazos cruzados al lado de Yosano, sin siquiera molestarse en susurrar su cotilleo. ¿En qué momento había llegado?- ¡Atsushi! ¡Tómate tu entrenamiento en serio sin importar tu rival!"
Se aguanto el puchero al ver cómo el chico frente a él se aguanta la risa. Comenzaba a arrepentirse mucho de haberle citado en el terreno de los departamentos.
"Una vez más -gruñó a su rival, poniéndose nuevamente en guardia. Akutagawa sonrió imitándolo- ¿Listo…? ¡Ya!"
Ambos corrieron a su encuentro, intercambiando golpes y patadas, recordándole más a sus típicos encuentros, coreografiando sus ya conocidas peleas. Esquivó un puño que iba hacia su mejilla izquierda y estaba por darle un rodillazo en su costado derecho cuando el aroma del pelinegro le golpeó tan fuerte como una bofetada, congelándolo en el acto.
Olía delicioso.
Por un segundo entrecerró los ojos, llenando sus pulmones del dulce aroma. Segundo que le costaría caro. La patada a la cara interna de una de sus rodillas le llevó nuevamente al suelo.
"¿Es idea mía o Atsushi se está dejando ganar?"
Gruño al reconocer la voz de Tanizaki, lo que menos le faltaba, otro metiche que lo distrajera.
"Yo creo que está distraído"
"Quién no lo estaría de entrenar con alguien como él"
"¿Qué estás diciendo Naomi?"
"¿Ustedes creen que ellos sean algo?"
"¿Alguien sabe por qué de repente se llevan tan bien?"
Se sentó de golpe, urgido ante el pánico de que Akutagawa esté oyendo lo que sus amigos chismosean no tan discretamente. Pero se tranquilizó al ver cómo el otro está más ocupado secándose el sudor con una toalla que prestando atención al público improvisado.
"Lo haces muy bien -susurró intentando no llamar la atención de los demás- muchísimo mejor que antes, cuando éramos enemigos"
Akutagawa le miró un momento antes de beber de su botella con agua, sentándose a su lado y rozando descuidadamente su rodilla con la suya, haciendo revolotear mariposas en su estómago ante el calor de su contacto.
"Desde que me ascendieron entreno tres veces a la semana con Gin. No quiero ser un lastre para mis compañeros ni para los hombres a mi cargo -pensar de esa manera es admirable, si se lo preguntan. Su actuar y modo de pensar no tenía nada que ver con el muchacho solitario y rabioso que conoció en aquel frío callejón hace dos años. Ver un cambio sincero en él le hace feliz de verdad- pero tuvimos que detenernos desde que… eso se agravó"
Bajo la vista, comprendiendo. Hanahaki. Tiene sentido que pararan. Incluso ahora Akutagawa luce mucho más cansado de lo usual, aunque no lleven mucho tiempo entrenando.
"Sigamos un poco más y te dejo libre"
Acuerdo que fue aceptado por el otro cuando ambos se pusieron de pie nuevamente para continuar.
Pero…
El resto de los encuentros fueron bastante parecidos. Siempre que ganaba terreno y sujetaba al pelinegro en alguna llave, el aroma intoxicante de él emanaría golpeando sus sentidos de maneras difíciles para su comprensión, ocasionando que fuera derribado una y otra vez.
O así fue al principio.
Para cuando se acostumbró al aroma y aprendió a ser rodeado por él, se dio cuenta de que quería más. Necesita más. Acercarse más. Probar más. De repente su propio cuerpo luchaba por alcanzarlo, aprendiendo a sortear los embates del otro y llegar a la fuente de su atracción.
Un golpe le impactó en la mejilla pero se mantuvo firme, embelesado por la vista del chico que jadea por agotamiento con perlas de sudor bañando su cuello. El aroma le embriagó nuevamente haciendo a su cuerpo actuar por voluntad propia, tirándose encima del otro más como un reflejo animal que como una maniobra de pelea.
Ambos rodaron por el pasto, pero aun así logró ceñirse sobre él, atrapando sus caderas estrechas entre sus rodillas y sujetar fuerte sus muñecas por sobre su cabeza.
"Te atrapé -susurró con algo que solo puede identificar como hambre. ¿Hambre de qué? Mientras el chico forcejea bajo su agarre- Akutagawa…"
Su vista se paseó admirando la presa que tiene justo debajo de él. La camiseta que se ha levantado lo suficiente como para ver nuevamente ese vientre plano. El pecho que sube y baja desbocado, las gotas de sudor que bañan ese cuello y le dan ganas de lamerlas. Las mejillas enrojecidas por el esfuerzo y… esos labios entreabiertos que parece un crimen el no ser besados.
La imagen le gusta. Le gusta lo que ve y lo que ha provocado en él.
Los ojos grises se afilaron en su dirección, ligeramente nublados. Y él olor dulce volvió a golpearlo, haciéndole rugir el estómago. Se inclinó, acercando su rostro tanto que pudo sentir su aliento.
Huele a flores…
Está por besarlo. Lo sabe. Quizás sea un impulso, quizás sea el calor del momento. Quizás sea una curiosidad morbosa descubrir si sus labios saben a rosas.
"Akutagawa…"
El forcejeo se había detenido. Le vio entrecerrar los ojos, levantar su rostro en su dirección. Sonrió antes de cerrar el último tramo y…
"¡Atsushi-kun! ¡Ya has ganado el encuentro, ya puedes soltarlo!"
Ambos abrieron los ojos como platos, recordando repentinamente al grupo de personas que los observaban con detenimiento. Y, por si fuera poco, ese grito pertenecía a su mentor.
¡¿En qué momento llegó?!
"¡Dazai-san! -ambos giraron el rostro buscando al culpable de la interrupción aún entrelazados en esa posición bochornosa. Y entonces, casi como si él también lo supiera, Akutagawa empezó a toser, mirándolo con pánico en su mirada- ¡Akutagawa!"
Le soltó torpemente dejando que el pobre se girará lo suficiente para darle la espalda a los espectadores, temblando en medio de espasmos violentos. Sabe lo que se avecina, sabe el porqué del pánico. Dazai está viendo y Akutagawa está por vaciar las flores de su amor por él frente a sus ojos. Así que le cubrió, tomando lo más cercano a él -el abrigo negro- desdoblándolo de un tirón para cubrir al chico entre sus brazos antes de que vomitara su secreto a media agencia.
Le escucho toser y jadear en medio del pánico. Tanizaki y Kunikida han bajado a ver qué pasa y él solo puede abrazarlo más fuerte contra su pecho para cubrirlo de las miradas curiosas.
"¡Está bien, no se preocupen! Creo que se insoló un poco -se excusó lo más rápido que pudo observando a Dazai de refilón, quien le mira con una sonrisa curiosa, cómo si supiera algo que él no- lo llevaré dentro para que se refresque un poco"
Se levantaron como pudieron. Akutagawa aún con su abrigo cubriéndolo y una mano sobre su boca se dejó guiar por él hacia el edificio, no sin antes estirarse para tomar el reloj de entre sus cosas abandonando el resto, causándole cierta dicha a su corazón.
Cuando lograron entrar y escapar de las miradas curiosas, Akutagawa cayó sobre sus rodillas escupiendo una bola de pétalos sobre la madera del piso de su departamento, manchándolo también con un hilo descolorido de sangre y saliva.
"Lo siento -susurró con voz ronca- lo limpiaré"
Suspiró.
Qué chico tan más orgulloso.
"No te preocupes por eso -dijo hincándose a su lado, sonriéndole amablemente- yo puedo limpiarlo, después de todo es mi culpa por hacer que te sobre esforzaras tanto a pesar de tu condición"
Akutagawa le mira de reojo, respirando con dificultad después de que su garganta fuese desgarrada de esa manera. Pero aun así se presiona para hablar nuevamente.
"¿Por qué… me cubriste? -preguntó con voz estrangulada- no tenías que hacerlo…"
Se llevó la mano a la barbilla pensando en la respuesta a su interrogante. Ciertamente no tenía que pensar mucho.
"Porque ese día te dije que no le diría a nadie lo de tu enfermedad -contestó con simplicidad- no lo prometí, pero es lo mismo. Y dejar que descubran tu secreto luce como una falta a mi palabra"
Akutagawa calla conforme con su respuesta mientras él le acaricia la espalda, dejando que sacara todo el veneno dulce de su interior. Preguntándose en el fondo de su corazón que había pasado allá afuera. ¿Por qué su cuerpo había actuado de esa manera tan rara? ¿Y… qué habría pasado si Dazai no los hubiese interrumpido?
¿Lo habría besado o…?
Akutagawa jadeo con un ligero temblor de su cuerpo, que soltó otra oleada de aroma dulce haciéndole rugir el estómago.
Suspiró por milésima vez desde que viera por primera vez con sus propios ojos los delicados pétalos en manos del pelinegro.
Quizás la pregunta correcta no era si lo habría besado o no, sino si iba a querer separarse de él después de probar esos labios que olían tan bien…
Próximo Capítulo:
Cuidando a Akutagawa
Nada como un buen baño caliente y unos dedos suaves que
masajeen tu cabello para relajarse. ¿No?
Saluditos~
