A altas horas de la noche, por las calles de la transitada ciudad de Tokio, las personas se vieron caminar de un lado a otro, siendo desde estudiantes hasta adultos, y todo se veía muy monótono para cada persona.
En lo más alto de la torre de Tokio, apreciando la ciudad, se pudo ver aún sujeto de ojos negros al igual que su cabello, el cual parecía alzarse entre algunos mechones.
El azabache alzo la mirada en unos cuantos minutos, mostrando una pequeña sonrisa en su rostro, viendo el brillo cálido de la Luna.
Esto es lo que, Yo eh visto durante 19 años, y jamás me eh cansado de ver como este mundo se mantiene en paz. Habría deseado que en mi anterior vida todo esto hubiese sido de esta manera, pero nada de eso pasó.
Ahora me encuentro, aquí, solo, y con todo ese poder por el cual me esforcé en tener, pero ello ya no me es de utilidad en un mundo pacifico como este, donde ningún enemigo es capaz de destruir un planeta.
Si alguien me preguntase, ¿Qué si quiero volver a mis años de combate?, les respondería con un "No lo se". Por estar sumido en los combates, me perdí de mucho con mis seres queridos, sin embargo.
La emoción de pelear contra seres sumamente poderosos aún corre por mi cuerpo, y eso es algo que no puedo evitar. Pero esta fue una nueva oportunidad que se me dio después de haber superado tantas cosas en mi vida como Saiyajin.
Ahora, en este nuevo mundo, sólo soy un simple estudiante de Instituto de 19 años, el cual proviene de una familia humilde y muy trabajadora.
Y lo que fui alguna vez en otra vida, ya no importa, por que aquí todos están a salvo, y ello es algo que me hace muy feliz. Aun que en algunas ocasiones me gana la melancolía, asiendo que mi mente vague por mis recuerdos.
Jamás creí que el vivir tanto tiempo fuese a ser doloroso y tan pesado al ser el único que queda después de una larga aventura como la mía. El chico bajo la mirada en ese instante, mirando todas las luces de la ciudad de su hogar actual.
Las cosas cambiaron desde que llegue a nacer aquí, ya no soy aquel idiota que solo vivía por y para las peleas, aprendí a ser prudente y ah no ser un cabeza hueca como un tonto ingenuo con las personas que podrían ser malas para mi.
Comprendí ah como comportarme, ah como actuar en cualquier situación, pero aun me es difícil comprender otras cosas, como los sentimientos y las emociones, pero me esfuerzo para comprender los gestos de los demás.
Y mi único objetivo desde que nací en este mundo, es el de vivir una vida común y tranquila, sin querer llamar la atención de los demás.
Pero algo que es desconocido para todos incluso para mí nueva familia, es que yo no soy de este mundo, y mi mayor secreto.
Es que soy capaz de usar habilidades no humanas para este Universo, y procuro no usar mi Ki y vivo como un humano normal. Espero que esto siga de esta manera, no quisiera que me vieran como alguien diferente.
"¡Tiempo Actual!".
¿Y que se supone que yo haga Oka-san?, ya tengo un trabajo de medio tiempo, además, no tengo mucho tiempo, decía un azabache de pelos de palmera de 19 años, quien estaba sentado en el comedor, desayunando tranquilamente.
Es un gran amigo de tu padre, y como sabes, Papá presumió de tus conocimientos y de que eres el mejor hijo que alguien podría desear.
Y pues, una cosa llevo a la otra, y al final, Maruo-san termino por pedirle a tu padre que fueses el tutor de sus hijas, explicaba una hermosa azabache.
Pero en ese momento. De la sala, una hermosa azabache de 15 años se pudo ver, llevando puesto el uniforme de estudiante de secundaria. Mi hermanito será un profesor, eso sí que es una sorpresa, decía la azabache al acercarse al comedor.
¡Verdad que si Kimi-chan!, no estaría mal que aprendieras a dar clases, decía la madre de ambos azabaches. Soy un estudiante de Universidad, no podría enseñarle muchas cosas a unas estudiantes de Preparatoria, decía el chico llamado Goku.
¿Y de quienes se tratan Oka-san?, pregunto Kimi con curiosidad al ver a su madre dejarle su desayuno. Se trata de las hijas de un gran amigo de su padre, respondió la madre con una encantadora sonrisa.
Lo siento, pero no pienso aceptar ese trabajo, sería muy tedioso para mi, no tendría mucho tiempo, decía Goku con calma. Eso es verdad, no sólo lidia con su Universidad si no también con su trabajo como repartidor, decía Kimi.
Entonces renuncia a tu trabajo, la paga que te dará Maruo-san será bastante buena, decía la madre de Goku con una sonrisa.
El dinero es lo de menos para mi, tengo ese trabajo solo para ganar experiencia, sin embargo, el ser un tutor no es lo mío. Preferiría que Oto-san rechazara esa propuesta, decía Goku con un suspiro.
¿Por qué no quieres ser un tutor hermanito?, pregunto Kimi al lado de Goku. Es simple, no creo que sea de ayuda para las hijas del amigo de Oto-san, a mi no se me da eso de enseñar a los demás, una vez lo intente.
Y el resultado de ese intento, fue que mi estudiante reprobara sus clases y fuese suspendido por una semana, explicó Goku con nervios. ¿Qué?, ¿y cuándo fue que sucedió eso?, pregunto la madre de ambos.
En el día del ingreso a la Universidad, aun me siento culpable de ello, respondió Goku con una mano en su nuca. Vaya, te debes de sentir muy culpable de ello, ¿no es así hermanito?, decía Kimi con comprensión en su voz.
Esta bien hijo, hablaré con tu padre para que el así hable con Maruo-san, aun que no se como vaya a tomarse esta noticia, decía la madre de ambos.
Esa clase de técnicas no funcionan conmigo, no desde que me obligaste a usar ese traje en el cumpleaños de Kimi, dijo Goku en un suspiro.
Kimi dio una sonrisita por lo oído, viniéndole a su mente algunas imágenes de su hermano en un traje de panda. La madre de ambos chicos llevo su mano a su boca, siendo visto por un Goku molesto al recordar tales cosas.
"¡Varias Horas Después!".
Al paso de unas cuantas horas, un Goku se vio caminando por las calles de la ciudad de Tokio, vistiendo con unos pantalones negros, una playera celeste, por encima una chaqueta negra, y con unas zapatillas deportivas blancas.
Llamando la atención de algunas chicas que pasaban a su lado, viendo los músculos que resaltaban en el pelos de palmera.
Quien parecía estar sumido en sus pensamientos, mirando a cada persona que se cruzaba en su rango de visión, tomando su completa atención.
Esto es relajante, pero también aburrido, solo tengo una vida monótona en la que cada día repito lo mismo, pensaba Goku. El pelos de palmera no pudo más y dejó salir un pesado suspiro, hasta que en un momento.
Goku sintió un pequeño golpe en su pecho, teniendo que parpadear varias veces, mirando a su alrededor al no entender lo que paso. ¡Eso sí que dolió mucho!, dijo la voz de una chica, llamando la atención de Goku.
¿Eh?, ¿qué fue lo que paso?, pregunto Goku, quien bajo la mirada en esos instantes, viendo a una hermosa chica de 17 años. ¿No piensas ayudarme?, pregunto una chica de ojos azules, y de cabello color rosa claro.
Oh si, lo siento por haberte derribado al suelo, dijo Goku con nervios en su voz, teniendo que inclinarse, extendiendo su mano hacia la chica en el suelo. La hermosa peli rosa tomó la mano de Goku, poniéndose de pie.
Me disculpo una vez más, no me fije por donde iba, en verdad lo siento. ¿No te has lastimado verdad?, pregunto Goku con un tanto de preocupación.
No te preocupes, me encuentro bien, solo tengo un pequeño raspón en mi mano, dijo la peli rosa al ver su mano. Goku la miró con detalle hasta en ese momento. La peli rosa vistió una falda azulada con bordados blancos.
Una camiseta blanca de mangas largas, con botas negras altas de tacón, y con un bolso colgando de su hombro. ¿Nos conocemos de alguna parte por casualidad?, pregunto la chica con sus cejas alzadas.
No, no lo creo, esta es la primera vez que nos vemos, aun que. … no no, jamás nos hemos visto, respondió Goku con simpleza. ¿Enserió?, pues tu me resultas un tanto familiar, decía la chica con una mano en su barbilla.
¿Eh?, ¿y de donde nos podríamos conocer?, pregunto Goku con un tanto de curiosidad en su rostro. Es mi turno de disculparme, seguramente te estoy asiendo perder el tiempo, dijo la peli rosa con una mirada apenada.
Goku no dijo nada en ese momento, viendo a la chica hacerse aún lado, y sin más, Goku siguió con su camino, no sin antes despedirse de la peli rosa.
La chica siguió con la mirada al pelos de palmera, quien no miró atrás, dirigiéndose hacia su Universidad, perdido en sus pensamientos.
Creo que si es el. El chico que ganó el último Torneo de Artes Marciales Internacional, siendo el más joven de ganar ese titulo, pensó la chica con sorpresa. Goku solo se alejo de ahí en calma, perdiéndose a la vista de aquella chica.
"¡Tiempo Después!".
¿De que estas hablando Goku?, ¿por qué demonios has rechazado una oportunidad como esa?, pregunto un peli azul con una bolsa de papas en mano. Goku dio un suspiro, viendo su helado en la mesa.
Ambos chicos se encontraron sentados en una mesa de una cafetería, siendo un lugar más que tranquilo para Goku como para el peli azul.
No creo que sea algo importante, lo único que quiero es tener más tiempo, si acepto ese trabajo, no tendría nada de tiempo libre, decía Goku.
Míralo de esta manera, ganarás experiencia para la carrera de tus estudios, decía el peli azul con una sonrisa. No me interesa en lo absoluto Keiyaru, no creo ser capaz de enseñarle algo a los demás, y lo que más importa en mi caso.
Es que yo ya no quiero seguir estudiante de alguna Universidad, me ah comenzado a aburrir, decía Goku en un suspiro. Pero es importante para que tengas un buen futuro, sin problemas a los que enfrentarte, decía Keiyaru.
Escucha, lo único que quiero, es viajar por todo el mundo, conocer la gastronomía, cultura y tradiciones de cada región del mundo, decía Goku. ¿Y por qué tomaste la carrera en la que estas ahora?, pregunto Keiyaru con curiosidad.
Por simple presión, solo quise hacer felices a mis padres por entrar en un oficio que tiene mi vida asegurada, decía Goku. ¿Y por qué no se lo comentas a tus padres?, pregunto Keiyaru con una mirada comprensiva.
No es simple, ellos se sienten muy orgullosos por todo lo que eh conseguido que ahora se me hace difícil decepcionarlos, decía Goku.
Tu felicidad también es importante, y se que ello lo entenderán tus padres, decía Keiyaru con una media sonrisa. Pues no lo sé, ellos tienen grandes expectativas de mi, decía Goku, inclinándose hacia atrás con un suspiro.
No pensé que ser alguien normal seria tan complicado, creo que el pelear es lo único que me hace sentir relajado, pensaba Goku con melancolía. Tengo una idea, y creo que te podría ayudar, dijo Keiyaru con seguridad.
¿Y cuál es esa idea?, pregunto Goku con intriga. Has una apuesta con tu padre. Dile que aceptas ser el tutor de esas chicas, pero con tus condiciones, decía Keiyaru. Explícate de mejor forma por favor, pidió Goku con interés.
A lo que voy, es que hagas un trato con tu padre al aceptar ser un tutor. Si tu logras hacer que esas chicas tengan buenas notas, tu podrás hacer lo que quieras, pero si fallas como tutor, solo tendrás que esforzarte aun más.
Esa es una oportunidad en la que ambos darán a entender su punto, oh más bien, es la oportunidad que tienes para cumplir tu sueño, decía Keiyaru.
Sabes, esa no es una mala idea, aun que me podría meter en problemas por proponerle esa idea a mi padre, decía Goku con una mano en su barbilla.
Bueno, las cosas son más interesantes cuando tienes algún objetivo en mente, decía Keiyaru con una risita. Bien, le llamare a mi padre para hablarle sobre este asunto, dijo Goku al sacar su móvil de su bolsillo.
"¡Horas Más Tarde!".
Después de un tiempo de espera, en este momento, un Goku tranquilo se vio sentado en un sofá fuera de una oficina. En el cual se estaba llevando acabo una reunión entre su padre y entre el amigo de este mismo.
Y sin que Goku lo pudiera evitar, este estaba bastante nervioso. Moviendo su pie de una manera ansiosa al no saber lo que pasaba dentro de aquella oficina.
En un determinado momento, la puerta de la oficina fue abierta, asiendo que Goku se ponga de pie, viendo aún azabache mirarlo desde la entrada.
Vamos, el padre de las chicas quiere conocerte Goku, dijo el que era el padre del pelos de palmera. Goku le dio un asentimiento de cabeza a este, yendo hacia la oficina, viendo a su padre abrir la puerta aún más.
Al estar enfrente de la entrada, Goku vio una oficina bastante grande, pero esto no fue lo que había llamado la atención de Goku. El amigo de su padre se encontró de pie detrás de su escritorio, mirándolo con unos ojos fríos y analíticos.
El padre de Goku cerró la puerta detrás de este, caminando hacia su hijo, quien sin saberlo estaba a 2 metros del escritorio de su amigo. ¿Así que tu eres Son Goku?, pregunto el amigo de su padre con una voz neutra eh impasible.
Así es, y supongo, ¿qué usted es el padre de las chicas a las que debo de enseñarle sobre diferentes materias?, pregunto Goku. Soy Nakano Maruo, puedes llamarme como prefieras, dijo el llamado Maruo con calma en su voz.
¿Hay alguna pregunta que tenga para mi Nakano-sama?, pregunto Goku. Solo tengo una cosa que preguntarte, y se trata de tus niveles de estudios.
¿Quiero saber si podrás lidiar con mis hijas y con tus propios estudios?, pregunto Maruo con seriedad. Soy el primero de mi clase, no creo que haya muchos problemas al respecto de ello, dijo Goku con seguridad.
No tienes por qué dudar de mi hijo, el es un genio y no entiendo por qué me ah hecho una apuesta, decía el padre de Goku. Es por que quiero conocer el mundo antes de atarme a algo, decía Goku con simpleza en su voz.
Bien bien, ¿cuáles ramas de estudio se te dan mejor?, pregunto Maruo. Todas se me dan bien, no hay ninguna materia que no pueda aprender oh entender, incluso domino 4 idiomas, decía Goku al encogerse de hombros.
Sorprendente, y también eres un genio en la defensa personal, ¿no es así?, pregunto Maruo con más interés por el Son. Mi hijo es el campeón mundial de Artes Marciales siendo el más joven de ganar ese título en la historia, decía el padre del Son.
Tus hazañas si que hablan por si solas, Bardock no ah exagerado con tus conocimientos, decía Maruo, viendo a Goku reír un poco apenado.
Creo que eso es todo, me gustaría que fueses el tutor de mis 5 hijas, en un momento te daré la dirección de donde se están hospedando, decía Maruo.
¿Eh?, ¿qué-qué ah dicho Nakano-sama?, ¿ci-cinco hijas?, pregunto Goku con sus ojos como platos. Así es, son Quintillizas. Ahora hablemos de tu salario, decía Maruo, quien no notaba la mirada de sorpresa de Goku.
"¡Fin de Capítulo!".
